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José M. Floristán Imizcoz – Evolución del Sistema Nominal del Ático clásico al Griego moderno

EVOLUCIÓN DEL SISTEMA NOMINAL


DEL ÁTICO CLÁSICO AL GRIEGO MODERNO
ISBN – 84-9822-188-9
José M. FLORISTÁN

floris@filol.ucm.es

[Abreviaturas empleadas: n./v./a./g./d. = nominativo, vocativo, etc., del singular; N./V./A./G./D. =


idem del plural; AC = ático clásico; GM = griego moderno; m. = masculino; f. = femenino; ne. =
neutro; sg. = singular; pl. = plural]

§ 1. El sistema nominal del AC está basado en criterios formales, concretamente en


las terminaciones y desinencias: declinación alfatemática o de los sustantivos en -a,
temática o de los sustantivos en sufijo alternante -e/o y atemática o declinación de los
sustantivos en consonante (oclusivas, silbante), sonante (líquidas y nasales), diptongo y
semivocal. La clasificación no tiene en cuenta la categoría de género, que tan sólo es
considerada parcialmente en algunos casos, como el de los m. de la 1ª (morfemas -"/-ou
para el n. y g.), o la oposición parcial de los neutros frente a los m. y f., que es resto de
la antigua oposición inanimados / animados:

a) Grado Ø frente a tema alargado: o[noma / limhvn, hJgemwvn; gevno", kreva" /


aijdwv", ajlhqhv".
b) Grado Ø frente a morfema -": mevli / ejlpiv".
c) Sufijo -a de plural en los neutros.
d) Igualdad formal en los neutros entre n./v./a. y N./V./A.
e) Desinencias comunes de los sustantivos animados en la declinación
atemática: N./V. -e", A. -a"/-"

Con todo, también el m. presenta parcialmente características formales comunes con el


ne. frente al f.:

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a) g./d. en -ou/-w/ y G./D. en -oi", frente a los f. en -a"/-a/, -h"/-h/ y -ai", en los
adjetivos de tres terminaciones del tipo divkaio" / -aiva / -aion y ajgaqov" / -hv /
-ovn, pero no en los sustantivos (f. del tipo nh'so", m. del tipo neaniva",
polivth").
b) Coincidencia formal del m. y ne. frente al f. en los casos oblicuos de otros
adjetivos o participios de tres terminaciones, como lelukwv", mevla", carivei",
qeiv", gnouv", hJduv", etc.

Es decir, mientras que en los sustantivos es mayor la coincidencia entre los géneros m. y
f. frente al ne., en los adjetivos de tres terminaciones el m. y ne. tienden a coincidir en la
formación casual frente al f., e igualmente en el artículo, pronombres demostrativos y
relativos. Esto se explica porque en el sustantivo el género es semántico, mientras que
en los adjetivos es relacional o de concordancia, y en esta función el f. es el término
caracterizado positivamente.

§ 2. Así, pues, si bien la declinación nominal del AC no se ordena básicamente


según la categoría de género, se observa ya en ella una tendencia creciente a vincular
forma y género. Dentro del proceso de adscripción de éste tuvo una gran importancia el
sufijo -añ, cuyo origen Brugmann situó en la palabra gunhv. A éste se le habrían sumado
otros sustantivos de género claramente f., como ai\a, gai'a, mai'a, tiqhvnh o a[roura. De
este modo, el sufijo -añ/-a (e -iañ/-ia) se habría convertido, por un proceso de inficción,
en marca formal del género f. y habría pasado a marcar tanto sustantivos (género
semántico) como adjetivos o participios (género relacional o sintáctico), si bien fue en
estos últimos en los que alcanzó su mayor extensión. Hasta qué punto fue fuerte la
caracterización de -añ/-a como f. lo demuestra el metaplasmo parcial, en el n. y g., de
los m. con este sufijo. Ya los antiguos fueron conscientes de esta caracterización formal
del género. En las Nubes, por ejemplo, Sócrates propone a Estrepsíades las formas
ajlevktwr y ajlektruvaina por el sustantivo de género común oJ / hJ ajlektruwvn (661ss), y
th;n kardovphn por th;n kavrdopon (669ss). Igualmente, cuando Sócrates pide a
Estrepsíades que le ponga ejemplos de nombres femeninos y masculinos, éste menciona
f. en -a (Luvssila, Fivlinna, Kleitagovra y Dhmhtriva) y m. en -" (Filovxeno",
Melhsiva", jAmuniva"), pero cuando Sócrates le pregunta por el v. de jAmuniva" y
Estrepsíades contesta que es jAmuniva, aquél concluye: oJra/'"; gunai'ka th;n jAmunivan
kalei'" (681ss).

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Por otro lado, en los antiguos paradigmas hay muchos casos de coincidencia formal
de las desinencias:

a) -añ": g. y A. de los f. en -a, pero también n. y A. de los m. en -a". Tras la


isocronía también se confunde el A. de la declinación atemática.
b) -h": g. f. y n. m. en la 1ª declinación, pero también n. m./f. de adjetivos y
sustantivos en silbante del tipo ajlhqhv".
c) Formas de n. y A. de temas en diptongo y semivocal que se confunden: oJ /
tou;" bou'", hJ / ta;" nau'", oJ / tou;" ijcqu'", oJ / tou;" su'", hJ / ta;" oi\".
d) Coincidencia, desde antiguo, del N./A. de los sustantivos y adjetivos m. y f.
en silbante y en semivocal con alternancia (ajlhqei'", povlei", phvcei", hJdei'").

§ 3. Al contrario que en AC, la categoría de género condiciona radicalmente el


sistema nominal del GM. Han desaparecido las tres declinaciones antiguas y la
gramática tan sólo habla de sustantivos m., f. y ne. La oposición formal básica es la
establecida entre los m. y f., mientras que los ne. quedan en una posición marginal. Es
también de gran importancia la distinción entre sustantivos isosilábicos y anisosilábicos
dentro del paradigma (modelos foiththv" / foithtev", peribolavrh" / peribolavrhde";
neutros en -ma: gravmma / -ato"). Los sustantivos de género animado, a excepción de
los temáticos, son los que históricamente más han alterado su forma. A diferencia de los
ne. (gravmma / -ato"), por ejemplo, no conservan el anisosilabismo del AC dentro del
mismo número (kovrax / -ako", flevy / flebov"). En pl., sin embargo, siguen formaciones
paralelas, como en AC (patevre" / mhtevre", patevrwn / mhtevrwn; foithtev" / kovre",
foithtwvn / korwvn). Los cambios más importantes sufridos por el sistema flexivo desde
el AC al GM pueden resumirse en los siguientes puntos:

a) La coincidencia de los sustantivos de las antiguas declinaciones en -a y


atemática: del a. patevra se saca la forma moderna de n. patevra", como
neaniva"; del a. mhtevra, el n. moderno homófono, como hJmevra; en pl., de
poli'tai se saca polivte", como patevre", y de kardivai, kardiev", como mhtevre".
b) La desaparición total del dativo, excepto como forma fosilizada en algunas
expresiones como enovsw (ejn o{sw/), entavxei (ejn tavxei), toi" metrhtoiv", ep j
autofwvrw, dovxa tw Qewv, elevw Qeouv, devka toi" ekatov, etc.

