Está en la página 1de 7

EL PRIMER PERIODO DE ALAN GARCÍA - UNO DE LOS GOBIERNOS MÁS

CORRUPTOS DE NUESTRA HISTORIA REPUBLICANA.

EL CASO BCCI – ENRIQUECIMIENTO ILICITO DEL EX PRESIDENTE ALAN


GARCÍA PEREZ

Entre los días 5 y 8 de mayo de 1986 el Banco Central de Reserva. transfirió a cuentas
cifradas del B.C.C.I. (Panamá) un total de 215 millones de dólares, cifra superior a la
acordada. Se ha probado que Leonel Figueroa y Héctor Neyra, Presidente del Directorio
y Gerente General del B.C.R.P. recibieron "coimas" por dichas operaciones.

Días antes, el 28 de abril, Figueroa remite un telex a la Fundación del Tercer Mundo
declinando una invitación previamente recibida. Está comunicación la pone
en conocimiento de Héctor Neyra. La importancia del telex no reside en su texto, sino en
la anotación manuscrita por Figueroa. Esta dice: "Héctor: este telex fue enviado a las
12:00". "Para tu conversación con Amer". Luego lo rubrica y a renglón seguido añade:"
dile que el Pdte. ya está de acuerdo con lo conversado".

Era evidente que no pudo tratarse del Presidente del Concejo de Ministros, Luis Alva
Castro, quien actuó sólo periféricamente en este caso, por lo tanto, debía tratarse del
Presidente de la República. Cabe destacar que al referirse a "Amer" se trata de Amer
Lodhi, funcionario del B.C.C.I. ¿Cuál pudo ser la discrepancia que tenían el B.C.R.P y el
B.C.C.I. y que tenía que ser resuelta por García?

Hasta ese día el monto de las divisas a transferir a la sucursal de Panamá estaba
determinado; las tasas de interés también, así como las garantías y modos de operación.
Al parecer solo quedaba pendiente el monto de las coimas y su modalidad de reparto.

El fiscal de Manhattan, Robert Morgenthau, quien denuncia ante el gran Jurado al


B.C.C.I. por estafa multimillonaria de desfalco a depositantes y lavado de dinero, afirmó
en conferencia de prensa que el presidente García fue consultado y dio su aprobación a la
colocación de los depósitos del Banco Central de Reserva del Perú en la oficina del BCCI,
en Panamá.

El BCCI había depositado unos tres y medio millones de dólares a Figueroa y Neyra en
cuentas cifradas en un banco en Panamá. Esa coima había sido pagada a Figueroa y Neyra
para que depositen las reservas internacionales peruanas (varios cientos de millones de
dólares) en el BCCI de Panamá. Años después, Figueroa y Neyra fueron capturados
en Brasil y extraditados al Perú, donde luego de pasar algunos años en la cárcel salieron
en libertad.

CASO DE LOS AVIONES MIRAGE

El once de octubre de 1982 se autorizó la compra de los 26 Mirage por un valor de


4,564'000,000 de francos franceses. En diciembre de ese año, con los convenios Júpiter 1
y II se mandó a fabricar a las empresas francesas Dassault, SNECMA y Thomson un total
de 26 aviones Mirage 2000. Dos años después, El 28 de diciembre de 1984, se elevó el
valor de los aviones a 4,960'000,000 de francos franceses, mediante un convenio
denominado Júpiter III.

El presidente electo, Alan García Pérez, conoció o se conectó con Abdul Rahman El Assir
en su periplo por Europa del mes de junio de 1985. Luego lo invitó a la transmisión de
mando de ese mismo año, aunque ese no sería su único viaje en el primer año de gobierno
de García.

Está probado que este personaje es un conocido traficante de armas que opera
principalmente en el mundo árabe. Atan García tomó la decisión de reducir el número de
aviones Mirage adquiridos antes de asumir la presidencia, sin previa consulta a los
mandos de la F.A.P. Las dos comisiones negociadoras que se enviaron a Paris, con
respecto de los Mirage, se reunieron con Abdul Rahman El Assir, quien inclusive los
invito a viajar a España en su avión particular. Surge la figura de la reventa. El Perú
compraría los 26 aviones y luego los revendería a otros países.

Con el convenio Júpiter IV, el Perú adquirió oficialmente sólo doce aviones y un
"simulador de vuelos". Cada uno le costó 32'833,000 dólares, un precio superior al
consignado en los anteriores convenios. Al sugerir la hipótesis de que la reventa sí se
efectuó, miembros de las comisiones negociadoras dijeron que era imposible, puesto que
el Perú no poseía los aviones: los aviones no estaban construidos.

