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Protección y Prevención
Contra Incendios
Esta Seguridad que se debe emplear en todas las organizaciones comprende desde la prevención
hasta la lucha contra cualquier conato de incendio.
Con este temario no se pretende dar una clase magistral sobre la prevención contra incendios si no
dar unos conocimientos básicos que cualquier director de seguridad ha de tener para poder realizar
sus cometidos diarios de la mejor manera posible.
En el marco que engloba la seguridad contra incendios se encuentran los medios técnicos
correspondientes para la implantación de materiales, sistemas de prevención, detección y extinción
necesarios para combatir el fuego caso de manifestarse, con el objetivo común que es la protección
de instalaciones y sobre todo la protección de las personas.
NORMATIVA DE INTERÉS
Norma Básica de autoprotección Rd 393/2007 que establece la obligación
de elaborar, implantar materialmente mantener operativos los planes de
autoprotección, determinando igualmente el contenido mínimo en
aquellas actividades, centros, establecimientos…, que puedan generar o
resultar afectadas por situaciones de emergencia.
Código Técnico de la edificación (RD 314/2006 de 17 de marzo)
Su objetivo es regular las exigencias básicas de calidad que deben cumplir
los edificios, incluidas sus instalaciones, para satisfacer los requisitos
básicos de seguridad y habitabilidad. De este Código técnico destacamos
el documento básico de seguridad en caso de incendio (DB SI).
Reglamento de Seguridad Contra incendios en establecimientos
industriales Real Decreto 2267/2004
Su objetivo es establecer y definir las condiciones que deben cumplir los
establecimientos industriales para su seguridad en caso de incendio.
Reglamento de instalaciones de protección contra incendios. Real
Decreto 1942/1983 de 5 de noviembre con el objetivo de definir las
condiciones que deben cumplir los aparatos, equipos y sistemas, así como
su instalación y mantenimiento, empleados en la protección contra
incendios.
Real Decreto 842/2002, de 2 de agosto, por el que se aprueba el
Reglamento electrotécnico para baja tensión B.O.E. Nº 224 publicado el
18/9/2002. (Entrada en Vigor el 18/09/03) en su capítulo 10 en lo
referente a locales de pública concurrencia.
Prevención Contra Incendios
TEMA 1 EL FUEGO
1.- INTRODUCCIÓN
Quizá uno de los mayores y más antiguos avances que realizó el hombre ante las fuerzas de
la naturaleza fue primero el descubrimiento, luego el control y posteriormente el dominio del fuego,
de ello parte el desarrollo de La Humanidad.
Es tan habitual en nuestras vidas cotidianas que, de hecho, una de las denominaciones más
entrañables de nuestras casas es la de “hogar”. Pero, sin embargo, la mayoría de los adultos
desconocemos la forma en que el fuego se inicia, propaga y extingue y, como consecuencia,
ignoramos cómo controlar, evitar y defendernos de sus efectos más perjudiciales: los incendios.
Y sin este conocimiento, la reacción humana ante un fuego incontrolado puede ser la reacción
primigenia: el pánico.
Los individuos solemos vivir indiferentes y desconocedores del riesgo que puede generar el
fuego, vivimos entre materiales combustibles, rodeados de fuentes de ignición, en espacios cerrados
cada vez más complejos, que son verdaderos lugares de riesgo de incendio. Los incendios son
precisamente, una de las amenazas que ha causado mayor número de pérdidas humanas y
materiales en las sociedades humanas y de ahí la importancia de su estudio.
En primer lugar es preciso distinguir entre fuego e incendio, éste último podríamos definirlo
como un fuego incontrolado que destruye. El Diccionario de la Real Academia Española define fuego
como: “calor y luz producidos por la combustión”; el incendio como: “fuego grande que destruye lo
que no debería quemarse”.
Por lo tanto el conocimiento del fenómeno del fuego desde distintas perspectivas: su
naturaleza y peculiaridades, la propagación, extinción, agentes extintores y métodos de aplicación,
etc. es imprescindible para la posterior aplicación de las técnicas de intervención, es más, es la base
de su correcta aplicación.
Para que la reacción de oxidación comience, habrá que disponer, además, de una cierta
cantidad de energía, que llamaremos ENERGÍA DE ACTIVACIÓN (habitualmente CALOR).
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3.- COMBUSTIBLE. COMBURENTE. ENERGÍA DE ACTIVACIÓN
Los combustibles en estado sólido o líquido no arden, es necesario que pasen a estado
gaseoso para arder.
Fuego de Tipo A:
Son fuegos de combustibles sólidos, y generalmente de naturaleza orgánica donde la
combustión se realiza normalmente con formación de brasas (madera, tejidos, etc.).
Fuego de Tipo B:
Son fuegos de combustibles líquidos o sólidos licuables (gasolina, grasas,
termoplásticos, alquitranes y parafinas etc.).
Fuego de Tipo C:
Son fuegos de gases, combustibles que, en condiciones normales de presión y
temperatura, se encuentran en estado gaseoso, (gas natural, metano, propano, butano,
acetileno, gas ciudad, etc.)
Fuego de Tipo D:
Son fuegos de metales, generalmente metales alcalinos o alcalinotérreos, aunque
también se producen en los metales de transición (Na, K, Mg, Ti, Zr…).
Debemos hacer mención también de aquellos fuegos que se producen y/o desarrollan
en presencia de tensión eléctrica, materiales o elementos empleados en la producción,
transporte o consumo de la energía eléctrica.
3.3 COMBURENTE
Es el agente gaseoso de la atmósfera capaz de permitir el desarrollo de la
combustión. De forma general se considera al oxígeno (O2) como el comburente típico. Se
encuentra en el aire en una concentración del 21%. Para que los incendios se inicien, la
atmósfera deberá poseer por lo menos un 16% de O2.
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4 TRIÁNGULO Y TETRAEDRO DEL FUEGO
Ya hemos determinado tres de los factores del incendio, y durante mucho tiempo se pensó
que estos tres factores explicaban perfectamente lo que era un fuego, por lo que se denominó
Triángulo del Fuego a un hipotético triángulo en el que cada uno de los lados era uno de estos
factores, de forma que si desaparecía uno de los “lados” desaparecería el triángulo y, por tanto, el
fuego.
Triángulo del fuego:
Sin embargo, hay ocasiones en que, a pesar de tener los tres factores conjugados en tiempo
y lugar y con la intensidad suficiente, la reacción no progresa, lo que implica que debe existir un
cuarto factor que interviene en este proceso.
Parte de esa “energía sobrante” (calor) se disipa en el ambiente y el resto es absorbido por la
mezcla combustible-comburente, con lo que se convierte en nueva “energía de activación” que
provoca el reinicio o ayuda a que la reacción continúe.
5.- COMBUSTIÓN
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• Combustión lenta: Se produce sin emisión de luz y con poca emisión de calor. Se da en
lugares con escasez de aire, combustibles muy compactos o cuando la generación de humos
enrarece la atmósfera (sótanos, habitaciones cerradas, etc.). Son muy peligrosas, ya que en
el caso de que entre aire fresco puede generarse una súbita aceleración del incendio, e
incluso una explosión.
• Combustión normal: Se produce con emisión de luz y calor, con llamas, en un escenario al
aire libre o con aire suficiente y sin aporte de elementos extraños que mantengan la
combustión.
• Combustión rápida: Se produce con fuerte emisión de luz y calor, con llamas, y con una
elevada velocidad de frente de llamas. Si dicha velocidad es muy elevada se generará una
onda de presión, y estaremos ante una explosión, la cuál por su velocidad de propagación
recibe el nombre de:
Al mezclarse estos productos (por ejemplo hipoclorito con amoniaco, aluminio con agua-
fuerte) se combinan en una reacción fuertemente exotérmica, sirviendo este calor desprendido de
energía de activación para la combustión.
