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BAJTÍN:

Mijail Bajtín nació en Orel, al sur de Moscú, en 1895, en una familia aristocrática en
decadencia, pero vivió su infancia en Vilnius (Lituania) y Odessa. Estudió Filosofía y
Letras en la Universidad de San Petersburgo. Junto a otros intelectuales creó el llamado
‘círculo Bajtin’, que estudió el pensamiento contemporáneo y las nuevas corrientes de la
ciencia. Permaneció en el nuevo Leningrado, nombre de San Petersburgo después de la
revolución de 1917, apoyado por su mujer, ya que había perdido su trabajo como
consecuencia de las sospechas suscitadas por sus prácticas religiosas.

Detenido en 1929, fue deportado a Kazakhstan, donde permaneció siete años, antes de
iniciar su actividad como docente en Saransk (Mordovia), de donde emigró hacia
Kimry, huyendo la gran purga stalinista de 1937. Víctima de una enfermedad ósea, en
1938 le fue amputada una pierna. En 1941 leyó sus tesis sobre Rabelais en el Instituto
Gorky de Moscú. Después de la Segunda Guerra Mundial regresó a Saransk, de cuya
Universidad fue catedrático hasta su jubilación en 1961. Sus obras alcanzaron gran
prestigio en los círculos académicos moscovitas de los años 60, pero su figura, que fue
conocida en occidente después de su muerte (1975), no tuvo el gran reconocimiento de
su país hasta los años 90 de pasado siglo. Su obra, y la de su círculo intelectual y
académico, están en el origen de la nueva lingüística, la sociolingüística, la narratología,
la antropología literaria e, incluso, de los estudios culturales y las construcciones
hipertextuales.

VOLOSHINOV:

Valentín Nikoláievich Voloshinov nació en 1895 en la ciudad de San Petesburgo, luego


conocida como Leningrado, y fue parte del llamado Círculo de Bajtín. Este círculo,
como otros de la época, fue un grupo de lingüistas y críticos literarios creado a
principios de 1920 e integrado por personalidades como el propio Mijaíl Bajtín y Pável
Medvédev, entre otros. Sus trabajos giraron en torno al enunciado, los géneros
discursivos, la estilística, la traducción y principalmente las relaciones socio-ideológicas
entre el discurso (habla, texto, etc.) y el contexto histórico del sujeto discursivo.

Hay que señalar que el Círculo de Bajtín mantuvo serias discusiones con otras
corrientes lingüísticas y principalmente con los Formalistas Rusos, agrupados para
entonces en el Círculos de Moscú y el OPOYAZ (“Obshchestvo izucheniya
POeticheskogo YAZyka”, o en español “Sociedad para el Estudio de la Lengua y la
Poética”) que más tarde se unirían. El formalismo, como sugiere su nombre, propone un
estudio científico de la forma de las obras literarias, desvinculando el lenguaje literario
del lenguaje cotidiano, en un principio incluso llegando a rechazar los elementos extra-
verbales como la biografía del autor o su contexto para el análisis. Esto les costaría
duras críticas por parte de los bajtinianos.

En la Rusia Soviética numerosas vanguardias artísticas e intelectuales florecieron al


calor de la Revolución, que luego se marchitarían con el régimen estalinista, su
imposición del realismo socialista como estilo artístico oficial, único y obligatorio, y de
su persecución a los intelectuales y revolucionarios que no se subordinaban al régimen.
Como Bajtín que sería detenido y deportado en 1929. Voloshinov escapó a los juicios
de 1936 gracias a su trágica muerte en manos de la tuberculosis, Medvédev no.

AUSTIN

John Langshaw Austin, (Lancaster, Reino Unido, 28 de marzo de 1911 - Oxford, 8 de


