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La Cooperación

Internacional en
Guatemala
Debilidades y retos
Andrés Cabanas, 2011

Resumen de artículos, foros y reuniones realizadas entre los años 2008 y 2011, con el eje de la
reflexión sobre el estado de la cooperación en Guatemala, y la necesidad de su transformación
para aportar a los cambios estructurales.
La Cooperación Internacional en Guatemala

Contenido

Retos de la cooperación solidaria: apoyo a la transformación de las relaciones de poder y la


refundación del Estado ..................................................................................................................... 2
Primer reto. Reflexionar autocríticamente sobre logros e impactos de nuestro esfuerzo. ..... 2
Segundo reto. Leer de manera dinámica el contexto y en particular el estado de los
movimientos y las luchas sociales. ............................................................................................... 3
Tercer reto. Apostar por acciones y procesos que tiendan a provocar transformaciones
estructurales y la modificación de las actuales relaciones de poder. ........................................ 3
Cuarto reto. Cuestionar el modelo económico existente en el Primer Mundo, causa del
empobrecimiento de los países del Tercer Mundo. .................................................................... 4
Reto fundamental. La politización de la Cooperación................................................................. 5
Cooperación internacional: atender a las causas y no a los efectos de los problemas ................ 6
Resultados limitados ..................................................................................................................... 6
Choque de agendas y de visiones ................................................................................................. 7
¿Y la estructura de poder? ............................................................................................................ 8
Nuevos escenarios para el trabajo de la Cooperación .................................................................. 10
Una nueva mirada y una nueva lectura de país. ........................................................................ 11
Una nueva lectura y práctica en el escenario internacional. .................................................... 11
Mirar hacia nuestro interior: cuestionarlo todo y cuestionarnos nosotras y nosotros
mismos.......................................................................................................................................... 12
Revisar nuestras formas de trabajo. .......................................................................................... 12
Retornar a la comunidad............................................................................................................. 13
Repolitizar la cooperación y nuestro trabajo. ........................................................................... 13
La cooperación que camina como pato .......................................................................................... 14
Empresas exitosas, accionar irresponsable ............................................................................... 15
Acumulación frente a solidaridad .............................................................................................. 17
Foro “Pueblos Indígenas, Cooperación Internacional y Desarrollo en Guatemala”. .................. 19
Foro “Cooperación Internacional: una mirada crítica desde los sujetos sociales en
Centroamérica”. ............................................................................................................................... 25
Foro Nuevos escenarios para el trabajo de la Cooperación ......................................................... 28

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La Cooperación Internacional en Guatemala

Retos de la cooperación solidaria: apoyo a la


transformación de las relaciones de poder y la
refundación del Estado

Planteo en esta exposición cuatro retos fundamentales para el trabajo de la cooperación


solidaria, a partir de mi experiencia profesional y del análisis del contexto guatemalteco.
La cooperación no es responsable única del subdesarrollo, la exclusión, la injusticia o la
debilidad de las instituciones democráticas. Sin embargo, como uno de los actores sociales
actuantes en Guatemala, las organizaciones cooperantes tenemos la obligación de realizar
una relectura de la situación del país y de nuestros objetivos y forma de trabajo.

Primer reto. Reflexionar autocríticamente sobre logros e impactos de


nuestro esfuerzo.

Es evidente que el trabajo de la cooperación en el país no está revirtiendo o modificando


la extrema pobreza, el racismo, el sistema patriarcal que deriva en violencia masiva contra
las mujeres, la discriminación contra homosexuales y lesbianas, etc.

Por ejemplo, no hemos logrado impulsar la agenda de la paz, a pesar de que los Acuerdos
de Paz han constituido el marco referencial privilegiado para nuestro trabajo durante los
últimos años. El impulso de una reforma tributaria donde paguen más quienes más tienen,
la superación del monoculturalismo a través de la reforma del Estado centralista, la
consolidación de espacios de diálogo y de toma de decisiones, en el marco de una
democracia participativa, son asuntos pendientes, contrapuestos a la profusa inversión
realizada para desarrollar los Acuerdos.

Tampoco han existido avances en el ejercicio de la ciudadanía por parte de las mujeres, a
pesar de la transversalización del enfoque de género en absolutamente todos los
proyectos de absolutamente todas las iniciativas de cooperación. Por el contrario, los más
de 600 asesinatos promedio de mujeres desde el año 2000, precedidos de tortura en un
35% de los casos y de violación en el 45%, revelan la vigencia de una cultura de desprecio

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La Cooperación Internacional en Guatemala

a las mujeres, y un contexto de perpetuación de relaciones desiguales de poder y carencia


de garantías para su desarrollo en el espacio público, con el mensaje implícito de la
conveniencia para las mujeres del retorno al hogar. De poco parecen haber servido tantos
y tan bien intencionados procesos formativos y de promoción de la autoestima,
empoderamiento o búsqueda de una nueva masculinidad.

Segundo reto. Leer de manera dinámica el contexto y en particular el


estado de los movimientos y las luchas sociales.

Es fundamental conocer y responder a lo que se denomina el nuevo ciclo de lucha de los


movimientos sociales, iniciado en 2003 a partir del fracaso en el desarrollo de los
Acuerdos de Paz. En este nuevo ciclo de luchas son importantes (disculpen si quedan fuera
referentes relevantes) la defensa de la soberanía de los bienes naturales, a través de las
consultas comunitarias; el paso de una etapa de resistencia pasiva a otra de lucha por el
poder por parte de los movimientos indígenas; la emergencia del movimiento feminista,
con la visibilización de lo privado como público y político, y la apuesta por la diversidad de
actores y demandas en la construcción de una nueva sociedad.

Si bien es cierto que el movimiento social en Guatemala está desarticulado y atomizado


(constituye un actor marginal en el proceso de toma de decisiones) es necesario observar
lo que el académico Peter Marchetti denomina “el actual proceso social de ruptura… la
aparición de la política oculta de los excluidos en el escenario sociopolítico tradicional”.

La lectura dinámica y positiva de este nuevo contexto de lucha debe llevar a la


cooperación solidaria a la apuesta por el fortalecimiento de estos actores. De lo contrario,
nos quedamos a la zaga de dinámicas sociales todavía no consolidadas pero innovadoras y
rupturistas.

Tercer reto. Apostar por acciones y procesos que tiendan a provocar


transformaciones estructurales y la modificación de las actuales
relaciones de poder.

Algunas organizaciones cooperantes pretenden que Guatemala puede mejorar sin que se
modifiquen sustancialmente la propiedad de la tierra, la estructura tributaria que favorece
la evasión, la configuración centralista del Estado, alejada de la plurinacionalidad, o las
relaciones de género basadas en la dominación y la subordinación. Al no promover

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La Cooperación Internacional en Guatemala

reformas estructurales, los proyectos de la cooperación, incluso en el caso de que sean


bienintencionados, se convierten en pequeñas islas, con impacto limitado en el bien vivir
de las comunidades, y sin capacidad de trascender y sostenerse.

Es el caso por ejemplo de maravillosos proyectos productivos que tropiezan con una lógica
de mercados oligopólicos y cautivos. O de extraordinarios proyectos de fortalecimiento de
poder local que se estancan ante la carencia de recursos financieros por parte de las
municipalidades y los Consejos de Desarrollo (por la ausencia de una reforma tributaria
integral y progresiva). O de impecables proyectos de legalización de tierras que se
encuentran ante la evidencia de que no existen tierras para legalizar (pues ya están
ocupadas, explotadas o han sido históricamente usurpadas para la agro exportación). O de
idílicos proyectos con equidad de género que no abordan las relaciones de poder
hombres-mujeres y desconocen la existencia de la violencia contra más del 60 por ciento
de las mujeres.

El reto de la cooperación solidaria reside aquí en abordar las relaciones inequitativas de


poder, las relaciones de explotación, tanto en lo íntimo como en lo privado y lo público, y
apoyar actores y soluciones orientadas a su transformación en relaciones equitativas y
solidarias.

Cuarto reto. Cuestionar el modelo económico existente en el Primer


Mundo, causa del empobrecimiento de los países del Tercer Mundo.

La cooperación solidaria debe enfocarse en la denuncia de la participación de empresas


canadienses, estadounidenses y europeas en los negocios monopólicos de energía
eléctrica, telefonía, agua, pesca y producción de etanol (para satisfacer el mercado de
consumo europeo en detrimento de la producción de alimentos y el combate a la
desnutrición que afecta al 49% de la niñez). Es decir, debe superarse el vacío de
información, análisis y denuncia sobre el actual ciclo de expoliación de los bienes
naturales, considerado el tercer despojo.

Para David Llistar, “No existe en el ideario de la cooperación un mapa integral de las
causas de la pobreza originada por el Norte ni una evaluación comparada de la
importancia relativa de cada una de estas causas y muchos de los mecanismos
transnacionales que producen anticooperación” .

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La Cooperación Internacional en Guatemala

La denuncia del Acuerdo de Asociación como mecanismo de legitimación del expolio de


bienes naturales debe ser un escenario privilegiado de actuación.

Reto fundamental. La politización de la Cooperación.

Estos retos se resumen en la necesidad de la politización de la cooperación y las


organizaciones solidarias. Politizar, como lo entendemos a partir de la definición de
Boaventura de Sousa Santos, implica “identificar relaciones de poder e imaginar formas
prácticas de transformarlas en relaciones de autoridad compartida” en un contexto de
“repolitización global de la práctica social”.

