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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo monográfico da cuenta de un estudio documental a uno de los


textos de Paul Ricoeur, titulado “Texto, testimonio y narración” (1983), articulado a
su vez con un estudio de campo realizado en Tierralta – Córdoba, donde se
encontró a una persona que ha hecho del saber narrativo su competencia por
excelencia. El trabajo busca contribuir desde la filosofía a la reflexión investigativa
que ha venido desarrollando el grupo “Synetairos” de la Facultad de Teología de la
Pontificia Universidad Javeriana, quienes han realizado un acompañamiento real a
una comunidad y a su vez han encontrado la importancia de profundizar en
categorías que se creían propias de la filosofía u otras disciplinas.

Este grupo de investigación, ha venido desarrollando por más de tres años, un


proyecto denominado “Esbozos de teología narrativa”. Con el mismo título, se
expresa el objetivo de iniciar una reflexión en torno a lo que podría considerarse
como teología narrativa. Dentro de sus fases de investigación, se encuentra una de
fundamentación, que aún se encuentra en desarrollo, y que busca realizar el
desarrollo teórico de algunas categorías específicas, y que es precisamente donde
realiza su aporte la presente monografía.

Son las motivaciones de este grupo las que promovieron la preocupación por la
narrativa. De allí, se detecta que resulta ser una categoría tratada por la filosofía,
aunque desde diferentes perspectivas. De esta manera, en la exploración
bibliográfica desarrollada por Synetairos, se observó que la palabra narrativa en
nuestro ámbito académico filosófico local, y en el idioma español, recibía un
tratamiento en relación con el ejercicio literario o en relación con las reflexiones
sobre el lenguaje. Posteriormente, en la actividad de profundización de dicha
exploración bibliográfica, se detecta, por reiteración, la importancia del pensador
Paul Ricoeur, de quien tratará esta monografía.
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Con respecto a este pensador, se llevó a cabo un estado del arte, igualmente en el
idioma español, del cual deseo mencionar lo siguiente: aunque su obra es extensa
en cantidad, en el idioma español los títulos “La memoria, la historia y el olvido”
(2004), “El conflicto de las interpretaciones” (2003), “Del texto a la acción” (2001),
“La metáfora viva” (2001) y “Sí mismo como otro” (1996) resultan ser los más
resaltados. Es a partir de estos libros que, en su mayoría, se viene generando una
serie de reflexiones sobre la importancia del pensamiento de Paul Ricoeur. En el
caso específico de la narrativa, además de los libros mencionados, en los que
Ricoeur hace ciertos desarrollos de esta categoría, se encuentra tan sólo material
de artículos de revistas o artículos compendiados en libros. Nombres como Mario J.
Valdés, David Wood, Elizabeth Monasterios, Alejandro Fernández y Rodolfo
Fernández, José M. Rubio Ferreres, Jaime Rubio Angulo, José Ábel Sierra Parra
S.J., Guillermo Zapata Diaz S.J., Juan Masia Clavel S.J., Beatriz Melano Couch,
entre otros, pertenecen a algunos autores que han publicado artículos que
interpretan directamente el pensamiento de Ricoeur, y que han desarrollado de
alguna manera la categoría narrativa. Es a partir de esta revisión bibliográfica que
se considera apreciable un aporte al desarrollo de esta categoría, teniendo como
base un libro de Ricoeur poco desarrollado en este sentido: “Texto, Testimonio y
Narración” (1983).

Para este caso, esta monografía da cuenta de un autor, un texto y dos categorías
de estudio. Se aborda el libro de Paul Ricoeur “Texto, testimonio y narración”, para
estudiar de allí dos categorías: hermenéutica y narrativa. Las categorías se explican
en los dos primeros capítulos y se desarrolla un tercer capítulo que pretende arrojar
a un campo práctico la reflexión teórica desarrollada y de esta manera realizar la
articulación con el trabajo de campo hecho en Tierralta – Córdoba.

Durante el desarrollo del primer capítulo, titulado “Del símbolo a la existencia”, se


trabaja la categoría hermenéutica, donde en primer lugar se muestra el camino que
toma ésta para posicionarse como algo más que un método de interpretación de
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textos: se hace un breve recorrido histórico por la evolución que ha tenido dicha
categoría dentro del pensamiento filosófico haciendo claridad en la reducción que
se le hizo a la hermenéutica como una técnica de interpretación de textos, para
pensarla, como propone Ricoeur, como un modo de ser, no un simple modo de
conocer; también se evidencia la importancia de las nuevas propuestas de
comprensión sobre el lenguaje, como un elemento de vital importancia para la nueva
concepción de la hermenéutica, pues para que la hermenéutica pueda ser entendida
como un modo de ser, se debe asimilar la propuesta de la lingüística del discurso
(o de la frase), la cual trae una reformulación para lo que se entiende por texto o
discurso, símbolo y sentido, todos elementos esenciales de la categoría
hermenéutica. El capítulo I termina demostrando la reformulación de dichos
conceptos, concluyendo que existe una relación de doble vía entre hermenéutica y
existencia: se interpreta para descubrir un modo de existir y porque esta acción
(interpretar) sería responder a nuestra condición de ser.

En el segundo capítulo, denominado “¿Necesita la vida ser narrada?”, se desarrolla


la categoría narrativa a partir de las reflexiones propuestas en la obra de Ricoeur.
Se invita a establecer la estrecha relación que hay entre la hermenéutica y la
narrativa, y finalmente a considerar a ésta última como una necesidad
antropológica: narrar es necesario y valioso para la vida humana; es a través de la
narrativa que nos identificamos y reconocemos como seres temporales que pueden
configurar su ser-en-el-mundo.

Por último, para el capítulo III titulado “Testimonio de un poeta”, se desea


ejemplificar la importancia de la relación hermenéutica-narrativa a través de un
trabajo de campo con Pedro Nel Rodríguez, habitante del municipio de Tierralta,
bautizado por su gente como “el poeta de Callejas”. Este personaje, que vive en una
tierra donde la muerte ha dejado de sorprender para volverse algo habitual,
representa al habitante característico del Alto Sinú y se considera significativo por
la labor narrativa que defiende con su palabra a favor de su cultura. Éste capítulo
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recupera de manera valiosa la obra del poeta de Callejas, de la cual hasta ahora no
existe ningún registro. Y en la sección de “Conclusiones” se recogen las principales
ideas desarrolladas durante la monografía y se esbozan algunas implicaciones que
tiene la relación hermenéutica-narrativa para dejar abierto un horizonte de trabajo,
especialmente cuando éste se lleva a cabo con comunidades reales.

DEL SÍMBOLO A LA EXISTENCIA


CAPÍTULO I
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La más reciente orientación en la manera de entender positivamente la tarea de la


hermenéutica, afirmada en la propuesta de Paul Ricoeur, trae consigo una serie de
consecuencias significativas para las disciplinas cuya base es la interpretación. Si
bien la hermenéutica en un momento fue importante por su disputa contra el
positivismo y su búsqueda metodológica que posicionara las ciencias del espíritu o
ciencias históricas, ahora, gracias a Ricoeur, se supera la cuestión de método para
incluir a la hermenéutica una relación inseparable con la ontología. Este
redireccionamiento hace que sea más que un método de interpretación de textos.

Sin embargo, el camino hasta la nueva propuesta no es fácil, si se quiere, es más


bien pedregoso e inclinado. La cuestión no es de agregar o quitar elementos
conceptuales de reflexión, es un cambio de horizontes. De un horizonte histórico a
un horizonte metafísico. Debido a que se establece una propuesta relacional con la
ontología, la hermenéutica debe entrar a contemplar los elementos propios de ésta.
Así, la implicación más importante que trae consigo dicha relación, no es sólo el
problema por el ser, sino por el ser en el lenguaje:

Además de este horizonte histórico cabe hablar también de un horizonte metafísico


que ha buscado la comprensión del sentido de la realidad humana a través de la
pregunta por el ser y su verdad. Para hacerse con este horizonte, el filósofo debió
enfrentarse a la necesidad de manejar una hermenéutica que desvelase el sentido
del ser y su lenguaje. Todo ello ha propiciado un giro de la metafísica hacia la
hermenéutica. El nuevo carácter aporético de la metafísica, surgido tras la
acometida crítica de autores como Hume, Kant o Nietzsche, invita a descubrir el
sentido del ser a través de la interpretación. (Agis, 2000: 91-92)

La comprensión ya no es la respuesta de las ciencias del espíritu a la explicación


naturalista. La necesidad de un contexto histórico dado hace que se viva en un
momento en que el sujeto humano concreto es la preocupación fenomenológica
fundamental. Y Ricoeur, reconociendo la importancia de la fenomenología, tanto de
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la husserliana como de la existencial, la incluye, igualmente, en diálogo con la


hermenéutica y la lingüística.

De este caminar surge la novedad en la hermenéutica, que le permitirá no


estancarse en una filosofía lingüística al renunciar a sí misma como método y salir
del problema sujeto-objeto en que la habían puesto las disputas con las ciencias
positivas. Es así como la hermenéutica llega a postular que el comprender no es
sólo un modo de conocimiento, sino un modo de ser (Cfr. Ricoeur, 2003: 11).

Para llegar a esta hermenéutica, se debieron realizar, de manera paralela, tres


afirmaciones antropológicas, con fuertes incidencias para las prácticas humanas del
saber: el hombre es lenguaje, el hombre es ser histórico, el hombre es intérprete e
interpretado1. Se esbozará brevemente cada una de ellas para aprehender mejor el
proceso vivido por la nueva hermenéutica.

En cuanto a la primera afirmación, se puede decir que debe su formulación al


desplazamiento de la lingüística del código (o de la lengua) por la lingüística del
discurso (o de la frase). Ante una lingüística que se preocupaba por estudiar el
lenguaje como sistema y que reconocía como unidad mínima el signo (fonológico o
léxico), surge la alternativa de preguntarse por el lenguaje en su función
comunicativa, reconociendo en el discurso su unidad de base. De esta manera, y
en diálogo con la ontología de enfoque heideggeriana, se logra decir que el hombre
es lenguaje, pues se establece que es precisamente en el lenguaje donde se recoge
y se expresa el ser y los modos de ser. Dicho de otra manera, se plantea el lenguaje
como manera de ser. O si se prefiere, siguiendo a Gadamer: el ser se dice de mucha
maneras...y el ser que puede ser conocido es lenguaje.

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Se usa la palabra hombre, para designar la figura humana en general. Dentro de ella cabe un reconocimiento
a los dos géneros, tanto el masculino como el femenino.
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En cuanto a la segunda afirmación, el hombre es ser histórico, se trata de reconocer


que llevamos con nosotros una temporalidad que hace que pertenezcamos a la
historia, y más aun, la comprendamos como horizonte de existencia. Según nuestro
autor, "comprensión histórica y comprensión existencial van aparejadas" (Ricoeur,
1983: 114). La extensión de la vida, el tiempo entre el nacimiento y la muerte, es un
tiempo en que el hombre es y está en la historia. Sin embargo, la historia además
de hacerse (vivirse) se relata, se cuenta, se archiva, se recuerda, se dice. Emerge
bajo la figura del discurso, lo cual valida nuestra primera afirmación.

Finalmente, se tiene que el hombre es intérprete e interpretado, es decir, que de


mano de las ideas suscitadas por la primera afirmación, el hombre interpreta y se
interpreta a sí mismo continuamente a través del acto de decir. En el lenguaje el
hombre expresa lo que es, generando la posibilidad de ser intérprete o interpretado.
Esta afirmación se desarrollará paulatinamente en el transcurso del presente
capítulo.

Las tres tesis aquí planteadas, se conjugan en la nueva propuesta hermenéutica y


permiten pensar que la tarea de la interpretación tiene su valor debido a su relación
con la existencia, y viceversa, la existencia tiene su valor gracias a la interpretación.
Se trata de una correlación compleja, que se desea presentar, en este escrito,
abordando tres conceptos fundamentales en toda tarea interpretativa: símbolo,
sentido y texto. Conceptos que presentan en sí mismos elementos nuevos para
entenderlos y que justifican que la hermenéutica tenga importancia por su relación,
de doble vía, que establece con la existencia.

Para emprender una reflexión sobre los conceptos propuestos, no debe perderse
de vista la propuesta de Ricoeur sobre la hermenéutica que pretende liberarla de
ser únicamente un método de conocimiento, para proponerla como un modo de ser.
Se trata de posicionar a la comprensión hermenéutica como una condición
ontológica nuestra. De manera sencilla podría decirse que todo ser humano posee
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la condición de comprender. Es parte de nuestro ser el que podamos interpretar. La


interpretación ya no es algo que compete sólo a especialistas, sino que la
interpretación nos es algo propio y, además, hace que seamos. Pero, la
interpretación no se da en todo momento y en todo lugar, pues sólo se puede
interpretar cuando hay una plurivocidad de sentidos. O ¿qué hay para interpretar
cuando sólo hay un único sentido?1

Debido a que tenemos en nuestro lenguaje la capacidad de decir cosas con doble
sentido, es que surge la necesidad de interpretar. Éste lenguaje es el que se conoce
como simbólico. Con la interpretación se puede llegar a ser partícipe de un sentido,
pero de manera curiosa es, también, con la interpretación que se reconoce dónde
se encarna un sentido. Por esta razón, "la interpretación se da ahí donde hay
múltiple sentido, y es en la interpretación donde la pluralidad de sentido se pone de
manifiesto" (Agis, 2000: 99). Comprender sería entonces reconocer un sentido que
no me pertenece donde hay múltiples sentidos, para hacer que me pertenezca, y de
esta manera reconocerme existente. "Comprender es el modo de ser del ser que
existe al comprender" (Ricoeur, 2003: 13).

Se tiene claro hasta el momento que la interpretación es posible siempre y cuando


se presenten varios sentidos. A esto se le ha de agregar que la característica de
poseer al menos un doble sentido le corresponde al símbolo. Por tanto, la
interpretación se enfrenta a los símbolos y viceversa, los símbolos se enfrentan a la
interpretación. Aquí, el concepto de símbolo se refiere a esa expresión lingüística

1 Téngase presente que los conceptos de interpretación y comprensión se asumirán como sinónimos para el
desarrollo del capítulo I. Sin embargo, desde el pensamiento de Paul Ricoeur, y la evolución teórica de la
hermenéutica, se puede hacer una diferencia de suma importancia entre estos dos términos. Grosso modo, se
puede decir que la interpretación tiene que ver más con una tarea técnica, que relacionada con el estudio de
textos, es como esa especie de desciframiento que se logra a través de distintas herramientas para lograr el
posible sentido de un símbolo. Mientras, que por otra parte, la comprensión, tiene que ver con la apropiación
que se logra en el pensamiento de dicho símbolo ya interpretado, de tal modo que el comprender se vuelva un
pensar con símbolos, hacer uso de ellos de una manera consciente. La traducción más estricta de las obras de
Ricoeur, opta por el uso del término Comprehensión.
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de doble sentido, es decir, que tiene un sentido literal y un sentido más allá, y que
está en las raíces de nuestro lenguaje.

Los términos “símbolo” y “simbólico” provienen del griego symbállein o


symbállesthai, que significa 'lanzar' (bállein) 'junto' (syn). Lanzar cosas de forma que
permanezcan juntas. Para comprender el significado de la palabra símbolo, se
puede imaginar una situación en la que dos amigos se deben separar y alejarse,
pero antes de hacerlo se reúnen, rompen una teja en dos pedazos de tal forma que
al unirlos encajen perfectamente. Así cada uno lleva consigo una de las partes como
'símbolo' de la amistad. Cuando la vida les vuelve a dar la oportunidad de reunirse,
unen la teja y se dan cuenta que hasta la memoria, la historia, de la amistad se ha
conservado con el símbolo. Por lo anterior, el símbolo es tal porque dona un sentido
y el sentido es lo que se dona a través del símbolo, no es algo etéreo pues vive en
el mismo símbolo y éste último es real.

Si se quiere, también se puede entender el significado del símbolo como un coro de


voces que se lanzan juntas en una misma canción, y que con el favor de una buena
acústica, a la vez que puedo seguir como oyente diferentes voces por separado,
también puedo identificar cómo todas en conjunto constituyen una unidad
armoniosa. El símbolo es aquello que reúne realidades. Sin embargo, el símbolo no
puede ser apropiado para siempre de la misma manera, debido al doble sentido que
ya se mencionaba. Ricoeur presenta la siguiente definición:

Llamo símbolo a toda estructura de significación donde un sentido directo, primario


y literal designa por añadidura otro sentido indirecto, secundario y figurado, que sólo
puede ser aprehendido a través del primero [...] La interpretación es el trabajo del
pensamiento que consiste en descifrar el sentido oculto en el sentido aparente, en
desplegar los niveles de significación implicados en la significación literal [...]
Símbolo e interpretación se convierten en conceptos correlativos. Hay interpretación
allí donde hay sentido múltiple, y es en la interpretación donde la pluralidad de
sentidos se pone de manifiesto. (Ricoeur, 2003: 17)
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Esta manera de concebir el símbolo lleva a pensar cuáles podrían ser las
manifestaciones tangibles en que éste se encuentra y que se convierten en objeto
de estudio para la hermenéutica. La respuesta es: el lenguaje simbólico, el cual está
en nuestra base humana antes que el lenguaje conceptual. De esta manera,
constituye un tesoro de expresiones apropiadas a la experiencia en su especificidad
propiamente humana. Aquí se empieza a encontrar la relación del símbolo-sentido
con la existencia que en un dado momento llevará a volcar la vista sobre la narrativa,
pues ésta es por excelencia simbólica.

