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A Notas Curiosas
A Notas Curiosas
NOTAS CURIOSAS
La Segunda Fundación
Con la expresión “poderes públicos”
se hace referencia a los poderes Ejecu-
tivo, Legislativo y Judicial. Con su tras-
lado e instalación comienza realmente la
vida ciudadana de La Plata.
La ceremonia se cumplió durante el
gobierno de Rocha, y así La Plata con-
cretó su destino de capital. Se programa-
ron para esa ocasión banquetes, núme-
ros de acrobacia, bombas, globos y fue-
gos de artificio. Una gran diferencia con
la ceremonia de la fundación fue que la multitud no debió volver a Buenos Aires,
pues muchos de los asistentes durmieron ya en su ciudad. De nuevo se notó la
ausencia del padrino de La Plata, el general Roca, quien según los comentarios
de los círculos políticos apadrinaría la candidatura de Rocha a la presidencia de la
República. Esta nueva ausencia fue interpretada como un desaire a las expectati-
vas presidenciales del fundador de La Plata.
"El estallido de las bombas, la alegre algazara de la gente obrera, el galope de
los caballos aguijoneados por los jinetes, el repique de las campanas, el batir de
los tambores, las banderas tremolando en lo alto de todos los edificios, el gentío
en incesante movimiento desde las primeras horas de la mañana, dieron a esta
ciudad un aspecto sorprendente de vida, de luz, corno no se ha visto tal vez en
ningún lugar de la República para solemnizar un acto glorioso", narraba un cro-
nista de aquella época, al comentar el acontecimiento vivido el 15 de abril de
1884.
En el Ministerio de Hacienda, despacho provisional del Gobernador, la Banda
de Policía ejecutó el Himno Nacional y el Dr. Dardo Rocha declaró instalados los
poderes públicos en la capital de la provincia de Buenos Aires. A la misma hora en
que los actos se desarrollaban, las autoridades y vecinos de los pueblos de la Pro-
vincia eran informados por medio de un moderno sistema: el telégrafo, que exten-
dió el regocijo y los festejos a otras ciudades.
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joven que se reúne en sitios estratégicos y dirige pullas de mal gusto, organiza
riñas y corre de un lado a otro".
Otro grupo de platenses ofreció una visión distinta, señalando que "al lugar no
concurre sólo lo más granado de la sociedad. El aspecto simpático de esas reunio-
nes está justamente en el espíritu democrático que invisten, donde en hermosa
confusión se roza el vestido de percal con el traje de seda... La juventud de hoy se
distingue por su espiritualidad y, al dirigir piropos a las señoritas, no atenta contra
su pudor. Al contrario, las enorgullecen.
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Los Masones
Aunque para algunos la existencia de los masones todavía es un misterio, fue
indudable el aporte cultural y político de ese grupo secreto a nuestra ciudad.
En 1885, el ser masón era una posición socialmente aceptada y muy honora-
ble, las crónicas periodísticas publicadas el 11 de julio de 1885, se puede leer lo
siguiente: "De todas las sociedades que marchan a la vanguardia del progreso, es
sin duda alguna la Masonería una de las primeras" (...)
La nueva capital provincial, cuyos rápidos progresos son la admiración todo el
mundo, necesitaba un centro donde los mucho hijos de esta gran familia, aquí es-
tablecidos, se agrupan.
La Comisión del Gran Oriente Argentino vino en pleno y consagró el Templo
"Luz y Verdad", en la calle 47 entre 5 y 6.
Sin embargo, es difícil establecer el real poder de esas logias, pues gran parte
de su accionar fue secreto, a pesar de que por muchos años operó en forma pú-
blica en la ciudad.
La vida religiosa
La Iglesia fundacional platense es la de
San Ponciano. Esta fina construcción de
estilo gótico fue también el centro obligado de
reunión social de las "buenas familias". En un
principio La Plata tenía categoría de parro-
quia; el 23 de junio de 1885 la elevaron a Vi-
caría Foránea.
La segunda capilla instalada en la ciudad,
integraba un cargamento de casillas de ma-
dera traídas de Estados Unidos, fue
destinada al hospital Melchor Romero y se
inauguró el 30 de noviembre de 1884. La obra
de los salesianos en La Plata se remonta a
1885. El 23 de mayo de ese año llegaron de
visita a la ciudad monseñor Juan Cagliero y
los padres José Fagnano y Antonio Ricardi,
pertenecientes a la congregación de Don
Bosco. Monseñor Cagliero celebró misa en
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San Ponciano el 24 de mayo, y esa misma tarde los padres salesianos cantaron
vísperas, ceremonia que se realizaba por primera vez en La Plata y que causó una
gran conmoción a los italianos residentes en la ciudad, al recordarles las celebra-
ciones de su tierra. Al día siguiente Monseñor Cagliero ofició un Tedéum en San
Ponciano, en el marco de los festejos del 25 de mayo.
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de 1931, y el pueblo y estación tenían ese nombre desde 1914, siendo poco pro-
bable y no usual de la Empresa de Ferrocarril del Sud, un homenaje en vida a uno
de los directores de esa compañía,
Además, siendo las tierras de la estación, donación de la Sociedad Anónima
"City Bell", ésta eligió para la misma la denominación que iba a llevar el nuevo
pueblo a fundarse, en homenaje a la familia Bell. por todo lo expuesto anterior-
mente se desprende que el nombre de City Bell, tanto para la ciudad como para la
estación de ferrocarril, es un homenaje los integrantes tres generaciones de la
familia Bell, que contribuyeron al progreso del país como así lo hacen constar en
la petición para la fundación del pueblo, que en consecuencia es origen del topó-
nimo de "City Bell".
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Violencia cotidiana
En los meses estivales, cuando mucha gente veraneaba en Villa Elisa, la zona
de la estación se llenaba de automóviles y coches de plaza.
En ese escenario, el 12 de enero de 1928 un tal Villegas, chofer, colocó su
coche paralelo al de un colega apellidado Genovese, produciéndose un agrio in-
tercambio palabras. Genovese exasperado disparó cuatro tiros de pistola contra
Villegas, quien permanecía sentado junto al volante. Este tomó una llave inglesa y
golpeó a su contrincante en la cabeza; como réplica Genovese extrajo un cuchillo
y aplicó varios puntazos en los hombros de Villegas.
A los pocos días fue muerto un joven de 24 años domiciliado en 5 entre 59 y
60. Después de ocurrido el hecho los vecinos vieron al matador, otro joven de 21
años, parado con un revólver 44 en su mano frente al cadáver tendido en la boca-
calle. Ambos habían sido grandes amigos; la víctima practicaba boxeo y en reite-
radas oportunidades invitó a su amigo a pelear porque "él era más hombre y más
capaz". Estas provocaciones no recibían respuesta pero iban generando un pro-
fundo resentimiento en quien las recibía. La facilidad para obtener un arma hizo lo
demás. Este fue - según se dijo entonces- un crimen entre gente "decente".
Otra reyerta típica de esos tiempos violentos se produjo en el centro de la ciu-
dad. Dos hombres tropezaron al cruzar la calle; molestos por tan inoportuno en-
cuentro Intercambiaron fuertes palabras, y uno de ellos descerrajó un balazo a su
circunstancial contrincante, hiriéndolo. El lesionado corrió hasta un zaguán, y
desde el piso hizo fuego, el que fue respondido por el atacante, quien optó por
emprender la huida.
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sos, sillas, botellas, etc. Cuando el promotor de tanto escándalo era llevado dete -
nido, alguien no convencido de que ésa era pena suficiente tomó a golpes de puño
al guarango. Y todo recomenzó. Finalmente, refuerzo policial mediante, los más al-
borotadores marcharon presos junto a los tres policías que habían intervenido en
un comienzo. El resto se dirigió a sus casas a descansar de tanta agitación, y cu-
rar algunas heridas producto de la batalla.
