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Universidad Nacional de la Plata PROCESOS IDENTIFICATORIOS


Facultad de Psicología EN LA CLINICA GRUPAL

PSICOTERAPIA 11
Ficha Bibliográfica
INTRODUCCIÓN'
!ll

Notas para Este texto es parte de la producción intelectual de un grupo. Doy fonrn\ � esti­
lo a la escritura de un pensamiento que circula entre nosotros. Nos ide;1i:ifican
algunas cuestiones. Una de ellas es el interés por el psicoanálisis y las' prácti­
PENSAR LO GRUPAL cas grupales; la otra es la preocupación por situar el acto clínico como lj·ráctica
social. :1
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·

Respecto de la primera dirección, estas ideas se conectan con la teorf& de la


identificación. Freud, en "Psicología de las Masas y Análisis del Yo", <\dvierte
en la identificación uno de los fundamentos subjetivos de las form1adones
colectivas. Pero no recurro a ese escrito de 1920 como ilusión de antdi,Jridad
para llenar un vacío de teorización. "
En nombre del psicoanálisis se dicen muchas cosas. Por ejemplo, es fr�tuente '

escuchar descalificaciones de las prácticas grupales. Impugnaciones tptaliza­


MARCELO PERCIA doras. Afirmaciones de que las experiencias grupales en psicoterapia'.lc!,ondu­
cen a la adaptación o a la masificación. Sospechas sobre los grupos. i' •

En este clima de tensión intelectual, aspiro a pensar la clínica gru:�'1'. Sin


,
promover la exaltación de las psicoterapias de grupo, ni el cuestiornl,ú1iento
simétrico de los discursos que (para "preservar" al psicoanálisis) exclfo�en lo
grupal. Pretendo hacer trabajar un conjunto de interrogantes que contri q uyan a
la crítica del pensamiento grupal desde su mismo campo.
¡ i' .;,'

'Este artículo fue escrito en enero de 1987 y re rabaj ado para esta edición. En.!,1e tanto
t
LUGAR EDITORIAL se publicaron en Buenos Aires La Multiplicación Dramática, de Kesselrn�ri y Pa­
vlovsky; Subjetividad, Grnpalidad, Identificaciones, de Juan Carlos De Br�3i; y El
Campo Grupal, de Ana María Fernández. Ninguno de ellos es debidamente <;itado. Y
no quiero disimular estas ausencias con apresurados agregados bibliográfic(�( Sí re-
conocer n1i deuda con estos escritos di
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En cuat�>) a la segunda dirección (la relación entre práctica clínica y pi;áctica nan. Son fragmentos que separo y destaco de las muchas cosas qt!e, allí ocu­
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social)' ngo una idea: el acto clínico desborda su "mundo" especializado y rren.
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técnicq, 1 hace intimidad con la dramática social e histórica.
Sin embargo, para la clínica grupal, la identificación no es un temá más entre
El pen:J �miento grupal busca producir su lugar. Para ello trabajo una experien­ otros. Gennie y Paul Lemoine ya lo dicen: "Las transferencias que cada
cia. Ld htención de analizar una sesión necesita una aclaración. El relato no miembro del grupo puede realizar sobre los terapeutas, sobre el grupo como

es aqu {71� excusa para exhibir lo ya pensado sino la oportunidad para ensa­ tal o sobre uno y otro miembro desempeñan un papel esencial. Pe+ la identi­
yar otril:posibilidad de pensar. La experiencia no puede reducirse al interés del ficación es el motor de la vida del grupo; el trabajo identificatorir; es el que
ejempl�i Sólo quiero poner a la vi$\i¡algunas cuestiones que orientan mi prác­ dinamiza y organiza al grupo". 2 • ! 1
tica. No¡ se trata de señalar '·'el 116rte1' de la clínica grupal. La experiencia es
Pero, aunque la idea es de vital importancia, requiere de un desar�ollo. De lo
fragme¿;1¡aria. Pero no invalida el análisis sino que problematiza sus caminos.
contrario se corre el riesgo de convertirla en una nueva fórmula me\apsicoló­
Indico ,JA ruta seguida a la manera de un cuaderno de bitácora. No me olvido
gica. Como en otros tiempos fueron la interpretación de la fantasía Inconscien­
de la d.i�erencia que existe entre el ojo del hombre que cree ver el límite del
te grupal o la transformación de lo latente en manifiesto. Para \!Il cl¡ibate clíni­
océano:( el acto de ftjar una boya que sirva como señal. ¿Cómo se presenta a
co de los procesos identificatorios es 1necesario relatar qué se observa, qué se
la obse\-i/ación clínica un proceso identificatorio? ¿Cómo leer una producción
hace y qué se piensa cuando estamos en un grupo. í1
'