Esta tarea ardua requerirá de profundos cambios organizativos y de formas de trabajo:


desonegeización, búsqueda de autonomía financiera y autonomía política de la
cooperación gubernamental, construcción de base social y movimiento político en el
primer mundo, promoción de conciencia política (más allá de la sensibilización) y, sobre
todo, el establecimiento de un diálogo y una relación horizontal con las y los actores del
movimiento social en el Tercer Mundo que están promoviendo un nuevo ciclo de luchas:
por la soberanía plena de las personas y poblaciones y por la refundación de los Estados
corporativos e individualizados actuales.

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La Cooperación Internacional en Guatemala

Cooperación internacional: atender a las causas


y no a los efectos de los problemas

Este artículo analiza una línea y una forma de trabajo específicas de la cooperación
internacional. La generalización en la argumentación no pretende invisibilizar otras
visiones y maneras de actuar, sino que constituye una invitación a la reflexión y el debate.

La implicación de policías guatemaltecos en el asesinato de tres diputados salvadoreños,


en febrero de 2007, reveló la penetración de grupos y actividades criminales en la
institución policial, pero también las limitaciones de la cooperación internacional como
promotora de reformas en el sector.

Los casi 100 millones de euros invertidos por la Unión Europea en programas de apoyo y
asistencia técnica para contribuir a la reforma judicial y policial en Guatemala después de
la firma de los Acuerdos de Paz no han logrado el fortalecimiento de la institucionalidad.

Además del asesinato de los diputados, desde 1996 existe implicación de altos oficiales de
la Policía, incluso de unidades enteras, como la unidad antinarcóticos, en actividades de
narcotráfico, secuestro y prostitución [1] . " La gran mayoría de guatemaltecos no confía ni
en la Policía ni en el sistema de justicia" concluye Denis Martínez [2] .

Resultados limitados

El Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas (AIDPI), constituye otro


ejemplo donde los logros no se corresponden con la prioridad otorgada por la
cooperación. A la par de pequeños avances legislativos (Ley de Promoción Educativa
contra la Discriminación, Ley de Idiomas, transferencia a la Academia de Lenguas Mayas
de Guatemala del Canal 9 de Televisión) [3] , continúan intactas "las estructuras de poder
y el control de las comunidades y, paralelamente a la agenda de la paz, se promueve de
manera desordenada y salvaje la agenda del neoliberalismo, con base en las normas del
TLC con Estados Unidos y el Plan Puebla Panamá, poniendo en riesgo la vida de los
pueblos indígenas" [4] , afirma el académico Máximo Ba Tiul.

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La Cooperación Internacional en Guatemala

Tampoco se ha avanzado en el fortalecimiento del Estado, el impulso de una reforma


tributaria donde paguen más quienes más tienen, la superación del monoculturalismo a
través de la reforma del Estado centralista, o la consolidación de espacios de diálogo y de
redistribución de toma de decisiones, en el marco de una democracia participativa.

Por el contrario, predomina en Guatemala un modelo económico fundamentado en la


explotación de bienes naturales de las comunidades, de matriz exportadora primaria, que
concentra la riqueza y prescinde de la población (expulsada hacia Estados Unidos o
amenazada de desalojo, como en el caso de las comunidades afectadas por la
hidroeléctrica Xalalá, en Ixcán, Uspantán y Alta Verapaz).

Choque de agendas y de visiones

La cooperación por sí misma no es responsable del subdesarrollo, la exclusión, la injusticia,


la debilidad de las instituciones o el estancamiento en el cumplimiento de los Acuerdos de
Paz. Sin embargo, como uno de los actores sociales determinantes en el país, tiene la
obligación de realizar una lectura crítica de la situación del país y de sus propios objetivos
y formas de trabajo.

Los limitados logros del trabajo de la cooperación se deben, según Henry Morales, al
hecho de que privilegia "las relaciones económicas y comerciales" por encima de un
"enfoque humanista y democrático" [5] . Intereses de países donantes o de empresas de
esos países en sectores económicos como telefonía celular, hidroeléctricas, petróleo, oro
o agua, contradicen la agenda de la paz y generan una situación casi esquizofrénica:
algunos cooperantes apoyan proyectos rechazados por las comunidades, mientras
aprueban pequeños fondos que atenúan una parte de las necesidades básicas de las
mismas. Es el caso, entre otros, del apoyo incondicional otorgado por Canadá a la minería
de metales a cielo abierto.

La cooperación se desenvuelve, en estas ocasiones, de manera ambigua, generalista,


cuando no abiertamente hipócrita: es decir, afirma combatir la pobreza y la exclusión,
pero apoya la explotación de los bienes naturales y la continuidad de un modelo de
opresión.

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La Cooperación Internacional en Guatemala

La imposición de los intereses de los cooperantes va acompañada de otras exigencias, más


o menos sutiles, y de formas de trabajo que reproducen un imaginario de dominación. Por
ejemplo:

• la cooperación interviene en vez de interactuar con los actores locales y de


acompañarlos en su accionar.
• trabaja para población beneficiaria y no con sujetas y sujetos sociales (el lenguaje, que
nos sirve para entender e interpretar el mundo, funciona en estos casos como señal de
identidad).
• se percibe como actor externo y no como una más de las partes (porque esto último
obliga a un diálogo franco y respetuoso y a la búsqueda de consensos con los actores
sociales).
• desconfía de la capacidad de las organizaciones sociales, especialmente en cuanto al
manejo de los recursos, imponiendo mecanismos de control sobre las organizaciones y los
proyectos.
• elude la autocrítica, la evaluación y sistematización de su trabajo, al tiempo que las
impone y condiciona en las organizaciones socias.
• privilegia el cumplimiento de actividades y resultados sobre procesos.
• impone, en función de la ejecución, formas organizativas artificiales, cuya identidad no
perdura más allá de la existencia de fondos.

¿Y la estructura de poder?

Sin embargo, el punto central para analizar las limitaciones del trabajo de la cooperación
no se refiere a estilos y formas de trabajo, ni siquiera a la imposición de determinadas
agendas, sino a la falta de abordaje de las relaciones de poder y de la necesidad de
impulsar profundas reformas estructurales.

Es decir, por parte de (algunas) organizaciones cooperantes se pretende que Guatemala


pueda mejorar sin que se modifiquen sustancialmente la propiedad de la tierra, la
estructura tributaria que favorece la evasión, la configuración centralista del Estado,
alejada de la plurinacionalidad, o las relaciones de género basadas en la dominación y la
subordinación.

Es el caso por ejemplo de maravillosos proyectos productivos que tropiezan con una lógica
de mercados oligopólicos y cautivos. O de extraordinarios proyectos de fortalecimiento de

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La Cooperación Internacional en Guatemala

poder local que se estancan ante la carencia de recursos financieros por parte de las
municipalidades y los Consejos de Desarrollo (por la ausencia de una reforma tributaria
integral y progresiva). O de impecables proyectos de legalización de tierras que se
encuentran ante la evidencia de que no existen tierras para legalizar (pues ya están
ocupadas, explotadas o han sido históricamente usurpadas para la agroexportación). O de
idílicos proyectos con equidad de género que no abordan las relaciones de poder
hombres-mujeres y desconocen la existencia de la violencia contra más del 60 por ciento
de las mujeres [6].

Sin promover reformas estructurales, los proyectos de la cooperación, incluso en el caso


de que sean bienintencionados, se convierten en pequeñas islas, con impacto limitado en
el bien vivir de las comunidades, y sin capacidad de trascender y sostenerse.

Se trata entonces, de que la cooperación analice los factores estructurales que impiden el
desarrollo, proponiendo soluciones para las causas de los problemas y no para sus
efectos, y se vincule a las y los actores que promueven un nuevo ciclo de luchas en el país.

Notas

[1] Cabanas, Andrés: “Un país con muchas fallas”, en Memorial de Guatemala, número 75,
28 de febrero de 2007.
[2] Martínez, Denis (abril de 2007): Rol de Cooperación Europea en la promoción de los
Acuerdos de paz en guatemala, Reforma judicial y reestructuración de la Policía,
Guatemala.
[3] Cojtí, Waqu’ Q’anil Demetrio, Son Chonay, Ixtz’ ulu’Elsa y Rodríguez Guaján, Raxché
(2007): Nuevas perspectivas para la construcción del estado Multinacional. Propuestas
para superar el incumplimiento del Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos
Indígenas, Guatemala, Coordinadora Waqib’ Kej y Cholsamaj.
[4] Ba Tiul, Máximo (abril 2007): El Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos
Indígenas y la Cooperación de la Unión Europea diez años después, ponencia presentada
en Bruselas.
[5] Morales, Henry: “La ayuda al desarrollo de la Unión Europea en
Centroamérica: actualidad y tendencias”, Revista Pueblos, Madrid, número 26, junio de
2007.
[6] Datos de la Procuraduría de los Derechos Humanos.

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La Cooperación Internacional en Guatemala

Nuevos escenarios para el trabajo de la


Cooperación

Las reglas del juego cambian –o nos las cambian- aceleradamente. Tanto, que ni siquiera
la democracia formal representativa es un valor absoluto, y es atacada ya por los golpistas
o por los constitucionalistas de Pro Reforma.

El narcotráfico genera un narco estado, un narco poder y una narco economía.

La seguridad vuelve a ser, como antes de 1996, poco democrática, y se reactivan los
mecanismos de control social, desinformación, guerra psicológica, para desestructurar y
debilitar movimientos.

Los Acuerdos de Paz desaparecen de la práctica y el discurso institucional y, cada vez más,
de la práctica y el discurso de la Cooperación, suplantados por las metas del milenio, la
gobernabilidad, el fortalecimiento institucional pero ¿de qué institucionalidad estamos
hablando?