6.3 TEMPERATURA
Además de recordar que los sólidos se someten primero a un proceso de
descomposición molecular a elevada temperatura (Pirólisis), hablaremos de:
En conclusión: para que se produzca incendio de un combustible, hacen falta los tres
factores desfavorables siguientes:
La inmensa mayoría de las víctimas mortales de incendios, casi el 90%, no fallecen por
quemaduras sino por asfixia. Un incendio que se produce muy lejos del lugar donde estaba la víctima
origina unos productos que van mucho más lejos que lo que es el propio incendio.
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7.1 LLAMAS
7.2 HUMO
7.3 GASES
Son el producto de la combustión y muy peligrosos para las personas. Suelen ser
tóxicos y/o asfixiantes. También se pueden producir gases inflamables, lo que contribuye a
aumentar el incendio y sus consecuencias. Los gases más comunes son:
7.4 CALOR
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El calor es una forma de energía, y no hay que confundir su concepto con el de
“temperatura”:
Calor: es el flujo de energía entre dos cuerpos con diferente temperatura.
Temperatura: es el nivel de energía interna de cada cuerpo.
8.1 CONDUCCIÓN
8.2 CONVECCIÓN
8.3 RADIACIÓN
Radiación: Es la forma de transmisión del calor por emisión continua de energía desde la
superficie de un cuerpo en forma de ondas electromagnéticas (energía radiante).
Todas las formas de energía radiante, se propagan en línea recta a la velocidad de la luz.
Cuando la energía radiante incide sobre un cuerpo, existen tres posibilidades:
- absorción (el cuerpo radiado absorbe el calor)
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- reflexión (el cuerpo radiado refleja el calor)
- transmisión (la radiación pasa a través del cuerpo)
Las características de la superficie del cuerpo afectan a su capacidad para absorber, reflejar o
transmitir la radiación. Como norma general, los buenos reflectantes suelen ser malos
absorbentes. Cuanto menor sea la densidad mayor transmisión.
Los cuerpos en los que predominan la absorción y la reflexión se denominan opacos, aquellos
en los que predomina la transmisión se denominan transparentes.
El calor radiado viaja por el espacio hasta ser absorbido por un cuerpo opaco.
Para que el fuego progrese es necesario que el Tetraedro de Fuego esté completo; los
distintos métodos de extinción actúan sobre uno de los componentes de este Tetraedro de forma que
quede incompleto. En función del elemento sobre el que actúe, el método de extinción será:
9.1 ENFRIAMIENTO
El agente extintor más frecuente es el agua, con una gran eficacia dado su alto calor
específico (calor necesario para elevar un grado la temperatura de una sustancia) y sobre
todo por su alto calor de vaporización (540 calorías por gramo de agua evaporado). Cuanto
más pulverizada esté, más eficaz será.
También tienen cierto efecto de refrigeración, aunque en menor medida que el agua, otros
agentes extintores, como el CO2, que disminuye drásticamente su temperatura, muy por
debajo de 0º (del orden de –79ºC), durante la expansión que experimenta al pasar de la
presión de envasado a la presión atmosférica.
9.2 SOFOCACIÓN
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• Agua: Enfriamiento. En menor medida algo por sofocación.
• Polvo Químico: Inhibición. Mínimamente por sofocación.
• CO2: Sofocación. En menor medida por enfriamiento.
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Un extintor es un aparato autónomo que contiene un agente extintor el cual puede ser proyectado y
dirigido sobre un fuego por la acción de una presión interna. Esta presión puede obtenerse por una
presurización interna permanente, por una reacción química o por la liberación de un gas auxiliar.
Los extintores constituyen el medio más adecuado para desarrollar una acción rápida sobre un
conato de incendio y, su utilización eficaz puede evitar, en muchos casos, la propagación del fuego y
en consecuencia la mayoría de los incendios.
El extintor está compuesto por un recipiente metálico o cuerpo, un agente extintor, un sistema de
presurización, una serie de
elementos de control y mando y
unos dispositivos de seguridad
para garantizar su uso y
mantenimiento adecuado.
• Sistema de presurización.- Es el medio utilizado para conseguir que el agente extintor pueda ser
proyectado
Dependiendo del tipo de agente extintor se utilizan diferentes boquillas, con el objetivo de facilitar su
dispersión y potenciar su poder de penetración en el fuego al que van dirigidos.
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- Pasador de seguridad
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de heptano) en un recipiente normalizado, que conforma el hogar tipo.
• Seguridad de uso, el usuario de un extintor de incendios debe tener en consideración ante todo su
propia seguridad. Para utilizar un extintor con un nivel de seguridad adecuado y conseguir una
mínima eficacia hay que tener una formación previa sobre los principios básicos del fuego, los riesgos
y la utilización de cada tipo de extintor.
Las características de movilidad, agente extintor y sistema de presurización nos define las diferentes
clases de extintores que existen según se expone en los apartados siguientes.
• Extintores móviles, son extintores que por su peso, superior a 20 Kg, no pueden ser
cargados por una persona para su uso, por lo que disponen de unas ruedas para su traslado.
• Extintores fijos, son aquellos que se encuentran en una instalación fija, generalmente para
su accionamiento automático sobre un elemento de riesgo (por ejemplo sobre las calderas de
calefacción).
• Extintores de presión permanente, son aquellos en los que el cuerpo del extintor está
permanentemente presurizado. Podemos distinguir dos tipos:
> Extintores de presión propia, son extintores que utilizan un agente extintor que tiene
presión suficiente para poder impulsarse, es el caso, por ejemplo del dióxido de
carbono.
> Extintores de presión incorporada: Son extintores que utilizan un agente extintor,
incapaz de impulsarse por si mismo, cuya presión de impulsión se consigue con
ayuda de un gas propelente, inerte, que es incorporado al cuerpo del extintor durante
la fabricación o recarga del mismo.
El gas impulsor suele ser nitrógeno seco, aunque a veces se utiliza aire comprimido.
Por el Agente Extintor utilizado: Los extintores pueden utilizar diferentes agentes
extintores, siendo los más comunes:
- Agua
- Polvo
- Dióxido de Carbono
Extintores de polvo: son los que utilizan como agente extintor polvos químicos formados por sales
inorgánicas de diferente composición finamente pulverizada, mezclados con
una serie de aditivos.
La composición de los polvos químicos depende del tipo de fuego para el
que
sean de aplicación. Se fabrican en tres modalidades:
Polvo seco: para fuegos de la clase B y C
Polvo antibrasa: eficaces para fuegos de clases A, B y C. En las etiquetas
suele aparecer como “Polvo Polivalente”
Polvo especial: para fuegos de la clase D
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ETIQUETA DE CARACTERÍSTICAS
• Agente extintor
• Tipo de fuego (A,B,C, etc.)
• Carga nominal en Kg o litros
• Eficacia
• Modo de empleo
• Limitaciones de uso
PLACA TIMBRE
• Número de registro
• Presión de Timbrado
• Fecha 1º Timbre 5 años
• Casillas futuros retimbrados1
• Caducidad extintor
La elección del agente extintor se hará en función del método de extinción que sea más eficaz
o más seguro acorde con el tipo de combustible y los riesgos asociados con éste.
Especial mención merecen los fuegos con presencia de electricidad, en los que nunca
usaremos agua (riesgo de electrocución o de provocar cortocircuitos).