grupad '.Í Cuál es el lugar de la coordinación en un grupo? Son algunas marcas


·

ele es!<:' ':\inerario. •


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¡ a) Un grupo situado
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I!
Es un grupo formado por cinco pacientes (de los cuales ese día estár 'presentes
1. REI l.\) ro DE UNA SESIÓN CLÍNICA GRUPAL
) tres) y dos coordinadores3• Se trata de una sesión que transcurre en el invierno
. \'
"Pero cómo relatar algo si no a posteriori? ¿Es que realmente de 1986, en Buenos Aires. L!!Uldades de los participantes oscilan entre 34 y
no se puede expresar nada en el momento de su nacimiento, 42 años. El grupo se reúne una vez por semana durante dos horas. Los inte­
cuando se trata aún de algo anónimo? ¿Es que nunca nadie se­ grantes se sientan en circulo, cada uno a la vista del otro. Es un grupo en el
rá capaz de transmitir el balbuceo del momento que nace? que los coordinadores suelen proponer dramatizaciones o juegos, �n t\n lugar
¿Por qué razón si hemos salido del caos no podemos nunca �
delimitado para ello y designado como "espacio dramático". Se re n(¡)n en un
entrar en él? Apenas fi- jamas en algo nuestros ojos y ya, bajo consultorio "privado". 1

nuestra mirada, surge el orden... las formas... No importa. Que


La experiencia grupal es convocada e instituida por una consignaj que puede
sea co 1no quiera.,,
decirse así: "Se lo invita a participar de un grupo terapéutico. E� un grupo
WITOLD GOMBROWICZ1 formado por personas diferentes que, como usted, desean entendfer cómo y
ij
Presen: en forma "fragmentaria" (no se podría de otro modo) una sesión de
por qué son como son. El grupo funciona como un "espacio de ju�go '.'. Cada
uno dice y actúa lo propio. De este modo, se ponen en escena la�· formas de
grupo t;:¡:.·apéutico. Pongo atención en los procesos identificatorios, aunque
mirar que cada uno carga sin darse del todo cuenta. La función 4e los coor­
conozcp¡ que -al hacerlo- por la hendidura de este interés caen inadvertidos
dinadores es crear condiciones para que este juego se realice y contribuir,
otros p_r�cesos, otras marcas y otras cuestiones. Busco apoyaturas provisorias
con sus puntos de vista, al análisis de cómojuega cada cual".
en el té1\tente que se presenta y fijó los ojos en los "datos" que me impresio-
.
1;

2 LEMOINE Gennie y Paul: Teorla del Psicodrarna, Ed. Gedisa, Barcelona¡ 1979.
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1 WITOJ,,,1p GOMBROWICZ Cosmos, Ed. Seix Barral, España, 1982. 3La coordinación de este grupo fue compartida con Alejandra Thay en. �
·n 1
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Pero la consigna no indica una técnica. Ni una receta para iniciar grupos. La Emilio, en seguida, afirma que también él está preocupado a pesar de'>¡i---0 1)o via-
consigna es una propuesta de trabajo. Decir que la experiencia parece un jue- jar. Explica que se siente "perdido». Tiene la sensación de que su rel�c;ión de
go anticipa Ja acción de Jos procesos identificatorios; avisa que la labor clínica pareja está a punto de terminar. Incertidumbre que une a su situación F 1•boral:
se ocupa .de señalar e interrogar esos rasgos; y adelanta -desde el comien- "En la empresa, esta semana, despidieron a treinta y cinco persona .0 f'm i li o
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zo-- que se asiste a un "como si": a una representación en la que cada uno es empleado de una industria de productos medicinales que, hace meses, evi-
pone en jt1ego su mirada, dencia problemas importantes: reducción de personal, reestructuradión del
Quiero decir algo más sobre la relación entre grupo y juego. El juego es oca- trabajo, aumento y cambios de tareas. Por todo esto se siente mal. Sen(ii)1 ie to n

sión de una réplica Y de una invención; de un impedimento Y de una posibili- que lo lleva al punto de partida: "No sé si volver a Mendoza a vivir;,qon mi
familia". Pero Ja altemativa lo pone peor, vino a Buenos Aires para es/;�:pa de
dad. Alude tanto a la reiteración de una mirada imperativa (el una y otra vez esa misma familia; recuerdo que lo conduce a verse sin rumbo. EmiÍio (que
r

