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José M. Floristán Imizcoz – Evolución del Sistema Nominal del Ático clásico al Griego moderno
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a) g./d. en -ou/-w/ y G./D. en -oi", frente a los f. en -a"/-a/, -h"/-h/ y -ai", en los
adjetivos de tres terminaciones del tipo divkaio" / -aiva / -aion y ajgaqov" / -hv /
-ovn, pero no en los sustantivos (f. del tipo nh'so", m. del tipo neaniva",
polivth").
b) Coincidencia formal del m. y ne. frente al f. en los casos oblicuos de otros
adjetivos o participios de tres terminaciones, como lelukwv", mevla", carivei",
qeiv", gnouv", hJduv", etc.
Es decir, mientras que en los sustantivos es mayor la coincidencia entre los géneros m. y
f. frente al ne., en los adjetivos de tres terminaciones el m. y ne. tienden a coincidir en la
formación casual frente al f., e igualmente en el artículo, pronombres demostrativos y
relativos. Esto se explica porque en el sustantivo el género es semántico, mientras que
en los adjetivos es relacional o de concordancia, y en esta función el f. es el término
caracterizado positivamente.
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Por otro lado, en los antiguos paradigmas hay muchos casos de coincidencia formal
de las desinencias:
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c) Dentro del sistema casual el acusativo ocupa el lugar central, sobre todo el de sg.:
determina la vocal de la terminación (e.g. patevra > patevra"), el lugar del tono y
el número de sílabas de la palabra (th;n trivca [qrivx] > h trivca; th;n koinovthta
[koinovth"] > h koinovthta). Es lo que se denomina “canon del acusativo”.
d) El genitivo ha recibido en GM la función sintáctica del antiguo dativo, a pesar de
lo cual su uso es limitado: empleo del acusativo como objeto indirecto en los
dialectos septentrionales; sustitución del genitivo adnominal por giros
preposicionales (nerov apov th bruvsh) o por nominativos explicativos (koutiv
spivrta, mpoukavli krasiv); empleo universal del acusativo con las preposiciones;
algunos sustantivos son prácticamente inexistentes en genitivo, sobre todo del
plural, etc.
e) La nivelación de la vocal final, tanto en los m. como en los f.: peivna / peivna";
duvnamh / duvnamh"; maqhthv" / maqhthv; patevra" / patevra; mhtevra / mhtevra";
stratwvna" / stratwvna. Es decir, desaparecen las antiguas alternancias del tipo
qavlassa / qalavssh", y las de la 3ª declinación del tipo pathvr / patevra /
patrov", poimhvn / poimevno", daivmwn / daivmono", gevrwn / gevronto" (en GM
patevra", daivmona" y gevronta").
f) La igualación acentual o tendencia a conservar el acento sobre la misma sílaba a
lo largo de toda la flexión, una vez que la pérdida de las cantidades vocálicas
dejó sin efecto la ley de limitación de la cantidad de la sílaba final. Esta tendencia
se observa mejor en los adjetivos que en los sustantivos (evxupno", evxupnh /
evxupnou, evxupnh"). Los sustantivos conservan en mayor medida la variación
acentual:
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(-a", -h" / -ou /-o", -ou", -w"), pero su valor semántico / sintáctico es muy diferente al
del acusativo, el término opuesto al nominativo en las funciones sintácticas básicas
sujeto / objeto. Frente a estos dos casos, el nominativo ofrecía una complejidad mayor
de formaciones, en especial en la declinación atemática.
Nominativo Genitivo
Masc. [+] / Fem. [–] Masc. [–] / Fem. [+]
Dentro de cada caso existiría una oposición privativa entre el término marcado (el
m. para el n., el f. para el g.) y el no-marcado (viceversa). En realidad, este último
término no-marcado sería el mismo que el a., por lo que en cada género sólo existiría un
término marcado para un caso, y otro no-marcado para los restantes. Todo ello desde un
punto de vista exclusivamente formal, ya que desde el semántico-sintáctico, e incluso
desde el formal sintagmático (concordancia con otros elementos, en especial el artículo)
no hay posibilidad de confusión de los casos. Así, el GM opone m. en -a", -h", -e" y -
ou" a f. en -a, -h, -ou y -w (patevra", fuvlaka" / mhtevra, qavlassa; nikhthv", nauvth" /
nivkh, yuchv; kafev"; pappouv" / alepouv; hcwv, Argurwv).
