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Herramientas masónicas (8 de 8) – El compás.

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Por Mario Lopez en Esoterismo , Masoneria

El compás es el símbolo de la perfección. Solo con ayuda del


compás es posible trazar la más perfecta de las figuras
geométricas, aquella que no posee lados o, si se quiere ver
de otro modo, aquella que posee infinitos lados. Estamos
hablando de la circunferencia que da lugar al círculo.

El circulo representa lo divino, la perfección de perfecciones.


Nada hay igual a El, ninguna figura se asemeja a El. El está en
todas partes del mismo modo que la circunferencia puede
decirse que es un número infinito de lados.

El compás representa lo más perfecto, lo infinito, el Creador.


Tómalo siempre con prudencia, con el mayor de los respetos
y nunca antes de haber entendido y trabajado las demás
herramientas que se te han proporcionado. El compás es la
perfección, solo comprendiendo las herramientas anteriores
y el compás podrás alcanzarla; pero, hay de ti si eso pretendes. Jamás lo lograrás. Solo el
Creador es perfecto. Podrás acercarte a él pero jamás podrás igualarlo. Comprender el
compás en toda su extensión es imposible para el mortal humano. 1

Lecciones muy importantes sacarás del estudio del compás, pero la más clara, la primera
que te enseñará es que todos los puntos son iguales. En la circunferencia no hay un punto
que destaque sobre los demás, todos forman la circunferencia, todos son necesarios y
ninguno puede ser excluido o ya no tendremos una circunferencia. Aplica eso a los
ciudadanos que te rodean, que todos sean iguales para ti, ninguno superior o inferior a los
demás. Todos son necesarios para que la sociedad avance: tan importante es el ingeniero
que ha diseñado algo como el obrero que siguiendo sus instrucciones lo construye. Uno no
puede trabajar sin el otro. Todo está interrelacionado.

Te enseña también que has de ser ecuánime y colocarte en el medio de todo. La


circunferencia trazada con el compás solo es posible situando una de las puntas en lugar
firme y seguro y moviendo la otra usando la primera como eje. Ese punto central se
encuentra a la misma distancia de todos los demás, ni más cerca ni más lejos de ninguno de
ellos. Ese punto central hemos de ser nosotros tratando a todos por igual; pero para poder
hacerlo has de estar firme en tus decisiones porque no toda la sociedad entenderá que
trates por igual al poderoso y al pobre. Solo permaneciendo firme en tus convicciones como
la punta apoyada en el centro será posible que actúes así.
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Esa fortaleza solo la lograrás cuando interiorices lo que realmente eres, lo que todos los
hombres somos en realidad, y percibas que lo importante se encuentra en el Oriente Eterno
y no en la Tierra temporal donde estamos morando ahora. Deberás comprender tu
verdadera naturaleza y para ello, el compás te muestra el camino. La circunferencia
perfecta, el símbolo de la perfección y el Creador solo son posible con un centro. Has de
encontrar el centro para poder trazarlo. Así, de ese mismo modo, has de buscar tu centro,
has de mirar en tu interior, es tu VITRIOL, el punto que te permitirá comenzar a comprender
la grandeza de la creación y acercarte a su entendimiento. Acercarte a la circunferencia
divina y al compás que la genera. Comenzarás a comprender la herramienta y comenzarás
a verla con el respeto que merece porque te darás cuenta que es la más sagrada de todas
las herramientas, te darás cuenta que es la herramienta que te guía en el último tramo del
camino que has iniciado hacia la Luz y te darás cuenta que es la herramienta que solo el
Creador puede manejar a la perfección para completar su obra.

El compás muestra lo divino del mismo modo que la escuadra representa lo material. El
símbolo masónico es claro sobre ello y el avance a lo largo de sus grados te lo muestra sin
velos. Al principio lo material se encuentra sobre lo divino, luego se entrelaza y al final lo
divino se encuentra sobre lo material. No quiere esto decir que solo a la muerte seas
perfecto, lo perfecto no existe ni siquiera en la muerte ya que solo el GADU lo es. Pero
acercarse a lo divino es posible incluso en la vida. El desapego por lo material, el apego
hacia lo existencial, hacia lo espiritual, te acercará al Arquitecto de los Mundos y una vez
comprendido lo que eres y hacia donde deber dirigir tus pasos comprenderás por qué has
necesitado bajar a lo material para perfeccionarte. Comprenderás que tu alma inmortal es
pura pero no perfecta porque ningún mérito tendrías si la perfección te hubiese sido dada.
El Gran Creador te ha dado la libertad, el mayor de los regalos posibles y esta libertad solo
es posible gracias a la imperfección y el libre albedrio. Tu y solo tú eres responsable de tu
avance gracias a las elecciones que hagas.

Si te has fijado en el compás verás que su grado de apertura cambia en virtud del avance
que has logrado en la orden y puede ser de 30 – 60 o 90 grados de amplitud. Algunos
autores citan las medidas de 45, 60 y 90 u otras similares; pero la de 90 grados siempre es
coincidente. El ser humano no puede comprender más allá, no puede comprenderlo todo y
la apertura máxima – 180º – es la apertura que le correspondería al Creador que todo lo
sabe.

Para terminar podemos decir que el compás abierto simboliza el trabajo. Solo cuando los
trabajos están abiertos se coloca el compás en su lugar sobre el ara y se abre en alguno de
los ángulos ya descritos. Cuando los trabajos se cierran, el compás se guarda pero con las
puntas cerradas. Vemos así que el compás puede representar tanto el trabajo necesario
para instruirnos y avanzar como el descanso necesario para lograr la introspección, la calma

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y la tranquilidad en nuestras vidas. Parece como si el compás lo englobase todo y así ha de
ser. ¿Acaso aún no has comprendido que el compás representa al Creador que todo lo
engloba?

Así pues, mira al compás con el máximo de los respetos porque cuando lo miras estás
mirando la herramienta del Creador. Estas mirando lo más sagrado que cualquier hombre
puede tener en sus manos.

Notas

3/3

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