de "lo mismo"), como al pasaje por otra posición (el "dale que... "). El juego es tiene 35 años) percibe su relación de pareja (una mujer diez años majiór que
una metáfora subjetiva. La experiencia grupal transcurre por esta tensión. él). con pesar:
Entre una identificación que insiste y el tránsito por otras posibilidades que no h .
"Ella dice que a mi lado no tiene futuro, que yo no estoy'Wen en
,,·aba;o, que no se, que, hacer, que no 1,e o1rezco
,¡; nada, que no cree en," ,. ..
desisten. Cada uno pone en escéna la obstinación de su mirada y se encuentra 1111
Se repite una y otra vez lo mismo: "me fui de mi pueblo porque la siy1i1ación
mi »

sorprendido como el que pasa por esa acción. El grupo está para ese pasaje.
·

Cada cuaLviene a interrogarse ¡ior su propioJ'uego4 con mi familia me agobiaba, me da mucho miedo volver, pero me dd.,)nucho
miedo quedarme' Vive encerrado en esta ciudad, Piensa renunciar a s!) 'traba­
jo, dejar Buenos Aires y volver a Ja casa de sus padres. Pero, entonce�,, duda.
Y no sabe a dónde ir, ni qué hacer. Se encuentra detenido y estancado. .
Esta presentación es arbitrada. Sólo descubre algunos signos con que operan estas
1',
ideas. Pero lo importante no es lo que se muestra sino lo que se aproxima. ¿Cuántos
datos quedan inadvertidos, oscurecidos, por la "luz natural" de esta presentación?' A paitir de este modo de decir de Emilio, reacciona Federico. Es m 1�lj a do a
e 1
hablar y lo hace como le sale: seguro y autorizado, dice que no debe rdj1}mciar
b) Una sesión grupal " . .. es hacer lo que ellos quieren que hagas, esperó... que te echen si C/uieren.
Además.. cómo vas a renunciar sin antes buscar otro trabajo. Volvé ?l J.1en­
Están presentes Amelia, Emilio y Federico, Comienzan con una conversación: doza, si querés, pero antes asegurate algo; si no vas a depender de Ú1s vie­
intercambian saludos y comentan circunstancias cotidianas. Amelia, que pre­ ...
jos Y. ¿si escribís una carta para tantear el terreno? ¡Escribí a tu <Í'irñado!
para un viaje a Europa, expresa sus temores por el conflicto entre los EE.UU. ¡Pedí información, no te arriesgues! En el caso de haber algo seguro;. )'"ecién
y Libia. Emilio describe su impresión por el bombardeo de poblaciones civi­ ..
empezas a concretar la cosa . " ;;. ¡
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les, y Amelía el miedo a un atentado terrorista: Coinciden Jos tres en que los Federico se muestra -repentinamente- "metido" en una escena con En;Í üio. Lo
europeos deben estar aterrorizados, y Federico hace un chiste en relación al alienta a pensar bien las cosas antes de actuar. Comienza a escribir Ul,1.il carla
cáncer y al aspecto de Reagan: ,.. se lo ve tan maquillado -dice- que parece un modelo, la cmta que debería mandar EmHio. Se comporta como el "oiganiza­
androide".
dor" de su vida. Le dice qué tiene que hacer y hasta ocu. pa su lugai} ioon el
ejemplo. Le ofrece un rol posible y una l\Df\!?;en eú la qu,e mirarse. t�lo d is­
4La idea de juego" pensada en relación a las terapias grupales deviene de la lectura traído en persuadir a Emilio, trae algo.propio que'�m¡Jieza a mostrar ,fo1 darse
que Pavlovsky hace de Winnicott y su propia experiencia como terapeuta de niños y cuenta. r

adolescentes. Dei mismo modo el texto de Gili-O'Donnell sigue esta orientación.


Simultáneamente interviene Amelía, toma parte en el asunto. Algc \; ue en
5 PAVLOVSKY, Eduardo: Reflexiones sobre el pr'IYC1!S'o creador 1975, en: "Proceso ella se conjuga la hace venir con lo suyo. Parece enojada y pregunta a( Émilio
creador, terapia y existencia", Ed. Búsqueda, Bs. As., 1982. GILI, Edgardo;
O'Donnell, Mario: El juego, Gedisa, Barcelona, 1978.
para qué viene al grupo: "para que te digamos qué tenés que hacer, qyl deci- ,_ !
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damos ,p,Jr vos?. Y agrega, severa: "Siempre es un riesgo que otro te arme la Frente a ellos me quedo como ido... Son como un espejo. Es ver mi ineptitud,
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vida, P\<fque te la arma según lo que él quiere' mi impotencia. . ."
,,

