Está en la página 1de 1

Acta Notarial de Sobrevivencia

En la ciudad de Guatemala, diecisiete de octubre de dos mil seis, siendo las nueve

horas en punto, yo JUAN JOSÉ REYES PEÑA , notario, soy requerido por CARLOS

ALFREDO TORRENTE JARAMILLO de setenta y un años, casado, jubilado,

guatemalteco, de este domicilio, quien se identifica con la cédula de vecindad número

de orden A guión uno y registro ciento sesenta y siete mil extendida por el Alcalde

Municipal de esta ciudad, con residencia en la décima avenida tres guión veintiocho de

la zona catorce de esta ciudad, con el objeto de hacer constar su SOBREVIVENCIA, y

para lo cual procedo de la manera siguiente: PRIMERO: Manifiesta el señor Carlos

Alfredo Torrente Jaramillo bajo juramento prestado de conformidad con la ley y

enterado de las penas relativas al delito de perjurio que: a) es de los datos de

identificación personal consignados; b) que disfruta de una pensión que otorgó el

Estado a su favor consistente en una prestación civil de jubilación bajo el número de

partida siete siete siete guión tres (777-3); c) no trabaja para el Estado o sus

entidades descentralizadas, autónomas, semiautónomas o municipalidades; d) que no

ha sido condenado en sentencia firme por los delitos de traición a la patria o rebelión;

e) que no ha perdido la nacionalidad guatemalteca. SEGUNDO: Manifiesta el

requirente que acredita su supervivencia con el objeto de seguir disfrutando del

beneficio indicado. En virtud de lo expuesto, yo el notario DOY FE DE LA

SOBREVIVENCIA de CARLOS ALFREDO TORRENTE JARAMILLO por haberla visto y oído

y además por haber estado a mi presencia en mi oficina profesional ubicada en la trece

calle ocho guión setenta de zona diez de esta ciudad, lugar en el cual se celebra la

presente acta notarial. TERCERA No habiendo nada más que hacer constar, se da por

finalizada la presente treinta minutos en el mismo lugar y fecha de su inicio, la cual se

encuentra contenida en una hoja de papel bond útil en su anverso y reverso, a la que

se le adhiere un timbre fiscal de cincuenta centavos y un timbre notarial de diez

quetzales para cubrir los impuestos correspondientes, y leyendo lo escrito al

requirente, quien bien enterado de su contenido, objeto, validez y efectos legales, la

acepta, ratifica y firma conjuntamente con el notario autorizante que de todo lo

relacionado, Doy Fe.

Ante mí

Juan José Reyes Peña


Abogado y Notario

También podría gustarte