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De lo físico a lo sutil
Nuestra constitución física y energética
D ra . In m acu la da N ogués
SEGUNDA EDICIÓN
Biblioteca ConCiencia
De lo físico a lo sutil
Nuestra constitución física y energética
A utor:
Dra. Inm aculada N ogués
Ilustraciones:
Ray Sorigué
Pepe Ruiz
Diseño de cubierta:
Part of Screen Art
Ilustración de la cubierta:
Pepe Ruiz
M aquetación:
María Ferreiro
Supervisión:
Silvia Beltrán
© Inmaculada Nogués
© DIDACO, S.A.
C / Regás, 3. 08006 Barcelona
Segunda edición española, 2001
Reservados todos los derechos
ISBN: 8 4-89 71 2-6 5-4
D epósito Legal: B -16886-99
Impreso en España - Printed in Spain
ECF. Producto ecológico. Papel libre de cloro.
Dedicatoria
Agradecim ientos
M Indice
7. Cuerpo emocional
■ DE LO FÍSICO A LO SUTIL
86 Las esencias florales:
1. Cuerpo físico armonizadoras de emociones
20 Sistema músculo-esquelético
8. Cuerpo mental
22 Sistema nervioso
94 Técnicas de relajación y el eje
23 Sistema endocrino
neuroinmunoendocrino
25 Sistema cardio-circulatorio
96 La respiración: una herramienta
25 Sistema inmunitario
para conducir emociones y mente
2. Estilo de vida y salud
9. Dimensión espiritual
3. Desde Grecia...
■ LOS CHAKRAS
4. ...Aproximándonos a Oriente
36 Introduciéndonos en la acupuntura 10. Los chakras: centros
42 Un reloj biológico de conciencia
47 Pero esto es sólo el comienzo 107 Primer chakra: MULADHARA
111 Segundo chakra: SWADHISTANA
■ EL SISTEMA ENERGÉTICO 115 Tercer chakra: MANIPURA
DEL SER HUMANO 119 Cuarto chakra: ANAHATA
123 Quinto chakra: VISHUDAHA
5. Introducción
127 Sexto chakra: AJNA
50 El campo energético
132 Séptimo chakra: SAHASRARA
53 El campo energético humano: el aura
9
■ Prólogo
Prólogo a la 2 9 edición
El Propósito guía
El Espíritu fecunda la Materia
El Alma manifiesta la cualidad de vida
La Conciencia se despliega
El Hombre despierta
13
Busqué, leí, pregunté, investigué, y en to d o ese proceso
o bservé lo p o co que sabíam os de n oso tro s m ism os. Así,
poco a poco fui adentrándom e en el estudio de nuestro Ser,
de nuestra constitución. Ese estudio abarcó m uchos más pla
nos de los que en un principio podía imaginar.
Y co m e ncé un viaje desde lo m ás evidente y c o n o cid o
hasta lo más sutil y desconocido. Un proceso deTsíntesis, de
integración; fusión de dos polos: ciencia e intuición, materia y
espíritu, todo ello expresión dual de una misma realidad. Un
recorrido desde los modelos más avanzados de la física hasta
la sabiduría más antigua de Oriente.
Gran parte del enfoque actual que tenem os de nosotros
mismos se fundamenta en el m odelo newtoniano de entender
la realidad; un m odelo mecanicista que interpreta al ser huma
no com o una compleja “máquina biológica” , en la que se con
sidera, por ejem plo: el corazón co m o una bom ba, el riñón
com o un filtro, el cerebro com o una computadora, etc. Así in
terpretaba N ew ton el Universo: co m o una gran “ m áquina” .
Esta visión m ecanicista nos ha perm itido introducirnos muy
profundamente en el estudio de nuestra constitución superfi
cial, y al decir superficial no le dam os la connotación de me
nos importancia, sino que nos referimos al aspecto más ma
terial o físico de nosotros mismos. Y en este terreno hemos
realizado, y continuam os realizando, avances maravillosos,
llegando a límites insospechados. De ello se encargan la ana
tomía y la fisiología, tanto en medicina com o en biología.
Aunque eso es sólo una “parte” de nuestra realidad. Todos
sentimos que el Ser Humano es algo más que una complexa
máquina, suma de órganos físicos, intercambios y reacciones
químicas o enzimáticas, etc. Existe algo más que da Vida y
anima nuestro ser. Esa energía, fuerza vital, o com o Ja llamaba
Hipócrates Vis Natura Medicatrix (término que él empleaba re
firiéndose a iaJuerza interna de que disponemos para nuestro
correcto funcionamiento y que da Vida a la vida).
A esa concepción mecanicista newtoniana, todavía no he
mos integrado lo que nos ha llegado de otro destacado físico,
Albert Einstein, que estableció una relación entre m ateria y
energía plasmándola en su conocida ecuación:
E = m x c2
(Energía = masa x velocidad de la luz al cuadrado)
14
De donde podem os deducir que M ateria y Energía son
expresión dual de una m ism a Sustancia Universal y que los
seres humanos, así co m o som os m ateria, tam bién som os
energía.
La materia no es o tra co sa que energía condensada, y
cuando entramos en el m undo subatómico, la materia visible
no es más que la milmillonésima parte del universo.
Hasta ahora se ha profundizado en el estudio de nuestro
aspecto materia, pero quizás haya llegado el m om ento de dar
un paso adelante y entender que el hombre es algo más que
materia, y que nuestra constitución va más allá de la simple
forma física visible a nuestros ojos.
Por consiguiente, analizando el ser humano tanto desde el
punto de vista de materia com o de energía, abrimos una nue
va perspectiva en lo referente a nuestra constitución y al ori
gen de nuestros malestares, su abordaje, y m étodos para res
tablecer su equilibrio.
Las m edicinas energéticas o vlbracionales fundam entan
sus bases en esta concepción del hombre. Utilizando formas
especializadas de energía, y actuando por resonancia sobre el
sistema energético sutil del hombre, tienen la posibilidad de
devolverlo a su equilibrio natural. Algunas medicinas energéti
cas o vibracionales son la homeopatía, las esencias florales, la
cromoterapia, la musicoterapia, etc.
El paso de Newton a Einstein constituye, a muy grandes
rasgos, el “cam bio de paradigma” tan presente en estos m o
mentos. C am bio de paradigm a (del griego paradigm a, p a
trón), en el sentido de un nuevo m arco de pensamiento, un
nuevo esquema de referencia para entender y explicar ciertos
aspectos de la realidad, y un m odo más amplio e incluyente
de abordar y enfocar antiguos problemas.
Es importante tener presente que este cam bio no implica
una negación de lo anterior, sino la incorporación de un nuevo
enfoque que amplía nuestras posibilidades. En un futuro pró
ximo, el conocimiento y estudio de nuestro sistema energéti
co puede ser de gran relevancia, tanto com o hasta ahora lo
ha sido el del cuerpo físico.
Son m uchos los autores y autoras que han profundizado
en el análisis de este hecho, y quizás una de las más im por
tantes sea Marilyn Ferguson, autora del libro La conspiración
de Acuario, en el cual desarrolla y profundiza en el análisis de
15
la transformación que se está produciendo en diferentes ám
bitos de nuestra sociedad -q u e abarcan tanto el nivel político,
económ ico, médico, educacional, las relaciones humanas, la
familia...-, com o consecuencia de la evolución en la concien
cia de la humanidad.
Este nuevo punto de mira también nos permite aceptar e
Incorporar conceptos que ya estaban presentes en las filoso
fías y medicinas orientales.
Tratados antiguos sobre acupuntura, com o el A/e/' King y el
So Ouenn (que datan de 2.800 años a. C.), o el I Ching, ya
contem plaban algo más que la sim ple materia, y tenían en
cuenta las leyes que rigen la recíproca transform ación entre
materia y energía.
Desde esta nueva perspectiva, desde esta concepción
más amplia y global, con una visión ¡ntegradora de Oriente y
Occidente, volví a plantearme: ¿Cuál es nuestra constitución?
Ésta es una pregunta que m uchos filósofos, científicos y
hom bres Inquietos han intentado responder a lo largo de la
Historia. Una pregunta que todo ser humano puede hacerse
en un m om ento u otro de su vida, ya que la Vida es en defini
tiva lo único que poseem os, y sólo p o r un breve plazo de
tiempo, porque al fin y al cabo todos llegamos a ella con bille
te de ida y vuelta, algo que olvidamos frecuentemente.
Grandes figuras de la medicina se han cuestionado ta m
bién sobre nuestra co nstitu ción . Así, p od em os cita r al
Dr. Eduardo Alfonso que, en su libro Curso de Medicina Natu
ral en cuarenta lecciones, nos habla de cóm o es para él esa
constitución:
16
Introducción
17
I De lo físico a lo sutil
1. Cuerpo físico
19
constantes las concentraciones de iones; el intestino propor
ciona elementos nutritivos. Pero no todas las sustancias pue
den ser utilizadas por las células tal com o se absorben desde
el tubo digestivo. El hígado es el encargado de modificar las
co m p osicion es quím icas de m uchos de estos elem entos,
transformándolos de manera que puedan utilizarse mejor.
Nuestro organism o posee miles de sistem as de control.
Algunos se encargan de controlar las funciones intracelulares;
otros regulan funciones de los órganos, y otros actúan en todo
el cuerpo para controlar las relaciones entre los distintos siste
mas... Parece una orquesta maravillosa, donde todos los ins
trum entos deben estar perfectam ente afinados para que la
sinfonía de la Vida suene con sus más excelsas notas.
Figura 1
Columna En este proceso de estudio y en el intento de comprender
vertebral: visión mejor su funcionamiento com partim entam os nuestro cuerpo
lateral. físico en diferentes sistemas o aparatos.
Se contemplan básicamente nueve sistemas:
1. Sistema músculo-esquelético.
2. Sistema nervioso.
3. Sistema endocrino.
4. Sistema cardio-circulatorio.
5. Sistema inmunitario.
6. Sistema digestivo.
7. Sistema excretor.
8. Sistema respiratorio.
9. Sistema reproductor.
Sistema músculo-esquelético
Es el armazón de nuestro cuerpo. Proporciona soporte y pro
tección a los distintos órganos nobles, sobre to do los situa
dos en el cráneo, el tórax, y la pelvis. Permite el movimiento y
aporta la superficie para la inserción de los músculos. Destaca
la columna vertebral, form ada por treinta y tres vértebras, en
cuyo interior se aloja la médula espinal, constituida por múlti
ples cordones de neuronas que, partiendo de distintas regio
nes del cerebro, llevan información capaz de actuar sobre di
ferentes sistemas u órganos internos de nuestro cuerpo.