Nada m�s parecido a una conversación que una conversación. Pero la especi­ Federico se ve envuelto en un rasgo propio que se le presenta _corno de otro en
ficidad.• 41e lo grupal dice que en cada uno ocurre algo que arrastra en su ha­ ocasión del decir de Emilio. Su intimidad con ese rasgo lo pierde: Jo e,mpuja a
blar; y que ese hablar es una reacción y un llamado que se encadena con otros. actuar y decir sin pensar. Una identificación lo arroja hacia adela¡n(e,:¡ por eso
Continil·�mente, y sin pausa, cada intervención lleva a otra intervención, tras se calcula parecido a Emilio después de escucharse en sus propi,as .¡palabras.
cada depir viene otro decir. Tras la preocupación por el viaje de Amelía so­ La situación grupal propicia un movimiento que -a veces� pon� e¡¡ juego el
brevien0 el no saber si "mandarse a mudar" de Emilio, y desde allí Federico imperativo de una identificación. La escena se presenta como espacio de in­
le escril,1.e una carta, y luego Amelía se pregunta si hay que dejar que otro "te vestimientos. Así, Federico puede vestir a Emilio con un rasgo p�opio y ves­
arme li? ·vida", y todo comienza a mezclarse en una comunión (que es partici­ tirse él mismo con un rasgo de su padre. Repentinamente cada urni> se encuen­
par de iq común y a la vez no lo es): cada cual juega en el juego grupal y en su tra implicado. Implicar- se significa ser afectado por la tensión dnprnítica gru­
(propiq).juego al mismo tiempo. pal, estar envuelto en lo propio y enredado en lo del otro.
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En eso, :�uando Federico reincide en orientar a Emilio, uno de los coordinado­ Sigamos con la sesión. A partir de un relato disparador, puede ¡verse cómo
res le p1y,egunta: " Usted relaciona "algo" con esta escena en la que le dice a ,
cada uno habla por su lado. No se trata de discursos paralelos sinoi de. entradas . i ,'.,.'
Emilio;('ómo debe conducirse?" Una digresión sobre la pregunta: tener pre­ diferentes que pasan por la misma escena. Pero pasar por lo mism9 np signifi­ \
sente e'li� roceso identificatorio que se pone en juego en un grupo terapéutico, ca llegar a lo mismo. Lo que interesa es que algo del decir de Emil'io (algo que
supon�' �en medio de la profusión de palabras, acciones e intercambios) obser­ resiste l;i designación) afecta de un modo imprevisible a cada unq. La afecta­
var la pwesentación grupal ahí, pero -también- en relación con presencias ción es una inmediata reacción del al¡na sin el consentimiento de la razón. Nq� ' .
que, fo¡¡ra de tiempo y de lugar, vienen a jugar como por su cuenta en ese es influencia, ni contagio; es un llamado.
momenJ). La identificación misma se puede entender como la proximidad de
Observemos qué propaga en Amelia la situación que se desarrolla en el gru­
nna re1)fp:/"' 6
1on r

po. Porque una escena grupal "hace venir" otra escena, es una confixión abier-
Veamc>s la respuesta de Federico: "Bueno, es como si recién yo}itera mi papá ta, un enlace sin ligadura fija, una invitación que hace que una im�ge;n se pre­
y Emilia ji1era yo. Me pasa muchas veces lo mismo que a él. Me siento asfi­ sente sin aviso. Dice Amelia: "No sé por qué me acuerdo de "algo» que me
xiado, rf¡ e dejo estar. Yo me pregunto cómo él no ve otra posibilidad; y por sucedió hoy en el negocio". Trabaja en una bombonería y relata que' una mu-
qué, sí; /a situación lo agobia, no encuentra una salida. Me veo reflejado. jer -con aire autoritario- entró a comprar y dijo: "Buenas takdes, quiero
Emilio é,� como yo en muchas cosas. Cuando mi papá me dice (Federico traba­ ,
una caja de bombones. ¡Dén:e todos �e dulce de leche y chocolat l 'No quiero
ja con :';l,l padre) por qué no hiciste esto, no hiciste aquello, me paralizo, me de mermelada, m de coco, m de lzcor'. , !
·

siento c'i' chico. Me digo: "¡Qué simple, cómo no se me ocurrió!".Me retrai­


Entonces, explica Amelia, molesta por la actitud violenta y absqh.tta de la
go. Sieh{o bronca por no darme cuenta, bronca por lo que me dicen. Me veo
compradora, reaccionó: ".S,e lo� va a comer todos usted? PorJ.1ue,, 1si lleva
disminú;ido.
'!,!
Me pasa lo mismo con Alicia (su mujer). No me pasa con otros. ,,
para otros, mejor compre surmos!
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Escena dramatizada: Uno de los coordinadores propone dramatizar¡ esa es­
·,