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n. + – – (+)
g. – + +
a. – – – (+)
N. + +
G. + +
A. + +
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§ 7. Una vez trazado, en los parágrafos que preceden, el esquema global del sistema
nominal en AC y GM, conviene decir algo sobre la evolución entre uno y otro, las
causas de la alteración del sistema y los diversos estadios que fue atravesando. La
communis opinio que reina en esta campo ya quedó establecida, desde el punto de vista
global, en obras clásicas como las de Hatzidakis, Dieterich o Jannaris. Otras gramáticas
parciales, como las de Blass, Mayser, Meisterhans, Schweizer, Nachmanson,
Bondesson, Psaltes, etc., aportaron datos de interés que completaban el panorama
general. Los progresos de la dialectología, asimismo, han ofrecido elementos nuevos de
comparación que explican o aclaran la evolución posterior del griego unificado.
Finalmente, la gramática de Gignac ha completado nuestro conocimiento de la lengua
griega de Egipto durante los primeros seis siglos de nuestra era.
Junto a los datos nuevos aportados por estas gramáticas, se han elaborado hipótesis
nuevas sobre el paso del sistema flexivo antiguo al moderno, entre las que cabe destacar
las de Kurmulis, Seiler y Ruge, todas ellas desde una perspectiva estructural 1. Kurmulis
propuso una clasificación de la flexión moderna basada, no en el género, como venía
siendo habitual desde Thumb, sino en el caso. Distinguió dos grandes grupos, los
paradigmas bicasuales y los tricasuales, dentro de cada uno de los cuales puede
admitirse una división por géneros como subsistema. Su propuesta nació de la
observación de la existencia de varias clases léxicas, como los f. en -o", los adjetivos en
-hv" / -ev", los sustantivos en -eva" (-euv") en uso f. y los f. en -i" / -ew", que no se ajustan
a la división tradicional por géneros con caracterización formal propia, y que no son
sino producto de la influencia constante que la lengua culta ha ejercido sobre la
coloquial a lo largo de toda la historia del griego.
1
G. KOURMOULH, «Morfologikai; ejxelivxei" th'" eJllhnikh'" glwvssh"», EEFSPA 15 (1964), 9-22;
«Neue Theorie über das System der neugriechischen Nominaldeklination», Plavtwn 20 (1968), 275-288;
H. SEILER, «Zur Systematik und Entwicklungsgeschichte der griechischen Nominaldeklination», Glotta
37 (1958), 41-67; H. RUGE, Zur Entstehung der neugriechischen Substantivdeklination, Stockholm 1969.
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b) Los morfemas casuales no están compuestos por V+C, sino tan sólo por
consonante o su ausencia (Ø). La oposición fundamental es -"/-Ø que, según
el género del sustantivo, indica n./a.g. (m.) o g./n.a. (f.). La desinencia
temática -ou sería una variante de -Ø frente al n. en -" (-o"). Así, en la
evolución histórica que culmina en el GM todas las raíces habrían pasado a
terminar en vocal (hJmevra-Ø/-"; polivth-"/-Ø; patevra-"/-Ø, mhtevra-Ø/-").
c) Con la nueva consideración de las raíces como terminadas en vocal, los
antiguos a. como patevra, Diogevnh, Perikleva, son considerados formas-raíz
a las que se añade una -n como morfema casual.
d) Tras la introducción generalizada de la -n en el a. de los temas consonánticos
se pudo crear la distinción morfológica de género mediante la adición de -"
en el n. de los m. (patevra-") y-Ø en el de los f. (mhtevra- Ø).
e) En el pl., por el contrario, los morfemas casuales han conservado la
estructura V+C, por lo que la raíz nominal no es la misma que en el sg. En el
pl. la expresión de género no desempeña un papel importante y prueba de
ello es la existencia de morfemas comunes (-e" para el N.A. m. y f.). Los pl.
anisosilábicos en -de" (m. y f.) son la demostración evidente de esa
consideración distinta de la raíz en el sg. y pl.
f) A los diversos motivos aducidos para justificar la pérdida del dativo se puede
añadir, desde el punto de vista de la estructura del sistema, su escasa
caracterización formal (tema-raíz en vocal sin consonante que lo identifique).
g) La base de la restauración ha sido la oposición n./g., casos que formal y
funcionalmente siempre se han opuesto más que ningún otro.
h) Por último, en el sistema del GM hay que tener siempre en cuenta las formas
del artículo, que no siempre corren parejas con las del sustantivo, a
diferencia de lo que ocurría, salvo escasas excepciones, en el AC: ton / tou
patevra, h / thn mhtevra
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2
HATZIDAKIS 23-28; JANNARIS 111-112; DIETERICH 174; THUMB 43 y 54; BLASS-DEBRUNNER-FUNK
25 y 28; COSTAS 100; MAYSER I, 2, 16-19; GIGNAC 38-43.
