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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN CIVIL

Magistrado Ponente:
JESÚS VALL DE RUTÉN RUIZ

Bogotá, D.C., veintiocho (28) de agosto de dos mil trece (2013)


Discutido y aprobado en sesión de la fecha

Ref.: 11001-22-03-000-2013-01131-01

Se decide la impugnación formulada frente al fallo


proferido el 11 de julio de 2013, por la Sala Civil del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, dentro de la acción de
tutela instaurada por Jorge Enrique Moreno contra el Juzgado
Veintitrés Civil del Circuito de Descongestión de la misma
ciudad, a cuyo trámite fueron vinculados el Juzgado Dieciséis
Civil Municipal de esta localidad y el señor Jhon Jairo
Valencia García.

ANTECEDENTES
1. El actor reclama protección de su derecho
fundamental al debido proceso, que dice vulnerado por las
autoridades accionadas con ocasión de las sentencias de 10 de
mayo de 2012 y 30 de abril de 2013.

Solicita, entonces, “se declare nula la sentencia


condenatoria proferida por el Juzgado Veintitrés Civil del Circuito
de Bogotá -Descongestión- (…)” (fl. 41, cdno. Tribunal).

2. La queja se fundamenta en los siguientes hechos


(fls. 35 a 41, cdno. Tribunal):

2.1. Manifiesta que Jhon Jairo Valencia García


instauró proceso ejecutivo singular en su contra, “para que se
librara [m]andamiento [e]jecutivo de [p]ago por la suma de
$18.000.000 (…) [contenidos] en una letra de cambio más los
intereses moratorios” (fl. 36, cdno. Tribunal).

2.2. Propuso como excepción de mérito, entre otra, la


que denominó “inexactitud de los hechos que dieron origen a la
creación del título valor” (fl. 36, cdno. Tribunal).

2.3. Sostiene que el título valor materia de recaudo fue


girado en respaldo de la entrega de 1.400 teléfonos que hacen
parte de un contrato de permuta de dos locales comerciales, y no
para cubrir el suministro de materiales eléctricos, como
equívocamente se afirmó en el hecho primero de la demanda.

2.4. Mediante sentencia de 10 de mayo de 2012


emitida por el Juzgado Dieciséis Civil Municipal de Bogotá,
confirmada el 30 de abril de 2013 por el Juzgado Veintitrés Civil
del Circuito de Descongestión de Bogotá, se desestimaron los
medios exceptivos formulados y se ordenó seguir adelante la
ejecución.

2.5. Aduce que los funcionarios querellados omitieron


valorar las pruebas adosadas a la contienda.

RESPUESTA DE LOS ACCIONADOS

3. El juzgado del circuito demandado informó que “la


sentencia proferida en la segunda instancia, refleja dentro del
ámbito de la autonomía judicial, la valoración racional del material
probatorio oportunamente arrimado a la actuación” (fls. 57 y 58,
cdno. Tribunal).

4. A su vez, el Juzgado Dieciséis Civil Municipal de la


misma ciudad señaló que “ha guardado todas las formas propias
de[l] procedimiento, establecidas para es[e] tipo de procesos” (fl.
61, cdno. Tribunal).

LA SENTENCIA IMPUGNADA
El a quo negó el resguardo (fls. 62 a 65, cdno.
Tribunal), argumentando que “las actuaciones de las que se duele
[el accionante] no resultan arbitrarias, en la medida de que tanto
la negativa de acceder a sus excepciones en primera como
segunda instancia, nacen de una apreciación razonable al
encontrar elementos suficientes que le[s] permitieron establecer
que las pruebas adosadas al plenario no eran lo suficientemente
sólidas para desvirtuar la existencia del título valor”.

Por lo tanto, “como las decisiones objeto de censura


no son el reflejo de un acto caprichoso, sino el producto de la
conjunción de la valoración de los medios de convicción de
acuerdo con las reglas de la sana crítica y de la labor
hermenéutica realizada sobre los preceptos legales que
estimaron los operadores judiciales regulaban los puntos de
discusión, no se puede arribar a conclusión diferente a la de que
los funcionarios acusados realizaron una razonable interpretación
tanto de la situación fáctica como jurídica, de la cual si bien
eventualmente puede disentirse, no se erige en razón suficiente
para conceder el amparo (…)” (fls. 63 y 64, cdno. Tribunal).

LA IMPUGNACIÓN

El extremo actor censuró el referido fallo, insistiendo


en los planteamientos de la demanda (fls. 76 a 79, cdno.
Tribunal).

CONSIDERACIONES

1. En abundantes pronunciamientos la Corporación ha


sostenido que la tutela es un mecanismo singular establecido por
la Constitución de 1991, para la protección inmediata de los
derechos fundamentales de las personas, frente a la amenaza o
violación que pueda derivarse de la acción u omisión de las
autoridades públicas o de los particulares.