Normalmente se asume que el lenguaje puede ser hablado o escrito, y lo más


común cuando se pregunta por la noción que se tiene de “texto” es que se incline
hacia lo segundo, lo escrito. No obstante, el paradigma de la lingüística del discurso,
que ya se mencionó, permite desarrollar un nuevo concepto de texto, que aunque
seguirá privilegiando lo escrito no lo reducirá a éste. Se amplía entonces la visión
de la tarea hermenéutica, pero sin perder la preocupación especial que implica la
inscripción de un sentido a través de la escritura para la interpretación: "Es la
discursividad descubierta en la interpretación del símbolo la que nos conduce al
texto, prototipo de discurso escrito" (Agis, 200: 103).

La propuesta que se quiere reconocer es la siguiente: hay una lingüística del


discurso que asume como unidad base el discurso o el texto. En este caso ambos
conceptos funcionarían como sinónimos. Esta lingüística alberga una teoría del
acontecimiento de palabra, donde se reconocen cuatro elementos necesarios para
que la palabra pueda acontecer, bien sea hablada o escrita, pues por el momento
no se diferencia:

1. Temporalidad: el discurso se realiza cada vez de manera temporal y actual.


2. Subjetividad: el discurso refleja su locutor (sujeto). Es referencial en sí
mismo.
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3. Mundo: el discurso se refiere a algo, a un mundo, que pretende describir,


expresar, representar; es en el discurso donde se realiza la función simbólica
del lenguaje.
4. Otro: en el discurso los mensajes son intercambiados. El discurso tiene un
'otro', un prójimo, un interlocutor a quien va destinado.

El tercer elemento, mundo, tendrá un eco especial en nuestra reflexión, pues es el


que permite que el discurso, o el texto, contenga un carácter de apertura, que
adentra nuevamente a la tarea interpretativa. El texto genera un mundo abierto "que
entra en conflicto con el mundo real para describirlo: lo rehace, lo confirma, lo niega"
(Agis, 2000:106). Nuevamente se erige una tarea interpretativa que permita
comprender el mundo del texto para comprender el propio, porque "un texto invita a
interpretar una proposición de mundo, de un mundo que puede ser habitado por
nosotros y donde proyectamos nuestras posibilidades más propias [...] El texto es
la mediación por la cual nos comprendemos a nosotros mismos" (Agis, 2000: 106).
Pero téngase presente que la tarea hermenéutica hace que el protagonismo sea del
sentido, no del lector ni del autor. No se trata de una empatía o simpatía de
conciencias. La comprensión no es para resucitar un autor; tampoco se dirige a una
situación. Se trata es de seguir en el texto su movimiento de sentido hacia la
referencia que abre proposiciones de mundo (Cfr. Ricoeur, 1983: 107). Así,
sentenciará Ricoeur que "todo discurso se concreta como acontecimiento, pero todo
discurso se comprende como sentido" (Ricouer, 1983: 97). El acontecimiento es
fugitivo pero el sentido es durable. Es el nudo del problema hermenéutico que sólo
puede abordarse desde la esquina de la lingüística de la palabra o el discurso.

Pero ¿hay diferencia en que el sentido esté fijado por la instancia discursiva escrita
que por la palabra oral? El que el sentido sea inscrito crea la posibilidad de que haya
siempre posibilidad de actualización del mismo. La escritura crea un sentido trans-
eventual que forma depósito, del cual, gracias a la interpretación podemos ser
partícipes. Sin embargo, la instancia escrita tiene radicales diferencias frente a la
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palabra hablada, que hacen que la hermenéutica esté siempre ligada a la exégesis
de textos por el reto interpretativo que ello representa. Véanse las diferencias entre
las dos instancias discursivas extraídas del libro Texto, testimonio y narración (1983)
de Ricoeur, a través de un cuadro comparativo. En la primera columna se
encontrarán las cuatro características del acontecimiento de palabra en general,
para verlas de manifiesto de manera comparativa tanto en la palabra hablada como
en la escritura:

Cuadro 1: Cuadro comparativo entre la Palabra hablada y la Escritura

Características
del
Palabra hablada Escritura
acontecimiento
de palabra

La instancia del discurso Inscribe, fija no el acontecimiento del decir,


hablado tiene el carácter de la más bien lo dicho del decir.
palabra que huye. El
Temporalidad acontecimiento aparece y Lo que se escribe, lo que se inscribe, es el
desaparece. Es un problema de noema del decir, es el sentido del
fijación, de inscripción (99). acontecimiento de palabra, no el
acontecimiento en cuanto acontecimiento.

Tiene un carácter de Intención del autor y sentido del texto dejan


inmediatez: "lo que el hablante de coincidir. La relación se complica: no se
quiere decir" se recubre con "lo puede concebir un texto sin autor (101),
que su discurso quiere decir" pero lo que el texto dice importa más ahora
(100). que lo que el autor ha querido decir.

Subjetividad y Es un recubrimiento que hace También cabe decir que el sentido auxilia al
personalidad que "qué quiere decir usted" sea sentido, sin la presencia psicológica y carnal
igual a "qué significa eso". del autor.

También cabe decir que el


sentido es socorrido con
entonación, dicción mímica y
gestos.

A lo que se hace referencia es a El mismo texto es un mundo, que libera la


una situación común a los referencia de los límites de una referencia
interlocutores, situación que manifiesta. El mundo es para nosotros el
Referencia al rodea de alguna manera el conjunto de referencias abiertas por los
mundo diálogo y donde todas las textos (102).
señales pueden ser mostradas
(101). Son referencias no situacionales, sino
simbólicas de nuestro ser-en-el-mundo. La
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La referencia es manifiesta. espiritualidad del discurso está en la


escritura, porque ella abre un mundo, abre
nuevas dimensiones de nuestro ser-en-el-
mundo (Cfr. 103). Lo primero que
comprendemos es un proyecto, no un
prójimo.

Aquí el interlocutor está El interlocutor en este caso es el lector, y el


presente en la situación del discurso está dirigido a la audiencia que él
"Otro" discurso, y el discurso está mismo se crea, generando una relación
dirigido a <> (segunda escribir-leer, que escapa a los límites del
persona), lo que genera una enfrentamiento.
relación hablar-escuchar.

Como se puede ver, en la escritura, como instancia del discurso, se da un


"desligamiento del sentido con respecto al acontecimiento" y se pueden fijar las
expresiones de la vida, haciendo que el protagonismo sea exclusivamente del
sentido. Por encima de quién lo dijo, cuándo lo dijo o cómo lo dijo, la escritura
presenta por encima la pregunta sobre el qué se quiere decir.

Con ello, el sentido fijado puede ser comunicado sin importar la distancia cultural o
epocal, reclamando, claro está, una tarea interpretativa responsable y respetuosa,
que le permita al intérprete o lector ser partícipes del sentido actualizándolo y no
repitiéndolo. El texto está abierto a cualquiera que sepa leer y su sentido es
omnitemporal, abierto a toda lectura, como sucede con el arte literario, pero cuando
los lectores y lecturas superan el primer acontecimiento, estos son novedosos.
Gozan de la posibilidad hermenéutica de recorrer el camino que inicia en la palabra
(como tradición), a la escritura (como sentido inscrito) y nuevamente a la palabra
(como actualización y no repetición).

En síntesis, aunque 'lo escrito' presenta un mayor reto hermenéutico, la noción de


texto se ha ampliado más allá de los libros y documentos hechos de papel o
digitales. El texto es una unidad de significación discursiva que media para
presentar un sentido. Esta noción nos llevaría a proponer por el momento que si se
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da una ampliación del concepto de texto, debe también darse una ampliación al
verbo leer. Se leen textos. Leer puede pensarse como término análogo a interpretar,
siempre y cuando, el objetivo sea dirigirse a los modos posibles de ser-en-el-mundo
que el texto me ofrece para descubrirme:

El lector debe poseer la suficiente sensibilidad como para desplegar delante del
texto una tarea que facilite la propensión de éste a desvelar un mundo. Se trata de
adentrarnos en el sentido del texto, más que en la personalidad de su autor, en su
intención creadora o en las circunstancias epocales. (Agis, 2000: 106)

El concepto de texto y de leer, puede llegar a ser trasladado hasta los campos de la
acción humana siempre y cuando conserven su carácter simbólico, el de lanzar
junto, reunir realidades. Así, el texto puede organizar un sentido reuniendo muchos
más elementos que lo inscrito en los libros y seguir siendo el objeto de la
hermenéutica. El mejor ejemplo lo podemos ver en el caso del testimonio. Para
Ricoeur, el testimonio es dado por un testigo. Es decir, que alguien relata algo que
ha visto u oído y constituye un relato justificado por la experiencia de lo vivido. Así
el testimonio no es una simple percepción sino la narración del acontecimiento. Pero
éste debe estar al servicio del juicio para que sea verdaderamente testimonio; la
contrastación y el relato constituyen informaciones sobre el sentido de lo que ha
ocurrido. Es una base para pensar, para juzgar, y no en vano, el testimonio funciona
como una prueba para influenciar la sentencia del juez, en situación de discurso
(proceso). Resuelve una discrepancia entre partes. Pero hemos retomado el
testimonio para demostrar a manera de ejemplo, cómo el texto que hasta ahora
parece reducirse a un relato que dice lo que se vio, puede superar el campo de las
letras.

Cuando el testigo es verídico, y su testimonio defiende una verdad vista, él es capaz


de morir y sufrir por lo que cree. En este punto, entonces, el movimiento de una
vida, una obra, una acción, constituyen por ellas mismas la abnegación de un
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hombre a una causa, que tiene sentido en conjunto con lo relatado en primera
instancia. Así el testimonio, como texto, ya no sólo abarca el relato de las cosas
vistas, sino que cobija al mismo tiempo las acciones del testigo a favor de una causa
justa, donde se llega a arriesgar hasta la propia vida por un sentido que también
exigirá ser interpretado. Con este ejemplo se observa, entonces, cómo una
comprensión del texto puede ir más allá de los manuscritos o de la imprenta para
enriquecer la labor interpretativa, llevándola hasta, incluso, el ámbito de la acción o
praxis humana, donde también existe un sentido para interpretar.

Antes de proceder, debe puntualizarse que la posibilidad de actualizar un sentido a


partir de la palabra, no quiere decir que haya una apropiación total del sentido, por
el contrario, cuando se interpreta se reduce esta riqueza, esta multivocidad, y se
traduce el símbolo de acuerdo con una grilla de lectura que le es propia (Cfr.
Ricoeur, 2003: 18-19). Aunque es una limitante, es también un bella facultad del
sentido la de poder mostrarse cada vez diferente para cada intérprete, pues ya
evidenciada su relación con la existencia, quiere decir que no existe un sentido único
y homogenizador para ser.

Se concluye, por tanto, que se interpreta para descubrir un modo de existir y porque
esta acción (interpretar) sería responder a nuestra condición de ser. Dicho de otra
forma, interpretar es un modo de ser que hace más responsable el existir, ya que le
brinda un sentido. Todo apunta a un momento de auto-conocimiento dado por la
comprensión del otro, un otro que es texto.

Existir para ser, o mejor, para saber ser siendo, cuidando tres dimensiones: ser-en-
el-mundo, ser-juntos y ser-yo. Este es el punto central al que le apunta y sobre el
cual se dimensiona la hermenéutica moderna inspirada por Ricoeur. Consiste en
lograr una comprensión que permita jugarse la vida en un estado de apertura a las
cosas, a los demás y a sí mismo. Comprensión que supera distantemente un ámbito
interior, para construir un modo de ser con sentido en la praxis. Es la tarea de la
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construcción del yo que deviene por la problematización del mismo, ¿quién soy yo?,
y que es visible en la manifestación de un testimonio de vida, no sólo en una
construcción teórica.

Ésta hermenéutica, como aquí se ha sugerido sea entendida, repercute


significativamente en el quehacer de las disciplinas que tienen como base la tarea
interpretativa y buscan consolidarse como saber. Pero, en este punto, puede ser
pertinente establecer una rápida diferencia entre el conocimiento, la ciencia y el
saber. Lo primero tiene que ver con la aprehensión del conjunto de enunciados
categorizables entre verdadero y falso, lo segundo tendría que ver con la
profundización explicativa de una parte de estos enunciados, mientras que lo
tercero, tiene que ver con saberes evidenciables en el testimonio como saber
escuchar, saber preguntar, saber estar, saber decir, saber vivir... saber ser. Con
respecto a esta diferenciación, puede verse el libro “La condición postmoderna.
Informe sobre el saber” de Fracois Lyotard quien hace la siguiente distinción:

El saber no es la ciencia, sobre todo en su forma contemporánea; y esta última, lejos


de poder ocultar el problema de su legitimidad, no puede dejar de plantearlo en toda
su amplitud, que no es menos socio-política que epistemológica […] El saber en
general no se reduce a la ciencia, ni siquiera al conocimiento. El conocimiento sería
el conjunto de los enunciados que denotan o describen objetos, con exclusión de
todos los demás enunciados, y susceptibles de ser declarados verdaderos o falsos.
La ciencia sería un subconjunto de conocimientos. También ella hecha de
enunciados denotativos, sean accesibles de modo recurrente, y, por tanto, en las
condiciones de observación explícitas; que pueda decidir si cada uno de esos
enunciados pertenece o no pertenece al lenguaje considerado como pertinente por
los expertos. (Lyotard, La condición postmoderna: 18)

Esta distinción, se presta como un soporte válido, para que se considere la idea de
que el saber narrativo, constituye también una parte de eso que llamamos “saber”
en términos generales. Los pueblos, han creado depósitos diferentes de sabiduría
18

al del dato científico. Y el más claro de ellos es el narrativo. Las culturas, por más
occidentalizadas que sean, no han desechado el depósito narrativo como un
depósito de sabiduría. Hablamos entonces de un saber narrativo, que está más
relacionado a un mundo práctico que a un mundo epistemológico.

Pero es bueno aclarar que apoyar la existencia de un saber narrativo no significa


ponerlo en disputa con el saber científico. Aquí no tiene cabida la pelea por ¿quién
es más legítimo? Aquí la pelea es por saber: saber los caminos y los depósitos en
que la sabiduría descansa, lo que invitaría a una actitud de apertura y escucha antes
que nada.

Ahora bien, se venía haciendo referencia frente a la repercusión de la hermenéutica.


Son pues, dos disciplinas, que se orientan con mayor acento en consolidarse como
un saber (aunque participan de los tres estados diferenciados), las que se verían
afectadas de guisa drástica por esta hermenéutica: la teología y la filosofía. Algunas
implicaciones estarían en dirección al uso de discursos simbólicos, narrativos,
complementados con una hermenéutica que abandonó su lugar único de método.
Implicaciones que se muestran tímidamente en las nuevas propuestas de enfoque
narrativo para diferentes disciplinas como la pedagogía, la psicología, la sociología
o la antropología, pero que encuentran un lugar propicio en esta época tan
especializada, técnica y formalizada, para recuperar el lenguaje simbólico y la
riqueza ya expuesta:

La tarea de esta hermenéutica es mostrar que la existencia sólo accede a la palabra,


al sentido y a la reflexión procediendo a una exégesis continua de todas las
significaciones que tienen lugar en el mundo de la cultura; la existencia no deviene
un sí mismo -humano y adulto- más que apropiándose de ese sentido que
primeramente reside "afuera", en obras, instituciones, monumentos de cultura,
donde la vida del espíritu se ha objetivado. (Ricoeur, 2003: 26)
19

Y se levantará finalmente, una responsabilidad hermenéutica en quienes asuman


esta postura, pues como se ha dicho que los textos se leen para ser interpretados,
sería irresponsable, además de injusto, permitir la ignorancia de no saber leer en
nuestras gentes, sabiendo ya el valor que tiene la lectura. Se exige un compromiso
educativo de parte de las disciplinas hermenéuticas a favor de la alfabetización, que
ahora más que enseñar el uso del alfabeto, es una lucha por el respeto que merece
la existencia y su condición. Formar, o formarse, para brindar la posibilidad de ser y
combatir aquello que la anule o la amenace, eso es hacer hermenéutica.

¿NECESITA LA VIDA SER NARRADA?


CAPÍTULO II

¿No les ha sucedido que cuando culminan una buena obra literaria quedan
pensativos por lo contado? Se parte de esta pregunta para lanzar la hipótesis
perseguida desde los argumentos propuestos por Paul Ricoeur: la narrativa es una
mediación para la construcción del yo.