3
DIETERICH 155-158. Ya anteriormente HATZIDAKIS 22, 139ss y 378ss, con la diferencia de que
consideraba la forma -e" anterior en el N. que en el A. de los sustantivos de la antigua 1ª declinación, es
decir, antes aiJ hJmevre" que ta;" hJmevre". GIGNAC II, 19 recoge algún ejemplo de N. -e", no de A.
Igualmente PSALTES 140ss y 145, tanto en sustantivos m. como f.
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SUSTANTIVOS
NEUTROS NO-NEUTROS
(Estructura I) (Estructuras II-III)
a) Estructura I: neutros con g. /-u/ y N.V.A. /-a/ (e.g. bounov, paidiv); neutros con
g. /-os/ y N.V.A. /-a/ (e.g. fw", kreva", ovnoma, endiafevron); neutros con g.
/-us/ y N.V.A. /-i/ (e.g. mevro").
b) Estructura II: prescindiendo del v., esta estructura tiene al menos tres formas
diferenciadas, tanto en sg. como en pl. Según la posición del acento, estos
sustantivos pueden ser oxítonos, paroxítonos y proparoxítonos, estos últimos
con desplazamiento acentual o no (ouranov", drovmo", antivlalo" / avggelo").
El vocativo, por su parte, tiene dos variantes morfológicas, /-e/ y /-o/
(avnqrwpe, Giwvrgo).
c) Estructura III: incluye sustantivos con morfema de N.A. /-es/ y otros con
/-is/. Dentro de los primeros los hay isosilábicos (patevra", kardiav, nikhthv",
yuchv) y anisosilábicos (ywmav", okav, noikokuvrh", pappouv", alepouv, kafev",
nenev, etc.), con distintos géneros y terminaciones. Por lo que respecta a los
sustantivos con morfema de N.A. /-is/, los hay de varios tipos según las
formas de los casos del pl. y su relación con las del sg. (tipos suggenhv",
prevsbh", skevyh y grammateva").
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§ 11. La filología histórico-comparada del s. XIX, como no podía ser menos, prestó
especial atención a la relación existente entre el GM y los antiguos dialectos. La
hipótesis eolo-dórica del origen del GM, presente en estudiosos como Cristovpoulo",
Oikonovmo", Korahv", Maurofruvdh", etc., encontró también en el sistema nominal restos
de ese pretendido origen: el pl. -e" no sería sino grafía alternativa del A. -ai" del
antiguo lésbico; la -a de patevra" o elpivda, o la del g. de los m. en -a" (por -ou), eran
consideradas de origen dórico; igualmente el g. th" glwvssa", th" dovxa", adjetivos
como eugenikiav o sustantivos como kamhvla, parqevna, etc., eran tenidas por dorismos;
por el contrario, otras como eleuvqerh, lamprhv, etc., eran vistas como de origen jónico.
Así, todo lo que no encontraba explicación en el esquema ático se hacía remontar a
otros dialectos, sin tener excesiva cuenta de la coherencia y posibilidad global del
conjunto.
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§ 12. La hipótesis de Hatzidakis del origen fundamentalmente ático del GM, que
rápidamente encontró el apoyo de otros investigadores, es básicamente incontrovertible,
si bien tampoco conviene descartar, sin más, toda influencia dialectal. Un ejemplo claro
es el del g. de los m. en -a. Los dialectos griegos, como es sabido, innovaron en este
paradigma, introduciendo morfemas procedentes de la declinación temática (n. -", g. -o
/ ou) que contribuyeron a marcar el género (m. -a", -h" / -ou, f. -a, -h / -a", -h"). Seiler
y Ruge consideraron esta distribución como ejemplo primitivo de la s-Dynamik, para lo
que g. -o / ou debía ser considerado como una variante del morfema Ø. Parece más
lógico pensar, sin embargo, que, cuando -ou se introdujo en los masculinos de la 1ª, era
considerado como morfema marcado, por lo que los femeninos tendrían una oposición
privativa (n. -Ø [–] / g. -" [+]) frente a otra equipolente de los masculinos (n. -" [+] / g.
