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Debemos tener en cuenta que no solo el sector industrial hace parte del acabose
de nuestras aguas, el sector agropecuario y domestico también influyen en gran
parte ya que generan nueve mil toneladas de materia orgánica, un cifra
totalmente muy alta que contaminan los acuíferos de nuestro país; realizando un
estudio Nacional del Agua (2010), que realiza cada cuatro años el Instituto de
Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) la mayor parte del
sistema hídrico andino colombiano se ha alterado debido al transporte de
sedimentos y sustancias tóxicas, con una incidencia marcada de los corredores
industriales ubicados en las cuencas de los corredores Bogotá–Soacha,
Medellín–Itagüí, Cali–Yumbo, Sogamoso–Duitama–Nobsa, Barranquilla–
Soledad y Cartagena–Mamonal, lo que afecta gravemente la calidad del líquido
en los ríos Magdalena, Medellín, Bogotá y Cauca.
El cambio climático afecta las cuencas en el país porque se ve sometido a ciclos
hidrológicos más intensos y menos espaciados, como El Niño y La Niña: “Se
trata de eventos extremos que provocan inundaciones, tal como lo vimos a
finales del 2010”.
Por ejemplo, la quema de las cuencas de los páramos muestra efectos clarísimos
en el ambiente en menos de un mes”; Colombia posee abundante agua que no
está siendo utilizada correctamente y cuya disponibilidad es un problema para
muchos municipios. El intenso invierno ha afectado a 28 departamentos con
inundaciones, pero aún así hay problemas de abastecimiento y calidad.
Contaminación, mal uso del suelo y falta de gestión son algunos de los
ingredientes del peligroso coctel de desperdicio del líquido que, tarde o
temprano, cobrará factura.