20
Más adelante, cuando hable de nuestro sistema energéti
co, e incorporem os c o n ce p to s de la m edicina ayupvédica
hindú, veremos que nuestra colum na vertebral tiene otras
funciones muy importantes además de servir de soporte y ar
mazón al cuerpo físico. Veremos que en ella se sitúan tres
canales energéticos, no visibles a nuestros ojos físicos, deno
minados nadis (nadi: palabra sánscrita que significa co nd uc
to o vasija) por donde circula la energía de nuestra columna.
Estos tres nadis o canales se denom inan: Sushum na, Ida y
Pingala. Estos nadis son la contrapartida energética del siste
ma nervioso.
Su sh u m n a
U Pí n g ala
Figura 2
Canales de
energía:
Sushumna,
Ida, Pingala.
21
Sistema nervioso
El sistem a nervioso se encarga, jun to con el sistem a end o
crino, de las funciones de control del organism o. En gene
ral c o n tro la a ctivid ad es rápidas, c o m o las c o n tra c c io n e s
m usculares, los fe n ó m e n o s viscerales ca m b ia n tes, la in
te n sid a d de secreción de algunas g lándulas end ocrina s,
entre otras.
Es realm ente único en c u a n to a su c o m p le jida d y a la
gran cantidad de reacciones de control que puede llegar a
realizar. Aún hoy día sigue sie n d o realm ente un m isterio
gran parte de sus capacidades y su im presionante fu ncio
namiento. En milésimas de segundo es capaz de recibir m i
les de d a to s de inform ación, integrarlos, y e m itir una res
puesta.
Está com puesto por el sistema nervioso central (SNC) y
por el sistema nervioso periférico o neurovegetativo (SNP).
La m ayor parte de las actividades del sistem a nervioso
(SN), proceden de nuestra experiencia a través de los senti
dos, principalm ente visual, auditivo y táctil. El sistem a ner
vioso central alm acena la información, genera ideas, y origi
na reacciones que el cuerpo llevará a cabo en respuesta a
estas percepciones. Ésta es la parte sensitiva. Los nervios
sensoriales tienen la c a p a c id a d de c a p ta r el e s ta d o de
n ue stro cu e rp o o la situ a ció n del m ed io que nos rodea.
Luego transm ite señales de salida hacia la parte m otora, lle
vando la inform ación a nuestros m úsculos para cubrir nece
sidades o realizar deseos.
Por otro lado, el sistema nervioso periférico o neurovege
tativo trabaja en relación con el subconsciente, controlando
y regulando de form a autom ática, involuntaria, m uchas de
las fu n cio n e s de nuestros ó rg an os internos, c o m o la fre
cuencia cardíaca, el ritmo intestinal, el control de la presión
arterial, el sudor, la tem peratura corporal, la emisión de ori
na, etc. También se le llama sistem a nervioso autónom o o
vegetativo. Se divide en SN sim pático y SN parasim pático.
El SN sim pático nace en la m édula espinal entre la zona
torácica y lumbar, y está situado por delante de la colum na
vertebral. Sus fibras nerviosas se distribuyen en distintas re
giones form ando plexos nerviosos, co m o el plexo cardíaco,
celíaco, m esentérico, pélvico, etc.
22
El SN parasimpático se divide en dos partes: una zona a
nivel del cráneo y otra a nivel del sacro.
La mayoría de n ue stro s ó rg a n o s y g lá n d u la s p oseen
fibras nerviosas procedentes de am bos sistemas: sim páti
co y parasimpático. A m bos se equilibran y com plem entan.
Cuando uno de ellos tiene una función excitadora, el otro
tiene una función inhibidora, m anten ien do de esta fo rm a
un equilibrio entre actividad y reposo, y una acción rítm ica
de los órganos internos, g lándulas, m úscu lo s, a rterias y
venas, etc.
Sistema endocrino
El sistema endocrino está constituido por glándulas de se
creción, que com o ya hem os dich o, ju n to con el sistem a
nervioso, son los responsables de la co ordin ación interna
del organismo. En general, se relaciona con diversas funcio
nes metabólicas y controla la intensidad de reacciones quí
micas en las células.
Las glándulas endocrinas fabrican una serie de sustan
cias químicas portadoras de inform ación llam adas horm o
nas (palabra de origen griego que significa excitar), capaces
de ejercer un efecto de control sobre las células de nuestro
cuerpo. Estas hormonas son liberadas a la sangre, que las
transporta y distribuye a to d o el organism o, actuando sobre
las diferentes células o tejidos de manera concreta. Funda
mentalmente, son inactivadas p o r el hígado y elim inadas
por el riñón.
Sabemos que en nuestro cuerpo físico hay siete glándu
las principales. A su vez, existen siete centros de energía
principales o chakras mayores, situados a lo largo de la c o
lumna vertebral pero localizados en su contraparte energé
tica. Chakra es una palabra sánscrita que significa “ rueda”
o “vórtice".
Estos centros de energía existen en to d o s los seres hu
manos, aunque no son visibles ni materiales, ya que se loca
lizan en nuestro cuerpo energético. Con su estudio, y esta
relación es m uy im p orta nte, verem os có m o ca d a una de
estas siete glándulas se relaciona íntimam ente con uno de
los siete centros de energía o chakras.
Su relación es la siguiente:
23
C uerpo físico C uerpo energético
24
Sistema cardio-circulatorio
Está constituido, básicamente, por el corazón y los vasos san
guíneos, e íntimamente relacionado con el sistema linfático. Es
el sistema a través del cual la sangre es transportada a todo
nuestro organismo, constituyendo un circuito continuo, pro
porcionando a través de ella y la linfa un vínculo de com unica
ción entre nuestros órganos y células. Circula por todos los te
jidos corporales y aporta todas las sustancias nutritivas, molé
culas, hormonas, oxígeno, células de defensa, etc., que son
necesarias para la vida celular, y recoge, en su camino de re
torno, todos los productos de desecho, toxinas, etc., que de
ben ser eliminados. Conservar su integridad es importante ya
que transporta la “vida”, y debe estar en continuo movimiento,
como sucede en todo lo que vive en la naturaleza.
La sangre está form ada por distintos elementos: eritrocitos
o hematíes (glóbulos rojos), leucocitos (glóbulos blancos) y
trombocitos (plaquetas), todos ellos suspendidos en un m e
dio líquido llamado plasma.
La sangre sale del corazón a través del sistema arterial y
regresa a él a través del sistema venoso; pero en este recorri
do a través de los capilares, no todo el líquido regresa por las
venas, sino que parte lo hace a través de los vasos linfáticos.
Por tanto, una de las funciones del sistema linfático es favore
cer el retorno de líquido y sustancias desde los tejidos a la cir
culación. Pero ésta no es su única función. También es el sis
tema encargado de transportar los linfocitos, células del siste
ma inmunitario de defensa, desde los ganglios linfáticos a la
circulación. Así mismo, transporta la grasa proveniente de la
digestión y absorción intestinal hacia la circulación.
25
la invasión por gérmenes; las secreciones ácidas del estóm a
go, que, junto con ciertos enzimas, destruyen microorganis
mos que pueden llegar a él; los leucocitos (glóbulos blancos),
y unas células especializadas llamadas reticuloendoteliales;
por último, algunas sustancias químicas presentes en la san
gre: lisozimas, polipéptidos básicos, anticuerpos naturales,
etc., se unen a los gérmenes o toxinas, destruyéndolos.
Adem ás de esta inmunidad innata, poseem os la capaci
dad de desarrollar una inm unidad específica m uy poderosa
contra organismos para los cuales no poseem os inmunidad
innata, y es la inm unidad adquirida o adaptativa.
El cuerpo no bloquea la invasión en el primer contacto con
un agente infeccioso. Sin em bargo, al cabo de poco s días
este sistema inmunitario desarrolla una resistencia extraordi
nariamente poderosa contra él. Existen dos tipos básicos de
inmunidad adquirida: la inmunidad humoral llevada a cabo por
los linfocitos B productores de los anticuerpos, moléculas ca
paces de actuar contra el agente agresor; y la inmunidad ce
lular llevada a cabo por los linfocitos T sensibilizados. Estos
linfocitos T reciben su nom bre de T porque m aduran en el
timo. El sistema inmunitario adaptativo posee dos característi
cas: ser muy específico y tener memoria.
Las células del sistema inmunitario se hallan organizadas
en ó rg a n o s y te jid o s, y estas e s tru c tu ra s se co n o ce n de
m odo conjunto con el nombre de sistema linfoide. Este siste
ma está integrado por la m édula ósea, el tim o, el bazo, los
ganglios linfáticos, las amígdalas y adenoides, así com o acu
mulaciones difusas de linfocitos situadas en las mucosas.
Los ganglios linfáticos filtran y destruyen agentes infeccio
sos, son barreras que impiden la propagación de los gérme
nes a otros tejidos o partes de nuestro organismo.
El tim o se localiza en el tórax, sobre el corazón y los gran
des vasos. Com o hemos dicho, en él maduran los linfocitos T,
células encargadas de la inmunidad celular. Una vez han ma
durado en esta glándula, emigran hacia distintas zonas del te
jido linfoide. Por tanto, el tim o desempeña un papel en la res
puesta inmunitaria. En el ámbito energético se le relaciona con
el cuarto centro de energía o chakra.
El bazo está en la porción superior izquierda del abdomen,
detrás del estómago y cerca del diafragma, debajo de las cos
tillas IX, X y XI. Su función es depurar la sangre de hematíes
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viejos, leucocitos y plaquetas, y además de esta función de
purativa se encarga de fabricar linfocitos y anticuerpos.
Desde el punto de vista energético, el bazo es un órgano
importante; se relaciona con el tercer centro de energía. En al
gunas escuelas orientales, se considera un centro energético
principal, receptor y acum ulador de energía vital también lla
mada prana.
Todos los sistemas del organismo son de trascendencia. El
correcto funcionamiento de aparatos com o el respiratorio, di
gestivo, excretor y reproductor, es importante también, pero
no voy a extenderme en su explicación. Me he centrado en
aquellos que es preciso conocer de forma más concreta, para
después comprender mejor nuestro sistema energético sutil.
Vemos pues que, en todo nuestro cuerpo físico, hay una
perfecta sincronización; un juego continuo y maravilloso que
nos mantiene en equilibrio y armonía. A lo largo de los últimos
años se ha puesto de manifiesto la estrecha relación existente
entre los diferentes sistemas, que antes se creían indepen
dientes y autónomos. Cada vez se habla más de la unidad del
sistema inmunitario, neurológico y endocrino conform ando
una unidad demostrada experimentalmente.
Pero en ocasiones, uno o varios de estos sistemas pier
den, por diferentes y múltiples causas, su capacidad de con
tribuir a ese equilibrio. Entonces to d a s las células, aunque
unas más que otras, “sufren” y nuestro cuerpo entra en un ca
mino hacia la enfermedad.