6 g'
La pr¡i unta " Relacionás algo de tu vida con... ?" opera como un cambio de tiem­ cena. Invita a Amelia a pasar al espacio dramático. La consigna es ¡q¡1ejtrate de
po. Se ¡)/.opone considerar una representación fuera del tiempo de su actualización reconstruir una escena con el recuerdo de lo que ocurrió. Amelía e� -aj mismo
"necesüfa". Es como si se detuviera el tiempo de la comunicación, del mismo modo tiempo- protagonista y director, ella. describe el lugar y elige a <.)uiéf! puede
que se i¡iice con un film para analizar uno de sus cuadros, que en este caso se abre representar el papel de cliente. En cuanto a la elección del cop¡otagonista,
como ofa/> "film asociado".
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piensa y dice: "En todo caso a Federico, porque a Emilio no lo veo en ese do...11

papel! Vos (le dice a Federico) tenés que hacer como si fueras papá, con
tu Comentario de Emilio desde .el lugar de espectador: "La dienta me 11111�,re,sICm
una actitud firme y segura". como una persona segura, que sabe lo que quiere y no se deja vender
Escema 1: Amelia en el papel de vendedora y Federico en el lugar de cliente.
liebre, no se deja engatusar. Sabe lo que quiere como mi jefe e foés pare­
Se recrea la situación narrada por Amalia. ja). Por mi palte yo siempre pido surtido. Nunca le di importancia. P6;qejem­
plo, si voy a la panadería a comprar facturas, dejo que la vendedora 1]1e elija
Compradora -Buenas tardes, Señorita! Mire, estoy muy apurada. Quiero lle­ las que ella quiere. Nunca reparé en el hecho". .
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:1

var una caja de bombones. Pero, eso sí, los quiero todos de dulce
Un comentario sobre la dramatización. No se pretende que Amelia re;v;i. va en
de leche y chocolate. Nada de mermelada, ninguno de licor y de
el grupo la situación relatada, sino crear condiciones para que el afecto:·sentido
coco ni olerlos.
encuentre las formas de su expresión. Encnentre la demora necesaria llára dar
Vendedora --Perdón... ¿se los va a comer todos usted sola? No es muy demo­ con otras formas de enunciación. Dramatizar es temporalizar un refato. Se
crático. A mí me da lo mismo vender unos que otros. Pero, si son despliegan diferentes figuras, pero no importa tanto las imágenes que se)nues­
para regalar, mejor lleve surtidos. tran en escena, como Ja relación que Jos integrantes del grupo establecen S�n ellas.
Cada uno to'.n � partido por algo seg�n su rep�rcusión afectiva' En el r� é�;�:e cada
Compradora (repite la intervención anterior, pero ante la réplica decidida de la .
to1na de pos1c1611 -s1. se abren las interrogaciones- trabajan inaprens1bles}p_¡1vest1�
v

vendedora, retrocede como explicándose). mient s subjeti os.


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_,'ti'.
¿Qué es una dramatización? Es la producción de un acontecer actual, es la d tj cación
SoliloqUJios de una imagen que el protagonista tiene de algo que ya le sucedió. Es la p\1est a en

Atnelia en el papel de vendedora: "Qué mujer desagradable, debe ser imban­ escena de su mirada. ¡{\ ·.:
fr,j
cable en su casa, seguro que es jefa. No da margen para nada, hace lo que
ella quiere y punto. Si son para ella sola no me opongo. Pero si son para re­
galar... Que lleve para otros, que no les imponga lo suyo"
IJ. EL. GRUPO TERAPEUT!CO. TRA VESIAS DE LA IDENTIFICACIÓN. f,i
Federico en el papel de compradora: "No pued2J!:!Jponer mi palabra... del otro �
"Pongo aparte las 111áscaras útiles o indispensables, aquellas que aí �n al ciH
rujano 1nientras opera, que protegen al co111batiente contra los gasti:q{tóxicos
lado me tratan de minar. La vendedora no deja que compre lo que quiero. Me A
o al obrero que suelda con un soplete en un ra1110 de chispas... Me tengo a
siento igual quefi'ente a mi papá o mi nnifer. No me dejan incluir mi granito �
la n1áscara inútil, que no aísla ni protege. Le quedan tres función� !'ésencia8
de arena..Me convencen las razones de la vendedora". "�
les: disiinula, n1etainorfosea y �·panta."
ROGER CF;VLLOI57

Escena 2: La misma situación pero se sugiere una inversión de roles. 1: .'.


usería un error considerar !a identificación con10 una con1eclia; e�;·.n:)or su�
So!iloquios puesto, un papel, pero en la n1edida que exige interiorización de r.0 -sisten1a
Federico en el papel de vendedora: "Bueno... está bien. No voy a pelearme. Le objetivo es, así inis1no, tn1bajo.'1 ?:
JEANPAUL �{;RTRE."
doy lo que me pide y listo. Si insisto puedo perder un cliente... Me cuesta
. .

·.

