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Por
Soldados De Jesucristo
-
30 agosto, 2019
Nota editorial: Esta artículo pertenece a una serie de 21 artículos relacionados con los mitos
acerca de los temas más relevantes de la teología y la vida cristiana. Puedes leerla en este
enlace. Esta serie fue publicada originalmente en inglés por Crossway.
A continuación 5 mitos sobre el complementario:
En principio, se debe observar que cada título tiene una historia y sus propias limitaciones. En
el caso en cuestión, algunos de los que no abrazan completamente las diferencias creadas
divinamente entre hombres y mujeres (igualitaristas) aún defienden alguna forma de
complementariedad, reconociendo diferencias biológicas y posiblemente otras, pero minimizan
o niegan la autoridad masculina bíblica. Por su parte, los complementaristas se aferran a la
igualdad masculina-femenina en esencia, al mismo tiempo que afirman la autoridad masculina
en el hogar y en la iglesia. El subtítulo señalado de un volumen
igualitario, Discovering Biblical Equality: Complementarity without Hierarchy (Descubriendo
la igualdad bíblica: complementarismo sin jerarquía), enfatiza las limitaciones de los títulos (ya
sea “complementario” o “igualitario”) y recalca la necesidad de base bíblica propiamente
dicha.
Al mismo tiempo, el complementarismo no descarta que las mujeres trabajen fuera del hogar.
De hecho, por lo general se reconoce que la mujer casada de Proverbios 31 era activa en su
comunidad mientras estaba enfocada en su hogar. Por lo tanto, la necesidad de cada mujer es
descubrir hacía dónde Dios la guía en cuanto a sus actividades fuera del hogar (trabajo u otros)
en cualquier momento de su vida siempre que esté vinculado con su rol principal en la
familia. Sin embargo, no hay necesidad de alejarse del diseño de Dios para las mujeres centrado
en la familia y el hogar, a menos que existan factores atenuantes como la enfermedad del
esposo, etc. Para mujeres no casadas, las preguntas son similares, pero las responsabilidades de
la vida serán distintas puesto que tendrán más tiempo que disponer para involucrarse en la
comunidad en varios momentos de sus vidas (1 Cor. 7:34). No obstante, las reacciones
exageradas son comunes, como insistir en que las mujeres puedan participar en cualquier
actividad fuera del hogar casi, o sin preocuparse por el propósito específico de Dios para cada
género. Esto es contrario a la enseñanza bíblica y profundamente problemático.
Dios estableció esta realidad intrínseca y orden en la creación como parte de su proyecto de la
misión del hombre y la mujer en la tierra, para que la vivieran juntos para Su gloria.
En los últimos años, por ejemplo, hemos escuchado cada vez más que los pastores
complementarios y otros complementaristas autoidentificados enseñan que la única restricción
que los complementaristas deben imponer a las mujeres es la de asumir el cargo pastoral;
cualquier otra función de liderazgo debe estar abierta a mujeres calificadas en la iglesia. Sin
embargo, la enseñanza bíblica sobre género es mucho más minuciosa y profunda de lo que
podría transmitir una condición negativa singular, una mera regla que restringe a las mujeres
acceder a un cargo en particular (aunque altamente significativo), permitiendo de otra manera la
igualdad sin restricciones entre hombres y mujeres. Pablo fácilmente podría haber dicho en
1 Ti. 2:12: “no le permito a la mujer ser anciana de la iglesia” si lo que tenía en mente era solo
la restricción de tomar un cargo pastoral o de ancianato. En cambio, dijo: “Yo no permito que
la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre”, lo que indica que son
esas funciones las que no debe realizar, no se trata simplemente del cargo en el que dicha
enseñanza y ejercicio de autoridad tienen lugar. Esto significa que, en otros contextos en los
que haya enseñanza de las Escrituras o ejercicio de liderazgo espiritual, tales tareas deben ser
realizadas por hombres calificados. El hecho de impedir el acceso a las mujeres al cargo
pastoral como la única limitación para una participación apropiada en la iglesia refleja, por lo
tanto, una visión simplista y reduccionista del diseño de Dios para la participación de las
mujeres en la iglesia. Lo que está en discusión aquí es la enseñanza y autoridad que implican
los roles de liderazgo.
La enseñanza bíblica sobre el diseño de Dios para el hombre y la mujer tiene implicaciones
profundas para la vida y el ministerio. Implícita en esas identidades (hombre y mujer, niño y
niña) y los roles que Dios le dio a la humanidad (marido y mujer, padre y madre, hijo e hija)
está la expresión de nuestra masculinidad o feminidad tal como las vivimos en nuestras
comunidades e iglesias para la gloria de Dios. La forma en la que vivimos nuestra identidad
masculina o femenina y cómo nos relacionamos con otros como hombres y mujeres es
polifacética y no se puede reducir a una única prohibición de que las mujeres ocupen un cargo
en particular en una iglesia. El mandato creacional completo para el hombre y la mujer, y sus
implicaciones para la identidad masculina y femenina y sus roles, debe ser algo sobre lo que se
llame la atención desde el púlpito y debe ser visto en nuestras iglesias como algo hermoso,
digno y deseable. La instrucción doctrinal en esos asuntos y el mentoreo sobre los roles
masculino y femenino deberían ser una parte esencial del discipulado y vida de adoración.