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En los primeros meses de 1910 la ciudad había retomado el ritmo febril de los
tiempos fundacionales, con un tendido de un kilómetro y medio de vía por día há-
bil, el estilo del edificio de la estación del nuevo ferrocarril, ubicada a la altura de
17 y 72, presentaba rasgos de Art Noveau, aunque un tanto ecléctico, con el vidrio
y el hierro a la vista. Ocupaba un espacio de 57 metros por 11, con un andén de 6
metros. En la planta baja contaba con todas las instalaciones necesarias para su
adecuado funcionamiento; en la planta alta fueron ubicadas: la gerencia las ofici-
nas de tráfico y de ingenieros y la
casa del jefe de la estación.
Con la construcción de frigorí-
ficos, fábricas y ferrocarriles, la tan
ansiada reactivación de la ciudad
parecía haber llegado. Esta acele-
ración del progreso material no fue
acompañada por los correspon-
dientes y necesarios avances en
los planos social y políticos.
Una parte importante del país
comenzaba a manifestar su aspi-
ración a participar en la una más
justa distribución de la riqueza. De
allí la actitud proclive a la conspiración de radicales y algunos grupos sindicales.
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premio. El 9 de julio de 1913 apoyado por los franceses Artigau, llegó a Villa Lu-
gano.
En 1914 ocurrió un hecho insólito. El suboficial Oitaven, al sobrevolar el arse-
nal de Río Santiago con El Colorado, chocó contra el puente de mando del Gene -
ral Belgrano. El avión quedó totalmente destruido. Con el apoyo de sus superiores,
Oitaven pudo reconstruir El Colorado y hacerlo volar nuevamente.
Mediante la colaboración que prestó don Juan Tettamanti, con elementos de
la Compañía de Tranways La Plata, se fundó por la calle 60 en el camino a Be-
risso, el Aeródromo de la Provincia de Buenos Aires, en el que se realizaron cur-
sos de pilotaje
Juan Tettamanti
Tiempos de guerra
En el año 1914 se vivían con intensidad las alternativas de la Primera Guerra
Mundial. Ese mismo año murió Roque Sáenz Peña, que significaba para el pueblo
la implantación del voto secreto y universal. Por eso, pese a que era "un hombre
del régimen, una multitud despidió sus restos, en un homenaje del que participa-
ron todos los sectores”.
En el orden internacional, se seguían con atención todos los sucesos de la
guerra y la Revolución Rusa y, con la finalización del conflicto mundial, las conse-
cuencias de los tratados de París y el nacimiento de nuevos Estados en Europa.
Al poco tiempo de la desaparición de Roque Sáenz Peña, morían también
otros dos hombres públicos: el "héroe del desierto" el general Julio A. Roca, y
José Evaristo Uriburu. En 1914 se realizaba el tercer censo nacional, el país te-
nía ya 8 millones de habitantes.
En 1915, los radicales proclamaron su fórmula electoral para los comicios de
1916: Hipólito Yrigoyen - Pelagio Luna. También se inauguraron la estación Re-
tiro y la Caja Nacional de Ahorro Postal.
El año 1916 vio asumir al 1er. Presidente electo por voto secreto y universal:
Hipólito Yrigoyen. Uno de los primeros actos de gobierno fue declarar la neutrali-
dad argentina en la Gran Guerra. El año 1916 trajo otro gran centenario de la dé -
cada, el de la Declaración de la Independencia Argentina. Murió en ese año Ga-
bino Ezeiza, el famoso payador radical.
En 1917, la guerra rozó a la Argentina. Submarinos alemanes hundieron al bu -
que de bandera argentina Monte Protegido. En Buenos Aires, crecieron los ata-
ques contra todo lo que era alemán: la embajada alemana, el Club Alemán, etc.
Espectáculos y películas
En la isla del Lago del Paseo del Bosque funcionaba un cinematógrafo. En
enero de 1915, se exhibía allí la película "Piel de Oveja", en 5 partes. Componían
el programa, además, "La Opera en el Rancho", en 5 partes; "El suplicio del silen-
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cio", en 8 partes; "Papá Martín", en 9 partes, y "El buen Caballo". Las películas ve-
nían en rollos, y cada uno era una parte, de tal modo que en una película de cinco
partes, por ejemplo, se efectuaban cinco cambios de rollo por función.
En el Teatro Ideal se exhibía "Bajo la Tiranía de Rosas". En el cinematógrafo
París, en enero de 1915, se proyectaron "La joven India", en 6 partes, y "La denta -
dura del Gordinflón". En el Teatro Olimpo actuaban los Podestá, con su propia
compañía, que representaba números y piezas nacionales.
Los que preferían la música podían elegir entre las retretas de Plaza San Mar-
tín, Italia, Moreno o el Paseo del
Bosque; en esas funciones al aire
libre y en determinados días toca-
ban la orquesta del maestro Conta-
relli y la banda del maestro Ruta.
Era costumbre platense organi-
zar festivales a beneficio. Uno de
ellos resultaba clásico: el que se
realizaba para recibir al Año Nuevo
en el Paseo del Bosque.
En el año 1915, en espectáculo
se presentaron tres números, uno
fuerte y dos de relleno. El número
principal y que recibió más aplau-
sos fue pericón bailando por niña y caballeros de la sociedad platense. Los otros
dos eran: el tango bailado por los hermanos Podestá y el Trío Nacional formado
por Gardel, Razzano y Bri.
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mismo despacho donde antes habían fallecido de muerte natural los mandatarios
provinciales Arias, su sucesor en 1912, de la Serna y también Ortiz de Rozas.
Al aproximar a Ugarte a sus antecesores, un diario aludía a su muerte política
"Aquellos eran muertos, muertos que caminaban, según la calificación genial del
ascensorista de Casa de Gobierno", continuaba la crónica.
Siguió al anuncio del cambio de autoridad, una gran manifestación popular
que terminó con rechiflas en la Casa de Gobierno y vivas en el domicilio del inge-
niero Luis Monteverde, que simbolizaba la oposición en La Plata. Frente a la
sede gubernamental, manifestantes y policías protagonizaron entreveros que pudo
frenar el comisario de la seccional primera, Señor Dumm.
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En una oportunidad, el director de un diario local Juan José Atencio, fue re-
tado a duelo -precisamente por un artículo aparecido en el matutino, por Rodolfo
Moreno, la destacada figura del conservadorismo local, quien, como ofendido,
eligió el arma de su especialidad: la espada. El padrino del duelo fue el Dr. Al-
fredo L. Palacios.
Honorio Szelagowski, amigo y colaborador del periodista que debía batirse,
por enfermedad de éste, lo representó en el lance.
Para ello, debió aprender el día anterior las nociones elementales de esgrima
pues, como ya se dijo tenía experiencia en el uso del revólver. Salió airoso del
trance, la sangre que lavó el honor no fue la suya; el Dr. Moreno resultó tajeado
en un brazo.
En otra ocasión dirigió un duelo siendo entonces uno de los duelistas un per -
sonaje que sería famoso en el país pero por otras lides -las políticas-. Se trataba
del Dr. Ricardo BaIbín. No se tiene noticia de que el líder radical haya protagoni-
zado ningún otro lance caballeresco.
La huelga grande
El 2 de julio de 1919, los estudiantes del estudios Centro de la Facultad de
Agronomía Veterinaria platense presentaron cargos ante las autoridades de la Uni -
versidad contra el decano de esa unidad académica, Dr. Clodomiro Griffin. Esos
cargos se basaban en desórdenes administrativos y falencias educativas.