Hablar de este proceso de pérdida de armonía es muy
complejo. Pero algo que debemos saber y nos puede hacer re
flexionar es que, tal com o ya afirmaba el Dr. Edward Bach, la
enfermedad no es material en su origen, sino que hay todo un
recorrido hasta que se plasma y manifiesta en la materia de
nuestro cuerpo, aunque nosotros la percibam os en un m o
mento concreto en el tiempo. Para el Dr. Bach, la enfermedad
era el resultado final de todo un proceso que en última instancia
era la manifestación de un conflicto duradero entre nuestra ver
dadera esencia, nuestra alma, y nuestra personalidad.
Mantener ese equilibrio, conocer y respetar nuestra natu
raleza, es por tanto de vital trascendencia para permanecer
en salud. Tal vez sea una actitud más inteligente prevenir pro
blemas, en lugar de buscar soluciones cuando éstos ya se
han presentado.
27
2. Estilo de vida y salud
1. Estilo de vida
2. Medio ambiente
3. Biología humana: factor genético
4. Sistema de asistencia sanitaria.
31
teligencia, sabiduría y arte, los hom bres pueden ser dueños
de ese aparente azar. La naturaleza es armoniosa y produce
armonía; por eso es sanadora. En todo debe mantenerse un
equilibrio aunque “esto que la naturaleza debe hacer” sea en
ocasiones misterioso y “temible” a nuestros ojos humanos.
Para los m édicos hipocráticos, la salud era el primero de
los bienes, aquello que para los hom bres era el más alto va
lor. Valoraban al máximo la importancia de la salud. La justi
cia, la pureza, la belleza, la fortaleza y la recta proporción fue
ron para los hipocráticos las notas constitutivas de la salud.
Interpretaban la recta proporción com o “buena m ezcla” de
los humores o “buen flujo” . Para ellos la salud es vista com o
una “pacífica pugna sin victoria” , com o una m utua colabora
ción entre las m últiples potencias y los diversos “hum ores”
que com ponen nuestro cuerpo. Todo en un orden, to d o en
un equilibrio.
Por tanto, la enfermedad sería un “desorden de la justeza
del cosm os” , y sanar sería pasar desde ese estado, a lo que
para el cuerpo es “naturaleza y justicia” . Se trataría de recupe
rar el orden bello, recuperar el vigor y restablecer la proporción.
En los escritos hipocráticos se analizan las diferentes cau
sas de la enfermedad, y ya en aquel entonces diferenciaban
unas causas externas y otras causas internas.
Causas externas: concedían una importancia vital a la ali
mentación, eran conscientes de la necesidad de equilibrio en
tre esfuerzo y reposo, conocían cóm o influían la temperatura,
las estaciones, el clima, los vientos y demás fenómenos de la
naturaleza sobre nuestra salud.
Adem ás es interesante destacar cóm o, ya en aquellos
tiempos, evidenciaron y fueron conscientes del papel que las
emociones jugaban com o causa de enfermedad, y de cómo,
en concreto, emociones violentas perjudicaban a la salud.
Desde el punto de vista energético, las em ociones y los
pensamientos son vibración. Emociones de miedo, conscien
tes o inconscientes, sentimientos de rabia, ira, celos, soledad,
falta de confianza... son mensajes que si perduran en el tiem
po pueden afectar nuestro equilibrio y por tanto nuestra salud.
Por el contrario, potenciar sentimientos y pensamientos de vi
bración armónica, de amor, paz, bienestar... tienen un efecto
beneficioso en nuestro ser.
También contemplaban unas causas internas:
32
Desde Grecia...
33
4.... Aproximándonos a Oriente
35
profunda y elevada de nuestro Ser pueda expresarse en un
vehículo sano, armónico y en perfecto estado. Energías más
sutiles y elevadas de nosotros mismos no pueden expresarse
correctamente si su vehículo, es decir nuestros “cuerpos” físi
co, em ocional y mental están profundam ente desequilibra
dos, y aquí tenem os m ucho que aprender de Oriente.
Adentrarnos en algunos conceptos de la m edicina tradi
cional china, de la medicina ayurvédica de la India o de la me
dicina tibetana puede hacernos entender y co n o ce r mejor
nuestro cuerpo energético, tam bién llam ado cuerpo vital,
cuerpo etérico o cuerpo energético holográflco.
Com enzarem os analizando un sistema curativo de miles
de años de existencia, y que ahora, a finales del siglo xx em
pieza a sernos algo familiar: la acupuntura.
Introduciéndonos en la acupuntura
Es difícil precisar su origen con exactitud; sobre él existen m u
chas leyendas. Los tratados más antiguos sobre acupuntura
datan del 2800 a. C., siendo dos de las más grandes obras
el N ei King y el So Ouenn. Otro texto m uy im portante es el
I Ching, también conocido com o Libro de las Mutaciones, un
complejo tratado sobre las leyes que rigen la transformación
recíproca de la energía y la materia.
Se han hallado abundantes Inscripciones en excavacio
nes co rresp on die ntes a la é po ca de la dinastía Shang del
1766 al 1123 a. C., aunque los primeros vestiglos se rem on
tan a unos 5.000 años aproxim adam ente y los encontramos
en la zona del Río Amarillo.
Los fundam entos teóricos de la acupuntura proceden del
taoísmo tradicional, muy anterior al sabio Lao-Tsé que se su
pone vivió hacia el 600 a. C.
El taoísm o es una cosm ovlsión y una ciencia de la vida.
Durante milenios, com o tam bién hicieron los m édicos hipo-
cráticos, estudiaron la vida, la naturaleza, Intentando c o m
prender sus principios reguladores. El Tao es el principio que
rige todas las cosas, es la ley natural, el camino, el origen y el
fin, y el m isterio es fluir en su corriente de vida hasta unirse
con Él. Tao es la madre de todas las cosas, y al Tao retornan
todas las cosas también.
36
Lao Tsé dijo: “Tao produce uno, uno produce dos
y se manifiesta com o tres; tres produce los diez mil
seres”. Tao no existe en el m undo visible, pero es el
origen, el principio, es el “No Ser” . En Él todo esta in
cluido y en Él todo se manifiesta, y se manifiesta a tra
vés de Chi (o Q/), energía sin la cual es im posible la
existencia.
El término Chi o Qi fue traducido por energía, una
entidad esencial a la vida, no estática, sino dinámica.
Se le considera com o la fuerza o energía que vivifica
el cosmos, y en consecuencia también a los seres hu
manos, como parte que somos de él. Circula por to
do nuestro organismo a través de unos trayectos invi
sibles a simple vista que son los meridianos de acu
puntura y los nadis.
Chi cambia su form a según la densidad y la fre
cuencia, por tanto puede ser materia o energía, algo
físico y algo sutil, todo dependiendo del estado de vi
bración. Los orientales parten pues de un concepto
unicista de la energía, la cual es única pero manifesta
da bajo múltiples formas. La materia es su condensa
ción y cuando se dispersa vuelve a su estado puro
energético.
¡Qué gran sorpresa la mía cuando accedí a este
conocimiento! Reflexionando sobre estas ¡deas pude
observar cóm o estos co nce pto s encajaban perfec Signo del
TAO TE CHING.
tamente con lo que cien to s de años después nos
llegaría a través de Einstein quien, co m o co m e nta
mos anteriormente, esta vez desde la ciencia, desde la físi
ca, estableció la relación m atem ática entre m ateria y ener
gía, como expresión dual de una m ism a sustancia universal
plasmándola en su fam osa ecuación E = m x c2 y m = E / c2,
donde la energía ni se crea ni se destruye, tan sólo se trans
forma.
Nos íbamos aproximando. Oriente y Occidente desde dis
tintos puntos de partida se estaban acercando.
Chi, la energía de nuestro cuerpo, discurre por tanto se
gún unos patrones muy bien definidos a través de unos cana
les energéticos que, com o ya hemos dicho, son los meridia
nos de acupuntura de la medicina tradicional china y los nadis
37
De lo físico a lo sutil
38
Trabajos com o los del Dr. J.C. Darras, el profesor P. de
Vemejoul, y el profesor P. Albarede entre otros, van en esta lí
nea. En nuestro país también se han llevado a cabo trabajos
de Investigación. Así podem os destacar los trabajos realiza
dos en la División de Medicina Nuclear del Hospital Clínico y
Provincial de Barcelona a cargo de la Dra. Alicia García, junto
con el Dr. Víctor Gotzens del Departamento de Ciencias Mor
fológicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Bar
celona y el Dr. M. Kovacs, entre otros. Sus estudios han sido
publicados en la revista European Journal o f Nuclear M edici
ne, y los resultados de sus estudios confirman que las líneas
específicas de m igración que obtienen, ca pta da s con una
gammacámara tras la inyección en la hipodermis del radioisó
topo 99mTc en puntos de baja resistencia eléctrica, no pue
den ser explicadas por ninguna función biológica conocida,
como la circulación sanguínea, linfática o nerviosa. Otro dato
interesante y no fácilm ente explicable, fue que evidenciaron
cómo la sección en una zona de la piel de una extrem idad
que afectaba a un determinado meridiano de acupuntura, im
pedía el progreso del marcador radiactivo 99mTc, no sólo en
el meridiano de esa extremidad sino también en el contralate-
ral, la otra extremidad, ¡aunque ésta no hubiera sido secciona
da! Estos estudios evidencian la posible existencia de los me
ridianos de acupuntura.
El Dr. Rosenblatt, de California, ha dem ostrado con sus
trabajos la existencia de un b io fe e d b a ck que relaciona un
cambio en el ritmo cardíaco con una reacción en la conducti
vidad eléctrica cutánea; y a su vez el cam bio de la misma en
puntos muy concretos de la piel, repercute en el funciona
miento interno de un órgano.
Otros estudios realizados en laboratorio demuestran cóm o
la estimulación de determ inados puntos de acupuntura pro
duce variaciones en el registro electroencefalográfico (EEG), y
al mismo tiem po se dem uestran im portantes y rápidas res
puestas fisiológicas en el electrocardiogram a (ECG), te m p e
ratura corporal, ritmo respiratorio, respuesta dérmica galváni
ca, etc.
39
En 1997 tuvo lugar en Bethesda, en Estados Unidos, una
Conferencia de Consenso sobre la Acupuntura, patrocinada
por el NIH (National Institute o f Health o Instituto Nacional de
la Salud). En esta conferencia se destacó la creciente dem an
da por parte de la población norteamericana de las medicinas
complem entarias. Hace tan sólo unos meses, la prestigiosa
FDA (Food a n d D rug A dm inistration o A dm inistración para
Fármacos y Alimentos) de Estados Unidos, calificó la acupun
tura com o técnica eficaz y segura en unas patologías concre
tas sobre las que había trabajos bien docum entados, y a la
espera de posteriores revisiones para sacar nuevas conclu
siones.