Dejar abiertos de manera inapropiada todos los roles de liderazgo en la iglesia a la participación
femenina (a excepción del cargo de pastor / anciano) sin evaluar otros roles de liderazgo
potenciales para determinar su idoneidad no es demasiado responsable, ya que no aborda
enteramente la teología de la masculinidad y feminidad en las Escrituras. En cuanto a las
mujeres, tal reduccionismo ignora el plan glorioso de Dios para ellas tanto en la maternidad
como en acompañar a sus esposos a servir a sus familias, como así también ignora la extensión
del ministerio de mentorear y enseñar a las mujeres en el contexto más amplio de la familia de
la iglesia.
Notas:
https://cbmw.org/about/statement-on-abuse
Andreas J. Köstenberger, Margaret Elizabeth Köstenberger
Este matrimonio de eruditos bíblicos establece una teología bíblica robusta sobre el género, al
examinar textos clave, emplear principios hermenéuticos sólidos y considerar influencias
históricas importantes relacionadas con la enseñanza bíblica sobre la masculinidad y
feminidad.
Patriarcado: deseo natural del hombre de defender su esposa, hijos y el fruto de su labor
(patrimonio de la familia) de cualquier amenaza, doméstica o extranjera, incluso a riesgo de su
propia vida y bienestar.
Machismo: patología anormal de algunos hombres que obtienen placer y sentimientos
eufóricos de autoengrandecimiento al lastimar y oprimir a los demás, especialmente a los más
vulnerables.
Por favor, no confunda lo uno con el otro, sino, terminarás luchando contra el mismo sustrato
que hace tu libertad posible, y todo, paradójicamente, en nombre de la "libertad".
— Cristiano Conservador
DICOTOMÍA NO BÍBLICA
Muchos cristianos han caído en la falsa dicotomía que inventa una distinción entre lo "secular"
y lo "religioso". La creencia es que lo secular apunta a áreas de la vida que no están bajo la
soberanía de Dios, o que son malas o sospechosas, o que dichas áreas son neutrales o no
religiosas. Esto produce una dicotomía que trastorna nuestra visión de la vida. Una
cosmovisión cristiana viene a rectificar la idea de que para servir al Señor mi actividad debe
estar conectada con alguna tarea propia de la iglesia. El relato de la creación nos ha
demostrado que Dios se relacionó con el ser humano mucho antes de que apareciera la
iglesia, y el mandato cultural es anterior a ella.
--------------->>> El mandato cultural es tanto una orden que el ser humano debe obedecer
como un impulso natural que recibió al ser creado. De manera que, cuando un ser humano se
entrega a la labor educativa, al arte, los negocios, la política, etc. está sirviendo a Dios y
respondiendo a su vocación. Es Dios quien pone al ser humano en este mundo con la tarea de
señorear sobre él, con la tarea de cultivar y cuidar del huerto. Por tanto, para que una
actividad sea un servicio a Dios no necesita estar bajo la tutela de la iglesia.
---------->>>Pero algunos cristianos han aprendido a ver la vida en la forma de dos
compartimentos: el mundo y la iglesia. Entonces la gente piensa que uno trabaja, por ejemplo,
como corredor de propiedades y además sirve al Señor como anciano de la iglesia. Otro
trabaja como dentista y además sirve al Señor cantando en el coro de la iglesia.
----------->>>De esta manera se pierde de vista que si el mandato cultural ha sido dado por
Dios, la odontología es una forma de servir al Señor. En contraste con la forma bíblica de ver
la vida, la dicotomía evangélica ha introducido conceptos ajenos a la cosmovisión bíblica.
Muchos creen que sólo aquello que se conecta directamente con la iglesia es espiritual y
agradable al Señor. Las cosas espirituales son el ministerio pastoral, el estudio de la Biblia, la
evangelización, el cantar en el coro. Pero si una persona trabaja como abogado o tiene una
panadería, su trabajo no es una ocupación al servicio de Dios. Por el contrario, hay que decir
enfáticamente que la actividad cultural responde al mandato de Dios.
--------->>>>La repostería, la electrónica, la jardinería, el deporte, el arte, la salud, la
educación, la industria, etc. son todas actividades que en sí mismas son un servicio a Dios,
porque en todas esas empresas el ser humano responde a la vocación de Dios de cultivar y
cuidar del huerto, de sojuzgar y señorear sobre la tierra. Cuando un albañil construye una
casa, la actividad misma de pegar los ladrillos y levantar las murallas es una respuesta a la
vocación de Dios. Cuando ese albañil se convierte a Cristo, su fe no debería relegar su
profesión al plano de lo mundano o secular, como si no fuera una actividad espiritual en
respuesta a la vocación divina. Más bien su fe debería reorientar su profesión a fin de cumplir
con dicha vocación en una forma que glorifique a Dios. El albañil glorifica a Dios no sólo
cuando evangeliza a los compañeros de trabajo o canta himnos cristianos mientras nivela una
muralla, sino que Dios es glorificado cuando cultiva su profesión en una forma que dé gloria a
Dios. El hecho de cultivar o desarrollar la vocación es un servicio a Dios.
John Stott- LA FE CRISTIANA FRENTE A LOS DESAFÍOS CONTEMPORÁNEOS.