Encontrar una definición certera de lo que podría ser la narrativa, puede correr el
riesgo de limitar su riqueza. Por tanto, en vez de intentar definir se desea mostrar
algo de dicha riqueza, poniendo especial atención en lo que Ricoeur denomina la
20

función narrativa, para formular su importancia en la experiencia humana y su


relación con la hermenéutica.

Se inicia el recorrido, entonces, con la idea de que la narrativa cobra su importancia


por ser una mediación que el hombre tiene a su alcance para expresar experiencias
del tiempo. Experiencias cargadas de sentidos que nuevamente arrojarán hacia la
hermenéutica para darle sentido al ser.

Recuérdese que desde Heidegger las reflexiones filosóficas guardan con


precaución la relación ser y tiempo. Con respecto al ser, valga aclarar, que para
Ricoeur no es una categoría oscura susceptible de reflexión metafísica. Se trata de
un ser que existe. Se trata en concreto del ser humano que existe. Así categorías
como ser-para-la-muerte, ser-en-el-mundo, ser-arrojado, ser-en-el-tiempo, entre
otras, son propias de la condición humana.

Para Ricoeur, el ser del ser humano se expresa en el lenguaje-tiempo. La única


manera de acceder al tiempo es a través del lenguaje y, a la vez, el lenguaje guarda
el tiempo. Sin embargo ese ser no es que esté dado, se interprete y se asuma. No
se trata de una información que alguien codifica y anexa en formato de aplicación a
su vida, logrando ya ser lo que debe ser. El ser tiene múltiples posibilidades. La
condición humana es un enigma susceptible de interpretación que se nos ofrece
para que en libertad absoluta configuremos nuestra existencia.

De tal manera, el ser se ofrece a todos por medio del lenguaje-tiempo. No pertenece
de manera exclusiva al mundo del discurso filosófico. ¿No sería injusto que el ser
se manifestara sólo a unos? ¿no sería injusto que el ser sólo se manifestara en una
época? La razón por la que el ser nos pertenece a todos, es porque se manifiesta a
través del lenguaje más sencillo, el narrativo. Y en este caso, este tipo de lenguaje
no se refiere sólo a la concreción de un género literario, es más, no se limita a lo
escrito. Se trata de todo lo que puede ser contado, relatado.
21

Se tiende a reducir la narrativa como un género literario diferenciado de la poesía,


al cual le corresponde la narratología, que vendría a ser la teoría sobre los
elementos y principios que constituyen la narración. Desde Ricoeur, la narrativa es
una actividad propia de un sujeto comunicativo, “es el acto de contar (considerado
formalmente fuera de toda cuestión de verdad o de ficción)” (1983: 61). De esta
manera, la narratividad viene siendo el espacio dado, el lugar posible, para que
acontezca la actividad narrativa, “es la estructura del lenguaje que tiene como
referente último la temporalidad” (Ricoeur, 1983: 52). Y ante esta diferenciación de
conceptos, se debe preguntar: ¿pero qué es susceptible de ser contado? ¿todo acto
comunicativo puede ser narrativa?

Son los acontecimientos que suceden en el tiempo los susceptibles de ser contados.
Tanto las acciones como las experiencias pueden ser contadas, pero pertenecen a
la narrativa siempre y cuando el relato donde se enmarquen contenga un tiempo
configuracional y una intriga.

En primer lugar se abordará la intriga, que para Ricoeur es la célula narrativa. Se


trata de ese elemento propio de los relatos que hace que el lector culmine lo que
empezó con expectativa. La intriga es la que relaciona las acciones y experiencias
hechas por los personajes de tal modo que no prevea con anterioridad lo que puede
venir, sino que por el contrario sienta la necesidad de caminar junto con el relato en
una constante atención mantenida, donde la conclusión de la historia (story)1 se
convierte en el polo de atracción del proceso entero. “Nuestra atención debe ser
mantenida en suspenso por mil contingencias” (Ricoeur, 1983: 63). Sin el valor que

1 Ricoeur recuerda que en el inglés existe una diferencia entre historia (story) e historia (history). “Una historia
(story) describe una sucesión de acciones y experiencias hechas por un cierto número de personajes, sean reales
o imaginarios […] Comprender las acciones, los pensamientos y los sentimientos sucesivos es comprender una
historia (story)” (Ricoeur, 1983: 63). Mientras que la historia (history) se refiere a la disciplina del historiador
cuyo punto de partida es el acontecimiento histórico, ante el cual se dirá «lo que ocurre realmente» y «lo que
ocurre lejos de nosotros». Mientras la historia (story) puede tener como referencia última el nivel más profundo
de la experiencia con el tiempo, la temporalidad, la historia (history) centra su atención sobre el pasado.
22

le otorga la intriga, la narrativa dejaría de importarnos. La pregunta será: ¿en qué


radica ese valor? Y la respuesta es: en la relación que hay entre intriga y tiempo.

Gracias a la intriga, se puede evidenciar fácilmente cómo es posible superar la


concepción apresurada que se tiene del tiempo como desarrollo lineal, como una
cronología. Dice Ricoeur que, “cuando alguien, narrador o historiador, empieza a
contar, ya está todo expuesto en el tiempo” (1983: 64). Sin embargo, dicha
exposición supera aquella concepción apresurada del tiempo lineal y eso es
precisamente lo valioso de la intriga. No en vano, cuando se lee una obra literaria o
cuando se observa una película, se encuentra que la historia no siempre es contada
de manera secuencial o en un tiempo homogéneo. Muy por el contrario, lo común
es dar con historias que juegan con la ubicación de los acontecimientos,
permitiéndonos aprehenderlos bajo un conjunto que es posible titular con una
denominación única, por ejemplo: “Guerra fría”, “Bogotazo”, etc.

Se tiene ahora que abordar el concepto de tiempo y su función dentro de la narrativa,


pues allí hemos sido arrojados. Para esto Ricoeur, valiéndose de pensadores como
Aristóteles, Agustín, Heidegger y Gadamer, propone que la narrativa es la guardiana
del tiempo. Es en la narrativa donde se encuentra que el hombre puede tener tres
experiencias del tiempo, diferentes a la cronológica, que se presentan según su
grado de profundidad:

Cuadro 2: Identificación de las experiencias del tiempo según su grado de profundidad

Temporalidad

Historicidad

Intra-temporalidad
23

 Intra-temporalidad (o entre-tiempo): “se distingue del tiempo lineal, aunque


por su carácter fechable, público, mensurable y por su dependencia a las
referencias mundanas se inclina a la linealidad” (Ricoeur, 1983: 53). La intra-
temporalidad (estar en el tiempo) es más que el tiempo lineal (sucesión
neutra de instantes abstractos), es contar con el tiempo (calcular). “Es porque
contamos con el tiempo y calculamos que nosotros medimos. Y no lo
contrario” (Ricoeur, 1983: 57). Se refiere al hombre sometido a la
cotidianidad. El día es la medida natural de la intra-temporalidad, “El Dasein
se historializa día a día”. Hay expresiones del lenguaje reveladoras de este
nivel, tales como: tener tiempo de…, tomar su tiempo, perder su tiempo, etc.
Todas estas expresiones extremadamente finas y diferenciadas señalan el
carácter fechable y público del tiempo de la preocupación (Cfr. Ricoeur, 1983:
57).

Debido a que existe un «tiempo para» hacer esto o lo otro, debido a que se
distingue de un tiempo favorable o desfavorable para algo, es que se puede
contar con el tiempo. Ya se ha dicho que su medida natural es el día, pero es
más que linealidad por poseer una significación existencial, entonces se debe
decir también de la intra-temporalidad que es en este nivel donde se habla
de un ahora existencial que está determinado por el presente de la
preocupación que es un «hacer-presente», inseparable de la espera y de la
retención. De este modo los héroes del relato cuentan «con» el tiempo. Esto
es la intra-temporalidad del relato.

 Historicidad: “acento puesto sobre la carga del pasado y, sobre todo, por la
capacidad de retomar la extensión entre vida y muerte en operaciones de
repetición” (Ricoeur, 1983: 53). La historicidad, se refiere a aquel tiempo que
ya está desplegado entre la vida y la muerte. En la historicidad se carga el
24

acento sobre el “haber-sido”. Pero este nivel echa raíces en los rasgos
fundamentales de la temporalidad.

 Temporalidad: unidad plural del futuro (por-venir), del pasado (haber-sido) y


del presente (hacer-presente). Es el grado más profundo en la experiencia
del tiempo, que requiere que profundicemos en el concepto de tiempo,
memoria y reconocimiento.

En Caminos del reconocimiento (2006), Ricoeur aborda el concepto del tiempo


problematizando la postura kantiana que en ocasiones lo ha ubicado como una
cuestión epistemológica. Ricoeur encuentra que en Kant se dan elementos para
entender que el tiempo es una condición a-priori que tenemos y que, a su vez,
permite lograr mediaciones entre los actos inteligibles y los sensibles. Siendo así, y
abordando estas ideas de Kant sobre el tiempo, se deja por sentado que el tiempo
es un asunto subjetivo, y no una cuestión fenoménica. Escribe Kant en la Estética
trascendental:

El tiempo es la condición formal a priori de todos los fenómenos en general (§ 6a).


El tiempo no es otra cosa que la forma del sentido interno, es decir, de la intuición
de nosotros mismos y de nuestro estado interior (§ 6b).

Resulta importante aclarar que Ricoeur en su texto, no discute con Kant sobre la
relación tiempo-historia, simplemente encuentra que existen algunas ideas de Kant
sobre el concepto del tiempo que por su interpretación tienden a truncar el concepto
de cambio, que para Ricoeur enriquece y hace más interesante el concepto mismo
de tiempo y por ende los conceptos de reconocimiento, identidad y memoria.

Ricoeur, centrando su atención en lo que denominamos «cambio», puede


problematizar la idea kantiana de tiempo. Pretende ir más allá de la propuesta
kantiana que deja el «cambio» como producto de la ley que enlaza la causa y el
25

efecto, considerando además que el «cambio» resulta ser una prueba evidente de
que el tiempo no es sólo un asunto subjetivo, pues es de fácil evidencia observar
que tanto a las cosas como a las personas les pasa el tiempo. Tanto las cosas como
las personas son seres que cambian, y dicho cambio no puede ser más sino la
prueba efectiva que se puede hablar de un tiempo, si se quiere, sensible. Un tiempo
que acontece y que es una experiencia efectiva del cambio:

En el tiempo las cosas y las personas cambian. Los seres se instalan en el tiempo
porque se inscriben en el decurso constante del «ahora» y el «después». Lo que
quiere decir que los seres, en últimas, son temporales y que el devenir acentúa la
experiencia de lo vivido como la potencia que tiene el tiempo para cambiar las cosas
y las personas. (González, 2007b: 20)

Fuera de las síntesis subjetivas, el tiempo aparece como un devenir marcado por la
huella incesante del presente hacia el pasado que dificulta la identificación de las
cosas y las personas. Es un hecho radical: los seres cambian porque en el tiempo
nunca son los mismos o porque simplemente desaparecen y mueren […] se tiene
que enfrentar el hecho de que los seres cambian y, con ello, se hacen irreconocibles.
(González, 2007b: 3)

Justamente, cuando un ser ha cambiado en el tiempo es que se puede hablar de


identidad, reconocimiento y memoria. El cambio quiere decir que ya no es
exactamente igual a como se le vio en un momento pasado, pero aún así, todavía
«ahora» se le puede «reconocer». Cuando en el pasado conocimos a una persona,
y ésta desaparece para volver a reaparecer en un «ahora», es cuando tenemos la
oportunidad de expresarnos de la forma: “sé quién eres, pero ¡cómo has
cambiado?”. El reconocimiento, en este sentido, no es una cuestión epistemológica
como se puede llegar a entender desde Kant, éste puede ser remitido al plano de la
experiencia fundamental de ser-en-el-mundo debido a la unidad que tiene con el
concepto de identificación.
26

El pasado, en virtud del presente, cobra gran importancia como punto de partida
para el reconocimiento. Como sujetos, tenemos el poder para ir hacia el haber-sido
en búsqueda de la identificación de algo que ya se conocía y que ha cambiado. El
reconocimiento retrospectivo nos demuestra que tenemos una identidad temporal.
Por ello tenemos conciencia del pasado: “en el pasado me encuentro, o sea, me
reconozco en lo que hice, en el momento y el lugar en que lo hice, así como en la
impresión sentida cuando lo hice” (González, 2007: 5).

Ahora bien, tanto el reconocimiento como la identificación a la que por él se llega,


no sólo es aplicable a otro, sino que también funciona con sí-mismo1. Me puedo
identificar como sujeto cambiante y, más aún, proyectar el cambio que deseo
continuar. Pero no puedo hacer dicho proceso sin exteriorizarme, pues debo buscar
la manera en que pueda verme a mí mismo, para poder identificarme. Así, llegando
a este punto, no se puede pasar por alto la diferencia que propone Ricoeur entre
dos tipos de identidades que pueden darse: identidad-idem e identidad-ipse. María
Sánchez las define de la siguiente manera:

La identidad como mismidad tomando en cuenta un término que procede del latín:
idem. Es en este nivel donde hablamos de idéntico como “sumamente parecido” y
por tal razón inmutable a lo largo del tiempo, diríamos entonces que un rasgo que
disminuye a la identidad-mismidad es su permanencia en el tiempo, su duración.
Por otro lado, hablamos de la identidad como ipseidad remitiéndonos también a un
término latino: ipse. Nos referimos a la identidad como ipseidad con el término
“propio”. En esta medida su contrario es: otro, extraño. En este segundo sentido, la
identidad-ipseidad no implica ninguna afirmación sobre algún aspecto no-
cambiante-de la personalidad. (2000: 67)

1 El «sí», en Ricoeur, se entiende como la actuación reflexiva humana en el mundo. No en vano recuerda
Ricoeur a Heidegger aludiendo a nuestra situación en el mundo con la afirmación siguiente: “sólo un ente que
es un sí es «en» el mundo”. Es el ser del sí, el que supone la totalidad de un mundo que se constituye como el
horizonte de su pensar, de su hacer, de su sentir, etc. (Cf. Sánchez, 2000: 50).
27

Debido a esta diferenciación, se puede decir que la identidad-ipseidad se muestra


coherente con el concepto de tiempo que se ha venido desarrollando. La identidad-
idem arroja al problema cartesiano de la afirmación del sujeto, como algo no
cambiante y ya dado. La crítica al Cogito, desde Ricoeur, es su falta de anclaje. Es
una afirmación de un yo que no se puede ubicar en ningún espacio-tiempo1.
Además es la aceptación de la afirmación yo soy… que presenta un yo acabado y
estático, un yo que ya se construyó pero que no mostró el camino de dicha
construcción, un yo al que no le pasa el tiempo y por lo tanto no cambia. Y aunque
puede aceptarse que hay cierta identidad, ésta es ahistórica, por eso el «yo soy…,
yo pienso…, yo existo…» es más deseable remplazarlo por la pregunta ¿quién soy
yo? Donde el yo aparece como una tarea por hacerse en el tiempo.

[el famoso Cogito cartesiano] es una verdad que se postula a sí misma, por lo cual
no puede ser verificada ni deducida; es, simultáneamente, el planteo de un ser y de
un acto, de una existencia y de una operación de pensamiento; yo soy, yo pienso;
existir, para mí, es pensar; existo en tanto que pienso. Sin embargo, esta verdad es
una verdad vana. Es como un primer paso que no puede ser seguido de ningún otro,
hasta que el ego del ego cogito no se capte nuevamente en el espejo de sus objetos,
de sus obras y, finalmente, de sus actos […] El Cogito sólo puede ser vuelto a captar
por el desvío de un desciframiento de los documentos de su vida (Ricoeur, 2003:
21-22).

Con esto Ricoeur quiere decir, que aunque es deseable que todos puedan decir con
certeza yo soy…tal o cual cosa, es necesario hacer un proceso para captarse a sí
mismo, y configurar un yo. Dicha captación, se dará pues en el lenguaje simbólico,
y por ende, en la narrativa. “La existencia sólo da testimonio de sí misma en los
documentos de la vida” (Ricoeur, 2003: 22). Debido a que yo soy el resultado del

1 Ante la discusión con el Cogito de Descartes, considero de gran valor las preguntas sugestivas que propone
María Sánchez: “¿Cómo puede aparecer como «alguien» el que duda si este yo que duda aparece desligado de
todas las referencias espacio-temporales? ¿Cómo puede otorgarse existencia al sujeto que habla si el quien de
la duda se pierde tanto en el momento que se queda sin cuerpo como en el momento que pierde las condiciones
de interlocución?” (2000: 67).
28

paso del tiempo y de las huellas presentes en mi memoria, la narrativa como


guardiana del tiempo me permite la construcción y la problematización del yo, que
por ser vulnerable al tiempo, nunca puede estar afirmado (el yo) en una sentencia
absoluta.