Las investigaciones en este cam po continúan, y en 1982
la Organización Mundial de la Salud recomendó continuar en
el estudio e investigación científica de la acupuntura.
Para los chinos, la energía de nuestro cuerpo que llaman
Chi o Qi circula por todo nuestro organismo a través de doce
meridianos situados a la derecha e izquierda de su línea me
dia. Son pares, sim étricos y form an lo que se denom ina la
gran circulación de la energía o circu ito energético mayor.
Además existen dos meridianos impares, que pasan vertical
mente por el centro de nuestro cuerpo, uno por delante y otro
por detrás, y form an la pequeña circulación de la energía o
circu ito energético menor. Estos d oce m eridianos son los
grandes troncos de los que derivan el resto de canales secun
darios. En cada uno de los m eridianos existe una serie de
puntos, los puntos de acupuntura, ventanas hacia el exterior,
donde una estimulación física, química, eléctrica o táctil, dará
lugar a una reacción sobre un órgano interno de nuestro cuer
po. La acupuntura ha permitido vislumbrar la piel como un radar
o cerebro periférico, y su funcionamiento y fisiología com o una
red de circuitos integrados. Los puntos de acupuntura tienen
características anatómicas, eléctricas y fisiológicas particulares.
Los doce meridianos principales se dividen en seis meri
dianos YIN que recorren la superficie de nuestro cuerpo (se
gún la posición fetal) y seis meridianos YANG que recorren la
superficie externa..
Según la tradición oriental, la energía se mueve en dos cam
pos de polaridad opuesta y a su vez interdependiente. Nuestro
universo es dual, masculino-femenino, día-noche, arriba-abajo,
calor-frío, luz-oscuridad, etc.
40
Las dos polaridades están interrelacionadas, no puede
existir la una sin la otra, y pasan de una a otra form a continua
y sucesivamente, conservando el equilibrio y armonía. Hay un
eterno intercambio entre Yin y Yang, principio de la dualidad y
de la unidad. Los dos polos unidos dan la totalidad.
Llaman Yin (Inn) a la polaridad negativa receptiva, y Yang
(lann) a la polaridad positiva activa.
Yin Yang
femenino masculino
mujer hombre
dentro fuera
frío calor
agua fuego
pasivo activo
Luna Sol
Yin Yang
Un reloj biológico
En ese circular de la energía, la medicina china describe un re
loj biológico, donde cada meridiano y cada órgano tiene dos
horas de energía máxima. Cuando la energía es máxima en
un órgano, es mínima en su opuesto. El horario de máxima
energía es el siguiente:
El orden y sentido de esta circulación energética es el si
guiente:
de 3 a 5h.......... .......pulmón
de 5 a 7h.......... .......intestino grueso
de 7 a 9h.......... .......estóm ago
de 9 a 11 h........ .......bazo-páncreas
de 11 a 13h...... .......corazón
de 13 a 15h..... .......intestino delgado
de 15 a 17h...... .......vejiga
de 17 a 19h...... .......riñón
de 19 a 21 h...... .......maestro-corazón
de 21 a 23h...... .......triple recalentador
de 23 a 1h........ .......vesícula biliar
de 1 a 3h.......... .......hígado.
¡Menudo lío!... ¡La prim era vez que estudié este circuito
casi me mareé!, y pensé: “ ¡Esto es peor que la circulación de
mi ciudad!” . Y de pronto se me ocurrió una analogía que, aun
que simplista, me pareció ilustrativa. C om paré la circulación
de los vehículos de una gran ciudad con nuestra circulación
energética. El símil sería el siguiente:
43
Figura 6
Visión anterior
De izquierda a derecha:
1. Meridiano del pulmón
2. AAeridiano del bazo
3. Meridiano de vaso concepción
4. Meridiano del riñón
5. Meridiano del estómago
44
45
Los nadis equivaldrían a las pequeñas y medianas calles
de la ciudad, los meridianos serían sus grandes avenidas, y la
energía los vehículos circulando.
Fue fácil para mí comprender cóm o un embotellamiento o
dificultad en una pequeña calle o “ñadí' podía no tener reper
cusión en la circulación general de la ciudad, mientras que un
atasco en una o más calles importantes o “meridianos” podía
significar el colapso circulatorio.
Bien, pues algo parecido es lo que le sucede a nuestro or
ganism o cuando, por múltiples causas, se altera su circula
ción energética, siendo esta alteración por exceso o por de
fecto capaz de repercutir en nuestros órganos internos.
46
Pero esto es sólo el com ienzo...
Hasta aquí hemos abordado la parte más “densa” de nuestra
constitución: el cuerpo físico. Hemos estudiado algunos con
ceptos de la medicina tradicional china y de la acupuntura, y
hemos visto que los meridianos son la parte de nuestro siste
ma energético más próximo al cuerpo físico y primer eslabón
que nos introduce hacia nuestra constitución más sutil.
Y para mí fue un descubrim iento irme dando cuenta de
que yo era algo más que un cuerpo, de que era algo más que
una suma de órganos y células, y que mi constitución iba más
allá de la simple materia. Poco a poco fui observando esas
otras facetas de mí misma, y descubrí que poseía unas em o
ciones que me influenciaban de tal form a que yo era práctica
mente inconsciente de su importancia; observé mis patrones
de conducta y com probé cóm o en ocasiones eran simples re
peticiones de aquello que me habían enseñado... o que yo
había aprendido, y otras veces ni siquiera sabía de dónde
procedían; descubrí que mi mente fabricaba pensamientos, la
mayoría de ellos inútiles y repetitivos. Percibía una “energía”
que circulaba por to do mi ser, y cóm o en ocasiones ésta des
cendía sintiéndom e agotada y en otras aum entaba p ro d u
ciéndome estados de un gozo y paz indescriptibles. Pero aun
así intuía que yo era algo más..., y estaba dispuesta a descu
brirlo.
Poco a poco me introduje en el estudio de nuestra consti
tución más sutil, esa parte que también somos, pero a la que
hasta entonces apenas había prestado atención: el sistema
energético del ser humano.
47
i El sistema energético
del ser humano
5. Introducción
49
Los cuerpos sutiles forman una unidad de energías entre
lazadas que nos rodean e interpenetran. Emociones, pensa
mientos son algo vivo, dinámico, son vibraciones que emiti
mos y que somos capaces de percibir. Pero para poder com
prender mejor to do esto, y antes de estudiar uno por uno ca
da uno de nuestros vehículos, es importante introducir el con
cepto de cam po energético humano.
El campo energético
Vamos a entrar en un tem a com plejo, porque hasta hoy se
enseña muy poco acerca de él. Ésta es una gran paradoja,
puesto que desde hace más de cincuenta años, la física ya no
sólo tiene en cuenta la m ateria y sus partículas, sino que
acepta que el “cam po” juega un importante papel en las inte
racciones de to d o s los sistemas. Ya com entam os có m o la
m edicina en O ccidente se basa en un m odelo mecanicista.
En biología seguim os anclados en la materia. H asta ahora
sólo hemos considerado el aspecto masa, “partícula” . Toda
vía no hemos integrado su aspecto energético, “onda” .
En el transcurrir del siglo x v i i Isaac Newton generalizó el
concepto de la atracción gravitatoria en la ley de la gravita
ción universal. Todos los objetos materiales se atraen. La m a
teria tiene una propiedad según la cual to d a partícula con
una masa ejerce una fuerza de atracción sobre otra partícula
con masa del universo.
Durante la primera mitad del siglo xix, se realizaron m ulti
tu d de d escu b rim ie n to s b ásicos sobre la e le ctricid ad y el
magnetismo. Uno de los investigadores más distinguidos fue
Hans Christian Oersted, profesor de física en Copenhague,
quien en 1820 descubrió la relación entre la electricidad y el
magnetismo.
Oersted com probó cóm o una corriente eléctrica creaba en
sus proximidades un cam po magnético, y observó cóm o éste
desaparecía cuando cesaba la corriente. Un cam po magnéti
co creado alrededor de un hilo conductor de corriente puede
atraer objetos metálicos o de hierro.
Posteriorm ente, Michael Faraday desarrolló la idea de
“cam po de fuerza".
Recordem os el fam oso ejemplo de los imanes, que nos
muestra la existencia de líneas de fuerza m agnética que ro
dean un cuerpo con carga m agnética, y cóm o los cuerpos
50
de carga distinta se atraen entre sí y los de carga idéntica se
repelen:
Figura 8
Fuerzas del
campo
magnético.
Las cargas
idénticas se
repelen y las
cargas distintas
se atraen.
51
Pero no sólo la Tierra, sino el Sol y la Luna com o masas en
m ovimiento también poseen sus cam pos electrom agnéticos
que nos afectan continuamente, y no sólo a nosotros sino a
todo el Sistema Solar.
Se sabe que si dividim os un imán
por la m itad, cada parte sigue siendo
un imán más pequeño con nuevos po
los. Esa propiedad magnética, de atrac
ción, es una característica que reside
en la propia materia, en sus átomos.
Por tanto, el m agnetism o está ínti
m am ente ligado a la m ism a existencia
de los átom os: son los electrones ató
m icos con su spin, los que al girar ge
neran los ca m p os m agnéticos (spin:
significa giro, es una característica
cuántica de una partícula, y puede to
mar valor + 1/2, 0, -1 /2 ). Así, podem os
representar los átom os y moléculas c o
mo diminutos imanes.
Cada átom o se com porta com o un
m inúsculo imán y lo que diferencia una
barra de hierro no imantada de un imán
es la disposición desordenada de sus átom os. Las partes
Figura 9 magnéticas de los átom os se neutralizan unas con otras debi
Campo
do a que los átom os están situados desordenadam ente en
magnético
terrestre. todas las direcciones, mientras que en un imán o barra iman
tada, to do s sus átom os están orientados y ordenados en el
espacio. Cada átom o contribuye, con sus polos, a que los
efectos magnéticos se sumen, form ando un imán. De nuevo,
¡orden y armonía!
Los átom os son centros de fuerza y esa fuerza tiene un
cam po de acción. Todos los átom os y partículas de una molé
cula crean un cam po de fuerza y se atraen entre sí. La materia
se mantiene en cohesión ¡gracias a esa interacción electro
magnética!
Y en mi mente surgieron múltiples preguntas: ¿Cuál debía
ser esa fuerza tan poderosa que producía y mantenía la atrac
ción entre la materia, entre los cuerpos, entre los átom os?