-ou [+]). Ahora bien, mientras que en los dialectos eólicos y dóricos la contracción -ao >
-a convertía la oposición de los masculinos también en privativa, en jónico (-ho > -ew) y
ático (-ou) el morfema de g. distorsionaba la unidad de todo el sg. A partir de ahí, los
dialectos dóricos ofrecían un punto de partida más apto para la actuación de la
s-Dynamik. Es cierto que esquemas del GM como polivth" / polivth, inexistentes en los
dialectos dóricos, ponen en evidencia que la reestructuración es fundamentalmente de
sistema. Ahora bien, todos los textos de época helenística e imperial coinciden en dos
hechos: que los g. en -a son bastante anteriores a los en -h y que los g. áticos en -ou
apenas penetraron en los dialectos dóricos, mientras que, viceversa, la forma en -a se
introdujo pronto en jónico-ático. Ésta aparece, con dudas, en una inscripción ática de
comienzos del s. V y, posteriormente, en Mileto desde el s. IV (no sólo en nombres
dóricos), en Magnesia, en Eritras desde finales del s. IV, mas no en Pérgamo, en donde
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tan sólo encontramos -ou4. En el Egipto ptolemaico el g. -a es aún escaso, pero en Asia
Menor a comienzos de nuestra era es ya habitual, e igualmente en los papiros egipcios
de época romana y bizantina5. Al igual que para los g. y d. -h" y -h/ de f. en -ra (cf. §§
17-18), se adujo para estos g. un origen dialectal, concretamente dórico, mientras otros
los tenían por una reconstrucción interna del paradigma con posible influencia dórica6,
otros aducían el modelo de los hipocorísticos en -a'" y otros, finalmente, consideraban
estas formas como producto de una simple regularización del sistema7. Es evidente que
en el caso del g. en -h de los masculinos en -h" fue ésta la que actuó, dada la
inexistencia de formas dialectales paralelas. Ahora bien, si los primeros ejemplos del
mismo no aparecen hasta el s. I d.C., no parece ilógico pensar que la aparición del g. -a
cinco siglos antes se viera favorecida por la presencia de factores externos de apoyo, en
concreto por la existencia del g. dórico8. Quizás la importancia política y militar
adquirida por regiones no-áticas (Laconia, Beocia, Tesalia)9, que favoreció la extensión
de formas en -wvnda" / -ovnda", -leva" o -ivda" con su flexión correspondiente, pudo
coadyuvar a la sustitución temprana de -ou por -a. Los léxicos aticistas dejan entrever la
realidad del g. analógico en -a de los m. en el s. II d. C.10 En definitiva, si el g. en -a era
exigido por la s-Dynamik, su presencia en formas dialectales antiguas sin duda debió de
favorecer su temprana extensión en detrimento de -ou, muy anterior a la de -h.
§ 13. También debieron de ejercer una importante influencia analógica sobre el g.
-a de los m. en -a" los apelativos en -a'", originariamente hipocorísticos (Mhtra'" <
Mhtrovdwro"), más tarde simples apelativos sacados de partes del cuerpo (Gonata'",
Stoma'") o de oficios (pragmata'" < pragmateuthv"), etc. Este modelo no ha llegado a
confundirse en GM por completo con los m. en -a" provenientes de las antiguas
declinaciones 1ª y 3ª, del tipo tamiva" y patevra", ya que éstos tienen un pl. isosilábico
(patevre") frente al anisosilábico de aquél (yaravde"), pero pudo influir en la formación
del g. Para unos, los apelativos en -a'" son de origen jónico, para otros dórico, otros
hablan sin más de formaciones dialectales no-áticas. Están ausentes de las inscripciones
4
MEISTERHANS-SCHWYZER p. 120, n. 1099; en contra de esta interpretación: THREATTE II, 83.
BONDESSON 133ss.; NACHMANSON 119-120; GARBRAH 84ss; SCHWEIZER 138.
5
MAYSER I, 2, 3-4; GIGNAC II, 12ss.
6
THUMB, Hellenismus 44.
7
HATZIDAKIS 76ss.
8
JANNARIS 108; DIETERICH 171ss; BLASS-DEBRUNNER-FUNK 30-31.
9
BUCK 131 y 133.