Ante estos fuegos utilizaremos siempre CO2 y eventualmente si no hay otra elección polvo
(siempre que la tensión sea menor de 1000v). En caso de duda y siempre cuando haya alta o media
tensión (en transformadores por ejemplo), no actuaremos, dejándolo en manos de profesionales.
En caso de fuegos Tipo D usaremos exclusivamente los extintores de polvo Especial, únicos
apropiados, y en ningún caso agua, dado que ésta reacciona muy violentamente al contacto con
estos metales. En cualquier caso son fuegos peligrosos en los que no conviene correr riesgos
innecesarios, siendo a veces preferible, como ocurría siempre con los fuegos con alta tensión,
dejárselo a los profesionales.
Ante todo es preciso tener en cuenta que un extintor sólo es eficaz cuando se utiliza en la fase inicial
de un incendio y que su uso debe seguir unas pautas de actuación, que nos garanticen que la
operación se desarrolle con un adecuado nivel de seguridad.
Todo extintor lleva un seguro, en forma de pasador o tope, que impide su accionamiento involuntario.
Una vez retirado este seguro, normalmente tirando de una anilla o solapa, el extintor está listo para su
uso.
Extintores Portátiles
Maniobra habitual. Uso
• Averiguar combustible / origen incendio
Gire el asegurador rompiendo el precinto
• Elegir tipo extintor adecuado
• Situarse de espaldas al viento
• Revisar manómetro
• Quitar precinto de seguridad
• Presurizar si fuera necesario
• Realizar prueba antes de avanzar
• ATACAR INCENDIO POR LA BASE Colóquese a una distancia prudencial, en la dirección del viento y apunte la
boquilla del extintor hacia la base de la llama.
• Siempre que sea posible actuar por parejas
Mueva la boquilla de lado a lado lentamente, atacando por la base toda la parte
frontal del fuego antes de avanzar, para evitar quedar atrapado atrás.
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Las bocas de incendio equipadas son otro medio de lucha contra incendios a emplear por el personal
de los edificios para la extinción de un
incendio en su fase inicial.
Una boca de incendio equipada o B.I.E,
puede definirse como el conjunto de
elementos necesarios para transportar,
proyectar y dirigir el agua desde un punto
fijo de la red de abastecimiento de
incendios hasta el lugar del fuego.
Los elementos que componen una boca de
incendio equipada son:
• Racor.- Pieza metálica normalizada que posibilita el acoplamiento rápido de la manguera con las
válvulas y lanzas.
Los racores estarán sólidamente unidos a los elementos a conectar y cumplirán con las siguientes
Normas UNE 23-400-1/98 y UNE 23-400-2/98
• Válvula.- Es el dispositivo que permite la apertura-cierre del paso del agua a la manguera. Deberá
ser de material metálico resistente a la oxidación y corrosión. Podrán emplearse las válvulas de cierre
rápido siempre que prevean los efectos del golpe de ariete. También pueden utilizarse las de volante,
debiendo ser el número de vueltas para su apertura y cierre entre 2 ¼ y 3½.
En las BIEs de 25 mm la válvula podrá ser de apertura automática al girar la devanadera.
• Lanza.- Tubo cilíndrico o troncocónico, que une la manguera con la boquilla para facilitar su manejo.
La lanza no es exigible cuando la boquilla se acople directamente a la manguera. En los casos que
exista la lanza, ésta deberá ser de un material resistente a la corrosión y a los esfuerzos mecánicos a
los que vaya a ser sometida y, dispondrá de un sistema de apertura y cierre, cuando éste no exista en
la boquilla.
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Debe estar construida con materiales resistentes a la corrosión y a los esfuerzos mecánicos a los que
vaya a ser sometida y, dispondrá de un sistema de apertura y cierre en caso de que éste no vaya
incorporado en la lanza.
Debe asegurar un caudal de mínimo agua de 200 l/min. a una presión de 3,5 bares y disponer de un
triple efecto de expulsión del agua:
o Cono de ataque
o Chorro
o Cortina de protección
• Manómetro.- Es el elemento que mide la presión en la red, estará situado antes de la válvula y será
adecuado para medir presiones entre cero y la máxima presión de la red.
Como hemos indicado las bocas de incendios equipadas son elementos capaces de transportar,
proyectar y dirigir agua desde un punto fijo de la red de abastecimiento de incendios hasta el lugar del
fuego.
El agua será proyectada de diferentes modos en función de las posiciones que demos a la boquilla,
según hemos visto al describir este elemento. La utilización de los diferentes modos de proyección
del agua es función de las necesidades que demande la situación de incendio existente. Hay que
tener en cuenta que el agua además de emplearla para apagar fuego podemos utilizarla para enfriar
vapores y gases combustibles.
CHORRO -Gran alcance, lo que - Eficacia limitada: sólo del -Extinción de fuegos de
SÓLIDO permite el ataque a 5% al 10% del agua combustibles sólidos.
larga distancia. empleada interviene en la -Sólo se usará desde
-Poca evaporación. extinción. lejos cuando por la
-Elevada presión. - La fuerza de impacto potencia del fuego no
-Elevada capacidad de puede resultar destructiva podamos acercarnos.
penetración. para ciertos elementos.
- Posible dispersión de los
combustibles y, por tanto,
propagación del fuego.
- Mayor retroceso.
1. Los medios materiales de protección contra incendios se someterán al programa mínimo de mantenimiento
que se establece en las tablas I y II.
2. Las operaciones de mantenimiento recogidas en la tabla I serán efectuadas por personal de un instalador o
un mantenedor autorizado, o por el personal del usuario o titular de la instalación.
3. Las operaciones de mantenimiento recogidas en la tabla II serán efectuadas por personal del fabricante,
instalador o mantenedor autorizado para los tipos de aparatos, equipos o sistemas de que se trate, o bien por
personal del usuario, si ha adquirido la condición de mantenedor por disponer de medios técnicos adecuados,
a juicio de los servicios competentes en materia de industria de la Comunidad Autónoma.
4. En todos los casos, tanto el mantenedor como el usuario o titular de la instalación, conservarán constancia
documental del cumplimiento del programa de mantenimiento preventivo, indicando, como mínimo: las
operaciones efectuadas, el resultado de las verificaciones y pruebas y la sustitución de elementos defectuosos
que se hayan realizado. Las anotaciones deberán llevarse al día y estarán a disposición de los servicios de
inspección de la Comunidad Autónoma correspondiente.
TABLA I2. Programa de mantenimiento de los medios materiales de lucha contra incendios
Operaciones a realizar por personal de una empresa mantenedora autorizada, o bien, por el personal del usuario o
titular de la instalación
Equipo o sistema CADA TRES MESES CADA SEIS MESES
Comprobación de funcionamiento de la
Sistema manual de alarma de instalación (con cada fuente de suministro).
incendios. Mantenimiento de acumuladores (limpieza de
bornas, reposición de agua destilada, etc.).
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Tabla I modificada por la Orden de 16 de abril de 1998
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agua contra incendios elementos, depósitos, válvulas, mandos, válvulas.
alarmas motobombas, accesorios, señales, etc. Verificación y ajuste de
Comprobación de funcionamiento automático y prensaestopas.
manual de la instalación de acuerdo con las Verificación de velocidad de
instrucciones del fabricante o instalador. motores con diferentes
Mantenimiento de acumuladores, limpieza de cargas.
bornas (reposición de agua destilada, etc.). Comprobación de
Verificación de niveles (combustible, agua, alimentación eléctrica,
aceite, etcétera). líneas y protecciones.
Verificación de accesibilidad a elementos,
limpieza general, ventilación de salas de
bombas, etc.