A través de la narrativa, el sujeto puede contarse a sí-mismo, encontrando entonces


identidad con el personaje de la narración. Sin embargo, esa identidad narrativa es
de tipo ipse, pues no se niega en ningún momento lo cambiante en el tiempo. Muy
por el contrario, la narrativa permite evidenciar dicho paso del tiempo en los seres,
pudiendo así indagar por el lugar del sujeto lector, o escritor, a través de la identidad
que comienza a revelarse con el personaje del relato, con una historia que cuenta
sobre sí (Cf. Sánchez, 2000: 68).

El hombre puede decirse en sus actos. Las obras humanas y su significado son
elaboraciones históricas del yo. Y dentro de esas obras se encuentra la narrativa.
El hombre tiene la posibilidad por tanto de narrarse, y de que lo narren, de tal
manera que él mismo constituya la vida del personaje del relato de su propia vida o
que se encuentre identificado con el personaje o la historia de una narración
cualquiera. Estamos llamados a contar y contarnos a sí-mismos a través de la
construcción del relato de nuestra propia vida, pero también a sustraer la riqueza
que traen las narraciones de otros para nuestra tarea del yo y con esto, la posibilidad
de ser-en-el-mundo. ¿Quién olvida las historias y los personajes de obras como La
metamorfosis, El principito o El Quijote de la Mancha? La riqueza de la narrativa es
infinita, pero es tarea de nosotros explotarla y aumentarla.

“Es la narración el espacio de realización de las expectativas de vida tanto del


personaje como del autor (o personalidad histórica) o mejor aún, como de nosotros
mismos en la relación con el tiempo” (Sánchez, 2000: 70). En la narración, la historia
contada permite que el personaje adquiera un carácter duradero susceptible de
interpretación y actualización en cualquier momento. De esta manera el personaje
29

es identificable dentro del mundo narrativo al que pertenece. Identificación que


quien lee el relato o escucha puede hacer propia, encontrándose identificado con el
personaje como si fuera él mismo. Se habla entonces de sí mismo como otro. De
esto se trata la identificación. Es más, pudiendo ser yo mismo quien se identifique
a través de los relatos la única exigencia será que se comparta una mismidad con
el personaje, reconociéndome entonces como un yo en construcción, y así poder
decir: soy yo mismo, sin duda, soy yo.

La identidad narrativa con el personaje, se da de igual manera en que se había


expresado que se daba el reconocimiento con las personas: aparecer-desaparecer-
reaparecer, es la dinámica de los personajes en el tiempo, que demuestran la
relación entre narratividad y temporalidad que se ha venido rastreando. La riqueza
que esta relación ha demostrado, nos exige hacer mención al papel de la
hermenéutica con la narrativa, o ¿acaso la riqueza de los relatos se deposita en la
configuración del yo sin esfuerzo alguno? ¿acaso la construcción de un relato no
requiere un esfuerzo interpretativo para otorgarle un sentido al mismo?

A partir de estos cuestionamientos, se presenta en la parte final de este capítulo, la


relación entre hermenéutica y narrativa, ante la cual la hipótesis es que hay una
relación recíproca entre ambas categorías donde una sirve a la otra para la tarea
del yo. Veamos el siguiente esquema propuesto:

Cuadro 3: Relación entre hermenéutica y narrativa


30

Me cuestiono
Hermenéutica Narrativa
Me cuento o me cuentan

Me interpreto

Si bien la narrativa es una mediación que se da en la expresión de los


acontecimientos humanos, que garantiza la constitución de la historia de la vida
como una historia contada, esta tarea es susceptible de interpretación, y a su vez,
la construcción de una narración requiere la apropiación de un sentido que quedará
allí fundado. La narrativa se presenta entonces como representación de lo diverso
que puede ser unificado en un sentido a través de una tarea hermenéutica. En este
proceso se hace síntesis-conocimiento1. Pero a su vez, una comprensión de una
síntesis, permite la creación de una narrativa.

Existe la necesidad de vincular la hermenéutica porque como modo de ser completa


la mediación narrativa para la construcción de un fin responsable ante la existencia.
Se puede concluir con esto que la tarea de la hermenéutica frente a la narrativa es:
tanto la interpretación de los relatos como la construcción de los mismos; hacer el
texto de la vida misma como leer los actos y experiencias en el texto de la vida
misma.

1 Se habla de síntesis en el sentido kantiano, donde se entiende a ésta como una representación de
representaciones, unificación de lo diverso. No en vano, se trata de un concepto asociativo que es inseparable
del concepto de «esquema» (Cfr. Crítica de la razón pura. Alfagura, Madrid, 1986: 104, 178)
31

Sin duda alguna, asumir la propuesta de Ricoeur en cuanto a la hermenéutica lleva


a que se piense en la exigencia de que todo sujeto narre, cuente, su propia historia-
de-vida. Y aunque éste último término híbrido, ya existe presente como herramienta
investigativa dentro de las ciencias cualitativas, aún no se le ha otorgado la
importancia que aquí se ha esbozado y que aún falta por completar con el concepto
de «memoria», como herramienta vital para la interpretación y que se mencionará
a continuación.

La intención es que nosotros como seres humanos, estemos en la capacidad de


reconocernos personajes y autores de nuestras obras. Es la seguridad de ser
agente y paciente, de tal forma que nuestra vida sea una atestación. Y hacia donde
se pretende llegar es a rescatar el valor de la narrativa para el ser humano, pero
buscando hacer que la teoría desarrollada en esta monografía se relacione con un
contexto social específico: Tierralta–Córdoba1. Por eso, de manera casi instantánea
no se puede dejar de hacer alusión al problema del reconocimiento en donde se
vive la experiencia de la desaparición. Hacer que alguien, o algo, desaparezca es
borrar todo tipo de perfiles o esbozos que sugieran percepciones para su
identificación –y ya se vio lo importante que es la identidad. Es adentrarse a un
territorio inseguro donde sólo queda la pregunta ¿cómo mantener la posibilidad del
reconocimiento? Ricoeur plantea la pregunta: “¿llegaría a su culmen el
reconocimiento, al menos como identificación, cuando debe conquistarse sobre lo
irreconocible?” (2006:92).

1 Tierralta, es un municipio de aproximadamente 50.000 habitantes, que se encuentra dentro del departamento
de Córdoba. Es una zona que en un dado momento fue catalogada como zona roja, debido al conflicto armado
que allí se presenta. Actualmente no han cesado los actos violentos y la situación del conflicto armado ha
tomado nuevos matices: narcotráfico, inmovilización, muertes selectivas, terratenientes, desplazamiento
forzado, entre otros. Es una zona que se considera rica en términos geográficos, ya que está atravesada por el
río Sinú y donde los terrenos de sabana se prestan para la ganadería y la siembra de una gran cantidad de
productos agrícolas: algodón, arroz, plátano. Sin embargo, su riqueza ha sido causa de diversas luchas y por su
ubicación entre una zona de violencia, ha sido una tierra testigo de la muerte y albergue del desplazamiento de
poblaciones de tierras aledañas igualmente violentadas.
32

Esta pregunta lleva a buscar una respuesta indagando el concepto de memoria. Por
ser el reconocimiento una acción que se hace con el tiempo, es precisamente la
memoria la herramienta que permite volver hacia un tiempo pasado. “La memoria
tiene que ver con la posibilidad del reconocimiento en el tiempo que va del «ahora»
al «antes»” (González, 2007: 1).

Aunque el tema de la memoria en Ricoeur es bastante extenso, no se puede pasar


por alto la diferencia radical entre dos actos de memoria de los cuales somos
idóneos: el primero es un acto inconsciente, en el cual el recuerdo viene a mí
motivado por una causa exterior. Este tipo de memoria-pasión, o también llamado
recuerdo, será descrito desde el psicoanálisis como un acto inconsciente y por ende
espontáneo; el otro acto de memoria se conoce como rememoración, en donde una
persona, de manera consciente, busca acceder voluntariamente al pasado para
conseguir un recuerdo:

El movimiento hacia el pasado tiene principio en el sujeto que recuerda


intencionadamente. En ese último aspecto de la memoria estaría el vínculo con el
reconocimiento: en función de la distancia temporal, el acto consciente de acordarse
se produce cuando el sujeto sabe que ha pasado el tiempo; más bien, que a él le ha
pasado el tiempo (González, 2007: 2).

La memoria como capacidad de ir del presente hacia el pasado nos sitúa frente a
un sujeto temporal. Es por la memoria que el sujeto es capaz de transitar en el
tiempo, descubrir los cambios y levantar promesas1. De esta manera, la alusión que
se ha hecho a la categoría de «memoria» lleva a enlazar de nuevo con la pregunta
que se había dejado planteada: ¿qué sucede cuando el acto de hacer memoria lleva

1 Pese a los cambios, la promesa siempre está presente como intención de llevar a cabo acciones en el futuro.
Cuando me reconozco como ser que cambia en la experiencia del tiempo, erijo mi relación con la temporalidad,
pasado y presente se emergen gracias a la memoria, y la promesa produce la relación con el futuro. De esta
manera, el valor de la promesa se expresa en el lenguaje de la manera: «prometo ser…», donde su inseparable
relación con el ser nos expresa la intención de la construcción de la existencia de un yo.
33

a terrenos inseguros donde no se puede reconocer debido a la experiencia de


desaparición? Bien advertido por el psicoanálisis, uno de nuestros mecanismos de
defensa ante los recuerdos que no se quieren conservar, debido al dolor que
producen, es el olvido; y con esta idea, se asiente con el pensamiento de Ricoeur,
al concebir que la memoria pueda doler.

Como seres humanos, nos podemos encontrar con recuerdos que duelen por
diversas causas: porque el recuerdo y el entorno que lo enmarcaban ha
desaparecido violentamente; porque el paso del tiempo en el ser trajo consigo un
cambio violento que es mejor olvidar; o porque el recuerdo no nos permite
encontrarnos como ser. Hay recuerdos que duelen, aunque no todo dolor es
recuerdo. Y a partir de esta idea, se desea compartir un corto relato propio de un
campesino de Tierralta1 que evidencia el dolor que puede producir la memoria y
sirve como herramienta interpretativa para ver los cambios del sujeto en el tiempo:

En Tierralta se han destinado los grandes territorios de cultivos para la producción


ganadera. Es una actividad que enorgullece a sus agentes porque de allí se produce
carne para el consumo nacional y la exportación. Con el mismo orgullo, esta zona
del país se presenta como una zona libre de la fiebre aftosa desde varias décadas
y como un lugar que ha desarrollado grandes avances en el campo de la genética y
la investigación ganadera mediante el cruce de varias razas para garantizar una
mayor producción de carne. En esta región vive el campesino Juan Sin Tierra, quien
en la tarde del taller que se realizaba en el salón de la parroquia dijo:

- Miren, en Tierralta es mejor ser una vaca que un campesino.

1 Este relato se toma de las actividades investigativas y formativas que ha llevado a cabo el grupo de
investigación Synetairos, de la Pontifica Universidad Javeriana, en el municipio de Tierralta-Córdoba. Surgió
de un taller, donde se trabajaba con un grupo focal de campesinos para recuperar información acerca del trabajo
con la tierra. Por decisión del mismo campesino y del grupo de investigación se ha cambiado el nombre real
por el personaje “Juan Sin Tierra”.
34

Le preguntamos muy asustados por qué hacía esa afirmación tan tajante. Y él nos
respondió con mucha tristeza en sus palabras:

- Una vaca tiene para vivir, movilizarse y alimentarse las mejores tierras y
los mejores pastos que existen en este país. Una vaca cuenta con agua
potable y con adecuados suministros para que no tenga sed. Una vaca
tiene a su servicio los mejores veterinarios de la región las veinticuatro
horas del día, ellos las cuidan y velan para que no se vayan a enfermar.
Una vaca es cuidada por muchos hombres, incluso con ejércitos
armados, para no ser robada, secuestrada, matada o dañada. Una vaca
no tiene que preocuparse por lo que va a comer en invierno o en verano,
ella siempre tendrá aseguradas sus tres comidas diarias.

En cambio, un campesino del Alto Sinú tiene para vivir, movilizarse y alimentarse
una pequeña parcela y no propiamente en las mejores tierras. En la cual tiene que
sembrar algunos productos para comer y para vender si cuenta con la suerte que se
los compren. Un campesino no cuenta con agua potable. Si quiere agua la tiene que
ir a traer al río, en bicicleta, burro o al hombro. En las veredas no contamos con un
acueducto que garantice la pureza del agua. Y le digo más, un campesino cuando
se enferma inicia todo un calvario. Se debe desplazar a la cabecera municipal
porque en la vereda no hay centro de salud. Si tiene dinero es atendido a medio día
si cuenta con suerte. Si no la tiene, debe esperar pacientemente a que llegue su
turno. Si no está afiliado a la seguridad social mejor que no se acerque por los
hospitales porque ahí mismo lo dejan morir en el piso. Para el campesino nunca hay
medicamentos, siempre están agotados o en el mejor de los casos se le pide que
los recoja el mes entrante. A los campesinos no los cuida nadie. Los campesinos
somos la carne de cañón que alimenta los diferentes grupos armados. A los
campesinos nos desplazan, nos torturan, nos matan, nos quitan las tierras y nos ven
dando plomo en el ejército, en la policía, en los grupos de autodefensa o en la
guerrilla. Un campesino tiene que preocuparse diariamente por lo que va a comer
con su mujer y sus cuatro pelaos… ¿Ahora sí entienden por qué en estas tierras es
mejor ser una vaca que un campesino?
35

Del relato resulta sorprendente, la comparación entre la figura del campesino y la


de una vaca, sin embargo, no se trata de cualquier campesino ni de cualquier vaca,
han de ser ambas figuras procedentes de un territorio especial: Tierralta Córdoba,
tierra fértil y apetecida por los ganaderos, y marcada históricamente por la violencia
y la extorsión del campesino. Esta tierra ha venido siendo adquirida por los grandes
ganaderos de la zona, debido a que resulta demasiado ventajosa la relación costo-
beneficio para la actividad económica ganadera, pues por la condición de los suelos
los pastos se dan con facilidad y se consideran de alta calidad para el engorde de
los animales. La pretensiosa adquisición de muchas hectáreas, ha establecido un
desequilibrio social, debido a que los campesinos encuentran en la venta de los
terrenos una seudosalida que alivia sus necesidades económicas por un tiempo,
pero sin comprender que poco a poco permiten el establecimiento de grandes
terratenientes, que después instauran sus condiciones de juego, haciendo del
campesino un empleado raso más para el mantenimiento y cuidado de las vacas.
Sumado a esto, Tierralta tiene un componente que no puede ser omitido: la
violencia. Además de cargar con un historial de enfrentamientos y acciones de
grupos armados que permean de muchas maneras a todos los grupos sociales, la
ganadería, como actividad económica, resulta también contagiada por este mal. La
violencia se usa en la zona como medio para establecer el orden a favor de quienes
la ejecutan. Siendo los ganaderos, parte de quienes la ejecutan.

En este sentido, el campesino Juan Sin Tierra quien es el que nos trae a colación la
comparación con una vaca, ha de mostrarse como un sujeto temporal, que evoca
su capacidad de rememoración para contarnos por qué la crudeza de su afirmación:
es mejor ser una vaca que un campesino.

Entra entonces un ejercicio de reconocimiento que nos presenta el relato, pues en


dicho ejercicio de rememoración, el campesino muestra la angustia y el dolor de
evocar un pasado, encontrando que, mientras le pasa el tiempo, las cosas parecen
no ser correctas: él no se encuentra humano a causa de la ausencia de una llama
de dignidad, y no encuentra en la vaca a una vaca.
36

El campesino no se reconoce ni se siente como el ser que es, su acto de


rememoración nos ha arrojado a lo que denominamos anteriormente un terreno
inseguro. De manera violenta, cuenta un cambio que hasta ahora se hace
consciente: las condiciones de vida que se han dado a una vaca hacen para él, y
para quienes lo escuchan, dolorosa la pregunta ¿quién o qué soy yo?

Aunque el relato no contiene lo que sucedió una vez hecha la intervención de Juan
Sin Tierra, mi condición de presente me permite recordarlo: el salón de la parroquia
quedó en un silencio profundo y el campesino respiró, también, profundo. Encontró
en el acto de contar la descarga de un peso que lo ahogaba. Fue el ejercicio de
contarse el que produjo el respetuoso duelo, pues aunque sus palabras cargaban
tristeza, y efectivamente evidenciaban un dolor, no se trató de un simple grito de
lamento, sino de la posibilidad posterior de encontrarse con un deseo de ser, una
necesidad de esforzarse por existir.

Este relato muestra la importancia de trabajar por el ser, donde no se es. Debido a
que no todo lo que se recuerda es gozo. El pasado carga con recuerdos que
torturan, que producen dolor, o con la amarga sensación que produce descubrir la
desaparición de los mismos. Ante dicho problema, la mejor alternativa, en lugar de
evadir lo que produce dolencia, resulta ser el duelo como esa posibilidad de superar
el dolor con la dinámica normal de la sensación humana que esto produzca: tristeza,
decaimiento. Todo en busca de la aceptación y en aras del crecimiento, donde la
sensación de bienestar regresa. Dicho de manera metafórica, se trata de buscar
que la herida sane de la mejor manera, donde la cicatriz que ahora marca el cuerpo
pueda ser tocada y ya no vuelva con ello el dolor que producía.

