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¿Dónde estaba el Auditor Interno?

César Enrique Quirós Mora

Esta ha sido la pregunta que siempre se ha hecho cuando en los


medios de prensa se revela algún fraude o corrupción en alguna
Institución Pública, o más aún de algún político que ocupe un
puesto de relevancia en la Administración Pública o que se
encuentre en campaña política. Nadie pregunta ¿dónde estaba el
gerente?, ¿Qué estaba haciendo el director? o ¿Qué paso con el
control interno?
Esta no son preguntas comunes, generalmente siempre se señala
como villano al Auditor Interno y nunca se preguntan ¿que estaba
haciendo la administración?, ¿había controles?, ¿se evaluaron y
determinaron los riesgos?, ¿quién era el responsable del
control interno?
Bueno, el dedo acusador siempre señala al Auditor Interno y
nunca a la Administración, eso ha sido siempre una costumbre en
nuestro país y quizás en toda Latinoamérica. En nuestro caso, a
pesar de que la Contraloría General de la República había
señalado en reiteradas disposiciones que el control interno era
responsabilidad de la Administración (Administración
comprendida desde el mas alto jerarca unipersonal o colegiado
hasta él de mas bajo nivel) siempre los gerentes, directores, jefes
y demás personal han creído y lo han dicho, que el control interno
es responsabilidad del auditor interno y de nadie mas. Siempre
han considerado al control interno como un estorbo o una carga
adicional sin sentido. A esto hay que sumarle la costumbre de no
rendir cuentas, de no dar explicaciones sobre la utilización de los
recursos y mucho menos si se cumplieron las metas y objetivos
para las cuales fueron creadas las instituciones. Todo esto sumado
el resultado = Corrupción y Fraude. El problema no solo es
latino como antes se quería hacer ver, ya que los últimos casos y
más sonados han sido de otras latitudes.
Preocupados por esta situación, en nuestro país se han venido
dando diferentes corrientes de ideas y una que ya fue plasmada en
nuestra Constitución Política y a la vez en una ley, fue la
rendición de cuentas, o sea que como funcionarios públicos
estamos obligados a rendir cuentas sobre los recursos que se nos
han asignado. Adicionalmente en julio del 2002 fue aprobada y
publicada el 4 de setiembre por la Asamblea Legislativa de
nuestro país la Ley N° 8292 Ley General de Control Interno, esta
ley ha venido a crear un gran revuelo en todo el sector público por
varios aspectos importantes a señalar:

1. Le otorga la facultad de promulgar normativa sobre control


interno a la Contraloría General de la República.
2. Obliga a los sujetos de derecho privado que sean
administradores o custodios de fondos públicos, aplicar en
su gestión los principios y las normas técnicas de control
interno que al efecto emita la Contraloría General de la
República.
3. Establece la obligatoriedad de disponer de un sistema de
control interno, define el concepto de sistema de control
interno, los órganos del control interno y la responsabilidad
por el sistema de control interno.
4. Establece los deberes del jerarca y de los titulares
subordinados en el sistema de control interno.
5. Obliga a todas las instituciones públicas a contar con un
sistema específico de valoración de riesgos por áreas,
sectores, actividades o tareas.
6. Establece la obligación de contar con una Auditoría interna
en todos los entes y órganos, así como define el concepto
funcional de Auditoría interna, sus competencias,
organización, su dependencia orgánica, independencia
funcional y de criterio, protección al personal de Auditoría.
Establece los requisitos para auditor y sub-auditor, su
nombramiento, sus deberes, potestades y prohibiciones.
7. Por último se definen claramente las responsabilidades y
sanciones para la administración y para el auditor.

Estos son algunos aspectos que se señalan en esta nueva ley (que
ya no es tan nueva), que indudablemente no es la panacea en la
lucha contra la corrupción y el fraude, pero que viene a contribuir
en la utilización eficiente y eficaz de los recursos públicos, y
principalmente en la rendición clara y transparente de cuentas por
parte de los funcionarios públicos. Adicionalmente también ha
significado un respaldo para las auditorías internas del sector
público, ya que en esta ley se fortalecen y se le da un rol
importante en la fiscalización de los recursos públicos. Sin
embargo a pesar de esto, la diferencia debemos hacerla cada uno
de nosotros, porque por más leyes o disposiciones que se dicten
siempre habrá personas inescrupulosas que únicamente buscan su
interés personal aprovechándose de los recursos y bienes
públicos, de ahí que nuestra labor debe ser tesonera y permanente.
¡Ni un paso atrás!, siempre con la frente en alto y la satisfacción
del deber cumplido.

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