Engrasar la tuerca de
Comprobar la accesibilidad a su entorno y la accionamiento o rellenar la
señalización en los hidrantes enterrados. cámara de aceite del
Inspección visual comprobando la estanquidad mismo.
Hidrantes. del conjunto. Abrir y cerrar el hidrante,
Quitar las tapas de las salidas, engrasar las comprobando el
roscas y comprobar el estado de las juntas de funcionamiento correcto de
los racores. la válvula principal y del
sistema de drenaje.
Comprobación de la
accesibilidad de la entrada
de la calle y tomas de piso.
Comprobación de la
señalización.
Comprobación de las tapas
y correcto funcionamiento
de sus cierres (engrase si
es necesario).
Columnas secas.
Comprobar que las llaves
de las conexiones siamesas
están cerradas.
Comprobar que las llaves
de seccionamiento están
abiertas.
Comprobar que todas las
tapas de racores están bien
colocadas y ajustadas.
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TABLA II3.
Operaciones a realizar por el personal especializado del fabricante o instalador del equipo o sistema o por el personal
de la empresa mantenedora autorizada
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de conexión de la manguera.
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11.- PAUTAS DE COMPORTAMIENTO ANTE UN INCENDIO
En primer lugar debe quedar claro el alcance de la actuación de los Equipos de Primera
Intervención (EPI) o de la persona que en un momento dado asuma este papel para una posible
extinción, y éste no es otro que actuar exclusivamente ante CONATOS DE INCENDIO.
Podríamos definir conato como un fuego pequeño en sus orígenes, fácilmente controlable pero
que si se le deja evolucionar puede dar lugar a un INCENDIO.
Además de actuar sólo ante conatos, la conveniencia de actuar o no ante estos fuegos vendrá
matizada por las circunstancias en que tiene lugar éste, y que son básicamente las referentes a los
riesgos y a los medios de que disponemos.
Podremos considerar que el fuego es un conato siempre que podamos extinguirlo fácilmente y
con seguridad con los medios de extinción y de protección de que disponemos. Esto implica:
• Que disponemos del agente extintor adecuado al tipo de fuego, que sabemos usarlo, que
funciona correctamente y que tiene capacidad de sobra para hacer frente al fuego que se
quiere extinguir.
• Que los riesgos propios del fuego no afectan a nuestra seguridad. Los principales serán el
Humo (afectando a la visibilidad y a las condiciones para respirar), los Gases (por su
toxicidad) y el Calor.
Dado que normalmente no dispondremos de los equipos adecuados para protegernos de
estos riesgos, cuando su presencia pueda afectarnos no deberemos actuar, como es en el
caso de recintos inundados por el humo o con grandes llamas. Estos riesgos serán
especialmente importantes por lo tanto en recintos cerrados, los cuales acumulan
rápidamente humo y calor.
• Que no existan riesgos adicionales, como alta tensión, riesgo de precipitación, etc.
Siempre que las circunstancias no sean favorables para nuestra intervención dejaremos la
extinción en manos de los Servicios de Emergencias.
Cuando las circunstancias sean favorables para nuestra intervención, las pautas generales de
actuación para la extinción serán:
Además de estas pautas procuraremos siempre que sea posible actuar por parejas. En estas
situaciones de estrés solemos tener “visión de túnel”, es decir, sólo atendemos a nuestro objetivo
inmediato y no nos percibimos de posibles riesgos que nos rodean, En ocasiones, como es el caso de
utilizar una BIE puede convenir que exista incluso un tercer observador más retrasado que nos avise
si detecta algún riesgo.
Al tiempo que se realiza la extinción, si es que no se ha hecho ya, pondremos en aviso a los
ocupantes del lugar sobre la existencia del fuego, siempre procurando no crear una situación de
alarma que induzca al pánico y avisaremos a los Servicios de Emergencia (cuando no lleguen a ser
necesarios siempre podremos volver a llamar anulando el aviso).
En los casos en los que no podamos actuar nuestra acción irá encaminada en tres sentidos:
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• Compartimentar. Esto quiere decir que confinaremos el fuego para que no se propague,
cerrando puertas conforme nos vamos retirando.
• Evacuar. Siempre de forma ordenada y evitando que se provoquen situaciones de pánico.
Nos aseguraremos que todos los ocupantes han salido, comunicándolo inmediatamente a los
Servicios de Emergencia, tanto si falta alguien como si no.
• Apoyo a los Servicios de Emergencia. Este apoyo engloba una serie de acciones que
pueden repartirse entre varias personas, pero siempre deberá existir un representante del
conjunto que sirva de enlace con los Servicios de Emergencia y que esté en todo momento a
disposición de éstos, para transmitir la información que se le requiera. En estas acciones de
apoyo destacan:
- Recuento de personas. Se comprobará que no falta nadie. Para ello resulta útil el concepto
de “punto de encuentro”, un lugar seguro en el que se reúnen los ocupantes en caso de
evacuación. El resultado de este recuento se comunicará a los Servicios de Emergencia
(tanto si falta alguien como si no), y si hay alguna persona sin localizar se dará información
sobre el lugar donde podría estar con más probabilidad o donde fue vista por última vez.
- Información sobre el siniestro. Esto incluye cómo es el incendio, qué se quema y, sobre
todo, donde se localiza. Esta información puede acompañarse de un sencillo croquis de cómo
es el interior del edificio (puertas, dependencias, pasillos y escaleras) con la ubicación del
fuego. Esta información tiene gran utilidad para los Servicios de Extinción, redundando en
eficacia y seguridad.
Así mismo comunicaremos la ubicación de las posibles entradas al edificio, facilitando llaves
por si alguna las requiere para ser abierta. En estas entradas se incluyen también las que sirven de
acceso a las dependencias que albergan puntos de corte y mando de instalaciones como gas,
electricidad, agua, ascensores, etc, por si fuera necesario realizar algún tipo de corte o manipulación.
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Cuadro Resumen de los tipos de agentes extintores, su aplicación, las ventajas e inconvenientes, así como de los
peligros que puedan presentarse por su mala utilización.
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Obligatoriedad de la instalación
“Los edificios deben disponer de los equipos e instalaciones de protección contra incendios
que se indican en la tabla 1.1. El diseño, la ejecución, la puesta en funcionamiento y el mantenimiento
de dichas instalaciones, así como sus materiales, componentes y equipos, deben cumplir lo
establecido en el “Reglamento de Instalaciones de Protección contra Incendios”, en sus disposiciones
complementarias y en cualquier otra reglamentación específica que le sea de aplicación. La puesta
en funcionamiento de las instalaciones requiere la presentación, ante el órgano competente de la
Comunidad Autónoma, del certificado de la empresa instaladora al que se refiere el artículo 18 del
citado reglamento.
Los locales de riesgo especial, así como aquellas zonas cuyo uso previsto sea diferente y
subsidiario del principal del edificio o del establecimiento en el que estén integradas y que, conforme
a la tabla 1.1 del Capítulo 1 de la Sección 1 de este DB, deban constituir un sector de incendio
diferente, deben disponer de la dotación de instalaciones que se indica para cada local de riesgo
especial, así como para cada zona, en función de su uso previsto, pero en ningún caso será inferior a
la exigida con carácter general para el uso principal del edificio o del establecimiento.”
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Convencionales: en estos sistemas los dispositivos de detección (detectores y pulsadores)
son instalados en zonas delimitadas por las líneas de cableado, contando con el
inconveniente de no poder identificarse individualmente desde la central. Como solución
alternativa pueden instalarse pilotos indicadores de acción vinculados a cada detector o
zona, lo cual requiere la verificación personal para descubrir el foco de incendio.