En este marco de incertidumbre, de escenarios conflictivos y cambiantes, donde las


preguntas son infinitamente mayores que las respuestas debemos preguntarnos si
estamos preparados para actuar en esta nueva etapa, si tenemos capacidad de leer
correctamente este nuevo contexto, o aplicamos recetas y fórmulas universales,
generales, abstractas.

¿Tenemos respuestas complejas, innovadoras, cambiantes, estratégicas o reaccionamos


con fórmulas gastadas, respondemos con fórmulas gastadas, con inercia, con rutina, con
modelos inoperantes construidos sobre realidades desactualizados o con modelos
universalistas, aplicables en casi cualquier lugar, totalmente desadaptados de la realidad
guatemalteca.

¿Tenemos capacidad de cuestionar y replantearnos la viabilidad y la adaptación de


nuestros planteamientos al contexto actual?

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La Cooperación Internacional en Guatemala

Por ejemplo, una interrogante que se puede producir en el futuro inmediato: ¿qué
haremos como cooperación internacional en una coyuntura de golpe de estado de
involución politico militar? ¿O qué haremos en un escenario, no deseable, pero tampoco
excesivamente improbable de reinicio en ciertos espacios y sectores, de una
confrontación no cívica y fuera del marco legal? ¿Qué hacemos, nos inventamos un
marco lógico, pedimos un plan estratégico? Muchas señales nos indican que, nos guste o
no nos guste, debemos empezar a prepararnos para esta etapa.

Necesitamos nuevas miradas y nuevos objetivos y formas de trabajo adecuados a estas


lecturas.

Una nueva mirada y una nueva lectura de país.

El marco democrático diseñado por los Acuerdos de Paz está tambaleándose, el Estado es
el instrumento para la acumulación de todo tipo de grupos económicos, criminales,
gremiales, transnacionales. El imaginario hasta ahora prevaleciente, de la existencia de
consensos mínimos para el desarrollo y de prácticas y apertura institucional, de
permeabilidad al diálogo, a la incidencia y al cabildeo por parte de las organizaciones y
comunidades, está desapareciendo .

Una nueva lectura y práctica en el escenario internacional.

Debemos cuestionar nuestras raíces, es decir la vinculación gobiernos-cooperación-


empresas. Si en algún momento existió o nos imaginanos una comunidad internacional
comprometida con el impulso de los Acuerdos de Paz hoy existe una comnidad
internacional mayoritariamente comprometida con el saqueo, y esto se refuerza en la
actual crisis.
La cooperación solidaria debe enfocarse en la denuncia de la participación de empresas
canadienses, estadounidenses y europeas en los negocios monopólicos de energía
eléctrica, telefonía, agua, pesca y producción de etanol (para satisfacer el mercado de
consumo europeo en detrimento de la producción de alimentos y el combate a la
desnutrición que afecta al 49% de la niñez). Es decir, debe superarse el vacío de
información, análisis y denuncia sobre el actual ciclo de expoliación de los bienes
naturales, considerado el tercer despojo. Para David Llistar, “No existe en el ideario de la
cooperación un mapa integral de las causas de la pobreza originada por el Norte ni una

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La Cooperación Internacional en Guatemala

evaluación comparada de la importancia relativa de cada una de estas causas y muchos de


los mecanismos transnacionales que producen anticooperación” . La cooperación se
desenvuelve, en estas ocasiones, de manera ambigua, generalista, cuando no
abiertamente hipócrita: es decir, afirma combatir la pobreza y la exclusión, pero apoya la
explotación de los bienes naturales y la continuidad de un modelo de opresión.

Mirar hacia nuestro interior: cuestionarlo todo y cuestionarnos nosotras


y nosotros mismos.

Debemos empezar por reconocer el impacto limitadísimo de nuestro trabajo, por ejemplo,
en la modificación de las relaciones de explotación y opresión, en la situación de los
pueblos indígenas y las mujeres, en la democratización de la toma de decisiones. Por el
contrario, asistimos al repunte de la violencia contra las mujeres, a la profundización del
racismo, al apogeo del pensamiento fundamentalista que aconseja a las mujeres el
retorno al hogar…

La cooperación solidaria debe enfocarse en la denuncia de la participación de empresas


canadienses, estadounidenses y europeas en los negocios monopólicos de energía
eléctrica, telefonía, agua, pesca y producción de etanol (para satisfacer el mercado de
consumo europeo en detrimento de la producción de alimentos y el combate a la
desnutrición que afecta al 49% de la niñez). Es decir, debe superarse el vacío de
información, análisis y denuncia sobre el actual ciclo de expoliación de los bienes
naturales, considerado el tercer despojo. Para David Llistar, “No existe en el ideario de la
cooperación un mapa integral de las causas de la pobreza originada por el Norte ni una
evaluación comparada de la importancia relativa de cada una de estas causas y muchos de
los mecanismos transnacionales que producen anticooperación” .

La falta de acción en nuestros paises, nuestras formas de no organizarnos, nuestra


dependencia de financiadores, nuestras lógicas de actuación empresarial

Revisar nuestras formas de trabajo.

Es necesario modificar el desconocimiento del pais, la arrogancia, el autoritarismo, el


verticalismo, la imposición de formas organizativas, la ostentación en el marco de un país
pobre, la incoherencia entre discursos y práctica.

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La Cooperación Internacional en Guatemala

Retornar a la comunidad

Como afirma Máximo Ba Tiul, debemos regresar a la comunidad como escenario,


territorio y sujeto primordial en este nuevo ciclo de luchas.

Heidegger afirmaba que no es lo mismo ver y hacer la política desde una choza que desde
un palacio. ¿Desde dónde hacemos nosotros cooperación y qué imaginario de sociedad y
de acción creamos a partir de ello?

Repolitizar la cooperación y nuestro trabajo.

Algunas organizaciones cooperantes pretenden que Guatemala puede mejorar sin que se
modifiquen sustancialmente la propiedad de la tierra, la estructura tributaria que favorece
la evasión, la configuración centralista del Estado, alejada de la plurinacionalidad, o las
relaciones de género basadas en la dominación y la subordinación. Al no promover
reformas estructurales, los proyectos de la cooperación, incluso en el caso de que sean
bienintencionados, se convierten en pequeñas islas, con impacto limitado en el bien vivir
de las comunidades, y sin capacidad de trascender y sostenerse.

El reto de la cooperación solidaria reside aquí en abordar las relaciones inequitativas de


poder, las relaciones de explotación, tanto en lo íntimo como en lo privado y lo público, y
apoyar actores y soluciones orientadas a su transformación en relaciones equitativas y
solidarias.

Necesitamos en fin una cooperación política, en el sentido tradicional e histórico del


término, y en el sentido que plantea Boaventura de Sousa Santos. Politizar implica
“identificar relaciones de poder e imaginar formas prácticas de transformarlas en
relaciones de autoridad compartida” en un contexto de “repolitización global de la
práctica social”.

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La Cooperación Internacional en Guatemala

La cooperación que camina como pato

El análisis de la cooperación de España en Guatemala no puede desvincularse de la


reflexión sobre el impacto de otras relaciones de tipo económico y comercial.
Fundamentalmente, de la presencia de transnacionales en sectores económicos
estratégicos, como el agua, las telecomunicaciones, el turismo o la distribución de energía
eléctrica, adjudicada en su totalidad a Unión Fenosa/Gas Natural, Iberdrola y Endesa.

La estrategia de la cooperación española, plasmada en el Acta de la VII Reunión de la


Comisión Mixta Hispano Guatemalteca de Cooperación, de 27 de abril de 2009, define
como prioridades horizontales las siguientes: Inclusión social y lucha contra la pobreza;
Promoción de los derechos humanos y gobernabilidad democrática; Género en desarrollo;
Sostenibilidad medioambiental y Consideración de la dimensión cultural. Asimismo, define
estas prioridades sectoriales: Gobernabilidad democrática (justicia y seguridad
democrática); Desarrollo rural y lucha contra el hambre; Sectores sociales
básicos/Cohesión social; Género y Desarrollo.

Esta estrategia implica una apuesta efectiva por un Estado y una sociedad fuertes,
orientadores de un modelo de desarrollo justo y equitativo y reguladores de intereses
corporativo-sectoriales. Se contextualiza en la agenda de la paz guatemalteca,
concretamente en el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria, que
afirma: “Corresponde al Estado promover, orientar y regular el desarrollo económico del
país de manera que, con el esfuerzo del conjunto de la sociedad se asegure, en forma
integrada, la eficiencia económica, el aumento de los servicios sociales y la justicia social.

En la búsqueda del crecimiento, la política económica debe orientarse a impedir que se


produzcan procesos de exclusión económica, tales como el desempleo y el
empobrecimiento y que, al contrario, se maximicen los beneficios del crecimiento
económico para todos los guatemaltecos. En la búsqueda del bienestar de todos los
guatemaltecos, la política social debe propiciar el desarrollo económico, mediante su
impacto en la producción y la eficiencia”.

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La Cooperación Internacional en Guatemala

Contrario a esto, las transnacionales se manejan en el marco de un proyecto neoliberal, de


apertura de mercados, desregulación estatal, extrajudicialidad y orientación de la
economía al mercado externo (reprimarización del modelo económico, según Raúl
Zibechi), con graves consecuencias para el autoabastecimiento alimentario y la economía
popular, como escasez de alimentos, alza de precios, hambrunas o crecimiento de la
pobreza. Este modelo, de por sí empobrecedor y no equitativo, promueve o se beneficia
de la existencia de un Estado con escasa capacidad reguladora y de generación de
consensos, de una institucionalidad al servicio de intereses corporativos y de una sociedad
desarticulada. Es decir, Estado y sociedad débiles frente al predominio económico y
político de las corporaciones y el mercado.

