Lo relacionado con lo mexicano: Arte, cultura y mestizaje.
En todo caso, si la Revolución Mexicana no respetó los cimientos que la
originaron, sí logró recuperar “un alma nacional” y obtener una esencia propia que, buena o mala, se plasmó por siempre en el arte mexicano; de hecho, las transformaciones adquiridas durante las primeras cuatro décadas del siglo XX pueden ser vistas como un verdadero “renacimiento mexicano” gracias a su originalidad y autenticidad. El nacionalismo “consiste en la homogeneidad cultural, en el desarrollo autónomo de las instituciones y las políticas públicas del país, además de la realización de la promesa histórica de creación de una sociedad justa: igualdad económica, seguridades públicas y derechos individuales y ciudadanos”. Carlos Monsiváis, la primera entre 1910 y 1920 que se podría nombrar como reaparición de México, la segunda etapa se desarrolla entre 1920 y 1940 con el conocido reino del nacionalismo estatal posrevolucionario. Otra de las etapas se encuentra entre 1940 y 1960 en la unidad nacional, la cuarta etapa entre 1960 y 1981 donde se da la aparición de la sociedad de masas, la quinta etapa se considera la fase actual, de postnacionalismo en la crisis, el rasgo central de ésta parece ser un proceso de democratización de la vida cotidiana y la emergencia de nuevos localismos conectado los contenidos e instrumentos de comunicación masiva de la aldea global. El nacionalismo mexicano ha sufrido grandes cambios a través de sus etapas; sin embargo, hoy parece enfrentarse a uno distinto, en donde predominan las innovaciones tecnológicas y medios de comunicación inmediatos. De acuerdo con Carlos Monsiváis, “[...] el nacionalismo es ya un happening cotidiano, donde el país se transforma a diario para seguir reconociéndose en el espejo, y se convierte en ideología sentimental mucho de lo vivido y de lo imaginado [...]”. (Monsiváis, 1987). Tannenbaum señala que: Nacionalismo mexicano como consecuencia de la Revolución Mexicana Artículo 27 y 123-> Nacionalismo económico Arte: Novela y muralismo revolucionario. Expropiación petrolera.
Se puede decir que “el nacionalismo mexicano se ha enfocado en tres aspectos:
1. la modernización y la globalización; 2. el surgimiento del multiculturalismo; y 3. el fin del proyecto histórico de homogeneidad cultural, así como la crisis del Estado interventor y la política proteccionista”. (Vizcaíno, 2004, pp. 23).
El siglo XX estuvo marcado por el sentimiento de nacionalismo surgido de la
agitación política y la remoción social, cuya irradiación se describe en las obras artísticas de la posrevolución. Es importante destacar que los gobiernos que vinieron después de la Revolución Mexicana se dieron a la tarea de estructurar el nuevo Estado Mexicano sobre la base de este nacionalismo, lo que les permitió crear una estrategia para el ejercicio del poder. El fin era consolidar al Estado en la explotación de la conciencia popular. No obstante, aquel nacionalismo en México ha influido directa e indirectamente en actitudes que son fundamentales para entender el actual perfil mexicano.
Fue precisamente durante el siglo XX cuando el arte utilizó su potencial y cambió la
vida del país, convirtiéndola en más popular y propia. Es así como surge la búsqueda de una cultura nacional; las obras artísticas contribuyeron a brindarle a la sociedad una conciencia más clara de identidad con magníficas obras en la pintura, la danza, el teatro, la música, el cine, la arquitectura, etc. Incluso, en el siglo pasado se contó con la complicidad del gobierno para lograr un mejor impulso a estas disciplinas, lo cual condujo a resultados extraordinarios. Fue el muralismo el movimiento artístico mexicano con fines educativos que ocurrió a principios del siglo XX, y se convirtió en una expresión esencial para unificar a un país que estaba recuperándose de una revolución y aunque es comúnmente considerado como una corriente artística, también se le puede considerar como un movimiento político y social. Siendo Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco los principales representantes del pintoresco movimiento, su propósito era inculcar al pueblo mexicano la historia del país por medio del uso de paredes internas y externas de edificios públicos como lienzos para transmitir dichos mensajes. Otros reconocidos pintores pertenecientes a este movimiento son Rufino Tamayo (considerado como el cuarto gran muralista mexicano), Roberto Montenegro, Federico Cantú y Jorge González Camarena. Los artistas mexicanos lograron exponer el espíritu del pueblo, crear un sentimiento y una trascendencia histórica, además de emerger una conciencia nueva con características propias y más representativas. Algunos personajes impulsaron el fenómeno social y lo hicieron más vigoroso, fueron capaces de obtener con tareas laboriosas el sentido de mexicanidad. Es importante reconocer que las ideas nacionalistas también fueron impulsadas con una exaltación superficial de ideas y emociones (indigenismo y/o folclor con tendencia al sufrimiento, pobreza y marginación; exaltación del dolor, estereotipos, marxismo-leninismo y lucha de clases) los cuales también quedaron plasmados en las obras artísticas.
En cuanto al mestizaje podemos decir que es la mezcla genética entre indígenas,
europeos y africanos que se produjo en México a partir del siglo XVI conformó una población mestiza con variadas características físicas. La percepción social de estos perfiles antropológicos ha llevado a la creación de estereotipos humanos regionales, como sustento de una identidad nacional.