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Título: Por la introducción de un régimen general de productos defectuosos en Chile


Autores: Barrientos Camus, Francisca - Isler Soto, Erika Marlene
Cita Online: CL/DOC/240/2018
La noticia es triste. Los medios dan cuenta de la muerte de dos recién nacidos a causa de una bacteria dentro
de un suplemento alimenticio, que no fue advertida oportunamente. La verdad es que este tipo de casos generan
impacto en la sociedad, sea por los resultados lesivos provocados o por el número de afectados. En efecto, en
supuestos como éste -o el también lamentable y mediático caso ADN- vemos que el defecto que adolecía el
producto no sólo implica la insatisfacción de legítimas expectativas del consumidor, sino que además importa la
vulneración de bienes jurídicos no disponibles, como la salud y la vida de un ser humano, los cuales se
encuentran tutelados -aunque de manera insuficiente- en el artículo 3 letra d) de la ley de consumo. En el caso
comentado, al parecer, correspondería aplicar las disposiciones especiales del Código sanitario, que contempla
un régimen favorable de responsabilidad civil objetiva estricta, que prescinde de la culpa para atribuir el
resultado dañoso. Pero más allá de la aplicación de esta ley especial, hay que advertir que se han ventilado una
serie de casos de responsabilidad del fabricante o por productos defectuosos bajo la ley que protege a los
consumidores. Sin ir más lejos, en el ya mencionado caso ADN (2008), también se vio envuelto un suplemento
suministrado a quienes normalmente no podían alimentarse de otra forma. En dicha ocasión, el tribunal debió
recurrir a las normas sobre rotulación e información, para sancionar a un fabricante que pretendía salvarse por la
vía de la prescripción extintiva. Más reciente fue la sentencia recaída en el caso "vértebras de ratón" (2016), en
la cual se responsabilizó directamente al fabricante, a causa de la adherencia de dicho material orgánico como
un ingrediente más de algunas hojuelas de cereal. Asimismo, nuestros tribunales han condenado a
concesionarios de automóviles cuando los air bags no se han activado adecuadamente (2014). Lo anterior,
resulta discutible en nuestra de ley de consumo, porque sólo contempla de forma expresa la responsabilidad por
las ventas o del vendedor en el artículo 23; disposición infraccional que, dicho sea de paso, no sólo exige la
celebración de una venta, sino que también agrega un elemento subjetivo del tipo, consistente en la negligencia
del proveedor.La única hipótesis de responsabilidad civil del productor se encuentra en el artículo 47 de la ley,
que contiene requisitos muy cuestionados tales como la declaración de peligrosidad o toxicidad por parte de
autoridades judiciales o administrativas. Por eso, hasta donde llegan nuestras noticias, esta norma no se ha
aplicado para solucionar los casos de fabricantes, sino que para responsabilizar a eléctricas por descargas no
informadas que generan daños al patrimonio de los consumidores. De esta manera, queda en evidencia que la
ley de consumo no contiene normas idóneas que regulen el régimen de responsabilidad del fabricante. Por tales
razones, queremos plantear la necesidad urgente de hacerse cargo de esta falencia, promoviendo la dictación de
normas adecuadas que suplan un vacío que, como dijimos, ha debido de ser subsanado mediante disposiciones
que no fueron pensadas con el propósito de abordar la responsabilidad civil por productos.Así las cosas, se
precisa la existencia de un régimen de responsabilidad civil por productos defectuosos o del fabricante, que
norme los productos que afecten la seguridad que legítimamente cabe esperar por parte de los consumidores.
Este régimen debería contener disposiciones de responsabilidad civil objetiva, al igual que la hipótesis
contenida en el Código Sanitario, que prescindan de la culpa de los sujetos responsables por la manufacturación
del producto y su puesta en circulación al mercado. Junto con eso, se espera que cuente con presunciones de
causalidad que faciliten la tan difícil prueba de este elemento de la pretensión indemnizatoria, que no es el caso
del sistema sanitario. Por otra parte, debería contemplar el resarcimiento de todo tipo de daños, especialmente
de los perjuicios extrapatrimoniales, que en supuestos como estos, tanto importan, habida consideración que,
como se dijo con anterioridad, involucran bienes jurídicos no disponibles. Si bien estos últimos pueden
desprenderse del tenor del artículo 3 letra e) de la ley, lo cierto es que contribuiría enormemente a la satisfacción
de una pretensión indemnizatoria, una mención explícita y específica en tal sentido. En definitiva, no
deberíamos seguir esperando que casos tan tristes como el sucedido se difundan en la prensa para instaurar lo
que las víctimas anhelan desde hace tiempo. Es de esperar, que los legisladores reconozcan esta problemática y
promuevan el cambio del actual artículo 47 de la ley de consumo, conforme a la directrices sugeridas, para
instaurar un régimen general de responsabilidad civil por productos defectuosos.

© Westlaw Thomson Reuters 1

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