Y ante el duelo, la relación narrativa-hermenéutica tiene un significativo aporte, pues


ésta puede funcionar como elemento de intervención para la cicatrización. Ella
cumple con dos funciones importantes en el duelo: convertirse en un archivo al que
37

la memoria puede acudir, evitando la desaparición; y estimulando nuestro modo de


ser hermenéutico para no quedar en el vacío de saber que no-he-sido.

TESTIMONIO DE UN POETA
CAPÍTULO III

Para el presente capítulo se estudiará la categoría de "testimonio" que presenta


Ricoeur en su libro Texto, testimonio y narración. Ésta categoría se estudiará por
el valor práctico que tiene con relación a las dos categorías de estudio del presente
trabajo monográfico, pues se encuentra que el testimonio reúne y arroja a un plano
práctico la categoría de hermenéutica y narrativa. De esta manera, el testimonio
como categoría se explicará acompañado de una recopilación narrativa, producto
de un trabajo teológico de campo, realizado en la comunidad de Puerto Salgar,
ubicada en Tierralta - Córdoba.
38

Conocida por ser una zona que ha recibido de frente el impacto y las consecuencias
del conflicto armado del país, Tierralta, cobra su importancia reflexiva porque
propone dos maneras de hacer historia que se vuelven identificables por la carga
acentuada que cada una lleva: la aceptación de una realidad de muerte, y la
posibilidad de la esperanza.

Desde allí, desde este lugar real, se abordará la categoría del testimonio. Y más
aún, desde la figura de una persona concreta: Pedro Nel Rodríguez, "El poeta de
Callejas". Es él quien nos permitirá entregar un recurso tradicional, como lo es la
décima costumbrista, invitando a descubrir cómo cobra importancia la narrativa para
interpretar, transmitir y testimoniar una realidad.

Este personaje recibe su seudónimo gracias a la defensa que ha realizado por


mantener viva la "décima costumbrista". Su recurso a la hora de expresarse es el
verso, y con él juega para construir estrofas que defienden la tradición de un pueblo
y condenan los estragos de la guerra, la pobreza y la imposición. Su nombre real tal
vez pocos lo conocen, pero a él todos en el pueblo lo conocen. Es a quien acuden
los niños cuando tienen una tarea, y a quien acuden los universitarios cuando llevan
a cabo trabajos de campo. Su apariencia física no demuestra mucho quién es en
verdad. Se le ve cojeando por ahí, o acostado como si fuera la persona más ociosa
de este mundo. Pero cuando se le intenta conocer se descubre que su ocio no es
el de los vagabundos y perezosos, sino el del poeta artista que contempla en el
extrañamiento. Sin embargo, él mismo no se considera poeta, aunque ha aprendido
a convivir con su pseudónimo. Al respecto, en cierta ocasión el padre Sergio le
preguntó:

- ¿A usted por qué le dicen el poeta?

- Porque aquí acostumbramos a llamarle poeta a la persona que hace versos


o que dice algo con rimas. Yo no quiero que me llamen así, porque el ser
39

poeta es algo grande y muy diferente a lo que soy yo: un campesino


verseador es muy diferente a un poeta.

- ¿Para usted qué es un poeta?

- Una persona dotada de sabiduría, una persona que maneja y domina la


belleza de la expresión, un genio que sueña despierto, que ve con los ojos
del pensamiento, que descubre imágenes ocultas…

Este campesino, viste como un sinuano, porque a propósito, a él le gusta que le


digan que es sinuano y no cordobés. Usa la camisa manga corta apuntada sólo en
dos botones de la mitad, sus pantalones recogidos en la bota hasta la altura de las
rodillas, y sus abarcas tres puntá cuando la ocasión lo amerita porque permanece
descalzo gran parte de su tiempo. Es un hombre con raíces indígenas (por su
madre) y santandereanas (por su padre). Y si alguien desea saber qué es ser
sinuano, sólo basta preguntarle para escuchar de él lo siguiente:

Cordobés por compromiso


De serlo algún día me alegro
Constantemente me integro
A todo lo que existe
Soy esta misma gente
Soy la foránea también
Aquí donde me ven
Soy cobarde y valiente
SINUANIDAD
III
I Yo sé cómo se empalman
Es hoy mi sinuanidad Los ranchos tradicionales
Tierra agua y arena Soy lluvias y vendavales
Grito eco y sirena Que se agitan que se calman
Leyenda, mito y verdad Soy esos libros que hablan
Del campo su inmensidad Siempre del campesino
Árbol, hacha y machete Yo soy abarca y camino
Soy Domicó y Negrete Calzón, camisa y sombrero
Tres sangres en una Los quiero como me quiero
Luces de sol y luna Y los quiere el Padre Divino
Hombre, nombre y remoquete.

II IV
Soy blanco, indio y negro Soy el valle y la sierra
Mulato, zambo y mestizo Selva y rastrojo herido
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Un arroyo enmudecido Soy la planta que muere


En las ruinas de mi tierra En medio del herbicida
Soy el polvo que encierra El bosque que nadie cuida
Al verdor en el desierto Yo soy el que nadie quiere
Soy este campo abierto
Al que el tiempo devora VI
Soy ese pez que llora Soy la laguna seca
Hoy que su río está muerto Donde muere la icotea
El sol que en marzo golpea
V A la tierra estéril y hueca
Soy un ave desplazado Soy también la biblioteca
Que vuela y no halla rama Donde reposa la ciencia
Soy un animal sin cama El libro de convivencia
Que como y duerme acosado Entre el hombre y la natura
Soy un árbol taladrado Aquel que le da lectura
Que el hombre injusto hiere Educa bien su conciencia

El Poeta de Callejas tiene su familia: esposa e hijos. Vive en un corregimiento de


Tierralta (Córdoba) llamado Callejas. Y es muy popular, por sus décimas. La gente
lo busca o lo llama a la emisora para que les componga al menos un verso, pues el
poeta trabaja en la emisora de la parroquia San José que queda en el pueblo en
Tierralta. Él tiene su espacio libre donde habla de temas que él mismo prepara, pero
con un espacio central para el porro y la cultura de la costa sabanera y sinuana. Al
poeta no le funciona bien una pierna, pero en cambio tiene la sangre de toro para
andar. No es que por sus venas fluya una energía animal, ni mucho menos, sino
que sabe montar muy bien bicicleta. La de él es una roja, y por eso la llama así: la
sangre de toro. Aunque en verdad intentando escribir como él habla el nombre de
su bicicleta quedaría algo así como: la sangre’etoro.

Porque sus palabras cobran eco en su gente, y porque su cosmovisión permite


comprender mejor la realidad de un pueblo, recibimos su testimonio al escuchar sus
narraciones. Eso sí, haciendo la salvedad de entrada, que el testimonio exige
confianza, antes que duda, en quien ha visto y nos relata, pero a su vez,
comprendiendo que el sentido de sus palabras trasciende el hecho relatado.
41

Y ¿qué es dar testimonio? Ricoeur, nos propone que lo pensemos desde tres
sentidos: el cuasi-empírico, el cuasi-jurídico y el cuasi-teológico. Sin embargo, antes
de explicar en qué consiste cada uno de éstos, es importante considerar que el
testimonio no es equivalente al "ejemplo". Puede considerarse de manera rápida
que "dar testimonio" es realizar una "acción ejemplar", con lo cual se estaría
incurriendo en un error, pues en el ejemplo se encuentran dos deficiencias, con
respecto al testimonio, que le hacen perder importancia en un estudio con
intenciones filosóficas: 1) en el ejemplo, o acción ejemplar prima la regla, la ley, la
norma, no la persona y esto, como se verá más adelante, es superado en el
testimonio ya que éste logra integrar a la persona que da testimonio como al relato
de los hechos testimoniados; y 2) el ejemplo a pesar de ser histórico no perdura, se
borra como el caso ante la regla, mientras que el testimonio, cuando alcanza
dimensiones teológicas, llega a ser el movimiento de una vida.

Hecha la diferenciación, el camino a seguir consiste en explicar los tres sentidos del
testimonio y ubicar al Poeta de Callejas en alguno de ellos.

Se tiene entonces que el primer sentido del testimonio es el cuasi-empírico. Se trata


del nivel más básico y del que seguro todas las personas tienen conocimiento de
causa. Cuando se habla del testimonio a este nivel, se está expresando esa
situación en que el testimonio se convierte en información de algo que ha ocurrido.
Por ejemplo, cuando ha sucedido un accidente en la esquina, donde un auto arrolla
un peatón, y yo por mi proximidad a los hechos he visto y oído lo que ha pasado, se
considera que desde ese momento, soy testigo y puedo dar testimonio de los
hechos. El simple acto de hacer de lo que se vio y oyó un relato, crea el testimonio,
y éste se convierte en una fuente de información sobre lo que ha ocurrido. Es
necesario no confundir el testimonio con la percepción misma, pues en este caso el
testimonio es la narración del acontecimiento, es un relato; dicho por Ricoeur, el
testimonio cuasi-empírico es el que consiste en "hacer de las cosas vistas, cosas
dichas" (1983:14).
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Al segundo nivel del testimonio se le llama cuasi-jurídico, ya que se trata de aquel


testimonio que funciona para corroborar determinados hechos frente a un proceso
de la justicia institucional. Por lo general este nivel del testimonio se desarrolla en
un lugar específico: el tribunal, donde participa la figura del juez y del abogado.
Debido a que se da dentro de una institución, su función también es intencionada,
pues busca servir de prueba para influenciar la sentencia del juez. Sin embargo,
este nivel se ve enfrentado a diversos problemas hermenéuticos, pues debido al
lugar en que se da, corre el riesgo de ubicarse dentro del género persuasivo y dentro
de la técnica retórica. Igualmente, debido a que funciona como una prueba más
dentro del proceso, ya que se hace un argumento más del tratado, y que se da en
forma dialéctica con el juez y con la audiencia, corre el gran peligro de que su
credibilidad se desplace hacia el testigo y deje de lado el testimonio.

El tercer nivel para el testimonio será el denominado testimonio-de-la-acción. Se


trata de un testimonio que supera la figura institucional de la justicia para abarcar el
plano de la acción y la existencia. Aunque sigue teniendo relación con la justicia, la
lleva a un plano diferente al del tribunal, pues se trata de aquel hombre que al ser
testigo de una verdad, es capaz de defenderla con su propia vida. No renuncia a
aquello que testimonió, sin importar si el proceso judicial ya terminó, no ha
empezado o se encuentra en curso. Es tan abnegado a una causa, a aquello de lo
que fue testigo, que su verdad no es negociable. Tal es la situación, que el
testimonio ya no es la palabra que abarca el relato de los hechos, sino que al llevar
al hombre a asumir una vida con convicción y abnegación por una causa, abarca
también al testigo mismo y sus acciones de vida que defienden una verdad.
Testimonio en este nivel es tanto el relato como el testigo, lo que hará que la
intención judicial que buscaba hacer del testimonio una prueba, ahora no pueda
abordarlo de la misma manera, ya que debe incluir el corazón de un hombre.
43

Ricoeur se refiere al testimonio del tercer nivel en los siguientes términos: “el testigo
es el hombre que se identifica con la causa justa, odiada por la muchedumbre y los
grandes, y por esta causa justa arriesga su vida […] Esto hace que el testimonio
sea el compromiso de un corazón y un compromiso hasta la muerte” (Ricoeur, 1983:
22). Se habrá de entender que el camino que buscamos, es el de invitar a considerar
que el testimonio del tercer nivel, el de la acción, es el adecuado para establecer
una relación con una reflexión teológica, debido a la profundidad que evidencia, y
que en dicha búsqueda es posible invitar a la proposición de ejercicios prácticos
narrativos, como el que se pretende en este capítulo al ubicar las palabras del Poeta
de Callejas como testimonio de una verdad.

Para facilitar la referencia a los tres niveles de significación del testimonio


propuestos por Ricoeur, se presenta a continuación el siguiente cuadro de consulta
rápida.

Cuadro 4: Sentidos del Testimonio


Sentido cuasi-jurídico o
Sentido cuasi-empírico Testimonio de la acción
testimonio de la conciencia

 Relatar lo que se ha Las circunstancias del  Una obra, el


visto u oído. El testimonio son: movimiento de una
testigo es el autor de vida, en tanto estas
esta acción (1983: Institución → Justicia cosas constituyen por
14). Lugar → Tribunal ellas mismas la señal,
Func. Social → Abogado, la prueba viviente de la
 No es la percepción juez convicción y de la
misma, es la Acción → Litigar abnegación de un
narración del hombre a una causa
acontecimiento.  El testimonio (1983: 22).
Hacer de las cosas funciona como una
44

vistas, cosas dichas. prueba para  Aquí se puede hacer la


El testimonio es un influenciar la distinción entre falso
relato. sentencia del juez, testimonio y testigo
en situación de verídico. El falso
 Se da en una discurso (proceso). testimonio no se reduce
relación dual: quien en absoluto a un error
testimonia y quien  Resuelve una en el relato de las
recibe. discrepancia entre cosas vistas, sino que
partes. es una mentira en el
 El testimonio está al corazón del testigo
servicio del juicio; la  Lo probable es (1983: 20).
contrastación y el captado a través de
relato constituyen una lucha de opinión.  El testigo verídico o fiel
informaciones sobre es el que es capaz de
el sentido de lo que  También puede ser morir y sufrir por lo que
ha ocurrido. Es una testimonio todo cree. Cuando la prueba
base para pensar, documento que de de la convicción llega a
para juzgar. argumentos al ser el precio de la vida,
debate. el testigo cambia de
nombre: se llama mártir
 Desde Aristóteles el (1983: 21).
testimonio está
enmarcado en el  El martirio no es un
género persuasivo y argumento, ni una
en la técnica de la prueba. Es una
retórica (considerada experiencia, una
como réplica de la situación límite. Un
dialéctica porque hombre se convierte en
participan la mártir porque primero
audiencia y el juez). es testigo.

 Que el testigo sea


también acusado surge
porque la sociedad / los
poderosos detestan
ciertas causas. Es
necesario entonces que
el justo muera.
Pretender ejemplificar el testimonio de la acción en un caso real, en este caso el de
las palabras del Poeta de Callejas, puede ser visto desde dos puntos de vista: la
posibilidad de que dar testimonio esté al alcance de cualquier ser con competencia
narrativa, o considerar pretensioso el querer mostrar a alguien dentro de una
categoría tan compleja. Con consciencia de lo que implica dicho camino, se
considera que el testimonio pertenece al plano práctico de la vida, como también
pertenecería al mundo de la vida el hecho de esbozar intentos de filosofía narrativa.
En este caso específico, se ha realizado un trabajo de campo en Tierralta –
Córdoba, de donde provienen las palabras y el encuentro con el Poeta de Callejas,
45

a quien se le ha escogido y se le ha dado este tratamiento académico debido a su


competencia narrativa: su saber narrativo permite que se valore para este trabajo,
ya que ha hecho del contar su competencia principal de vida. En este punto se hace
pertinente hacer referencia a la manera en que se realizó el trabajo investigativo con
el Poeta. Es a partir de la articulación de las categorías estudiadas por esta
monografía con las investigaciones desarrolladas por el grupo Syneteiros de la
facultad de Teología de la Pontifica Universidad Javeriana que surge la necesidad
de buscar un escenario de ejemplificación para dicho discurso. De esta manera se
escoge la vereda de Puerto Salgar en Tierralta-Córdoba, con la que Syneteiros ya
había adelantado otros proyectos, también de carácter académico, y que se
convertía entonces en un espacio ideal para dicha búsqueda. La metodología
investigativa a seguir en este escenario, durante dos años, con visitas en junio y
diciembre, fue la planeación de un trabajo de campo en una comunidad constituida
en su totalidad por campesinos, que por su ubicación geográfica resulta ser una
zona de paso para los grupos armados que han hecho presencia en el municipio y
la región. Resulta interesante, entonces, buscar la concreción de las categorías
hermenéutica y narrativa en una población campesina, donde el uso del lenguaje
más simple, el que narra, es el de principal uso para la expresión, sin valerse de
más medios que la memoria, tanto colectiva como individual.

Es en esta vereda donde se encuentra al Poeta de Callejas, como un campesino


reconocido entre los suyos, aún sin haber asistido a la escuela, como alguien
destacado por su competencia narrativa, y con quien se desarrolla el trabajo
investigativo que tuvo como principales herramientas el diario de campo, las
entrevistas articuladas y semi-articuladas, y el trabajo con grupos focales. De esta
manera, se presentará en esta monografía el resultado de la recopilación de las
décimas del Poeta de Callejas, producto de su esfuerzo narrativo, que corrían el
riesgo de perderse si no se inscribían por medio de la escritura debido a que
reposaban en la memoria individual, y que resultan interesantes como un material
que dan constancia, da testimonio, de una persona que ha hecho de la
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hermenéutica un modo de ser reflejándolo en la construcción de estas décimas, y


que además se convierte en un material narrativo que constituye un depósito de
sentido para ser interpretado en trabajos posteriores.