febrero de 1960) fue un filósofo británico, una de las figuras más relevantes en lo que se
ha dado en llamar filosofía del lenguaje. A él se debe el concepto de acto de habla.
Austin estudió en el Balliol College de Oxford. Empezó a colaborar en el Magdalen
College desde 1935. Estudioso de las lenguas clásicas, colaboró con el MI6, el Servicio
de Inteligencia británico durante la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar ésta, ocupó
una plaza junto a Ludwig Wittgenstein, especializándose en la rama de filosofía del
lenguaje, que fundamentalmente trata el modo en el que las palabras son utilizadas para
aclarar significados. Sin embargo, el propio Austin descartó cualquier tipo de influencia
de filósofos posteriores a Wittgenstein, considerándose más cercano a la filosofía del
sentido común de George Edward Moore. Fue catedrático de filosofía moral en Oxford
entre 1952 y 1960. Se le considera miembro de la llamada escuela de Oxford, que
seguía la filosofía del lenguaje peculiar. Por ello utilizó el método empírico.Presidió la
Sociedad Aristotélica entre 1956 y 1957.
Cómo hacer cosas con palabras
Su obra más conocida, publicada póstumamente (1962) es How to Do Things with
Words (Cómo hacer cosas con palabras). Este trabajo, que recoge las conferencias que
Austin pronunció en el año 1955 en la Universidad Harvard, constituye la culminación
de su teoría de los actos de habla, en la que estaba trabajando desde hacía varias
décadas.
El punto de partida de Austin es la crítica a los filósofos que erróneamente supusieron
que la única relevancia de un enunciado es describir algún estado de cosas o enunciar
algún hecho. Esta suposición conlleva cometer lo que Austin denomina "falacia
descriptiva", esto es, obstinarse en que sólo mantienen interés teórico los enunciados
descriptivos. Frente a esta posición Austin plantea la existencia de dos tipos de
enunciados: constatativos y performativos. Los primeros los utilizamos para describir
determinadas cosas; con los segundos no se constata o describe nada sino que se realiza
un acto.
La teoría de los actos de habla
Austin llega a la teoría general partiendo de una teoría especial que se funda en la
distinción entre lo constatativo y lo realizativo o performativo. Según él, durante mucho
tiempo se había supuesto que el único fin de las emisiones era la de constatar hechos.
En razón de ello, sólo podían ser verdaderos o falsos. Sin embargo Austin afirma que no
todo enunciado es verdadero o falso. Una emisión lingüística es cualquier cosa que se
diga.
Lo que resulta para Austin interesante de las emisiones lingüísticas es su valor de
verdad. Aristóteles analiza en "De interpretatione" los componentes de las oraciones:
para él son verbos y nombres. De la complementación de nombres y verbos surge el
λόγος, que es una emisión lingüística compleja compuesta de nombre y verbo. No a
todo tipo de emisión le conviene el valor de verdad, sino sólo al λόγος ἀποφαντικός o
apófansis (ἀπόφανσις). De las emisiones que no son apofánsis no se ocupa la Lógica,
sino la Retórica. Esa actitud persistió a lo largo de los siglos.
BENVENISTE
(Alepo, 1902 - París, 1976) Lingüista francés. Su obra, centrada en la indoeuropeística y
en la sintaxis general, es una de las más fértiles de la escuela lingüística francesa, cuyos
resultados fructificaron en una teoría de la enunciación en el marco del estructuralismo.
En el campo de la semántica elaboró una obra pionera en el estudio de los aspectos
extralingüísticos. Sus estudios más notables son Orígenes de la formación de los
nombres en indoeuropeo (1935), El vocabulario de las instituciones
indoeuropeas (1969) y los dos volúmenes de Problemas de lingüística general (1966 y
1974), título capital de la lingüística moderna.
Émile Benveniste desempeñó su actividad docente en la École Pratique des Hautes
Études de París desde 1927, y sucedió a A. Meillet como profesor de Gramática
Comparada en el Collège de France, donde ejerció la docencia entre 1937 y 1975. En
1961 fundó, junto con P. Gourou y Claude Lévi-Strauss, la revista L'Homme. Falleció
en París en 1976, tras un accidente que limitó gravemente su movilidad en los últimos
años. En un principio se dedicó a los estudios iraníes (The Persian Religion According
to the Chief Greek Text, 1929, y Vrta et Vrdragua. Étude de mythologie indoiranienne,
1934); posteriormente, continuó el Essai de grammaire sogdienne de R. Gauthiot (1929)
y rehízo la Grammaire du vieux perse de A. Meillet (1931). Otra obra notable fue la
dedicada a Los infinitivos avésticos (1935).
En 1935, independientemente de J. Kurylowicz, y aun contemporáneamente y
concordando con sus teorías de las vocales largas y del "sevà", formuló una teoría nueva
y original sobre las raíces indoeuropeas en Orígenes de la formación de los nombres en
indoeuropeo (1948). Más tarde, en los dos volúmenes de El vocabulario de las
instituciones indoeuropeas (1969), recopiló un amplio estudio de reconstrucción
semántica y cultural referido a todo el dominio lingüístico indoeuropeo.
Dedicó el primer volumen de esta obra a los términos del indoeuropeo relativos a las
instituciones de la economía, del parentesco y de la sociedad; y el segundo, al poder, el
derecho y la religión. "Instituciones" debe entenderse aquí en el sentido más amplio; las
instituciones constituyen el objetivo de la obra, pero su punto de partida, el vocabulario,
es rigurosamente restringido. Émile Benveniste empleó el mínimo de presupuestos
extralingüísticos, aunque no olvidó las aportaciones interdisciplinarias. Cada capítulo
del Vocabulario persigue la precisión del significado primario ("signification") de los
términos en examen para extraer la magnitud de su empleo ("désignation"). Benveniste
recurre a un continuado juego entre estructuras sincrónicas, representadas por las