La Federación Universitaria de Plata (FULP), en apoyo a los alumnos de esa
facultad, fijó un plazo, hasta el 18 de octubre, para que las autoridades universita-
rias aclararan los problemas de Agronomía y Veterinaria. Si para esa fecha no
había solución, todos los centros universitarios irían a la huelga. El 18 de octubre
llegó sin solución, y con huelga.
De ahí en más se sucedieron. Las reuniones de la Asamblea Universitaria,
máxima autoridad de la casa de platense, y los estudiantes pasaron de los recla -
mos a los hechos realizando una toma simbólica del rectorado durante media
hora. Era presidente de la Universidad el Dr. Rodolfo Rivarola, quien en vista de
que la huelga no cesaba y de que había perdido el control sobre la asamblea (for-
mada por profesores) decidió cerrar la Universidad hasta el año siguiente y reti-
rarse a Buenos. Los jóvenes, estudiantes impugnaron la decisión de Rivarola y
solicitaron la intervención del presidente de la Nación, Hipólito Yrigoyen. La
huelga prosiguió: la Federación Universitaria de La Plata tomó el Museo, primero,
y luego el Rectorado. En esta última acción se produjo la detención de algunos
estudiantes, que a los pocos días fueron puestos en libertad.
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El conflicto se extendió hasta 1920, pero el nuevo año comenzó con otros re -
clamos que se sumaron a los anteriores; los estudiantes pidieron entonces un
nuevo estatuto que estuviera encuadrado en la Reforma nacida en Córdoba dos
años antes, que ya se estaba aplicando en Buenos Aires.
La Policía tuvo que concurrir para asegurar el orden dentro de las casas de
estudio.
El conflicto se prolongó hasta que, finalmente el Presidente de República firmó
-el 1 de julio de 1920- el decreto que reformaba los estatutos. La modificación con-
sistió, esencialmente, en que los profesores titulares surgirían de una terna pro-
puesta por el Consejo Académico de las facultades al Consejo Superior de la Uni-
versidad que, con la aprobación de este cuerpo y por orden alfabético, se presen-
taría al Poder Ejecutivo para la designación. El Consejo Académico estaría inte -
grado por cuatro representantes de los estudiantes y graduados y los cuatro pro-
fesores más antiguos. La Asamblea de Centros levantó la huelga el 21 de agosto.
El último del 80
Don Alejandro Korn fue uno de los últimos pensadores universales, ya que sus in-
quietudes lo orientaron hacia todos los campos de la cultura. Abarcan por igual al
arte, la ciencia, la religión, la política y la historia. Se constituyó en mecenas de
más de una publicación, al contribuir de su propio peculio a su sostenimiento fi-
nanciero. Su cátedra no tenía horario, y después de su visita obligada al jockey
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Club, como un antiguo maestro socrático seguido por sus discípulos, amanecía
discutiendo los temas académicos.
La mayoría de las noches en su casona de la calle 60. Era un gran maestro que
no imponía distancia a sus discípulos. En esos días del año 30 se retiraba de la
cátedra para acogerse a una jubilación, más formal que real, pues su magisterio
continuaría hasta su muerte.
Korn se constituyó en maestro de los estudiantes reformistas. Sus obras de mayor
aliento fueron "La libertad creadora" y un estudio sobre la influencia de la filosofía
en la historia nacional. El resto de su producción escrita se distribuyó en artículos
de menor extensión sobre numerosos temas de la cultura.
Se acercó a todos los ambientes -sindicatos, partidos políticos, universidad - con
la misma actitud, pensando siempre que había mucho que enseñar. La ciudad
siguió sus pasos y años después, cuando se produjo su deceso, una Universidad
Popular, que lleva su nombre y tiene las siglas de U.P.A.K. continuó con su tarea
inacabable.
Un personaje – El usurero
Uno de los personajes que desde los años fundacionales andaba por la ciu-
dad, al igual que el quinielero o redoblonero, fue el prestamista. Los hubo más y
menos célebres, pero todos en la tarea de permitir a los livianos de bolsillos
platenses arribar a fin de mes y de contribuir a que siguieran livianos.
Su tasa orillaba el 3 % mensual, interés que era considerado usurario. Lo
cierto es que siempre tenían solicitantes. Durante la primera presidencia de Yri-
goyen, un grupo de jóvenes ocupó cargos oficiales, entre los que se encontraba el
"Gaucho" Ramón Jones. Ocupaba un cargo en la Legislatura bonaerense y tenía
como visitante perpetuo a un prestamista de acento extranjero. Una mañana, al
llegar éste a la Legislatura, se comentaba la muerte de un vecino platense llamado
Ramayón.
Al oír esto, el prestamista interrogó: -"¿Ha moirto Ramón Jon?". Se hizo un si-
lencio profundo y a uno de los muchachos se le ocurrió responder afirmativa-
mente, lo que fue correspondido por el resto. Desconsolado, el prestamista rompió
los pagarés de Jones. Está de más decir que éste nunca pagó su deuda, y no
perdía ocasión de chichonearlo, al igual que el resto de la barra, pidiendo los pa-
garés para "ponerse al día".
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apodo de El Torito de Mataderos, quien según los jueces lo derrotó por puntos,
fallo que nunca terminó de convencer a los platenses.
Mucho tiempo después, el mismísimo Mocoroa protagonizó una gresca calle-
jera, de la que salió triunfante.
Por poco, pero triunfante al fin. Parece ser que un tal Felipe Acheme, oriundo
de la vecina localidad de Berisso, dijo un piropo demasiado subido de tono a las
hermanas del campeón. Este lo interpeló, en 53 entre 1 y 2, y por respuesta tuvo
disparos de arma de fuego.
Con buena fortuna, Mocoroa pudo eludir las balas, y en pelea corta produjo a
su adversario un corte en el cuero cabelludo y un profundo hematoma en el ojo.
Uno de los balazos le perforó a Mocoroa la manga del sobretodo, dejando en
claro que la situación venía bien en serio por aquellas complicadas épocas.
Junto a otro gran boxeador platense, el semipesado José Caratoli, viajó el
mencionado Mocoroa rumbo a Sudáfrica. Respecto de Caratoli, ocupó un lugar
destacado en el ranking americano, combatiendo con púgiles de verdadero renom-
bre mundial.
La economía en emergencia
En La Plata - al igual que en Buenos Aires - el municipio luchaba directamente
contra la carestía de la vida, vendiendo artículos a menor precio que en los comer-
cios. En mayo de 1920 se instalaban puestos de pescado y de carne; la carne pro-
venía del Frigorífico Liberty y se vendía hasta 15 centavos más barata por kilo.
El 30 de julio se expendía a precio de costo, harina, fideos pan y yerba, en las
delegaciones municipales de Ensenada, Berisso, Tolosa, Los Hornos, Villa Elisa y
Melchor Romero. En agosto no se sabía si el dinero de la Tesorería alcanzaría a
cubrir el mes próximo. El gobierno nacional luchaba con todas sus armas contra la
especulación. Así, terminó comprando en el exterior trigo a precio más barato que
el establecido por los especuladores dentro del país. Se informó que el Poder Eje-
cutivo Nacional había adquirido 100.000 toneladas de trigo en el exterior a 20 pe -
sos, mientras que en el mercado interno se lo cotizaba a 29, lo que llamó podero-
samente la atención en la Bolsa de Cereales.
Se fundó una cooperativa de consumo, la Panificadora y Anexo de Los Hor -
nos.
El Banco provincial ofrecía a los depositantes el 3 % anual a 90 días y la Caja
de Ahorro, el 4 por ciento. Por disposición del director general del Registro Civil, a
los empleados de este organismo se les otorgó una libreta para la adquisición de
provisiones.