¿Qué calidad y potencia tan perfecta debía tener esa energía
para mantener un orden tan increíble entre billones y billones
de estrellas y planetas? Una fuerza de atracción tan podero-
52
Figura 10
Barra
no imantada
con los átomos
desordenados.
Figura 11
Barra
imantada
con los átomos
ordenados.
sa, una energía tan sublime, tan sólo podía ser Una. Y llegó la
respuesta:
53
Detectamos los cam pos eléctricos de nuestro organismo
sin gran dificultad m ediante técnicas com o la electrocardio
grafía o la electroencefalografía. Pero los cam pos m agnéticos
son m ucho más débiles y sutiles.
En 1911, el físico holandés H.K. Onnes descubrió que a
269 °C bajo cero, el mercurio dejaba de oponer resistencia al
paso de la corriente. Nacen los superconductores, materiales
que a determinadas temperaturas dejan de oponer resistencia
al paso de la corriente eléctrica. Dos años más tarde Onnes
recibiría el Premio Nobel.
En los superconductores ocurre un efecto curioso: expul
san los cam pos m agnéticos de su interior, lo que les permite
“flotar” , levitar sobre éstos ¡como si fuesen un soporte m ate
rial!, ¡flotan, literalmente!
Pero es en la década de los setenta cuando se desarrolla el
biomagnetismo, un área científica que trata de detectar y cuan-
tificar los campos magnéticos generados por los seres vivos, y
en particular por los seres humanos, gracias al desarrollo de
instrum entos superconductores capaces de detectar esos
cam pos m agnéticos tan débiles. Pensem os que el cam po
m agnético terrestre es de 70 m icroteslas (7.10 5 T) mientras
que los cam pos magnéticos biológicos van desde 1nanotesla
(1.10'9 T) hasta 1 femtotesla (1.1 0 15 T). Los cam pos magnéti
cos biológicos son por tanto extremadamente débiles, com o
mínimo diez mil veces más pequeños que el campo magnético
terrestre, de ahí la dificultad de medirlos e investigar sobre ellos.
En la actualidad disponem os de un sistema experimental
de altísima sensibilidad: el m agnetómetro SQUID (Supercon
d ucto r Quantum interference Device), también llamado DSIC
(Dispositivo Superconductor de Interferencia Cuántica), el sis
tem a experimental de mayor sensibilidad conocido, capaz de
detectar cam pos m agnéticos muy débiles com o los origina
dos en el corazón, el cerebro y otras zonas de nuestro cuerpo
que generan electromagnetismo.
En 1987 comienza a funcionar en Francia un Squid hecho
con materiales superconductores. Estos biom agnetóm etros
se utilizan en la actualidad para investigación básica y médica,
siendo m uy prom etedoras sus aplicaciones para detectar
anomalías en los cam pos magnéticos cerebrales en pacientes
con epilepsia, demencias...; permite cartografiar las funciones
sensoriales del cerebro; Identificar arritmias u otros trastornos
54
Figura 12
Campo energético
humano o aura.
55
cardíacos sin necesidad de insertar catéteres en el corazón;
detectar contaminantes magnéticos en el pulmón, etc. Nacen
el neuromagnetismo, el cardiomagnetismo y el pneumomagne-
tismo como algunos de los ejemplos de aplicación de los Squid.
Así com o la Tierra, el Sol y la Luna poseen un “cam po” de
energía, los seres hum anos tam bién estam os polarizados
eléctricamente y poseemos nuestro cam po energético.
Midiendo la diferencia de potencial con un voltímetro de
te cta m o s una diferencia entre 150 y 200 v, desde los pies
hasta la cabeza. En la cabeza predominan las cargas positi
vas, en los pies las negativas. Poseemos pues un “cam p o ” ,
zona o volumen del espacio tridimensional que rodea a nues
tro cuerpo físico. Este cam po energético humano también es
conocido con el término de Aura.
Aura significa “cuerpo de energía, cuerpo de luz” . Por aura
entendem os nuestro cam po de energía, cam po de energía
electromagnética y abarca, habitualmente, la zona del espa
cio que nos rodea con los brazos abiertos en cruz.
Por tanto nuestro cam po energético o aura abarca la zona
del espacio que rodea al cuerpo físico y corresponde a la par
te m ás sutil de nuestra constitución, y está form ado por la
energía de nuestro cuerpo físico-etérico, emocional, mental y
espiritual.
Ya co m e nta m os que la parte e nergética o sutil estaba
constituida por elementos no visibles con nuestros ojos físi
cos en condiciones normales. Pero to d o s hem os tenido la
experiencia subjetiva de su existencia. C uántas veces he
m os sentido afinidad o rechazo hacia una persona única
m ente estando en su proximidad. Esto es porque, de alguna
form a, captam os o interferim os con su cam po de energía.
Los seres hum anos tenem os la capacidad de ser emisores y
receptores. Existe un principio físico de reciprocidad electro
m ag né tica entre sistem as d in ám icos sim ilares. Éste es el
principio en que se basan la radio, la televisión, etc. Em ocio
nes, sentim ientos, pensam ientos, ideas... son energía, son
vibración, son constituyentes de este cam po energético que
nos rodea, y por tanto somos capaces de captarlos por reso
nancia con otra persona, por eso es posible la telepatía...
Vamos a continuar con el estudio de cada uno de nuestros
componentes sutiles, y empezaremos por el cuerpo energéti
co holográfico o cuerpo etérico.
56
6. Cuerpo energético
holográfico
57
1. de manifestación, “esfera explícita” donde las cosas y los
acontecim ientos están separados, donde participa el es
pacio y el tiempo.
2. de no m anifestación, “esfera im plícita” que está bajo la
apariencia, don de las cosas y los acon tecim ien tos son
a-espaciales, a-tem porales, únicos e indivisos. Conectar
con esta esfera explicaría a su vez las experiencias místi
cas de Unidad.
58
En un feto en formación, cada célula sabe dónde dirigirse
y la función a realizar. Existiría un “m olde” o “mapa" que ac
tuaría como un cam po bioenergétlco que aportaría informa
ción codificada para la organización espacial de sus células.
El Dr. Richard Gerber, en su libro La curación energética de
Ediciones Robinbook, explica cóm o la organización espacial
de las células de un organismo se debe a la existencia de un
campo bioenergético tridim ensional, p atrón holográfico de
energía que aportaría la inform ación para o rd e n a r nuestra
materia física. Ese m olde energético es el cuerpo energético
holográfico o cuerpo etérico.
En apoyo a esta hipótesis existen num erosos estudios
científicos sobre los cam pos de energía de los seres vivos. Así
podemos citar la obra de Y. Dumitrescu, Harold S. Burr, Si
meón Kirlian, A. Detrick, entre otros.
Harold S. Burr, de la Universidad de Yale, realizó investiga
ciones sobre la form a de los cam pos de energía que rodean
a los animales y vegetales vivos. Los resultados de sus estu
dios sugieren que to d o organism o en desarrollo sigue una
plantilla de crecimiento preestablecida que genera un cam po
electromagnético. Esta plantilla es el cuerpo energético holo
gráfico o cuerpo etérico.
El cuerpo energético holográfico es p o r ta n to el m olde
energético del cuerpo físico, patrón holográfico portador de la
información que permite su formación. Está tan relacionado e
interpenetrado con nuestro organism o que a am bos se les
une y engloba en una unidad físico-etérica. Por ello también
recibe el nombre de doble etérico, porque es el doble energé
tico del cuerpo físico.
A través del cuerpo energético circula la energía de nues
tro organismo aportándole vitalidad, de ahí que también reci
ba el nom bre de cuerpo vital, y es m uy Im portante que la
energía circule correctam ente a través de él, ya que de ello
dependerá nuestra vitalidad.
Está constituido por miles de líneas de fuerza y energía en
trante y saliente, com o una red energética form ada por infini
dad de cables eléctricos finísimos invisibles a nuestros ojos si
no estamos en un estado ampliado de percepción, y que for
man, com o ya hemos dicho, un segundo cuerpo Igual al físi
co. Interpenetra la parte densa de nuestro cuerpo y se extien
de un poco más allá de éste.
59
R etom ando co n ce p to s de m edicinas orientales, éstas
siem pre han aceptado la existencia del cuerpo etérico, ac
tuando sobre él con distintas técnicas com o por ejemplo la
acupuntura, el Hatha Yoga, etc.
Por tanto, recurriendo a la tradición y conocim iento orien
tal, podem os entender y conocer mejor nuestro cuerpo ener
gético, siendo su parte más densa o próxima a la materia los
nadis, meridianos y centros de energía o chakras.
La siguiente ilustración muestra una representación históri
ca de una tabla de nadis y chakras procedente del Tíbet. En
ella podem os reconocer la red de finísimos canales energéti
cos, los nadis, y la representación de los siete chakras princi
pales, así com o un gran número de chakras secundarios.
Nadis y meridianos
61
dividen en seis meridianos Yin y seis m eridianos Yang. For
man la gran circulación. Adem ás existen dos meridianos im
pares, que pasan verticalmente a la derecha e izquierda de la
línea media de nuestro cuerpo, uno por delante y otro por de
trás, y que constituyen la pequeña circulación.
En la tradición del Yoga, se dice que la columna vertebral
etérica está formada por tres nadis o canales que en sánscrito
reciben el nombre de Sushumna, Ida y Pingala.
Sushumna: es el canal energético más importante. Parte
desde el primer chakra, a nivel del coxis y asciende por toda la
colum na hasta llegar al séptim o chakra, a nivel de la corona
de la cabeza.
Ida: es el canal energético que nace en la base de la c o
lumna (a nivel del primer chakra) a la izquierda de Sushumna.
Representa el aspecto femenino de la energía, facilita el dom i
nio de las emociones (corresponde al Yin).
Pingala: es el canal energético que nace en la base de la
columna (también a nivel del primer chakra) pero a la derecha
de Sushumna. Representa el aspecto m asculino de la ener
gía, y facilita el dominio de la mente (corresponde al Yang).
Los nadis Sushumna, Ida y Pingala comienzan a nivel del
primer chakra, en la base de la columna, y ascienden a lo largo
de ella hasta terminar, Sushumna a nivel del séptim o chakra,
mientras que Ida y Pingala, con un ascenso entrecruzado, lo
hacen a nivel del sexto chakra llam ado Ajna, situado en la
frente a nivel del entrecejo. Aquí finaliza la polaridad alternante
de la energía. Este chakra se representa simbólicamente con
dos pétalos, com puestos cada uno de ellos por cuarenta y
ocho pétalos menores (48 + 48 = 96, número de pétalos de
este centro). Simboliza los dos nadis Ida y Pingala entrelaza
dos, los dos mundos: el manifestado y el no manifestado; las
dos polaridades de la energía: masculina y femenina; los dos
ojos físicos; etc. Recordemos la figura 2, que muestra los tres
nadis principales y su trayecto por la columna vertebral.
