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Más adelante, Han nos va a hablar sobre el “panóptico digital” el cual es como el
Big Brother de la era moderna. Es el ojo que todo lo ve, sin embargo en la sociedad
neoliberal se le llama transparencia y no es más que convencer al individuo para que
se desnude por voluntad propia. Ya no necesitamos de cámaras de tortura, nosotros
solos nos exponemos al mundo para que nos mire, es más, necesitamos esa mirada,
añoramos con ser vistos. Las redes sociales son el ejemplo perfecto, las historias que
subimos a diario y que obsesivamente vemos. Tenemos una necesidad de contarle a
todos nuestros conocidos sobre lo que hacemos. Nos hemos convertido en nuestro
propio Big Brother. La psicopolítica usa un poder inteligente, en el cual el objetivo es
que “el sujeto sometido no sea ni siquiera consciente de su sometimiento” (Han, 2014).
Para esto, usa la seducción en lugar de la prohibición, el neoliberalismo siempre va a
decirnos que sí, jamás nos va a privar de nada, nos va a impulsar a que sigamos
deseando, por que mientras más anhelos tengamos más consumimos y por ende más
producimos. Para lograr esto, existen una variedad de espacios disciplinarios, la
familia, la escuela, la cárcel son algunos de ellos, se van a encargar de que adoptemos
este modelo sin cuestionarlo.
La base de la psicopolítica es que utiliza “la psique como fuerza productiva”
(Han, 2014). No se trata de superar retos corporales sino más bien optimizar los
procesos psíquicos y mentales. Es aquí que entra toda esta parte de la superación
personal y de los life coaches. “El sexness y el fitness se convierten en recursos
económicos que se pueden aumentar, comercializar y explotar.” (Han, 2014).
Un capítulo de Black Mirror en el que se evidencian estas dos teorías es
NoseDive. Dentro de esta historia, los sujetos tienen sistemas en los que califican cada
interacción que tienen con alguien más. El tener un puntaje más alto, implica beneficios
en la escala de las clases sociales como las concebía Marx. Nuestra protagonista, Lacy
Pound, que desde el nombre nos dice algo (Lacy suena a Lazy y a Lassie, el perro),
tiene un promedio de 4,3 el cual es bueno pero ella quiere más. Necesita subirlo para
poder acceder al departamento de sus sueños. Para poder lograrlo, ella acude a un
coach, el cual la va a ayudar a llegar a su puntaje ideal. Este utlizará sus atributos
psíquicos para que su puntuación aumente, le aconseja relacionarse con gente que
tenga un puntaje más alto que el suyo y que sea amable y sonriente sin exagerar. La
parte de la sumisión no es solamente ante sí misma, en el sentido en el que a ella le da
pena y se reprime sola cada vez que recibe una mala calificación, o cuando es negada
algún tipo de servicio por su estrato. También lo vemos en una amiga suya, la cual
tiene un puntaje muy alto y la invita a dar un discurso en su boda. Naomi (me = yo) es
la representación de todo lo que Lacy quiere ser. Cinematográficamente, en cada
interacción que ellas tienen, Naomie siempre ve hacia abajo a Lacy. La protagonista es
sumisa ante este personaje. También podemos ver ejemplos del panóptico digital del
que nos habla Han. Los personajes en esta historia están constantemente viendo lo
que hacen sus contactos y dándoles una calificación. En un mundo en el cual la
manera en la que te perciben los demás te moldea y te hace quien eres, ¿cómo
podemos saber en realidad la verdadera cara de las personas?. Cuando todo se trata
de tener más y más y más, ¿cuándo es suficiente?
La psicopolítica busca que el sujeto crea que es su propio amo. Todas estas
nuevas oportunidades de trabajo en las cuales no hay horarios fijos, son el ejemplo
perfecto. Uber, es un servicio de choferes en el cual cualquier sujeto con un vehículo
puede suscribirse y comenzar a operar como un taxi. Al hablar con los conductores de
este servicio, dicen que es muy buen sistema ya que “ellos crean sus propios horarios y
trabajan cuando quieren”. Sin embargo, ¿es cierto que somos nuestro propio amo? ¿O
se trata más bien de un paralelismo entre amo y esclavo? El neoliberalismo nos
convierte en ambos, suponemos que tenemos libertad de hacer lo que queramos con
nuestro tiempo al poder elegir horarios de trabajo, o trabajar desde casa, sin embargo
solitos nos condicionamos y nos castigamos. Si no hacemos suficiente trabajo somos
flojos, si no ganamos más que el de a lado no somos nadie. Si no salimos tanto de
fiesta como cuentan las redes sociales de nuestros amigos no estamos disfrutando lo
suficiente. No queremos ser quien sea, queremos ser quien el mundo nos dice que
tenemos que ser. Existe un ideal, aquel sujeto exitoso, que trabaja poco, gana mucho y
disfruta aún más. Sin embargo nos torturamos a nosotros mismos tratando de alcanzar
este ideal porque creemos que en algún momento valdrá la pena. Una vez más la
comparación con la situación en Fifteen Million Credits, en la cual todos los que están
atrapados en el sistema saben que una vez que logren su objetivo habrá felicidad del
otro lado de las paredes. Pero, ¿quién se los asegura?. “Las prácticas sensatas y
voluntarias por las que los hombres no solo se fijan reglas de conducta, sino que
buscan transformarse a sí mismo, modificarse en su ser singular y hacer de su vida una
obra que presenta ciertos valores estéticos y responde a criterios de estilos” (Foucault,
2005) Nos modificamos y anhelamos llevar la vida que el neoliberalismo dice que
debemos de llevar. Pero no los dice amablemente, nunca con violencia, siempre
permitiendo y nunca prohibiendo.
