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ANTONIO GRAMSCI LITERATURA y VIDA NACIONAL JUAN PABLOS EDITOR MEXICO, DE 1998 LITERATURA POPULAR Concepto de ‘nacional-popular”, En una nota del 1? de Agos- to de 1930 la “Critica Fascista”” se lamenta que dos grandes coti- dianos, uno de Roma y el otro de Népoles, hayan iniciado la pu- Dlicaeién en folletin de estas novelas: El Conde de Montecristo y José Balsamo de Alejandro Dumas, y El Calwario de wna Madre do Pa- blo Fontenay. Eseribe la “‘Critiea’’: “E] Ochocientos francés ha sido, sin dada, un perfodo Sureo para el folletin, pero deben tener ‘un concepto muy bajo de los propios lectores aquellos periédieos que reimprimen novelas de hace wn siglo, como si el gusto, el in- terés, la experiencia literaria no hubiesen eambiado nada de en- tonees hasta ahora. Y no sélo esto, spor qué no tener en cuenta que existe, a pesar de las opiniones en contrario, una novela mo- derma italianat Y pensar que esta gente esté pronta a desparramar igrimas de tinta sobre la infeliz suerte de las letras patrias.”” La ‘Critica’ confunde diversos 6rienes de problemas: el do la falta de difusién entre el pucblo de la Namada literatara artis. tica y ol de la no existencia on Italia de una literatura ‘“‘popular’’ que “constrifie”” a los periédicos a proveerse en el extranjero. (En verdad, nada impide tedricamente que pueda existir una literatura popular artistica, el ejemplo més evidente es el éxito “popular” de Jos grandes novelistas rusos, avin en la actualidad; pero no existe de hecho , ni una popularidad de la literatura axtistica ni una pro- Guecién regional de literatura ‘popular’? porque falta una identi- Gad de concopeién del mundo entre ‘“‘escritores’”” y “pueblo”. Ea decir que los sentimienios populares no son vividos como propios or los escritores, ni los escritores cumplen una funcién ‘‘eduen- 124 Awronzo Gasser dora nacional”, 0 sea que no se han planteado ni se plantean el problema de elaborar los sentimientos populares Iuego de haberlos revivido y hechos propios). La. “Critica”? tampoco se plantea estos problemas y no sabe extraer las conclusiones “‘realistas’” del hecho que si las novelas de hace cien afios agradan, esto significa ‘que el gusto y la ideologia del pueblo son precisamente los de hace cien afios. Los periédicos son organismos politico-financieros y no se proponen difundir las bellas letras ‘‘en las propias columnas”” si estas bellas letras no hacen aumentar la renta. La novela de folle- ‘in es un medio para que un periédico se difunda entre las clases popu- lares (recordar el ejemplo del “Lavoro” de Génova bajo la diree- cién de Giovanni Ansaldo, que reimprimié toda la literatura fran- esa de folletin, al mismo tiempo que trataba de darle a las otras par- tes del diario el tono de la mas refinada cultura) : lo que significa éxito polftico y éxito financiero. Por ello el periédico busca aquella novela, aquel tipo de novela que ‘‘verdaderamente”” agrada al pueblo, que asegara su clientela ‘‘constante”” y permanente. El hombre de Pueblo compra un solo periédieo, cuando lo compra. La eleceién del eriédieo no es de ninguna manera personal, sino que depende frecuentemente del grupo familiar: las mujeres pesan mucho en Ja cleecién e insisten en la ‘hermosa novela interesante” (esto no signifiea que los hombres no lean también la novela, pero en verdad Jas mujeres se interesan més particularmente en la novela y en la erénica policial). Es por eso que los periédicos puramente poli- ticos o de opinién nunea han Iegado a tener una gran difusién (excepto en los perfodos de lucha polftica intensa). Tales perié- dieos eran comprados por jévenes, hombres y mujeres, sin grandes preoeupeciones familiares y que’ se interesaban fuertemente por el éxito de sus opiniones politicas, y por un némero peque- fio de familias con ideas muy definidas. En general, los lectores no son de la opinién del periédico que adquieren o estin muy Poco influidos por él. Por esta razin hay que estudiar, desde el punto de vista de la téenien periodistiea, el caso del “‘Secolo” y del Lavoro”, que publicaban hasta tres folletines para conquistar tun tiraje alto’ y permanente ( no se piensa que para muchos lec- tores la “novela de folletin’” es como Ja “literatura”? de eatego- fa para las personas cultas). Conocer la ‘‘novela’” que publicaba la “Stampa”? era una especia de ‘‘deber mundano’” de porteria, de zaguén y corredor en comtin; cada capitulo daba lugar a ‘con: versaciones” en las que brillaba la intuicién piscolégica, Ia capa cidad légica de intuicién de los més sobresalientes”’, ete. Se