Las transnacionales españolas en Guatemala no legislan ni hacen polí- tica directa, pero la
arquitectura legal e institucional del país parece estar hecha a la medida de sus intereses.
Así se deduce de la Ley General de Electricidad como marco favorecedor de la
privatización; de la permisividad del régimen fiscal y tributario (el más benigno de América
Latina en términos de tributación sobre la riqueza); de la existencia de un magnánimo
régimen de exenciones fiscales, que permite a las empresas acogerse a exenciones propias
de empresas maquiladoras; o de la inexistencia de una Procuraduría del Consumidor
(aprobada y no desarrollada) capaz de investigar el mal servicio, excesos tarifarios y abuso
en los cobros. Influye también, por supuesto, la impunidad institucionalizada: menos del
dos por ciento de los hechos de violencia derivan en condena, lo que impide la
investigación de acusaciones de represión y persecución a líderes sociales.

Las transnacionales no construyen institucionalidad, pero el esquema de acumulación se


facilita por la reducida presencia estatal, en contraposición al Estado protagonista en
términos de orientación del desarrollo, y a la fortaleza complementaria de la sociedad
organizada, definidas en los Acuerdos de Paz y teóricamente asumidas como eje
articulador por la Cooperación Española.

Empresas exitosas, accionar irresponsable

La acumulación se produce en el marco legal o en los límites del mismo. Es el caso de


Unión Fenosa - Gas Natural (en Guatemala, Unión Fenosa), distribuidora monopólica de
energía en 19 de los 22 departamentos del país, que acumula una larga lista de denuncias
por malas prácticas. Según el periódico Diagonal, “cobros indebidos en las facturas (…),
represalias de Unión Fenosa contra la población dejando sin suministro eléctrico a las

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La Cooperación Internacional en Guatemala

comunidades que protestan por las altas tarifas y la mala calidad del servicio. Sólo en los
primeros cinco meses de 2009, la Comisión Nacional de Energía Eléctrica recibió 90.358
denuncias contra la compañía”.

Desde septiembre de 2009 también se acusa a la transnacional de participación


(incitación, corresponsabilidad) en el asesinato de líderes promotores del no pago de la
tarifa eléctrica en el departamento de San Marcos. El 21 de febrero de 2010, afirma
Diagonal, una carta de 50 organizaciones, sindicatos y partidos españoles fue enviada a los
presidentes Álvaro Colom y Rodríguez Zapatero y a los directivos de Unión Fenosa-Gas
Natural y de La Caixa y Repsol, principales accionistas de la eléctrica. El documento
señalaba que estos asesinatos se debían a la actividad social de las víctimas y a su lucha
contra los apagones y los cobros excesivos, así como al intento de silenciar la actividad de
los movimientos sociales y de los defensores de los derechos humanos.
No está probado que las transnacionales españolas participen directamente en la
violencia, pero es necesario anotar que, como la mayoría de las empresas, se ven
favorecidas por la desmovilización y la apatía social, consecuencia en parte de la
existencia de violencia selectiva y criminalidad incontrolada.

Interferencias negativas: anticooperación

Para el investigador David Llistar [1] existen “interferencias positivas y negativas” en el


intercambio entre países, que comprenden aspectos diplomáticos, comerciales, militares,
tecnoproductivos, ambientales, simbólicos, financieros y la solidaridad (todavía concebida
como ayuda) en sentido estricto.

Las interferencias negativas, afirma Llistar, superan a las positivas, generando la


anticooperación: “lo que llamamos ayuda Norte-Sur (o cooperación al desarrollo) es una
contribución positiva mucho menor que la contribución negativa que recibe el Sur Global
desde el Norte Global… La mayoría de estas contribuciones negativas se producen como
consecuencia de la lógica de empresas y Estados que quieren crecer y asegurarse recursos
materiales”.

Es poco probable que estas interferencias negativas disminuyan. Por el contrario, la crisis
del sistema capitalista y la crisis económica europea (crisis de consumo y modo de vida)
acentúan la importancia de Guatemala para las empresas y para el conjunto de la
economía española, que obtiene de Latinoamérica una transferencia de recursos

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La Cooperación Internacional en Guatemala

significativa: Endesa obtiene el 44 por ciento de sus beneficios en la región; Telefónica, el


45; Iberdrola el 24 por ciento. Por su parte, Unión Fenosa concentra el 78 por ciento de su
inversión directa en América.

En el corto plazo y en el marco del Acuerdo de Asociación con la UE, nuevas empresas se
instalarán en el país, se reforzarán las existentes (Unión FENOSA/ Gas natural como
productora de energía, además de distribuidora) y crecerán las inversiones en el sector
agua.

En el medio plazo el poder político de las empresas crece, en la medida en que se


consolida su poder económico, convirtiéndose en actoras decisoras. Parte de esta
influencia se dejó sentir el pasado 4 de marzo, cuando ocho cámaras empresariales (entre
ellas la Cámara Oficial de Comercio Española en Guatemala, entidad con representación
de empresas españolas, adscrita al Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de
España), demandaron la implantación del Estado de prevención a nivel nacional.

Este papel fortalecido obliga a reelaborar el mapa de poder en Guatemala, analizando el


papel directo de las transnacionales en la implementación de políticas públicas, en las
dinámicas de partidos y electorales (financiamiento de candidatos), en la seguridad y
militarización como estrategias de estabilización, en fin, en el desarrollo o estancamiento
de los Acuerdos de Paz.

Las empresas españolas deberán disipar la principal duda existente: cuál es el modelo
organizativo que defienden, el democrático participativo, con fuerte control social, incluso
con la capacidad de vetar la entrada de transnacionales; o el vertical autoritario, similar al
ensayado en Honduras.

Acumulación frente a solidaridad

La contradicción estructural entre la agenda de la cooperación, la agenda de la paz y la


agenda de las empresas explica los limitados logros y clamorosos fracasos de aquélla,
como la reforma de la policía y del sistema judicial y en general los objetivos contenidos
en los Acuerdos de Paz.

No es un problema de recursos: aun si la ayuda española fuera más amplia, de mayor


calidad, armonizada y alineada, (como gusta precisar la cooperación a partir de la

17
La Cooperación Internacional en Guatemala

Declaración de París 2005) los resultados no serían mucho mejores. La falta de


armonización y de alineación viene precisamente de la que podemos calificar de
esquizofrenia de la solidaridad: separación entre el ámbito político, la solidaridad y el
trabajo de las empresas.

Pero, ¿puede ser de otro modo? No mientras la Cooperación no resuelva estas


contradicciones, eliminando las múltiples interferencias negativas existentes y
promoviendo solidaridad sin participación de las empresas y cooperación en vez de lógicas
acumulativas.

“El corazón de la Europa del capital es la búsqueda del máximo beneficio y no la


persecución de la justicia, la solidaridad, la libertad o la relación armónica con el entorno”,
afirman Luis González Reyes y Luis Rico García-Amado, de Ecologistas en Acción y
Enlazando Alternativas. “Pese al discurso verde de los derechos que se predica, podemos
hablar con toda propiedad de la Europa del capital, porque marca la evolución de sus
políticas económicas, porque éstas determinan el resto de sus políticas y, sobre todo, está
en la razón de ser del proyecto europeo”

Si la cooperación española en Guatemala es ignorante, impotente, cómplice o parte


interesada en este esquema de despojo puede ser objeto de debate. Pero un dicho en
Guatemala afirma: si grazna como pato y camina como pato, entonces… es pato.

18
La Cooperación Internacional en Guatemala

Foro “Pueblos Indígenas, Cooperación


Internacional y Desarrollo en Guatemala”
1
Quiero en primer lugar valorar esta investigación como un esfuerzo continuo y sistemático
de reflexión, que apunta a generar un pensamiento articulado sobre logros y limitaciones
del trabajo de la Cooperación Internacional. Entre otros, vale la pena recordar el estudio
¿Por qué tanta frustración?, de Henry Morales, la ponencia de Mäximo Ba Tiul en el
Seminario celebrado en Bruselas en el décimo aniversario de la firma de los Acuerdos de
Paz, la sistematización ¿Y a ti qué pieza te toca?, sobre Cooperación y enfoque de género,
el estudio Movimiento o movimientos mayas, una aproximación, de Máximo Ba Tiul.

2
Este estudio es también importante porque responde a la necesidad manifestada por
algunos movimientos sociales y algunos actores de cooperación, de situar la cooperación
en el centro del debate político, como actor determinante para bien y en muchas
ocasiones para mal: la cooperación por tanto como sujeto de cuestionamiento,
evaluación, auditoría y observación. Esta observación no se ha realizado hasta el
momento de manera continua, tanto por debilidades y miedos de las organizaciones
sociales (miedo sobre todo a perder el financiamiento) como por mediatización y
cooptación del debate por parte de agentes de la cooperación: por ejemplo, limitando o
anulando la difusión de investigaciones críticas, a partir de un reconocimiento restrictivo
de los derechos de autor y propiedad intelectual. Para algunas organizaciones
cooperantes, autor es quien financia y no la persona o colectividad que produce
pensamiento.