;\··,,: ¡:,'
mucho vender lo que quiero, me cuesta pelear contra ella, siento que se me \\
impone... �( '
en: "Intenciones", Ed. Sur, )p u en os
Amelia en el papel de compradora: "Siento que no me deja lugar para comprar 7 CAiLLOIS, Roger: La sombra y la máscara,
Aires, 1980. :: i
como se me antoja. Trata de ponerme un cerco. Tiene una actitud muy intran­ 'SARTRE, .lean
Paul: El idiota de !a familia. Gustave F/aubert desde J82Ji'J. 1857.
sigente, me dice lo que me conviene llevar y trata de organizarme el pedi- Tiempo Contemporáneo, Torno J, Buenos Aires, 1975
' ·
''

Empec�nos por recordar la importancia que "Introducción del Narcisismo" to. Allí hay que buscar las identificaciones en las modalidades quJ insisten en
(1914), �ene en el pensamiento freudiano. La conceptualización del narcisismo cada participante. Es lo que advierte Pichón Riviére al pensar el esterebtipo de
se apcy�t en consideraciones clínica_s q\le_ aspiran a diferenciar las neurosis de rol como figura clínica. La sesión grupal se presenta como la opqrturtidad de
las psi1:vsis. Si, hasta el momento, se piensa al "yo" como metáfora de la ra­ un pasaje y de un cálculo: cada uno se encuentra en el que pasa por sus pala­
zón,
" a :1:jartir de aquí se advie1te también su dimensión especular, su relación bras y sus actos; y cada uno se calcula en una identificación a panir de las
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con 1mq; genes 1dent1ficatonas y su existencia como mascara. En el pensamien- figuras con que obstinadamente qued¡i envuelto.
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to de ti¡.can se' subraya esta-pérs¡iecfrva. Eri' el seminario de mayo de 1954
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Veamos. Emilio se siente perdido, s� ve detenido, estancado y a¡ final de la
reitera' ¡�ue para Freud «el yo está/armado por la.súcesión de las identifica­
escena dramatizada dice que nunca le dio importancia a elegir lo¡que quiere.
ciones: J,;n los objetos amados que le permiten adquirir su forma. El yo es un
Emilio pasa por esas palabras y deja dibujado, a lo largo de la se�ión, su tra­

objeto \f,ue se asemeja a una cebolla: sijJUdiérainos pelarlo encontraríamos
las suc �ivas identificaciones9
1 -
---
yecto. Uno de los coordinadores intenta señalar ese posible recorrido y pre­
gunta a Emilio: «.Será que siempre usted pide surtido?, ¿que se none en ma­
�-� ;
s� e nt�;�;s s� �ntl;�cle el ' ;o" como ficción. Pero no se avanza mucho nos de los otros, de Inés, de la empresa, del grupo?". Pedir surt(do; ponerse
con vql\ier a expandir la sospecha de su existencia real. El yo es colección de en manos de otros: ¿qué se anuncia de Emilio en estas palabras� La reitera­
identifi;jaciones y persona significa máscara. Interesa ahora saber cuál es la ción de ese rol avisa de una identificación, pero no informa con c'aridad cuál
relació¡i;de cada uno con esas representaciones. o; por lo menos, cuándo estas es su po�i�ión (o su interés) en el asunto.
·

imáge1j-�s son c_ondición de un impedimento o de una posibilidad.


El rol participa de identificaciones. Pero el protagonista de la acci?n .descono­
El_ probiema lleva a pensar en una metapsicología del rol10• Se entrevé en las ce la fuerza secreta de sus movimientos. El trabajo clínico, en situación de
acciom¡\) que cada uno reitera en una situación grupal la puesta en acto de grupo, interroga roles y conjetura amoríos identificatorios. Pero bonoce que,
*
imáge.t s. Cuando el actor juega un papel, pone en escena un personaje, reali­ antes de poner en cuestión una representación cada uno consume sur; :propios
za su fr1\erpretilción y da a entender que una trama de identificaciones envuel­ actos. Aplaude y padece su espectáculo. Un rol es un papel: tiene una·ifunción,
ve a é�� que simula ser. El mundo subjetivo es, también, un mundo de teatro, lleva impreso un llamado y está consagrado a una mirada de amor. [ . · •.· 1
de m�aras y personajes que buscan hallar su argumento.
Emilio está preocupado y se siente perdido. Sin rumbo, tiene miyqo de que­