Estas afirmaciones resultan totalmente falsas si se consideran las fechas de llegada de los
aviones, así como los números de serie de sus reactores. La operación dé reventa de los
restantes 14 Mirage les significó una utilidad de unos 200 millones de dólares que fueron
repartidos entre Alan García y sus amigos, los intermediarios árabes, funcionarios de las
empresas fabricantes y funcionarios franceses, egipcios e irakíes.

JUICIO FRUSTRADO
El 16 de agosto de 1990, durante una de las primeras sesiones de la nueva legislatura tras
el fin del primer gobierno de García, se aprobó una moción multipartidaria en la Cámara
de diputados para crear una comisión especial que investigara las transacciones locales y
extranjeras de García durante su mandato. La insatisfacción pública con su gobierno
apoyó la medida legislativa de investigar al expresidente y senador vitalicio. Si la
pesquisa producía evidencias suficientes para dudar de la honestidad administrativa de
García, el expresidente perdería su inmunidad parlamentaria e iría a juicio por
«enriquecimiento ilícito». La decisión del Congreso de permitir que la comisión especial
investigue las finanzas de García era un mero formalismo, puesto que el entendimiento
entre el APRA y Fujimori podría fácilmente haber detenido toda acción parlamentaria
efectiva en contra de García. Un intento simultáneo de acusarle de violaciones de los
derechos humanos en relación con la masacre de los penales de 1986 fue frustrado por
los diputados apristas y fujimoristas. La investigación sobre los ingresos de García fue
liderada por Fernando Olivera, tenaz diputado que representaba a un nuevo partido, el
Frente Independiente Moralizador (FIM), que había competido en las elecciones de 1990
bajo la bandera de la lucha contra la corrupción. La comisión especial estaba asimismo
integrada por tres otros prometedores abogados y miembros de la minoría opositora:
Lourdes Flores, Pedro Cateriano y Fausto Alvarado. La Comisión Olivera, como se la
llamó, tuvo un encargo limitado: encontrar evidencias creíbles para presentar a la Cámara
de diputados la posibilidad de establecer cargos formales contra García. Con poco tiempo
para construir el caso, la Comisión Olivera optó por encontrar evidencias de ingresos
sospechosos que pudieran constituir la base de una acusación de enriquecimiento ilícito.
Este método tenía, sin embargo, una debilidad flagrante: incluso si los miembros de la
comisión podían probar una desproporción considerable entre el ingreso oficial de García
y sus activos declarados, sería necesario contar con más evidencias para convencer a una
audiencia parlamentaria o jurado de la existencia de delitos relacionados con la
corrupción.
Las declaraciones completas del impuesto a la renta de García y otras fuentes financieras
fueron difíciles de obtener, debido a que los altos funcionarios del nuevo gobierno de
Fujimori no colaboraban. Sin embargo, la comisión reunió datos interrogando a testigos
y contratando a dos agencias privadas de detectives: Kroll de Nueva York y Larc de
Miami. Además, la investigación del caso de los Mirage reveló que lejos de haber sido
una transacción ventajosa para el Estado peruano, como afirmaba García, el gobierno
había perdido un ingreso potencial de aproximadamente trescientos millones de dólares.
Según los contratos originales, si el gobierno francés hubiera dado su aprobación, el Perú
podría haber revendido los catorce aviones no deseados con una ganancia gracias al alza
del precio de las aeronaves en el mercado internacional. De este modo, una tercera parte
que actuaba a nombre de un país de Oriente Medio pudo haber sobornado a funcionarios
peruanos para beneficiarse con la reventa que el gobierno desistió de llevar a cabo. La
Comisión Olivera presentó evidencias demostrando que las reuniones de García con el
legendario traficante de armas Abderraman El Assir, que el exmandatario negaba, en
realidad sí tuvieron lugar.134 Sin embargo, los representantes del gobierno francés del
presidente François Mitterrand declararon que no hubo ninguna irregularidad en la
compra peruana. Entretanto, las agencias Kroll y Larc presentaron, independientemente
la una de la otra, evidencias de posibles cuentas bancarias en Estados Unidos bajo el
nombre de García o el de su esposa, abiertas en la década de 1980. García, representado
legalmente por Jorge del Castillo, abogado, exparlamentario y exalcalde de Lima, había
conseguido los servicios de la poderosa firma legal Arnold & Porter de Washington, D.
C., para contrarrestar las investigaciones de la Comisión Olivera en Estados Unidos.135
Las averiguaciones de Kroll y Larc se vieron limitadas por varios factores. La Comisión
Olivera tuvo dificultades para pagar los servicios proporcionados por ambas agencias,
puesto que carecía de respaldo financiero para sus gastos. Además, Arnold & Porter