Direccionales: los detectores y pulsadores son emplazados en lazos y zonas configuradas
mediante programación desde la central, pudiéndose identificar de modo individualizado
cada elemento de la instalación.
Analógicos: los medios de detección se ubican en lazos o bucles que permiten determinar
exactamente los activados y gracias a los sensores de los dispositivos, que facilitan la
supervisión constante del sistema, obtenemos una evaluación permanente del entorno
protegido. Su funcionalidad es superior a los sistemas anteriores al incluir funciones
añadidas como programación de múltiples parámetros desde la central, comunicación
bidireccional, mantenimiento remoto, etc.
Sistemas mixtos: aquellos que combinan la detección convencional con la individualizada.
El sistema de detección automática de incendios puede contar con los siguientes componentes:
Fuentes de alimentación: se contará con una principal y otra secundaria, por si fallara la
primera; en ocasiones se dispone de una fuente auxiliar que suministra la energía
necesaria ante el fallo de las anteriores.
Software de gestión: facilita muchas de las operaciones habituales que se realizan en las
centrales: programación, monitorización, divisiones, transmisiones, almacenamiento de
datos, mantenimiento, etc.
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3.- CENTRALES DE INCENDIO
Las centrales son diseñadas en función de la “previsible” evolución del incendio, por ello, los
programas de funcionamiento deben contemplar multitud de posibilidades y factores que intervienen
en el inicio y desarrollo del siniestro.
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Centrales convencionales.
Centrales microprocesadas.
Centrales analógicas.
Recibir las señales enviadas por los componentes del sistema (detección real, fallo en
dispositivos, cortocircuito, activación de pulsador, descarga de baterías, etc.) y
convertirlas en señal de aviso o alarma.
Activación de los mecanismos de alarma establecidos en función de las anomalías
producidas.
Emisión de diferentes tipos de señales acústicas y ópticas identificadoras de cada
anomalía: fuego, avería, fallo, cortocircuito, etc.
Transmisión de las señales de alarma hacia dispositivos locales o remotos (sirenas,
campanas, ordenadores, teléfonos, central receptora, etc.) por cable o vía radio.
Programación de los equipos en función de las necesidades o parámetros
predeterminados.
Supervisión del estado y funcionamiento de los diferentes elementos del sistema:
líneas, alimentación, avisadores, iniciadores, etc.
Localización de las zonas o dispositivos en estado de alarma o fallo, por medio de
indicadores de zona en panel frontal o software de gestión.
Aportar a los componentes de la instalación la energía eléctrica necesaria para un
correcto funcionamiento e indicación de la fuente de alimentación.
Posibilidad de realizar el control y mantenimiento por medios remotos.
Activación automática de dispositivos asociados pero que pertenecen a otros
sistemas:
o Climatización y ventilación: cierre de compuertas.
o Evacuación de humos: apertura de exutorios.
o Extinción automática: rociadores, instalaciones automáticas,…
o Protección pasiva: cierre de puertas cortafuego.
o Comunicaciones: activación de transmisores telefónicos de alarmas y
mensajes.
o Bloqueo de ascensores y montacargas en planta baja.
o Evacuación: desbloqueo de puertas y accesos.
o Gobierno y gestión de las prestaciones del sistema desde un ordenador, que
suele integrar otros sistemas de control y protección: intrusión, vigilancia
óptica, control de accesos, etc.
o Elección del idioma con el que se desea operar.
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Centrales convencionales
Estas son alguna de sus características:
División del sistema en zonas.
Estructura modular: las zonas pueden incrementarse con las respectivas
tarjetas de ampliación.
Salidas de relé de prealarma, alarma, avería, reset,…
Salida de alarma individual para cada una de las zonas.
Salidas supervisadas para dispositivos.
Comunicación de alarmas por indicadores ópticos y acústicos.
Puerto de comunicación para conectar a PC, impresora y otros periféricos.
Teclado y display para control y programación.
Indicación óptica de fuego, alarmas, averías, red, batería,…
Cumplir criterios de normalización reglamentarios o estandarizados.
Admite detectores de incendio de todo tipo y detectores especiales.
Conexión de paneles repetidores de varias zonas.
Centrales analógicas
Sus características principales son:
Configuración del sistema en diversos lazos, divididos en zonas y cada una
con sus dispositivos iniciadores.
Configuración personalizada de las zonas.
Comunicación bidireccional y permanente entre los iniciadores y la central,
que recibe la información enviada por los sensores.
Supervisión constante de dispositivos, contactos, conexiones, líneas, salidas,
etc.
Asegura las comunicaciones en el lazo, incluso en caso de cortocircuito o
corte de línea.
Funcionamiento en modo autónomo o conectada en red, con otras centrales.
Integra complejos logaritmos de detección.
Teclado y display integrados en la central para facilitar su gestión y
programación; posibilidad de hacerlo por programa informático mediante
menús intuitivos.
Posibilidad de programación y mantenimiento local o remoto, por medio de
ordenador, vía módem.
Búsqueda e identificación individual de los dispositivos conectados, incluso
los convencionales.
Señalización de prealarma, alarma, avería, mantenimiento,…
Impresora de eventos integrada en el equipo o posibilidad de conexión por
medio de puerto de comunicaciones.
Memoria de los eventos recientes: estados, detecciones, fallos, revisiones,
etc.
Posibilidad de programar las salidas de alarma, avería, fallos,…
Salidas para paneles repetidores, avisadores, puertos de comunicación,
periféricos,…
Procesado y análisis redundante de las señales.
Autoprotección contra sabotajes y accidentes.
Módulos disponibles: de lazos, de bucle, de zonas, para zona convencional,
de entradas, de relés de salida (funciones prefijadas o programables), de
supervisión (de contactos, de dispositivos), de extinción de incendios, fuente
de alimentación, baterías, aislador de áreas (garantiza las comunicaciones en
el lazo al producirse cortocircuito), para comunicaciones exteriores, etc.
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Memorización del tipo de iniciador instalado, así puede diferenciar la alarma
de detectores y pulsadores.
Reconocimiento de la zona en alarma, incluso en ausencia de algún
dispositivo o corte de línea.
Conexión y desconexión de zonas individualmente.
Indicación de los estados de prealarma, alarma, avería, reset,…
Supervisión permanente del sistema a fin de detectar y señalizar anomalías,
averías y fallos: cortocircuito, circuito abierto, desconexión, fallo de batería o
descarga, etc.
Posibilidad de conexión/desconexión de zonas individualmente, de la alarma
interior y exterior.
Admite gran variedad de dispositivos iniciadores y avisadores.
Conexión de distintos tipos de detectores: térmicos, termovelocimétricos,
iónicos, ópticos, etc.,
Activación automática del cierre de puertas cortafuegos, el disparo de
electroválvulas, sirenas individuales etc., pudiendo regularse el tiempo de
disparo.
Integración de teclado para control y gestión, además de display para
señalización local; posibilidad de hacerlo por programa informático.
Incorpora puerto de comunicaciones para gestión remota.
Memoria de los eventos recientes: estados, detecciones, fallos, revisiones,
etc.
Transmisión de alarmas local o remotamente (en este caso a una central
receptora, teléfono, ordenador).
Posibilidad de activar manualmente las señales ópticas y acústicas.
Identificación de averías en las líneas y de la ausencia de detectores.
Protecciones electrostáticas y electromagnéticas.
Integración de módulos de extinción programables.
Control permanente del suministro energético de red y fuentes de
alimentación.
