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Poemas de nadie

Franco Cornaló
Poemas de nadie

I  En lo silente.
1. Cavidad.
Carretera embarrada, empañada de almas involuntarias,
charcos mordaces y estruendosos,
sombras en busca de refugios superfluos,
refugios del amor y del contacto.

Túneles cavados por brazos fatigados,


pagados por la industria de la promesa.
Fotografía autóctona sin revelar
de la fauna, el ardor y del suspiro.

Corteza impenetrable la del corazón,


fatigado de huidas,
arrugado por el latir de sueños e impulsos,
adornado de cadenas suntuosas.
Túmulo de lágrimas y amaneceres efímeros,
ecos de bondad y memoria y
espera fugaz de un último llamado.
Es esto y a la vez aquello,
la contradicción y la imprecisión
la abstracción y el todo.

2. Presiento.
Camino,
absorto,
aireado,
inútil.
Camino e ignoro el atardecer,
el encendido autónomo de los faros,
la caída y el alzar del tiempo.
Presiento finitamente a la ciudad,

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Poemas de nadie

está viva, me habla,


no comprendo su romántico idioma,
ni su poesía indivisible,
me siento un inútil,
algo no está bien conmigo.
No siento las calles.
No siento el murmullo.
No siento el aire viciado,
ni me siento a mí mismo.
Debo estar sano.

Algunos cristales se iluminan a lo lejos


y sé que suceden historias en su interior.
Pero no son un reflejo de mí,
o de mi condición
severamente dañada.

Vago por la oscuridad de focos ausentes,


de música ruidosa y desencuentro,
alzando la vista a una desvencijada luna,
y presiento,
el aliento helado y los pulmones ardientes,
una risa ahogada por el tránsito,
el odio proyectado en grafitis,
las manos abigarradas en los bolsillos,
los labios entumecidos de silencio,
los cálidos pasos de la soledad.

Pero no nos pertenece.


Algún día, sin saber por qué,
atados a una obsesión,
o al desatino de pertenencia y desesperación,
sentiremos.
Y yo me pregunto

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Poemas de nadie

¿qué es la tristeza sino la ignorancia hacia la noche?

3. Éter.
Es inevitable ser invisible.
Un auto,
despilfarrado entre múltiples autos,
se dirige hacia mí
como si anhelara envestirme,
pero es una calle en contramano.
El inquieto perro de la esquina
se funde
en amarronados sueños de raza.
Unos niños boquiabiertos esperan
a que las pesadas máquinas de muerte y suicidio
crucen, con sus hijos de aplanados rostros de cristal,
aburridos de diversión.
Otro joven realiza majestuosamente malabares
a escaparates ostentosos
sin ser advertido.
Juraría que se le han caído las piezas
o quizá
nunca despegaron de sus manos fatigadas.
Nadie vale mucho la pena,
pienso.
Mientras suspiran
mis cordones desatados,
la bragueta abierta
y la remera al revés,
con la comisura destripada.
De vez en cuando suelo levantar los párpados,
sólo para advertir el tropiezo,
el contacto,
pero todos están reunidos

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Poemas de nadie

en sus auriculares,
sus canciones,
sus prisiones
de mundos felices.
Se acerca un repartidor de volantes.
Lo miro con súplica.
Pero se adelanta un hombre de traje azulado,
interesado en sus ofertas,
y descuentos.

4. Sudor.
Intento consolarme
en el antiguo desdén,
en la mirada etérea,
en el insondable estupor,
e intento desde las sombras,
con arrugas de juventud
y un corazón herido,
estrechar la mano amiga
o apoyarla en hombros afligidos.

Intento disfrazar este joven espíritu veinteno


con barniz caduco,
para caer en la inmundicia,
y solapar el dolor,
pero no del dolor de la caída,
sino del desprendimiento,
de los llamados buenos hábitos,
y las demás quimeras
que con ardid son inculcadas
por fantasmas sin sabor.
Intentaré olvidarlo todo,
lentamente y en silencio.

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Poemas de nadie

5. Nimiedades.
Son las dos de la tarde,
y en este preciso instante,
aquí y allá,
es el mismo sol de otoño,
agradable para las terrazas,
tortuoso para el transeúnte,
y siempre es la misma historia.
Son las seis de la tarde,
la acera es danza zumbante e
infatigable arpegio de vaivenes.
Son las diez de la noche,
el tiempo se carcome a sí mismo,
siento el polvo en mis huesos,
aguardando la única salida.
Es medianoche
y torpemente he dejado
que la cerveza pierda su encanto.
Son las cuatro de la madrugada,
¿Qué se puede decir que sea
verdaderamente importante o trascendente?
He gastado hojas, no he dicho nada,
y no me queda nada por decir.
Son las siete y catorce minutos de la mañana,
poco importa.

6. Sustento.
Y el agua hirvió por tercera vez,
el mate ya tiene gusto agrio,
mi gata exige su alimento
a la misma hora,
la pequeña biblioteca y el cuadro,
y la máquina de escribir nueva,

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Poemas de nadie

y el teclado que ya casi no toco,


y la frágil planta,
y la vieja cámara que no anda,
y las bebidas de vencimiento cercano,
y el único disco que no oí,
y más libros,
es más o menos eso,
tras esa puerta no está Dios,
pero todo está en su lugar,
el fracaso sigue ahí,
nadie se ha acordado de mí hoy,
y eso está bien.

Nadie me ha leído nunca,


en ninguna parte,
dudo que lo hagan en algún momento;
y lo bien que hacen.

