El batiburrillo, preparándose para renovar En septiembre de 1968, en el lugar de
sus planes y proyectos del año 2019 Cañamaque, mi querido hermano se revise mis archivos pero casi cansado enfermó de la pierna izquierda de encontré una foto de la iglesia, luego manera repentina. Sin embargo, todos como un relámpago me ubique en el nosotros nos consolábamos pensando en pasado, que todavía puedo acordarme un rápido restablecimiento. Siempre que bien de cuando una vez iba con mi un día se sentía un poco mejor, pedía querido padre de la Plaza al campo que le dejasen predicar e impartir horas santo y, a medio camino, anunciaron las de alegría, pues su espíritu inquieto no campanas con tono solemne la fiesta de podía permanecer inactivo. Los médicos Pascua. Ese repique resuena tan a limeños se esforzaron en identificar la menudo una y otra vez en mi interior, que esencia de la enfermedad, pero no incluso ahora, desde la distancia, me obtuvieron éxito alguno. Sus últimas hace recordar con melancolía la palabras fueron: ¡Ven! ¡Papa, llévame, añorada casa paterna. ¡Con qué viveza llévame...! ¡Ay, Dios! Después se durmió recuerdo el camposanto! ¡Cuántas callada y dulcemente. preguntas no haría, al ver la antigua portada, antiquísimo panteón acerca de Cuando me desperté por la mañana, los féretros, de las viejas inscripciones de sentí a mi alrededor llorar y sollozar las lápidas! desconsoladamente. Mi querida madre Pero si ninguna de estas imágenes entró en su habitación bañada en desaparece de mi alma, la que menos lágrimas, prorrumpiendo en lamentos: olvidaré es la del edificio tan entrañable ¡Ay Dios! ¡Mi pobre hijo ha muerto!. A de la iglesia matriz, puesto que con tanta pesar de que yo era todavía muy joven e fuerza ha quedado grabado en mi inexperto, tenía ya una idea de lo que era memoria. La casa fue construida hacía la muerte; el pensamiento de saberme poco tiempo, en 1927, de una separado para siempre de mi querido arquitectura barroca. hermano me sobrecogió de pronto y comencé a llorar desconsoladamente. Todavía puedo acordarme de la habitación de estudio en la parte baja El 2 de agosto se confiaron al seno de la del laberinto de piedras y barro. Las tierra los restos mortales de mi recordado hileras de libros, entre ellos algunos con hermano. La tumba había sido estampas, y la gran cantidad de mamposteada a expensas de la cuadernos de catecismo, hacían de este comunidad. La ceremonia comenzó a la lugar uno de mis preferidos. Detrás de la una del mediodía, al toque de todas las casa se extendía un pequeño prado de campanas. hierba y árboles frutales. Una parte de éste solía cubrirse de agua en invierno, al Apago mi laptop, hasta la próxima tiempo que, como de costumbre, Yarunga 09/12/18. también se inundaba hasta mis cuadernos de papel cuasi suave.