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En 1999 cuando el Presidente Hugo Chávez Frías asume las funciones presidenciales,
encontró un país aletargado por un cúmulo de problemas, como la inmensa deuda social,
acumulada por más de 4 décadas y que en lugar de ser resuelta al menos parcialmente por los
gobiernos precedentes, era incrementada. A esto se le sumaron fenómenos conexos con esa
deuda social como la deserción escolar, el analfabetismo, el desempleo, la mortandad infantil y
maternal, la reaparición de algunas enfermedades tropicales que ya habían sido erradicadas
en Venezuela en la década de los años sesenta del siglo XX; asimismo, la agudización del
latifundio, producto de la mala distribución de la tenencia de las tierras agrarias, el abandono
del campo desde hacía más de siete décadas, entre otros tantos problemas.
Otras de las situaciones causales del atraso al que estaba sumido el país fueron la desidia, la
ineficiencia, la corrupción, el burocratismo y la falta de compromiso, sólo por enunciar algunas
de las características del funcionamiento del aparato estatal venezolano hasta 1998.
Para darle solución a los enormes problemas que afrontaba Venezuela y lograr atender el
clamor popular de mayor inclusión social, mayor equidad, transparencia, participación
ciudadana y poder satisfacer las demandas acumuladas de más de la mitad de la población
venezolana se hizo necesario desde un primer momento restablecer las reglas de convivencia,
haciéndolas más inclusivas. Esto partía por renegociar el contrato social, plasmado en la
Constitución Nacional, la cual fue aprobada por referéndum el 17 de diciembre de 1999. Esto
era apenas el primer paso de un conjunto de medidas encaminadas a corregir los vicios socio-
políticos, socio-económicos y socio-culturales de Venezuela.
El segundo paso consistió en la reforma de las instituciones del Estado para hacerlas más
dinámicas, ajustadas a las realidades y desafíos del siglo XXI, peor con contenido social. Este
paso se comenzó a ejecutar en noviembre de 2001, cuando el Ejecutivo Nacional promulgó 49
Decretos con Rango y Fuerza de Ley en diversas materias: Identificación y Extranjería,
Espacios Acuáticos e Insulares, Marina Mercante, Transporte Ferroviario, Pesca, Agricultura y
tenencia de las Tierras, Hidrocarburos y Minería y en materia económica y financiera, entre
otras áreas vitales.
Es así, como entre finales del 2001 y el primer trimestre del año 2002, estos grupos de poder
económico en Venezuela (contando con el apoyo encubierto del Gobierno del ex presidente
estadounidense George W. Bush) se organizaron para atentar contra las instituciones del
Estado y captando a un grupo de oficiales corruptos y sin mando de alta graduación dentro de
las Fuerzas Armadas, perpetraron el fallido golpe de Estado del 11 de abril de 2002, el cual fue
abortado 48 horas después en virtud a la acción decidida, consciente y heroica del pueblo
organizado y por el apoyo irrestricto de la mayoría de las Fuerzas Armadas.
En vista de que la rancia oligarquía venezolana no quiso entender que los cambios eran
necesarios para regenerar el tejido social venezolano y evitar conflictos sociales que pondrían
en peligro la estabilidad de la nación y que no se podía perder más tiempo para acometer esos
tan ansiados cambios, el Gobierno Bolivariano decidió crear las Misiones Sociales en abril de
2003, con la finalidad de solucionar de una manera expedita, eficiente, honesta, sencilla,
versátil y gratuita las necesidades más apremiantes de la mayoría de la población en las áreas
de salud, educación, atención a las personas de la tercera edad, mujeres embarazadas y niños
lactantes, campesinos, artistas, mineros, trabajadores petroleros y desempleados.
La Misión Cristo: Pobreza Cero, fue él nombre que el presidente Hugo Chávez le dio a los
programas sociales impulsados en su gobierno, que también se conocen como Misiones
Bolivarianas o Misiones Sociales. En sí, no es la denominación oficial de los programas, ya que
se ha preferido establecer cada misión por separado en cada sector. Sin embargo, de modo
simbólico, se hace referencia a la Misión Cristo como al conjunto de todos los programas de
inversión social de la Revolución Bolivariana.
Impacto
En Venezuela, más de la mitad de los ciudadanos han tenido acceso a las misiones sociales,
lo que ha permitido a familias superar la pobreza e incluso haber salvado sus vidas. Las
misiones sociales se han convertido en un aspecto apreciado de la Revolución Bolivariana de
Venezuela.
Las Misiones han ido ganando progresivamente mayor alcance en objetivos sociales, políticos,
institucionales y culturales vinculados al proyecto de definición bolivariana a medida que se ha
ampliado su ejecución en el tiempo. Las misiones han transformado completamente el mapa
social del país.
La ejecución de estos proyectos sociales ha sido posible por el despliegue de las instituciones
del Estado hacia los lugares más recónditos, por medio de la participación directa de las
comunidades populares y excluidas.
Estos proyectos sociales significan el mayor esfuerzo que haya conocido la nación para pagar
la inmensa deuda social de décadas de capitalismo, como medio necesarios para acabar con
la miseria y consolidar una sociedad de ciudadanos y ciudadanas libres e iguales [2].
Misiones
Educación y Cultura
Área educación y cultura
Ciencia y Tecnología
Área ciencia y tecnología
Social y Familiar
Área social y familiar
Alimentaria
Área Alimentaria
Pueblos y Comunidades
Área Pueblos y Comunidades Originarios
Identificación
Área identificación
Seguridad y Defensa
Área seguridad y defensa
Referencias