De la misma forma se ha señalado que, en línea de


principio, esta acción no procede respecto de providencias
judiciales, salvo que el funcionario adopte una decisión por
completo desviada del camino previamente fijado, sin ninguna
objetividad, afincado en sus particulares designios, a tal extremo
que configure el proceder denominado “vía de hecho”, situación
frente a la cual se abre camino el amparo para restablecer los
derechos fundamentales conculcados, siempre y cuando se
hayan agotado las vías ordinarias de defensa judicial, dado el
carácter subsidiario y residual de la acción de tutela y, por
supuesto, se observe el requisito de la inmediatez connatural a su
ejercicio.

2. Auscultadas las documentales adosadas al


expediente de la referencia, particularmente la sentencia de 10 de
mayo de 2012, a través de la cual el Juzgado Dieciséis Civil
Municipal de Bogotá declaró no probadas las excepciones de
mérito y ordenó seguir adelante la ejecución (fls. 20 a 25, cdno.
Tribunal), determinación confirmada el 30 de abril de 2013 por el
Juzgado Veintitrés Civil del Circuito de Descongestión de la
misma ciudad (fls. 28 a 34, cdno. Tribunal), observa la Corte que
los funcionarios de instancia no incurrieron en conducta o
comportamiento que permita sostener que en el presente asunto
se esté ante una vía de hecho judicial, como pasa a verse.

En efecto, para proveer de la forma en que lo hizo, el


juzgado civil municipal señaló que:

(i) “De la revisión de la letra de cambio acompañada


con la demanda, se observa claramente la firma del demandado,
que si bien no está inserta directamente sobre la palabra acepto o
acompañada de ésta, ello no implica que la misma, no esté
aceptada, porque al tenor del” artículo 625 del Código de
Comercio, “con la sola firma del deudor, la letra de cambio se
tiene por aceptada” (fl. 22, cdno. Tribunal).

(ii) “Tal documento es entonces en verdad un título


valor que trae consigo mérito ejecutivo y no pudo el ejecutado
demostrar dentro del debate probatorio que el mismo hiciera parte
integral del contrato de permuta que tantas veces alegara, pues
en el cuerpo de la letra de cambio no se encuentra dicha mención
(…)” (fl. 23, cdno. Tribunal).

(iii) “Adviértase que la letra de cambio es por si misma


autónoma e independiente, y no necesita de otro documento que
soporte su validez como quiera que es un documento que lleva
inmersa la voluntad expresa de las partes, y por tanto es girada a
la vista” (fl. 23, cdno. Tribunal).

Así mismo, el estrado judicial del circuito expresó que:

(i) “(…) el título valor base de la presente ejecución


goza de autonomía, como uno de los principios que lo rigen, y que
se considera por tanto independiente del negocio causal que le da
origen” (fl. 32, cdno. Tribunal).

(ii) “Ahora bien, se afirma que la letra de cambio (…)


se giró como garantía del contrato de permuta primigeniamente
firmado por las partes, a lo que debe decirse, que constancia en
tal sentido no se encuentra inserta en el cuerpo del mismo, por lo
que, ateniéndonos a la literalidad del mismo, correspondía al
demandado demostrar tal circunstancia, lo cual sin duda no
aconteció” (fl. 32, cdno. Tribunal).

(iii) “Asevera el apelante que el juzgador de primera


instancia desconoce el contrato de permuta, que da origen a la
creación del título valor que ahora se ejecuta”, sin embargo,
“revisado el mismo, que obra a folios 17 y 18 del cuaderno
principal, se advierte (…) que el mismo no tiene implícito, ni hace
referencia alguna al título valor que ahora se ejecuta, luego no
prueba ese lazo de causalidad que se alega” (fl. 32, cdno.
Tribunal).
(iv) “Y es que solo de aserciones no podía pretender la
pasiva que fueran prosperas sus exceptivas, tal es así, que al
observar la declaración del testigo C[arlos] A[rturo] C[ataño], en
donde afirma que la letra de cambio era el respaldo del contrato
de permuta, no se vislumbra positivamente que este suceso
estuviera plasmado, y revisada la letra ejecutada tampoco se
encuentra que exista una mención que dijera que ella era el
respaldo del negocio aludido o que con esta se cancelara o
rescindiera el contrato” (fl. 32, cdno. Tribunal).

(v) En suma, “no hay estipulación, ni en el título valor,


ni en la copia del contrato, que haga a esta instancia cambiar de
parecer con respecto a lo decidido por el a quo” (fl. 33, cdno.
Tribunal).