64
Figura 15
Los siete chakras
mayores o
principales,
visión lateral.
65
Los chakras representan la actividad electromagnética ge
nerada por los plexos nerviosos y las glándulas endocrinas.
El área que ocuparía un chakra principal vendría a abarcar
unos 8-10 cm de diámetro. Se localizan en la línea media del
cuerpo a unos centímetros detrás de la columna vertebral y se
proyectan hacia adelante. Cinco están situados en la contra
parte energética de la columna vertebral y dos en la cabeza.
Están separados entre sí por zonas de refuerzo de la trama
energética que protegen de un ascenso súbito de la energía,
de un centro inferior a otro superior, en un m om ento en el cual
el sistema pudiera no estar preparado para recibirla.
El nombre sánscrito que recibe cada uno de ellos es el si
guiente:
• 2 oculares
• 2 en los oídos: articulación temporomandibular
• 1 a nivel de la unión esternoclavicular
• 1 a nivel del tim o
• 1 a nivel epigástrico, por debajo del esternón
66
• 2 a nivel de los senos
• 1 a nivel del bazo
• 1 en la zona del hígado
• 1 en el ombligo
• 2 a nivel de las gónadas: ovarios, testículos
• 2 en la cara posterior de las rodillas
• 2 en las palmas de las manos
• 2 en las plantas de los pies
• 1 en la región dorsal entre los omóplatos
68
Chakra secundario a nivel del timo: se localiza por debajo
del extremo superior del esternón. Está relacionado con el
cuarto chakra cardíaco llamado Anahata, y am bos están
vinculados con la regulación y respuesta inmunitaria.
Chakra secundario a nivel epigástrico: se localiza inmedia
tamente por debajo del apéndice xifoides, extremo inferior
del esternón. Se relaciona íntimamente con el tercer cha
kra llamado Manipura o plexo solar. Es una zona de transi
ción entre el abdom en y el tórax, y unión entre el esófago y
estómago. Corresponde a una zona de gran sensibilidad a
las emociones, y es una región donde se reflejan con m u
cha frecuencia perturbaciones de origen emocional.
Chakras secundarios en las plantas de los pies: existen
dos chakras secundarios en cada una de las plantas de
los pies. Se consideran prolongación del p rim e r centro
Muladhara. Son el anclaje a la madre Tierra y a través de
ellos conectam os con su energía. Ésta es una de las razo
nes por lo que es aconsejable y una muy buena actividad,
caminar con los pies descalzos por un prado, césped, o
por la orilla del mar... Es una forma de recargarnos energé
ticamente, sobre todo los que vivimos en las grandes ciu Figura 17
dades. Chakras
secundarios de
Chakras secundarios en las palmas de
las palmas
las m anos: en am bas palm as de las de las manos
m anos poseem os d os chakras se conectados a
cundarios m uy im portantes. Están la energía del
directam ente co ne cta d o s con el chakra
cardíaco.
cuarto centro Anahata, y son pro
longación directa de la energía de
am or del corazón. Por ta n to las
manos son excelentes conducto
ras de la energía vital tam bién
llamada prana. La emanación
de las manos ha sido históri
cam ente uno de los más
antiguos y efectivos
instrum entos de c u
ración. La imposición
de manos ha permiti
do a hom bres y m u
jeres de to d a s las
69
épocas y culturas canalizar su potencial curativo, siendo la
imposición de m anos una técnica conocida desde tiem
pos inmemoriales y parte de la cultura popular de muchos
pueblos.
• Prana
71
7° CHAKRA 1.000 pétalos
5o CHAKRA 16 pétalos
SUSHUMNA
4o CHAKRA 12 pétalos
2o CHAKRA 6 pétalos
PINGALA------ IDA
Figura 19
Representación de
los chakras según la 1er. CHAKRA 4 pétalos
tradición hindú.
72
• Los chakras: flores de loto
73
de más alta vibración, y nuestra estructura energética se va
transform ando y sim bólicam ente pasam os de ser bombillas
de 60 vatios por las que circula corriente de 125 voltios, a ser
focos de luz radiantes por las que fluye energía de 220 voltios.
Poco a poco entram os en una dimensión donde reina la
paz, donde empezamos a ser los directores de nuestra vida y
no víctimas de las circunstancias; com enzam os a vivir en el
m undo de las causas, de los orígenes y no tanto en el de los
efectos; empezamos a entender el porqué de un dolor o una
enferm edad y, por tanto, disponem os de más herramientas
para sanar; entramos en ese estado de conciencia, en esa di
mensión cuántica de la que nos habla el Dr. Deepak Chopra,
donde no tiene cabida la desarmonía. Sería com o un electrón
que cambia de órbita en su eterno girar alrededor del núcleo,
una nueva órbita de conciencia donde existen m ayor c o m
prensión y sabiduría, donde el sufrimiento empieza a diluirse
com o en una habitación donde reinaba la oscuridad y se en
cendió la Luz.
Los chakras poseen funciones m uy im portantes, ya que
son: r e c e p to re s , tr a n s fo rm a d o re s y d is tr ib u id o r e s de la
energía vital.
Por tanto el cuerpo etérico es el m ecanismo de entrada y
salida para diferentes energías. Representa el nivel de inter
cam bio de todas las energías que circulan en un ser vivo, y
com o transmisor de energía al cuerpo físico, está en íntima re
lación con sistemas de éste, en concreto con el sistema ner
vioso y con el sistema endocrino.
Energías procedentes de múltiples fuentes del medio am
biente y entorno, el Sol, la Tierra..., así co m o tam bién de
nuestra mente, emociones o energías sutiles más elevadas de
nuestro Ser, son captadas por el cuerpo etérico, las cuales
son transformadas y procesadas por los chakras. A través de
la red de nadis estimulan el sistema nervioso, el cual, por m e
dio de su actividad eléctrica, envía impulsos a los distintos ór
ganos y glándulas endocrinas. Una vez estimulada la glándula
endocrina su secreción hormonal es distribuida por el torrente
sanguíneo, llegando así la información a cada una de las célu
las.
El siguiente esquem a ha sido desarrollado por Barbara
Ann Brennan, el Dr. Richard Gerber y el Dr. Jorge Carvajal en
tre otros autores, y nos permite com prender mejor el papel de
74
intermediario que juega el cuerpo etérico en el proceso que si
gue nuestra energía:
cuerpo
energético
sutil
Chakra
cuerpo
etérico
/J\
Nadis
l
Sistema nervioso
I
Células del organismo
El cuerpo etérlco sería por tanto el eslabón no visible por el
que fluyen las corrientes vitales que mantienen vivo nuestro
organismo y donde se realiza la conexión entre el m undo de
las emociones, pensamientos, dimensión espiritual y nuestro
cuerpo físico. Es por tanto el puente m ediador que permite
transferir las ondulaciones de información. Com o molde ener
gético de nuestro cuerpo, la salud de nuestro organismo físico
depende en gran medida de poseer un cuerpo etérico equili
brado, ya que su desequilibrio impide la correcta afluencia de
energía entre nuestros “cuerpos" y nuestra alma. En él pue
den estar presentes desequilibrios antes de que se manifies
ten en la materia. La enferm edad puede m anifestarse en el
aura etérica antes de hacerlo en el cuerpo. A veces una per
sona siente molestias o sensaciones y tras un exhaustivo es
tudio y reconocimiento del cuerpo no encontramos ningún re
gistro de enfermedad ni causa que lo justifique; sin embargo,
ésta se halla a nivel energético, y es la sensibilidad de la per
sona la que está anunciando el problema, por lo que si somos
capaces de reconocerlo y tratarlo, estaremos haciendo real
mente medicina preventiva.
En el caso de que la enfermedad ya esté materializada en
el cuerpo físico, deberem os actuar con técnicas convencio
nales, que actúen a este nivel, pero trabajar sobre el sistema
energético puede ayudarnos a avanzar en el proceso de cu
ración.
En algunos casos, esto ya se está utilizando en el cam po
de la rehabilitación, donde se utilizan corrientes electrom ag
néticas sobre fracturas óseas, acelerando el proceso de con
solidación y form ación del callo óseo, favoreciendo la cura
ción de la fractura y dism inuyendo las secuelas postraum áti-
cas. La m agnetoterapia también es aplicada en fracturas mal
consolidadas, osteoporosis (descalcificación) postinmoviliza
ción, etc.
Por tanto en la rehabilitación y fisioterapia encontram os
ejem plos de actuaciones sobre nuestro ca m p o energético
para facilitar un proceso de curación.
La luz es una form a de radiación, yendo sus frecuencias
visibles desde el rojo hasta el violeta. Las frecuencias por de
bajo del color rojo corresponden a los infrarrojos, y por encima
del violeta encontram os los ultravioleta. El color violeta es el
resultado de una vibración que acontece con una frecuencia
76
370 billones de veces mayor que las vibraciones productoras
del color rojo. Las m icroondas poseen frecuencias inferiores a
las infrarrojas.
En la term oterapia se utilizan frecuencias de infrarrojos y
microondas, mientras que en la electroterapia se utilizan inter-
ferenciales, m agnetoterapia, ultrasonidos, corrientes expo
nenciales y Tens (Terapia de estimulación eléctrica nerviosa).
Éstos son ejemplos de cóm o cada vez utilizamos más la fí
sica y no sólo la química com o herramienta de tratamiento.
A los chakras tam bién se les conoce con el nom bre de
p s ic o b io g e n e ra d o re s .
P s ic o : porque se relacionan con d istin to s e stad os de
nuestra m ente y de nuestras em ociones. P ensam ientos y
em ociones determ inan entre o tro s el tip o de energía que
circula por nuestro cu erpo etérico y, en definitiva, acaban
afectando al cuerpo físico, y viceversa: el estado de nuestro
cuerpo físico puede influir en nuestros estados m entales y
emocionales.
Al reflexionar sobre este proceso podrem os com prender
m ejor c ó m o p en sam ien tos y se n tim ie n to s pueden llegar
a afectar a nuestro organismo, siendo en ocasiones la causa
interna de lo que acontece a nivel externo.
Posiblemente hayamos tenido experiencia de cóm o pen
samientos negativos (emociones y sentimientos de rabia, ira,
envidia...) que afectan a nuestra autoestima, aunque estén en
un plano inconsciente, pueden terminar afectando a nuestro
organismo y sus funciones, y ocasionar enfermedad com o úl
tima expresión del proceso.
B io : porque cada chakra se relaciona en concreto con de
terminados órganos internos, glándula endocrina y plexo ner
vioso (fig. n° 3).