7. Conjetura.
Supongamos que esto es un poema,
y tal vez contenga una mota de valor.
Supongamos que repentinamente eres libre,
no te apartarías de tu silla caliente.
Supongamos que eres millonario,
seguirías reclamando el vuelto barato.
Supongamos que posees los mejores trajes,
aún usarías la misma corbata arrugada.
Supongamos que eres inmortal,
tal vez, de seguro te aburrirías mortalmente,
aunque seguirías siendo inmortal.
Supongamos que conozcas a Dios en persona,
seguirías teniendo la misma imagen en tu mente.
Supongamos que puedes volar,

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Poemas de nadie

continuarías viendo las catedrales


como hormiga desde el suelo.
Supongamos que puedes seducir a todas las mujeres u hombres,
buscarías el amor esclavizador en alguno de ellos.
Supongamos que eres increíblemente famoso,
te ocultarías del mundo en la soledad más enfermiza.
Supongamos que eres condenadamente perfecto,
y aun así te acompañaría una obsesión malsana.
Sueños superfluos que no ahogan la tristeza
ni el abatible final,
bueno, salvo por la inmoralidad,
uno nunca sabe,
no me hagas caso.

8. Huidiza.
He respirado el aire más puro que destila el mundo
y sigo opaco, abatido por sombras.
He contemplado un perfecto amanecer acrisolado
y un pesar me abate con sus nubarrones.
De sólo pensar que nuestra poesía está limitada,
a lectores desconocidos,
a fortuitos y entrañables lectores venideros;
pero excluida de todo contacto con sombras de ruinosos ayeres,
me llena de conmoción.
Incertidumbre y contradicción continúa.
¿Es eso acaso el sepulcral pórtico a la huidiza felicidad?
9. A H. Cormery.
Olvidado,
al igual que su libro sin final,
ante un caos natural,
la inerte tumba floreada,
y el apacible viajero en busca
de rebeldía aciaga.

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Poemas de nadie

La respuesta nunca apareció,


sólo tiempo disuadido entre ellos,
un hijo adulto,
alegoría de otros símbolos;
un joven padre,
anónimo en el muro
de 1914.

Un hombre al fin,
sangre desconocida
en tierra desconocida.

10. A las ocho.


Doble sombra de misterios
en noches y algarabía.
¡Ah! Aire engañoso de libertad,
¿Podrías imaginar que Estrada y Belgrano
puedan suponer tu escenario final?
Aún dentro del imaginario,
no está mal una cerveza
a las ocho de la noche,
para sopesar las pisadas,
para mantener la figura tambaleante,
para poder vislumbrarse al espejo
y soportar tu cara embelesada
por la luz de la memoria,
para sortear los gimnasios locales
llenos de rostros fatigados por una borrosa vida,
aplastando sus cuerpos más borrosos aún,
interrogándose:
¿Por qué demonios levanto algo
de tres veces mi propio peso?
En fin, para huir de lo lamentable.

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Poemas de nadie

Entonces te tomas una cerveza,


hasta adivinar porque Leto
descargó su esqueleto
en veinticuatro cuadras
de osadías y peripecias imaginativas,
culto al detalle
de ese octubre o noviembre,
de ese sesenta o sesenta y uno, no lo recuerdo.
Una cerveza a las ocho
y te enfrentas a lo incomprensible del mundo,
sin huir de las atrocidades del hombre,
sufriendo su infinita disconformidad;
y diluirse en espuma y pesares paradisiacos.
No está mal.

11. En ésta noche.


El coro de grillos,
el viento sensible,
el rugir de ramas inmóviles
y el libro caído
superado por la penumbra.
¿Es acaso la misma noche
que las de mi infancia?
Dolorosas noches memoriosas
que me fueron arrebatadas.

Me estremece la luz de la luna,


el juego de nubosas escondidas
y su frágil y enigmática dureza.
Me pregunto qué sentiría
al palpar sus lejanías simultáneas.

Ahora se ha nublado

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Poemas de nadie

junto con las penas al céfiro.


Ésta noche es un paisaje irrepetible,
es la ovación a la vida
en la desdicha tormentosa,
el combate de la eterna dominación.

He contemplado la luna más melancólica esta noche,


salpicada de finitas aureolas,
envuelta en rumiante complicidad.
Me estremece el pensar
en la última vez
que me comparta.

12. Intento.
Rigurosa obsesión.
He comenzado a anotar,
ignorando el fin,
todo, en todas partes.
Dictámenes unánimes,
despertando a cualquier hora,
destruyendo el sueño y el deseo,
atropellando humilladas palabras
agazapadas en tinta,
arañando aterido las paredes,
tiñendo cada poro,
destrozando baldosas,
cosechando la decepción
en tinta y más tinta,
y cada reducto no será más
que un piadoso intento
de obsesión.
La obsesión es necesidad.
Es otro síntoma involuntario,

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Poemas de nadie

de aplastamiento individual,
de castigo y hojas rotas,
inocentes victimas en este genocidio,
acribilladas de verborrea inútil,
de búsqueda, de búsqueda,
de búsqueda repetitiva, repetitiva,
repetitiva hasta el punto final,
pero ¿cuándo muere una obsesión?
En la finitud.
Si me lees como un mensaje cifrado,
tíralo con cuidado,
deshazte de él en silencio.
Hay una parte de mí en cada línea,
la única sensible.
Así que ódiame, o abúrrete.
Ámame, o llora.
Pero no me arrugues indiferente,
trata de no herirme.