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c) Dentro del sistema casual el acusativo ocupa el lugar central, sobre todo el de sg.:
determina la vocal de la terminación (e.g. patevra > patevra"), el lugar del tono y
el número de sílabas de la palabra (th;n trivca [qrivx] > h trivca; th;n koinovthta
[koinovth"] > h koinovthta). Es lo que se denomina “canon del acusativo”.
d) El genitivo ha recibido en GM la función sintáctica del antiguo dativo, a pesar de
lo cual su uso es limitado: empleo del acusativo como objeto indirecto en los
dialectos septentrionales; sustitución del genitivo adnominal por giros
preposicionales (nerov apov th bruvsh) o por nominativos explicativos (koutiv
spivrta, mpoukavli krasiv); empleo universal del acusativo con las preposiciones;
algunos sustantivos son prácticamente inexistentes en genitivo, sobre todo del
plural, etc.
e) La nivelación de la vocal final, tanto en los m. como en los f.: peivna / peivna";
duvnamh / duvnamh"; maqhthv" / maqhthv; patevra" / patevra; mhtevra / mhtevra";
stratwvna" / stratwvna. Es decir, desaparecen las antiguas alternancias del tipo
qavlassa / qalavssh", y las de la 3ª declinación del tipo pathvr / patevra /
patrov", poimhvn / poimevno", daivmwn / daivmono", gevrwn / gevronto" (en GM
patevra", daivmona" y gevronta").
f) La igualación acentual o tendencia a conservar el acento sobre la misma sílaba a
lo largo de toda la flexión, una vez que la pérdida de las cantidades vocálicas
dejó sin efecto la ley de limitación de la cantidad de la sílaba final. Esta tendencia
se observa mejor en los adjetivos que en los sustantivos (evxupno", evxupnh /
evxupnou, evxupnh"). Los sustantivos conservan en mayor medida la variación
acentual:

1.- En el g. y A. de los proparoxítonos en -o": davskalo", daskavlou, daskavlou".


2.- En el G. de los m. proparoxítonos en -o" y -a", y de los neutros en -o:
daskavlwn, pinavkwn, proswvpwn.
3.- El G. de los m. en -h" y f. en -h, y de algunos m. en -a" y f. en -a
(mayoritariamente provenientes de la antigua 1ª declinación) tiene acento
sobre la última sílaba (perispómeno en el sistema politónico): politwvn
(polivth"), korwvn (kovrh), tamiwvn (tamiva"), qalasswvn (qavlassa),
gunaikwvn (gunaivka); pero patevrwn (patevra"), elpivdwn (elpivda).
4.- El g. y G. de todos los neutros en -i lleva también acento en la última sílaba
(perispómeno): ceriouv, ceriwvn (cevri); paidiouv, paidiwvn (paidiv).

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5.- Los neutros en -ma conservan la antigua variación acentual.

§ 4. La reestructuración del sistema nominal clásico se hizo a partir del acusativo:

a) En la declinación en -a, tras la debilitación y pérdida de la -n del a., coicidieron


n. y a. frente al g.: na. -a, -h / g. -a", -h".
b) En la declinación temática, tras ese mismo proceso se habría esperado la
extensión de -o al g. para crear también un sistema bicasual: n. -o" / a.g. -o. Este
proceso se cumplió en los masculinos de la 1ª declinación, que tenían el
precedente del g. dórico -a, pero no en los temáticos, a pesar de que también
tenían el precedente del dórico -w. Quizás la influencia del artículo o factores de
frecuencia porcentual del paradigma temático frenaron el cambio esperado.
c) En la declinación atemática, a partir del a. -a se crearon los n. m. en -a"
(patevra") y los f. en -a (mhtevra), según el modelo de la flexión en -a.

En el pl., la nivelación del A. de la 1ª y 3ª por la pérdida de las oposiciones


cuantitativas (-añ" frente a -a"), la monoptongación del N. -ai de la 1ª en [e] y la
extensión del morfema de N. al A. en la 3ª (con los precedentes, ya clásicos, de ajlhqei'",
povlei", phvcei", meivzou"), sentaron las bases de la unificación del morfema de N.A. de
ambas declinaciones bajo la forma <-e"> (kovre", mhtevre", polivte", patevre") frente al
plural de la declinación temática, que permaneció inalterado. El morfema temático de
N. <-oi>, marca de género m., buscó su extensión en formas de tipo mavrturoi, pero sin
éxito (cf. infra). En los adjetivos, sin embargo, sí se ha completado totalmente la
tendencia a identificar el paradigma (y, con él, el género) a través de la terminación. De
ahí que en ellos no se haya introducido la terminación <-e"> para el N. m., sino que en
su gran mayoría se forma con la terminación <-oi>, que se aplica a diversos tipos de
singulares (kalov" / -hv / -ovn, wJrai'o" / -aiva / -ai'o, glukov" / -iav / -ov, baquv" / -iav / -uv,
stacthv" / -iav / -iv). De este modo se originaron dos posibles sintagmas: oi / -oi / -e" (oi
agaqoiv kaqhghtev") y oi / -oi / -oi (oi agaqoiv avnqrwpoi), por la incapacidad histórica
del morfema <-oi> de introducirse como marca de género m. en el N.A. de las antiguas
declinaciones 1ª y 3ª.
La remodelación del sistema flexivo a partir del a. se produjo, probablemente, por
ser éste el caso menos complejo morfológicamente, con una terminación fácilmente
identificable: -an, -hn / -on / -a (-n). También el g. presentaba desinencias muy claras

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(-a", -h" / -ou /-o", -ou", -w"), pero su valor semántico / sintáctico es muy diferente al
del acusativo, el término opuesto al nominativo en las funciones sintácticas básicas
sujeto / objeto. Frente a estos dos casos, el nominativo ofrecía una complejidad mayor
de formaciones, en especial en la declinación atemática.

§ 5. Desde un punto de vista sincrónico hay varias posibilidades de clasificación de


los paradigmas en GM: por la terminación, por el número de sílabas (isosilábicos y
anisosilábicos), por la sílaba acentuada, por la vocal última de la raíz, etc. Ahora bien,
las divisiones excesivamente complejas obscurecen el panorama general, además de que
muchos de los grupos así diferenciados son de escasa relevancia y sólo comprenden
formas cultas integradas en la lengua popular (tipos fw'", kreva", gegonov", kaqestwv",
proi>ovn, posovn, ejndiafevron, etc.). El rasgo básico de la clasificación paradigmática en
GM es la oposición que se establece en el singular entre el m. y el f., cuya
caracterización formal es radicalmente opuesta:

a) En el m., n. -" [+] frente a a.g. -Ø [–]


b) En el f., n.a. -Ø [–] frente a g. -" [+]

De acuerdo con ello, el a. sería siempre el término no-marcado formalmente,


mientras que en entre el n. y g. se establecería una oposición equipolente parcial: ambos
serían términos marcados, pero en géneros diferentes:

Nominativo Genitivo
Masc. [+] / Fem. [–] Masc. [–] / Fem. [+]

Dentro de cada caso existiría una oposición privativa entre el término marcado (el
m. para el n., el f. para el g.) y el no-marcado (viceversa). En realidad, este último
término no-marcado sería el mismo que el a., por lo que en cada género sólo existiría un
término marcado para un caso, y otro no-marcado para los restantes. Todo ello desde un
punto de vista exclusivamente formal, ya que desde el semántico-sintáctico, e incluso
desde el formal sintagmático (concordancia con otros elementos, en especial el artículo)
no hay posibilidad de confusión de los casos. Así, el GM opone m. en -a", -h", -e" y -
ou" a f. en -a, -h, -ou y -w (patevra", fuvlaka" / mhtevra, qavlassa; nikhthv", nauvth" /
nivkh, yuchv; kafev"; pappouv" / alepouv; hcwv, Argurwv).

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Por otra parte, el GM ha conservado casi intacta la antigua declinación temática en


-o", integrada por sustantivos mayoritariamente masculinos, pero también por algunos
femeninos de uso común (odov", lewfovro", novso"). Junto a ellos están los neutros en -o,
provenientes de la antigua terminación -on por pérdida de la nasal final. En esta
declinación no se han impuesto, ni la tendencia a la oposición de sólo dos formas
(davskalo", davskalo, daskavlou), ni la tendencia a que la forma caracterizada sea igual
a la no-caracterizada más morfema (davskalo" puede considerarse equivalente a
davskalo + ", pero no así daskavlou).