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El Príncipe azul
Los cuentos infantiles nunca deben haber sido tan minuciosamente revividos
por juveniles cabecitas como en los días que precedieron al 19 de agosto de 1925
En un convoy, que hizo el trayecto La Plata - Buenos Aires en 50 minutos es-
coltado por aeroplanos llegó el Príncipe de Gales. Una multitud se prolongaba
desde la estación del ferrocarril hasta la Plaza San Martín, donde se celebraron
los actos de bienvenida.
La recepción ofrecida por el Dr. Cantilo en la Casa de Gobierno constituyó el
acontecimiento social más brillante que se haya registrado en La Plata. Damas de
las sociedades local y porteñas suntuosos arreglos y valiosas joyas.
En las primeras horas de la tarde, una orquesta de jazz y típica criolla ameni -
zaron la reunión. Las primeras piezas las bailó el príncipe Eduardo con la señora
Lily McDonald de Nelson, y luego lo hizo con señoritas de Ancel, Sáenz Sama-
niego y Amelia Beiró. Previamente había visitado, el Jardín Zoológico, el Museo
de Ciencias Naturales y la Legislatura.
Pocos días después otra figura real nos visitó: el Maharajá de Kapurtala. Con
dos secretarios y un valet y tocado con el clásico turbante, arribó a la estación en
un coche pullman, agregado al tren ordinario.
Fue recibido por el Gobernador, y en un paseo. por la ciudad le atrajo la Legis-
latura. Primero su atención se detuvo en el examen del tintero de Bernardino Ri-
vadavia que allí se guardaba. y luego el Maharajá -dueño de legendarias riquezas
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- se deleitó haciendo sonar las distintas campanas de la Sala de Sesiones, sin ol-
vidar la de alarma.
Posteriormente nos visitó el ex zar de Bulgaria, Fernando de Sajonia (en
1928), quien visitó el Museo Naturales, siendo recibido por su director, Luis María
Torres.
El teatro platense
Artesanos de la escena nacional, los Podestá resumen en su vida gran parte
de la historia de nuestro teatro, que en La Plata dio sus primeros pasos con esta
numerosa familia rioplatense. Don Pepe Podestá cumplió sus bodas de oro con la
escena en el año 1925.
A los 17 años, José Podestá fue atraído por el circo, ingresando en la compa -
ñía de Félix Henault. Poco después, junto a sus seis hermanos, constituyó un
conjunto ecuestre y de pantomimas.
El 15 de abril de 1884, en el programa de festejos organizados con motivo de
la instalación de los Poderes Públicos, figuraban la actuación de una compañía de
acróbatas. En ella trabajaba Don Pepe, con su famoso y no olvidado “Pepino el
88". Cómico de la legua, a falta de una cama, “Pepino", sin quitarse su traje de
payaso, durmió esa noche en un banco de la plaza.
En 1886, con la introducción del diálogo en la representación de Juan Mo-
reira, nació el teatro nacional. En este mismo año, los hermanos Podestá compra-
ron en La Plata el Politeama 25 de Mayo, levantado en terrenos pertenecientes a
los señores Aristegui y Ferreiroa, en 51 y 10, quienes anteriormente estuvieron
con su circo en 7 y 56. En 1890 representaron por primera vez “Juan Cuello" y
"Martín Fierro", teatralizado éste último por el Dr. Elías Regules, luego rector de la
Universidad de Montevideo, en 1925.
El Politeama Olimpo de 10 entre 46 y 47, inaugurado el 19 de noviembre de
1886, fue adquirido por Don Pepe. Lo denominó Coliseo Podestá, en homenaje a
la memoria de su padre.
¿A donde ir?
Al Hipódromo ya no. La aplicación de la ley de su-
presión del juego había hecho cerrar sus puertas en
1927 y a comienzos de 1930 nada haría presentir su
posible reapertura, que ocurriría después de la revolu-
ción del 6 de septiembre.
Quienes gustaban del tango podría ir al casi mitoló-
gico "Gran Bar La Marina" a escuchar a la orquesta de
señoritas y al joven bandoneonista Jorge Vegetti; al
Cine Bar San Martín donde Porcellana dirigía la or-
questa típica La Plata, integrada por siete ejecutantes
con tres bandoneones; otra orquesta de señoritas ac-
tuaba en el Bar Gloria en 12 entre 58 y 59. Allí también
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se pudo oír al cantor y payador Luis Acosta García, recordado por Atahualpa
Yupanqui en los sentidos versos de una milonga.
El Cine Select anunciaba la presentación durante esa temporada de un 90 por
ciento de films sonoros y sólo un 10 por ciento de cintas mudas.
En el mes de julio la Compañía Hermanos Podestá representaba “En un
pingo pangaré", intercalando en el tercer acto una fiesta criolla en la que se bailó
la polka de la silla, la chacarera y el pericón dirigido por Don Pepe Podestá; el
espectáculo terminaba con la gran fiesta criolla del drama Juan Moreira donde
todo el elenco intervenía en bailes y canciones nacionales, según rezaba el pro-
grama.
En septiembre llegó la compañía de sainetes de Alberto Vacarezza, que puso
en escena "El Cabo Rivero" y su clásico "El conventillo de la paloma”. En el Ar -
gentino debutó la compañía dirigida por el escritor español Gregorio Martínez
Sierra, que traía como primera actriz a la notable Catalina Bárcena. Meses antes,
el concertista de piano Alejandro Brailowski pudo ser escuchado en esa misma
sala.
El tango en La Plata
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Un ciudadano platense
Durante largos años había sido profesor en la ciudad de las diagonales. Había
publicado obras fundamentales e imprescindibles de
la cultura nacional. Su nombre era Ricardo Rojas.
Con motivo del homenaje que se le tributó en
ocasión de cumplirse 25 años de la aparición de su
libro "La victoria del hombre", se dieron cita en el
Teatro Argentino las más altas autoridades provin-
ciales y universitarias; intelectuales, políticos y estu-
diantes.
El presidente de la Federación Universitaria de
La Plata, señor Luis Aznar, expresó en esa oportu-
nidad: "Hace ocho años la FULP y Ricardo Rojas
estuvieron frente a frente. Eran horas de afirmación
y, por lo tanto, de exclusión. Ambos perseguíamos
el mismo propósito por caminos diferentes. Eran dos psicologías distintas, dos
modalidades que no coincidían. Pero de él surgió la verdad, y hoy, en calma el
corazón, con las ideas ordenadas, a la vuelta de muchas rectificaciones y de no
pocas renuncias, los antiguos y circunstanciales adversarios se contemplan em-
peñados en la misma tarea: la de dar contenido a la vida nacional".
Cerró el acto la palabra de Ricardo Rojas, quien pidió se le concediera el ho-
nor de ser considerado ciudadano platense, agregando: "... a la zaga de Moreno,
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Aniversario pincha
En 1905, un grupo de jóvenes decide desafiliarse del decano del fútbol argen-
tino, el Club de Gimnasia y Esgrima La Plata, y fundar su club propio. ¿Quién era
el jefe de este conjunto de entusiastas que quería practicar fútbol? : Don Alfredo
Lartigue, un hombre de pensamiento lúcido y de firmes convicciones, quien co-
mandó aquel movimiento destinado a crear un nuevo club en la ciudad.
Como todos los comienzos, éste fue humilde, ya que componían esta avan-
zada unos 43 jóvenes con innumerables bríos, y su socio número 44 fue Don
Jorge Ilirsch, quien presidía la institución cuando ésta celebraba sus bodas de
plata.