3. En un caso de contornos similares al que se


estudia, la Sala expuso:

“1º.- En punto de la disconformidad formulada frente a


los fallos a través de los cuales los juzgadores acusados
declararon no probada la excepción perentoria de ‘inexistencia del
acto jurídico que dio origen al título’, ha de advertirse que
analizados aquéllos, observa esta Corporación que los juzgados
acusados no incurrieron en la irregularidad reprochada, toda vez
que sus decisiones están soportadas en una interpretación
admisible de los preceptos legales en que apoyaron las
determinaciones adoptadas, asentada en el ejercicio de las
atribuciones constitucionales que les corresponden.”
“En efecto, la juzgadora de primer grado, para arribar
a su decisión, consideró que la razón para tornar impróspera la
defensa planteada consistió en que la parte demandada no
demostró dentro del juicio de marras los hechos alegados,
máxime que en el instrumento base del cobro ‘no se plasmó el
motivo de su origen, sino a lo que se obligó el creador del
documento’. Por su parte, al resolver la apelación, el juez ad
quem manifestó anteladamente, entre otras reflexiones, que por
razón de la autonomía de los títulos valores la acción se ejercita
con independencia de la relación cartular o negocio subyacente,
‘así como el carácter o naturaleza de la declaración contenida en
el respectivo título o documento’ (…)”

“ (…) Al respecto es oportuno comenzar por destacar


que por mandato del artículo 625 del Código de Comercio, ‘toda
obligación cambiaria deriva su eficacia de una firma puesta en un
título valor y de su entrega con la intención de hacerlo negociable
conforme a la ley de circulación’, es decir, que la obligación
cambiaria encuentra fundamento en la firma que le impone el
suscriptor, quien, en ese orden de ideas y por disposición de los
artículos 626 y 627 ib., se obliga autónomamente y atendiendo el
tenor literal del documento.”

“Puestas así las cosas, no mucho hay que ahondar


para inferir que la suscripción del título impone a quien lo hace la
obligación de cumplir con el contenido literal del mismo (…)”.
“En síntesis, es posible que el obligado cambiario no
reciba contraprestación patrimonial alguna y no por eso el
instrumento negociable pierde eficacia. No puede olvidarse,
incluso, que a falta de ésta, es decir, de retribución económica, la
mera liberalidad del aceptante de la orden puede erigirse en
causa suficiente de la emisión del mismo. ” (subrayas fuera del
texto) (sentencia de 21 de octubre de 2011, exp. 73001 22 13 000
2011 00347-01).

4. Vistas así las cosas, aprecia la Sala que los fallos


de 10 de mayo de 2012 y 30 de abril de 2013, lejanos se
encuentran de ser actos absurdos, producto del capricho de los
funcionarios acusados. Por el contrario, las autoridades
convocadas, basadas en la normatividad que regula la materia,
con apoyo en las documentales allegadas a la actuación y la
testimonial recolectada, probanzas que analizaron en conjunto de
acuerdo con las reglas de la sana crítica, concluyeron, de un lado,
que la letra de cambio, a más de haber sido aceptada por el
deudor, es un título valor autónomo e independiente; y, de otra
parte, que el demandado no probó que el instrumento cambiario
objeto de recaudo se hubiera girado como garantía del contrato
de permuta invocado.

En ese orden de ideas, contrario a lo aseverado en el


escrito de tutela, no se vislumbra que los falladores naturales
hubiesen dejado de apreciar las pruebas aportadas. Cuestión
diferente es que, en ejercicio de su labor interpretativa, le hayan
dado un alcance y valoración que, si bien dista de los intereses
del aquí actor, no pueden tildarse de vías de hecho, por cuanto,
como viene de verse, las fundamentaron debidamente.

En suma, las reflexiones de los juzgados encartados


no se muestran antojadizas, por el contrario, gozan de claro
sustento objetivo, resultado del análisis del material probatorio
obtenido en el curso del proceso, así la conclusión eventualmente
pudiera ser diferente si se analizara desde otra línea interpretativa
admisible o con elementos de persuasión distintos a los que les
sirvieron de apoyo para la formación de su convencimiento sobre
los puntos objeto de cuestionamiento. Luego, entonces, aunque la
Sala pudiera discrepar de la tesis por ellos acogida, esa
divergencia en sí misma no es motivo para calificar de vía de
hecho las aludidas providencias.

En la materia, reiteradamente se ha dicho que “no se


puede recurrir a la acción tutelar para imponer al fallador una
determinada interpretación de las normas (…) aplicables al asunto
sometido a su estudio o una específica valoración probatoria, a
efectos de que su raciocinio coincida con el de las partes”
(sentencias de 18 de abril de 2012, exp. 19001-22-13-000-2012-
0009-01; y 27 de junio del mismo año, exp. 05000-22-13-000-
2012-00088-01).

5. Coherente con lo anterior, se impone respaldar la


sentencia constitucional de primer grado.
DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la Ley, CONFIRMA el
fallo objeto de impugnación.

Comuníquese mediante telegrama a los interesados y


remítase el expediente a la Corte Constitucional para la eventual
revisión.

MARGARITA CABELLO BLANCO

RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ


ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ

JESÚS VALL DE RUTÉN RUIZ

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