§ 6. A diferencia del sg., en pl. la oposición de género se neutraliza: los m. y f.


coinciden en formaciones en -e", -ade", -oude" (patevre" / qavlasse", rhgavde" /
giagiavde", pappouvde" / alepouvde"), frente al género neutro, caracterizado siempre por
el morfema -a, tanto en los iso- como en los anisosilábicos (provswpa, paidiav,
gravmmata, krevata). Así, en la evolución histórica el griego sólo ha llegado a marcar
formalmente la oposición entre los dos géneros animados en el sg., mientras que en el
pl. se ha conservado la antigua indiferenciación, sólo que las distintas formas (-ai y -e",
que podían ser tanto m. como f.) han confluido. En cambio, la oposición primitiva entre
el género animado y el inanimado se ha conservado bien, tanto en sg. como en pl. En
este último número ambos géneros estarían caracterizados positivamente en N.A. (-e"
[+] / -a [+]), mientras que la oposición se neutralizaría en el G. (-wn). Así, el cuadro de
caracterizaciones formales del sistema flexivo del GM, prescindiendo de la declinación
temática, quedaría de la siguiente manera:

Masculino / Femenino // Neutro

n. + – – (+)
g. – + +
a. – – – (+)

N. + +
G. + +
A. + +

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§ 7. Una vez trazado, en los parágrafos que preceden, el esquema global del sistema
nominal en AC y GM, conviene decir algo sobre la evolución entre uno y otro, las
causas de la alteración del sistema y los diversos estadios que fue atravesando. La
communis opinio que reina en esta campo ya quedó establecida, desde el punto de vista
global, en obras clásicas como las de Hatzidakis, Dieterich o Jannaris. Otras gramáticas
parciales, como las de Blass, Mayser, Meisterhans, Schweizer, Nachmanson,
Bondesson, Psaltes, etc., aportaron datos de interés que completaban el panorama
general. Los progresos de la dialectología, asimismo, han ofrecido elementos nuevos de
comparación que explican o aclaran la evolución posterior del griego unificado.
Finalmente, la gramática de Gignac ha completado nuestro conocimiento de la lengua
griega de Egipto durante los primeros seis siglos de nuestra era.
Junto a los datos nuevos aportados por estas gramáticas, se han elaborado hipótesis
nuevas sobre el paso del sistema flexivo antiguo al moderno, entre las que cabe destacar
las de Kurmulis, Seiler y Ruge, todas ellas desde una perspectiva estructural 1. Kurmulis
propuso una clasificación de la flexión moderna basada, no en el género, como venía
siendo habitual desde Thumb, sino en el caso. Distinguió dos grandes grupos, los
paradigmas bicasuales y los tricasuales, dentro de cada uno de los cuales puede
admitirse una división por géneros como subsistema. Su propuesta nació de la
observación de la existencia de varias clases léxicas, como los f. en -o", los adjetivos en
-hv" / -ev", los sustantivos en -eva" (-euv") en uso f. y los f. en -i" / -ew", que no se ajustan
a la división tradicional por géneros con caracterización formal propia, y que no son
sino producto de la influencia constante que la lengua culta ha ejercido sobre la
coloquial a lo largo de toda la historia del griego.

§ 8. Partiendo de la descripción de los estados de lengua del AC y GM, Seiler


analizó el paso de uno a otro de acuerdo con una “dinámica” (Dynamik) sistemática
cuyos rasgos principales son:

a) Las desinencias nominales se convierten, de marcas funcionales de caso y


número, en marcas de caso y género fundamentalmente.

1
G. KOURMOULH, «Morfologikai; ejxelivxei" th'" eJllhnikh'" glwvssh"», EEFSPA 15 (1964), 9-22;
«Neue Theorie über das System der neugriechischen Nominaldeklination», Plavtwn 20 (1968), 275-288;
H. SEILER, «Zur Systematik und Entwicklungsgeschichte der griechischen Nominaldeklination», Glotta
37 (1958), 41-67; H. RUGE, Zur Entstehung der neugriechischen Substantivdeklination, Stockholm 1969.

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b) Los morfemas casuales no están compuestos por V+C, sino tan sólo por
consonante o su ausencia (Ø). La oposición fundamental es -"/-Ø que, según
el género del sustantivo, indica n./a.g. (m.) o g./n.a. (f.). La desinencia
temática -ou sería una variante de -Ø frente al n. en -" (-o"). Así, en la
evolución histórica que culmina en el GM todas las raíces habrían pasado a
terminar en vocal (hJmevra-Ø/-"; polivth-"/-Ø; patevra-"/-Ø, mhtevra-Ø/-").
c) Con la nueva consideración de las raíces como terminadas en vocal, los
antiguos a. como patevra, Diogevnh, Perikleva, son considerados formas-raíz
a las que se añade una -n como morfema casual.
d) Tras la introducción generalizada de la -n en el a. de los temas consonánticos
se pudo crear la distinción morfológica de género mediante la adición de -"
en el n. de los m. (patevra-") y-Ø en el de los f. (mhtevra- Ø).
e) En el pl., por el contrario, los morfemas casuales han conservado la
estructura V+C, por lo que la raíz nominal no es la misma que en el sg. En el
pl. la expresión de género no desempeña un papel importante y prueba de
ello es la existencia de morfemas comunes (-e" para el N.A. m. y f.). Los pl.
anisosilábicos en -de" (m. y f.) son la demostración evidente de esa
consideración distinta de la raíz en el sg. y pl.
f) A los diversos motivos aducidos para justificar la pérdida del dativo se puede
añadir, desde el punto de vista de la estructura del sistema, su escasa
caracterización formal (tema-raíz en vocal sin consonante que lo identifique).
g) La base de la restauración ha sido la oposición n./g., casos que formal y
funcionalmente siempre se han opuesto más que ningún otro.
h) Por último, en el sistema del GM hay que tener siempre en cuenta las formas
del artículo, que no siempre corren parejas con las del sustantivo, a
diferencia de lo que ocurría, salvo escasas excepciones, en el AC: ton / tou
patevra, h / thn mhtevra

La reconstrucción estructural de Seiler es básicamente impecable. Sin embargo, no


todo en una lengua encaja en un sistema cerrado. La consideración del morfema de g.-
ou como variante de -Ø es bastante improbable si tenemos en cuenta su importación a la
declinación en -a, junto con el n. -", como morfema caracterizado de género (neaniva-" /
neaniv-ou). También parece dudoso que la reestructuración partiera fundamentalmente
del singular, dada la existencia de plurales temáticos en antiguos sustantivos atemáticos

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(geivtona" / geitovnoi), o la misma reestructuración en -e" del plural de la 1ª a partir de


la 3ª, fenómenos que ponen en evidencia la escasa importancia que tuvieron los
respectivos singulares. La evolución, creo, fue más compleja que el esquema propuesto
por Seiler y sobre ella actuaron múltiples analogías en direcciones distintas, a veces
incluso contrapuestas.

§ 9. Pocos años después Ruge introdujo las siguientes precisiones a la teoría de


Seiler:

a) La s-Dynamik (i.e. la oposición de los morfemas -"/-Ø con valor distinto


según el género) permanece como principio básico de la reestructuración del
sg.
b) No se puede afirmar que los sustantivos en -o" sean exclusivamente m. De
acuerdo con la s-Dynamik los antiguos f. en -o" bien cambiaron de género (oJ
yh'fo", oJ plavtano", to; drovso"), bien de forma (hJ parqevna, hJ a[mmo, hJ
drosiav, to; nhsiv), bien fueron sustituidos por otros términos (drovmo" por
oJdov", ajrrwvstia por novso")2. Sin embargo, bien porque el proceso no se
completó, bien por efecto de una Rückverwandlung morfológica, es evidente
que el GM conserva femeninos comunes o propios en –o", como odov",
lewfovro", Aivgupto", Rovdo", etc.
c) Para los m. temáticos, cuyos g. en -ou y N.A. en -oi y -ou" tampoco se
ajustan a la s-Dynamik (habríase esperado *-o y *-e" respectivamente)
postula la u-Dynamik (del g. -ou), que habría servido para conservar
básicamente sin alteraciones la antigua flexión temática.
d) Para el morfema de pl. -e" de m. y f. postuló la actuación de una tercera
dinámica, la Synkretismus-Dynamik, que justificaría la coincidencia formal
del N. y A. en un proceso analógico que ya en su día clarificó Dieterich3. El
predominio de -e" sobre -ai se habría debido a la mayor frecuencia
estadística.