¿Pero qué tipo de realidad vive el Poeta y cuál es su testimonio? Baste recordar
que Callejas, es un corregimiento de Tierralta – Córdoba, lo que permite que
ubiquemos rápidamente una tierra con una fuerte historia de violencia y muerte, y
que actualmente carga con las consecuencias de lo que ha dejado el conflicto
armado. De este espacio es de donde provienen las palabras del Poeta, de una
realidad que amenaza constantemente la vida misma haciendo particular la historia
de su gente:

SUCESOS EN EL ATACÓN

I Buscaban su protección
Hoy canto yo como sea Pero ellos tenían razón
Chabacano y atravesado Esto quién se lo aguanta
Pero es que estoy asustado el más valiente se achanta
Tiemblo cuando hay pelea Ante un tremendo atacón.
El pánico que hoy rodea
A toda esta población IV
Perturba la inspiración Efrandy Trejos al quedarse
De los poetas y escritores Sus hombres sin posiciones
Por ahí circulan rumores Corrían y daban instrucciones
Que habrá otro fuerte atacón. Y volvía de nuevo a situarse
II No vallan ustedes a acobardarse
El doce de julio a las dos Ni a malgastar munición
En punto de la mañana A pesar de la destrucción
Tembló la tierra sinuana En que se hallaba el cuartel
Bajo aquel combate feroz Confiaron todos en él
Le damos gracias a Dios Hasta que cesó el atacón.
Por su divina intervención
Su infinita compasión V
Por los seres inocentes Estaba el pueblo dormido
Nadie de nuestras gentes Un perro dio la alarma
Cayó en el fuerte atacón. Pero una potente arma
Dejó a Ringo tendido
III Se oyó un fuerte alarido
Treinta hombres bien armados Seguido de una explosión
Tenía sitiado al comando Despertando en la región
Se oían los perros aullando A todos sus moradores
Y corriendo por todos lados Y agentes auxiliadores
Los hombres más asustados Rechazaban el atacón.
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Yolanda su compañera
VI Se acurrucó en un rincón
El perro cayó inconsciente A su hija Nuris el corazón
Víctima de un fusil Quería saltarle del pecho
Que despachó un proyectil Quien también dejó su lecho
Con precisión en su frente Por causa de ese atacón.
Esto cambió el ambiente
En medio de la estación XI
Creando una confusión Alejandro Castillo el gato
Difícil de comparar Perdió el conocimiento
Lo que he podido llamar Casi que no echaba el cuento
Sucesos en el atacón. De aquel temeroso rato
Si vuelven quizás me mato
VII O me largo de la nación
Estaba yo en el pilar En Miami o en Japón
Oí el primer fogonazo Nadie me irá a joder
Lógico en este caso Le comentó a su mujer
Opté por salvar mi hogar Un día después del atacón.
Las balas se oían silbar
Violentas sin dirección XII
La guerra sin compasión Eduardo Díaz se metió
Se apoderaba del pueblo Bajo de una nevera
Nadie podía creerlo Con una voz lastimera
De que fuese un atacón. Nos cuenta lo que sufrió
Cuatro horas permaneció
VIII Con todo el cuerpo en tensión
Es el quinto frente de las FARC Contenía allí la respiración
Se había tomado esta zona Los pulmones se le inflaban
Cayó el agente Cardona Y no cesaba el atacón.
Muy mal herido el auxiliar
Cuando quiso Díaz intentar XIII
De buscar mejor posición Carlos Arango no huyó
Recibió éste un chamuzcón No se apartó de la puerta
Bajo el peso del combate Más nervioso que alerta
Yo hoy les cuento el disparate Hasta el final espero
Que causó ese fuere atacón. Apenas los vio exclamó
Yo les brindo mi atención
IX Allí tengo un bodegón
Los civiles no esperaron Repleto de mercancía
De oír el tercer disparo Fingiendo que no sabía
Cuando buscaron amparo Nada de ese atacón.
El primer sitio que hallaron
Algunos abandonaron XIV
A la rústica población Vea usted que se destaca
Para muchos la solución Como servicial compañero
Fue alejarse de allí Tenemos poco dinero
Hasta yo también corrí Acredítenos una hamaca
Esa noche del atacón. Se apresura don Carlos y saca
Como veinte de un cartón
X Tranquilícese usted mi don
Hoy se que Elías Barrera Que solo queremos una
En el suelo amaneció Mi Dios vea su fortuna
El pobre se convirtió Y le libre de un atacón.
En una lombriz tierra
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XV Lo atrapa de un manotón
De la escena conmovedora Le metía en su ofuscación
Rubén Orozco se ausenta Los pies por los bolsillos
Se puso sin darse cuenta No era cosa de arrear novillos
La ropa de la señora Era a huir de un atacón.
Que le importaba ahora
Cual fuese su pantalón XX
El pellejo y la salvación Un gallo lanzó su canto
Estaban de por medio En el rancho de Etalislao
Denis no hay más remedio Infame me has delatao
Que alejarme del atacón. Dijo este con gran espanto
Ahora saben Diosito Santo
XVI Que se haya aquí una mansión
Esta exclamó enojada Se armó sin contemplación
No seas cobarde Rubén Casi al borde del desmayo
Llévame a mí también Y le cortó la cabeza al gallo
No me dejes aquí encerrada Esa noche del atacón.
Aguántese aquí callada
Sin ninguna murmuración XXI
Y a cada detonación Remberto Parra quedó
Tápese bien las orejas Casi clavado en la cama
Esto pasó en Callejas Hasta las seis de la mañana
La noche del atacón. Que la mujer lo levantó
Allí esa noche se orinó
XVII Hasta empapar el colchón
Doña Dora que no sabía El pobre no tuvo acción
Andar en la oscuridad Ni de levantarse siquiera
Y con tanta facilidad Por temor a una rastrera
Le sirvió a los hijos de guía Bala de aquel atacón.
Tan lejos que estaba el día
Para darle un empujón XXII
Porque daba la impresión Un hombre llamaba a Ena
Del planeta detenido Señora si usted es berraca
A causa del estallido Nos va a prestar una hamaca
De tan horrible atacón. Que esté limpia y buena
Señor me da mucha pena
XVIII No ceder a su petición
Cuan dichoso es Rebolledo Yo lo siento de corazón
Quien no escuchó el tiroteo Pienso marcharme ahora
Pero es se ha puesto feo No se preocupe señora
Nos dijo yo tengo miedo Ni le tema a este atacón.
Les juro que no me quedo
En esta puerca región XXIII
Ni si me dan un millón Ella no escuchó el concejo
De pesos en efectivos Ni uno ni otro detalle
Vean si tengo motivos La pobre salió a la calle
Yo presiento otro atacón. Con la agilidad de conejo
Por querer salvar el pellejo
XIX Se extravió de dirección
Cuando empezó la batalla Mezclándose en el pelotón
Patricinio se levantó Del grupo facineroso
El panatalón que agarró Fue a amanecer a un pozo
Fue un pedazo de toalla Esa noche del atacón.
Lo busca y al fin lo halla
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XXIV XXVIII
Bajo esos mil estampidos La Nena Hoyos aguantaba
Baciliso empezó a rezar A Nubia por la garganta
Que no vayan a matar Le hizo tragar la manta
A mis hijos tan queridos Con que ella se tapaba
Se introdujo en los oídos Débora que ignoraba
Más de un kilo de algodón La terrible situación
Mañana me quito el don Al hacer su aparición
Para evitarme problemas Los heridos en la plaza
Llamándome ....aso1 apenas Se privó allá en su casa
Me libro de un atacón. El día después del atacón.

XXIX
Se oyó la voz aterrada
XXV De Villegas que dijo así
Con las manos sobre la faz Han lanzado sobre mí
Doris llamó a Agustín Una vaina negra y pesada
Yo vengo es con el fin Es una bomba o granada
De buscar el bien y la paz Alumbren con precaución
Mire vaya para atrás Resulta que era un ratón
Yo a ti no te doy perdón Que había caído del techo
Porque tú en una ocasión Hasta chocar con su pecho
Me hiciste pagar un multazo Esa noche del atacón.
Debía pegarte un balazo
Aprovechando el atacón. XXX
Todo esto le ocasionó
XXVI Un frio de calentura
¡Hay hombe! Mo Contrera En aquella noche oscura
Me han herido en la frente Por el susto que se llevó
Estoy sintiendo caliente Pero apenas el sol salió
De mi propia sangre por fuera Se puso el hombre en acción
Traígame a una enfermera No cogió ni el camellón
Que me haga la curación Monteadentro llegó al puerto
Tranquilo hombre sandón Nadie ha visto a Adalberto
Que no te vas a morir Desde la noche del atacón.
Ni ella podrá hoy venir
Con tan tremendo atacón. XXXI
Le dije yo a mi papá
XXVII Que vaina fea es la guerra
Pero tú no estás malograo Está temblando la tierra
La sangre es más espesa Y la casa nos va a aplastá
Tú metiste la cabeza Mira hijo es tu mamá
En la cántara del miao Que se aferró a un horcón
Yo también estoy mojao Los hombres valientes son
Tan estúpido y cabezón Y tiemblan ante la muerte
Le pegaste un estripón Yo soy un viejo fuerte
Sin culpa ala vacinilla Y no resisto otro atacón.
El diablo mismo se humilla
Si presencia un atacón. XXXII
Roberto Hernández saltó

1
Error por fallos de audio en la transcripción de la grabación del trabajo de
campo.
50

Del dormitorio a la sala Los plomos no son cohetes


Más veloz que una bala Hijo mío no interpretes
En la oscuridad se perdió Como un juego el atacón.
Desnudo como él nació
Se tiró dentro un zanjón XXXVII
Abrazándose a un montón Él creo un león parecía
De chopos y de carabinas Una varita en corriente
Los gallos como gallinas La gente con la otra gente
Huyeron del atacón Por qué se matan decía
Jamás seré un policía
XXXIII Comentó mirando al fogón
El asunto se puso serio Arrancando de un tirón
Los bichos se lo devoraron Los carteles del Belisario
Los proyectiles aullaban De ti no soy partidario
Con más terros y misterio Causante de este atacón.
Se acordó del cementerio
Y salió de aquel zanjón XXXVIII
Se metió en un panteón Gritó Daniel a Eliseo
Pendiente a la balacera Callejas voló en pedazos
Y dejó los pies afuera He oído los cañonazos
A merced del atacón. Un fuerte y largo tiroteo
Mira hermano no le veo
XXXIV Chiste a tu información
Marcelo salió a buscarlo Alguien pasado del ron
Cansado ya se detuvo Rompió un frasco vacio
Por todas partes anduvo Tu tiemblas sudando frío
Preocupado sin encontrarlo Suponiendo un atacón.
Se trepó para llamarlo
Arriba de un panteón XXXIX
De pronto le vio un talón Qué respuesta tan infantil
Más blanco que un papel Estás dudando de mí
Y exclamó es él Un frasco no suena así
Que cayó en el atacón. Ni si fueran cincuenta mil
Porqué diablos un proyectil
XXXV No te pegó un raspón
Roberto escucha Roberto Para verte entre la razón
Estás vivo sobrino mío Maldiciendo al tiroteo
Pues claro que sí mi tío Pero muchos como Eliseo
Pero más casi muerto Se convencieron del atacón.
Al fin te hallo despierto
Y lejos de tu mansión XL
Abandona ese panteón Ringo el famoso perro
Y te dejas de cobardía Era un pastor alemán
Mira que ya es de día Aunque amigo y fiel guardián
Y ha cesado el atacón. Nadie asistió a su entierro
Pero yo en mi canto encierro
XXXVI Mi más grande admiración
Oh Dios Santo Jehová Él cayó en una misión
Decía Trinidad Causil Que no le pertenecía
Va a matar un proyectil Él salvó a la policía
A mis hijos en Tucurá Esa noche del atacón.
El combate es aquí no allá
Decía Julio con decisión XLI
Usted tenga resignación Resultó que un día cualquiera
51

Ringo dejó en su casa Hubo muertos y heridos


A Nerina y a Nicolasa De uno y de otro bando
Por un capricho o quimera Sin causa alguna peleando
No escuchó la voz sincera Hombres enfurecidos
De "La Mona", "El Chache" y "Patrón" Por errores cometidos
Por marcharse a la estación En la mala administración
Del puesto de granaderos Hoy quien haga la petición
Donde los guerrilleros De que yo les cuente el cuento
Propinaron el atacón. Les narraré al momento
Los sucesos en el atacón.
XLII

INSÓLITO SECUESTRO

A don Marceliano Mejía


sin culpa lo secuestraron
a él nunca le preguntaron
cuánto de plata tenía

I III
Don Marce salió cantar Una niña de aquel lugar
a un barrio monteriano princesa india Zenú
una mañana temprano mandó llevarlo al Pirú
y no volvió a regresar para escucharlo cantar
esto enlutó el hogar los miembros de aquel hogar
más digno de Montería con mucho honor lo trataron
se quebrantó la alegría de elogios lo coronaron
en un rincón del Dorado en su cortica estadía
decían han secuestrado de asuntos de economía
a Don Marceliano Mejía. a él nunca le preguntaron.

II IV
Habían pasado tres días Quería conocer Onomá
cuando salió una llamada al poeta Marceliano
que Marceliano se hallaba y mandó a echarle mano
en lo alto de Dos Marías de acuerdo con su papá
más bien en las cercanías en los días que estuvo allá
donde al Sinú lo taparon comía, cantaba y dormía
los suecos que exterminaron y Onomá se divertía
al bagre y al bocachico sin hablarle del secuestro
al Marce como a un rico sin preguntarle al maestro
sin culpa lo secuestraron. cuanto de plata tenía.

Es considerable el esfuerzo vital que hacen los relatos del Poeta por mantener viva
la cultura de un pueblo, los orígenes que lo gestaron, y denunciar a su vez
fenómenos que la amenazan.
52

EL SINÚ, ESA ES LA TIERRA MÍA

I IV
Yo vengo de por allá Allá donde Tay existe
De Tierralta ciudad real Solo en una quebrada
La futura capital Donde una mujer amada
Del departamento de Urrá Nunca me ha visto triste
Donde Striffler y Onomá El panorama se reviste
Se conocieron un día De hermosa policromía
Donde el indio todavía El blanco con su osadía
Utiliza la barbacoa Llegó a la selva espesa
El blanco llegó en canoa Hacer dizque una represa
El Sinú esa es la tierra mía El Sinú esa es la tierra mía

II V
Donde sus gentes amables Allá donde baja el oro
Dicen que el río Sinú Escoltado por la jagua
Se besa con el Pirú Entre arena y el agua
Cual novios inseparables Formando el río un tesoro
Y las mujeres afables Ese hilo de cristal sonoro
Son el amor y poesía Que nos saluda noche y día
El sol es su lejanía La antigua riesgosa vía
Mira celosa al valle Para que el que viaja por él
Está mi nombre en la calle Donde sale con su tropel
El Sinú esa es la tierra mía El Sinú esa es la tierra mía

III VI
Allá donde el campesino Donde el cerro Murucucú
Escucha mi eco sonoro Se mira con el tres puyá
El macizo cerro del toro Testigos son de la bulla
Bebe agua en el remolino Que reina en el río Sinú
El río abandonó el camino Donde Tay le dice al Pirú
Que a él mi Dios le tenía ¡Espérame en la bahía!
Y la inmaculada María El emporio hoy desafía
Está parada en la peña A la ruina y a la escasez
El indio en la jungla sueña Onomá nació otra vez
El Sinú esa es la tierra mía El Sinú esa es la tierra mía

VINIERON DE TIERRAS LEJAS

I Llegaron unos señores


El indio cuando moraba Españoles invasores
En esta tierra, su tierra A este bello lugar
Si bien conocía la guerra Empezaron a saquear
Sabía porqué se luchaba Todo sin compasión
Las cosas que contemplaba Llevándose de a montón
Tenía un valor sagrado Lo que hallaban a su paso
Había vivido y soñado Dejando como reemplazo
Por siglos el mismo sueño A la gripa y el sarampión.
El de ser señor y dueño
De lo que estaba creado. III
Entre otras enfermedades
II Trajeron algunos vicios
Pero un día a través del mar Para la ruina y perjuicios
53

De nuestras comunidades De las plantas y su flores.