Subcentrales de incendios
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Módulo aislador de cortocircuito: permite desconectar detectores cuando se
produce un cortocircuito en el lazo, manteniéndose la comunicación con el resto.
Módulo de comunicación.
Módulo repetidor.
Panel repetidor.
Baterías: asegurar el funcionamiento de la central ante fallos en el suministro
eléctrico. Deben ser recargables.
Fuentes de alimentación auxiliar: idéntica función que las baterías, con la
diferencia de un mayor tiempo de suministro. Montaje en el interior del equipo o
en una caja exterior individual, con posibilidad de incluir indicador de
funcionamiento.
Indicador luminoso para texto (”EXTINCION DISPARADA” u otros evitables:
FUEGO, DESALOJEN EL LOCAL,…) en caja individual de montaje en superficie.
En el desarrollo de un incendio pueden distinguirse con intervalos de tiempo más o menos largos
cuatro fases.
Fase 1- En esta primera fase el fuego están en estado latente produciéndose gases invisibles al ojo
humano. En esta fase el desarrollo del fuego puede durar horas.
Fase 2- En la segunda fase se producen humos visibles o partículas que se desprenden de la
combustión y que ascienden con gran rapidez. Pudiendo durar horas o minutos.
Fase 3- En la tercera fase en condiciones favorables de existencia de oxígeno, se desarrollan con
gran rapidez los humos y gases tóxicos. Su desarrollo se produce en minutos o segundos.
Fase 4- A los humos sigue la producción de calor con llamas, rayos infrarrojos y ultravioletas, es la
cuarta fase. Es el momento en que el fuego se convierte en incendio, su desarrollo se produce en
pocos segundos.
Detectores Automáticos:
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Podríamos definirlos como dispositivos electrónicos que, por medio de un sensor, controlan un
espacio para detectar la presencia de fenómenos inherentes al fuego (humo, llamas, calor, gases).
Entre sus características:
Monitorización de la zona de forma continua o a intervalos regulares.
Transmisión de las señales captadas a la central de control.
Posibilidad de activar equipos de extinción automática o avisadores por sí mismo.
Se fijarán correctamente a sus bases o soportes para evitar daños causados por
vibraciones o impactos.
Permitir realizar la limpieza, mantenimiento, sustitución, etc. de forma rápida y sencilla.
Integración del piloto indicador del estado de alarma, muy útil para localizar el origen de
un incendio.
Equipos específicos (antideflagrantes) para atmósferas potencialmente explosivas y
entornos agresivos.
Se instalarán detectores adecuados al tipo de fuego previsible con el fin de garantizar una
detección más temprana.
La Norma UNE 23.007 clasifica los detectores de incendio siguiendo diferentes criterios.
Los avances tecnológicos incorporados a los dispositivos iniciadores persiguen optimar la detección
en cuanto a precocidad y fiabilidad con el objetivo se evitan las falsas alarmas.
Los detectores analógicos se ubican en lazos o bucles que permiten determinar exactamente los
activados y gracias a los sensores de los dispositivos, que facilitan la supervisión constante del
sistema, obtenemos una evaluación permanente del entorno protegido.
Su funcionalidad es superior a los sistemas anteriores al incorporar microprocesadores que le
permiten tomar decisiones en función de parámetros programados, como ajustar el nivel de alarma en
función del ambiente, compensación de suciedad, …
Por supuesto que estos equipo dispondrán de las certificaciones oportunas de entidades
normalizadoras reconocidas y acreditadas (AENOR, Ministerio Industria y Energía, Vds, …) que
avalen su tecnología, prestaciones y cualidades.
Detectores de humos
Estos dispositivos detectan la presencia de humo y otras partículas (visibles e invisibles) en
suspensión que se forman durante la combustión de materias. Según su principio de
detección se clasifican en:
Detector de humo por ionización o iónico: se aplica para detectar incendios con
humo y llamas .
Detector óptico de humos: es apropiado para incendios con mucho humo y poca
llama.
Detector iónico
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Montaje en superficie. Base intercambiable.
Carcasa de plástico ABS, con base intercambiable.
Adecuación a Norma UNE 23.007 y homologado por el Ministerio de Industria
y Energía.
Área de detección variable en función de la altura (10 a 16 m2).
Protección contra la extracción no autorizada de la cabeza detectora.
Las partículas en suspensión originadas por actividades industriales (polvo,
aerosoles, etc.) pueden provocar falsas alarmas.
Las temperaturas extremas, la presión y la velocidad del aire pueden afectar
a su funcionamiento.
Otras consideraciones: alcance, alimentación, consumo en reposo y en
alarma, temperatura de trabajo, material, dimensiones, peso, etc.
Detector óptico
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Equipo constituido por emisor de rayos infrarrojos y receptor que forman
(verticalmente) una barrera invisible; la interrupción de humo, vapores y otras
partículas en suspensión en la continuidad de los rayos activará los dispositivos de
alarma.
Como características importantes señalar:
Diferentes niveles de sensibilidad.
Activación de la señal de alarma al captar las interferencias en el área de
detección.
Alcance variable y ajustable: desde 10 hasta 100 m lineales, consiguiendo la
cobertura de superficies entre 1.000 y 1.500 m2.
Ajuste y control de alineación y alarma.
Salidas de alarma y de avería.
Conexión directa a central de detección.
Control de ganancia (evitar activación debida a suciedad).
Posibilidad de reset a distancia.
Piloto o led indicador de acción.
Certificación por parte de entidades normalizadoras de reconocido prestigio.
Otras consideraciones: alimentación, consumo en reposo y en alarma,
temperatura de trabajo, material, dimensiones, peso, etc.
Detectores de llamas
Las llamas surgen de la combustión de los vapores inflamables vinculados a todo fuego,
acompañándose de luminosidad y emisión de energía que se manifiesta en forma de
radiaciones infrarrojas y ultravioletas. Estas emisiones serán captadas por los sensores de los
detectores de llamas y nos permitirá distinguir tres tipos de dispositivos:
Detector termovelocimétrico
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Certificación por parte de entidades normalizadoras de reconocido
prestigio.
Montaje en superficie.
Base intercambiable.
Cambio automático de polaridad.
Encapsulado antihumedad.
Posibilidad de conectar piloto remoto de acción.
Protección contra la extracción no autorizada de la cabeza detectora.
Certificación por parte de entidades normalizadoras de reconocido
prestigio (UNE 23.007).
Otras consideraciones: alcance, alimentación, consumo en reposo y
en alarma, temperatura de trabajo, material, dimensiones, peso, etc.
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Detector de gases
Este equipo es capaz de captar los productos gaseosos originados en toda combustión:
butano, hidrógeno, gas natural, propano,… al descubrir concentraciones de gas superiores a
un valor establecido.
La elección del detector más adecuado garantiza una detección más temprana.
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Versiones de tecnología infrarroja, que facilitan una detección lineal,
incluso superior a 100 m, entre el emisor y receptor.
Existen dispositivos que combinan la detección de gases con sensores
ópticos y térmicos consiguiendo un elevado grado de fiabilidad, rapidez y
precisión.
Introducción
Los medios de alarma actúan conjuntamente con los medios de detección, generando la señal de
alarma de acuerdo con las condiciones analizadas por la central y tan pronto como se inicie el fuego;
esta comunicación es percibida por los medios electrónicos y humanos que actuarán sobre el fuego
y/o procederán a la evacuación en el menor tiempo posible.
Entre los medios de alarma destacamos los siguientes:
Pulsadores de alarma
Dispositivo iniciador que permite la transmisión de una señal de alarma por medio de la pulsación
manual del dispositivo. Estas son sus características principales:
Posibilidad de ser rearmable, reiteradamente (mediante llave).