2
HATZIDAKIS 23-28; JANNARIS 111-112; DIETERICH 174; THUMB 43 y 54; BLASS-DEBRUNNER-FUNK
25 y 28; COSTAS 100; MAYSER I, 2, 16-19; GIGNAC 38-43.
3
DIETERICH 155-158. Ya anteriormente HATZIDAKIS 22, 139ss y 378ss, con la diferencia de que
consideraba la forma -e" anterior en el N. que en el A. de los sustantivos de la antigua 1ª declinación, es
decir, antes aiJ hJmevre" que ta;" hJmevre". GIGNAC II, 19 recoge algún ejemplo de N. -e", no de A.
Igualmente PSALTES 140ss y 145, tanto en sustantivos m. como f.

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e) Por último, denomina Neutra-Dynamik la tendencia de la lengua al


mantenimiento constante de la distinción entre sustantivos neutros y
no-neutros, basada fundamentalmente en la identidad del n.v.a./N.V.A. en
los primeros.

Las cuatro “dinámicas” de Ruge no tienen idéntica naturaleza. Mientras que la


Neutra-Dynamik y la u-Dynamik son fundamentalmente defensivas, las otras dos tienen
carácter prioritariamente innovador: la s-Dynamik, que fue la fuerza principal que actuó
en la conversión del sistema flexivo clásico en el moderno, y la Synkretismus-Dynamik,
que podría englobarse en una dinámica más amplia de oposición, en todos los géneros y
números, de sólo dos formas (tendencia a la bicasualidad). Si en algún momento la
u-Dynamik tuvo una actuación positiva en algunos plurales y singulares (cf. infra), hoy
día tiene valor exclusivamente defensivo. Sin embargo, estas fuerzas nunca han operado
en abstracto, sino sobre otros factores lingüísticos, como los fonéticos, analógicos,
sintácticos, etc., que ya habían sido puestos de relieve con anterioridad por otros
estudiosos.

§ 10.- Con un sistema de trabajo basado en dicotomías Ruge establece las


siguientes estructuras flexivas en GM:

A. 1ª dicotomía: neutros / no-neutros. Los primeros se caracterizan por la


igualdad de los morfemas de n.v.a./N.V.A., frente a las diversas
posibilidades de los segundos. Así, en GM los neutros sólo tienen cuatro
morfemas casuales (n.v.a./g./N.V.A./G.) frente a los siete posibles en los
no-neutros (n./v./a./g./N.V./A./G.)
B. 2ª dicotomía, establecida dentro de los no-neutros: por un lado aquellos que
no distinguen formalmente m. y f. (lovgo", odov"), por otro los que sí los
distinguen a través del n. y g. (patevra", mhtevra). En el pl. ambos tipos se
distinguen con claridad: los primeros tienen N. /-i/ y A. /-us/ (lovgoi, lovgou"),
mientras que en los segundos tenemos el mismo morfema /-es/ o /-is/ para
N.A. (patevre", mhtevre", dunavmei").
C. 3ª dicotomía, establecida entre los masculinos y femeninos que sí se
diferencian en el singular en la anterior.

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SUSTANTIVOS

NEUTROS NO-NEUTROS
(Estructura I) (Estructuras II-III)

ESTRUCTURA II ESTRUCTURA III


(N. /-i/, A. /-us/) (N.A. /-es/ ó /-is/)

Dentro de cada una se pueden hacer nuevas subdivisiones basadas en diversos


criterios:

a) Estructura I: neutros con g. /-u/ y N.V.A. /-a/ (e.g. bounov, paidiv); neutros con
g. /-os/ y N.V.A. /-a/ (e.g. fw", kreva", ovnoma, endiafevron); neutros con g.
/-us/ y N.V.A. /-i/ (e.g. mevro").
b) Estructura II: prescindiendo del v., esta estructura tiene al menos tres formas
diferenciadas, tanto en sg. como en pl. Según la posición del acento, estos
sustantivos pueden ser oxítonos, paroxítonos y proparoxítonos, estos últimos
con desplazamiento acentual o no (ouranov", drovmo", antivlalo" / avggelo").
El vocativo, por su parte, tiene dos variantes morfológicas, /-e/ y /-o/
(avnqrwpe, Giwvrgo).
c) Estructura III: incluye sustantivos con morfema de N.A. /-es/ y otros con
/-is/. Dentro de los primeros los hay isosilábicos (patevra", kardiav, nikhthv",
yuchv) y anisosilábicos (ywmav", okav, noikokuvrh", pappouv", alepouv, kafev",
nenev, etc.), con distintos géneros y terminaciones. Por lo que respecta a los
sustantivos con morfema de N.A. /-is/, los hay de varios tipos según las
formas de los casos del pl. y su relación con las del sg. (tipos suggenhv",
prevsbh", skevyh y grammateva").

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Muchos de los modelos mencionados, ajenos (cuando no abiertamente contrarios) a


las líneas básicas de la evolución histórica y del sistema resultante (fundamentalmente a
la s-Dynamik y a la Synkretismus-Dynamik), son producto de una restauración por
influencia de la kaqareuvousa o lengua culta, modelada sobre la antigua koinhv
helenística. Sin embargo, de ningún modo pueden considerarse marginales o residuales,
sino que juegan un papel importante en la lengua. Así, la restauración de los f. en -o",
de los pl. en <-ei">, de los neutros del tipo gegonov", endiafevron, de los cultismos en
-euv" junto a las formas populares en -eva" (suggrafeuv"), de los n. f. en -i" junto a los
populares en -h (povli"), de los g. m. y f. en -ew" (suggrafevw", povlew"), de los g. f. en
-hto" (anqrwpovthto") y de los v. en -a (kaqhghtav) ofrecen un panorama complejo
difícilmente reducible a un esquema demasiado simplista.
No todas estas formas cultas incumplen las dinámicas evolutivas del GM y, por
tanto, encuentran idéntica resistencia en la lengua popular: así, el n. f. del tipo povli" y
el g. m. del tipo suggrafevw" incumplirían la s-Dynamik, por lo que sus posibilidades
de consolidación serían menores, mientras que los g. f. en -ew" e -hto" no van en contra
de la misma, por lo que, en opinión de Ruge, tendrían mayores posibilidades de
consolidación. Con todo, no puede despreciarse la fuerza de la lengua literaria sobre la
popular, por lo que incluso las formas contrarias a las dinámicas básicas podrían tener
una gran resistencia.

§ 11. La filología histórico-comparada del s. XIX, como no podía ser menos, prestó
especial atención a la relación existente entre el GM y los antiguos dialectos. La
hipótesis eolo-dórica del origen del GM, presente en estudiosos como Cristovpoulo",
Oikonovmo", Korahv", Maurofruvdh", etc., encontró también en el sistema nominal restos
de ese pretendido origen: el pl. -e" no sería sino grafía alternativa del A. -ai" del
antiguo lésbico; la -a de patevra" o elpivda, o la del g. de los m. en -a" (por -ou), eran
consideradas de origen dórico; igualmente el g. th" glwvssa", th" dovxa", adjetivos
como eugenikiav o sustantivos como kamhvla, parqevna, etc., eran tenidas por dorismos;
por el contrario, otras como eleuvqerh, lamprhv, etc., eran vistas como de origen jónico.
Así, todo lo que no encontraba explicación en el esquema ático se hacía remontar a
otros dialectos, sin tener excesiva cuenta de la coherencia y posibilidad global del
conjunto.