Al año de creado, en 1906, el equipo de fútbol de Estudiantes estuvo a punto
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El ostracismo radical
Un importante grupo de dirigentes conservadores suscribía, durante el agitado
año '30, una declaración donde afirmaba su intención de luchar en defensa de las
instituciones, tanto dentro del Parlamento como fuera de él. No había dudas de
que ello significaba una definición en favor de una solución de fuerza al problema
político, y una salida del país de sus carriles constitucionales. Existía un apoyo
implícito hacia tal actitud por parte de los grupos radicales antipersonalistas, que
denunciaban la formación de una "mayoría ficticia, siempre obsecuente, como que
nace del atropello y el fraude".
El Gobierno nacional contraatacó, y en previsión de cualquier alteración del or-
den apostó policías provistos de armas largas en la Casa Rosada, y reforzó la cus-
todia en el domicilio particular del presidente Yrigoyen. El 29 de agosto de 1930 la
agitación crecía, ya que se sucedían los tiroteos entre grupos antagónicos en nu-
merosos lugares de la Capital Federal. Los opositores organizaban manifestacio-
nes de protesta, y lo s proponían a su gente contraatacar con manifestaciones a
favor del Gobierno.
El camino se les allanó a los revolucionarios al resignar su cartera el Ministro
de Guerra, General Dellepiane. En su renuncia el militar, que era temido por los
revolucionarios por su rectitud moral y su reconocido y proverbial coraje, señaló
los males de los políticos y de las Fuerzas Armadas. Se refería en su dimisión a la
necesidad de profesionalizar al Ejército sacarlo del caos que lo amenazaba.
Afirmaba, además, que era necesario dotarlo de "fábricas indispensables", y
perfeccionar su organización interna. Esta renuncia se convirtió con los años en un
documento histórico de fundamental importancia para comprender ese año tan de-
cisivo.
Los Mercader
Una de las novedades que trajeron a la ciudad los años '30 fue la reapertura del
Hipódromo, del cual el doctor Amílcar Mercader era asiduo concurrente. Un día
Francisco "Kinko" González, más tartamudo que de costumbre, tenía un dato
para alguna de las tantas carreras de ese día. De inmediato le comunica: jue,
jue, jue, jue, gue, le, a, a, a, a, al, di, di, e. Y el doctor Mercader corrió hacia las
ventanillas del número diez.
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Perdió éste, pero "Kinko" explicó después que no tuvo tiempo de decir "diecio-
cho", que fue el del caballo que finalmente ganó la jugada.
Entre los políticos platenses se destacó sin dudas, sobre todo a partir de los años
'30, el doctor Emir Mercader, orador de verba encendida y fluida conversación
personal. En sus innumerables recorridas por las provincias interiores se encontró
con una infinidad de correligionarios a cuyos hijos apadrinó, según se le presentó
la ocasión.
Un día dio la casualidad de que el Dr. Alcorta, amigo personal de Mercader, en-
contró a un grupo de jóvenes del interior. Los interrogó a ver qué andaban ha-
ciendo, a lo que los jóvenes respondieron: que venían para La Plata a saludar a su
padrino, el Dr. Emir Mercader. Alcorta, con una sonrisa burlona, respondió: "Pa
semejante padrino, mejor haberse quedado infieles".
Orquídeas y caviar
Es posible tener una idea cercana a lo que fue el cambio que experimentó la ciu-
dad recordando los festejos de la fundación. En 1889, el gobernador Máximo Paz,
en adhesión a la fecha, concedió como gracia la libertad a Julián Andrade, famoso
compañero del delincuente Juan Moreira. Dos días después, La Plata celebraba
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su aniversario y no se podía decir que era una ciudad triste y silenciosa. Desde la
salida del sol hasta su puesta, cada diez minutos, se dispararon bombas de es-
truendo y cohetes.
Por la noche, se quemaron fuegos artificiales en la Plaza de la Policía. En
aquella oportunidad estuvo presente monseñor Anciros, arzobispo de Buenos Ai-
res, quien celebró un Tedéum en la avenida central del Bosque. En ese aniversa-
rio, los mendigos llegados de Buenos Aires habían invadido la ciudad.
El 19 d e noviembre de 1937 también hubo mendigos, pero eran locales. Ese
año el presidente de la Nación, general justo, visitó La Plata.
Cinco mil escolares realizaron una exhibición gimnástica. En la Casa de Gobierno
se ofreció un almuerzo al presidente de la Nación, al que acompañó su esposa,
quien recibió de manos de la señora del gobernador Manuel Fresco una canasta
de orquídeas.
La música de una orquesta amenizó la reunión, que contó con un menú de tra -
bajosa lectura. Comenzaba con caviar e incluía exquisiteces como canard al
orange, coeur de Durhant, piqué sauce perígourdine, foie gras truffé sur bloc,
mousse glacée aux pistaches, vinos, licores y café. La quema de fuegos artificiales
se efectuó en la Plaza Moreno, donde se organizaron bailes populares.
La Obra de Fresco
Partidario declarado de la derecha -identificada con las tendencias dominantes en
Italia y Alemania en los años en los que ejerció la gobernación de la provincia de
Buenos Aires- el Dr. Manuel Fresco se erigió en uno de los más destacados re-
presentantes de la causa conservadora. Admirador del "viril voto cantado", fue un
campeón del "fraude patriótico". Aunque La Plata fue beneficiaria de su arrollador
accionar. Se restauraron el Teatro Argentino, la Casa de Gobierno, y el Ministerio
de Hacienda (de estilo Luis XVI). Se levantaron el edificio de Ensayos de Materia-
les del Ministerio de Obras Públicas, el del Registro General y Censo Permanente
bonaerense y la Cárcel de Encausados de Olmos. Se construyó el Pabellón de
Infectocontagiosos del Hospital de Niños; se terminó el Pabellón de Cirugía del
Policlínico y de avanzó en la inconclusa Catedral.
Además, fueron erigidos los locales para las escuelas 39 y 64, y en materia vial se
ensanchó el Camino General Belgrano, se concluyó el Centenario y, en 1937, el
Camino de Cintura. Por otra parte, se inició la construcción de la ruta a Costa Sud
y se concretaron el acceso a Etcheverry, el puente sobre el Arroyo El Gato, obras
civiles en el camino a Magdalena, mejoras en los caminos a Berisso y Ensenada y
la finalización de trabajos en los que unen con Romero y Brandsen. Una huella
profunda en lo que concierne a realizaciones materiales dejó el paso de Fresco al
frente del Gobierno provincial en su ciudad capital, sin hacer mención de toda la
obra pública, del resto de la Provincia.
Emotividad radical
El Dr. Marcelo T. de Alvear, a pesar de sus maneras finas y sus selectos gus-
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tos estéticos, era muy boca sucia y a la vez muy emotivo. Sus zafadurías tenían,
además, un acento ceceoso. Durante la campaña de la fórmula Alvear Mosca lo
acompañaban dos jóvenes platenses: Ricardo Balbín y Emir Mercader. Los dis-
cursos se pronunciaban desde un tren, alquilado con el fin de realizar la campaña,
o en los almuerzos y cenas organizados en lugares de mayor población.
Alvear era el jefe de la comitiva y designaba, segundos antes del acto, a los
oradores que intervendrían, con una simple seña o mirada. En sus particulares
estilos, BaIbín y Mercader pronunciaban discursos llenos de emotividad, que en
más de una ocasión lo conmovían. Dentro de la comitiva corrían todo tipo de ru-
mores y bromas. Una de ellas refería que los dos jóvenes decían discursos senti -
dos para hacer llorar al candidato a presidente, flaqueza ésta que le disgustaba
mostrar.
En una ocasión llegaron en tren a Tucumán. Durante el día aprovechó el can -
didato radical para realizar visitas, entre ellas una a un convento de monjas, donde
el distinguido visitante dialogó con la superiora en un tono muy elevado, trayendo
al presente antiguos recuerdos, en especial sobre su esposa, doña Regina Pacini.
