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TEXTO ARGUMENTATIVO: LA IGLESIA, LOS ESTADOS UNIDOS E INGLATERRA EN

SU RELACIÓN CON EL GOBIERNO DE SANTANDER.

Presentador por:
Jéssica Lisseth Angarita Fuentes.
Cátedra Bolivariana
T 04

Trabajo presentado a la asignatura de Cátedra Bolivariana, para la aprobación de una nota


integral en la aprobación general del curso.

UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
SEDE CÚCUTA
El Estado laico y no confesional, presente y enarbolado en la Constitución política de 1991, no es
una figura tradicional y mucho menos conservadora de las formas de organización política en
Colombia. Contrario a ello, la religión católica era considera como la religión del pueblo
colombiano, e incluso, llegó a acordarse un concordato entre la iglesia y el Estado. No obstante,
es figura de unión irrompible entre el Estado y la iglesia, tiene su origen y fundamento en la época
de la colonia y en la conformación de la República con posterioridad a la independencia. Pese a
ello, múltiples grupos en reiteradas ocasiones intentaron trazar una fuerte línea divisoria entre el
Estado y la religión. Cabe preguntarse sin embargo, ¿cuál es la fundamentación de la relación entre
Estado e iglesia? De forma principal, en el siglo IXX de la historia colombiana, la iglesia católica
ejercía todo tipo de poder sobre la sociedad civil fundada en la idea monárquica de un Estado
ordenado por Dios y por sus representantes en la tierra. Todo el poder latifundista de la iglesia, era
un poder ordenado por la corona española y que proponía, en mayor sentido, la manutención de
Colombia como colonia del país Europeo. Sin embargo, y como habría de pasar en Francia antes
de la revolución francesa, los exorbitantes lujos de la iglesia católica bajo el poder del Estado y la
increíble represión ejercida por esta misma a las distintas representaciones del pueblo, comenzaron
a generar descontento y subversión. Es así, que durante el gobierno del General Santander se
comenzaron a fundar grupos alternativos laicos y liberales, que proponían la separación del clero
y el Estado. De acuerdo con ello, comenzaron a propugnarse nuevas tendencias que desestimaban
el papel de la iglesia, y señalaban que ésta no era más que una oportunista del poder del Estado y
la corona, y que en consecuencia, debían formarse nuevas organizaciones que buscaran aglomerar
gente en virtud de una nueva iglesia y un nuevo papel de esta en la sociedad.

Con la vicepresidencia del General Santander, se comenzó a evidenciarse lo que sería la mayor
incidencia de grupos y sectas alternativas a la iglesia católica, teniendo una altísima influencia la
masonería, de la que éste mismo hizo parte. No obstante, el tema de la separación del clero y el
Estado no era simplemente un tema de cambio de concepción ni mucho menos de pura indignación,
por el contrario, evocaba uno de los grandes debates que azotarían a Colombia en el siglo IXX: la
independencia. Como era de esperarse, pese a superar de alguna forma el modelo colonial, la
iglesia y la corona en Colombia seguían ejerciendo un increíble presión sobre la sociedad y sus
gobernantes, tanto así, que se llega a afirmar que la iglesia católica, apostólica y Romana, fue el
último eslabón de resistencia a la independencia y liberación de Colombia. Por ello, los dirigentes
como Santander y el mismo congreso de la post-guerra, comenzaron a tener posturas reacias y que
invocaban lo parasitario que sería el discurso de la iglesia. Tanto así, que llegaron a aprobarse
reformas en el congreso que disponían lo innecesario de algunos templos y la necesidad de
cerrarlos cuando no tenían suficiente afluencia de gente. Desde luego, esta y otras políticas que
limitaban el poder del Estado, despertaron la ira de la corona y del patronato, que buscaba mediante
la iglesia, mantener el poder post-independencia sobre la colonia colombiana. El patronato, de
forma general, consistía en el hecho de que la corona, pese a no tener influencia directa sobre las
cuestiones de Estado, podía nombre clérigos y obispos dentro de las iglesias, para que estas dieran
la representación que merecía la corona en el país.

No obstante, y como se establecía recientemente en el concordato, se determinó en ese tiempo que


la corona, pese a ser la representada principal por a iglesia católica, no debía tener ya influencia ni
siquiera en los temas de patronato, sino que debía ser la sociedad civil quien eligiera los cleros y
obispos de esta religión en la nueva nación independiente. Por ello, y en cabeza del General
Santander, el congreso determinó que el patronato debía ser modificado, y que las funciones que
por este le eran adjudicadas al rey de España, era funciones propias del sumo pontífice de la iglesia
católica, y no del máximo representante de la monarquía española. Desde este momento, no sólo
se presentaron limitaciones al poder de la iglesia en el país, sino que además se había excluido a
la corona de cualquier poder sobre le Estado colombiano, y se había establecido de alguna forma
un fuerte vínculo diplomático entre la Santa Sede y Colombia.
Desde este momento, comienza a señalarse lo que sería una pelea de grandes pesos diplomáticos
a causa de la religión: por un lado, la católica España reclamaba al vaticano su derecho al patronato,
y le reprochaba ampliamente el establecimiento de un vínculo diplomático con representantes
incluidos. De otro lado, Colombia se negaba, en cabeza del General Santander, a recibir órdenes
de la corona española. Y por último, la santa sede que tenía la amplia preocupación de perder
cualquiera de los dos establecimientos, representantes de amplias comunidades católicas y de
sumas influencias económicas.

El tema del conflicto norteamericano y español fue un tema bastante delicado y estricto. Como era
de esperarse, en este momento se libraba una lucha de poderes entre ingleses y españoles, y de
alguna forma, esto afectaba directamente las causas de la liberación de América. Tanto así, que el
Gobierno norteamericano no se manifestó con respecto al conflicto de la iglesia, Colombia y la
corona española, sino que mantuvo una posición de neutralidad y de distancia. Es así, que España
envía unas peticiones a Estados Unidos donde señala y exige que este país del norte no reconozca
ningún Estado que surge de las luchas independentistas, y además, que mantenga una posición
neutral con respecto a todo lo que se libraba en Centroamérica y América del sur. Luego de
superado el conflicto de las floridas, y de la “derrota” de la corona española, el Gobierno
norteamericano en una maniobra casi esperada, reconoció a Colombia como una República
independiente y le otorgó a esta la facultad diplomática tan esperada.

Es así, que puede señalarse que la República y el poder diplomático en Colombia fueron cuestiones
altamente lucradas y controvertidas. De un lado, los conflictos de poder lo afectaron, y la ambición
de poder de la corona española significó uno de los grandes tropiezos de Colombia. Más allá de
esto, es preciso señalar que fue de gran importancia la relación del Estado y la iglesia, y que en ese
sentido, fue la santa sede quien le brindó la primera oportunidad diplomática a Colombia antes de
su conformación propiamente como República. Luego de eso, Estados Unidos significó, con el
conflicto de las Floridas, el gran reconocimiento de Colombia como nación y como República
independiente, creando así hasta la actualidad un reconocido y basto camino diplomático. Hoy por
hoy, no existe el mismo vínculo y la misma relación entre la triada de Estados Unidos y la Iglesia
Católica, y por el contrario, se han formado grandes emancipaciones regionales y laicas, que han
llevado a lo que se conoce como la Constitución de 1991, y la nación autónoma, laica y no
confesional, No obstante, Santander y el prócer jugaron un papel icónico en estos procesos,
marcando y señalando el camino de la actualidad.

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