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“Nuestra apertura al mundo primero es afectiva; o sea, las cosas nos afectan.
Disponen en nosotros estados de ánimo. Las cosas nos van o no nos van, y
después armamos todo un sistema de justificación racional para que cobren
sentido en nuestro entendimiento. Angustia, miedo, alegría, meras palabras que
no logran articular algo que nos conmueve en lo más íntimo. La existencia supone
esta zona de indefinición conceptual. Existencialismo básico: la razón viene
siempre después. Por eso el mundo, en el fondo, no tiene sentido, porque en el
fondo no hay fondo. (…)”1
1
Dario Sztanjnszrajber, Filosofía a Martillazos, pág. 20 editorial Paidos
En el presente somos conscientes del poder del educador, aunque no era así
en el pasado donde se dejaba a la eventualidad el origen y entorno del niño, el tipo
de oportunidades de formación que este tuviera; asegurando que se preserven
relaciones asimétricas de poder a lo largo del desarrollo de estos sujetos, se
concebía a la escuela como una fábrica de individuos en masa y quien no
encajaba se encontraba fuera del sistema, siendo rechazado y excluido.
Nos encontramos en un momento de trasformación del paradigma educativo,
conviven en nuestra sociedad varias formas de pedagogía, donde, como futuros
educadores tenemos que entender que somos y seremos parte de una revolución
en la educación. En el texto de Sacristan podemos ver como continuamente se
refiere a la crisis que está sufriendo el sistema educativo en España y en el resto
del mundo, no podemos dejar de notar que ese texto fue escrito en 1999 y la
actualidad que tiene hoy en día, casi un calco prácticamente, con lo que vine
sucediendo en nuestro país en estos últimos años.
“En la actualidad pudiera darse la paradoja de que cuando en las
declaraciones públicas desde diversos foros se recuerda la relevancia de la
educación como clave de la innovación, del desarrollo económico de la
democracia, a la vez puede estar produciéndose un “desinflado” de la educación
real. En el momento en el que redactamos este texto, asistimos a una drástica
reducción del gasto en educación que, bajo la razón de lograr una economía sin
déficit, está reconvirtiendo los sistemas educativo y sanitario, restringiendo los
programas que introducen medidas para mejorar la calidad, de atención a los más
necesitados de ayudas extra, suprimiendo la formación permanente del
profesorado..., mientras, se va degradando la enseñanza pública. En estas
circunstancias es difícil mantener el equilibrio y la sensatez para dilucidar cuál es
en verdad la situación del sistema educativo, para hacer las preguntas oportunas,
determinar cuáles son los problemas y proponer líneas de actuación”2
En este aspecto parecería desalentadora la perspectiva que nos presenta la
actualidad de la educación, pero afortunadamente podemos elegir entre situarnos
en la vereda del pesimismo y ver suceder las cosas o formar parte de la acción e
intentar modificar el panorama educativo desde nuestras futuras aulas. Será
nuestra tarea, entonces, ser parte de la transformación que se dé en la educación
y la pedagogía, para ello necesitamos comprender qué lugar queremos ocupar
como educadores y entender a quienes tenemos que educar y que es lo que esto
significa.
2
J. Gimeno Sacristán CAPÍTULO II: ¿Pierde relevancia la Educación? Las promesas parcialmente
incumplidas Discursos que triunfan discursos que perecen- 2.2. Del pesimismo, la confusión y la mirada
crítica esperanzada- EDICIONES MORATA, S. L. (2013) Mejía Lequerica, 12. 28004 - Madrid
educación, es que la cosa “no funcione”: que el otro se resista, se esconda o se
rebele. Lo “normal” es que la persona que se construye frente a nosotros no se
deje llevar, o incluso se nos oponga, a veces, simplemente, para recordarnos que
no es un objeto en construcción sino un sujeto que se construye”3
Tenemos que saber adaptarnos a esta situación, no dejarnos vencer por el
desaliento si en algún momento nos cruzamos con algún o algunos alumnos que
no se ajustan a nuestro ideal teórico. Con esto en mente podemos plantearnos
qué tipo de educadores queremos ser.
3
Philipe Meireu_ “Frankenstein el educador” Barcelona- “A MITAD DE RECORRIDO: POR
UNA VERDADERA «REVOLUCION COPERNICANA» EN PEDAGOGIA” 2003
4 Philippe Meireu_ Frankestein el educador. Cap. “Frankestein, o el mito de la educación como
Conclusión
Como cierre a este escrito, creemos que es importante poder
desempeñarnos desde la empatía hacia “el otro”, contemplándolo como un ser
racional, que más allá de necesitar una guía, posee su propia voluntad y
pensamientos, nos son objetos vacíos a los que debemos “formar” si no seres
vivos, individuales, únicos. Que nuestro deber no es realizar replicas, sino más
bien insertar a estos nuevos humanos al “mundo Civilizado”
También vemos que estos nuevos rumbos de las pedagogías, responden a
un panorama critico en los aspectos políticos de la educación, ya que la sucesión
de corrientes pedagógicas de moda, que respondían a modelos económicos
orientados netamente hacia lo empresarial, llevaron, en parte a la muerte del aula
tradicional y a al vínculo Docente-Alumno. A nuestro entender esto tiene más que
ver con la incapacidad de estos métodos de provocar un acontecimiento
educativo, que con los contenidos curriculares. Tenemos que comprometernos a
revertir esto, y re vincularnos con los alumnos desde otras perspectivas en las
cuales impere un poco más la horizontalidad.
Hoy el mundo de la educación tendría que ver más con inspirar a los
estudiantes a estar saliendo de la cotidianidad en una permanente revolución. Hay
que dejar de ver a la escuela con una visión empresarial y comenzar a verla desde
un lado más humano y empático. Esta diferencia de perspectivas, puede inclinar la
balanza hacia la inclusión o hacia una respuesta a la satisfacción de las
necesidades de los mercados, siendo nuestros niños, meramente, un recurso
humano.
Creemos que hay que incentivar el aprender desde lo emocional, enseñar
desde lo afectivo, Heidegger plateaba que nuestra relación con las cosas es
primero afectiva y después racional, por ello la cita introductoria, cita que termina
de esta manera: “(…) El amor, claramente tiene que ver con esa zona de
indefinición. Ojalá fuese explicable…
Bibliografia