Esa misma noche se realizó una gran comida en la que habló BaIbín, el que
tomó como tema la visita de Alvear al convento. A medida que se desarrollaba el
discurso, todo el mundo comenzó a emocionarse, muchos hasta llegar al sollozo.
En tanto, Alvear parecía incólume; pero no aguantó más, afirmando antes de lar-
garse a llorar: "A pesar de que me avisan, igual me j ......
Las Modas
Luego de temporadas en que reinó la locura en materia de sombreros de mu -
jer, a comienzos de la década del ‘40 la moda prescribía modelos menos excéntri-
cos, que se asentaban normalmente sobre la cabeza.
Las damas usaban la capelina de paja Yanga con tul y flores o cintas, y el tur-
bante en georgette; las carteras finas, de salir, eran de becerro. La coquetería re -
servaba para entrecasa los batones de amplias solapas, con vivos plegados y
acampanados con gran vuelo.
Se podían lucir permanentes realizadas como en Norteamérica y también se
podían esconder las amenazantes canas con un tratamiento sobre una base de
tintura. Cosas de mujeres.
Los hombres usaban los últimos modelos de sombreros tipo Panamá, de paja
trenzada o de fieltro. Los más acaudalados podían comprar camisas de seda ra-
yón, las más caras.
Los modelos de autos importados vendrían por última vez, ya que debido a la
guerra dejarían de fabricarse por varios años. En este rubro no había nuevas mo-
das; estaban todavía vigente el Ford V8 y el Chevrolet de seis cilindros, los auto-
móviles más comunes.
En cuanto a las modas musicales, se bailaba tanto el foxtrot como el tango, y
para aprender a bailarlos bien se imponía la concurrencia a una academia -como
la de Reyes, de la calle 46 entre 4 y 5-. Resultaban muy comunes las reuniones
danzantes, ya fuese en clubes, fiestas familiares, salones particulares; de allí la
proliferación de las escuelas, que permitían a las damas y a los caballeros concu -
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Se corta el hilo
En abril de 1943, a cinco meses de la fecha fijada para la consulta popular que
debía ungir al presidente sucesor del Dr. Ramón S. Castillo, La Plata era nueva-
mente caja de resonancia de una crisis política, que volvía a colocarla ante la ex -
pectativa de una intervención de las autoridades federales, de no mediar un cam -
bio por parte del Ejecutivo provincial presidido por el Dr. Rodolfo Moreno.
El pleito surgía esta vez del seno del partido gobernante -el Demócrata Nacio-
nal ante la oposición planteada por el núcleo bonaerense a la candidatura del re -
presentante salteño, Dr. Robustiano Patrón Costas. Esta, que contaba con la
anuencia del Dr. Castillo, se afianzo hasta convertirse en un hecho consumado.
El Presidente -según trascendidos- en una dramática entrevista mantenida con
el Ministro de Gobierno, Dr. Vicente Solano Lima, le manifestó que el Gobernador
había perdido la confianza de las autoridades nacionales, y que sólo una postura
de lealtad sin dudas ni reparos podría evitar derivaciones.
La ciudad seguía con ansiedad las alternativas, en un clima de preocupación
general, cargado de rumores: el apasionante tema se debatía en las oficinas pu-
blicas, en las tertulias, en los hogares.
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Entusiasmo popular
El 14 de marzo de 1940 llegó el Dr. Fresco a la residencia de la calle 5 desde
su establecimiento particular en Monasterio, y presidió la última reunión de Gabi-
nete. Estuvieron presentes funcionarios y altos dirigentes y representantes parla-
mentarios del conservadorismo.
Los platenses seguían con vivo interés los hechos y se fueron congregando
frente a la Casa de Gobierno, en espera de novedades. Al fin se conoció la noticia:
había sido designado un interventor federal. La excitación hasta entonces conte -
nida estalló en manifestaciones hostiles al gobierno depuesto. Desde automóviles
gritaban sus ocupantes: "Se acabó, se acabó" y "Que se vaya"; otros "Ortiz, Ortiz",
en medio del ensordecedor sonido de las bocinas.
Hubo incidentes toda la tarde alrededor de la Casa de Gobierno, provocados
por el entusiasmo popular y la acción policial para contenerlo. Se produjeron agre-
siones entre los manifestantes y adictos al conservadorismo. Los primeros porta-
ban la bandera nacional y la del Parque.
La policía ordenó una carga de sus agentes montados a caballo y lanzó gases
lacrimógenos. La crónica habla de ensañamiento policial y hostilidad de personas
que estaban fuera de sí por los hechos que se registraban; la gente arrojó baldo-
sas y hubo lucha cuerpo a cuerpo entre agentes y civiles.
Asumió el poder un interventor militar interino; tropas del Regimiento 7 mar-
charon por calle 50 hasta el centro de la ciudad. A su frente se formó un grupo
compacto de ciudadanos que vivó a Ortiz y al Ejército. La policía se retiró a 54 y 6.
La jornada fue vivida con fervor y pasión ciudadana y varios de sus participantes
resultaron contusos por los renovados incidentes que la fueron jalonando.
Vida cultural.
En medio de la agitación política, La Plata no descuidaba su vida artística. En
el mes de abril de 1943, actuaron Lopecito y su Cuarteto del 900, montando en el
Coliseo Podestá "La cabalgata del tango", interesante evocación de distintas épo -
cas musicales, de Villoldo a Gardel, con versiones fonoeléctricas de diversos con-
juntos orquestales y cantores.
Luis Sandrini y Nedda Francy representaron para nuestro público en el mismo
escenario, su gran éxito "El diablo andaba en los choclos", que en Buenos Aires se
mantuvo varios años en cartelera.
En junio, la compañía teatral María Guerrero-Díaz de Mendoza vistió de gala
al Coliseo. Ofreció dos obras: una versión de "Felipe Derblay o el dueño de las
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herrerías", de Jorge Ohnet, y "El genio alegre" de los hermanos Alvarez Quintero.
En el campo de la plástica, las Escuela de Bellas Artes organizó una exposi-
ción de trabajos del pintor Fernando Fader "el ermitaño de Ischilin" -que surgiera a
la fama 40 años antes, en tiempo de Bernardo deQuiroz y Rogelio Yrurtia - falle -
cido en 1935.
La Biblioteca Musical Verdi contrató al violinista norteamericano Yehudy Me-
nuhin, quien dio su concierto en el Coliseo Podestá, por estar en refacción el Ar-
gentino. Fue una fiesta de la música para el público platense, que ya en una gira
anterior fuera cautivado por este artista de fama harto merecida.
El Autor
Gustavo García Saraví, con varios libros escritos, galardones obtenidos en el
país y fuera de él, se erige como otro custodio de la calidad poética de la ciudad.
Sin residir en ella, ésta ciudad se filtra en algunos de sus poemas, de una manera
bella y recatada, casi siempre aparejada con la nostalgia; cuando el poeta se re -
coge en la evocación de sus antepasados -los abuelos, las tías, los padre o de
contemporáneos de su juventud -las primas - resurgen costumbres, modas, con-
ductas, pensamientos, prejuicios del pasado, usos y técnicas de otros años.
Volcó en su poética su experiencia personal. Como oficiantes del amor, pro-
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cura y halla los matices justos para expresarlo en sus distintos momentos. Siente
con hondura la tierra patria ("soy todo argentino, todo país", escribió). "El soldado
de la independencia", "El cacique", "El ombú", "El toro", son poemas cabales que,
al igual que su hermosísimo "Canto argentino" -premio en el concurso sesquicen-
tenario de la Provincia de Santa Fe - se alinean en esta faceta fundamental de su
creación.