Uno de los fundam entos básicos de las m edicinas ener
géticas o vibracionales, es el reconocimiento de la existencia
del cuerpo energético, etérico o vital, que representa el nivel
de paso e intercambio de todas estas energías que circulan
en un ser vivo. El cuerpo etérico es sensible a estímulos vi
bratorios sutiles com o el sonido, la luz, el color, los cam pos
electromagnéticos; a la información contenida en un m edica
m ento hom eopático o esencia floral; a las imágenes m enta
les de la visualización, incluso a form as y figuras geométricas,
etc.
77
Un sonido, un color, son longitudes de onda, son vibra
ción, y tienen la capacidad de afectar la m ateria ya sea con
efecto armonizador o desarmonizador.
En el siglo xviii, Ernst Chladni realizó unos experim entos
que evidenciaron gráficam ente el efecto que las vibraciones
tienen sobre la materia. Chlandi espolvoreó arenilla muy fina
sobre una placa de acero y luego friccionó el canto de la pla
ca con un arco de violín im pregnado de resina. Pudo co m
probar cóm o la arenilla se disponía dibujando diferentes for
m as que variaban según el tono, y có m o un sonido podía
afectar la materia.
Pero esto ya lo conocían los sabios yoguis de la India, los
cuales p racticaban d eterm inados sonidos llam ados m an-
trams con la intención de purificar cuerpo y mente elevando
sus vibraciones. Cada centro de energía o chakra tiene asig
nado un sonido o m antram , que al irse repitiendo produce
efectos en nuestro organismo. Nuestro cuerpo actuaría como
una caja de resonancia: al aplicar sobre ella una vibración de
term inada con frecuencias similares a las de los centros de
energía, produciría un efecto de resonancia energizando y ar
monizando nuestro sistema.
Pero un sonido o un mantram no pueden producir su efec
to armonizador si la persona que los pronuncia es irresponsa
ble al hablar y no utiliza con corrección la energía del sonido.
Para que el sonido realice los efectos deseados, primero de
bem os limpiar la mente y eliminar las malas costum bres res
pecto al uso de la palabra; así la vibración que aporta un m an
tram será beneficioso para nosotros. ¡No podem os poner un
nuevo casete si no quitamos el anterior! Hay que limpiar para
dejar paso a lo nuevo. Hablar cuando sea necesario, decir las
cosas agradablemente, no desviarnos de la idea al hablar, son
claves para empezar a trabajar con el sonido y empezar a co
nocer su importancia. ¡Cuánta energía desperdiciamos a tra
vés del mal uso y abuso de la palabra!
Cuando a través de un prisma hacemos pasar un haz de
luz blanca, ésta se despolariza en los 7 colores del arco iris,
cada uno de ellos corresponde a una longitud de onda diferen
te. También sabemos que existen 7 notas musicales, y que es
tán relacionadas las frecuencias oscilatorias del sonido y la luz.
Ciertos autores occidentales establecen correlaciones en
tre los 7 centros de energía o chakras principales, los 7 colo-
78
res del espectro crom ático, las 7 notas m usicales, y los 7
sistemas de glándulas de secreción interna. Es interesante
destacar estas correspondencias que nos servirán para en
tender algunos de los m ecanism os de actuación de m edici
nas vibracionales. Según esta correspondencia la vibración
de cada chakra está en consonancia con un color y una no
ta asociadas, teniendo el primer chakra de la base de la c o
lumna la frecuencia más baja y el séptim o chakra coronario
la más alta.
La correspondencia es la siguiente:
Figura 20
color nota m antram chakra Despolarización
m usical de un haz de luz
blanca en
1 rojo do Lam Muladhar 1er chakra 7 colores
al pasar por
2 naranja re Vam Swadhistana 2o chakra
un prisma,
3 amarillo mi Ram Manipura 3er chakra
las 7 notas
4 verde fa Yam Anahata 4o chakra musicales y sus
5 azul sol Ham Vishudaha 5o chakra relaciones con
6 índigo la Ksham Ajna 6o chakra los 7 centros
. de energía o
7 violeta SI Om Sahasrara 7o chakra
chakras.
79
La frecuencia de una onda, ya sea luminosa, sonora o de
otro tipo, se mide en hercios (Hz). Un hercio equivale a una vi
bración, oscilación por segundo. La frecuencia de vibración
de las notas musicales emitidas por un diapasón de la prime
ra octava, y la frecuencia de los diferentes colores del espec
tro de la luz visible, tienen los siguientes valores en hercios o
ciclos por segundo:
La: 440,00 Hz
Do (2a octava):523,25 Hz
80
7. Cuerpo emocional
82
puede m arcarnos tan p rofundam ente que seguirá vivo en
nuestro ser, aunque hayan pasado días, meses, años... sin im
portar el tiem po ni el lugar. En ocasiones desconocem os, o
tenemos profundam ente enterrado en el olvido del incons
ciente, la causa que originó esa reacción pero, com o pulsando
un interruptor, ante una situación que nos avive el recuer
do, se despertará en nosotros la memoria de lo sentido y vivido.
De ahí que el cuerpo emocional, con todas sus grabaciones
y vibraciones, tenga una enorme influencia en nuestras vidas.
Sanar emociones depende de nuestra capacidad para di
solver y soltar el pasado, dándonos la libertad para ser nue
vos y únicos en cada m om ento. C uando com prendem os
conscientemente nuestros desequilibrios internos y los libera
mos, podem os disolver las causas de m uchos sufrimientos.
Hemos de crear lo nuevo y disolver lo viejo, y en el mom ento
en que estem os d ispuestos a penetrar en los patrones de
nuestro cuerpo emocional, a perdonarnos y perdonar, sere
m os m ás libres. Deshacer los lazos entre nuestro cuerpo
em ocional y los cuerpos em ocionales de los m iem bros de
nuestra familia disuelve patrones repetitivos de viejas relacio
nes, y limpia nuestra energía cerrando círculos de ataduras de
días, meses, años... o vidas. Descubrir los patrones de nues
tros padres, y la forma en que nos han influenciado, es funda
mental para nuestra sanación.
Debemos aprender a diferenciar entre un pensam iento y
una emoción. Si nos observamos con detenimiento nos dare
mos cuenta de que la mayoría de los pensamientos están re
vestidos de emoción. Creemos que pensamos, pero en reali
dad lo que ocasiona y origina ese proceso de pensamiento es
un sentimiento de alegría, amor, soledad, temor, tristeza... So
mos eminentemente emocionales, de ahí la confusión, cuan
do creemos estar ante un problema mental y no nos dam os
cuenta de que lo que origina el problema es la envoltura em o
cional de ese pensamiento.
El cuerpo emocional tiene su propia vida y conciencia, y
una de sus características es su tendencia a repetir, no en bal
de, la famosa frase de que el ser humano es el único que “tro
pieza dos veces en la misma piedra” .
En mi recuerdo permanecen m uchos pacientes que a pe
sar de vivir situaciones dolorosas o relaciones negativas, con
tinúan repitiendo los mismos patrones sin cesar, com o si “al-
83
g o ” les impulsara a ello y a su vez les impidiera salir de ahí;
una y otra vez salen de relaciones dolorosas para iniciar otras
similares y con las mismas tendencias, com o si algo atrajera
esas experiencias, haciéndolas sentirse víctim as de las cir
cunstancias. Y es que las emociones son vibración y el cuer
po emocional tiene la característica de emitir unas vibraciones
que actúan com o imanes, atrayendo una y otra vez aquello
que precisamente deseamos evitar. En esa repetición va implí
cito el mensaje de que algo debem os modificar, de que algo
debem os transformar. Sanando nuestras emociones transfor
maremos las vibraciones que emitimos, y dejaremos de sen
tirnos víctimas de las circunstancias para com enzar a tom ar
las riendas de nuestra vida.
Hasta ahora muchas relaciones humanas se han basado
en el desequilibrio y sobre la base de que el o tro ser llene
nuestro vacío. Cuando dos seres llenos de vacíos y necesida
des se unen creyendo que el otro aportará lo que precisan, se
entra en un vínculo de dependencia, a veces con la anulación
de uno de los dos, donde uno da y el otro recibe. Cuanto más
plenos y realizados seamos, la unión expresará una mayor ex
presión del am or; don de la co m unicación será de alm a a
alma; donde uno no se anula para que el otro crezca, y donde
los dos seres se potencian en el cam ino de la realización,
siendo el amor y el respeto m utuo la regla. Ésa es la pareja del
futuro, y el amor no se expresará a través de la fricción, dolor
o sufrimiento, sino a través de la unión con la energía de la
Vida, esa fuente de luz, paz y am or que algunos llaman Dios.
Observando nuestro m undo interno nos daremos cuenta
de que las emociones ocasionan las grandes luchas de nues
tra existencia, y que en ellas radican la mayoría de nuestros
sufrimientos. Al cuerpo emocional se le conoce com o el cam
p o de batalla, donde se sienten con mayor fuerza los pares de
opuestos amor-odio, alegría-tristeza..., com o un péndulo en
continuo cambio oscilante.
Vivimos en nuestro m undo emocional sujetos a la polari
dad. En él percibim os con m ayor intensidad los pares de
opuestos. Todos sentim os a diario sus variaciones pasando
de la alegría a la tristeza, del miedo al coraje, del amor al odio,
de estados de paz y bienestar a estados de inquietud y ma
lestar, etc., vivir uno u otro estado es cuestión de “grado” . El
am or y el odio son emociones de la misma clase pero de dife-
84
rente grado, igual sucede con la alegría y la tristeza, son los
dos extremos en el movimiento de la polaridad.
Figura 21
Polaridad de
las emociones.
85
El sistema energético del ser humano
87
flicto entre el alma y la personalidad. Los m étodos materialis
tas podrán aliviar pero no erradicar o curar la enfermedad, por
la simple razón de que en su origen la enfermedad no es ma
terial.
Para una curación completa, los remedios físicos no son
suficientes, antes han de eliminarse los defectos que causa
ron la enfermedad, con un esfuerzo que proviene del interior y
que se expresa a través de la personalidad, cuando uno se lo
permite.
Y aquí los elixires florales juegan su papel. El Dr. Bach des
cubrió la influencia que algunas flores ejercían en los estados
emocionales, e inspirándose en las obras de Paracelso, Hah-
nemann y Steiner, desarrolló un sistema de preparación de eli
xires capaz de extraer las vibraciones armónicas de las flores:
las esencias florales.
Descubre doce prim eros rem edios que posteriorm ente
amplía a treinta y ocho y que divide en siete epígrafes:
1. Para el temor.
2. Para la incertidumbre.
3. Para la falta de interés en las actuales circunstancias.
4. Para la soledad.
5. Para los hipersensibles a influencias y opiniones.
6. Para el abatimiento o la desesperación.
7. Para la excesiva preocupación por los demás.
93
fundos de lo que sospecham os. C onozco personas que se
desalientan pensando que es muy difícil cambiar. Pero no es
así. Som os seres de hábitos, y podem os conseguir “tener el
hábito de cambiar hábitos inadecuados” . Es cuestión de pro
ponérselo.