13. Solo.
Solo.
Con jazz nunca se está solo.
Solo.
Con una pequeña luz,
en la habitación más pequeña que imagines,
en un mundo aún más pequeño.
En un estrecho sumario de fracasos,
la soledad no hace más que confirmarlos.
Frecuento personas que mueren solitarias,
sujetos de manos cerveceras,
lacras que refuerzan el sentimiento de soledad,
que hacen sentirte
como si fueses un condenado,

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Poemas de nadie

un despreciable idiota,
un tipo que no logra expresarse
o hacerse entender,
y quizá tengan razón,
y en ese crisol de insultos y monosílabos aullidos,
se escupe la nada,
se señala lo inútil
y se designa el siguiente encuentro
de estas alienadas razones
que sostienen al infinito
bajo censuras graves.
Solo.
No se está solo con siete onzas,
un anotador arrugado de congraciadas ideas
y una miserable birome que destila sangre.
Solo.
Solitario, en una soledad designada,
derrochadora e inocente.
Déjenme solo en esta soledad asfixiante,
la única soledad que existe,
que prevalece a pesar de nuestras decisiones.
Solitario.
Déjenme solo,
hasta que la palabra se exprese incansable
y pierda por completo
su significado,
y el término se confunda en compañía.
Y si me alzo intentando ahuyentarla
acribíllenme solemnemente:
No sabes nada.
No conoces lo que es la soledad.
No sabes nada.
Eres sólo un cobarde,
vives de ilusiones,

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Poemas de nadie

creías entender el vacío


y te arrastraste a puertas ajenas
implorando afecto y entendimiento.
Como a muchos otros
el vértigo te destrozó con su mirada.
Arrástrate a tu calabazo,
retuércete en negrura infructuosa,
lee hasta morir,
escribe incoherencias
sobre grandes temas
para aferrarte a tu insignificancia
y al alcohol.
Entonces, y sólo entonces,
me habrás hecho un favor.

14. Dos butacas.


Las luces apolíneas
son como tiernos instantes
de historias que se repiten,
bajo sombreros en que descansan las ideas,
y bolsos de regalos ya perdidos.

Dos momentos de vejez


soplados en tango,
frio mate amargo
y cascos de fuertes pisadas
de cansado penar;
vidas de torpes palabras,
una mano marchita
rozando
la sucesión inquebrantable de otra,
bajo sonrisas de días
y días

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Poemas de nadie

yace la penumbra sin nombre,


opacado por un atuendo
de blancura ridiculez.

15. Deslizar una puerta.


Despedirse
siempre es visitar el vacío,
abrazarse
es desgarrar el velo que sostiene la noche,
como si insertaras
sobre los hombros del otro
una soledad propia y ajena,
se descompone y desintegra,
se comparte para rehacerse
y sentirse
como un valeroso mueble
en una esquina abandonada.
Todo sucede en un instante,
de la forma más brusca,
con arrebatos y balbuceos,
y en esa inminente separación
se abaten dos corazones
en el vaivén de una puerta.

Entonces sustituimos
la forma del encuentro
por un todo,
y entonces
el fin de la comedia
se parece a una pared,
a un televisor resonante en una habitación vacía,
a libros aún tibios de amistad,
a un adiós,

14
Poemas de nadie

al desengaño que lo apaga todo


y que baja por las escaleras.

16. Desecho.
Es una maldición.
Una completa estupidez.
Gritas, gritas
y ni siquiera logras escucharte.
Plasmas palabras sangrantes
de pseudo-poesía
¿Y para qué? ¿Para quién?
Es una maldición,
tiene que serlo,
y si no lo es
lo será por pensarlo,
por sentirlo,
por expresarlo y
ser desechado.
Afrontar la piedra,
la realidad ficcional,
la maldición,
la maldición de la furia,
la espera,
a los ojos que no presienten
las historias pequeñas
de miserias y soledades.
¿No va a suceder algo?

Es una maldición
y como idiotas la padecemos
para sentirnos vivos;
y que como idiota
optaríamos una y otra vez

15
Poemas de nadie

sufrirla en silencio.
Una y otra vez.

II  En lo ruinoso.
17. Mientras.
Hoy, labios sentenciosos dictaminan
el cese de la presión,
maquillados de altruismo,
maquinan y discuten,
rimbombantes,
vomitando por doquier el bienestar de otros,
y a nadie parece importarle la muerte de los sueños.
Hoy, el baile y la escena son la lágrima pasajera
de funcionarios y niños,
de doñas y vejestorios,
de perros y sujetos exclusivos.
Hoy, nuestros ancianos
obnubilados por las noticias y el canal religioso,
azotan al pasado y la infancia perdida.
Hoy, el infierno de las selfies y máscaras vacías,
el engañoso mensaje positivo
en pantallas y carteles,
en rótulos y silogismos
en trúhanes serpentinas,
en etiquetas y postales,
en globos y arcoíris,
en epitomes amarillistas
sobre majestuosas obras empolvadas,
e impulsados por la moda, la libertad, la felicidad,
el olvido, la satisfacción, la mentira y las ofrendas
acusan al tiempo libre y la ficción,
someten la doctrina del trabajo,

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Poemas de nadie

ignoran el dolor y la llama,


mientras aúllan con fuerza y estupidez
al espectro de redes sociales.
Ayer y siempre, a riesgo de sonar repetitivo,
¡sí señor!, ¡sí señora!,
nuevamente,
todos somos agoreros,
polvo caminante,
perecederos
en la oquedad del cosmos.

18. Aquí hay algo.


No hay nada aquí
salvo
ventanas manchadas,
enmohecidas de pobreza y desesperanza.
Y una botella del peor whisky,
añejo por excelencia,
sin alma ni rigidez,
sin etiqueta ni distintivo,
abultado por manos inseguras,
descansando bajo una almohada de risas,
risas perennes de seres que ya no beben,
de hombres a los que el desempleo ya no inquieta.
Y no hay nada aquí
salvo
humedad fantasmal
y cajas de cartón apiladas,
que no permiten que escapes
sin antes tropezarte con ellas,
para descubrir que trilladamente no hay salida,
para descubrir tristemente que eso ya no te sorprende,
que la amabilidad y la herrumbre de la pared

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Poemas de nadie

perfilan un pasado común,


que el destino humano siempre es y ha sido mundano,
que el mirar fijamente el haz luminoso equivale a la eternidad,
ya no sorprende.
Pero debe haber algo aquí
que Goethe y Schopenhauer,
Rimbaud y Chéjov,
Kafka y Unamuno,
Arlt y Bukowski,
como tantos otros,
dilucidaron
matices de matices,
suave formol
anuncio centelleante;
e indudablemente permaneceré aislado,
y con gusto
me sentaré en el oloroso fango
a contemplarlos
como un absoluto.