La angustia de tiempo es otra constante de su obra, que afronta con acento
maduro en "Ensayo general", uno de sus últimos volúmenes compuesto íntegra-
mente de sonetos. Al abordar temas sociales, se lo percibe libre de intentos de-
magógicos, sin espera rédito, guiado por un auténtico sentimiento humanitario o
un íntegro mandato de su sensibilidad.
Paralelamente a su producción compuesta en verso libre -vívida y valiosa-
García Saraví exhibe la perfección de sus sonetos, cuyas exigencias ha dome-
ñado con tal arte que se reconoce en él a uno de los autores sonetistas en el pa -
norama poético argentino
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pel político durante el periodo que empezaba a recorrer el país. Su nombre era
María Eva Duarte.
El casamiento civil se había realizado en la ciudad de Junín, provincia de Bue-
nos Aires, de donde era oriunda la desposada. Faltaba aún la ceremonia religiosa.
Final de campaña
Los actos de la Unión Democrática en Berisso fueron perturbados y se regis-
traron disparos de armas de fuego. En Lanús fue tiroteado el acto en que dicho
partido político proclamó la fórmula Prat - Larralde, para ocupar los cargos de go-
bernador y vice de la Provincia de Buenos Aires.
Estos métodos llevaban a la oposición a sindicar al peronismo como un movi -
miento de tendencia nazi - fascista. Por entonces se había conocido el Libro Azul,
en el que se acusaba a militares argentinos, entre ellos el coronel Perón, de con -
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El Colegio Nacional de 1 y 49
Hacia fines del mes de junio de 1946 se produjo una gran gresca dentro del
Colegio Nacional de la Universidad, de 1 y 49, al que concurrieron elementos ex -
traños al establecimiento. Las autoridades tomaron medidas compulsivas para que
el alumnado entrara a clase.
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El desabastecimiento
Para mediados de la década del '40, el sueldo mínimo de un empleado de la
administración pública era de 250 pesos, y el de un obrero panadero de 310. El
litro de leche costaba 30 centavos, en tanto que el café con leche completo valía
60 centavos, precio que era semejante al de un chopp de cerveza. En 1948 se
ofertaba un traje común en 99 pesos, cantidad similar al valor de un sobretodo.
Al efectuarse un aumento masivo de la gran mayoría de los gremios, se pro-
dujo un incremento del consumo y, como en casi todos los casos de economía
controlada por el Gobierno, el desabastecimiento y el aumento de precios de mu -
chos artículos.
Para contrarrestar estos efectos, el Gobierno fijaba los precios máximos, lo
que hacía que la mercadería desapareciera de los negocios. Los inspectores con-
trolaban su existencia y exhibición en lugar destacado de cada comerció. A estos
artículos el pueblo los bautizó con el nombre de 'Flor de ceibo', por su baja cali -
dad, aunque tuvieran un costo relativamente barato. El Puerto de La Plata pasaba
por una etapa de gran actividad exportadora, y mucha demanda de mano de obra.
Debido a la finalización de la guerra y a la escasez de productos en Europa, en el
año 1947 se sextuplicó la exportación del Puerto, en especial en cereales y car-
nes.
El congelamiento del precio de los alquileres, dispuesto por una ley especial
en estos años, favoreció a las familias de menores recursos, ya que allí se encon-
traba la gran masa de inquilinos. Esta ley se mantuvo hasta fines de la década del
'70. La oposición acusó al régimen de desalentar la construcción de viviendas y
producir de este modo el déficit habitacional.
Proyectos edilicios
En julio del año 1947 fueron retiradas las rejas que circundaban el edificio del
Banco de la Provincia de Buenos Aires, con lo que muchos preveían que se iba a
continuar con otros edificios públicos. Con esto se facilitaría la visión del paseante
y una mejor apreciación de las armoniosas líneas arquitectónicas y de sus jardi-
nes.
Se iniciaron en estos años, en Villa Garibaldi, las obras de construcción del
aeropuerto. Fueron además expropiados los terrenos para el Estadio Provincial,
que se construyó posteriormente en la zona de 32 y 19.
Las necesidades de funcionamiento de las cámaras legislativas, que aumenta-
ron el número de sus integrantes, mostraron la escasez de hotelería y se hizo ne -
cesaria la construcción del Hotel Provincial en los predios del Mercado "La Plata",
ubicado en 8 entre 51 y 53.
Por iniciativa del diputado Pérez Aznar, la Legislatura de la Provincia declaró
zona universitaria a la del Bosque, donde se encuentran las facultades e institutos
superiores y sus adyacencias.
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Pese a estar reservados los fondos que los funcionarios de entonces habían
previsto anticipadamente para la construcción de las torres delanteras de la Cate-
dral de La Plata, su colocación no pudo concretarse. y la monumental obra siguió
sin poder mostrar a la ciudad su definitiva fisonomía, que concibiera su creador, el
ingeniero Pedro Benoit.
El ritmo de los trabajos en los edificios del sector público hizo recordar otras
etapas análogas de la prolífica historia platense, ya que también dieron comienzo
las obras de la República de los Niños y los numerosos barrios obreros de la ciu -
dad y el partido de La Plata.
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Esto motivó que algunos sectores comenzaran a buscar la caída del Gobierno
por vía de un golpe de Estado.
La primera rebelión armada contra el gobierno de Juan Domingo Perón se
produjo el 28 de septiembre del año 1951, con el movimiento revolucionario co-
mandado por el general Benjamín Menéndez, que contó con el apoyo de los ofi-
ciales Leonardi, Guglialmelli, Lanusse, Sánchez de Bustamante, Federico de Al-
zaga, y otros.
Como se ve, dos futuros presidentes -Eduardo Lonardi y Alejandro Lanusse -
participaron de la asonada, que no tuvo muchas conexiones visibles y fue pronta-
mente sofocada. Sus responsables pagaron con cárcel y destierro la osadía de
alzarse contra el régimen monolítico de Perón.
No obstante su fracaso, fue el primer síntoma de que podría producirse la
caída del régimen por vía militar.
También se hizo evidente que la bonanza de los primeros años del peronismo
se iba deteriorando, y así lo hacía presumir el alejamiento del ministro de Econo-
mía, Miguel Miranda, en la primera crisis importante de Gabinete.
El gremio ferroviario realizó por entonces una huelga revolucionaria que, si
bien no tuvo consecuencias
en los hechos prácticos, mostró la oposición de obreros organizados al régi-
men gobernante.
La huelga fue duramente reprimida y muchos sindicalistas terminaron en la
cárcel por varios años.
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Mujeres al pedal
Derrotados en sus respectivas presentaciones por el torneo de fútbol, el do-
mingo 9 de octubre del año 1930, Gimnasia y Esgrima y Estudiantes, el deporte
platense pudo ese día "salvar el honor".
No fue a través de alguna victoria en el terreno futbolístico ni en el de ningún
deporte tradicional; la compensación vino merced al triunfo de tres graciosas seño-
ritas de nuestra ciudad en el gran premio Ciclista Femenino Argentino.
Se trataba de Alice L. Brocchi, Elida E. Fileni y Ana Hanacek, quienes resulta-
ron vencedoras en, todas las pruebas en las que compitieron, descollando por su
capacidad y cobrando notoriedad en una disciplina que, como tantas en aquellas
épocas, estaban reservadas casi exclusivamente a los hombres.
En un deporte muy particular y que exige una discifflina férrea, los lauros lo-
grados en el año 1938 -que quedará en el recuerdo de los platenses de aquellos
años- compensaron en forma más que satisfactoria el esfuerzo de quienes, a partir
de 1920, con la creación del Club Ciclista Platense, habían procurado brindar a los
amantes del deporte de la bicicleta, condiciones favorables para su desarrollo.
