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Cosmeticos PDF
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Contenido
Cosméticos
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CARACTERÍSTICAS GENERALES. 5
Definición de Cosmético. 5
Tipos de componentes. 7
Principios activos. 8
Excipiente. 8
Aditivos y correctores. 10
Espesantes. 11
Suavizantes y emolientes. 11
Humectantes. 12
Disolventes. 13
Controladores de pH. 13
Conservantes. 14
Antioxidantes. 14
Antimicrobianos. 14
Colorantes. 15
Perfumes. 16
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Introducción.
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Formas cosméticas. 17
Disoluciones y lociones. 17
Emulsiones. 17
Suspensiones. 18
Geles. 18
Espumas. 19
Aerosoles. 19
Pulverizadores. 20
Sólidos en polvo. 20
Sólidos en barra. 20
Sólidos en pastilla. 21
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Cosméticos
Composición y estructura de los Cosméticos.
CARACTERÍSTICAS GENERALES.
Definición de Cosmético.
“Dícese de los productos que se utilizan para la higiene o belleza del cuerpo, especialmente
del rostro”.
Sin embargo, para definir cosmético de forma adecuada debemos ir a la legislación vigente, ya
que es la que nos diferenciará qué es un cosmético a nivel legal, industrial y sanitario. La
definición viene establecido en el Real Decreto
RD1599/1997 de 17 de Octubre. Y nada que no
entre en esta definición podrá ser considerado
como producto cosmético:
Es decir, no podrán ser considerados cosméticos aquellos productos cuyo fin último principal
no sea la decoración o corrección superficial del cuerpo. Y tampoco aquellos que actúen a un
nivel diferente del superficial o aquellos que para su aplicación deban ser ingeridos, inhalados
o inyectados.
En este mismo Real Decreto vienen establecidos ciertos parámetros que hacen que ciertos
productos no puedan ser considerados cosméticos:
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cosméticos aquellos preparados destinados a la protección frente a la contaminación o
infección por microorganismos, hongos o parásitos”.
Es decir, que los cosméticos deben actuar a nivel superficial y quedar bien diferenciados de
todos los productos medicamentosos o terapéuticos.
Como en el caso anterior, tenemos una definición lingüística de medicamento, que vendrá
dada por el Diccionario de la Real Academia de la Lengua:
Las diferencias son muy notables. Aquí se habla de prevenir, diagnosticar, tratar, aliviar o
curar, conceptos que no vienen recogidos en la definición de cosmético. En el cosmético, los
conceptos básicos son limpiar, perfumar, modificar aspecto, corregir olores, proteger y
mantener en buen estado.
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cosméticos queda muy claro que la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades no
entran dentro de sus funciones.
Por lo cual encontramos una clara diferencia entre cosmético y medicamento a nivel de
función.
En resumen, que encontramos también una clara diferencia entre cosmético y medicamento a
nivel de su aplicación.
Con estas dos definiciones en la mano, resulta sencillo discernir entre qué productos deben
ser considerados cosméticos y cuáles deben ser considerados medicamentos, aunque en
ocasiones nos encontremos con productos cuyas características hacen que esta decisión no
sea tan sencilla ni tan clara.
Tipos de componentes.
Todos los componentes que constituyen un cosmético pueden englobarse en tres grandes
categorías:
• Principios Activos.
• Excipientes.
• Aditivos y Correctores.
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Principios activos.
Los principios activos son todos aquellos componentes del cosmético responsables directos
de la función principal del cosmético. Es decir, son los productos del cosmético que llevan a
cabo, de una forma u otra, la función para la que ha sido diseñado y fabricado el cosmético.
Por ejemplo, si tenemos un maquillaje, los colorantes encargados de dar color a la piel sobre
la que se aplica son el principio activo. Si tenemos un champú o cualquier otro cosmético de
higiene, los detergentes encargados de eliminar la suciedad de la piel son los principios
activos. En el caso de un líquido de permanente, el principio activo serán los productos
encargados de hacer que el pelo adquiera y mantenga la nueva forma.
Excipiente.
El excipiente es la sustancia o grupo de sustancias que actúan como disolvente o soporte del
resto de sustancias del cosmético. Es decir, todos los componentes del cosmético se
encontrarán disueltas o suspendidas, en mayor o menor medida, en el excipiente o alguno de
los excipientes.
El excipiente suele ser la sustancia mayoritaria del cosmético. Debemos tener en cuenta que
los principios activos, por ejemplo, pueden requerirse en cantidades muy pequeñas. Sin
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embargo, dado que todos los productos deben estar incluidos en el excipiente, este debe
constituir la mayor parte del mismo.
Además, dado que se trata del componente mayoritario, debe se totalmente compatible con la
piel y con el pelo.