19. Agotado desequilibrio.


Estoy agotado.
Llevo todo el día tirado en la cama,
esperando que la mortaja salvaje me libere.
En cierto momento,
corto el silencio con una débil risa,
sé que es inútil.
Escucho oscuridad,
neumáticos acribillando el pavimento,
apresurados hacia su propio manicomio,
un aullido tonal de un infeliz rasurándose,
rebanándose el cuello en la bañera.
Perros,

18
Poemas de nadie

humanos,
distraídos,
gritándose,
ladrándose,
oliéndose, insultándose.
Humanos,
perros,
pero también escucho,
con los ojos obstaculizados,
algunos sujetos lejanos,
debatiéndose en silencio entre las sábanas,
sujetos que, al igual que yo,
se niegan a atravesar la luz
y hacer algo de sus vidas.
Es tranquilizador sentirlos.
Creo que son los verdaderos héroes,
quienes le brindan un equilibrio al asunto,
son los condenados elegidos
para negarse a la impiedad del día,
aún con la cobardía en sus huesos
y el ímpetu devastado.
En ellos descansa el presente sinuoso
y su poesía.
Pero, lamentablemente
he pisado el inerte frío,
encendido la lastimera luz,
posado mis gruesos anteojos,
y me dirijo al baño,
a la cocina,
a la calle,
al mercado,
a la angustia,
al pormenor,
al desequilibrio.

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Poemas de nadie

20. No me quedaré.
Todos anhelamos conocer
la razón de nuestros escritos,
no son más que construcciones
atusadas como la obra misma.
Creo escribir como pago de mi estancia
a ésta estadía de la que estoy enamorado.
Algún día,
quién lea esto,
lo hará con una insondable voz de muerte,
pues no me quedaré,
no viviré en mis escritos.
Ésta tinta enardecida
será la súplica de mi vértigo,
y ésta será la conversación con un muerto,
de la misma manera que ahora,
protegido por la inocencia
propia de quien está vivo,
estoy manteniendo una conversación con alguien
que aún no ha existido.
La sombra unamuniana no conforma
al débil detractor de estas letras.

21. Desconectar.
No estoy.
Tanteo en la penumbra
escucho una respiración sorda
y estoy muy ebrio como para llorar.
Se enciende una pantalla
de sólida presencia,
de esquiva reunión,
doble velo de identidad.
¿No lo escuchas?

20
Poemas de nadie

Se ha apagado.
Era un sórdido despliegue
de labios electrónicos.
Desaparecer, romper,
separar, desdoblar,
engañar, distanciar,
ignorar, superar, reemplazar.
El corazón dejó de latir.
Me he perdido de algo.
Iniciar nueva...
Desvirtuarse
o ser virtual,
almacenar, expulsar, formatear,
intentar desfragmentar,
error.
Copiar, cortar,
cerrar, vaciar,
sobrescribir,
deshacer, desactivar.
La aplicación dejó de funcionar.
¿Está seguro que desea reemplazar?
Eliminar de forma permanente.
Mismos códigos,
mismo origen,
misma relación de seres.
Desconectado.

22. Raíz.
La angustia es vida
¿Por qué sino es el espectro de la naturaleza?
¿Por qué es tan habitual
como el respirar o el roncar?
¿Por qué?

21
Poemas de nadie

¡Oh! Árboles trasnochadores,


envueltos en pena y luz mortal,
somos inconciencia,
ramal de pérdidas y desencuentros.
Quizá entiendan la poesía
porque son poesía,
lo sempiterno,
lo frágil del cosmos,
su insulsa expansión sin fin,
pero ustedes, queridos amigos,
son acompañados cada noche
por los solitarios grillos,
las alegres y fortuitas almas reencontradas,
y el viento en sus hojas
es la melodía que enlaza la vida y la muerte;
el llanto compartido y
la joven y pálida travesura.
Quizá resguardan sombras petrificadas,
de cuerpos ahogados por la charla,
abrigada en concéntricos vórtices,
ignorantes manchas dispares en el parque;
quizá perpetúen,
aún en su longevo porvenir,
las pisadas obstinadas e inocentes,
de aquellos que
en el horizonte
grabaron su nombre y el amado
trascendiendo los límites,
venciendo al olvido
que ya resquebraja las propias raíces.

23. Pierdo.
No he dormido esta noche

22
Poemas de nadie

pero he soñado con aires de grandeza,


de olvido y furia.
No he dormido esta noche
empolvando neuronas de recuerdo,
sintiendo el pelo resquebrarse,
tanteando la vejez y la locura.
No he hecho tantas cosas
ni creo que las haga,
es el precio por consumar la noche
en mis huesos.
El insomnio apabullante,
el insomnio amigo de la soledad,
de la espera de un colectivo
en fríos divanes de cemento;
a la espera de un amor,
de su muerte
y del misterio de existir.
No he dormido esta noche,
escribiendo algún que otro poema,
sin comprender sus estructuras,
sin lograr pesquisas sentimentales,
ni llorar por ellos
en su oscura lectura.
Lo siento.
No he dormido esta noche
y quizá no lo haga mañana,
buscando algo que creí perder
en este insomnio que es quizá
la cosa en sí.

24. Suspiro.
Hoy he soñado con mi muerte.
¡Oh, anticipo malicioso!

23
Poemas de nadie

Vienes a mí y me visitas
como a muchos otros,
perdidos en la polvareda
de una vida pasada,
en el ápice vertiginoso del tiempo,
confundidos.
Pero fue sólo un sueño,
¿no?
Un sueño repetido en sí mismo,
como una cortesía malsana,
un toque de puerta respetuoso
de un puñal
que se yergue
como un espasmo involuntario.
¿Cómo conformar el anodino solaz
en su terrible intento de olvido
si he de morir?
¿Cómo atenuar la amarga rebeldía
de un alarido huracanado,
ante ti, ante todo,
si he de morir?
¿Cómo pasear por las calles agrestes
de mi amada Chajarí
sin vértigo o pesar
si he de, al fin,
sucumbir?
El presente ya es trágico;
como la víspera de un amor,
ansiosa y apacible;
como la expresión culminante
de un deseo cohibido;
como un simple trámite.
Pero fue sólo un sueño,
¿no?