Tal vez para demostrar desde la línea que estab a vencer las adversidades
que se presentaban en los distintos terrenos deportivos, social y fundamental-
mente económico.- 13 entusiastas amantes del pedal el día 1ro. enero de 1920,
habían fundado el Club. Realizaban sus reuniones al amparo de los eucaliptus del
Bosque, si el tiempo era bueno, o de la gruta si no lo era, hasta que al año si -
guiente pudieron reunir el dinero para alquilar una pieza.
La Plata Vibra
Al difundirse la noticia de la dimisión de Perón, comenzaron a afluir grupos de
personas coreando estribillos como "Libertad, Libertad", y formando caravanas de
autos.
En 7 y 50 se concentró una gran cantidad de jóvenes universitarios; desde allí
recorrieron la diagonal 80 dando vítores a la Patria. Se desplazaron por diagonal
77 y 45 y por la avenída 7; sobre el monumento a Joaquín Y González colocaron
una enseña nacional.
El ex gobernador Aloé cayó prisionero en Resistencia, cuando viajaba rumbo
al Paraguay. En La Plata se día la restitución del nombre originario de la ciudad.
La gente arrancó las chapas que denominaban Eva Perón y Presidente Perón a
arterias de la ciudad y retiráronse efigies de las figuras cumbres del peronismo de
las corresponsalías de los diarios capitalinos.
En algunos barrios se formaron grupos de adictos a Perón que detenían a, los
automóviles y les pintaban leyendas favorables a su movimiento político. Sin em-
bargo, no se produjeron enfrentamientos entre los grupos antagonistas.
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El gobierno de Aloé
El mayor Carlos Y Aloé fue el gobernador que en 1952 sucedió a Domingo
Mercante en el palacio de la calle 6, después de cumplida por este la gestión co-
rrespondiente al período 1946/1950 y a su ampliación, conforme a la cláusula de
la Constitución Provincial que se había adaptado a la reformada Carta Magna Na-
cional de 1949.
La oposición comenzó a dirigir sus dardos contra el nuevo gobernante, de
rostro adusto y actitudes definidas, haciéndolo objeto de chistes populares que
corrían de boca en boca y que trasuntaban descreimiento en cuanto a su capaci-
dad para conducir el Primer Estado argentino.
Se lo convirtió en protagonista de infinidad de cuentos y apareció caricaturi-
zado en los periódicos clandestinos de la oposición, donde tuvo su capítulo propio.
Un dibujo firmado por Blas, lo mostraba con la tapa de los sesos levantada por
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donde asomaba una hebre. El titulo, hiriente y ácido, decía: "Donde menos se
piensa salta la liebre".
En materia -de educación opinaba el mandatario bonaerense que debían
acentuarse los aspectos nacionales; ante una reunión de maestros de la Provincia,
fundamentó su pensamiento en el análisis personal que efectuó del contenido de
un libro de lecturas para cuarto grado: "Desfilan -expresó el mandatario bonae-
rense - una gran cantidad de notas firmadas por la más rancia oligarquía argen-
tina. Fíjense quiénes escriben: Mario Bravo, Carlos Bunge, Schiller, Ricardo Rojas,
Grinun, casi todos apellidos extranjeros de los que es mejor ni hablar. ( ... )
Como si nosotros no tuviéramos tradición, historia, héroes, que para mí, como
argentino, están por sobre todas esas cosas que estamos viendo".
El Gobierno provisional
El 23 de septiembre del año 1955, tomaron posesión del Gobierno nacional las
autoridades surgidas de la revolución que había derrocado al general Juan Do-
mingo Perón mediante un golpe de estado.
Desde hora temprana, un grueso contingente de alborozados ciudadanos de
la ciudad de La Plata se trasladó hacia la Capital Federal.
Lo hacían portando banderas nacionales de todos los tamaños, además de le-
yendas alusivas a la restitución del nombre de La Plata, que había sido cambiado
por el de Eva Perón durante el gobierno peronista.
En la Plaza San Martín, en horas del mediodía, hubo una suelta de palomas,
organizada por quienes apoyaban al régimen nacido de los cuarteles militares.
Los festejos se extendieron por el centro de la ciudad de La Plata y la calle 12,
hasta que al caer las primeras sombras de la noche regresaron los asistentes al
acto realizado en la ciudad de Buenos Aires, donde juraron el general Lonardi y el
contraalmirante Rojas, las cabezas visibles del nuevo régimen.
La gente exteriorizaba a su manera el nuevo clima de alborozo que se vivía,
coreando cantos alusivos al general y estribillos que parodiaban a canciones en
boga.
Un toque de colorido lo pusieron los muñecos y carteles con caricaturas. La
ciudadanía participaba y había calor auténtico, en medio de la desazón de otros
tantos.
A su llegada a la ciudad, el interventor federal, coronel Arturo Osorio Arana,
fue recibido por una multitud a la que expresó con tono severo: 'Tengo a traer al
benemérito pueblo de la Provincia de Buenos Aires: libertad, justicia y orden.
La "Revolución Libertadora"
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Laica y libre
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Cultura y mitos
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El primer municipio
En 1884, más exactamente el día 14 de febrero, quedó finalmente constituida
la primera comisión de vecinos. La nueva agrupación estuvo presidida por don
Bernardo Calderón e integrada por el ingeniero Pedro Benoit, Juan B. Médici, Joa -
quín López Osornio, don José Arce, Ramón Maldonado, Baldomero Márquinez,
Juan José Lanusse y Pedro Lanchú.
Durante el gobierno de D'Arnico, esta comisión se convirtió en Concejo Muni-
cipal, y ya para el año 1885, la presidencia del mencionado organismo fue ejercida
por Benjamín del Castillo.
Con los años llegaron las primeras elecciones, de las que debería salir la de -
signación del primer intendente de la recientemente alumbrada ciudad de La Plata.
Los candidatos eran Ramón L. Falcón y Stagmann, pero al no ponerse de
acuerdo los integrantes del Concejo Deliberante, el Ejecutivo provincial envió al
interventor Aravena, el último día de 1889.
En -los inicios del año 1891, don Marcos Levalle se constituiría en el legenda-
rio primer intendente electo de la ciudad de La Plata.
Con las nuevas autoridades en pleno uso de sus funciones, las tareas de los
flamantes ediles de nuestra ciudad fueron arduas, ya que debieron agotar sus
fuerzas para intentar administrar a la "primera de América", como se designaba a
nuestro distrito en aquellos años, con los menguados recursos que dejó en pie la
terrible crisis ocurrida en el año 1890.
Transcurrían años en los que los gobernantes debían desenvolverse entre las
críticas del periodismo y de los ciudadanos, y la escasez de medios que les difi-
cultaba una adecuada respuesta.
Mirando al mundo
En La Plata, centro político, repercutían los sucesos nacionales e internacio-
nales. De acuerdo con los relatos de viajeros y datos de los archivos, el progreso
técnico y los descubrimientos científicos se vivían intensamente en la ciudad. El
caso Dreyfus conmovió a la opinión pública en la década de 1890. También se
tuvo noticias de un raro invento: el cine de los Lumiere.
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La vida religiosa
La iglesia fundacional platense es la de San Ponciano. Esta fina construcción de
estilo gótico fue también el centro obligado de reunión social de las "buenas fami-
lias". En un principio La Plata tenía categoría de parroquia, y el 23 de junio de
1885 la elevaron a Vicaría Foránea.
La segunda capilla instalada en la ciudad fue destinada al hospital Melchor Ro -
mero, y se inauguró el 30 de noviembre de 1884.
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