lenguas, y el plano diacrónico, representado por su historia.
En 1939, al captar la importancia del concepto saussuriano de arbitrariedad del signo
(aunque seguramente no su significado exacto), Benveniste había logrado orientar la
atención de otros estudiosos hacia dicho concepto, abriendo un fecundo debate con su
artículo Naturaleza del signo lingüístico, publicado en el Acta lingüística y recogido
posteriormente, junto con otros, en el volumen Problemas de lingüística general (1966).
De los ensayos acerca de la teoría de la enunciación y sobre la distinción semiótico-
semántica (reunidos en este volumen y en un segundo con el mismo título que apareció
en 1974), se hicieron mucho eco las sucesivas corrientes lingüísticas y semiológicas
francesas.
Los veintiocho ensayos reunidos en Problemas de lingüística general, que habían sido
publicados entre 1939 y 1964 en varias revistas, están divididos en seis secciones de
acuerdo con el tipo de problema tratado. Desde los ensayos más estrictamente teóricos y
metodológicos, en los que se enfocan con magistral lucidez algunos de los conceptos
fundamentales de la lingüística contemporánea, hasta los más concretos, en los que
Émile Benveniste sostiene propuestas originales acerca de distintos problemas, toda la
obra, a pesar de su heterogeneidad temática, está marcada por la constante dialéctica
entre el momento de la elaboración teórica y el análisis circunstanciado, en integración
recíproca.
Es especialmente importante el ensayo titulado Tendencias recientes de la lingüística
general (1954), en el que se pone en evidencia la progresiva renovación de los métodos
y finalidades de la lingüística, que, a partir del revolucionario Curso de lingüística
general de Ferdinand de Saussure, había profundizado en sus exigencias de rigor
adquiriendo una consciente apariencia científica cada vez mayor. "El horizonte de los
lingüistas se ha ensanchado", afirma Benveniste. Abandonado un estudio
exclusivamente histórico y diacrónico, al lingüista se le presenta un triple orden de
problemas: el problema epistemológico del mismo objeto de estudio (¿qué serie de
fenómenos se pretende identificar con el término "lengua"?); el técnico de los métodos
de análisis, y el "semántico", relativo a la función del lenguaje.
Al primer problema contesta Émile Benveniste en otro ensayo, haciendo notar que el
objeto de la lingüística es doble: es una ciencia del lenguaje y ciencia de las lenguas. El
lenguaje, facultad humana, característica universal e inmutable del hombre, es una cosa
distinta de las lenguas, siempre particulares y variables, en las cuales se actúa. En la
perspectiva semiológica, desde la cual Benveniste considera el hecho lingüístico, la
lengua, principal sistema de signos, también es vista en su papel de medio privilegiado
para la comunicación interpersonal: "Partiendo de la función lingüística y en virtud de la
polaridad yo, tú, individuo y sociedad ya no son términos contradictorios, sino
complementarios. En efecto, es en la lengua y con la lengua que individuo y sociedad se
determinan recíprocamente". Este "poder fundador" del lenguaje deriva del hecho de
que éste "representa la forma más elevada de una facultad inherente a la condición
humana, la facultad de simbolizar", es decir, "de representar lo real por medio de un
signo".
Al segundo problema, el metodológico, Benveniste contesta en más de un ensayo,
afirmando la necesidad de una rigurosa formalización del objeto a indagar. El
procedimiento de la composición del enunciado en sus distintas componentes se
convierte en paradigmático de la exigencia, sentida de tal forma por la lingüística
moderna, que le permite distinguir, por encima de los rasgos variables, los rasgos
peculiares y constantes con el fin de "aislar las unidades distintivas de la lengua". Gran
parte de los esfuerzos cumplidos por la lingüística en los últimos decenios puede
entenderse bajo la luz de las siguientes afirmaciones programáticas: "Cada fonema y
morfema se convierte en relativo de cada uno de los demás, puesto que es a un mismo
tiempo distinto y solidario respecto a ellos... Estos elementos se ordenan en serie y
demuestran disposiciones particulares en cada lengua. Se trata de una estructura, cada
uno de cuyos fragmentos recibe su razón de ser del conjunto que sirve a componer".
Así se llega al concepto crucial de "estructura", a menudo mal entendido y abusado, al
cual el autor dedica importantes aclaraciones; en el ámbito europeo, la estructura es "la
disposición de un todo en partes y la solidaridad demostrada entre las partes del todo".
Para proceder a un fructuoso análisis de este sistema de relaciones que es la lengua, es
necesario introducir otra noción fundamental, la de "nivel", con la cual se coloca la base
para aclarar el complejo problema del significado. A nivel de fonema y al de palabra
(morfema), el sentido de un elemento debe captarse en su valor diferencial respecto a
los demás; a nivel de frase, por el contrario, "se penetra en otro universo, el de la lengua
como instrumento de comunicación, que se expresa en la conversación".
Los problemas sintácticos planteados por la frase nominal y la relativa, y los semánticos
relacionados con la diatesis, así como los tiempos del verbo y los pronombres,
constituyen el objeto de otros ensayos en los que Benveniste se sirve de su autoridad
como gran indoeuropeísta. Se trata, casi siempre, de trabajos que después se han
convertido en puntos de referencia imprescindibles para ulteriores investigaciones. La
última parte del volumen es una demostración, llevada a cabo a través del estudio de
palabras como don, intercambio, ritmo y civilización, de la homología existente entre
lengua y cultura, cuyas historias coinciden.