Montaje en superficie o empotrados, para interior y exterior (estanco a al intemperie).
Emplazamiento a 1, 5 m del suelo (aproximadamente).
Cristal transparente o tintado.
Suelen ser de activación por “ROTURA DE CRISTAL”, aunque también hay del tipo
“CRISTAL IRROMPIBLE”.
Puede incorporar led o testigo indicador de estado y alarma.
Accesorios: tapa de plástico para prevenir disparos accidentales, cubierta precintable,
cajas especiales,…
Inscripciones habituales: “Apretar aquí”, “En caso de incendio romper el cristal”
Adecuados a la norma UNE 23008: “Concepción de las instalaciones de pulsadores
manuales de alarma de incendio”.
Otros pulsadores: para ambientes explosivos (EEx), de “DISPARO DE EXTINCIÓN”,
de “PARO DE EXTINCIÓN”, etc.
El apéndice 1 apartado 2.del RIP recoge textualmente “los sistemas manuales de alarma de
incendio estarán constituidos por un conjunto de pulsadores que permitirán provocar
voluntariamente y transmitir una señal a una central de control y señalización permanentemente
vigilada, de tal forma que sea fácilmente identificable la zona en que ha sido activado el pulsador.
Las fuentes de alimentación del sistema manual de pulsadores de alarma, sus características y
especificaciones deberán cumplir idénticos requisitos que las fuentes de alimentación de los
sistemas automáticos de detección, pudiendo ser la fuente secundaria común a ambos sistemas.
Los pulsadores de alarma se situarán de modo que la distancia máxima a recorrer, desde
cualquier punto hasta alcanzar un pulsador, no supere los 25 m”.
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Sistema de aviso de la alarma.
Transmisión de alarmas
Los medios de transmisión de alarmas garantizarán la emisión y recepción de las
señales, mensajes y datos generados con el fin de mantener la fiabilidad y operatividad del
sistema.
Los elementos imprescindibles para que se produzca la transmisión son: emisor,
receptor y vía de transmisión (radio o cable).
Las medios cableados, redes telefónicas, son los más habituales para la transmisión
de alarmas a centro de control o central receptora, empleándose los sistemas radio como
segunda vía de comunicación de alarmas. Cuando se trata de personas privadas la
transmisión puede hacerse a teléfonos fijos (cable) o aprovechar las nuevas redes de
telefonía móvil (GSM, UMTS). La transmisión vía radio permite, asimismo, la recepción de
alarmas en buscapersonas.
Características de los sistemas vía radio:
Distintos alcances, ampliables instalando repetidores.
Empleo de frecuencias de trabajo diferentes, tanto en la banda UHF como VHF.
Varios canales de emisión / recepción.
Transmisión unidireccional y/o bidireccional.
Inmunidad a interferencias.
Seguridad de transmisión mediante procedimientos de encriptado de Información,
codificación, supervisión de líneas, test de transmisión, etc.
Configuraciones diversas de los equipos: emisor y receptor, emisor y varios
receptores, varios emisores y un receptor.
Los equipos transmisores pueden trabajar de forma momentánea (transmite durante
pocos segundos si la zona cambia de estado) o continua, transmitiendo
permanentemente cuando la alarma esté activada. Pueden ser comunicadores
telefónicos, emisores radio o transmisores GSM.
Los receptores tienen capacidad de gestión de numerosos emisores. Informan del
código, tipo de alarma, fecha / hora, etc. acompañado de señalización acústica y/u
óptica. También pueden disponer de una salida para transmisión de datos y conexión
a ordenador.
La transmisión por redes de telefonía móvil (GSM) posibilita la recepción de
alarmas en cualquier lugar del mundo y también se usa frecuentemente como medio
como alternativo de transmisión, al detectarse fallos o cortes en las líneas telefónicas,
para asegurar la comunicación de las alarmas.
Avisadores telefónicos
Estos equipos, integrados o complementarios de las centrales, permiten transmitir
mensajes de alarma o estado a central receptora de alarmas o teléfonos de usuario,
empleando formatos multiprotocolo.
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Los comunicadores digitales también pueden complementarse con una
interface para ordenador, grabación de eventos en disco duro, impresora en
tiempo real, módem (transmisión multiprotocolo), etc.
Señal acústica: una señal sonora codificada, emitida y difundida por medio de
un dispositivo apropiado, sin intervención de voz humana o sintética. Señal óptica: es
una señal luminosa emitida y difundida por medio de un dispositivo apropiado, sin
intervención de voz humana o sintética.
El anexo IV del R.D. 485 en sus apartados segundo y tercero, se exponen las
características y requisitos de uso de las señales acústicas.
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Ópticas o luminosas: para avisar al público se aprovecha
el alumbrado local o se ubican lanzadestellos o flash
estroboscópico; mientras que para indicar la alarma en el
centro de control se dispone de pilotos, leds o pequeñas
señales luminosas.
o Exteriores: con su instalación conseguimos comunicar la alarma
al público que se halla en el espacio exterior. Como las anteriores
pueden ser acústicas (sirenas o campanas) y ópticas (alumbrado
específico, lanzadestellos o flash estroboscópico).
Avisadores remotos: revelan la alarma en lugares alejados al de origen
como puede ser un centro de control o una central receptora, con el fin de
conocer las causas de la alarma, verificarla e intervenir para anular la
incidencia. Estas alarmas se perciben por medio de señales acústicas
(zumbadores) u ópticas: pilotos, leds y en pantallas de ordenadores por
medio de mensajes, superposición de ventanas, presentación de planos,
intermitencias, etc.
Sirenas
Dispositivo acústico, aunque se complemente con señales luminosas, utilizado para
comunicar la existencia de una alarma a un elevado número de personas. Asimismo,
lleva inherente la función de disuasión al sugerir o intuirse la implantación de un
sistema de protección.
Campanas
Flash estroboscópico
Este elemento es un dispositivo óptico utilizado para comunicar la existencia
de una alarma a un elevado número de personas. Asimismo, lleva inherente la
función de disuasión al sugerir o intuirse la implantación de un sistema de protección.
Algunas de sus características principales son:
Megafonía de seguridad
El sistema de megafonía deberá hacer llegar a todos los sectores de incendio
los avisos (comunicaciones verbales) de actuación en caso de este siniestro en las
instalaciones.
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ANEXO I
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ANEXO II
Tabla I
Operaciones a realizar por personal de una empresa mantenedora autorizada, o
bien, por el personal del usuario o titular de la instalación
Tabla I modificada por la Orden de 16 de abril de 1998 como sigue texto eliminado texto añadido:
Equipo o sistema CADA TRES MESES CADA SEIS MESES
Comprobación de funcionamiento de la
instalación (con cada fuente de
Sistema manual de alarma de suministro).
incendios. Mantenimiento de acumuladores
(limpieza de bornas, reposición de agua
destilada, etc.).
Comprobación de la accesibilidad,
señalización, buen estado aparente de
conservación.
Inspección ocular de seguros, precintos,
inscripciones, etc.
Extintores de incendio
Comprobación del peso y presión en su
caso.
Inspección ocular del estado externo de
las partes mecánicas (boquilla, válvula,
manguera, etc.).
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Comprobación, por lectura del
manómetro, de la presión de servicio.
Limpieza del conjunto y engrase de
cierres y bisagras en puertas del
armario.
Comprobación de la accesibilidad
de la entrada de la calle y tomas
de piso.
Comprobación de la señalización.
Comprobación de las tapas y
correcto funcionamiento de sus
cierres (engrase si es necesario).
