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A través de la mayor parte de la historia, la presencia de los seres humanos en

el planeta ha sido minima; solo 200 millones de personas habitaban la Tierra en


la época del nacimiento de Cristo, pero cuando los primeros colonizadores
europeos se establecieron en nuestra Bella America (comenzando unos 1500
años después) la población mundial ya había ascendido a 500 millones. En 1850,
100 millones de personas habitaban el planeta; y la cifra se duplico en 1950, y
en los siguientes cuarenta años, la población mundial alcanzo los 5300 millones
de habitantes.

Centrándonos en un nuestro país, según la SIAC (sistema de información


ambiental de Colombia), nos brinda una información muy desfavorable, dado que
cerca del 70% de la población colombiana vive en el área de la cuenca del río
Magdalena–Cauca que aporta el 15% de la oferta natural de agua y el 30%
restante esta ubicada en las vertientes Orinoco, Amazonas, Pacífico, Atrato,
Catatumbo y Sierra Nevada, que contribuyen con el 85% del agua, ya que a
pesar de que nuestro país se encuentra en el sexto puesto a nivel mundial,
nuestras aguas no están siendo bien distribuidas, al pasar de los años, en
nuestro gobierno colombiano, vienen haciendo un seguimiento muy por el pasar
de la galleta en cuanto a reservar hídricas, como vemos, mas industrias
petroleras asechan nuestras reservas naturales, esto ocasiona que caigan
químicos contaminantes en las fuentes hídricas alterando su composición,
evitando así el consumo humano y el habitad para los animales.

Debemos tener en cuenta que no solo el sector industrial hace parte del acabose
de nuestras aguas, el sector agropecuario y domestico también influyen en gran
parte ya que generan nueve mil toneladas de materia orgánica, un cifra
totalmente muy alta que contaminan los acuíferos de nuestro país; realizando un
estudio Nacional del Agua (2010), que realiza cada cuatro años el Instituto de
Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) la mayor parte del
sistema hídrico andino colombiano se ha alterado debido al transporte de
sedimentos y sustancias tóxicas, con una incidencia marcada de los corredores
industriales ubicados en las cuencas de los corredores Bogotá–Soacha,
Medellín–Itagüí, Cali–Yumbo, Sogamoso–Duitama–Nobsa, Barranquilla–
Soledad y Cartagena–Mamonal, lo que afecta gravemente la calidad del líquido
en los ríos Magdalena, Medellín, Bogotá y Cauca.
El cambio climático afecta las cuencas en el país porque se ve sometido a ciclos
hidrológicos más intensos y menos espaciados, como El Niño y La Niña: “Se
trata de eventos extremos que provocan inundaciones, tal como lo vimos a
finales del 2010”.

Por ejemplo, la quema de las cuencas de los páramos muestra efectos clarísimos
en el ambiente en menos de un mes”; Colombia posee abundante agua que no
está siendo utilizada correctamente y cuya disponibilidad es un problema para
muchos municipios. El intenso invierno ha afectado a 28 departamentos con
inundaciones, pero aún así hay problemas de abastecimiento y calidad.
Contaminación, mal uso del suelo y falta de gestión son algunos de los
ingredientes del peligroso coctel de desperdicio del líquido que, tarde o
temprano, cobrará factura.

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