DUCROT
Oswald Ducrot (born 1930) is a French linguist. He was a professor and former research
fellow at CNRS. He is currently a professor (directeur d'études) at the Ecole des Hautes
Etudes en Sciences Sociales (EHESS) in Paris.[1]
He is the author of a number of works, particularly on enunciation. He developed a
theory of argumentation in language with Jean-Claude Anscombre.

CROS
Edmond Cros (1931-) es hispanista francés y uno de los primeros teóricos de
los estudios sociocríticos. Es catedrático emérito de la Universidad "Paul Valéry"-
Montepellier III (Francia), en la que promovió los estudios latinoamericanos y en la que
creó el Centre d'Études et Recherches Sociocritiques de Montpellier (CERS), institución
investigadora que estuvo en el origen de la creación del Institut International de
Sociocritique (IIS) fundado en la Universidad de Guadalajara (México) en 1991. Fue el
fundador de la revista Sociocriticism, entre otras publicaciones. Además, ocupó
la Andrew W. Mellon Chair en la Universidad de Pittsburgh durante siete años y ha sido
profesor visitante en las universidades de Kansas, Virginia, Montreal y Granada. Es
académico correspondiente de la Academia de Buenas Letras de Granada.

BARTHES
Roland Barthes (Francia, 1915 – 1980) escritor y uno de los semiólogos franceses más
relevantes del siglo XX. En la Universidad de París obtuvo las titulaciones de Letras
Clásicas, Gramática y Filosofía. En 1934 se le diagnostica una tuberculosis que lo
mantiene ingresado en diversos sanatorios durante más de diez años. Fue lector en las
universidades de Alejandría y Budapest y posteriormente trabajó como investigador en
lexicología y sociología en el Centro Nacional de Investigación Científica de París.
Roland Barthes es autor de más de veinte estudios de semiótica estructuralista, análisis
crítica de la obra literaria pero también de libros sobre fotografía, música, arte y cine.
Entre sus obras destacan: La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía, también
aparecido en Paidós, editorial que ha publicado igualmente compilaciones de sus
escritos como Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces, El susurro del lenguaje, La
aventura semiológica, La Torre Eiffel. Textos sobre la imagen y Variaciones sobre la
lectura. Recientemente Ediciones Paidós ha publicado Del deporte y los hombres,
estudio perteneciente a la documentación para un film documental, inédito en lengua
castellana (colección El arco de Ulises). Barthes murió en 1980 víctima de un accidente
de coche cerca de la Sorbona, en París.
Su padre murió en 1916 en un combate naval en el Mar del Norte, de modo que su
orfandad significó una carga en sus comienzos, si bien luego el Estado pagaría una
pensión para sus estudios. Su primera infancia transcurrió en Bayona, y a la edad de
diez años se trasladó a París, aunque a pesar de ello en los veranos regresaba a la casa
de sus abuelos paternos. Su madre era protestante, lo que le facilitó esa vida algo aparte
que siempre defendió; vivió con ella hasta su muerte en 1977. Barthes realizó sus
estudios secundarios en el instituto Louis-le-Grand, para luego hacer filología clásica en
la Facultad de Letras de la Universidad de París.
Tuvo un primer ataque tuberculoso en 1934, y estuvo curándose hasta el año siguiente
en los Pirineos. Se licenció en Letras Clásicas (1939) y mucho más tarde en Gramática y
Filología (1943), pues tuvo que interrumpir sus actividades en 1941 dada su
enfermedad, y luego hasta 1947 estuvo en distintas clínicas francesas y suizas. Participó
muy activamente en un Grupo de Teatro Antiguo que fundó cuando era estudiante.
Barthes fue lector de francés en Bucarest y en Alejandría en los años 1948–1950.
Después de la Segunda Guerra Mundial, entre 1952 y 1959 trabajó en el Centro
Nacional de Investigación Científica (CNRS), en París. Finalmente, fue nombrado jefe
de Trabajos de Investigación y luego (1962), jefe de estudios de la Escuela Práctica de
Altos Estudios, organismo donde se dedicó a desarrollar una sociología de los símbolos,
los signos y las representaciones. A partir de esta fecha su nombre empezó a crecer
gracias a sus libros, artículos y docencia. Su carrera culminó al ser nombrado en
el Colegio de Francia en 1977: véase su Leçon del 7 de enero.
Barthes murió en la primavera de 1980, a raíz de haber sido atropellado por una
furgoneta en la calle de las Écoles, frente a la Sorbona. Su último libro La chambre
claire, sobre la fotografía, había salido pocos días antes.