El grup terapéutico puede ser un sitio propicio para el trabajo de cada parti­ darse y tiene miedo de irse. Se ve detenido y estancado. Y tamblén::ve en la
cipant� ;¡;on su propia máscara. No hablo de un espacio para la exhibición de escena de Amelía que algunos, más seguros, saben lo que quieten' y no se
comed1i4ntes; sino de un lugar para el trabajo subjetivo. Una situación de de­ dejan vender gato por liebre (así mira a Inés y a su jefe). Por su pa1rte -dice­
mora pq.ra que cada mm se pregunte qué impiden o posibilitan esas imágenes en deja que otros elijan por él. Ve una escena y encuentra en ella la �osición que
las que un �u� eto parece amarse.... tiene. Sin embargo, no entiende cuál es su demanda. !
En la sl��iación de grnpo cada uno pone en juego sus modos de estar con otros. El comentario que hace Emilio de la escena de Amelia lo arroja h�cia adelan­
Modos' � n los que encuentra tanto motivos de satisfacción como de sufrimien- te. Algo del relato dramatizado ofrece lo preciso para que distraídp ;sea alcan­
)� . zado por su propio decir: "Yo siempre pido surtido ... dejo que el v�ndedor me
--,-;\.----- elija lo que él quiera... ». Expresión que a partir de este momento blrculará en
' 'LACAN, Jacques: Seminario Los escritos técnicos de Freud, 1954, Ed. Paidós, el grupo como parte de un testimonio personal. En la sesión sigui�nt<:,! por dar
BarceloN 1981
un ejemplo, al plantearse algo similar, Amelia le responde: "Otka vez com­
'° PERil'. M ar?elo : Función y espacio de la escena en la investigación analítica, en:

"Ensayo!: de Ps1cologia 1983", Ed. Belgrano, Buenos Ares, 1983; y Los fantasmas en
prando surtido y dejando que el otro te elija lo que quiere... ". If1tervención
tos grupiis: el actor y su personaje (1983). Publicación p arcial Centro de Estud iantes,
que recuerda la percepción que ella misma tuvo en la sesión quelso:'describe
'.1j.
Faculta. cte Psicología, U.B.A., 1986. ".venís para que te digamos qué tenés que hacer?»; aunque con tma: ttiferen-
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cia: a partir de ese momento es dicho con la complicidad de una experiencia ca esa imagen que requiere para su escena y, al mismo tiempo, Je rectle'rcla su
compartida y pensada en grnpo. Un decir se transforma en testimonio cuando juego. Federico queda preso en sus palabras. En la escena hace a stJ' 'padre,
circula como un saber. pero es él quien finge ser esa imagen que mira en su p,adre. ¿Acasoisfrve a
Emilio hace algo familiar durante la sesión: por momentos se pone en manos Federico verse desde otro sitio evocando un rasgo de su padre? 1,i '·

ele Federico y se deja llevar. Poco ele ese decir llega a sus oídos como infor­ Emilio 'mirándose" en un cliente que no elige aquello que desea y qu¡: queda
mación; aunque es escuchado con secreta satisfacción. Consume la escena a merced de la elección de una vendedora. Federico "mirándose" en w{lcliente
como espectáculo para su mirada. La experiencia grupal trabaja en direcciones que no puede hacer valer su palabra ni meter su granito de arena. Ame'iia "mi­
diversas y las reacciones de los otros tienen consecuencias diferentes. Algunas rándose" en una mujer que quiere imponer lo suyo frente a otra mtf)jllr. Se
veces pueden servir de orientación y ayuda; pero otras, pueden valer como propicia un cambio del punto de vista. Cada uno ve una imagen en la'que se
"confirmación" de un papel que se pone en escena para inducir esa reacción. mira desde otro lugar. Un efecto del juego es el distanciamiento. Pero toma
de .distancía es algo más que el desplazamiento del punto de vista: es, \?¡nban,
·

Emilio hace un llamado y espera que alguien llegue con lo que busca. Federi­ identificación de lo extraño; localización de lo ajeno en lo más familiar,,,¡
co viene a la cita justo con lo que necesita. Pero, a su vez, trae otra cosa. Fede­
rico interviene apresurado por una molestia. Llega aprisa porque huye de don­ La experiencia grupal produce un saber sobre los procesos' identificato1i1d>s que
de no quiere evocarse: un sentimiento de ineptitrn:i·que a veces lo asalta frente 'i inciden en la vida de cada integrante. Pero, ese "saber" tiene una pecul¡�a,ridad.
a su padre y a su mujer. Inmersos en el tiempo de la acción y la reacción no 'i'' Como alguna vez Cortázar11 lo entrevió para la creación literaria, q(juego