Es así que se construye la sociedad de la transparencia, un lugar en donde todo
es visible para todo el mundo. Se presupone que mientras más información tenga uno,
mejores decisiones tomaremos. Sin embargo la transparencia no es nada más que
información, datos concretos, sin ninguna narrativa, es lo que Han llama pornografía
(Han, 2013), opuesto a la erótica, que sí conlleva una narrativa y una importancia en el
contexto. Entonces, por lógica, si tenemos más información, podremos tomar mejores
decisiones lo cual supondría que somos sujetos libres. Sin embargo, no se puede
hablar de una libertad total en el mundo neoliberalista ya que lo único que tenemos son
opciones para elegir. Como en Matrix, azul o rojo (alegoría que vemos en NoseDive).
Sin embargo si queremos en verdad ser libres deberíamos poder elegir una tercera
opción, que no existe, nuestra propia salida.
Si pudiéramos elegir esa salida, esa tercera opción, ¿en verdad la tomaríamos?
¿Somos lo suficientemente valientes para aventurarnos en la verdadera libertad? ¿En
qué consiste esta verdadera libertad? Desde que el hombre creó a Dios y seguramente
desde antes podemos ver el miedo que el sujeto tiene a ser libre. Necesita algo o
alguien que lo condicione y que lo obligue a seguir un cierto modo de vida. Durante los
tiempos De la Iglesia, era no pecar y vivir la palabra De Dios para así poder llegar al
paraíso y entonces ser feliz. El hombre necesita justificar su sufrimiento en vida
creyendo que está trabajando por algo más allá. Por algo que le va a dar felicidad.
Pero, ¿por qué no somos felices con lo que somos? ¿Por qué queremos siempre algo
más? El hombre, en la sociedad neoliberal mata a Dios, solo para darle paso al
capitalismo, que en base funciona de la misma manera, a través de la culpa, del
castigo y de la recompensa. La diferencia aquí es el uso de la psicopolítica, la cual
utiliza un modo pasivo de controlar a la sociedad. Quita el factor De Dios y entonces lo
hace sentirse todo poderoso. Somos nosotros mismos los que imponemos las
sanciones si no seguimos el modo de vida. Si no producimos suficiente, no tenemos
suficientes ingresos para vivir la vida que queremos, no podremos tener el retiro del
que tanto esperamos y no podremos disfrutar la vida en sus supuesta máxima
potencia. Si este sistema no existiera, y en verdad pudiéramos tomar y formar nuestras
propias decisiones, ¿qué sería de nosotros? ¿Sería caos? Personalmente creo que
este modelo de añorar y trabajar por algo mejor nos ha servido y lo hemos mantenido
por tanto tiempo por que es algo que nos da seguridad. Necesitamos que nos digan
que lo que estamos haciendo y que nuestro lugar en este mundo tiene un propósito. Si
no tenemos una meta, como seres humanos, entramos en la crisis existencial de
preguntarnos cuál es el punto de todo esto. Necesitamos que nos estén vigilando
constantemente para así saber si vamos por buen camino o no. Es indispensable que
tengamos esta imagen en la que somos controlados y observados de todos lados, hoy
en día esta vigilancia es voluntaria. Regresamos al Big Brother de Orwell, ese que te
cuida, que te dice que lo que estás haciendo tiene un propósito y que aprueba tus
comportamientos, en este sentido coincide con la psicopolítica, en el sentido en el que
te condiciona amablemente.
“The masses never revolt of their own accord, and they never revolt merely
because they are oppressed. Indeed, so long as they are not permitted to have
standards of comparison, they never even become aware that they are oppressed”
(Orwell, 1949).
Bibliografía:
Orwell, G. (1949), 1984
Han, B.Y. (2004), Psicopolítica
Han, B.Y. (2003) La sociedad de la Transparencia
Black Mirror. (2018). Consultado el 12 de septiembre 2018,
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Black_Mirror