La nueva crítica[editar]

Barthes es parte de la escuela estructuralista, influído por los lingüistas Ferdinand de


Saussure, Émile Benveniste, y Jakobson así como por el antropólogo Claude Lévi-
Strauss. Criticó los conceptos positivistas en literatura que circulaban por los centros
educativos franceses en los años 50. Una parte de la obra inicial de Barthes, si bien
heterogénea y a menudo abstracta, puede ser accesible con una lectura metódica y
concentrada; los conceptos propuestos para el análisis semiológico, en un primer
momento provenientes de lingüistas como los ya citados y Hjelmslev y otros van
derivando a una especificidad mayor que permite avanzar por el entonces poco
transitado camino de la semiótica, que desarrolla en su libro Elementos de Semiología.

Su producción literaria experimentó diversas evoluciones: desde unos orígenes


sartrianos y brechtianos matizados, desarrolló después una investigación propiamente
semiológica, con un interés especial por la lingüística. Durante un tiempo se interesó
por el campo «textual»: la obra literaria considerada desde diversos puntos de vista,
nunca unilateralmente, y que implicaba, o bien una filosofía del sujeto de tipo
psicoanalítico o bien una filosofía de la sociedad de tipo marxista o político. Roland
Barthes considera que la intención de un autor al escribir una obra, no es el único
anclaje de sentido válido a partir del cual se puede interpretar un texto. Él considera que
en la literatura se pueden encontrar otras fuentes de significado y relevancia. Puesto que
el significado no está dado por el autor, éste debe ser creado activamente por el lector a
través de un proceso de análisis textual.
En 1953 escribió su primer ensayo, Le degré zéro de l'écriture (El grado cero de la
escritura), le siguieron un original Michelet, y sus Mythologies, que le dieron merecida
fama por su agudeza sociológica. En 1963 publicó un polémico Sur Racine (Sobre
Racine) y al año siguiente apareció una recopilación excelente de Essais critiques
(Ensayos críticos), que se tradujo a varios idiomas. Su breve trabajo Critique et vérité
(Crítica y verdad) sirvió para defender a la nueva crítica, en 1966, ante los ataques
académicos. Luego, publicó dos libros más técnicos, Système de la mode (Sistema de la
moda) y S/Z, una lectura de Balzac.

En S/Z, de 1970, realiza un análisis extenso de una historia breve, el Sarrasine de


Honoré de Balzac, donde pretende identificar otras fuentes de significado y de
relevancia. Con su lectura tan abierta, establece cinco grandes códigos que determinan
los tipos de significado, y que pueden encontrarse en un texto a través de múltiples
lexias. Estos grandes códigos lo llevaron a definir que las historias tienen la capacidad
de ofrecer una pluralidad de significados, si bien ésta se halla limitada por otros
elementos formales, como es la secuencia lineal de la escritura: al ser una línea temporal
definitiva, que debe ser seguida por el lector, restringe su libertad analítica e
interpretativa. De este proyecto concluye que un texto ideal debiera ser reversible; es
decir, abierto a una gran variedad de interpretaciones diferentes. Un texto solo puede ser
reversible al evadir los artefactos restrictivos que Sarrasine tiene, por ejemplo las líneas
temporales restrictivas, así como definiciones exactas de eventos. Él lo describe como la
diferencia entre un texto «escribible», en el cual el lector reinterpreta libremente y
adquiere un papel activo en el proceso creativo; y un texto «legible», en los cuales se
restringen estas posibilidades y son textos simplemente leídos. Este proyecto le ayudó a
identificar lo que él buscaba en la literatura, la apertura para múltiples interpretaciones.
Su noción de textos escribibles es similar al concepto del hipertexto, el cual será
desarrollado posteriormente por otros autores.