Columnas secas. Comprobar que las llaves de las
conexiones siamesas están
cerradas.
Comprobar que las llaves de
seccionamiento están abiertas.
Comprobar que todas las tapas
de racores están bien colocadas
y ajustadas.
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TABLA II.
Programa de mantenimiento de los medios materiales de lucha contra incendios
Operaciones a realizar por el personal especializado del fabricante o instalador del equipo o
sistema o por el personal de la empresa mantenedora autorizada
Tabla II modificada por la Orden de 16 de abril de 1998 como sigue texto eliminado texto añadido:
Equipo o sistema CADA AÑO CADA CINCO AÑOS
Verificación integral de la instalación.
Limpieza del equipo de centrales y
accesorios.
Verificación de uniones roscadas o
soldadas.
Sistemas automáticos de detección y
Limpieza y reglaje de relés.
alarma de incendios.
Regulación de tensiones e intensidades.
Verificación de los equipos de
transmisión de alarma.
Prueba final de la instalación con cada
fuente de suministro eléctrico.
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recepción, con realización de curvas del
abastecimiento con cada fuente de agua
y de energía.
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Cuando se trata de proteger contra incendios riesgos en los que el agente extintor mas
adecuado es el agua, una instalación de rociadores automáticos o sprinklers es el medio más
eficaz y seguro.
- Deflector
- Sistemas de fusible
- Levas de apertura
- Tapón
- Cuerpo.
El sistema de apertura de los rociadores está impedido por un tapón sujeto por un
mecanismo sencillo o fusible, este mecanismo de cierre es sensible al calor.
Dentro de cada una de estas, los rociadores pueden variar su temperatura de disparo, ésta
temperatura varía en función del color distintivo que se le da.
Los rociadores también se diferencian por la posición de su deflector y montaje pudiendo ser:
- Colgantes
- Montantes
- Pared
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- De tubería húmeda.
- De tubería seca.
- De acción previa.
Tubería húmeda: En este caso la red de tuberías está constantemente bajo presión de agua.
Representa el 75% de las instalaciones de rociadores y no se instala cuando existe peligro en
heladas.
Tubería seca: En este caso el agua solo llega hasta la válvula de control, estando
presurizadas de aire entre aquella y los rociadores. Al abrirse un rociador, el aire se escapa
permitiendo la apertura de la válvula y el paso del agua. Este sistema se utiliza cuando existe
peligro de heladas.
Acción previa: en este sistema las tuberías están vacías hasta la válvula de control y llenas de
agua hasta esta, la diferencias con las de tubería seca, consiste en que la válvula de control
se opera por un sistema de detección independiente.
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1.2.- Instalación fija de pulverizadores de agua: Estas instalaciones fijas son de inundación
total en los que la detección es independiente y los rociadores están sustituidos por boquillas
pulverizadoras. Las ventajas que presentan sobre las instalaciones de rociadores son:
- Posibilidad de una detección más perfecta, ya que no están sujetos como los
rociadores a una detección termostática.
- Instalación de un riesgo determinado.
- Utilización en fuegos con electricidad, especialmente en transformadores de
intemperie.
- Posibilidad de refrigeración y limpieza de riesgos exteriores en cualquier momento,
ya que todas estas instalaciones el accionamiento puede ser manual.
1.3.- Instalaciones fijas de polvo químico seco: estos sistemas son de origen reciente, ya que
su aplicación es muy limitada (tanques de disolventes y cabinas de pintura). constan de un
depósito de polvo sin presurizar con un recipiente de nitrógeno como gas impulsor. Del
depósito parte la tubería de alimentación que termina en las boquillas de distribución. La
detección forma parte del sistema para permitir el paso de nitrógeno al depósito y presurizarlo
una vez que el fuego se detecta produciéndose la descarga.
Los sistemas de descarga pueden ser de los tipos de inundación total o de aplicación
local, determinándose el sistema en función del riesgo a proteger.
1.4.- Instalaciones fijas de Anhídrido Carbónico, CO2: En las instalaciones de CO2, según el
tipo de almacenamiento del gas se pueden distinguir dos sistemas:
- De baja presión.
- De alta presión.
Sistemas de baja presión: El CO2 se almacena en grandes depósitos a unos 23 kg./cm2. Para
que pueda mantenerse a esta presión la temperatura del CO2 ha de mantenerse a -18º C.
este sistema solo es económico cuando la cantidad de anhídrido carbónico almacenado
supera los 2500 Kg.
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Inundación total: Este método consiste en establecer una atmósfera inerte en el volumen de
espacio a proteger durante un tiempo. La descarga de CO2 suele oscilar entre el 35% del volumen
y durante un tiempo que dura entre varios minutos a varias horas. Se aplica a fuegos de
combustibles sólidos y fuegos en profundidad, así como a fuegos en los que está presente la
electricidad, tales como cuadros de control, maniobra, alternadores, etc.
Cuando hay que proteger líquidos inflamables en instalaciones permanentes tales como
depósitos de almacenamiento de combustibles o cubas que contienen líquidos inflamables, o
hangares para aeronaves se colocan dispositivos generadores y distribuidores de espuma
física.
Instalación fija de espuma de baja expansión
Básicamente estos sistemas constan de:
- Alimentación de agua para incendios.
- Depósito de espumógeno.
- Proporcionados o mezclador.
- Equipos generadores de espuma.
Según el tipo de espumógeno empleado, serán sistemas de baja, media o alta expansión,
y según el equipo de distribución, serán sistemas de rociadores, de inyección interior, de
cámaras vertederas y generadores.
En los sistemas de rociadores se utilizan boquillas abiertas que distribuyen la espuma por
el área a proteger.
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Son sistemas de diseño similar a los rociadores de agua con un cono de proyección y se
utilizan principalmente en la protección de terminales de carga
Las cámaras vertederas de espuma se emplean como medio para proteger tanques de
techo fijo. Son elementos que producen espuma y la depositan sobre la superficie del
combustible.
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En todas las plantas del inmueble se dispone de este tipo de alumbrado, localizado
principalmente en las vías de evacuación y cabeceras de las puertas de acceso a las
habitaciones y escaleras. Este alumbrado está constituido por bloques autónomos de emergencia
y señalización que aportan un nivel de alumbrado superior a 5 lux en las vías de circulación, con
una autonomía de 1 hora.
El artículo 4º del Real Decreto 485/ 1997, de 14 de abril, sobre disposiciones mínimas de
señalización de seguridad y salud, establece “… la señalización de seguridad y salud en el trabajo
deberá utilizarse siempre que del análisis de los riesgos existentes, de las situaciones de
emergencias previsibles, y de las medidas preventivas adoptadas ponga de manifiesto la
necesidad de:
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señalizadas y deberán disponer señales indicativas de dirección de los recorridos que deben
seguirse desde todo origen de evacuación hasta el punto donde sea visible la salida o la señal
que lo indique.
En los puntos de los recorridos de evacuación en los que existan alternativas que puedan
inducir a error, también se dispondrán las señales antes citadas, de forma que quede
claramente indicada la alternativa correcta. Tal es el caso de determinados cruces o
bifurcaciones de pasillos, así como de aquellas escaleras que, en la planta de salida del
edificio, continúen su trazado hacia plantas más bajas, etc.
En dichos recorridos, junto a las puertas que no sean salida y que puedan inducir a error en la
evacuación debe disponerse la señal con el rótulo “Sin salida” en lugar fácilmente visible pero
en ningún caso sobre las hojas de las puertas.
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Las señales deben ser visibles incluso en caso de fallo en el suministro al alumbrado normal.
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