reparan del todo en lo que dicen y hacen. Para qué cada uno encuentre su res­ u u ai u s l r
puesta, necesita de una demora en la que escucharse. Emilio está frente a op­ '.il :����1:�� �n �o����=:� ����;� �· �eª\a; �m ;g::�� :�11:� �i����� �:� ����!'.;�!:��
ciones distintas: quedarse en la posición de quien no sabe qué elegir y sabo­ " para que estén en foco y saca la foto. Congela para siempre una image.h Í1ítida
rear la escena en la que otro le organiza la vida, o interrogarse sobre su modo ' y de límites precisos. Pone las cosas en su lugar. Pero en la escena clín\(>a este
de ''.jugar" hasta poner en cuestión el juego mismo. "lugar" se pone en cuestión. Las cosas se mueven, se apartan del orde¡\1,prefi­
El espacio de un grupo terapéutico intenta crear condiciones para que los mo­ jado y entonces, también, la experiencia transcurre en los huecos y\1 �n las
vimientos identificatorios sean interrogados. Se procura que una identificación sombras. El trabajo clínico sostiene la ambigüedad e indefinición de las ;·l
imá-
que es vivida en acto pueda ser representada como posición y ofrecerse como genes en las que cada uno se mira.
material para un trabajo colectivo. ¿Se produce algún movimiento desde el 1\ La pa1ticipación en un grupo terapéutico adquiere sentido cuando un1J busca
primer relato de Emilio hasta el momento en el que se ve "representado" por r t s d. i b
un cliente que nunca elige lo que quiere? Uno de los coordinadores, terminada
la dramatización, hace notar a Emilio: "Fíjese: usted dice que no le importa
ll �::��l�
que un
���1�i�����n� J��1 J��o : ��a����::����;::i����E� u�� ��;1��:�s:�:J�º:;1 7�
integrante se relaciona con otro integrante y también, con su 4p'mbra.
il
elegir lo que quiere comprar". ¿Qué escucha Emilio al oír sus palabras? La :¡ El otro es otro y, además, ocasión de lo otro. Es una contingencia def.la per-
escucha necesita de la redundancia. El análisis es una invención de tiempo cepción y un accidente que se produce en la mirada. El otro es motivo dq iden-
para que cada uno vuelva sobre sus pasos. tificación. ''�: ' .

La insistencia de un rol es, en la clínica grupal, un llamado a escuchar. Es un La percepción y la comunicación son puntos de partida. Pdncipios ne�1�sarios
modo de implicación con el que cada uno aparece identificado. Observemos el e inevitables. Territorios por los que la relación terapéutica tiene qui¡1 ,pasar.
fragmento en el que Amelia dirige "su" escena. Invita a participar a Federico Pero zonas en las que nunca se queda. Federico se impregna de la ª\1.gustia,
pero le dice que "haga de su papá". Esta "invitación" es una respuesta a lo if1
que el mismo Federico dijo. Una imagen en la que él mira a su padre empieza 11 Julio: Conversac;ones con Cortázar, Ernesto González É.drn1ejo;
a circular. Le pide que represente al padre que hay en él. Le solicita que ofrez- CORTÁZAR,
Edhasa, Espafta, 1978.
8
,·;.----------

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del m ¡¡lo, del cuerpo, del' gesto, ele la presencia ele Emilio; y recrea otra an­
gustia,¡ wtro miedo, otro gesto, otro semejante a Emilio.
Desde]! punto de vista de la escucha clínica, cuando un miembro del grupo
pronu(l�ia una palabra, realiza una acción o experimenta un sentimiento no
hay q L)� confundirse: su acto es respuesta a relaciones actuales con los otros y

tambi� a relaciones actualizadas por implicación con los otros de su ficción.
Y lo e� tio es que esas ficciones -que agudizan la percepción de rasgos del
otro- d·f.'. ponen en escena a la menor oportunidad en el juego grupal. La reac­
ción c\_ci� Federico anuncia una identificación que se le impone. Resta -no obs­
tante- )'j¡ue pueda atraerla para sí, apropiarse de su sentido, escucharse en esa
1' llam'�' � ª,,.
i :.¡

El prd.'eso iclentificatorio no se produce por la exclusiva percepción de pare­


cidos. 'Emilio no se parece a Federico. Se.trata de otra cosa. Por momentos el
o�ro efifl soporte de una mirada. Los rasgos identificator�o� (volubles y cam­

biante( se encuentran en donde no se los espera. Lo perc1b1do es el otro, y es
su son� 0ra, y es una imagen propia deslizada en él, y es un rasgo reconocido, y
es um i:ausencia presentida. Emilio ofrece un rasgo requerido por Federico
para c,ii\3 una identificación se exprese. Uno presta lo que el otro necesita. Pero
Federúc;o no sólo percibe a Emilio: mira en él una imagen de la que huye ("Es
l
como :' "r mi ineptitud, mi impotencia"). Su reacción dice más para el propio
FederlG� ) que para Emilio. Porque la escena en que se involucra es una res­
puestu /¡ue se le adelanta y espera a que él mismo llegue a recibirla.
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