Barthes, escritor[editar]

Durante la década de 1970, Barthes renovó de modo radical su crítica literaria, apelando
a Jacques Derrida, Philippe Sollers o Jacques Lacan y a otros filósofos y analistas.
Buscó cada vez, sobre todo, la convergencia entre ensayo riguroso y su deseo de ser
escritor, cuyo modelo había sido desde la juventud André Gide.

A sus tres autores elegidos en Sade, Fourier, Loyola, 1971, en un texto más defensor de
cierta neutralidad narrativa, le siguen obras como L'Empire des signes (El imperio de
los signos), 1971, resultado de un viaje casi sensorial a Japón, Nouveaux essais critiques
(Nuevos ensayos críticos), 1972, y un año después su célebre y sucinto Le plaisir du
texte (El placer del texto), donde claramente muestra su nueva vía de análisis, haciendo
entrar la subjetividad.

En 1975, dio un giro mayor con su Roland Barthes, rara y muy sugerente autobiografía
fragmentaria en forma de anécdotas, pequeñas teorizaciones y aforismos. Esta obra en
cierta medida fue prolongada por su libro sobre el discurso amoroso (Fragments d'un
discours amoureux, 1977) , que logró un éxito tal que a su juicio fue paralizador. Pero
siguió son sus cursos en el College y escribió finalmente su libro sobre la fotografía La
chambre claire, de 1980.
Tras su muerte, en los ochenta se publicaron una serie de libros de ensayos sueltos,
agrupados temáticamente, que ponían de manifiesto la variedad y la alta calidad de su
ensayística: El grano de la voz, entrevistas; Lo obvio y lo obtuso, La aventura
semiológica y El susurro del lenguaje; además apareció Incidentes, con escritos muy
personales con una frontera casi invisible con la creación literaria.

Todos sus libros han sido traducidos al español y a otras lenguas (y reimpresos varias
veces): en vida dio clases y conferencias desde Oxford hasta Harvard o Tokio, en
América latina en Chile y en México.

Nuevas ediciones y recuperaciones[editar]

En 1993 empezaron a publicarse sus Œuvres complètes (Obras completas), con gran
número de trabajos dispersos y algún inédito; apareció en Seuil, el editor de toda su
obra. Esa recopilación ha sido reeditada, en 2002, de modo más accesible con ocasión
de la importante exposición R/B en el Centro Pompidou sobre su persona y legado.

Pero había más huellas de su obra: la docente y la del anotador. Entre 2002 y 2003
aparecían además los primeros tomos de sus seminarios: Comment vivre ensemble, Le
neutre y La préparation du roman. Algo más tarde se publicó otro más: Le discours
amoureux. Séminaire. Y en 2009 se recuperaron otros dos libros inéditos, extraídos de
sus notas: Journal de deuil y Carnets de voyage en Chine.2

Desde 2010 ha aparecido un puñado de libros valiosos sobre el autor, destacando los de
Éric Marty, Roland Barthes, le métier d'écrire (2011), que es editor de su obra; Marie
Gil, Roland Barthes. Au lieu de la vie (2012) y Collete Fellous, La préparation de la vie
(2014). Pero en 2015 apareció la biografía más extensa y más honda del autor, debida a
Tiphaine Samoyault (Roland Barthes, Seuil), con numerosas informaciones procedentes
de las cartas de Barthes a sus amigos y conocidos, desde que era muy joven. Revela que
su idea de escribir una novela fue un proyecto puesto en marcha hacia los veinte años,3
y que estuvo en sus precupaciones de partida. La literatura de RB, su prosa densa y rica,
destaca ya en esos documentos inéditos.