3
Un tercer comentario va en la línea de reconocer y agradecer el esfuerzo de los autores,
desde la estructura y desde los contenidos, por ampliar y complejizar los marcos
referenciales del análisis del trabajo de la Cooperación. Complejización que se hace, en
primer término, desde la historicidad, tanto de la propia cooperación como de los sujetos
“cooperados” y las luchas sociales. Es decir, se plantea una memoria histórica y una
periodización que nos permite ver la cooperación como un proceso no lineal y nos
permite especialmente analizar su vinculación con el contexto sociopolítico y el momento

19
La Cooperación Internacional en Guatemala

en que nos encontramos: posiblemente a las puertas de un nuevo ciclo de grandes luchas
sociales por la transformación estructural del país.

La complejización que los autores nos proponen, sin necesidad de mencionarla, alude
además a los marcos teóricos y normativos sobre los que fundamentamos nuestro
trabajo, y nos recuerda la necesidad de reflexionar sobre los modelos y enfoques de
desarrollo, y sobre los modelos y enfoques para el cambio social y la transformación, que
no necesariamente son coincidentes. Es de apreciar la recurrencia a fuentes teóricas y
autores como Samir Amin, Ander Gunder Frank, Fausto Reynaga, Adrián Inés Chávez, Raúl
Zibechi, Gramsci, e incluso Josef Stalin (entre paréntesis, no vayan a pensar que soy
estalinista).

Podemos preguntarnos como cooperantes: ¿qué tiene que ver Stalin con mi marco lógico,
mi proyecto, mi trabajo, mi estrategia de actuación? Los autores nos responden, sin
afirmarlo explícitamente, que sí tiene mucho que ver porque es necesario analizar la
“cooperación al desarrollo como componente de la economía y desde una perspectiva de
análisis social y político, dentro de los modelos, enfoques y perspectivas del desarrollo”.

Así, por el libro transitan neoliberales, estructuralistas, cepalianos, marxistas, y también


indianistas, indigenistas, interculturalistas, multiculturalistas neoliberales, algún que otro
estalinista rezagado y partidarios del Buen Vivir.

Con esto, los autores nos están recordando, sin decirlo abiertamente desde ningún punto
de vista y bajo ninguna circunstancia, que la Cooperación adolece de marcos referenciales,
históricos, teóricos. Adolecemos en muchos casos de desconocimiento de procesos, de
descontextualización y por ello solemos trabajar con fórmulas universalistas y abstractas,
recetas preconcebidas y válidas para todo.

Trabajamos con pueblos indígenas pero desconocemos por ejemplo los aportes de Aníbal
Quijano o, sin ir más lejos, de Adrián Inés Chávez o don Antonio Pop. Acompañamos
movimientos sociales pero no reconocemos los estudios recientes de Raul Zibechi o Isabel
Rauber. Utilizamos el enfoque de género como indicador y no como categoría de análisis.
Trabajamos con y para mujeres desconociendo y muchas veces rechazando el aporte
esencial del feminismo. En este sentido, el libro nos permite reflexionar y nos reta a
profundizar en estos marcos de análisis e interpretación.

20
La Cooperación Internacional en Guatemala

Un capítulo del libro valora los logros del trabajo de la Cooperación. El estudio es en
ocasiones más descriptivo que analítico, sin embargo, sus conclusiones son claras: a pesar
de los esfuerzos monetarios y las prioridades asignadas (agenda de la paz, derechos de los
pueblos indígenas), los logros son escasos: “No existe acompañamiento decisivo y objetivo
a las demandas estructurales e históricas de los pueblos indígenas”. Se reporta una
“limitada ayuda a llevar a cabo la agenda política, económica y social derivada de los
Acuerdos de Paz”.

5
Considero muy relevante dentro del estudio los capítulos Agendas de los Pueblos
Indígenas y Organizaciones Indígenas y Sociales. Por una parte, se evidencia la dispersión
de esfuerzos, la competencia en las propuestas y agendas de las organizaciones, la
sectorialización, la tematización, la intermediación de las demandas comunitarias por
parte de liderazgos y ONGs. Existe “competencia inter-institucional por los recursos
financieros de cooperación, desarticulación social…atomización de la acción política y
social”.

Esta dispersión, atomización y onegeización de las luchas es una realidad y dificulta


objetivamente la acción de la cooperación. Pero al mismo tiempo el estudio visibiliza
propuestas integrales y transformadoras, aunque estén en construcción. Propuestas
novedosas, pero no nuevas, en ese marco de memoria histórica que mencioné
inicialmente.

Me refiero a la propuesta de Tojil de 1978, Guatemala de la República Burguesa a la


República Federal, donde se plantea la necesidad de combatir simultáneamente la
explotación y la opresión, constituyendo por tanto un sujeto político social articulado
desde la diversidad de identidades y formas de lucha. Esta propuesta, además del análisis
de sus antecedentes, el contexto en que surgió, la razón de la oposición frontal que
generó tanto por parte del Estado militarizado como por parte de la izquierda
revolucionaria, puede constituir uno de los documentos referenciales y orientadores para
el trabajo de la Cooperación y los movimientos sociales en los próximos años (de nuevo
entre paréntesis, en este documento histórico vuelve a aparecer Josef Stalin y su
definición de nación, y reitero que ni yo ni nadie de los que estamos en la mesa somos
estalinistas).

21
La Cooperación Internacional en Guatemala

Otro punto de reflexión que me provocó la lectura es alrededor de la llamada Cooperación


Solidaria, efectuada sobre todo por ONGs que provienen del acompañamiento a los
procesos revolucionarios en Centroamérica en los años ochenta, y otras con visión política
de lucha contra las injusticias estructurales. El estudio reconoce que el resultado del
trabajo de estas organizaciones es de “más calidad social y política en comparación a la
ayuda canalizada por las vías gubernamentales”. Sin embargo, persisten tendencias
negativas que obligan a la cautela, como el paternalismo y la ejecución directa de fondos y
proyectos, y se plantean retos tales como: fortalecer de forma continua el
acompañamiento político y estratégico a demandas y movilizaciones surgidas desde las
mismas comunidades; fortalecer un diálogo político permanente, motivado en alianzas
naturales y no mediado dado por relaciones de poder económico; garantizar la
sostenibilidad y autonomía de los procesos sociales y de los propios procesos de trabajo
de la cooperación. En mi opinión, el reto está en redefinir las señas identidad de la
llamada cooperación solidaria, que se traduzcan en formas específicas y propias de
relacionarnos y trabajar con los movimientos sociales.

7
La lectura del libro genera inquietudes y necesidades de profundizar en ciertos aspectos,
profundización que pueden hacer los propios autores, los movimientos sociales o la
Cooperación.

Una profundización fundamental debe ser analizar la conexión entre políticas de


cooperación-intereses de transnacionales-intereses de gobiernos y geoestratégicos. En el
libro se menciona la cooperación como “una técnica de la diplomacia”, se habla de la
“vinculación directa entre la ayuda exterior, la política exterior y la proyección del poder de
los países…las contradicciones entre los fines sociales de la ayuda externa y los intereses
económicos y geopolíticos de los donantes”. Se aportan datos concretísimos y alarmantes
que desmitifican la supuesta solidaridad de los países cooperantes: Guatemala canaliza al
exterior 450 millones de dólares anuales por servicios de deuda, recibiendo
aproximadamente 350 millones anuales en concepto AOD no reembolsable; es decir,
entra menos de lo que sale.

En este punto el reto es profundizar en este análisis en los territorios, a partir de los
proyectos y programas concretos ejecutados por la Cooperación. Por ejemplo, cuando
España anuncia que donará más de 300 millones de quetzales para entubamiento de agua
podemos preguntarnos: ¿será que eso tiene relación con la posterior privatización de la
distribución de agua a nivel municipal? ¿Es posible pensar que de repente existen

22
La Cooperación Internacional en Guatemala

intereses de multinacionales como Aguas de Barcelona, que se beneficiarán de la


inversión inicial? ¿El mapa de la ayuda va a coincidir con el mapa de la privatización de los
recursos?

Otro ejemplo de investigación: ¿qué está sucediendo en Jacaltenango? ¿Por qué la Unión
Europea promueve proyectos que no cuentan con el aval de la comunidad: el proyecto
hidroeléctrico Chapaltelaj, el proyecto turístico en lugares ceremoniales, y el proyecto de
Ampliación del Sistema de Agua Potable de Jacaltenango (nuevamente el agua como
recurso estratégico)?.

Si la cooperación responde a demandas y necesidades de la población, ¿por qué una


Asamblea Comunitaria celebrada el 30 de agosto manifestó “nuestro total rechazo a las
intenciones de llevar a cabo los proyectos enumerados anteriormente porque los recursos,
los bienes, los intereses y la vida de los habitantes del municipio de Jacaltenango no se
venden, ni se negocian con nadie; en tal virtud, suplicamos a ustedes dar marcha atrás
mediante instancias legales a sus intenciones de construir los referidos proyectos en
nuestros municipios y hacemos llegar por escrito las resoluciones mediante las cuales se
suspenden definitivamente la construcción de los proyectos en referencia”.

Otro punto para la profundización futura es la vinculación Cooperación y Tratados de Libre


Comercio, en concreto el Acuerdo de Asociación y cual está siendo el impacto de la
negociación del AdA en las políticas, sobre todo de la Unión Europea.

Creo que también es importante profundizar en una línea histórica de la Cooperación


reconstruida no sólo a partir de los montos de ayuda o de los momentos históricos de
Guatemala como hace el libro (terremoto, conflicto armado, Acuerdos de Paz, Stan) sino a
partir de la involución sociopolítica en Europa: leyes antiinmigración, fin del proceso de
consulta de Mesodiálogo, documento Europa Global, inicio de la negociación del AdA, etc.