Pequeñas transform aciones en nosotros se reflejarán en
grandes cam bios con el paso del tiem po. Es com o si a un
ve cto r orientado en una dirección lo giram os unos grados
hacia otra dirección: conseguirem os, con el transcurso del
tiem po, situarnos en un lugar com pletam ente diferente. Si
conseguim os transform ar nuestros hábitos de pensamiento,
aunque sea sólo en “pequeños grados”, con el tiem po se pro
ducirán grandes cambios en nuestro interior.
Técnicas de relajación, meditación y visualización pueden,
entre otras, ser herramientas para atraer ese silencio necesa
rio con el que inspirarnos y crear una realidad mejor.
Figura 24
Vector a con
una orientación,
tras el paso del
tiempo llega a a'
Figura 25
Pequeño giro
del vector a,
con el tiempo
se sitúa en b.
Técnicas de relajación
y el eje neuroinmunoendocríno
A lo largo de los últimos años, numerosos estudios han pues
to de manifiesto la estrecha relación que existe entre nuestros
sistemas fisiológicos que antes se creían independientes. Ca
da vez más se están desarrollando form as de com prender
94
globalmente estas relaciones, y un ejemplo de ello es el avan
ce de la neurolnmunoendocrinología.
Muchos estudios han establecido el efecto que tiene el es
trés com o causa de profundas modificaciones en nuestro or
ganismo, a través del eje neurolnmunoendocrino. Este hecho
llevó a plantearse la posibilidad de que las técnicas de relaja
ción pudieran disminuir los efectos del estrés, a través de la
modulación de dicho eje.
Uno de los primeros estudios en esta línea fue realizado,
hacia los años treinta, por la cardióloga francesa Teresa Bros-
se, quien registró electrocardiogramas a practicantes de té c
nicas de meditación. Posteriormente, Wenger y Bagchl estu
diaron en India a practicantes de técnicas de yoga, llegando a
la conclusión de que era posible que esas personas controla
ran voluntariamente funciones automáticas del organismo (la
tido cardíaco, procesos digestivos, etc.).
A partir de ese estudio comienzan m uchas investigacio
nes y aparecen numerosas publicaciones científicas sobre el
tema.
Num erosos estudios dem uestran que practicantes asi
duos de técnicas de relajación, meditación y yoga, presentan
un aum ento de las ondas alfa y theta en diferentes regiones
cerebrales, hecho que refleja un aumento de la coherencia en
el electroencefalograma. Ello sugiere que estas técnicas, es
pecialmente la M editación Trascendental (MT), producen un
patrón más ordenado de funcionamiento cerebral y son capa
ces de modificar la actividad eléctrica del mismo.
Durante la m editación se dem uestran un aum ento del flu
jo sanguíneo cerebral; una dism inución de la frecuencia res
piratoria, así com o períodos en los que se suspende la respi
ración, coincidiendo estos períodos de apnea o parada res
piratoria con experiencias subjetivas de quietud mental en las
que se registran una máxima coherencia electroencefalográfi-
ca. Además, disminuye el consum o de oxígeno, la producción
de dióxido de carbono y de ácido láctico, así co m o un au
mento de la resistencia eléctrica de la piel.
Muchas investigaciones han dem ostrado una mayor y rá
pida tolerancia al estrés y una menor activación hormonal en
sujetos practicantes de m editación. También dism inuciones
de la presión arterial en hipertensos, así com o reducciones en
la isquemia miocárdica inducida por el ejercicio, en pacientes
95
El sistema energético del ser humano
Figura 26
Inspiración,
descenso del
diafragma.
Figura 2 7
Espiración,
ascenso del
diafragma.
97
Tomando conciencia de nuestra respiración y controlándo
la, podem os utilizarla com o herramienta para equilibrar nues
tra psique. Esto se consigue realizando una respiración am
plia, completa, lenta y efectuando bloqueos respiratorios, tan
to en inspiración com o en espiración.
• Respiración alternante
Figura 28
Posición de
los dedos en
la respiración
alternante.
99
9. Dimensión espiritual
102
■ Los Chakras
104
ñora de las grandes ciudades, etc son factores importan
tes a tener en cuenta.
3. La influencia de nuestro mundo emocional y mental. Nues
tros sentimientos, deseos y procesos mentales son deter
minantes de nuestra vida y experiencia. Sabemos que en
la génesis de m uchos desórdenes intervienen factores di
versos com o los genéticos, dietéticos, tóxicos, contam i
nantes, etc. Eso es obvio e indiscutible, pero un paso más
sería reconocer el papel que juega la conexión “m ente-
em ociones-cuerpo” en el origen de la enfermedad, tal co
m o proponen m uchos autores, entre los que p od em os
citar a S. Matthews-Simonton y O.C. Simonton. Hay gran
des evidencias de que el estrés psicológico, situaciones
vividas com o amenazadoras, pérdidas afectivas importan
tes, circunstancias críticas, tem ores, frustraciones, etc.,
alteran nuestro equilibrio.
105
pueden afectar a nuestro organismo. Aún podem os ir más le
jos: las actuaciones que contribuyan a transformar la percep
ción que la persona tiene de sí misma, la transform ación de
sentimientos de desesperanza por otros más positivos, pue
den actuar sobre nuestro sistema favoreciendo la posibilidad
de recobrar el equilibrio perdido.
Hasta ahora nuestro enfoque principal ha sido la enferme
dad. Nos hemos centrado principalmente en el estudio de las
personas enfermas, pero quizá sea el m om ento de ampliar
nuestro enfoque y empezar a estudiar a las personas sanas y
felices; tener más en cuenta la salud y potenciar aquellos as
p ectos que nos perm itan perm anecer en ella. C uando uno
pone su atención en algo, el resto se diluye por falta de ener
gía y de atención. Pongamos nuestra capacidad y esfuerzo
en lo positivo, en la salud y el equilibrio, abramos así la puerta
que, poco a poco, hará posible que lo negativo y la enferme
dad vayan desapareciendo de nuestras vidas.
106
Prim er chakra Figura 29
MULADHARA Primer chakra.
• Localización
107
los bronquios aum entando la capacidad de los pulmones, li
bera glucosa del hígado hacia el sistem a sanguíneo, etc.,
todo ello com o reacción del instinto de conservación. Por tan
to este prim er chakra se relaciona con el instinto básico de su
pervivencia,_con las necesidades globales e individuales del
hombre para sobrevivir en la Tierra, y por tanto con la volun
tad de vivir.
Las glándulas suprarrenales segregan, entre otras, las hor
monas conocidas com o mineralocorticoides, que actúan so
bre el riñón regulando el agua y los minerales del organismo e
influyen en la tensión arterial.
Según la medicina tradicional china, la energía se manifies
ta de tres formas: Oe, Yong y Ancestral.
La energía Oe es defensiva o de superficie. El ser humano
está e xpu esto a posibles ataques del exterior, agentes
atm osféricos y clim atológicos -vie nto, frío, calor, hum edad,
sequedad, e t c - , m icroorganism os, parásitos, tóxicos, etc.,
que inciden sobre nuestra piel, m ucosa respiratoria y diges
tiva. Poseem os la energía Oe para d efendernos. Es una
energía que procede de la digestión de los alimentos, se al
m acena en el hígado y circula por los meridianos más super
ficiales, los primeros que nos defienden de agentes externos
con capacidad de desequilibrarnos.
La energía Yong es nutricia, alim enta nuestros órganos
principales, permitiéndoles regenerarse y mantener su poten
cial funcional.
Recibimos la energía Ancestral en la concepción y nos im
prime características tanto de especie, com o de raza o indivi
duo. Es el equivalente energético de nuestra carga genética.
Poseemos una cantidad determinada y cuando se nos agota
morimos.
El prim er chakra es el centro de esta energía básica o A n
cestral, que proporciona vitalidad a los demás centros y circu
la por los meridianos de la línea m edia del cuerpo. Controla
energéticamente toda la columna vertebral, el sistema óseo y
los riñones.
El estrés crónico y sostenido puede conducir a un agota
miento de la reserva energética de este prim er centro, y una in
suficiencia, más o menos importante, de las glándulas supra
rrenales, que se manifiesta com o cansancio y falta de vitalidad.
Por tanto, disfunciones de este centro se manifestarán como
108
disminución de la energía vital sin justificación psicológica, falta
de ganas de vivir o de voluntad de vivir. Intervenciones quirúrgi
cas que afecten esta zona, sobre to d o cicatrices en el bajo
vientre, pueden suponer también una herida en el cam po ener
gético, pudiendo en ocasiones causar fuga de la energía.
109
de los demás. Descuidamos nuestra salud, abusam os de la
comida, del alcohol, del sexo..., y si no conseguim os lo que
querem os nos volvem os agresivos, nos enfadam os rápida
mente, sentimos que no podem os confiar en nada ni en na
die, adoptando el papel de víctima, culpabilizando a los de
más de todo.
Las personas que “tocan poco de pies en el suelo” , poco
arraigadas a la vida o con tendencias suicidas, también se re
lacionan, entre otros, con bloqueos a este nivel.
• Localización
112
• Relaciones a nivel emocional
• Localización
• Localización
Figura 34
ia estrella
simboliza la luz
en el corazón
Icuarto chakra),
lugar donde se
fusionan los dos
triángulos.
1 19
Los chakras
122
Los chakras: centros de conciencia
• Localización
123
Los chakras
"9. A p re n d e r a escuchar".
• Sentido: audición
• Color: azul
• M antram: Ham
• Nota musical: sol.
126
Los chakras: ceñiros de conciencia
12 7
Los chakras
Figura 3 7
Representación
hindú del sexto
chakra.
Figura 38
Glándula
hipófisis. Situada
en el interior de
la silla turca del
hueso esfenoides
del cráneo.
128
Los chakras: centros de conciencia
129
Los chakras
130
Los chakras: centros de conciencia
• Sentido: visión
• Color: índigo (también amarillo dorado o violeta)
• M antram: Ksham
• Nota musical: la.
Los chakras
Figura 39
Séptimo chakra. Séptimo chackra
SAHASRARA
• Localización
Figura 40
Corte transversal
del cerebro
donde se
aprecia la
localización
de las glándulas
hipófisis y pineal.
Los chakras: centros de conciencia
133
Los chakras
134
Los chakras: centros de conciencia
• Color: violeta
• M antram : Om
• Nota musical: si.
135
■ Epílogo
140
Glosario
141
B ibliografía
144
B ib lio te c a C o n C ie n c ia
fe.