DE CERTAU
Michel de Certeau (Chambéry, 17 de mayo de 1925 - París, 9 de enero de 1986) fue un
investigador jesuita, historiador, teólogo, semiólogo y filósofo, considerado una figura
inclasificable del pensamiento francés del siglo XX. Sus investigaciones abarcan desde
la historia de la mística y las corrientes religiosas de los siglos XVI y XVII, hasta
la hermenéutica del Mayo de 1968 francés.
Michel de Certeau, nacido en 1925 en Saboya, tuvo una educación ecléctica, siguiendo
la tradición medieval de la peregrinatio academica. Tras obtener los títulos en lenguas
clásicas y en filosofía, en las universidades de Grenoble y de Lyon, estudió las obras
de Pedro Fabro (Pierre Favre [1506-1546]) en la École pratique des hautes
études (París) con Jean Orcibal.
Inició su formación religiosa en el seminario de la Universidad de Lyon, y entró
en 1950 en la Compañía de Jesús. Se ordenó como sacerdote católico en 1956 y obtuvo
su doctorado en teología en la Universidad de la Sorbona, de París, en 1960.
Fue un estudioso de las fuentes del primer siglo de operaciones de la Compañía de
Jesús (1540-1640) y un historiador de la mística del Renacimiento en la época clásica.
Es uno de los fundadores en 1964 de la Escuela Freudiana de París (Francia), dirigida
por Jacques Lacan.
Reflexionó sobre el Mayo francés, momento decisivo en que, a su juicio, se tomó la
palabra como se tomó la Bastilla en 1789.[cita requerida] Es un admirador de las artes
del hacer, que organizan la vida cotidiana del hombre común. Debatió muchos
postulados de las ciencias sociales y humanas.
Impartió clases de Historia y Antropología en la Universidad de París VIII-Vincenes de
1968 a 1971; y de 1971 a 1978 en París VII-Jussieu.
Michel de Certeau fue director de estudios de l'École des Hautes Études et Sciences
Sociales de París y profesor en San Diego y Ginebra.
Como historiador frecuentemente quiso dar explicaciones sobre la historia y su
historiografía, pero la cuestión estaba realmente en la profundidad de su manera de
concebir y de llegar a practicar su oficio de historiador. Se puede decir que es un
apasionado historiador interesado por la epistemología, la mística y las corrientes
religiosas de los siglos XVI y XVII.
Su obra La invención de lo cotidiano es fruto de una investigación sobre los problemas
de la cultura y la sociedad francesa. Esta obra se realizó en dos tomos: el primero,
llamado Artes del hacer, fue escrito completamente por De Certeau, mientras que el
segundo tomo, titulado Habitar; cocinar, fue realizado por Luce Giard y Pierre Mayol
con la colaboración de Marie Ferrer. Este segundo tomo fue publicado por la
Universidad Iberoamericana, el ITESO y el Centro Francés de Estudios Mexicanos y
Centroamericanos, en el año 2000123.

De Certeau y el 68[editar]

El llamado Mayo francés provoca una gran impresión en De Certeau. En sus palabras
significó "una ruptura instauradora" que generó un cambio en su forma de hacer uso de
sus conocimientos. Durante este año, el jesuita recibe diversas invitaciones de círculos
intelectuales de izquierda y es buscado por tomadores de decisiones del mundo político
francés. Entre mayo y septiembre de 1968 escribe una serie de artículos en la revista
mensual jesuita Études donde hace una lectura accesible sobre los acontecimientos de
ese año, cuidando no hacer diagnósticos definitivos sino dejando la puerta abierta al
debate sobre la situación y, sobre todo, sobre el futuro de la educación y la sociedad
francesa. A raíz de su intervención en este tema, es invitado a ser relator del coloquio
internacional de Arc-et-Senans celebrado en abril de 1972, preámbulo de la reunión de
1973 de Helsinki entre Ministerios de de la comunidad donde se definiría la política
pública cultural de Europa2.

DE MAN

Paul de Man (nacido el 6 de diciembre de 1919 en Amberes, Bélgica y fallecido el 21 de