Para finalizar, decir que el libro me parece un libro-puente en una etapa- puente. ¿Qué
quiero decir con esto? En el libro se habla de desarrollo pero también de buen vivir. Se
habla de multiculturalismo pero también de federalismo, de nación maya, de
plurinacionalidad. Se habla de fortalecimiento del Estado pero también de refundación del
Estado. Se habla de gobernanza y ciudadanía pero también de comunidades como sujetos
transformadores fundamentales. Se habla de Acuerdos de Paz pero también se habla de
demandas estructurales históricas.

23
La Cooperación Internacional en Guatemala

Creo que el libro recoge muy bien el momento en el que estamos, que es un momento de
tendencias involucionistas neogolpistas (golpe militar en Honduras, golpe constitucional
en Guatemala) pero también de propuestas de refundación total. Un momento que nos
está obligando o nos va a obligar a la cooperación a definirnos, a tomar partido, a realizar
apuestas políticas, a acompañar dinámicas y movilizaciones sociales comunitarias y
territoriales masivas. Que nos está obligando a repensar nuestro accionar, nuestros
marcos de trabajo, nuestra visión de sociedad, nuestras alianzas. Que nos debe llevar a no
pensar solo o prioritariamente en movimientos sociales, sino en sociedades en
movimiento, como afirma Raúl Zibechi. Que nos reta para ser creativos y dinámicos.

En definitiva, creo que el libro anticipa un futuro donde no podremos ni debemos trabajar
con plazos, tiempos, indicadores, fórmulas, certezas y respuestas claras, sino a partir de
dudas, de preguntas, de cuestionamientos y de estrategias entendidas, dijo Edgar Morin,
como “el arte de trabajar en la incertidumbre”. Preparémonos entonces para navegar, sin
improvisaciones y con objetivos políticos claros, en la incertidumbre.

24
La Cooperación Internacional en Guatemala

Foro “Cooperación Internacional: una mirada


crítica desde los sujetos sociales en
Centroamérica”

No voy a referirme, en previsión de posibles confusiones, a la cooperación bilateral y


multinacional, sino a prácticas y visiones de la denominada cooperación solidaria o
transformadora, en el entendido de que existen diferencias entre ambas, pero también
coincidencias en el marco de la cooperación como un sistema de intereses, estructurado,
integral y articulado. Esto hace en ocasiones difusas las fronteras entre ambas
cooperaciones. En este marco de fronteras difusas voy a situar este análisis.

Hablamos de crisis de la cooperación y la reducimos al ámbito económico, es decir, a la


reducción de los flujos de ayuda, cuando en realidad la crisis es de carácter estructural, de
visiones y formas de trabajo. Intentamos una caracterización breve y parcial de esta crisis.

1. Existe falta de respuestas de las ongs solidarias ante los cambios en el contexto y, más
allá de esto, ante los cambios en los marcos y referentes de interpretación y actuación en
la realidad. Mantenemos un imaginario de país que recién sale de la firma de la paz, con
mesas de diálogo, espacios de incidencia institucional, dinámicas de fortalecimiento
institucional, lógicas de búsqueda de gobernabilidad… mientras el Estado ha dejado de
existir como instrumento de concreción de derechos colectivos, y el gobierno republicano
es derrotado ante el gobierno de las mafias.

Vivimos una profunda crisis de la democracia, crecimiento de fundamentalismos,


desinstitucionalización o institucionalidad al servicio de poderes sectoriales, violencia
estructural, reconfiguración y rearticulación del bloque de poder, sociofascistización en
palabras de Boaventura de Sousa Santos, ante lo que necesitamos nuevas lecturas de
contexto.

2. Nos movemos con alianzas y apuestas políticas estancadas, desactualizadas, que no


reconocen el dinamismo de los procesos de movilización social: los nuevos sujetos y
sujetas, las nuevas concepciones de lo que hoy es transformador, liberador, emancipador,

25
La Cooperación Internacional en Guatemala

a partir de comunidades, movimiento feminsita, cosmovisión como proyecto político,


sociedades en movimiento (Zibechi).

A partir de esta desactualización acabamos cooperando con el malo histórico conocido o


con el corrupto conocido, en vez de apostar por el bueno por conocer.

3. Manejamos miradas binarias. En términos de enfoques, visiones, conceptualizaciones:


lo global que no reconoce las diferencias. En términos de actuaciones: lo local y focalizado.
Es decir, nos movemos con soluciones universalistas y abstractas, y con acciones
focalizadas, aisladas, desestructuradas, desconectadas de las dinámicas geopolíticas.

4. ¿Qué somos, cual es nuestra identidad, nuestro papel? Nos estamos convirtiendo en
administradores de fondos y auditores de proyectos, nos burocratizamos, perdemos
autonomía financiera y política, lo que nos convierte en extensiones o sucursales de las
entidades financiadoras.

5. Nos cuesta, nos cansa, nos abruma, nos aburre, desarrollar luchas político-sociales en
los países de origen: apenas existen o se acompañan por parte de las organizaciones de
solidaridad, esfuerzos de construcción de un movimiento social crítico, solidario, activo,
comprometido, que acompañe procesos de cambio estructural. En este sentido, existe
una falta de cuestionamiento al papel depredador de las empresas transnacionales o a la
responsabilidad de cada una y uno de nosotros en el consumo de etanol, que alimenta la
producción de agrocombustibles y la depredación del territorio; no se denuncia ni existe
posicionamiento político frente al Acuerdo de Asociación Unión Europea-Centroamérica.

6. Cada vez nos tecnificamos más, en una dimensión de la tecnificación que va más allá de
la adopción de procedimientos y normas administrativas, y que abarca la tecnificación y
vaciamiento político de los discursos, la pérdida del sentido humano y los valores
humanos de la solidaridad, la lejanía física y política asumida como natural.

Por fin, a la crisis de visiones y formas de trabajo podemos añadir una nueva dimensión, la
crisis del sentido de las esperanzas y las utopías: cada vez es más frecuente en la
cooperación el sentir y actuar pesimista, resignado, derrotista, escéptico, sin confianza en
la capacidad de generar cambios, el pensamiento que se resiste a promover luchas en el
primer mundo, el que separa y divide profesionales/trabajadores de militantes. Una
actitud marcadamente contemplativa y pasiva, frente a la necesidad de posicionamientos
y construcciones políticas propias y contundentes.

26
La Cooperación Internacional en Guatemala

Ante esta crisis estructural, podemos hacernos dos preguntas clave:

1) En el corto plazo, ¿cómo aumentamos los márgenes de actuación de la


cooperación solidaria
2) Para, en el largo plazo, imaginar y construir nuevos instrumentos y modalidades de
cooperación y solidaridad, que superen las limitaciones estructurales del modelo

En un intento de trascender la rutina repetitiva y la catarsis en que se suelen constituir


estos espacios de análisis de la cooperación, propongo algunas ideas, que tienen el único
sentido de desmontar la abulia instalada en el supuesto de que es muy difícil hacer cosas
nuevas:

 Investigar y denunciar acciones de empresas y gobiernos, partiendo de la categoría de


análisis de la anticooperación (David Llistar).

 Generar nuevas normas e instrumentos a los contextos de emergencia,


reconceptualizando la misma como emergencia estructural (natural, social, política,
humana, económica) y destinando un porcentaje de fondos de cada proyecto.

 Desarrollar campañas contra el AdA, en su integralidad o en aspectos concretos (agua,


agrocombustibles) que vinculen luchas binacionales y que se conviertan en
dinamizadores de procesos.

 Desarrollar estudios de casos de malas prácticas de la cooperación (Jacaltenango,


Xalapán, Municipios Democráticos, Lucha contra las exclusiones).

 Visibilizar estructurales entre discursos y prácticas, es decir, cuando las normas y


procedimientos de trabajo nos llevan a incurrir en contradicciones con nuestros
discursos.

 Echarle más imaginación y pasión de la que le estamos echando.

 Decidir, individual y organizacionalmente, qué queremos ser : trabajadores o


militantes, gestores de proyectos o acompañantes de transformación social,
espectadores pasivos del genocidio y la violencia interminable, o cómplices activos de
utopías de transformación civilizatoria.

27
La Cooperación Internacional en Guatemala

Foro Nuevos escenarios para el trabajo de la


Cooperación

Andrés Cabanas

Vivimos una época de cambios, una nueva etapa que modifica las reglas del juego
existentes y nos obliga a replantear nuestras estrategias y respuestas. El marco referencial
en el que, con más o menos fortuna, nos hemos desenvuelto hasta la fecha, cambia de
forma drástica.

La democracia formal y representativa deja de ser valor absoluto y es atacada, ya por los
golpistas anti reforma constitucional como es el caso de Honduras, ya por los promotores
de cambios en la Carta Magna que adelgazan el sistema de poder y toma de decisiones,
como sucede en Guatemala con Pro Reforma.

El narcotráfico genera un narco estado, un narco poder, una narcoeconomía y una


narcocultura política (de la inmediatez, el individualismo, la rápida ganancia), legitimada
por la cultura neoliberal, que actúa a modo de reflejo.

La seguridad vuelve a ser, como antes de 1996, poco democrática, y se reactivan los
mecanismos de control social, desinformación, guerra psicológica, para desestructurar y
debilitar movimientos.

Predomina la incertidumbre, la polarización de fuerzas y actores sociales. Todo, ello, en un


marco de continuidad del Estado liberal, corporativo, aliado con las transnacionales y el
narcotráfico, colonial y machista. Todo se mueve para que al final nada cambie.

¿Cuáles son las respuestas de la cooperación en esta coyuntura? ¿La rutina, la inercia, la
aplicación de modelos inoperantes y desactualizados, la apuesta por soluciones
universalistas, desconectadas de la compleja realidad guatemalteca? ¿El cierre de oficinas
y su traslado a otros países, la reducción de personal, especialmente “local”, la clausura de
programas?