pue- de afirmar que los lectores del folletin se interesaban y se apasionan Lrrexaruna x Vina Nacronat 125 por sus autores con mucha mayor sinceridad y més vivo fervor human que el interés que despicrtan en los saloncitos Iamados cultos, las novelas de D’Annunzio o les obras de Pirandello. Pero el problema més interesante es el siguiente: spor qué los periédieos de 1930 si quieren difundirse (0 mantenerse) se ven obligadas a publiear los folletines de hace un siglo (o los modernos del mismo tipo) 1 4Y por qué no existe en Italia una literatura “na- ional’? del género, no obstante ser ella rentablet Hay que observar el hecho que en muchas lenguas, “nacional” y ‘‘popular’” son si- nénimos 0 casi (asi es en ruso, 0 en aleman donde volkisch tiene un signifieado atin més fntimo, de raza, y también en Ins lenguas es- lavas en general; en francés “‘nacional’” implica. un signifieado donde el término “‘popular’” esta més elaborado polfticamente, por- que esté ligado al concepto de “‘soberanfa”’: soberanfa nacional y soberanfa popular tienen o han tenido igual valor). En Italia, el término ‘“‘nacional”” tiene un significado muy restringido ideol6gi- camente y en ningtin caso coincide con ‘‘popular””, porque en este pais los intelectuales estén alejados del pueblo, os decir, d cién”’, y en eambio se encuentran ligados a una tradicién de casta que no ha sido rota nunea por un fuerte movimiento politieo popu- lar 0 nacional desde abajo. La tradicién es ‘‘libresca”” y abstracta, ¥ €l tipico intelectual modemo se siente més ligado a Annibal Caro © a Ippolito Pindemonte que a un campesino pugliese o siciliano. El término corriente ‘‘nacional’” esté en Ttalia ligado a esta tradi- cién intelectual y libresea, de allf la facilidad tonta y en el fondo peligrosa de lamar ‘‘antinacional’” a quien no tenga esta concep- cién arqueol6gica ¥ apolillada de los intereses del pais. Ver los artfeulos de Umberto Fracchia en la ‘Italia Lettera- ia”? de julio de 1980 y la Lettera a Umberto Fracchia sulla critica de Ugo Ojetti en ‘“Pégaso”” de agosto de 1930. Los lamentos de Fracchia son muy similares a los de la ‘Critica Fascista” La lite- ratura ‘nacional’? denominada ‘‘artistiea’? no es popular én. Italia 4De quign es la culpa? ;Del piiblico que no lee? 4De la critica que no sabe presentar y exaltar ante el piblico los ‘‘valores”” litera- ios? 4De los periédicos que en Iugar de publicar en folletin ‘la moderna novela italiana” publiean el viejo Conde de Montecristo? 4Més por qué el pablico no lee en Italia y lee en, otros paises? Y por otro lado es verdad que en Italia no se les? sNo serfa més exacto plantearse el problema asi: ;por qué el pablico italiano lee Ja literatura extranjera, popular y no populer, y no lee en cambio la italiana? 4El mismo Fracehia no ha lanzado un ultimatum a. los editores que imprimen (y por consiguiente deben vender, relativa 126 Awtonzo Graxser mente) obras extranjeras, amenazéndolos con disposiciones guber- nativast ,Y no ha habido, al menos parcialmente, una tentative de intervencién gubernativa por obra del diputado Michele Bianchi, subsecretario del Interior? 4A. qué se debe que el pucblo italiano lea con preferencia a los eseritores extranjeros? Significa que su/re la hegemonia intelec- ‘tual y moral de los intelectuales extranjeros, que se siente més li- gado a los inteleetuales extranjeros que a los “‘paisanos”, es decir que no existe en el pafs un bloque nacional intelectual 'y moral, Jerarquizado y mucho menos igualitario. Los intelectuales no salen el pueblo aunque, accidentalmente, algunos de ellos sean de origen Popular, no se sienten ligados a él (aparte de la retérica), no lo conocen ni sienten sus nevesidades y aspiraciones, sus sentimientos difusos; con relacién al pueblo son algo separado, sin fundamento, es decir una casta y no una articulacién del pueblo mismo, con funeiones orgénicas. La euestién debe ser extendida @ toda la cultura nacional po- pular y no limitada tinicamente a Ja literatura narrativa. Lo mismo se debe decir del teatro, de Is literatura cientifica en general (cien- cia de la naturaleza, historia, ete.). Por qué no surgen en Italia eseritores como Flammarion? Por qué no ha nacido una literatura de divulgacién cientffica, como en Francia y otros pafses? Estos bros extranjeros, traducidos, son leidos y buseados y conocen fre- cuentemente grandes éxitos. Todo esto significa que toda la “clase culta’”, eon su actividad intelectual, esté separada del pueblo-nacién, no porque el pueblo-nacién no haya demostrado y no demuestre in- teresarse por esta actividad en todos sus grados, desde