Está en la página 1de 3

UNIVERSIDAD CENTROCCIDENTAL LISANDRO ALVARADO

DECANATO DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES

PROGRAMA DE ECONOMÍA

ECONOMÍA POLÍTICA

Circuito de clientelismo y corrupción

Autora: María de los Ángeles Rodríguez

C.I: V-25.748.033

Profesora: Maribel Alvarado

Barquisimeto, Marzo de 2019


Si parafraseamos un poco, Aristóteles señalaba que los gobernantes dejan
de atender el interés general y actúan en función de sus intereses particulares; se
puede decir que este concepto tal como se lo emplea hoy, no hace referencia a la
corrupción individual, aislada, siempre posible aún en el régimen menos corrupto,
sino a la corrupción generalizada del sistema político. El objetivo del siguiente
trabajo es conocer y reflexionar sobre el clientelismo político y la corrupción que
tanto daño hace a un país, enfocado principalmente al caso venezolano.

Actualmente se definen varias clases de corrupción política, como la


corrupción de las instituciones, cuando se pierde la correspondencia entre el
sistema de partidos y las fuerzas sociales, y se produce el fenómeno conocido
como insuficiencia hegemónica, vinculados también a la mala administración; otra
clase seria la corrupción del espíritu público, es lo que Montesquieu llamaría
corrupción del principio del régimen, donde podemos señalar dos modalidades,
que el espíritu partidario se vuelve tan sectario que desemboca en una
polarización excluyente y borra toda conciencia del interés general, o bien el
espíritu de compromiso se hipertrofia y termina por impedir toda decisión clara y
toda política decidida.

Según estudios de la ONG, Transparencia Internacional, reconocida por su


índice de Percepción de la Corrupción, siendo considerado un referente en la
lucha contra delitos de esta clase; presentado en 2014, TI otorgó las mejores
notas globales a Dinamarca, Nueva Zelanda y Finlandia, mientras que las peores
calificaciones se las llevaron Somalia, Corea del Norte y Sudán. Y en América
Latina Venezuela y Paraguay son los países percibidos como más corruptos,
mientras que Uruguay y Chile son vistos como los más transparentes, según ese
ranking global de la ONG, que presentará su nuevo Índice en enero de 2016.

Entre otras modalidades de corrupción política que podemos encontrar al


clientelismo. El clientelismo político, se entiende como « aquellas relaciones
informales de intercambio recíproco y mutuamente benéfico de favores entre dos
sujetos, basadas en una amistad instrumental, desigualdad, diferencia de poder y
control de recursos, en las que existe un patrón y un cliente. El patrón proporciona
bienes materiales, protección o acceso a recursos diversos, y el cliente ofrece a
cambios servicios personales, lealtad, apoyo político o votos » (Audelo Cruz Jorge
M., 2004).

Esta extensión del intercambio corrupto nos llevado al establecimiento de


redes clientelares; donde nos centraremos, en el clientelismo corrupto, que no es
más que un circulo vicioso clientelismo-corrupción-clientelismo, que se presenta
en aquellos casos en que el funcionamiento del intercambio clientelar, requiere o
facilita la inclusión de intercambios corruptos para reproducirse, alterando de este
modo algunos rasgos básicos -recursos, actores, legalidad- que caracterizaban al
clientelismo de partido stricto sensu.

En este mismo sentido, nos podemos servir de las definiciones


anteriormente presentadas para aplicarlas y estudiar específicamente el caso de
Venezuela; tomando en cuenta, el tercer punto del artículo expuesto sobre, el
solapamiento de los circuitos de clientelismo y corrupción, observamos la similitud
con el panorama actual en el país; donde la fragmentación multinivel del gobierno,
la autonomía de los nuevos escenarios de toma de decisión emergentes fuerza a
los brokers locales a autonomizar sus feudos y a reconfigurar y reforzar sus
clientelas.

Así pues, Venezuela ha tenido un gobierno con más de 20 años de


duración en el poder, donde estos se han encargado de evitar a toda costa esa
fragmentación del mismo, reforzando y reconfigurando su clientela, donde este, ha
tenido que recurrir a diferentes estrategias para el mantenimiento de su
reputación, como se evidencia con un sin fin de transferencias sociales realizadas
con este propósito; pero lo malo no es ello, sino el descaro de duplicar o triplicar
las cifras de estas transferencias, con el fin de que estos actores se queden con
un gran porcentaje del presupuesto, es decir, lo que hemos denominado
corrupción, en el presente trabajo.

Cabe destacar que no solo se han evidenciado estos casos de corrupción


para el caso de transferencias sociales, sino que también para el caso de obras
públicas, entre las cuales podemos mencionar la obra de la Central Hidroeléctrica
de Tocoma en el estado Bolívar, donde su presupuesto inicial se ha triplicado y
aun no se finaliza el proyecto. Y así como este ejemplo, hay muchos más casos
de corrupción en el país, que han dañado las instituciones y han afectado también
la parte socio-cultural.

Para finalizar podemos decir que propuestas para erradicar esta problemática hay
muchas, pero la principal seria, empezar a eliminar de raíz este denominado por
muchos actores políticos y demás, como un narco régimen; y posteriormente la
recuperación de las instituciones, para el rescate de la economía venezolana con
una confianza plena en los procesos e inversiones; que aunque parezca muy difícil
y el camino sea sombrío, al final existe la luz; donde simplemente no hay que
perder la fe.

También podría gustarte