24
Poemas de nadie

25. Tal vez.


Los detalles que la memoria desconfía;
[…]
tal vez el gran secreto se encuentra
en las formas inconexas
de los azulejos del baño,
en los reflejos múltiples
del espejo en la mañana,
en la rebeldía de un pelo
emancipado en la almohada,
en las cenizas de leñas
quemadas por error,
tal vez,
en el silencio existente entre dos puntos;
[…]
o empolvado cual Aleph.
A veces,
cuando desmemoriamos nuestra vida
esperando la sombra
prolongada en el absoluto,
simulamos inmortalidad.

26. Ruido molecular.


El rugir de un martillo
golpeando los pliegues del mundo,
constante,
severo,
piadoso.
Ingentes voces,
motores, maquinarias,
piedras hecha añicos,
aullidos moteados,

25
Poemas de nadie

ritmo y efectos enlazados,


una y otra vez,
avalancha de productos inútiles
chocando en médulas óseas,
mensajes opacados por el agua
de una botella rota
en una laguna
de cuerdas vocales ofuscadas.

Poco importa la frecuencia


en un mundo ruidoso.
En pleno resorte de líneas entrelazadas,
gráfico abstracto y obligatorio del sonido,
¿quién osa resurgir alienado,
sin leves llamas de constipación
alertando su presencia a rostros sin rostro
transparentes en un cielo
ante el discreto latir del universo,
y alzar una campana sin estruendo?

¿Quién puede ostentar ser silente,


frágil como un hilo blanco en la obscuridad,
a la merced de ondas y vibraciones?
Ante la llegada abrupta al mundo,
nada es virgen de silencio.

27. Peldaño.
Existe una cicatriz.
Veo palomas posarse
en ramas pasajeras.
Estoy posado en la vida.
Examino mis recuerdos.
Ya no están.

26
Poemas de nadie

De la misma manera
han volado en pequeños engranajes.
Creo que ésta vida no me pertenece.
Existe una cicatriz,
la cicatriz de olvidar el recuerdo de algo
que irremediablemente ya no es.
Tengo frío.
Ocurren frases
que surcan por mi mente,
completas y vacías de sentido.
Dios es poesía lastimosa;
¿Qué es la fortuna sino
el conocimiento de la desgracia?;
Un lector es bruma
en movimiento.
Una incontenible ola de aburrimiento
las azota con rapidez.
Allí,
surge nuevamente la cicatriz.

Fríos otoños que otrora forman


un peldaño sucio.
Ahora yacen palabras
de inocencia,
de juguetes inexistentes,
de lugares extraviados.
No sé quién soy
o que memorias soy.
¿Es el mismo día?
Aún no lo sé.
Quizá este mismo escrito
no sea más que un pobre eco repetido
de otros suspiros.

27
Poemas de nadie

28. Tarde.
La poesía no puede ser hija
del tiempo y la pasión,
sino de su mortal desencuentro.
Pero ¿qué sucede cuando
los poetas sangran
y las risas abundan?
Están desapareciendo las mentes condenadas,
las aniquila un pulso
de aburridora perfección,
las acorralan y obligan
a asimilar la sentencia del mundo
y a esquivar la sentencia del hombre.
La poesía también es condena,
sucede mientras,
detrás de la puerta,
muere la tarde.

29. Lo gris.
Un duro colchón,
una estructura burda
un recostar de cabeza,
tristes párpados
que al cerrarse
figuran lo apagado.
El resquicio de luz,
la suave almidonada
lucha de pájaros.
El despertar es ominoso.
Atrás quedan las fantasías
y los débiles miedos
en un mundo,
en una dimensión

28
Poemas de nadie

a la vuelta de la nada.
Te visitas a ti mismo,
sin siquiera verte,
y todos carecen de sentido.
Ojos vertiginosos
vuelven a ocultarse
en su propia visión,
leyes y estamentos.
Ahora, nuevamente,
el gris inundándolo todo
y gracias a eso
los objetos posan
como en una pintura.
¿Cuál sería su rostro
sin esa energía?
Y despiertas
otra vez,
con o sin alarma,
con o sin fe,
con o sin dudas;
y aquí ya viene,
como un túnel
corto y fragmentado,
lo obscuro
lo gris
el indiferente blanco
vertiginoso despliegue,
hasta que percatas
el estrago que
ha ocasionado.

30. Palenque o eco.


En medio del polvo

29
Poemas de nadie

y atabales aplastantes
de resonante vibración,
oculto del mundo
apilado de libros,
resuelto a huir
del terror encarnado en personas,
en seres
que han dejado atrás su humanidad;
reducido el pensamiento
bajo aspas danzantes de visiones,
de momentos
que nunca surgieron
en lejanas distancias;
de otros ladridos,
muy parecidos a los escuchados
en soledad,
entonces cierras la puerta,
tomas tus escritos
que están completamente en blanco,
áridos,
sin resonancia,
en donde presientes que allí
hay otros ladridos parecidos,
que acompañan a quien está solo,
sólo que esta vez abres la puerta,
tomas tus escritos
desbordados en novelas,
donde describes algo
que parece tu rostro,
una figura inhumana,
y algo oscuro que no logras descifrar
parece sonreírte desde la portada,
y un hilo o comisura
desprendida

30
Poemas de nadie

por las que se escapan letras,


que ya no son tuyas,
ni de nadie,
de ladridos,
o alaridos quizá,
la letra es muy confusa,
el idioma es muy confuso,
la comunicación se entrecruza,
confusa,
se desliza chorreante,
como una masa empapelada,
pero aun sientes,
el sentimiento oculto del mundo,
de lejanas distancias,
sólo que ya no acompañan a nadie,
y en un acto burdo
por encontrar una puerta,
papeles o letras,
en medio del polvo y el miedo,
bruma condensada de pavor,
texto hirviendo vaporoso,
venas y nervios
como columnas de humo
y pulmones destrozados de pasión,
en la soledad que no acompaña,
y todo es uno
y uno es nada,
nada es algo sustancioso,
suspendido,
flotando en el techo
a mil grados,
y nada ya es algo,
polvo, miedo,
ladridos y texto,

31
Poemas de nadie

libros apilados delante del mundo


como ladrillos en armonía.