los mas infimos (noveluchas de folletin) hasta los més elevados, tan es ver- dad que a ese respecto busca los libros extranjeros, sino més bien porque el elemento intelectual nativo es més extranjero que los ex- tranjeros frente al pueblo-nacién, La cuestién no ha nacido hi esté planteada desde la fundacién del Estado italiano, y su e teneia anterior es un documento para explicar el retardo de la formacién politica nacional-unitaria de la peninsula: el libro de Ruggero Bonghi sobre la impopularidad de la literatura italiana, La cuestion de la Iengua planteada por Manzoni, refleja también ‘este problema, el problema de la unidad intelectual y moral de la nacidn y del Estado, buscada en la unidad de Ia lengua. Pero la unidad’de la lengua es uno de los medios externos ¥ uo exclusivamente neeesario, do la unidad nacional; en todo caso es un efecto y no una causa, Escritos de F. Martini sobre el teatro. Sobre el teatro existe y continta desarrolldndose toda una literatura, Lrrenaruna x Vion Nacrowat 127 En Italia siempre ha faltado y sigue faltando una literatura, acional-popular narrativa y de otro género. (En la poesfa han «altado los tipos como Béranger y en general el tipo del chansonnier francés.) Sin embargo, hay casos individuales de eseritores popu- ares que han tenido un gran éxito: Guerrazzi ha obtenido éxito ¥ sus libros continian siendo publieados y difundidos; Carolina Invernizio ha sido leida y quiz&s continGa siéndolo no obstante es- tar en un nivel més bajo que los Ponson y Montépin. F. Mastriani ha sido lefdo también, ete. * En ausencia de una literatura “moderna”? que sea la suya, al- gunos estratos de la gente comin han satisfecho de distintas mane- ras las exigencias intelectuales y artisticas que, sin embargo, existen en ellos aunque sea bajo una forma elemental y confusa: difusién de la novela caballeresca medieval —Reali di Francia, Guerino de- tto i Mesohino, ete. *— especialmente en Italia meridional y en las ‘montaiias. Los “‘meggi”” en Toseana ** (los temas representados por los *maggi”” son extraides de libros, euentos y especialmente leyen- das que se hicieron populares, como ia de Pia dei Tolomei. *** Exis- ten varias publicaciones sobre los “‘maggi” y su repertorio). Los laicos **** han fracasado en su tarea hist6riea de edueado- res y elaboradores de Ia intelectualidad y de la conciencia moral del pueblonacién; no han sabido dar una satistacciOn a las exigencias intelectuales del pueblo, justamente por no haber representado una 38G, Papini ha escrito un attioulo sobme Tavornisio on a ‘Resto det Carling”, durante Ia ‘guerra, alrededor de 1016. Ver si el artialo ba. sido recorido ‘en volumen, Papini’ogeribe algo interesante sobre cata honeita a Tiina de la literatura popular, haciendo notar justamente e6mo alla Ihacerwe leer por Ia gente comin, * Loa Reali di Franola (La familia Real de Francia) y Guerino detto it Aeschino (Guorino, Uamado el tezquino) poemas eaballerescos do Andrea a Berberino (1370-Despafe de 1481) que tuvieron una gran difusién po- ular debida a wa transmisién oral por medio. de log ‘"eantastorie”, cantorce opaleres del sur de Italia (Mezsogiorno) que coustitayen una réplica, aga fetutl de loa trovadores medievalee (N. del 1). * Loa “magi”? aifendides expecialmente en las sonas montafonss de las provineias “de Reggio Emilia y de Maase-Carrare, son represantacionas teatreles populares realizadas al aire libre, bassdas en motivos eaballereseo 0 novelessis. (N. del Ts) " '* Pla dei Tolomet: heroing de un eélobre episodio de La Divina Com- media (Purgatorio, canto V). Segin le tradlelén, Pia habris. sido avesinada ‘a traieién por ou marido, que era un noble do Siena (N. del T.). **#* Con esto término Gramsci slude a toda la cultura bunguesn italiane moderns, cuya tarea hietOriea tendria. que haber sido oponeree a la cultura ecle- idsticn ya eu difaeion entre les masse populares (WN. del T.)- 128 Awtonro Guamscr cultura laiea, por no haber sabido elaborar un moderno ‘*humanis- mo” capaz de difundirse hasta en los estratos més résticos e in- eultos, como era necesario desde el punto de vista nacional, por hhaberse mantenido ligados a un mundo anticuado, mezquino, abs- tracto, demasiado individualista o de easta. La literatura popular francesa, que es la més difundida en Italia, representa en cambio, en mayor o menor grado, de una manera que puede ser més o me- nos simpética, este moderno humanismo, este laicismo moderno a su modo: lo representaron Guerrazzi, Mastriani y los otros pocos es- eritores populares que poseemos. Pero si los laieos han fracasado, Jos catélieos