28
La Cooperación Internacional en Guatemala

¿Asumimos de una vez por todas que entramos a un periodo de guerra no declarada pero
late, con Estados de Sitio focalizados y generalizados, con restricciones para la libre
locomoción de las mujeres? ¿Asumimos que el país necesita profundos cambios
estructurales? ¿O continuamos creyendo que las metas del milenio, el fortalecimiento de
la gobernabilidad-gobernanza, el desarrollo económico sin especificar cómo y para
quiénes, la cohesión social, son instrumentos válidos? Seguimos hablando de
fortalecimiento de la institucionalidad, pero ¿cuál institucionalidad? ¿La vinculada a todo
tipo de poderes corporativos, incluso los de naturaleza criminal?

Tal vez es momento de que le apostemos a la reinvención y renovación integral de


nuestro accionar o, cuando menos, a la autoevaluación y autocrítica permanentes y
estructurales.

Necesitamos una nueva mirada y una nueva lectura de país. El imaginario hasta ahora
prevaleciente, de existencia de consensos mínimos para el desarrollo y de apertura
institucional, de vigencia de un Estado mínimamente democrático y un pacto social
funcional, está desapareciendo. Los Acuerdos de Paz se esfuman de la práctica y también
del discurso oficial y, cada vez más, del discurso de los movimientos y la cooperación.

Necesitamos miradas y práctica audaces, antes de que la realidad nos desborde


(definitivamente). Por ejemplo, ¿qué haremos como cooperación internacional en una
coyuntura de golpe de estado, de involución político militar? ¿Qué haremos en un
escenario no deseable, pero tampoco imposible, de reinicio de confrontaciones fuera del
marco legal? ¿Qué hacemos, nos inventamos un marco lógico, pedimos un plan
estratégico?

Necesitamos, como dice Máximo Ba Tiul, mirar hacia la comunidad y regresar a la


comunidad como territorio y sujeto primordial (al mismo tiempo diverso y contradictorio)
en este nuevo ciclo de luchas. Y en este retorno no podemos concebirnos sólo como
apoyo, ni sólo como acompañamiento solidario, sino como un actor más en este proceso
de renovación de luchas y refundación social. Me refiero a un actor subjetivo,
comprometido, no neutral, con una propuesta clara de país y por tanto de las alianzas
necesarias para impulsar estos cambios.

Necesitamos revisar los logros de nuestro trabajo, reconociendo el limitadísimo impacto


del mismo, por ejemplo, en la modificación de las relaciones de explotación y opresión, en

29
La Cooperación Internacional en Guatemala

la situación de los pueblos indígenas y las mujeres, en la democratización de la toma de


decisiones. Debemos cuestionarlo todo, y cuestionarnos nosotros mismos, abandonando
el fácil papel de auditores que no son auditables y evaluadores nunca sujetos a
autoevaluación.

Necesitamos revisar nuestras formas de trabajo. Un filósofo centroeuropeo afirmaba que


no es lo mismo ver y hacer la política desde una choza que desde un palacio. ¿Desde
dónde hacemos nosotros cooperación, desde dónde analizamos e intervenimos
(intervenir, sí, con toda su crudeza) en la sociedad? ¿Desde los vidrios polarizados de
nuestros carros último modelo? Es imperativo que revisemos prácticas viejas pero
vigentes de arrogancia, imposición, autoritarismo, verticalismo, secretismo, ostentación y
falta de austeridad, en fin, incoherencia entre discursos y práctica.

Necesitamos repolitizar nuestro trabajo y repolitizar la cooperación. No podemos


pretender que Guatemala mejore sin abordar de raíz las relaciones de explotación, tanto
en lo íntimo como en lo privado y lo público, las relaciones de poder, la estructura del
Estado, el fin del modelo económico sustento de la oligarquía, el fin del dominio de las
oligarquías transnacionales. No podemos plantear la cooperación a partir de la simple
reforma o refuncionalización del Estado actual. Debemos superar la actual lógica
tecnicista y despolitizada de la cooperación.

Planteo una cooperación política a partir de la definición de Boaventura de Sousa Santos.


Politizar implica “Identificar relaciones de poder e imaginar formas prácticas de
transformarlas en relaciones de autoridad compartida”, en un contexto de “repolitización
global de la práctica social”.

Pensarán ustedes, y con cierta razón, que estas son ideas generales, poco concretas, que
no existen condiciones para ponerlas en práctica. El camino efectivamente no es sencillo y
no está escrito, pero no es malo empezar a soñarlo.

En cualquier caso, los retos enormes no son distintos de los retos que ya está enfrentando
el movimiento popular. Algunos de los medios empleados tampoco pueden ser diferentes:
formación política, reflexión estratégica, decisión y voluntad política transformadoras,
vinculación con movimientos sociales rupturistas, análisis de otras experiencias de trabajo,
evaluación permanente de logros y formas de trabajo, rearticulación de diferentes actores
entre iguales, cada uno desde su propia forma de trabajo, debate abierto y público en vez

30
La Cooperación Internacional en Guatemala

de la actual selectividad informativa, imaginación, imaginación y, no lo he mencionado,


imaginación.

Para todo ello, necesitamos de profundos cambios organizativos:

 desonegeización,
 búsqueda de autonomía financiera y autonomía política de la cooperación
gubernamental,
 construcción de base social y movimiento político en el primer mundo que cuestiones
la vinculación cooperación/gobiernos/empresas transnacionales,
 promoción de conciencia política (más allá de la sensibilización) en el primer mundo,
 promoción de cambios estructurales en el modelo depredador y la lógica de saqueo
que impulsan transnacionales y gobiernos del primer mundo, con la pasividad y apoyo
cómplice de la ciudadanía favorecida por la transferencia de renta.

Debemos apostar sobre todo al debate abierto, a la reflexión autocrítica y pública, a la


construcción conjunta de nuevos paradigmas con las y los actores del movimiento social
que están promoviendo un nuevo ciclo de movilizaciones: por la soberanía plena de las
personas y poblaciones, el fin de la explotación, la opresión racista y machista, y la lucha
por la refundación de los Estados corporativos e individualizados actuales.

Vivimos en una época de cambios y en un cambio de época, donde se concretan


tímidamente esfuerzos para construir nuevas formas colectivas y solidarias de
organización y convivencia. ¿Queremos ser como cooperantes, obstáculo, espectador
pasivo o impulsor cómplice de esta nueva utopía civilizatoria, de esta nueva aventura
transformadora de la humanidad?

Henry Morales

Para analizar los nuevos escenarios del trabajo de la Cooperación no debemos obviar la
sobrecrisis internacional que estamos viviendo en la actualidad. Algunas le llaman crisis,
otros le llamamos sobrecrisis, porque estamos saliendo de una crisis y entrando a otra
cuando son relativamente las mismas.

Esta crisis por su característica nos plantea un reflujo de la cooperación en términos de


sus políticas y en términos de su contribución en ayuda al desarrollo. Algunos países ya
han anunciado la reducción de su ayuda. El tema es que las crisis sirven también, por la

31
La Cooperación Internacional en Guatemala

misma forma como son provocadas, para generar nuevas prácticas. Esta coyuntura
posiblemente nos lleve a una disminución considerable de la ayuda. Los referentes
naturales del movimiento social, las ONGs internacionales, también sentirán los efectos.

Otro elemento importante es que se siguen moviendo dinámicas regionales donde la


cooperación a nivel global está cada vez más derechizándose y asumiendo las políticas
neoliberales como parte de su fundamento de intervención. Esta es la naturaleza del
Acuerdo de Asociación UE-Centroamérica, que ahora está en stand by por el golpe de
estado en Honduras pero se va a firmar nos guste o no nos guste.

Por otro lado, hay que analizar la persistencia en nuestros países de problemas
estructurales, cada vez presentes y más vivos: pobreza, exclusiones, violaciones,
antidemocracias.

Algo nuevo que es algo que tenemos que rescatar porque en los nuevos escenarios va a
generar contrapeso a la dinámica de la cooperación internacional tradicional es la
cooperación sur-sur, proveniente de países que dan prioridad la atención a los problemas
sociales: Bolivia, Cuba, Venezuela, Ecuador. Esto va a generar para la región una necesidad
de replantear paradigmas, y nuevas formas de revalorizar la cooperación internacional.

Guatemala en concreto ha sido ejemplo de lo frustrante que ha sido el papel de la


cooperación internacional en los últimos años. La ilusión generada por los Acuerdos de
Paz se desvaneció a los pocos años, ahora prácticamente es una agenda que no aparece
en términos de prioridad, aunque medio mundo y los donantes siguen hablando de los
Acuerdos, pero en la practica no se ve. Impera más la lógica de asumir compromisos como
los Objetivos del Milenio, sustituyendo otra iniciativa. También asumir la Declaración de
París, y nos perdemos en esta lógica.

Es lamentable analizar el impacto que han tenido los macroproyectos ejecutados por
parte de la Gran Cooperación, la oficial o multilateral. Proyectos como Tinamit o
Municipios democráticos, que después de una inversión considerable no queda
absolutamente nada. Esto no es nuevo pero en un momento de repensar lo que está
pasando en el país se nos viene a la mente para no volver a repetir estos errores.