10
Moer. 241 Meidivou, jAttikw'". Meidiva tov te ajnalogiko;n kai; to; eJllhnikovn; Hdn., Philet. 414
aJmartavnousin oiJ levgonte" tamiva kai; mh; tamivou. movna ga;r ta; uJpe;r b' sullaba;" eij" a" h] eij" ra"
trevpei th;n genikh;n eij" ou. oi|on Meidiva", Meidivou, Diagovra", Diagovrou, kai; tamiva", tamivou.
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11
THREATTE II, 71ss; SCHWEIZER 138ss; BONDESSON 133ss; NACHMANSON 120; GARBRAH 104ss.
12
MAYSER I, 2, 2ss.
13
Hdn. II, 665, 10ss.
14
Hdn. II, 636, 10ss.
15
PSALTES 162ss.
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HATZIDAKIS 82: la mayoría de los ejemplos que cita son de nombres propios, siempre más reacios a
modificaciones.
17
BUBENÍK pp. 83 y 99-100.
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conservado hasta el GM. Buen ejemplo de ello serían las formas dialectales del NO de
g. -eo", no contracto, frente a las helenísticas en -ou"18 o, en el ámbito del verbo, de las
terminaciones -me" y -onti frente a -men y -ousi. Diacrónicamente, las formas que
consiguieron una penetración total (c) son las que se han conservado hasta nuestros
días, mientras que las que encuentran mayor resistencia (b), bien no se han conservado,
bien se han reintroducido desde la lengua culta: las primeras corresponderían a la
dhmotikhv, las segundas, en cambio, a la kaqareuvousa.
18
Ibid. 132-133.
19
BECHTEL II, 25, 61, 119, 160 y 848; BUCK 89 y 156; THUMB-KIECKERS I, 245, 254, 269, 292, 301,
306; MORALEJO 140-149; LEJEUNE 126-131; F. SOMMER, «Der Dativus Pluralis der 3. Deklination im
Nord-westgriechischen», IF 25 (1909), 289-311; MENDEZ DOSUNA 473-487; J. L. GARCIA RAMON,
«Proportionale Analogie im Griechischen: Der Dativus Pluralis der 3. Deklination in den aiolischen und
westgriechischen Dialekte», Glotta 68 (1990), 133-156; BUBENÍK 127 y 204.
20
Thumb considera, en su gramática, como un grupo diferenciado a estos sustantivos como geivtona",
mavstora", etc., con pl. temático (geitovnoi, mastovroi). A. Mirambel habla de «formaciones aberrantes de
plural» y Triantaphyllides ni siquiera las menciona.
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la historia del griego el g. -ou por -o" en algunos neutros anisosilábicos del tipo
ojnomavtou, grayimavtou, creavtou21. En el campo de los abstractos verbales en -simo,
por el contrario, la flexión temática perdió parte de su extensión originaria. En un
principio pertenecían a ésta, pero posteriormente sufrieron metaplasmo en favor de la
declinación atemática, quizás a partir de la terminación de N.A. -ma, insuficientemente
caracterizada frente a las formas más frecuentes en -mata. Del pl. se habría extendido la
flexión atemática al sg., excepto al n.a., que siguió conservando la forma antigua
-(s)imo(n)22. Por otro lado, a la declinación temática también le afectaron otras
dinámicas innovadoras, como la s-Dynamik y la Synkretismus-Dynamik. Un ejemplo
son los mencionados g. tou' Mavrko, tou' Pevtro, pero tambien el A. -oi que se encuentra
en algunos dialectos (tou;" kaloiv, ts j ajnqrwvpoi) frente a la forma común -ou"23. La
hipótesis eolo-dórica veía en ellos antiguos A. en -oi", pero parece más lógico
explicarlos por la tendencia a la extensión del morfema de N. al A. que se observa en
otros paradigmas (ajlhqei'", meivzou", povlei", phvcei" ya en AC; basilei'" en época
helenística).
§ 16. La extensión del sistema flexivo temático también afectó a varios modelos
adjetivales, como el tipo -uv" / -ei'a / -uv. El m. <-uv">, fonéticamente [-is], encajaba bien
en la s-Dynamik, pero perdió el apoyo de los sustantivos en <-u">, que eran escasos y
tendieron a ser sustituidos (dru'" > balanidiav, ojfru'" > fruvdi(on), etc.)24, y tampoco
encontraba apoyo en inexistentes adjetivos en -h" de la 1ª declinación, del tipo de los
sustantivos polivth". De este modo quedaba un sistema inestable de sustantivos en -h" y
21
THUMB 60; HATZIDAKIS 382-383 postula la creación de estos g. a partir de los respectivos G.