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Hatzidakis vino a poner fin a esta acumulación acrítica de dialectalismos. Las


formas arriba citadas serían, en su opinión, producto de la actuación de dos factores
básicos en todo proceso lingüístico, la analogía y la regularización: analogía del pl. -e"
en la 1ª declinación (hJmevre") y del n. m. -a" y f. -a en la 3ª (patevra", mhtevra), en los
adjetivos como eugenikiav ( < -ei'a) o eleuvterh, o en los sustantivos como parqevna;
regularización interna del paradigma en casos como glw'ssa / glwvssa", etc. La
hipótesis de la analogía-regularización, además, explica casos como tou' polivth, para
los que no es posible aducir una forma dialectal. Así, a finales del s. XIX-comienzos del
s. XX la hipótesis eolo-dórica fue abandonada en favor de explicaciones analógicas,
más acordes con las nuevas lingüísticas de la época.

§ 12. La hipótesis de Hatzidakis del origen fundamentalmente ático del GM, que
rápidamente encontró el apoyo de otros investigadores, es básicamente incontrovertible,
si bien tampoco conviene descartar, sin más, toda influencia dialectal. Un ejemplo claro
es el del g. de los m. en -a. Los dialectos griegos, como es sabido, innovaron en este
paradigma, introduciendo morfemas procedentes de la declinación temática (n. -", g. -o
/ ou) que contribuyeron a marcar el género (m. -a", -h" / -ou, f. -a, -h / -a", -h"). Seiler
y Ruge consideraron esta distribución como ejemplo primitivo de la s-Dynamik, para lo
que g. -o / ou debía ser considerado como una variante del morfema Ø. Parece más
lógico pensar, sin embargo, que, cuando -ou se introdujo en los masculinos de la 1ª, era
considerado como morfema marcado, por lo que los femeninos tendrían una oposición
privativa (n. -Ø [–] / g. -" [+]) frente a otra equipolente de los masculinos (n. -" [+] / g.
-ou [+]). Ahora bien, mientras que en los dialectos eólicos y dóricos la contracción -ao >
-a convertía la oposición de los masculinos también en privativa, en jónico (-ho > -ew) y
ático (-ou) el morfema de g. distorsionaba la unidad de todo el sg. A partir de ahí, los
dialectos dóricos ofrecían un punto de partida más apto para la actuación de la
s-Dynamik. Es cierto que esquemas del GM como polivth" / polivth, inexistentes en los
dialectos dóricos, ponen en evidencia que la reestructuración es fundamentalmente de
sistema. Ahora bien, todos los textos de época helenística e imperial coinciden en dos
hechos: que los g. en -a son bastante anteriores a los en -h y que los g. áticos en -ou
apenas penetraron en los dialectos dóricos, mientras que, viceversa, la forma en -a se
introdujo pronto en jónico-ático. Ésta aparece, con dudas, en una inscripción ática de
comienzos del s. V y, posteriormente, en Mileto desde el s. IV (no sólo en nombres
dóricos), en Magnesia, en Eritras desde finales del s. IV, mas no en Pérgamo, en donde

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tan sólo encontramos -ou4. En el Egipto ptolemaico el g. -a es aún escaso, pero en Asia
Menor a comienzos de nuestra era es ya habitual, e igualmente en los papiros egipcios
de época romana y bizantina5. Al igual que para los g. y d. -h" y -h/ de f. en -ra (cf. §§
17-18), se adujo para estos g. un origen dialectal, concretamente dórico, mientras otros
los tenían por una reconstrucción interna del paradigma con posible influencia dórica6,
otros aducían el modelo de los hipocorísticos en -a'" y otros, finalmente, consideraban
estas formas como producto de una simple regularización del sistema7. Es evidente que
en el caso del g. en -h de los masculinos en -h" fue ésta la que actuó, dada la
inexistencia de formas dialectales paralelas. Ahora bien, si los primeros ejemplos del
mismo no aparecen hasta el s. I d.C., no parece ilógico pensar que la aparición del g. -a
cinco siglos antes se viera favorecida por la presencia de factores externos de apoyo, en
concreto por la existencia del g. dórico8. Quizás la importancia política y militar
adquirida por regiones no-áticas (Laconia, Beocia, Tesalia)9, que favoreció la extensión
de formas en -wvnda" / -ovnda", -leva" o -ivda" con su flexión correspondiente, pudo
coadyuvar a la sustitución temprana de -ou por -a. Los léxicos aticistas dejan entrever la
realidad del g. analógico en -a de los m. en el s. II d. C.10 En definitiva, si el g. en -a era
exigido por la s-Dynamik, su presencia en formas dialectales antiguas sin duda debió de
favorecer su temprana extensión en detrimento de -ou, muy anterior a la de -h.
§ 13. También debieron de ejercer una importante influencia analógica sobre el g.
-a de los m. en -a" los apelativos en -a'", originariamente hipocorísticos (Mhtra'" <
Mhtrovdwro"), más tarde simples apelativos sacados de partes del cuerpo (Gonata'",
Stoma'") o de oficios (pragmata'" < pragmateuthv"), etc. Este modelo no ha llegado a
confundirse en GM por completo con los m. en -a" provenientes de las antiguas
declinaciones 1ª y 3ª, del tipo tamiva" y patevra", ya que éstos tienen un pl. isosilábico
(patevre") frente al anisosilábico de aquél (yaravde"), pero pudo influir en la formación
del g. Para unos, los apelativos en -a'" son de origen jónico, para otros dórico, otros
hablan sin más de formaciones dialectales no-áticas. Están ausentes de las inscripciones

4
MEISTERHANS-SCHWYZER p. 120, n. 1099; en contra de esta interpretación: THREATTE II, 83.
BONDESSON 133ss.; NACHMANSON 119-120; GARBRAH 84ss; SCHWEIZER 138.
5
MAYSER I, 2, 3-4; GIGNAC II, 12ss.
6
THUMB, Hellenismus 44.
7
HATZIDAKIS 76ss.
8
JANNARIS 108; DIETERICH 171ss; BLASS-DEBRUNNER-FUNK 30-31.
9
BUCK 131 y 133.
10
Moer. 241 Meidivou, jAttikw'". Meidiva tov te ajnalogiko;n kai; to; eJllhnikovn; Hdn., Philet. 414
aJmartavnousin oiJ levgonte" tamiva kai; mh; tamivou. movna ga;r ta; uJpe;r b' sullaba;" eij" a" h] eij" ra"
trevpei th;n genikh;n eij" ou. oi|on Meidiva", Meidivou, Diagovra", Diagovrou, kai; tamiva", tamivou.

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áticas de época clásica, pero aparecen ya desde el s. II a.C. Están documentados


asimismo en Pérgamo, Mileto, Magnesia y Eritras11. En estos lugares hay formaciones
de g. en -a'do" y -a', los primeros, al parecer, más antiguos. En el Egipto ptolemaico son
relativamente frecuentes, aunque no tanto como en época posterior, y su flexión es
mayoritariamente en -a'to" (variante de -a'do"), en escasas ocasiones en -a'12. A
comienzos de nuestra era podían aparecer en Anatolia las tres flexiones, en -a', -a'do" y
-a'to" (las dos primeras, más antiguas), si bien lo habitual era el empleo de -a', bien sola,
bien en combinación con alguna de las otras dos, según zonas. Del mismo modo, en los
papiros egipcios de época romana y bizantina la flexión oscila entre la vocálica -a' y la
dental -a'to". Ya Herodiano, en el s. II d.C., se veía obligado a poner orden en la
confusión entre ambos modelos paradigmáticos: dice que los g. en -a de sustantivos
paroxítonos, como Papiva o kocliva, son dóricos, pero que se han hecho habituales en la
lengua común; por el contrario, el g. en -a' de los sustantivos perispómenos en -a'" no es
dórico, sino común13; el g. de los sustantivos en -iva", -eva", -eiva", -uva" y -ovra" es en
-ou, pero si se forma en -a es una terminación dórica, aunque también se ha hecho
común en la lengua14; por otro lado, menciona una doble declinación posible de las
palabras perispómenas en -a'", isosilábica (Mhna'" / Mhna') y anisosilábica (peleka'" /
peleka'nto"), aparte de las formas jónicas en -a'do" (Kura'" / Kura'do"). Así, pues,
parece evidente que los modelos flexivos en -a"/-a y -a'"/-a'(-a'do") se influyeron
mutuamente e, incluso, que se confundían. En las crónicas bizantinas no son frecuentes
los hipocorísticos en -a'", pero sí los apelativos ( jAsbesta'", Galata'"), términos
extranjeros helenizados (ajmhra'", baibovda", pasiva") y apelativos extranjeros (Boga'")15.
La flexión vocálica la encontramos, sobre todo, en préstamos latinos (tou' ajbba', tou'
prwtopapa'), mientras que el pl. habitual es en -a'de". Se configura así el posterior
desarrollo del paradigma, que condujo a un compromiso: la tendencia a la nivelación
vocálica o s-Dynamik se impone en el sg., mientras que en el pl. se introduce la forma
jónica antigua. Este esquema ha sido muy fructífero en GM, no sólo en términos
extranjeros (ajga'", kafev"), sino también en otros típicamente griegos (basiliav",
noikokuvrh", kurav).