Es importante señalar y ya lo hemos debatido antes, la dispersión de la ayuda


internacional, medio mundo tiene e impone sus propias agendas. Muchas veces países de

32
La Cooperación Internacional en Guatemala

la UE compiten entre sí, es un problema generalizado. Por tanto, el impacto real de la


cooperación es cuestionable. Aquí es importante también señalar que al final la
cooperación internacional no es la que va a venir a resolver nuestros problemas
estructurales. Es el Estado el que debería garantizar los derechos, pero desgraciadamente
conociendo el Estado, queda la Cooperación como el ente más cercano para resolver estos
problemas, de ahí la importancia que se da a su análisis.

Es importante ubicar dos elementos de análisis: el rol de las ONGs internacionales, por un
lado, y el papel de los movimientos y organizaciones sociales de Guatemala. En la crisis y
en el repensar de la Cooperación, siempre se nos viene a la mente que hace tan sólo unos
diez o quince años, la lógica, la forma, los fundamentos que nos hacían sentirnos socios,
aliados, entre las ongs de los paises fundamentalmente europeos y Guatemala, eran que
existía un objetivo político común de transformación, de cambio, de aspirar a que estos
países podían superar sus problemas estructurales.

Desgraciadamente, la transición de los procesos de paz ha cambiado la forma y el


relacionamiento histórico de estos dos aliados estratégicos y resulta que ahora lo que nos
une ya no son tanto objetivos o compromisos políticos sino cómo presentamos la ayuda
que llega, y perdemos tiempo viendo cómo nuestros informes están bien elaborados,
cómo cumplimos con las normas económicas, pero De tal forma que muchas veces lo que
encontramos ya en el campo de trabajo, en las comunidades o sectorialmente hablando,
es una competencia entre organizaciones nacionales y las que vienen de fuera.

Muchas organizaciones se han transformado en meras empresas de cooperación, que


buscan donde encuentran proyectos, desplazando la capacidad de fortalecer la dinámica
propia de los movimientos sociales.

Hay organizaciones que se han mantenido en una lógica de acompañar procesos, de


priorizar el fortalecimiento de las organizaciones propias, pero lamentablemente cada vez
son menos.

Esto es parte de la demanda y la necesidad de repensar la labor de las ONGs


internacionales en este campo, yendo más allá de la simple administración financiera de
proyectos.

Lamentablemente este diálogo político que está pendiente muchas veces no encuentra
eco. Hay poca disponibilidad de organizaciones internaciones por generar un debate serio

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La Cooperación Internacional en Guatemala

sobre esto, por generar un proceso de repensnar nuestro quehacer en este campo, más
aún con el tipo de crisis global que vivimos y se acentúa.

Otro punto es la gran dispersión del trabajo de las ONGs, es muy curioso y lo ponemos
siempre de ejemplo: cuando se estaba negociando el TLC con Estados Unidos, casi todas
las ONGs internacionales coincidían en la necesidad de la resistencia social. Pero comienza
la negocaciòn del AdA con la UE y la gran pregunta es: ¿dónde están las ONGs europeas,
las solidarias, las de siempre?

Sabemos que aquí se juegan muchos intereses, intereses de grandes proyectos que si se
asume una posición política pueden quedarse sin financiamiento. Pero el gran reto es
traspasar este tipo de comportamientos, porque si nos quedamos en un círculo cerrado.

También dentro del movimiento social tenemos que ser autocríticos y las organizaciones
debemos repensar nuestra naturaleza política, debemos salir de la lógica desarrollista de
los procesos, debemos repensar la ideología que nos mueve y trascender el desarrollo
como aporte a las transformaciones.

Muchas organizaciones utilizan el desarrollo sólo como forma de sobrevivencia, y para ello
incluso se cae en un nivel de competencia y deslegitimación del trabajo de los otros.

Por fin, quiero reflexionar sobre la onegeización de los procesos, en el sentido de que
muchas veces las organizaciones sustituimos la capacidad local de ser protagonistas de sus
procesos, olvidando nuestro rol de acompañar de manera horizontal, sin sustituir. Las
ongs no debemos aparecer como protagónicas y representantes de los cambios, sino
como acompañantes.

En la medida que no cambiemos, que no generemos una reflexión crítica, y no asumamos


que estamos inmersos en un círculo vicioso de cooperación que no nos lleva a ningún
lado, sin apostar por procesos políticos serios, podemos pasar otros 15 años sin avances.
Esta es la deuda histórica, el tema, el reto que tenemos, en términos de poner objetivos
más políticos, más de transformación en el quehacer del desarrollo Este foro permite
retomar esta discusión pendiente, de forma seria. Desgraciadamente muchas de las ongs
internacionales invitadas a este debate no están, y este sigue siendo un vacío.

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La Cooperación Internacional en Guatemala

Necesitamos reconocer de manera objetiva, crítica, nuestras debilidades, reconocer que


hay deudas pendientes y que podemos como organizaciones aportar al debate.

Martha Godínez

Cuando me invitaron al Foro con el gran título, casi me muero, y pensé: ¿voy a hacer
catarsis o mejor voy a hablar de cuál ha sido la relación de las mujeres con la cooperación?
Decidí hablar de lo segundo, y el gran tema inicial es preguntarnos cuál es la apuesta de la
cooperación en el marco de la agenda estratégica del movimiento de mujeres y feminista.
La respuesta es que las mujeres no hemos tenido el pistarrajal de la cooperación, sino
hemos tenido poquito, y con ese poquito hemos hecho mucho.

Eso quiere decir que en el enfoque de la cooperación al desarrollo las mujeres no hemos
sido asumidas como interlocutoras válidas y como contrapartes, como sujeto político
mujer.

Hay cosas que hablamos en los pasillos y no se vuelven debates en la relación con la
cooperación. No discutimos y es necesario hablarlo por ejemplo, cuál es el modelo de
desarrollo. No hacemos una discusión política, por lo que nos desencontramos
permanentemente: no tenemos una misma lógica de intervención, de indicadores, de
fuentes de verificación,etc. No vemos qué significado implica saber a qué le estamos
apostando y cómo fortalecemos la relación política con la cooperación.

Otra pregunta es si estamos contribuyendo a cambiar las relaciones desiguales de poder


en todos los ámbitos y si en el caso de las mujeres estamos contribuyendo a construir una
ciudadanía plena.

También hay que hablar de si estamos construyendo relaciones horizontales con la


cooperación, y aquí tenemos que ver de qué tipo de cooperación estamos hablando. Hay
cooperación bilateral donde existen grandes brechas y relaciones de poder, hay otras
organizaciones más solidarias, pero hay que hacer la reflexión y ubicar en la incidencia a la
cooperación como un actor en el que hay que influir y permear para apoyar la
construcción de ciudadanía que articule y promueva cambios estructurales.

Otro punto que hablamos es que hay que repolitizar la cooperación. Me atrevería a decir
si hay que repolitizar la cooperación o repolitizar las acciones políticas que los

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La Cooperación Internacional en Guatemala

movimientos sociales están haciendo, porque pareciera que le estamos pidiendo mucho a
la cooperación, pero no hemos construido la estrategia integral en donde la cooperación
puede ser un actor aliado. Lo digo porque no es sólo problema de la cooperación, sino de
todas y todos, en términos de cómo construimos y somos socios en la búsqueda de
cambios estructurales.

Este diálogo debería darnos nuevas preguntas, no contestar. Queremos encontrar muchas
respuestas a preguntar que no la tienen hoy. LO importante es formular nuevas
preguntas que nos permitan establecer un diálogo político para fortalecer esa acción de
cooperación en el marco de un modelo de desarrollo transformador.

También es importante discutir los ejes temáticos que desde el marco del trabajo de la
cooperación nos han desencontrado, mediatizado, paralizado, uno de ellos es el enfoque
de género, cómo a través del enfoque de género se ha mediatizado la agenda estratégica
de las mujeres. Otro es cómo se puede fortalecer la acción política en el marco de los
pueblos indígenas, que también es objeto de dispersión desde los marcos diversos que lo
aborda la Cooperación.

Otra pregunta es con quién es el debate (con el FONGI, con la cooperación multilateral) y
dónde se da el debate. Porque a veces pareciera que queremos hacer el diálogo con
alguien que no sabemos quién es. Y tampoco lo hacemos en el momento que se definen
las grandes líneas y enfoques. Por ejemplo con el ejercicio que se ha tenido con la UE que
establece mecanismos de diálogo y consulta para los Memorandum de entendimiento,
que no necesariamente son un mecanismo real y efectivo de participación. Aquí hay que
repensar cuál es la propuesta política del movimiento de mujeres para interlocutar con la
cooperación, y cuáles son los mecanismos para poder hacer esa interlocución.

Para finalizar, decir que no necesariamente en la agenda de la cooperación hay una


apuesta política por la agenda estratégica del movimiento de mujeres y feminista. Esto
tiene que ver con que el modelo económico está permeando las relaciones que se dan, y
la cooperación no se queda aislada. En este sentido, la reconfiguración de las crisis y las
prioridades está dejando sin posibilidad de seguir trabajando la agenda estratégica de las
mujeres.

La última preocupación es cómo hacemos la gestión de recursos sin dejar de lado las
estrategias a largo plazo. Lo que nos está pasando actualmente es ue las exigencias de la
cooperación nos dificultan seguir construyendo ciudadanía y fortalecer las luchas

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La Cooperación Internacional en Guatemala

territoriales, que es uno de los costos que nos ha dejado la cooperación y la incapacidad
de los movimientos de no potenciar lo territorial. Hemos sacrificado los procesos por la
incidencia.

Por fin, tenemos que hacer notar que la cooperación está haciendo una división y
confrontación entre los mismos movimientos sociales. Encontramos áreas donde
hablamos por una parte de la resistencia y por otra de la democracia centralizada.

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