diciembre de 1983 en New Haven, Estados Unidos) fue un importante crítico
literario belga, que desarrolló su actividad como profesor en los Estados Unidos.
Renovó la crítica textual en varias universidades y apoyó activamente a Jacques
Derrida en su trayectoria americana.
De joven escribió en periódicos belgas. Emigró y enseñó en el Bard College. Se doctoró
además en Filosofía en la Universidad de Harvard a finales de los cincuenta.
Enseñó en la Universidad Cornell, en la Universidad Johns Hopkins, y en
la Universidad de Zúrich, antes de acabar finalmente como profesor de la Universidad
Yale, donde se le consideró partícipe de la denominada "escuela deconstructiva de
Yale". Fue una figura muy conocida en los medios universitarios de EE UU.
En Baltimore y también en su último trabajo de Yale invitó anual y generosamente
a Jacques Derrida y logró que tuviese peso y resonancia su reflexión en lengua inglesa
norteamericana. Pese a todo, Paul de Man, desde sus estudios iniciales sobre Rousseau,
tenía un modo crítico poderoso, original y fértil de leer los textos, como se comprueba
bien en sus libros, minuciosos y de gran calado intelectual: Alegorías de la
lectura, Visión y ceguera o La resistencia a la teoría.
A Paul de Man le interesaron especialmente autores como Jean-Jacques
Rousseau, William Wordsworth, John Keats o Friedrich Hölderlin; también los
filósofos Immanuel Kant, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, y Friedrich Nietzsche. Y se
acercó a figuras del siglo XX como William Butler Yeats, Rainer Maria Rilke, Marcel
Proust, Walter Benjamin y Maurice Blanchot.
Su obra se difundió en lengua española desde 1990, con Alegorías de la lectura y La
resistencia a la teoría, pero hoy está casi toda su obra vertida al castellano. El último de
ellos es Retórica del Romanticismo, que recoge textos desde 1956 hasta 1982 y analiza
los himnos tardíos de Hölderlin o «El Preludio» de Wordsworth, y a Shelley así como
«Correspondances» de Baudelaire. Incluye una parte significativa de su tesis doctoral,
que leyó Harvard (1960), con Mallarmé, Yeats y la aporía posromántica y discute la
visión contemporánea de la escritura autobiográfica.

BLOOM
Harold Bloom (Nueva York, 11 de julio de 1930) es un crítico y teórico
literario estadounidense.
Harold Bloom nació en Nueva York en 1930. Hijo de William y Paula Bloom, vivió en
el South Bronx de dicha ciudad; como su familia era judía asquenazí, aprendió el yidis y
el hebreo literario antes que el inglés. Tras cursar estudios en las universidades
de Cornell y Yale, ha trabajado como profesor de esta última, en lo más alto de la
escalafón académico de dicha insitución, la cátedra Sterling, desde 1955. Ostentó,
asimismo, la cátedra Berg de la Universidad de Nueva York de 1988 a 2004.
Son casi veinte sus obras de crítica literaria y religiosa e incontables sus artículos,
reseñas y prólogos. Se dio a conocer en 1959 con Shelley's Mythmaking, libro al que
siguieron otros dos títulos que en su momento constituyeron innovadoras
aproximaciones a los principales poetas del romanticismo inglés. Ya sus primeras obras
dieron lugar a acaloradas polémicas en la comunidad académica.
Como señala William McPheron, de la Universidad de Stanford, Bloom, «insatisfecho
con los estilos del pensamiento académico» predominante en aquellos años, propicios al
multiculturalismo y los estudios de género, desarrolló «una visión personal de la
naturaleza y el valor de la literatura» nada monolítica y sí muy inclusiva que ha
evolucionado a lo largo de su carrera en tres etapas claramente distinguibles entre sí,
aunque formen un todo unificado.
Tras su separación de la corriente, deconstructivista de Paul de Man y otros distinguidos
colegas de Yale —corriente a la que se lo adscribió a finales de los años setenta y
principios de los ochenta más por cercanía geográfica y temporal que por otra cosa—,
Bloom volvió a irrumpir con fuerza en 1994 con la publicación de El Canon
Occidental,1 con sus veintiséis autores imprescindibles. Este canon, tildado, entre otras
cosas, de «masculino» y «blanco», levantó ampollas entre los representantes de las
corrientes, tanto de derechas como de izquierdas, a las que Bloom criticaba por politizar
los estudios y la crítica literaria. Pero el autor fue reconocido en 2002 con el Premio
Internacional Cataluña y, en 2003, con el Premio Internacional Alfonso Reyes.
Concepto clave, y muy controvertido, de su pensamiento es lo que denomina «angustia
de la influencia»2 (the anxiety of influence), experimentada como pugna creativa por
todo creador con respecto a sus antecesores, en la cual se evidencian «las sombrías
verdades de la competencia y la contaminación», entendiendo por esta la contaminatio,
una forma de intertextualidad propia del humanismo y la cultura clásica grecolatina.
Cualquier obra literaria lee de una manera errónea —y creativa— y por tanto
malinterpreta, un texto o textos precursores.
Ello no obstante, los grandes escritores
poseen la inteligencia de transformar a sus antecesores en seres compuestos y, por tanto,
parcialmente imaginarios (...) La angustia de las influencias cercena a los talentos más
débiles, pero estimula al genio canónico.3
En Cuentos Y Cuentistas afirma la existencia de dos tradiciones en el género del relato
corto: la "chejoviana" y la "poetiana-kafkiano-borgesiana".

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