11
THREATTE II, 71ss; SCHWEIZER 138ss; BONDESSON 133ss; NACHMANSON 120; GARBRAH 104ss.
12
MAYSER I, 2, 2ss.
13
Hdn. II, 665, 10ss.
14
Hdn. II, 636, 10ss.
15
PSALTES 162ss.

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§ 14. No obstante lo anterior, la influencia dórica (o jónica, quizás, en el caso del g.


-a') hubo de ser limitada, a juzgar por otros casos. Un ejemplo evidente es el del g.
temático en -ou. De acuerdo con la s-Dynamik esperaríamos un g. Ø, es decir, fivlo-Ø.
La consideración de fivlou-Ø como variante no parece demasiado convincente, sobre
todo teniendo en cuenta la realización fonética /u:/ de <ou>, que introdujo una oposición
de timbre vocálico. Por el contrario, la forma dórica de g. -w, como la de los m. en -a,
ofrecía una solución perfecta de acuerdo con la s-Dynamik una vez niveladas las
cantidades vocálicas. De hecho, en el s. XV d.C. está registrado un proceso analógico
semejante con g. como tou' Pevtro, tou' Mavrko, y v. como Nivko, Mavrko (algunos de
éstos se han conservado en GM)16. Sin embargo, el g. dórico no sólo no triunfó, sino que
desde muy temprano sufrió una fuerte competencia por parte de -ou, lo cual es prueba
evidente de la influencia limitada del dialecto dórico o, en general, de los dialectos
no-áticos. Y es que en el proceso de sustitución de las formas dialectales por las de la
koiné en las inscripciones de época helenística y romana se observa la actuación de tres
corrientes diferenciadas:

a) La tendencia a la conservación de las formas dialectales.


b) La tendencia a la extensión de las formas de la koiné jónico-ática no
coincidentes con las del GM.
c) La tendencia a la extensión de las formas (o no) de la koiné jónico-ática
coincidentes con las del GM.

En los casos de conflicto entre a) y c) predomina esta última, en especial desde el s.


II a.C. Buen ejemplo sería la sustitución de las formas dóricas toiv y taiv del artículo por
las áticas oiJ-aiJ. En los pocos casos de coincidencia de las tendencias a) y c), el
predominio del rasgo común frente a b) es abrumador. Así, la forma dórica de g. -a de
los masculinos, que predominó con mucho sobre la forma helenística -ou, no sólo en la
Doris severior, sino también en los dialectos dóricos más permeables a la influencia de
la koiné17. En los casos de conflicto entre a) y b), por el contrario, las formas dialectales
se defendieron muy bien. A veces las variantes helenísticas alcanzaron una cierta
penetración, pero ni mucho menos tan fuerte como en el caso de las formas que se han

16
HATZIDAKIS 82: la mayoría de los ejemplos que cita son de nombres propios, siempre más reacios a
modificaciones.
17
BUBENÍK pp. 83 y 99-100.

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conservado hasta el GM. Buen ejemplo de ello serían las formas dialectales del NO de
g. -eo", no contracto, frente a las helenísticas en -ou"18 o, en el ámbito del verbo, de las
terminaciones -me" y -onti frente a -men y -ousi. Diacrónicamente, las formas que
consiguieron una penetración total (c) son las que se han conservado hasta nuestros
días, mientras que las que encuentran mayor resistencia (b), bien no se han conservado,
bien se han reintroducido desde la lengua culta: las primeras corresponderían a la
dhmotikhv, las segundas, en cambio, a la kaqareuvousa.

§ 15. Que la hipótesis eolo-dórica fuese, en conjunto, insatisfactoria, no significa


que entre los antiguos dialectos y el proceso evolutivo que ha conducido al GM no
existieran puntos de contacto. Entre la explicación de una forma como arcaísmo o
innovación cabe una postura ecléctica que favorezca la incorporación de las formas
dialectales al proceso de innovación diacrónica. La forma de D. -oi" que aparece en los
paradigmas atemáticos de los antiguos dialectos del NO es considerada por la mayoría
de los estudiosos como una innovación de época reciente y, por tanto, de escaso valor
para la clasificación dialectal19. Creo que este D. en -oi" puede ponerse en relación con
el N. -oi de los mismos temas y dialectos: ambos formarían parte de una tendencia
global a la extensión del modelo paradigmático temático, que se limitó, en época
antigua, a los ss. III a.C.-I d.C. en dichos dialectos, pero que no se observa en el Egipto
ptolemaico ni en el romano. Sin embargo, conoció manifestaciones posteriores, en
época protobizantina o bizantina, en formas como geitovnoi, mastovroi, etc., que
aparecen casi exclusivamente en la literatura y en formaciones dialectales, con carácter
esporádico y una distribución más léxica que morfológica20. Parece lógico pensar que
tanto las formas antiguas de N. -oi y D. -oi" como las medievales siguen una misma
línea evolutiva, que no es otra que la tendencia a la extensión de la declinación temática
a los masculinos atemáticos. Y es que la u-Dynamik de Ruge no sólo habría tenido
carácter defensivo, sino también naturaleza innovadora, que se habría manifestado en la
mencionada tendencia. Pero no es el único ejemplo. También encontramo a lo largo de

18
Ibid. 132-133.
19
BECHTEL II, 25, 61, 119, 160 y 848; BUCK 89 y 156; THUMB-KIECKERS I, 245, 254, 269, 292, 301,
306; MORALEJO 140-149; LEJEUNE 126-131; F. SOMMER, «Der Dativus Pluralis der 3. Deklination im
Nord-westgriechischen», IF 25 (1909), 289-311; MENDEZ DOSUNA 473-487; J. L. GARCIA RAMON,
«Proportionale Analogie im Griechischen: Der Dativus Pluralis der 3. Deklination in den aiolischen und
westgriechischen Dialekte», Glotta 68 (1990), 133-156; BUBENÍK 127 y 204.
20
Thumb considera, en su gramática, como un grupo diferenciado a estos sustantivos como geivtona",
mavstora", etc., con pl. temático (geitovnoi, mastovroi). A. Mirambel habla de «formaciones aberrantes de
plural» y Triantaphyllides ni siquiera las menciona.