31. Última página.


No pregunten
qué es lo que pienso
acerca de los escritores.
Maldita sea, no lo sé.
Vuelvan a preguntar
en diez, veinte,
treinta,
o por qué no, cuarenta años,
cuando mi juicio
no esté dominado
por el ego o la excitación,
enceguecido
por la bruma impertinente de la juventud
y la adultez,
cuando mi opinión importe
tanto como la de
un moribundo,
cuando mi voz se rinda
ante las inconstancias y disidencias;
cuando me asista el eco
del mezquino final,
cuando olvide por completo
mis escritos
y sólo me quede
la abstracción.
Sólo en ese instante
pregunten por aquellos
grandes y solitarios
hombres.

32
Poemas de nadie

III  En la fatiga
32. A ese dolor.
Usted encierra una desdicha
entre yerba y polvo amargo
desdicha y pena
despilfarrada en zapping
de medianoche
en los escombros de
una ignorante esperanza
aún más dolorosa que
la desdicha misma.

A usted le adolecen las manos


por el frío sudor
o el castigo
de lampiños años,
de otra vida
de otra petición suprema.
¿Quién sería usted sino,
sin el dolor de ser
aquel vinculo materno
de súplica y senectud,
sin las febriles supersticiones
de un mundo ya deteriorado?
¿Qué otra cosa harías sino,
sin el refugio celeste,
sin tus rápidas oraciones?
Sé que lloras
y nada puedo hacer.
¿Qué sentirías si
la tristeza que siento
es en parte tu pena?

33
Poemas de nadie

A ese dolor
le preguntas tu desvelo.

33. Ésta batalla.


Dentro
el bullicio
y los jocosos problemas hipocondríacos,
risas del pasado,
estridentes y aisladas.
Este sitio es triste.
Todo me parece triste.
Alguien perdió su paquete de cigarrillos,
olvidado en su postura tambaleante de mono quijotesco.
En la esquina,
un grupo de vivos
molestando a otros giles
e intercambiando papeles
y camisas rayadas
a cada minuto.
Un tipo cuarentón
intentando camuflarse
de pubertad pordiosera,
busca sus llaves
entre panchos y mostaza,
latas envueltas en chaqueta de cuero negro.

Una chica espera


una pizza maltrecha,
ocupa su mente
en acortar su pollera
y sus efemérides de besos al aire.
Otro sujeto,
envuelto en bocanadas,

34
Poemas de nadie

busca cómo terminar la noche,


mientras otros dos
palmean sus cabezas
en señales de riña.

Un par logra escaparse


por la puerta frontal,
sin demasiada hazaña.
Son sin duda
los ganadores del concurso,
separados de la maraña.
del aliento viscoso que ronda el aire,
como una fosca heroica
que infecta las miradas.
Nadie logra acercarse,
una desconcertante lucha
de estoicos intereses.
Otros,
como yo,
como ese,
como aquel,
rondando el tugurio,
sin suerte,
sin dinero,
exponiendo su desesperación.
Este sitio,
al igual que otros,
no cabe nada de especial
más que el lío ataviado de la juventud.
Afuera llueve.
Suena a melodía melancólica
y sin ritmo.
A nadie parece importarle.

35
Poemas de nadie

34. Desidia conceptual.


No escribo hace meses.
Ni un sólo poema,
ni una sola línea,
nada.
Éste vacío
es la entonación del polvo,
la inexistente reyerta
entre mi ser
y la tierra.
No hago deportes.
No trabajo.
No escupo verdades absolutas.
Mientras, trazamos una amplia acera
por la cual tropezar.

Me aburro enormemente.
Ésta semana cumplo veinticinco.
Podría hacer tantas cosas,
y pienso que quizá
éstas sean
mis últimas líneas de inconformismo.

No quiero hablar
de lo que me sucede,
ni
de lo que no me sucede.
La autocompasión
murió a los quince.
El deseo,
el mes pasado.
el libre albedrio,
a los dieciocho.
(¿El inconformismo

36
Poemas de nadie

aun sobrevive aquí?)


La consciencia por la muerte,
vino mucho antes.
Lo absoluto ya no luce
como un bello concepto.
(¿Morirá la pasión
luego de éste verso?)

Todo ese sentir


que no sentiré,
una pintura secándose al sol,
desfigurada,
derretida hacia el este.
Soliloquios matinales.
Cumbres de felicidad.
Un saludo sin restituir.
El perfume derrochador de la tristeza.
La sonrisa de un corrupto.
Un pequeño pájaro
con el ala rota
sorteando zapatazos.
El gran Silencio.
Un programa radial de ausencias.
Notas de dedos torpes.
Comida para peces
sobre una bicicleta.
Crisantemos de latón.
Innumerables fuentes de inmortalidad.
Juventud fantasmagórica.
Patetismo noble ante el desengaño.
Una fatiga inexplicable.
Iglesias de hipocresías y aplausos.
Una serie infinita de películas…
Una mierda tras otra,

37
Poemas de nadie

eso es lo que es.


Veinticinco años,
y sólo esto puedo decir.
Una migraña de emociones inconexas,
y otra vez la contradicción.
Los poemas no son diarios
donde escupimos lo sentido;
los que sienten son los lectores,
libres de toda aspereza.
Pero cada día
estoy menos seguro
acerca de todo.
Pretender una cosa
u otra,
y terminar enterrados
como un cofre de gusanos.
Ese es un bello concepto.

