Está en la página 1de 2

América Latina ha siempre estado entre ficción y realidad desde el

principio. El descubrimiento de América Latina y las historias que rodean


estos descubrimientos contados por escritores ayudan a comprender el
mito que rodea a esta región. Un mito que continuará siendo cultivado por
escritores latinoamericanos como Abel Posse.

En Daimon, el escritor denuncia a los estúpidos ladrones que son los


europeos. Los encuentros entre europeos e indios se cuentan a menudo
como si los indios fueran irreales, hombres del reino de la selva. Desde el
principio de la historia de esta tierra, mito y realidad se mezclan.

Uno puede pensar en el guerrero Hatuey, el primer resistente


antiimperialista que realmente vivió. Pero su historia estaba tan
desconcertada y modificaba que se volvió casi sobrenatural como casi
todas las historias en América Latina (Hatuey, las amazonas, la ciudad de
Macondo ...)

Toda esta confusión entre historia y realidad se explora en la película


"también la lluvia", donde el personaje principal que interpreta a Hatuey
se convertirá en el héroe de la película como si hubiera tomado el poder
de Hatuey.

Esta confusión es perfectamente utilizada por el escritor Miguel de


Cervantes y en su libro Don Quijote. Cervantes nos induce a replantearnos
y a considerar lo que es realidad y lo que es ficción o fantasía. En El
Quijote se produce un extraordinario juego de ficción novelesca. Sin
embargo, la frontera entre realidad y fantasía no tiene límites precisos, y
no los tiene, porque Cervantes así lo quiso.

La ficción literaria en El Quijote es un juego que realiza Cervantes para


presentarnos a un loco aparente que no quiere distinguir los límites entre
su realidad y la de la ficción de sus lecturas.

Pero este loco no está solo, es representante de una gran parte de


América Latina. Además, se hace la misma pregunta eterna que muchas
personas que trabajan en América Latina se preguntan: quiénes son los
límites entre la ficción y la realidad.

El ejemplo de la ciudad de Macondo en el libro “Cien años de soledad” del


escritor Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura, presenta el
mismo tema de un mundo imaginario arraigado en la realidad. Macondo
es una ciudad tan real en el libro de Gabriel García Márquez que la
imaginación popular la reconstruye con el tiempo a través de dibujos,
pinturas, mapas, planos, y la conecta directamente con Aracataca, la
ciudad vecina.

La necesidad de Macondo se volvió tan real que los propios ciudadanos


organizaron un referéndum en 2006 para cambiar el nombre de la ciudad
a "Aracataca Macondo" y demostrar aún más esta vaguedad que reina
entre lo real y lo imaginario en América Latina.

Otros escritores como Eduardo Galeano se han interesado por esta


pregunta. Eduardo Galeano fue un periodista y escritor uruguayo
considerado como uno de los más destacados artistas de la literatura
latinoamericana.

Sin embargo, como es habitual en América Latina, la frontera de lo real y


lo imaginario se volverá a confundir con la reutilización del nombre de las
amazonas después de la Antigüedad por Eduardo Galeano en su breve
ensayo "Las amazonas".

En el siglo XVI, las primeras exploraciones españolas de la región


ecuatorial de América del Sur con François d'Orellana a su cabeza creen
descubrir pueblos similares a los que llaman entonces las "amazonas". Se
encuentran con mujeres que luchan tan ferozmente como los hombres.
Como lo describe Geleano, ya habían oído hablar de estas mujeres. Y
donde la barrera entre el mito y la realidad se rompe es cuando el propio
autor dice que ahora, François d'Orellana y sus tropas, creen en estas
míticas mujeres.

Entonces, en conclusión, América Latina siempre ha despertado el


asombro como si fuera una tierra misteriosa. Sin embargo, esta confusión
siempre ha sido cultivada por autores latinoamericanos que han mezclado
realidad y realidad tan profundamente que ya no es posible distinguirlos.

También podría gustarte