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la historia del griego el g. -ou por -o" en algunos neutros anisosilábicos del tipo
ojnomavtou, grayimavtou, creavtou21. En el campo de los abstractos verbales en -simo,
por el contrario, la flexión temática perdió parte de su extensión originaria. En un
principio pertenecían a ésta, pero posteriormente sufrieron metaplasmo en favor de la
declinación atemática, quizás a partir de la terminación de N.A. -ma, insuficientemente
caracterizada frente a las formas más frecuentes en -mata. Del pl. se habría extendido la
flexión atemática al sg., excepto al n.a., que siguió conservando la forma antigua
-(s)imo(n)22. Por otro lado, a la declinación temática también le afectaron otras
dinámicas innovadoras, como la s-Dynamik y la Synkretismus-Dynamik. Un ejemplo
son los mencionados g. tou' Mavrko, tou' Pevtro, pero tambien el A. -oi que se encuentra
en algunos dialectos (tou;" kaloiv, ts j ajnqrwvpoi) frente a la forma común -ou"23. La
hipótesis eolo-dórica veía en ellos antiguos A. en -oi", pero parece más lógico
explicarlos por la tendencia a la extensión del morfema de N. al A. que se observa en
otros paradigmas (ajlhqei'", meivzou", povlei", phvcei" ya en AC; basilei'" en época
helenística).

§ 16. La extensión del sistema flexivo temático también afectó a varios modelos
adjetivales, como el tipo -uv" / -ei'a / -uv. El m. <-uv">, fonéticamente [-is], encajaba bien
en la s-Dynamik, pero perdió el apoyo de los sustantivos en <-u">, que eran escasos y
tendieron a ser sustituidos (dru'" > balanidiav, ojfru'" > fruvdi(on), etc.)24, y tampoco
encontraba apoyo en inexistentes adjetivos en -h" de la 1ª declinación, del tipo de los
sustantivos polivth". De este modo quedaba un sistema inestable de sustantivos en -h" y

21
THUMB 60; HATZIDAKIS 382-383 postula la creación de estos g. a partir de los respectivos G.
(ojnomavtwn, grayimavtwn, etc.); MIRAMBEL 63-65; TRIANTAPHYLLIDES 251ss no menciona las formas en
-avtou. MAYSER no recoge ningún caso de g. temático de neutros en -ma, pero si GIGNAC II, 44
(genhmavtou, ca. 200 d.C.); DIETERICH 163; JANNARIS 125-126; COSTAS 101. En otras ocasiones la forma
del g. es -iou', no sólo en estos neutros sino también en otros sustantivos temáticos en -o" y -on.
Tradicionalmente se han considerado analógicos de los g. de neutros en -i. D. GEORGACAS,
«Grammatische und etymologische Miszellen zum Spät- und Neugriechischen», Glotta 31 (1951), 199-
235, propone un supletismo flexivo: los g. galatiou', dendriou', pragmatiou', etc., serían de los antiguos
diminutivos galavtion, dendrivon, pragmavtion, etc., correspondientes a gavla, devndron, pra'gma, etc.
22
JANNARIS 289 considera estas formas en -simo como contaminación de antiguos temas en -si" con
flexión en -ma. HATZIDAKIS, «Zum Wortbildungslehre im Mittel und Neugriechischen», Glotta 33
(1912), 209-221, rechaza esta explicación y postula un origen a partir de los adjetivos verbales de
posibilidad en -(s)imo", sustitutos de las formas antiguas en -to". La flexión atemática de g. -ato", pl.
-ata está ya en las crónicas bizantinas, cf. PSALTES 176. En GM esta flexión ha afectado también a otros
neutros, como avlogo / alovgata, evrgata (poesía y dialectos fundamentalmente). Cf. THUMB 56,
MIRAMBEL 63, TRIANTAPHYLLIDES 249.
23
HATZIDAKIS 29 y 138ss; THUMB 42ss: dialectos del Egeo, dialectos septentrionales y
minorasiáticos.
24
JANNARIS 128-130.

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adjetivos en -uv" que tendió a ser alterado. El paso a la flexión temática no afectó por
igual a todos los adjetivos: mientras que fue total en glukov" / -iav / -ov, en casos como
baruv", baquv" o pacuv" se ha conservado la grafía -uv(") para el n.a. m. y ne., mientras
que para el resto de la flexión se adoptaron las formas temáticas (g. baqiou', N. baqioiv,
A. baqiouv", etc.). A la inversa, también antiguos adjetivos temáticos han adoptado
parcialmente formas en -uv("): ejlafrov", makrov" > ejlafruv", makruv". Por otro lado, el
morfema de f. -iav (<-ei'a, con monoptongación y desplazamiento acentual) se ha
extendido a los adjetivos que originariamente tenían -h (xanqiav), o a los sufijados en
-kov", -cov", -gkov", -nov" (qhlukiav, kakiav, ftwciav). Por último, las formas temáticas
también se han introducido en una flexión exclusivamente neogriega, la de los adjetivos
anisosilábicos en -h" / -a / -iko (zhliavrh"), por no citar otras combinaciones posibles,
formando así un conjunto de cierta complejidad25.
También los antiguos neutros en -o" / -ou" (gevno") recibieron influencias de la
declinación temática26. El n. -o" parecía una forma caracterizada positivamente con
morfema -", frente al morfema -Ø de la mayoría de los neutros (-ma, -i[on], -o[n]),
además de que se prestaba a confusión con los masculinos temáticos. Por otro lado, el
morfema de N.A. -h ([-i]) era propio más bien del número singular que del plural (f. -h,
ne. -i). De ahí que estos paradigmas recibieran, ya desde antiguo, influencias analógicas
de otros. El g. -ou" se confundió con el temático -ou, dando origen a formas como e[tou,
mevrou27. También analógicos de la declinación temática son nominativos en -o,
evidentemente en una fecha en la que la terminación -on había perdido ya su nasal final
(davso, kravto)28. Al contrario, antiguos neutros temáticos han adoptado una flexión en
silbante (a[stro", mevtro") e, incluso, también algunos masculinos con cambio de
género (to; bivo", to; plou'to")29. En el plural el morfema -h ha sufrido la influencia
analógica de las formas más habituales en -a, que llevó a la creación en época tardía de
-ia, quizás por la suma de las dos terminaciones y en estrecho paralelismo con el plural

25
THUMB 65-67; MIRAMBEL 79ss; TRIANTAPHYLLIDES 260-268; JANNARIS 130 y 138ss; COSTAS 101;
DIETERICH 177-178.
26
Esta categoría se conserva bien en GM: THUMB 58ss; MIRAMBEL 61 ss; TRIANTAPHYLLIDES 251.
27
De manera esporádica en época ptolemaica (MAYSER I, 2, 36-37). También está documentado el
fenómeno contrario, -ou" por -ou en la declinación temática. Finalmente, en ocasiones tenemos g. -o"
(tou' pevnqo", tou' tevlo"), que Mayser interpreta como n. por g., si es que no se trata de confusiones
gráficas <o>~<ou>. No hay que descartar, tampoco, la posible influencia del g. -o", común a toda la 3ª
declinación. Semejante es la situación en época romana y protobizantina (GIGNAC II, 66ss): g. -ou y -o"
por -ou", n.a. -ou" por -o", etc. Cf. también PSALTES 155.
28
Ni Mayser ni Gignac ni Psaltes ofrecen ejemplos, por lo que la aparición de este n. -o ha de
considerarse posterior. Cf. THUMB 59.
29
MAYSER I, 2, 45; GIGNAC II, 23 y 98-100; BLASS-DEBRUNNER-FUNK 28-29.

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de los neutros en -i, todo ello, evidentemente, a partir de un predominio completo de la


forma contracta -h sobre la abierta -ea, ya que de lo contrario ésta se habría mantenido
bien en la lengua por analogía con los restantes plurales neutros30. En GM, sin embargo,
se ha producido una restauración prácticamente total del antiguo paradigma (n.a. -o", g.
-ou", N.A. -h, G. -w'n) en época relativamente reciente, probablemente en los dos
últimos siglos31.