35. El amparo.
Heráclito
proclamando el devenir del universo
y su eterno retorno,
mientras oscuros perros roen
su cuerpo excrementado;
Esquilo,
aguerrido guerrero,
halló
en el fatídico golpe final
que el absurdo
es aún más trágico
que el drama mismo;
Molière,
de verde o amarillo,

38
Poemas de nadie

fundiendo su pasión
con la de sus personajes,
mientras sufría
algo más
que una enfermedad imaginaria;
Twain
describiendo el Misisipi
bajo la órbita celeste,
mientras esperaba impaciente
el cometa que lo vio nacer;
Quiroga
escribiendo sobre muerte,
mientras bebía cianuro
escapando del dolor,
abrazado por
las deformidades que imaginó;
Voltaire
eludiendo el insulto
blandiendo la tolerancia
mientras sus restos
eran ultrajados;
Gógol
quemando sus obras
mientras moría de hambre
aun temiendo
un entierro prematuro;
Nadie sabe
qué fue de
Poe,
funesto conglomerado;
El amargo Bierce
desaparecido por su pluma
o inválido en el paredón
cual gringo en México.

39
Poemas de nadie

Cioran
orgulloso desempleado
reflexionando insomnemente
la nada,
mientras se abandonaba
con su bicicleta
al Alzheimer y la vejez.
Camus
luchando
rebelde ante toda injusticia,
mientras un árbol perenne
se cruza en su camino;
Borges
en el umbral de la noche
anhelando el negro perpetuo
lejos del paraíso;
Bukowski
golpeando
en soledad con Bach
la máquina de escribir
mientras aun bebe
y sigue apostando;
El cosmos
y la tragedia del ser humano,
caos y amparo
de la misma naturaleza.

36. Éxodo.
Huyo.
Huyo de la gente.
Huyo de mi familia.
Huyo de mí.
Huyo de mis amigos.

40
Poemas de nadie

Huyo de mis poemas.


Pero con todas las huidas
deseo quedarme
y seguir probando
la insignificante rebanada rancia
de victoria
en el festín de derrotas.
Eso definitivamente
volvió locos
a todos aquellos
apelmazados en los libreros.
Huye de todo buen vivir
y quédate a beber.

37. Ruina.
Compré un sillón hoy,
de casi dos metros,
entré a la mueblería
y me atendió una mujer
cansada y ociosa,
preciosa mujer,
un catálogo,
varios colores,
medidas
y precios interminables,
me decidí por el primero
que mi índice señaló.
Luego moví algunos muebles
y tiré cosas viejas,
la pared se cae a pedazos.
Compré un sillón hoy,
entre tanto,
en alguna parte,

41
Poemas de nadie

la maquinaria seguía
y rebanaba cabezas,
y los hospitales no dan abasto,
y los cementerios no dan abasto,
y las tiendas no dan abasto,
esos nuevos paredones de fusilamiento,
y mientras compraba un sillón hoy,
los ideales iban muriendo,
la rebeldía por las leyes naturales,
los sueños atardecidos,
los amores embaucados,
los próceres incinerados,
y la sangre derramada
a favor de la libertad,
desvanecida,
enjuagada su mancha molesta y apestosa
por trapos insulsos.
Todos muertos,
rotos por las garras del conformismo,
mientras compraba un sillón hoy,
el neoliberalismo cerraba escuelas,
puestos de trabajo
y más pobres
sin dinero,
sin sustento, sin dignidad,
roban
y llegado a ese punto
a todos parece disgustarle,
cuando dejaron que
una marejada de desinterés
les acribille el rostro,
y la pirámide parece invertirse,
y mientras compraba ese sillón negro,
abultado y cómodo,

42
Poemas de nadie

alguien moría como un perro miserable


en el suelo de una manifestación,
andrajoso destino;
y entonces ése alguien
llamará a mi puerta,
roto y agujereado,
le abriré
y entrará sin saludar,
y permanecerá de pie,
y me dirá:
"Hoy caí en varias trampas,
¿vos qué hiciste?”
Y yo responderé:
"Hoy he comprado ese sillón."

38. Quizá I.
Dudo de nuevo.
Quizá no exista.
¿Éste es el precipicio de la vida?

39. Símbolos.
Me siento como si me arrojaran
un botellazo en la cabeza
y perforaran mi existencia.
Todo es confuso.
Detrás de ese ardor
hay algo maravilloso.
Si, ayuda pensar que las letras
pueden salvarnos,
que su combinación y perspicacia
sean el detonante de una eternidad.
¡Oh! eternidad

43
Poemas de nadie

danzante ante mis ojos,


todos soñamos contigo,
aun en el precipicio,
en las tensas cuerdas impías,
y finalmente en el último desquicio.
Todos,
incluso estas letras.
Qué sublime.

40. Adiós.
Esto es todo.
Un día como hoy
y así en todas partes.
La agradable sensación
de ver las sombras
de hojas ensombrecidas
que carcomen la pared,
filtradas bajo un sol triste y ameno,
y presentir con escalofríos
una realidad subyacente,
otro mundo tridimensional,
filtrado
igual de triste,
igual de ameno.

Encontrarse en éste,
nuestro mundo,
es poesía en sí misma.
Y el aferrarse
a un ínfimo pedacito de él
es recitar un verso
de la lírica toda.

44
Poemas de nadie

Yo, como ayer


o como cualquier otro día,
fundido, receptivo,
y en gracias y adioses
presiento un cierre crepuscular
que se precipita,
como un cuerpo dormido
que cae de una hamaca
un día de otoño.
Qué veloz,
se ha ido,
las sombras se han desvanecido.
¡Ah! Qué bello es el tiempo,
destructor de todo orden,
un reloj al filo de un abismo,
acumulando viejas jugadas.
Frente al goce del misterio
surge el significado de vivir.