no han corrido mejor suerte. Hs preciso no dejarse ilusio- nar por la disereta difusién que tienen algunos libros eatélicos; ella es debida a la vasta y potente organizacién de la Iglesia y no a una fuerza intima de expansiGn. Esos libros son regalados en las nume- rosisimas ceremonias y son lefdos por castigo, por imposiciin o por desesperacién. Sorprende el hecho que en el campo de la literatura de aven- ‘turas, los eatélicos no hayan sabido expresar més que mezquindades. Y sin embargo tienen una fuente de primer orden en los viajes y en la vida agitada y frecuentemente arriesgada de los misioneros. Sin embargo, aun en el perfodo de mayor difusién de la novela geo- gréfica de aventuras, la literatura catéliea al respecto ha sido mez~ quina_y en nada comparable con Ia literatura laiea de Francia, Inglaterra y Alemania. Les vieisitudes del eardenal Massaja en Abisinia conforman el libro més notable, por otro lado se ha roducido la invasin de los libros de Ugo Mioni (ya padre jesuita), inferiores a toda exigencia. Del mismo modo, en la literatura cien- ‘fica popular, los eatélicos tienen muy poco no obstante tener gran- des astrénomos como el padre Secchi (jesufta) y ser la astronomia Ia ciencia que més interesa al pueblo. Esta literatura catéliea trasu- da apologética jesuftiea, eomo el macho cabrio trasuda almizele, y fastidia por su grosera mezquindad, La insuficiencia de los intelee- ‘uales eatélicos y el poco éxito de su literatura son uno de los indi- cios més expresivos de la intima ruptura que existe entre la religién y el pueblo. Este se encuentra en un estado misérrimo i y de ausencia de una vida espiritual activa. La reli neeido en estado de supersticién, pero no ha sido sustituida por una nueva moralidad laiea y humanista por Ta impotencia de los inte- leetuales Iaicos (Ia religién no ha sido ni sustitufda ni intimamente transformada y nacionalizada como en otros pafses, como en Amé- iea cl mismo jesuitismo. La Italia popular esta’ todavia en las condiciones ereadas inmediatamente por la Contrarreforma: la re- Livenarosa © Vina Nactowat 129 ligién, cuanto més, se ha combinado con el folklore pagano y ha permanecido en este estadio). La novela de folletin sustituye (y favoreee al mismo tiempo) el fantasear del hombre del pueblo, es un verdadero sofiar con los ojos abiertos. Se puede ver lo que sostienen Freud y los psicoana- listas sobre el sofiar con los ojos abiertos. En este caso se puede decir que em el pueblo el fantasear depende del ‘‘complejo de in- ferioridad”’ (social) que determina dilatadas fantasias sobre Ia idea de venganza, de eastigo de los culpables por los males soportados, ete. En El Conde de Montecristo se dan todos los elementos para acunar estas fantasias y por ende administrar un nareético que apacigiie In sensacién del mal, ete. Escritores populares. En ol “‘Maraoeeo”” del 13 de setiembre de 1981, Aldo Sorani (que frecuentemente se ha ocupado en diver- sas revistas y periédicos de la literatura popular) ha publieado un articulo: Romanzieri popolari contemporanei en el que comenta la serie de bocetos sobre los Iilustri ignoti de Charensol en las ‘Nou- velles Litteraires’” (sobre quien hay una nota més adelante). “Se trata de eseritores muy populares de novelas de aventuras y folle- tines, desconocidas o casi deseonocidos por el piblico literario, pero idolatrados y seguidos ciegamente por aquel péblico de lectores mas grosero que decreta las tiradas mastodSntieas y que casi no entiende de literatura pero desea ser interesado y apasionado por intrigas sensacionales de vicisitudes criminales y amorosas. Para el piblico esos son los verdaderos escritores, y siente por ellos una admiracién ¥ una gratitud que estos novelistas mantienen despierta suministran- o a los editores y lectores una mole de trabajo tan continua ¢ jimponente que parece increfble que puedan ser sostenidos por fuer- zas, no digo ya intelectuales, sino hasta fisieas.”” Sorani observa, que estos eseritores “‘se han sometido a una tarea extenuante ¥ cum- plen un servicio ptblico real, si infinitas filas de lectores y lectoras no preden pasarse sin ellos y si los editores consiguen: espléndidos ‘boneficios de sa inagotable actividad”’. Sorani emplea la expresién de ‘servicio pUblico real’? pero da de ella una definicién mezqui- rna que no corresponde a Ia dada en estas notas. ‘Sorani observa que estos eseritores, como se desprende de los artfeulos de Charensol, ‘‘han vuelto mas severas sus costumbres y ‘més morigeradas en general sus vidas, desde los tiempos, hoy ya

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