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NSO NGANGA.

EL TEMPLO

La organización de un Nso-Nganga, la casa del Nganga, de un grupo de fieles que se


somete a la autoridad individual de un Padre Nganga que los inicia, ofrece muchas
semejanzas con las del Ilé-Oricha o casa de Santo. Cada Padre Nganga, (como cada Padre
de Santo), manda en la suya como dueño absoluto, pero sin alejarse ni alterar en su esencia
el patrón de una tradición ancestral, o como decía Makindó, ”ateniéndose a la bunganga
de sus mayores”, esto es, poniendo en práctica los conocimientos, el saber (bunganga),
legado sagrado de los predecesores.

Para explicar la organización de un templo de Mayombe o Palo Monte, se nos dice:

”La Casa Nganga, que se llama también la Casa Mundo, viene a ser como una tribu: esta el
Jefe o el Rey con sus vasallos. Está la mujer del Rey, del Primer Padre, el Mfumo, que es
como una Reina. A ese Padre Nganga Principal, se le dice Amo. Primer Amo. Viene
después en mando su Mayordomo o sus dos Mayordomos, y la Madrina de la Nganga –
Fundamento – la Ngudi Nganga, y la Madrina de Gajo, la Tikantika o Nkento Tikatika
Nkisi. Luego hay los Nkombos o Ngombes, Mbua, los criados o perros de la Nganga que
monta el Fumbi” (de los que toma posesión el espíritu del Muerto que sirve al Taita
Nganga) ”y los Moana”. Los Moana son todos los que pertenecen a la casa del nfumo.

”Los Muana o Moana (hijo, adepto, clientes del brujo)”, continua Baró, ”no tienen que
aprender. Se les presenta a la Nganga, se les da a tomar Kimbisa con siete granos de
pimienta, se les hace cruzar tres veces por encima de la Nganga y para que el Fumbi (el
espíritu del Muerto) los conozca, se les corta un mechón de pelo que se echa dentro de la
Prenda, de la cazuela o del caldero mágico”.

En el Nso los Muanas tienen derecho a curarse pues ellos ayudan en lo que pueden. Cuando
hace falta un gallo, un paquete de velas, lo compran. Pero a todos los Moana (cofrades) ”no
los monta el Palo” (el espíritu). El que se sube – cae en trance – es el que se llama Moana
Ngombe o Nganga Moana Ntu Ngombe. A estos, que se llaman en español perros, criados,
hay que prepararlos muy bien. Ngombe es el que trabaja. Tiene que identificarse con el
Muerto, porque él mismo es el muerto cuando el muerto entra en su cuerpo. Esta rayado –
iniciado. Con el filo de una navaja de cabo blanco se le hacen las cruces en el pellejo. Se les
prepara la vista – para que sean clarividentes – y son dueños de un Gajo (llaman los
mayomberos a la cazuela o recipiente mágico en el que se constituye una Nganga para un
hijo), de Prenda que pare el Fundamento, o sea la Ganga del Padre. Ngombas y Moanas, en
el Nso, todos son hermanos, hijos de una misma madre, y por vida, hasta que Ñán füiri,
hasta que se muera, y después de muertos, pues cuando uno muere va a reunirse con los
suyos. (Lo primero que hace el Padre Mayombe al iniciar a uno es llamar a los muertos de
su familia). Y lo que se le jura a la Nganga amarra para siempre. ”Es Palabra que no se
borra; queda escrita en el pellejo. Luego todos trabajan en la Casa Mundo, el Rey, la
Reina y los vasallos”.

Algunos de mis consultados achacan el destartalamiento de la casa templo del Mayombero,


a una inferioridad cultural por parte de los congos, a su supuesta rusticidad. A los
sacerdotes lucumí -cuando prosperan les gusta rodear de lujos a sus Orichas. Mejoran la
calidad de las soperas en que se guardan las piedras del culto – hay que verlas ahora en los
Ilé de Miami, algunas muy costosas, importadas, y los atributos de los dioses; los que antes
eran de cobre se los regalan de oro, los que eran de metal blanco o plomo, de plata. Con la
prosperidad se renueva el ”canastillero” en que se colocan las soperas, y se abren con
orgullo para mostrar la serie de adornos y de baratijas que, desde su implantación en La
Habana, ofrecía la tienda El Ten-Cent a los Santeros, y en Miami las botánicas, y en sus
salas se instala la lujosa imagen católica de su devoción. Las paredes del Nso del Padre
Nganga están desnudas de estampas y no vi en ellas en Cuba imágenes de bulto.

”Si en casa del verdadero Nganga no ve usted adornitos ni féferes, es para no


extraviar al espíritu, para no entretenerlo, para que no se distraiga con aquellos
artilugios que los vivos predican como comunicadores del esoterismo”.

En la habitación de la Nganga no influye el bienestar de su dueño. El Mayombero por


mucho que gane no deja de ser”un hijo del Monte”. Su religión es silvestre.

”Los Nkisis no son ostentosos”. ”Son espíritus de la naturaleza”. Recordamos a un


Villumbero que ganaba mucho dinero según nos decían. Vivía con su mujer y cuatro hijos
en una casita tan pequeña que cuando este ilustre Murumbero, en la Pascua de Navidad, le
sacrificaba un nkombo -un chivo- a su Prenda y se reunían con ella un gran numero de
personas, era preciso, para respirar sin expirar, ser el propietario de unos pulmones y de un
estomago probadamente sólido y resistente.

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