También las atrocidades
De toros en corralejas VIII
Nos metieron entre cejas Hirvieron la icotea
La baraja y el dominó Al pisingo y al chavarrí
El gallo fino, qué se yo Degollaron al manatí
Vinieron de tierras lejas. En su bárbara tarea
Actualmente se pasea
IV Por los prados y sabanas
Nos trajeron la mentira Va castrando a las iguanas
El egoísmo y la ambición Para extraerle sus huevos
La envidia y la corrupción Actos que no son nuevos
Del gobernante en su gira Entre las clases humanas.
Todo el mal que respira
El viejo pueblo de Europa IX
Toda la amarga sopa Aquí llegó el hombre rico
Que se bebían en España Para sembrar sus potreros
La trajeron como hazaña Canalizó los criaderos
Hasta impregnada en su ropa. Del bagre y el bocachico
Ahora metió el hocico
V También en la agricultura
Se llevaron cuanto tesoro Sembrando lo que no dura
Nuestros abuelos tenían Viajando ni almacenao
Los cuales se componían Hartándonos de enlatao
De diamante, esmeralda y oro Quién sabe qué carne impura.
Al aire puro y sonoro
Con humo lo envenenaron X
Cuando a las selvas quemaron Hoy el hombre en su destino
Con arrogancias malditas Tiene corto su existir
Y a las indias más bonitas Es el tanto consumir
Las secuestraron y violaron. Harina y pollo purino
El mismo diablo se vino
VI Embarcado con esa gente
Allá les quitó Inglaterra A cercar el continente
El oro que se llevaron Con los males de su guerra
Entonces se regresaron Lo más quieto de la tierra
A declararnos la guerra Es hoy un fogón ardiente.
Para quitarnos la tierra
La fauna y la madera XI
Lo que un paraíso era También a nuestro folclor
Se transformó en un infierno Le hicieron tremendo daño
Implantaron su gobierno A la música de antaño
A su antojo y a su manera. Le anularon su valor
Y va de mal en peor
VII La paz y sus rasgos vivos
Fusilaron al caimán El foráneo sin motivos
Al tigre y al venao De lo nuestro aquí se adueña
Al sahino y al manao Hasta nos cambian la leña
Al armadillo y al mojan Por cilindros explosivos.
Las selvas no volverán
A colmarse de trepadores XII
Ni de pájaros cantores Llegó la tecnología
Como el toche y la paloma Con su lluvia de aparatos
Ni oleremos el aroma Casi en todos los estratos
54

El hombre de hoy se desvía Del niño su inteligencia


Va en aumento cada día Viendo sexo y violencia
La televisión destructora Con sus padres a toda hora.
Como absorbe y devora

Son las palabras de este poeta y su capacidad narrativa las que permiten
comprender qué sucede en Tierralta. Sus palabras contribuyen para contar la
realidad de su pueblo, aportando elementos que son señal de su grado de
interpretación de lo que allí sucede. Aunque no todas sus respuestas las tiene en
décimas, ha hecho de la narrativa su capacidad por excelencia lo que le permite dar
testimonio de la realidad vivida y representar la voz de una comunidad. Ejemplo de
esto, se presenta a continuación con un fragmento de una de las entrevistas
realizadas al Poeta:

- ¿y por qué los grupos armados están peleando esta tierra? ¿qué tiene esta
tierra que les interesa?

- Figúrese usted, una de las tierras más fértiles. Porque figúrese que ya… y la
mayor parte del poder económico ganadero tiene abarcado todo lo que es el
bajo Sinú, entonces ya las tierras que han quedado… o sea lo último… el
desecho, algunos ya en el bajo Sinú tienen tanta tierra que tienen que
comprar el desecho pa’ esas tierras de la sabana donde no produce ni
papoche. Entonces el alto Sinú es un paraíso, las tierras son fértiles, los
potreros se producen casi solos, con muy poquita inversión, y ese es el
problema: primero el precio de la tierra, segundo su fertilidad. Un rico que
está acostumbrado a gastarse una millonada de dinero para organizar una
hacienda, y en el alto Sinú lo puede hacer por medio… apenas con la ayuda
de la naturaleza, con pocos jornales, con poca inversión. Le sale barato
organizar una hacienda, porque es que tiene un potrero y se pega de una
vez.

- ¿Quiénes tienen la tierra en esta región, poeta?

- En épocas pasadas las tierras fueron adquiridas por nuestros abuelos a


través de baldíos. Ellos llegaron a estos territorios trochando, la tierra no la
compraban. Ellos llegaban y decían, lo que ellos llamaban “derribe”. Por
ejemplo, aquí en Callejas llegaron los primeros habitantes y cada cual –claro
teniendo como un coordinador, un jefe, un líder; ellos siempre tenían su…
siempre todo ha tenido algo que oriente, quien haga gestiones, en fin–. La
tierra era adquirida por baldíos y más tarde ellos por su posesión de treinta
años, cuarenta años, tenían… llegaron a la necesidad de adquirirle títulos;
esos títulos los otorgaba el INCORA, el gobierno nacional, gratuito…eh… le
55

sacaban título, de ahí del título venían las escrituras. Bueno, entonces
después, a medida que el tiempo ha venido pasando, como yo he dicho que
el hombre destruye, sin darse de cuenta se enfrenta a la madre naturaleza,
hace unos daños que no debe hacer. Cuando ya las tierras se les van
esterilizando, que ya van teniendo poco dónde trabajar, que ya se
esteriliza… dice uno “se vuelve un recinto”, entonces optan por venderlas, y
a quién se las venden, a los ganaderos que vienen avanzando hacia
nosotros. Viene un ganadero… llega por esta región y le compra…eh…
seiscientas hectáreas de tierra a cualquier persona, cualquier finquita ya
hecha de potrero, porque el potrero esteriliza la tierra: donde hubo potrero
se acabó la agricultura. Entonces llega un rico por aquí y compra seiscientas
hectáreas de tierra, y de ahí le sigue comprando alrededor, alrededor,
alrededor. Y cuando nos venimos a dar de cuenta ya es propietario de dos
mil o tres mil hectáreas de tierra. Y eso ha sucedido en todo el departamento
de Córdoba, en todo el departamento. Inclusive que a estas tierras, del Alto
Sinú, que es el sur…al sur de Montería, las tierras más fértiles, de acá de
Urrá, ya están… llegaron los ganaderos, ya llegaron los ganaderos, llegaron
los ganaderos, y se han ido apoderando de nuestras tierras. O sea que la
mayor parte de las tierras, en grande, están en poder de los millonarios. Ya
nosotros no tenemos sino solares, e inclusive tenemos apenas la casita,
porque todo lo han ido vendiendo, la gente se ha ido yendo pa’ el pueblo,
unos por desplazados y otros porque les gusta el pueblo, en fin que nuestras
tierras está quedando en manos de los ganaderos. Actualmente ya mayor
parte está en manos de los ganaderos. Al respecto tengo una décima:

LOS NUEVOS MILLONARIOS

Ya se van los mandatarios


Seccionales de su poder
Los que fueron pobres ayer
Ahorita son millonarios.
Hoy cada cual ordeña
Sus inmuebles adquiridos
I Los sectores resentidos
Se van a contar las vacas No los quieren ya ni ver
Y a marcas sus terneros Algunos piensan volver
A dividir sus potreros Nuevamente a funcionarios
Con postes no con estacas Ya se van los mandatarios
A mecerse en sus hamacas Seccionales de su poder.
Esos nuevos propietarios
Que sufrieron sus calvarios III
En despachos y tribunas Ya llegan sus sucesores
A organizar sus fortunas Con ambas manos vacías
Ya se van los mandatarios. A rehabilitar las alcaldías
De los saqueos anteriores
II Con ganas estos señores
Tres años muy bien sufridos De trabajar y de hacer
Que sí valieron la pena Alguito desde el poder
56

Poder ser empresarios De la clase trabajadora


Ya se van los mandatarios Al sabido y al que ignora
Los que fueron pobres ayer. La verdad de los salarios
Cómo hacerse propietarios
IV De inmuebles y de cofres
Los elegidos de ahora Se van los que fueron pobres
Conocen todas las fichas Ahorita son millonarios.
Las dichas y las desdichas

- ¿Cuál es el sufrimiento de esta gente de la región?

- Nooooo, el…el… que yo me haya dado cuenta, pues, si son como yo los
vecinos míos, el sufrimiento de nosotros ha sido la zozobra, la zozobra. La
zozobra por la violencia. Nosotros como no… uno no se atreve a hablar, uno
no se atreve a opinar, no se atreve a decir nada porque le da miedo…porque
le da miedo. Sí, ese ha sido uno de las... ¡lo que más no! Porque la gente se
tranquiliza, se conforma, con que no haiga tierra, con que no haiga trabajo;
lo primero que dicen es “ah, pero nadie se muere…de hambre nadie se
muere”, “No, que hoy no tememos para el arroz”, “No importa, que toda
escasez trae abundancia…y toda abundancia trae su escasez”. Entonces
por ese lado la gente tiene su conciencia tranquila, aunque no coma en la
tarde, pero duerme como tranquila, porque figúrese que dice “no importa que
no comamos hoy que toda escasez trae hambre… abundancia, y toda
abundancia trae su escasez”. El que… al que le van a dar de ------ que si
está lejos pa’ ver si lo esperan, ¡caramba! Lo que es pa’l perro------------------
-------- “no hombe, en Colombia nadie se muere de hambre”. Entonces yo
digo que el mayor sufrimiento de nosotros es la zozobra, que no sabemos
quién es el dueño de las tierras donde nosotros trabajamos, no nos
atrevemos a hablar…de cosas políticas que nos vayan a comprometer
porque de pronto cuando vienen que buscando a uno, o va uno para el
pueblo en la bicicletica y de pronto le atraviesan con una volqueta, lo
embarcan ahí y no viene más nunca…se pierde. Entonces uno…esas
cosas… uno vive con miedo. Miedo para opinar, miedo para hablar, miedo
para actuar. Entonces, porque uno lo ha visto, que algunos amigos de uno
en reuniones así han dicho “voy a decir la verdad, porque la verdad en la
cara es la que arde” y eso les ha costado que más nunca los hemos visto.
Entonces uno se va recogiendo, no puede protestar, no se atreve a reclamar,
no se atreve a opinar, no se atreve a denunciar, en fin. Es el sufrimiento más
grande que hemos tenido nosotros, osea hasta unos años, porque le estoy
contando que ahora en los días de estas desmovilizaciones para acá, ha
habido como una tranquilidad, pues hay una tranquilidad por esa parte, pero
ahora viene otra intranquilidad es que cada ratico nos vienen a decir que la
guerrilla está en tal parte, y que está diciendo que va a venir a ocupar las
tierras donde las autodefensas estaban, y que le van a mochar la cabeza a
los papás de los hijos que eran paramilitares, y que van a matar a la mujer
de la mae que era del paramilitar, a la mujer del paramilitar que ya está
recogido allá en Rialito, en fin, eso es una zozobra. Todo eso es una
intranquilidad. Todo eso es un sufrimiento.
57

Se continúa con una décima y un canto que entregó el Poeta de Callejas cuando se
le preguntó acerca de la esperanza de su pueblo: la décima llamada “Canto a la
paz” expresa el anhelo de un pueblo azotado por la violencia y el sufrimiento que
les ha causado; y la canción popular anónima y sin título, que el Poeta lleva en su
memoria y que considera que carga en sus palabras lo que se podría considerar la
esperanza de su pueblo.

CANTO A LA PAZ

I IV
Es mi canto cual un foro La paz se fue del país
Por la paz tan envidiable Por los males que encierra
De eso quería yo hablarle Ella huye de la guerra
Porque ella es un tesoro La paz hoy no es feliz
Igual que Colombia añoro Ella sufre mucho a raíz
Ver de nuevo su faz De un golpe duro y jamás
Soy un cantor audaz Veremos su bella faz
Luchando por mi derecho Cual luna llena plateada
En mi clamor aprovecho Allá en el campo violada
Que vuelva a reinar la paz. Vi un día llorando a la paz.

II V
La paz un campo parece Vi en su rostro una herida
Bajo un sol de primavera En su cuerpo unas huellas
Semejándose a una hoguera En sus manos tan bellas
Cuando todo se oscurece Los signos de la partida
Del país desaparece Me dijo en su despedida
Con el tiempo más y más Te cuidas si no te vas
Se fue alejando al compás De parte mía les dirás
Del mal que hoy nos rodea A todos los gobernantes
Cuan horrible es la pelea Del pueblo cuando le cantes
Cuan bellísima es la paz. Que adiós les dejó la paz.

III VI
Decidle ¡no! a la violencia Así la vi que partió
Decidle ¡sí! al reconcilio Con rumbo desconocido
Colombia nos pide auxilio Con su rasgado vestido
Hiriendo está su existencia Hasta el color blanco perdió
Hay una extraña potencia Ahora excusen si yo
Echando todo hacia atrás He sido muy pertinaz
Será la ira de Satanás Si no hayan nada verás
El amo y el señor del mal En lo que vi en mi vaivén
Que a nivel universal Llorando oí decir al bien
Le ha puesto fin a la paz. Se fue mi esposa la paz.
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VII VIII
Clamaba el bien en su llanto La paz me envió a mí
Te fuiste paloma blanca Un lindo comunicado
La única esposa franca Diciéndome que ha pensado
Por eso me extrañas tanto Venir este año al país
Porque me niegas tu manto El cual no ha sido feliz
Escribe o dime dónde estás En estos años atrás
Que por ti yo seré capaz Ojalá brille al compás
De cruzar nadando el mar De nuestros bellos rostros
La pena me va a matar Ahora aquí entre nosotros
Yo quiero mucho a la paz. Me parece que veo la paz.

CANCIÓN POPULAR

Yo soy indio de los puros del Sinú,


Yo soy indio puro, chato, cholo y chiquitín
Porque esta tierra… es mi tierra
Y porque este cielo… es mi cielo

A mi casa llegó un día el español


Y del oro de mi padre se apropió
Y la tumba de mi abuelo
Como guaca exploró

Y mi tierra me quitaron de las manos


Despojado quede yo con mis hermanos
Al abrigo de los vientos
Relegado a los pantanos

Y mi nombre destruyeron para siempre


Con sus nombres bautizaron a mi gente
Los Chimapo, son Rodríguez
Los Araches, son los Sánchez

Muchas cosas que los blancos creen de ellos


Son producto de la raza de mis abuelos
Como el bollo, la icotea,
Huevo iguana y el sombrero

Y mi historia la contaron al revés


Me dejaron pocas cosas de servir
Y lo único que queda de mi raza
Lo usaron para burlarse de mi:

Indio cholo, pelo largo, gran comedor de babilla,


Cogedores de cangrejos, fabricador de esterillas,
Con su nariz achatada, y con sus pómulos salidos
Con su porte de medio metro y con sus tobillos torcidos

Oigan blancos les advierto, sí señor,


59

Que mi raza volverá tal como el sol


A pintarles los cachetes de color
A infundir les a ustedes miedo y terror

¿Por qué?
Porque esta tierra… es mi tierra
Porque este cielo… es mi cielo (bis)

Se finaliza entonces con la décima “Sergio vive todavía” que está escrita para
mantener viva la memoria del Padre Sergio S.J., quien según se cuenta, trabajó
arduamente por las personas y a quien hoy día se le considera como un mártir en
Tierralta, ya que fue asesinado por ser considerado un obstáculo para uno de los
grupos armados de la región por llevar a cabo procesos de denuncia, concienciación
y organización comunitaria. Hasta aquí, se presenta y se considera valioso un
trabajo de recopilación de la narrativa depositada en la memoria del Poeta de
Callejas. El conjunto de sus décimas, son un reflejo de un “decir de otro modo”, y a
través de éstas expresa su interpretación de la realidad por él vivida y la de su
comunidad. Las décimas de éste hombre son un don, escapan a cualquier relación
mercantil, lo que las hace sin precio. Y al ser un presente para nosotros, debemos
cerrar el círculo y hacerle una acción recíproca, no con la intención de devolver lo
que se nos ha regalado, sino con la alegría de dar nuestro regalo al Poeta, se trata
de un intercambio de dones para nada mercantil. Recordemos que en el idioma
francés la palabra “gratitud” se dice también “reconocimiento”, por esto, y estando
con el Poeta en la misma línea de generosidad, digo: reconozco en el Poeta a un
responsable.

Por otra parte, queda constituido en dicho trabajo de recopilación un archivo que
continua ofreciéndose para ser interpretado por quienes lo leen. Sin embargo, para
quienes exigirían una mínima muestra de dicha interpretación, se ha dejado esta
última décima con ésta intención, debido a que en ella se expresa con fuerza el
tercer sentido del testimonio, el cuasi-teológico, y las dos formas de hacer historia
60

en Tierralta y que se invocaron al inicio del presente capítulo: la aceptación de una


realidad de muerte y la posibilidad de esperanza.

