Está en la página 1de 2

Moscas y Acuarelas

La pintura de Ernesto permanecía intacta, ya sólo cubierta del hule que pone como protección a
cada una de sus obras. Le miraba a distancia, con vino en mano y muy pensativo, no comprendía la
razón por la que había pintado esto; estaba sorprendido, no pensaba que fuera una osadía, tenía,
por el contrario, miedo de haber visto la imagen antes, el mismo cuadro hecho ya.

Se acerca Pablo.

-¿Venderás esa?- susurra quitándome la copa de la mano, y dándome un beso en la mejilla. -¿Crees
que se pueda vender?- saca un encendedor de su saco y enciende su cigarrillo. Es hipócrita, eso
significa también matarse poco a poco. Quiero mi vino.

Ernesto se sirve otra copa.

-¿Unas moscas rodeando unas acuarelas? Supongo que encontrarás un público.

-Sólo quisiera saber de dónde viene esta sensación… sé que no he hecho esta obra. -Claro- -Pero…
tengo la sensación de lo contrario…- -¿Quieres que busque…- se detiene para dar una bocanada de
su cigarrillo. ¿…imágenes relacionadas a tu pintura? En el fondo, creía que lo que decía era ilógico,
conocía la colección de Ernesto, y ese cuadro no lo recuerdo de ninguna época, salvo que la haya
realizado para sí mismo durante sus primeras etapas, pero esos trazos no se ven de un principiante.

Sé que ya la había pensado, no sé ¿hace 10 años? El punto es que, hasta ese momento, esa imagen
había aparecido sólo una vez en uno de mis ataques. Padecía epilepsia, y en una crisis lo único que
me pudo traer de vuelta fue esa imagen. Apareció en mi cabeza después de la oscuridad, con una
paz desquiciante el aleteo de la mosca se acercaba a las acuarelas recién usadas de algún pintor. La
pintura aún escurría de las puntas de su brocha. ¿Era yo? La mosca, sus alas, la pintura embarrada,
¿era yo?

Bastó, entonces ver su colección del año 2004, en su tercer etapa, donde un boceto se encontraba
reunido con maskin y resistol prit. Seguí buscando sin encontrar nada más. Salvé la fecha del boceto:
14 de Diciembre del 2004.

Hoy es 19 de Diciembre de 2019, y aparece con este cuadro recién en la mañana, ¿lo guardó cinco
días para sí? La epilepsia había cesado, pero gracias a una medicación especial, dos pastillas cada
12 horas, antipsicóticos, logró sobrellevar los últimos años.

La pintura que me había devuelto al mundo me significaba mucho, aparecí por lo que soy, un
pintor cansado, muriendo, que intenta dejar rezagos de sí y de este mundo. -¿¡Por qué guardaste
la pintura!?- Grita desde la puerta de la habitación Pablo. Encontré tu boceto. Lo rompiste. -¿Lo
buscaste?- -Y luego descubrí que, o tuviste un ataque hace poco, o que viste esa epifanía el mismo
día de hace 10 años.- -Es personal, Pablo.- -Pero también es tu arte- Mi mirada se fija en su rostro,
sabe que no debe tocar ese tema, él sólo maneja mis cuentas, y de vez en vez cuando necesito que
alguien me idolatre sólo por estar, vengo a su lado. -Ya sabes lo que pienso, de mi a tu arte, a tu
arte…- Imbécil, estoy hablando seriamente.- -No te confundas, sí, estoy aquí y acabamos de hacer
el amor, y bueno tú manejas mis finanzas y eres consejero al distribuir el dinero, sólo eso. No te
confundas, por favor, Pablo. Como dije, es personal. Quedó pálido como si le hubiera dado una
bofetada, peor, un baño de agua helada.

También podría gustarte