sostuvo quejas formales a nombre de García contra ambas agencias por irregularidades
empresariales. Las quejas presentadas en Florida tuvieron como resultado multas menores
impuestas a Ralph García, el investigador y propietario de Larc, circunstancia que el
APRA y sus partidarios aprovecharon en los medios peruanos para desacreditar los
hallazgos de la Comisión Olivera. Cuando la investigación estaba a punto de encallar,
aparecieron evidencias adicionales provenientes de una fuente inesperada. Mientras la
Comisión Olivera intentaba salvar en Estados Unidos las tenues evidencias presentadas
por Kroll y Larc, apelando a las autoridades estadounidenses para que levantaran el
secreto sobre las cuentas que García podía tener en dicho país, también se iba siguiendo
la pista de las conexiones de García con el BCCI. Miembros de la comisión peruana se
reunieron con el personal de la comisión del Congreso de Estados Unidos, liderada por el
senador John Kerry, que entre otros asuntos estaba a cargo de la investigación del lavado
internacional de dinero y el tráfico de armas del BCCI. En julio de 1991, las autoridades
británicas y estadounidenses emitieron órdenes judiciales para el cierre de las sucursales
del BCCI en catorce países y la confiscación de los archivos de la compañía. En
Washington, D. C., los miembros de la Comisión Olivera fueron informados de que
Robert Morgenthau, el fiscal de distrito de la ciudad de Nueva York, se encontraba
investigando el caso. Unas cuantas semanas más tarde, el New York Times y otras fuentes
en los medios publicaron informes de sospechosas transacciones entre el gobierno
peruano y el BCCI en la época de García. El 1 de agosto de 1991, Morgenthau reportó en
un noticiario emitido en el Perú que los dos más altos funcionarios del Banco Central de
Reserva del Perú (BCR) en el periodo 1985-1986, su presidente Leonel Figueroa y su
gerente Héctor Neyra, habían recibido sobornos por un total de tres millones de dólares
en dos cuentas off-shore por haber arreglado un depósito de hasta 250 millones de dólares
de las reservas del BCR en la sucursal panameña del BCCI. Morgenthau reveló los
nombres en clave de las cuentas y sostuvo que García sabía y aprobó estas riesgosas
transacciones. La información de Morgenthau se derivó del examen de documentos
confiscados del BCCI y de testigos acusados que optaron por colaborar con el proceso a
cambio de la reducción de su sentencia o su absolución. Morgenthau le aconsejó a la
Comisión Olivera que, en tales casos, los acuerdos de colaboración con los testigos eran
la única forma en que se podía obtener evidencias legalmente admisibles. En el Perú, los
procedimientos legales para conseguir testimonios de testigos acusados o con
posibilidades de serlo a cambio de protección y de colaboración eficaz fueron
introducidos años más tarde (mediante la ley 27378 del 20 de diciembre de 2000). Con la
información así reunida, la Comisión Olivera presentó su informe a la Cámara de
diputados. La opinión pública estaba abrumadoramente a favor de que se procesara a
García, a Figueroa y a Neyra (los dos últimos habían fugado del país). Información
adicional solicitada al Departamento del Tesoro de Estados Unidos dio evidencias
adicionales de que varias personas del entorno de García habían declarado grandes sumas
de dólares en efectivo en las aduanas de Estados Unidos. Entonces, en octubre de 1991,
una mayoría de diputados y senadores decidió suspender la inmunidad de García y
procesarle por enriquecimiento ilícito.136 Sin embargo, la primera corte penal peruana
rápidamente desestimó el caso por falta de evidencias e imprecisión de los cargos
criminales. Los jueces responsables por esta controversial decisión habían sido
nombrados durante el gobierno de García o tenían sólidos vínculos con el APRA.

CASO MANTILLA
El líder y parlamentario aprista Agustín Mantilla, su exministro del Interior, fue captado
en una grabación de video (13 de marzo de 2000) recibiendo 30.000 dólares de Vladimiro
Montesinos para financiar la debilitada campaña electoral aprista y, además, prestarle
cierta credibilidad a la farsa electoral de 2000. La investigación parlamentaria y el proceso
judicial del caso Mantilla revelaron, adicionalmente, los acuerdos que hiciera como
ministro y viceministro del Interior en el periodo 1985-1990 con el traficante de armas
israelí Zvi Sudit y sus asociados. Este último evitó una pena de prisión declarando tanto
contra Montesinos como contra Mantilla.
http://utero.pe/2017/02/15/no-es-la-primera-vez-que-encubren-a-los-peces-gordos-en-un-
caso-de-corrupcion-de-un-gobierno-de-alan-garcia/
https://www.monografias.com/trabajos39/corrupcion-peru/corrupcion-peru2.shtml#corrperu
https://carpetapedagogica.com/presidentesdelperu
https://elpais.com/diario/1991/08/02/economia/681084001_850215.html
https://larepublica.pe/politica/339196-el-caso-mantilla/

También podría gustarte