SERGIO VIVE TODAVÍA


I Mientras haya salud y paz
Oh Tierralta de mis sueños Sergio vive todavía.
Oh ciudad agradecida
Si algo luces en tu vida V
Son recuerdos antioqueños Mientras una planta que florezca
Al ver a tus hijos risueños Para ofrecernos su aroma
Sé que hay vida, paz y alegría Y el canto de una paloma
Mi palabra se hace poesía Anuncie la tarde fresca
En el ámbito costumbrista Se escuche cuando amanezca
Mientras todo lo bueno exista Del viento su melodía
Sergio vive todavía. Le arranco a la mente mía
Los versos más populares
II En los divinos altares
Mientras brille el sol en el llano Sergio vive todavía.
Se torne su luz dorada
Pura tibia y sagrada VI
Mi Dios nos brinda su mano Mientras haya invierno y primavera
Se llena de fe el cristiano Haya verano y otoño
De amor y sabiduría En el campo crece el retoño
De la justa ideología Que envuelve la enredadera
De un padre de la cultura Mientras alguien por doquiera
En todo lo que hoy perdura Rechace la tiranía
Sergio vive todavía. El odio y la cobardía
Se rindan ante el valor
III Y defiendan un pueblo su honor
Mientras brille la luna hermosa Sergio vive todavía.
Allá en el azul del cielo
Y se baje a besar el suelo VII
En la noche silenciosa Mientras haya fuerza y salud
El ave que canta goza En todo ser laborioso
Anunciando la luz del día Y se colme un templo de gozo
El hombre toma su guía Con la sabia multitud
Para labrar el terreno Mientras surja una inquietud
Mientras exista lo bueno Por brindarnos garantía
Sergio vive Todavía. Y una mujer sonría
Con tanta felicidad
IV Ante el pan y la libertad
Mientras cante el campesino Sergio vive todavía.
En su labor diaria
Tanga cuerpo y mente sana VIII
Resignado a su destino Mientras exista el río Sinú
Siempre verá el camino Y sus montañas sagradas
Amplio y justo de la armonía Donde nacen sus quebradas
Sin que haya melancolía Como Tay y el Pirú
Que venga a turbar su faz Y el cerro murrucucú
61

Se vista en la lejanía Y al campo se le de importancia


Con el manto azul de María Sergio vive todavía.
El color de la distancia

¿Por qué vive Sergio todavía si ya murió? Es fácil distinguir en esta décima que la
expresión más repetida es: “Sergio vive todavía”. Este tipo de décimas se denomina
Décimas pieforzado, es decir que con la línea de expresión o frase con que cierra o
finaliza el primer pie o estrofa deben finalizar todas. La repetición, en este caso, es
un indicio de dónde recae la mayor fuerza de significación de la décima. El Poeta
quiere contar en sus versos que algo sucedió con un muerto que aún pertenece al
mundo de los vivos.

El Padre Sergio Restrepo S.J. es recordado entre las comunidades cristianas de


Tierralta como un hombre comprometido socialmente, la educación, la fe y la
ciencia. La décima, en su primera estrofa, hace referencia a él como antioqueño y
para tener una idea de sus labores, fue el gestor de la construcción de la Parroquia
del pueblo y del museo de arqueología; y aunque esto no es lo que lo hace
destacable, en una sociedad católica colombiana denota cierta relevancia como
personaje representativo de un pueblo. Sin embargo, lo que interesa recordar es su
labor profética, de denuncia a la injusticia social y el terror de los movimientos
paramilitares y guerrilleros de la región, al punto que el precio a pagar fue la vida
misma: fue asesinado a tiros, en el parque central, casi en frente de su propia
Parroquia, el 1 de junio de 1989 por un sector de la ultraderecha de nuestro país.

Entonces, en efecto la décima se refiere a alguien que pertenece al mundo de los


muertos. Sin embargo, a este muerto, no le llegó la muerte con la figura imaginaria
de mortalidad, o sea con la representación que nos hacemos como sujetos finitos y
que moriremos algún día, ni tampoco con la figura de quien a causa de alguna
agonía, anticipa su muerte y sabe que ésta le llegará. En este caso, la muerte
apareció como una tercera figura: un personaje activo. Es un personaje quien hace
que el otro muera, debido a que encuentra en la finalización de esa vida y otras, un
62

elemento para mostrar e incluir en su retórica. Pero en este caso, la décima pretende
valerse de esa posibilidad de esperanza, ya mencionada, para decir que algo pasa,
que el muerto dejó vida.

La décima trae a Sergio a la memoria de todos con los que construyó una
comunidad fraternal, y de manera interesante lo hace valiéndose de metáforas que
usan palabras de elementos naturales, lo que resulta muy diciente si estamos
hablando de un contexto campesino por excelencia: sol, llano, luz, luna, cielo, ave,
planta, paloma, tarde, amanezca, viento, invierno, primavera, verano, otoño, campo,
retoño, enredadera, fuerza, río Sinú, montañas, quebradas, cerro. No sobra
recordar, que las décimas son de carácter popular y por tanto la construcción de
imágenes sencillas y de fácil comprensión, resultan útiles para transmitir un sentido.
En cada una de éstas imágenes se encarna la esperanza: se espera que la luna y
el sol brillen, se espera que el cielo esté azul, que el ave cante, que el día tenga luz,
que la planta florezca, que el viento lleve, que el campo retoñe, que la enredadera
envuelva… se espera lo mejor, y lo mejor es que todo puede suceder. Hay
posibilidad de esperanza. Las causa por la que dieron muerte a Sergio, la mantienen
viva los que sobreviven a Sergio, quienes sobreviven sus palabras y acciones
significativas. Sergio es considerado entonces como un mártir. Se ganó el
reconocimiento de quienes lo conocieron como un defensor de la verdad y
denunciante de la injusticia, a tal punto que lo hizo hasta con su propia vida. Su
fuente de convicción, es fuente para otros, supera la muerte; los vivos los traen a
su mundo por medio de las palabras y las acciones significativas que les dejó… lo
sobreviven, por eso Sergio vive todavía. Él genera aún una esperanza escatológica
para el pueblo frente a la muerte violenta e injusta, la muerte no es el fin. Los que lo
acompañaron en su muerte, así él estuviera sólo en su morir, optaron, como el
Poeta, por la mirada de la compasión, entendida como “sufrir con..”, o “luchar
con…”; no son simples espectadores. “Los vivos lo sobreviven al tomar su deseo de
ser, su esfuerzo por existir, en el tiempo de los vivos” (Cfr. Ricoeur 2008: 18).
63

CONCLUSIONES

Las categorías narrativa y hermenéutica deben ser entendidas como


complementarias y funcionales para la tarea de ser. Sin embargo, la invitación que
se hace con Ricoeur, es a no limitar ninguna de las dos a aspectos técnicos, pues
comúnmente la hermenéutica se restringe como un método de interpretación y la
narrativa como una especie de género literario.

Estas dos categorías cobran su mayor importancia por el valor que tienen para la
existencia. Así la filosofía, al manifestar una preocupación por el ser-en-el-mundo,
encuentra un valor especial en el uso que puede hacer de dichas categorías: es
64

posible hacer de la narrativa un producto del ejercicio interpretativo de textos de la


vida, advirtiendo la ampliación al concepto de “texto” que se dio en el primero
capítulo, y a su vez es posible interpretar de lo narrado, que además lo exige, en
busca de un enriquecimiento de la existencia. En efectivo, necesita la vida ser
narrada.

Gracias a pensadores como Ricoeur, que se han dado a la tarea de ampliar las
reflexiones sobre el concepto de “lenguaje”, hoy se entiende que el hombre puede
decirse en sus actos. Las obras humanas y su significado son elaboraciones
históricas del yo. Y dentro de esas obras se encuentra la narrativa. El hombre tiene
la posibilidad por tanto de narrarse, y de que lo narren, de tal que él mismo
constituya la vida del personaje del relato de su propia vida o que se encuentre
identificado con el personaje o la historia de una narración cualquiera. Estamos
llamados a contar y contarnos a sí-mismos a través de la construcción del relato de
nuestra propia vida, pero también a sustraer la riqueza que traen las narraciones de
otros para nuestra tarea del yo y con esto, la posibilidad de ser-en-el-mundo.

El hecho de narrar-se e interpretar-se es una responsabilidad con sí mismo. Desde


esta perspectiva la acción de narrarse es un camino filosófico individual y
responsable con la existencia. Quizá sea esta la razón por la que hoy día disciplinas
como la educación y la psicología insisten en la necesidad de que cada uno de
nosotros redactemos y escribamos nuestra historia de vida. Contarse para
comprenderse y comprenderse para contarse es algo responsable, incluso
filosóficamente. La intención es que nosotros como seres humanos, estemos en la
capacidad de reconocernos personajes y autores de nuestras obras. Es la seguridad
de ser agente y paciente, de tal forma que nuestra vida sea una atestación.
65

Se puede concluir con esto que la tarea de la hermenéutica frente a la narrativa es:
tanto la interpretación de los relatos como la construcción de los mismos; hacer el
texto de la vida misma como leer los actos y experiencias en el texto de la vida
misma.

Es por esto, que la idea que se recalca con más fuerza en el capítulo primero, es la
de considerar a la hermenéutica como un modo de ser y no un modo de conocer.
Es parte de nuestro ser el que podamos interpretar. La interpretación ya no es algo
que compete sólo a especialistas, sino que la interpretación nos es algo propio y,
además, hace que seamos.

Por tanto, se interpreta para descubrir un modo de existir y porque esta acción
(interpretar) sería responder a nuestra condición de ser. Dicho de otra forma,
interpretar es un modo de ser que hace más responsable el existir, ya que le brinda
un sentido. Todo apunta a un momento de auto-conocimiento dado por la
comprensión del otro, un otro que es texto.

Con estos recursos, hermenéutica y narrativa, en libertad absoluta configuramos


nuestra existencia, nos encaminamos responsablemente en la tarea de la
configuración del yo.

Por otra parte, se puede decir que, asumiendo como texto de base “Texto,
testimonio, narración”, la presente monografía ha constituido un aporte reflexivo de
las categorías narrativa y hermenéutica; se trata de un aporte al cúmulo de
interpretaciones hecho por otros, en el idioma español, frente a otros textos de
Ricoeur en cuanto a las categorías mencionadas. Sin embargo, además del
producto teórico, se ha buscado esbozar desde la reflexión de esta monografía, la
aplicación de estas categorías a enfoques investigativos de campo o de casos, los
cuales presentan una nueva perspectiva en los desarrollos que se le han dado al
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pensamiento de Ricoeur. Sin embargo, el mismo trabajo aquí presentado advierte


su carácter inconcluso. Como esbozo de una de las propuestas hechas por Ricoeur,
deja hecha la invitación a continuar reflexionando sobre el uso filosófico de la
narrativa y de la hermenéutica, pues aunque es cada vez más común encontrar
intentos de recuperación de relatos en diferentes disciplinas, y a su vez, con
diferentes perspectivas o interpretación de narraciones con intenciones múltiples,
aún quedan cuidados que pueden ser advertidos en el presente trabajo.

Con la relación presentada entre narrativa y hermenéutica se demuestra que la


filosofía juega un papel de veedor frente a los experimentos de otras disciplinas que
perciben en los relatos una fuente de sabiduría. No ha de bastar para estas con la
presentación de relatos para su quehacer. No nos es funcional la presentación de
historias o narraciones sin una orientación hermenéutica que muestre el sentido de
lo que se cuenta. No es concebible que un filósofo, o teólogo, o sociólogo, o
antropólogo se presente en su quehacer igual que el literato. A él se le exige un
nivel hermenéutico con el que pueda acceder e invitar al sentido de lo contado. Sin
embargo, también se hace necesario que la relación sea a la inversa, de la
hermenéutica a la narrativa, pues quien bien comprende bien cuenta.

En el caso de la articulación que se hace en la monografía entre la reflexión teórica


y el trabajo de campo en Tierralta – Córdoba, es permitido advertir lo siguiente:
pretender una reflexión narrativa con una comunidad que no está distanciada en el
tiempo provoca incertidumbre y la necesidad de hacerse parte de la historia que allí
se está construyendo sin saber si las conclusiones que de allí saquemos puedan
desprenderse de nuestros sentimientos de aceptación hacia la gente. El hecho de
que sea cercana, de que sus miembros aún vivan para contarlo, nos pone ante un
ejercicio hermenéutico apresurado, pues los hechos contados no se pueden
considerar como que “pasaron”, sino que “están pasando”, y ante esto, el filósofo y
educador al involucrarse por medio de trabajos de campo, irrumpe en una realidad
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viva de personas y comunidades con historias guardadas para ser contadas,


exigiendo de éste su responsabilidad social por combatir cualquier lógica de muerte,
antes de tomarse el tiempo a esperar que los protagonistas fallezcan para dar su
fallo acerca de su santidad o testimonio.

Sin embargo, el hecho de demostrar el compromiso, en este caso el que se asumió


para esta monografía, soportado desde elementos filosóficos con una comunidad o
con un grupo de personas, no significa que los relatos o narraciones recuperadas
tengan que hacer que quienes cuentan sean simpatizantes con quienes oyen o leen.
Puede suceder que este trabajo monográfico haya provocado en sus oyentes o
lectores el intento de una simpatía con la persona del Poeta de Callejas. Quizá el
trabajo monográfico mismo advierta, por la importancia que se ha dado a la narrativa
y a la hermenéutica, que la intención no debe ser la búsqueda de una simpatía con
la persona que cuenta. En el caso del Poeta, se pudo haber generado en algunos
oyentes o lectores la pretensión de buscar sensibilidad por su historia y por la
realidad que habita, creando así una compasión ante una posible víctima, que
distraerá la atención frente a lo que realmente cuentan sus palabras. Pero, una
conclusión misma del trabajo y del ejercicio con el Poeta, es advertir en la necesidad
de atender más a su postura como narrador que como víctima. La monografía
misma puede advertir, para quienes deseamos continuar buscando el camino de la
narrativa como camino de importancia filosófica, que debe darse un sumo cuidado
en que no ha de interesarnos una simpatía psicológica con quien relata como que
el oyente o lector pueda alguna vez valerse de su memoria para volver a narrar lo
que aquí haya escuchado.
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RECOMENDACIONES

En esta sección, se pretende mencionar algunas recomendaciones generales en


cuanto a la continuación de cuatro nuevas reflexiones que pueden ser sugeridas a
partir de la presente monografía.

En primer lugar, es clara la necesidad de continuar con la interpretación de los


relatos aquí recogidos. Para grupos de investigación como Synetairos, de la
Pontifica Universidad Javeriana, y para otros grupos que lleven a cabo trabajos
investigativos con comunidades, especialmente las que pertenecen a zonas de
conflicto armado, las palabras del poeta se presentan con un depósito de sentido a
la espera de ser interpretadas. Aunque el trabajo de recuperación de las décimas
se constituye valioso por lo aquí ya expuesto, queda registrado ahora un texto para
la continuación de la interpretación de su sentido, a la espera de que dichas
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interpretaciones adquieran un valor pragmático en la labor de acompañamiento a


comunidades, especialmente a la de Tierralta - Córdoba, a donde pertenece el
Poeta de Callejas.

Sobre esto, cabe decir que el grupo Synetairos, adelanta un trabajo de


interpretación de narraciones e historias de vida, donde se incluirán las décimas del
Poeta de Callejas.

Segundo. Durante el trascurso de esta monografía, con respecto al estudio de la


obra “Texto, testimonio y narración”, de la cual se pretendía hacer el desarrollo de
las categorías hermenéutica y narrativa, surge una tercera categoría que resultó ser
de gran importancia: el testimonio. Ricoeur, a partir de la obra que esta monografía
ha tomado como base, motiva a una reflexión más profunda sobre el testimonio, por
lo que se hace necesario hacer la recomendación de un desarrollo posterior y más
especializado sobre esta categoría, que aborde otros textos diferentes del pensador
francés, teniendo en cuenta aquellos que tratan sobre la hermenéutica de la acción,
y también a autores como Jean Nabert que han sido de fuerte influencia en Ricoeur
con respecto a lo que se refiere al testimonio.

Tercero. Aunque se reconocía en el trabajo una profunda relación entre la narrativa


y la memoria, resulta pertinente sugerir la profundización de dicha relación desde
los planteamientos de Paul Ricoeur, y más aún en un contexto local, donde se
percibe una constante preocupación por el tema de la memoria. El contenido que
se puede encontrar sobre ésta en la obra de Ricoeur es extenso, y sugiere una
interesante reflexión, en especial sobre la relación que presenta con la narrativa.
Por ejemplo, a partir del capítulo I, preguntarse si ¿la narrativa puede contribuir a
hacer el duelo de la memoria cuando ésta duele?, resulta ser una de las preguntas
que arroja a recomendar un profundización desde Ricoeur, para una sociedad
interesada en comprender qué es la memoria y de qué sirve para nuestros procesos
sociales e individuales.
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Cuarto. Se debería continuar la reflexión sobre cómo debería ser la articulación de


la narrativa con trabajos investigativos de campo o de casos. A pesar de ser un
ejercicio tímido, el articular la narrativa como enfoque de investigación, el desarrollo
teórico que se le logró permite motivar la reflexión metodológica sobre el híbrido
narrativa-investigación. Con respecto a esto, valdría la pena seguir los pasos a los
intentos que se están haciendo desde la pedagogía, la sociología y la psicología. Lo
importante no sería tanto valorar la narrativa como herramienta investigativa sino
pensarla como un posible enfoque.

BIBLIOGRAFÍA

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Barcelona: Monte Ávila Editores Latinoamericana. Pp. 3-18.

ÍNDICE DE CUADROS

CUADRO 1: Cuadro comparativo entre la Palabra hablada y la Escritura, 13

CUADRO 2: Identificación de las experiencias del tiempo según su grado de


profundidad, 23

CUADRO 3: Relación entre hermenéutica y narrativa, 30

CUADRO 4: Sentidos del Testimonio, 44

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