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La eritropoyesis es el proceso de formación y desarrollo de los eritrocitos.

La
primera célula progenitora prometida hacia la línea eritroide es la BFU-E de la cual
surge la CFU-E donde su maduración da lugar al primer precursor eritroide
reconocible morfológicamente en la médula ósea: el pronormoblasto (fig. 1). Está
célula tiene un tamaño redondeado grande, posee un núcleo redondo central que
ocupa la mayor parte de la célula y contiene de uno a tres nucléolos definidos sin
nitidez, un citoplasma de aspecto granular y altamente basófilo, se puede observar
una zona clara adyacente al núcleo correspondiente al aparato de Golgi y
ocasionalmente es posible visualizar proyecciones plasmáticas. Se considera una
célula que sugiere un rasgo sugestivo de malignidad debido a que es raro
observarla. Un pronormoblasto da lugar a dos normoblastos basófilos (fig. 2). Está
célula es de menor tamaño al pronormoblasto, contiene un núcleo regular,
redondo y con una cromatina más madura que en consecuencia presenta
condensaciones comatínicas que hacen imposible la visibilidad de los nucléolos, la
porción del citoplasma basófilo es mayor y se puede notar masas pequeñas de
cromatina aglutinada en la periferia del núcleo. Dos normoblastos basófilos dan
lugar a cuatro normoblastos policromáticos (fig. 3). Esta célula redonda o
ligeramente oval es de menor tamaño al normoblasto basófilo, contiene un núcleo
excéntrico con una cromatina irregular y aglomerada en forma tosca con una
distribución que le da un aspecto aperlado, el citoplasma se encuentra en mayor
cantidad y presenta tonalidades azul-gris-rosado derivado de la pérdida de
basofilia por la disminución de los ribosomas debido a que empieza la síntesis de
la hemoglobina. El normoblasto policromático es considerado como el último
compartimento con capacidad mitótica presentando una mitosis los
pronormoblastos, una mitosis los normoblastos basófilos y de una a tres mitosis
los normoblastos policromáticos. Cuatro normoblastos policromáticos dan lugar a
ocho normoblastos ortocromáticos (fig. 4). Esta célula redonda u ovalada es de
menor tamaño al normoblasto policromático, contiene un núcleo picnótico
excéntrico o ligeramente fuera de la célula, el citoplasma se encuentra en mayor
relación al núcleo y su tonalidad es rosácea-anaranjada debido al aumento del
contenido de hemoglobina que la hace acidófila. Siendo el normoblasto
ortocromático el precursor nucleado del eritrocito, al expulsarlo se convierte en un
eritroblasto anucleado conocido como reticulocito (fig. 5). Está célula es de menor
tamaño al normoblasto ortocromático pero ligeramente mayor al eritrocito maduro,
contiene poli-ribosomas, mono-ribosomas y mitocondrias que le brindan la
capacidad de sintetizar hemoglobina, pueden teñirse con la tinción de Wright que
le otorga una coloración azul-gris al pigmentar el RNA residual precipitado. Se
consideran cuatro clases: I y II, viven y se desarrollan en la médula ósea de uno a
dos días; III y IV, pasan a la circulación donde viven uno a dos días y pierden RNA
hasta convertirse en eritrocitos (fig. 6). La valoración de los reticulocitos es
importante para medir la actividad eritropoyética de la médula ósea, es decir, la

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intensidad de la proliferación de la eritropoyesis, y así se pueda dictaminar un
diagnóstico médico al paciente.

Fig. 1 Pronormoblasto Fig. 2 Normoblasto Fig. 3 Normoblasto


Basófilo Policromático

Fig. 4 Normoblasto
Ortocromático Fig. 5 Reticulocito Fig. 6 Eritrocito

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