(ojnomavtwn, grayimavtwn, etc.); MIRAMBEL 63-65; TRIANTAPHYLLIDES 251ss no menciona las formas en
-avtou. MAYSER no recoge ningún caso de g. temático de neutros en -ma, pero si GIGNAC II, 44
(genhmavtou, ca. 200 d.C.); DIETERICH 163; JANNARIS 125-126; COSTAS 101. En otras ocasiones la forma
del g. es -iou', no sólo en estos neutros sino también en otros sustantivos temáticos en -o" y -on.
Tradicionalmente se han considerado analógicos de los g. de neutros en -i. D. GEORGACAS,
«Grammatische und etymologische Miszellen zum Spät- und Neugriechischen», Glotta 31 (1951), 199-
235, propone un supletismo flexivo: los g. galatiou', dendriou', pragmatiou', etc., serían de los antiguos
diminutivos galavtion, dendrivon, pragmavtion, etc., correspondientes a gavla, devndron, pra'gma, etc.
22
JANNARIS 289 considera estas formas en -simo como contaminación de antiguos temas en -si" con
flexión en -ma. HATZIDAKIS, «Zum Wortbildungslehre im Mittel und Neugriechischen», Glotta 33
(1912), 209-221, rechaza esta explicación y postula un origen a partir de los adjetivos verbales de
posibilidad en -(s)imo", sustitutos de las formas antiguas en -to". La flexión atemática de g. -ato", pl.
-ata está ya en las crónicas bizantinas, cf. PSALTES 176. En GM esta flexión ha afectado también a otros
neutros, como avlogo / alovgata, evrgata (poesía y dialectos fundamentalmente). Cf. THUMB 56,
MIRAMBEL 63, TRIANTAPHYLLIDES 249.
23
HATZIDAKIS 29 y 138ss; THUMB 42ss: dialectos del Egeo, dialectos septentrionales y
minorasiáticos.
24
JANNARIS 128-130.
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adjetivos en -uv" que tendió a ser alterado. El paso a la flexión temática no afectó por
igual a todos los adjetivos: mientras que fue total en glukov" / -iav / -ov, en casos como
baruv", baquv" o pacuv" se ha conservado la grafía -uv(") para el n.a. m. y ne., mientras
que para el resto de la flexión se adoptaron las formas temáticas (g. baqiou', N. baqioiv,
A. baqiouv", etc.). A la inversa, también antiguos adjetivos temáticos han adoptado
parcialmente formas en -uv("): ejlafrov", makrov" > ejlafruv", makruv". Por otro lado, el
morfema de f. -iav (<-ei'a, con monoptongación y desplazamiento acentual) se ha
extendido a los adjetivos que originariamente tenían -h (xanqiav), o a los sufijados en
-kov", -cov", -gkov", -nov" (qhlukiav, kakiav, ftwciav). Por último, las formas temáticas
también se han introducido en una flexión exclusivamente neogriega, la de los adjetivos
anisosilábicos en -h" / -a / -iko (zhliavrh"), por no citar otras combinaciones posibles,
formando así un conjunto de cierta complejidad25.
También los antiguos neutros en -o" / -ou" (gevno") recibieron influencias de la
declinación temática26. El n. -o" parecía una forma caracterizada positivamente con
morfema -", frente al morfema -Ø de la mayoría de los neutros (-ma, -i[on], -o[n]),
además de que se prestaba a confusión con los masculinos temáticos. Por otro lado, el
morfema de N.A. -h ([-i]) era propio más bien del número singular que del plural (f. -h,
ne. -i). De ahí que estos paradigmas recibieran, ya desde antiguo, influencias analógicas
de otros. El g. -ou" se confundió con el temático -ou, dando origen a formas como e[tou,
mevrou27. También analógicos de la declinación temática son nominativos en -o,
evidentemente en una fecha en la que la terminación -on había perdido ya su nasal final
(davso, kravto)28. Al contrario, antiguos neutros temáticos han adoptado una flexión en
silbante (a[stro", mevtro") e, incluso, también algunos masculinos con cambio de
género (to; bivo", to; plou'to")29. En el plural el morfema -h ha sufrido la influencia
analógica de las formas más habituales en -a, que llevó a la creación en época tardía de
-ia, quizás por la suma de las dos terminaciones y en estrecho paralelismo con el plural
25
THUMB 65-67; MIRAMBEL 79ss; TRIANTAPHYLLIDES 260-268; JANNARIS 130 y 138ss; COSTAS 101;
DIETERICH 177-178.