§ 17. Otro ejemplo de la complejidad del proceso evolutivo, con intervención de


influencias dialectales (extrínsecas), analógicas (intrínsecas) y de estructura del sistema
lo encontramos en la antigua declinación alfatemática. Como es sabido, en ático clásico
ésta comprendía cuatro modelos flexivos femeninos, dos sin alternancia (-añ/-añ", -h/-
h", tipos hJmevra y kefalhv) y dos con alternancia (-a/-añ" y -a/-h", tipos gevfura y
dovxa), si bien gráficamente tan sólo se distinguían tres por la terminación (los de hJmevra,
kefalhv y dovxa). En los dialectos jónicos, por el contrario, los dos primeros habían
confluido en uno (hJmevrh, kefalhv), e igualmente los otros dos (dovxa / dovxh" y gevfura /
gefuvrh"). La alternancia es antigua e improductiva y sólo se conserva en los
sustantivos del tipo e[reuna, dovxa, glw'ssa, gevfura, etc., considerados en general por
los gramáticos como restos de antiguas flexiones. Por el contrario, la verdadera
categoría productiva habría sido la que extendió el antiguo sufijo -eH2 / -ieH2 a todo el
paradigma (hJmevra, kefalhv, aJrmoniva)32. Diversos factores alteraron el equilibrio del
ático en época tardía:

a) Factores fonéticos: itacismo, isocronía, reducción de los diptongos largos y


monoptongación de los breves, y debilitación de la -n final.

30
Las formas contractas en -h son habituales, casi exclusivas, en Pérgamo (SCHWEIZER 153),
Magnesia (NACHMANSON 135), Mileto (BONDESSON 158), en los papiros ptolemaicos (MAYSER I, 2, 37)
y en los romanos y protobizantinos (GIGNAC II, 66-67).
31
Triantaphyllides sólo recoge un pl. en -ia (sthvqia), mientras que Thumb y Mirambel citan otras
formas, como bavqia, lavqia, a[nqia, etc. Este último recoge también pl. en -hta, creados por analogía con
los neutros en -ma (bavqhta, kevrdhta, etc.). Por lo que respecta a la flexión temática del sg.,
Triantaphyllides tan sólo menciona la forma poética pevlago / -ou.
32
Cf. SCHWYZER-DEBRUNNER I5, 558ss; A. DÍAZ TEJERA, «Sobre la categoría de género gramatical en
griego antiguo y algunos problemas morfológicos», Emerita 39 (1971), 383-425; «El género en griego
clásico. Descripción sincrónica y explicación diacrónica», RSEL 11 (1981), 13-31; I. R. ALFAGEME,
Nueva gramática griega, Madrid 1988, 178ss; CHANTRAINE, Morfología histórica del griego, trad. esp.
Reus 1974, 31.

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b) Factores analógicos, por lo general estrechamente ligados a los anteriores:


una vez perdida la cantidad vocálica, los paradigmas como hJmevra y dovxa
sólo se oponen por el elemento predesinencial.

El llamado “paradigma mixto” (dovxa / dovxh") comenzó a influir en los otros


modelos. Por analogía con éste hay en los papiros ptolemaicos g. en -h" y d. en -h/ de n.
en -ra y, de forma aislada, de n. en -rañ y participios en -ui'a: ajrouvrh", macaivrh/,
porfuvrh", moivrh", eijduivh". A veces, incluso, esta -h se extiende al n.a.: buvrshn por
buvrsan, trapevzhn por travpezan. En el NT ocurre algo semejante: g. -h" y d. -h/ de
sustantivos en -ra y participios en -ui'a, pero no de sustantivos en -ei'a ni de los en -rañ.
En los papiros de época romana y protobizantina, igualmente, el g.d. de los sustantivos
en -ra es con frecuencia en -h"/-h/ y, sólo esporádicamente, también el de los
sustantivos en -eia. Finalmente, en las crónicas bizantinas primeras las formas de g.d.
-h"/-h/ por -a"/-a/ son escasas33. En conjunto, pues, se observa una limitación de la
extensión del paradigma mixto (afecta, sobre todo, a los sustantivos en -ra) y una
disminución gradual de la misma a lo largo de la historia, explicable porque iba en
contra de la tendencia básica de la s-Dynamik, que culminó con la creación de raíces en
vocal sin alternancia a las que se añaden los morfemas -" y -Ø.

§ 18. La aparición de las terminaciones -h"/-h/ en sustantivos en -a pura puede


interpretarse de dos maneras:

a) Como un jonismo: así lo hicieron Schweizer y Thumb34. El razonamiento de


este último es el siguiente: si los paradigmas del tipo mavcaira / macaivrh"
son analógicos del qavlassa / qalavssh", habría que aceptar la vigencia de
las oposiciones cuantitativas en la época (entre a y añ > h). Ahora bien, en
casos como sunorivhn el paralelismo es imposible, ya que la -a es larga, por
lo que no queda más remedio que considerar estas formas como jonismos.
Por otra parte, la nivelación de la vocal del paradigma que se observa en
algunos sustantivos (mou'sa / mouvsa") supone que la oposición cuantitativa
ya había desaparecido para esta época.

33
MAYSER I, 1, 11-12; BLASS-DEBRUNNER-FUNK 25; GIGNAC II, 4ss; PSALTES 143.
34
SCHWEIZER 41; THUMB, Hellenismus, 68ss.

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b) Por la actuación de la analogía: Mayser, Blass-Debrunner, Hatzidakis,


Schmid y Gignac35. Este último recuerda que, de haber sido jónicas, también
encontraríamos con igual frecuencia los g. -h" y d. -h/ en los sustantivos en
-rañ, lo que no ocurre. Ello nos lleva a la conclusión de que la extensión del
modelo mixto se produjo antes de la isocronía, cuando -ra/-rañ aún se
oponían. En la gramática de Gignac se observa con claridad cómo las formas
-h"/-h/ por -a"/-a/ en los sustantivos en -ra y -eia es más frecuente hasta ca.
250 A.D., mientras que tras esta fecha es más frecuente el fenómeno
contrario, las formas de d. -ssa/ por -ssh/.

En definitiva, puede concluirse que el g. -h" y d. -h/ por -a" y -a/ de temas en -a
pura es un fenómeno de analogía que afectó particularmente a los sustantivos en -ra y,
en menor medida, a los términos en -ui'a y -eia, pero sólo esporádicamente y en época
ptolemaica a los terminados en -rañ, y que no logró imponerse en la lengua por ser
contrario a la s-Dynamik. En una segunda etapa, al contrario, se observa una tendencia a
la extensión de la -a del n. a todos los casos del sg. del paradigma del tipo dovxa,
tendencia que se ha impuesto en GM (qavlassa / qavlassa", glwvssa / glwvssa").

§ 19. Por lo que respecta al plural, la situación de la declinación en -a se planteaba


de la siguiente manera:

a) El morfema de G. coincidía con el de otros paradigmas, con la única


peculiaridad de su acentuación perispómena, conservada hasta el GM (cf.
supra).
b) Cuando se pierden las oposiciones vocálicas de cantidad, se igualan los A. de
la 1ª (-añ") y 3ª (-a").
c) El retroceso del dativo dejaba al nominativo como único caso diferenciado
entre ambas declinaciones (-ai/-e"). Ahora bien, la monoptongación de /ai/
en [e] hacía que <-e"> pareciera morfema marcado frente a <-ai> (/e/+/s/).
Desde este punto de vista, la antigua grafía <-ai"> de N.A. (equivalente a la
moderna <-e">) podría explicarse como ampliación de <-ai> con la -" de
pluralidad. Históricamente la terminación <-e"> se habría introducido,

35
MAYSER, loc. cit.; BLASS-DEBRUNNER-FUNK, loc. cit.; HATZIDAKIS 84; SCHMID IV, 577; GIGNAC,
loc. cit.

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primero en el A. de los atemáticos, por analogía con los paradigmas del tipo
ajlhqhv", povli" o ph'cu", luego en el A. y N. de la 1ª. La cronología sería la
siguiente: el A. <-e"> aparece post s. III a.C. en la 3ª, post s. II d.C. en la 1ª,
ca. s. VI en el N. de los m. en -h" y desde el s. X en los f., primero
esporádicamente, ya con regularidad desde los ss. XI-XII. Las fuentes, sin
embargo, presentan altibajos y diferencias notables según regiones y tipos de
textos.

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