Una chicharra interrumpió su canto,


gastado y rechinado.
Y entre gracias congraciantes
y despedidas vulgares
le digo adiós a mi propia poesía.
No fui lo suficientemente bueno y brutal con ella.
Un perro rompe las bolsas de mi basura
en la calle.
No lo detengo.

41. Quizá II.


¿Sentirán tedio las estrellas
de su monótono público?

45
Poemas de nadie

42. Ahora.
En 2018
mi actual yo se resquebraja,
en millones de tristes moléculas,
en un otoño
que parece no llegar.
Qué lástima.
Cuán lejos está ahora
ese yo intacto
de 1993
entre carcajadas de talco,
abrigado por un mundo
que también está lejos.
Incluso ahora,
ese ahora furtivo e inexistente,
ésta misiva será
un débil espejo de sinceridad
entre mis constantes yo
que suelen cambiar
sin avisar.
Qué lejos está ese 2018.
Resquebrajado
en ese otoño
que ya pasó.

43. Brindis.
En esa última
desgarradora noche,
el viento temblaba las latas
descansadas en el cemento
bajo césped azaroso y tormentoso.
Repentinamente,
todo es rendido

46
Poemas de nadie

ante una tristeza acolchonada.


Quedarse allí significaba
el triunfo de un fracaso anticipado.
Nos abatimos
sin decir palabra alguna,
no volveríamos a vernos,
era hora de partir,
como un cowboy arreando un infinito ganado
sobre una incansable montura,
o un baqueano en las estepas patagónicas
rondando en infortunios y desaciertos.
Recogimos nuestra mugre
y nos fuimos,
era el brindis final.

44. Quizá III.


Los contemplo,
todos,
yendo y viniendo,
día tras día.
¿Cómo hacen
para no dudar
un minuto?

45. El bache del baile.


Al menos para ellos,
su muerte será triste,
llorados por las viejas
como un ángel,
verán su absurdo imperio
de mortales conquistas
desfigurarse como un rostro de cera ardiente.

47
Poemas de nadie

Mi muerte no será más


que una fútil pieza ajena
en un descabellado rompecabezas,
como un niño que se cae al correr deprisa
y encuentra en la vereda un rasposo final,
sin padres que lo asistan.
Moriré atropellado por un imbécil
que llegaba tarde a una fiesta,
una reunión de amiguetes,
a un baile repetido,
o al baño.
Y el idiota se exonerará,
bajo un rumiante arrepentimiento,
un aliento de acusaciones,
mirará y señalará arbitrariamente
al fiambre mortecino
en medio del camino,
y al menos espero
que llegue tarde a su fiesta.
Moriré sin ruido,
sin amistades,
sin apenas esencia,
y esa acera será mi tumba sin sentido.
¿Acaso padece el polvo
al verse barrido y expulsado?
Escribo esto, querido lector,
calle arriba por Bolívar,
inconsciente,
hacia una esporádica cerveza
que aún no he destapado,
hacia un torrente de incertidumbres
por el cual transitas diariamente.

48
Poemas de nadie

46. Desierto.
Y cerrar los ojos
y aplastar el crisol en densa lágrima
entornada a la luz,
como un rosetón gótico
que proyecta el haz
de tal forma
que puedas introducirte en él,
y entonces ver
la aniquilación de los presentes
sorteados con un vigor repugnante.
Tu yo no es más
que la acumulación total
de pasados superpuestos.
Sientes los pulmones aprisionados,
la espalda recta de un simio insurrecto,
una visión de mil demonios,
un latir severo y constante,
un sorbo,
algún movimiento involuntario,
otro sorbo,
personas insistentes que a lo lejos
dicen ser tus amigos,
y la pesada pero fiel bebida
sobre tu regazo.
Estás tirado,
simplemente tirado
sobre ti mismo;
y afuera,
distante y extraño,
fragmentado y universal,
tal como el llanto natural
sobre hojas de verano,
bajo el encanto de fuegos artificiales

49
Poemas de nadie

y sidra barata,
es año nuevo.

47. Quizá IV.


No. No. No.
Definitivamente
es todo lo que somos.
Porque el dolor existe.
Porque el amor existe.
Porque la angustia existe.
Porque la pena existe.
Somos la suma,
y el resultado es un número impar.

48. Pulsación.
Bulto exiguo de mortalidad.
Sombra inerte de mortalidad.
Mis dedos taladran
un intento absurdo
en esta máquina muerta,
un aullido desesperado,
y no consigo más que
un tierno abrazo de tregua,
palabras tambaleantes
y tinta reseca.

49. No seremos.
Somos un sensible acto
de rostros incomprendidos,
de sensibles encuentros casuales,
de sórdidas asunciones del mañana.

50
Poemas de nadie

Quisiera que compartas mis lágrimas


para que entiendas mi mutismo.
Quisiera que conservaras
el mismo viento nocturno
y sintieras cada eco,
cada rose,
cada pequeño instante de inquietud.
Pero
ya no te sientas
a la sombra de viejos libros.

50. Olvidarás.
Éstos
son poemas sin dueño.
Tú.
Tú debes ser alguien,
alguien que duerme y respira,
alguien que revive inútilmente
éste trozo desprendido de mí,
y me pregunto:
¿Quién eres?
¿Cómo luces bajo el faro del firmamento?
¿Qué piensas cuando hay silencio?
¿Qué sientes al no retornar jamás?
Ya olvidarás todo lo que has leído aquí,
esa es una verdad,
me hubiera gustado verte llorar,
o por qué no, reír,
saber qué te emociona,
qué te entristece.
¿Qué color traslucen tus ojos
al moverse
de arriba

51
Poemas de nadie

hacia abajo?
¿Qué haces un miércoles por la noche,
cuando todo el mundo se busca?
Qué curiosas son las preguntas
anónimas.
No hay posibilidades.
¿Existes acaso?
Todo se va,
cuesta abajo,
y pronto olvidarás todo esto.

52

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