26
Esta categoría se conserva bien en GM: THUMB 58ss; MIRAMBEL 61 ss; TRIANTAPHYLLIDES 251.
27
De manera esporádica en época ptolemaica (MAYSER I, 2, 36-37). También está documentado el
fenómeno contrario, -ou" por -ou en la declinación temática. Finalmente, en ocasiones tenemos g. -o"
(tou' pevnqo", tou' tevlo"), que Mayser interpreta como n. por g., si es que no se trata de confusiones
gráficas <o>~<ou>. No hay que descartar, tampoco, la posible influencia del g. -o", común a toda la 3ª
declinación. Semejante es la situación en época romana y protobizantina (GIGNAC II, 66ss): g. -ou y -o"
por -ou", n.a. -ou" por -o", etc. Cf. también PSALTES 155.
28
Ni Mayser ni Gignac ni Psaltes ofrecen ejemplos, por lo que la aparición de este n. -o ha de
considerarse posterior. Cf. THUMB 59.
29
MAYSER I, 2, 45; GIGNAC II, 23 y 98-100; BLASS-DEBRUNNER-FUNK 28-29.
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Las formas contractas en -h son habituales, casi exclusivas, en Pérgamo (SCHWEIZER 153),
Magnesia (NACHMANSON 135), Mileto (BONDESSON 158), en los papiros ptolemaicos (MAYSER I, 2, 37)
y en los romanos y protobizantinos (GIGNAC II, 66-67).
31
Triantaphyllides sólo recoge un pl. en -ia (sthvqia), mientras que Thumb y Mirambel citan otras
formas, como bavqia, lavqia, a[nqia, etc. Este último recoge también pl. en -hta, creados por analogía con
los neutros en -ma (bavqhta, kevrdhta, etc.). Por lo que respecta a la flexión temática del sg.,
Triantaphyllides tan sólo menciona la forma poética pevlago / -ou.
32
Cf. SCHWYZER-DEBRUNNER I5, 558ss; A. DÍAZ TEJERA, «Sobre la categoría de género gramatical en
griego antiguo y algunos problemas morfológicos», Emerita 39 (1971), 383-425; «El género en griego
clásico. Descripción sincrónica y explicación diacrónica», RSEL 11 (1981), 13-31; I. R. ALFAGEME,
Nueva gramática griega, Madrid 1988, 178ss; CHANTRAINE, Morfología histórica del griego, trad. esp.
Reus 1974, 31.
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33
MAYSER I, 1, 11-12; BLASS-DEBRUNNER-FUNK 25; GIGNAC II, 4ss; PSALTES 143.
34
SCHWEIZER 41; THUMB, Hellenismus, 68ss.
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En definitiva, puede concluirse que el g. -h" y d. -h/ por -a" y -a/ de temas en -a
pura es un fenómeno de analogía que afectó particularmente a los sustantivos en -ra y,
en menor medida, a los términos en -ui'a y -eia, pero sólo esporádicamente y en época
ptolemaica a los terminados en -rañ, y que no logró imponerse en la lengua por ser
contrario a la s-Dynamik. En una segunda etapa, al contrario, se observa una tendencia a
la extensión de la -a del n. a todos los casos del sg. del paradigma del tipo dovxa,
tendencia que se ha impuesto en GM (qavlassa / qavlassa", glwvssa / glwvssa").
35
MAYSER, loc. cit.; BLASS-DEBRUNNER-FUNK, loc. cit.; HATZIDAKIS 84; SCHMID IV, 577; GIGNAC,
loc. cit.
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primero en el A. de los atemáticos, por analogía con los paradigmas del tipo
ajlhqhv", povli" o ph'cu", luego en el A. y N. de la 1ª. La cronología sería la
siguiente: el A. <-e"> aparece post s. III a.C. en la 3ª, post s. II d.C. en la 1ª,
ca. s. VI en el N. de los m. en -h" y desde el s. X en los f., primero
esporádicamente, ya con regularidad desde los ss. XI-XII. Las fuentes, sin
embargo, presentan altibajos y diferencias notables según regiones y tipos de
textos.
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BIBLIOGRAFÍA
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