Ocurre en ocasiones que el excipiente actúa, además, como principio activo o en ocasiones
como aditivo. Por ejemplo, el alcohol etílico puede ser a la vez el disolvente de la sustancia
activa y actuar como anibacteriano, evitando que proliferen microorganismos. Y la acetona en
un quitaesmaltes es, a la vez, el disolvente (y por tanto excipiente) y el principio activo.
Es decir, el principio activo debe poder incluirse en el excipiente de forma óptima para
cumplir su función, bien sea disuelto, suspendido o emulsionado. En cualquier caso, el
excipiente debe permitir al principio activo lleva a cabo la acción para la que ha sido
incorporado al cosmético y debe protegerlo.
Y debe aportar la forma cosmética adecuada para que el cosmético se pueda aplicar
correctamente. Por ejemplo, los polvos de maquillaje deben ser sólidos para poder ser
aplicados adecuadamente. Pero un acondicionador para el cabello deberá ser, normalmente,
líquido.
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Pero en ocasiones también son importantes los excipientes grasos. Las grasas y aceites son
muy usados en cosmetología por sus propiedades sobre la piel, actuando como suavizantes y
emolientes. Al fin y al cabo, la piel se encuentra recubierta de un manto graso. Y muchas
sustancias activas importantes en los cosméticos son solubles principalmente en grasas, como
ocurre con los suavizantes y los emolientes o los acondicionadores.
Debemos pensar que las grasas y aceites no se mezclan con facilidad con el agua. En los
cosméticos, normalmente, se encontrarán estabilizados formando emulsiones, que son
mezclas estables de agua y grasas. Para estabilizar la emulsión se suelen usar unos productos
químicos llamados tensoactivos (formarán parte de los excipientes de multitud de productos
cosméticos).
Otra mezcla muy común es la de agua con disolventes orgánicos como la acetona y el alcohol
etílico. En estos casos las mezclas son menos viscosas, aparentemente acuosas. Por ejemplo
los perfumes están compuestos por mezclas de agua con alcohol. Los disolventes orgánicos se
usan para disolver sustancias orgánicas que no se disolverían si se añadiesen directamente al
agua, pero que quedan bien disueltas si primero las disolvemos en el alcohol o la cetona y
después lo añadimos todo junto al agua.
Aditivos y correctores.
Los aditivos y correctores son sustancias que se añaden para mejorar las propiedades del
producto, facilitar su uso, protegerlo frente a agentes biológicos o químicos, defenderlo del
paso del tiempo o hacerlo más atractivo a la vista u olfato o más agradable de usar.
Los nombrados entre E-100 y E-200 son colorantes alimentarios. Los nombrados entre
E-200 y E-300, antimicrobianos. Entre E-300 y E-400 son antioxidantes, emulsificantes y
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estabilizantes. Entre E-400 y E-500 emulsificantes y espesantes (principalmente
alimentarios).
Existen varios tipos de aditivos y correctores en función de la función por la que son
incorporados. Veamos los más importantes.
Espesantes.
Son un grupo de aditivos encargados de aumentar la viscosidad del excipiente. Esto hace que
su apariencia sea más sólida y por lo tanto resulten más cómodos de aplicar. Resultan
fundamentales en algunos cosméticos, como las cremas, que resultarían poco prácticas si se
comportasen como un líquido acuoso.
Podemos diferenciar dos grandes tipos de espesantes, los que espesan soluciones acuosas y
los que espesan soluciones oleosas, ya que son los dos grandes tipos de excipientes que
encontraremos en los cosméticos.
Los espesantes acuosos son productos con gran capacidad de absorber o retener agua.
Destacan las gomas naturales, pectinas, ceras, algunos tensoactivos y grasas parcialmente
hidosolubles y los polímeros
acrílicos (los más usados para
obtener geles) como el carbopol,
carcomer, sepigel, hypan, etc. En
ocasiones, cuando el cosmético
está formulado con grasas y tensoactivos en emulsión acuosa, basta añadir una sal como el
cloruro sódico para lograr que la mezcla se espese.
Suavizantes y emolientes.
Se encargan de reponer los lípidos de la piel que el cosmético retira. Por ejemplo, los
productos que incorporan alcoholes o detergentes muy fuertes, eliminan gran cantidad de
grasas de la piel que deben ser repuestas. En caso contrario, la piel se resecará.
Cuando la acción suavizante es la función principal del cosmético, como ocurre en algunas
cremas hidratantes o en los cosméticos de acondicionamiento capilar, el suavizante debe
considerarse como principio activo en lugar de aditivo.
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La mayor parte de los suavizantes y emolientes son sustancias de naturaleza grasa que
reemplazan o complementan a las grasas de la piel. Las grasas pueden ser de naturaleza
animal, vegetal, mineral, sintéticas o semisintéticas.
Los emolientes de naturaleza mineral suelen ser muy efectivos pero muy oclusivos. Suelen
aportar un tacto graso bastante desagradable. Pero son baratos y fáciles de conseguir.
Ejemplos, petrolatum y sus derivados.
Los emolientes de naturaleza vegetal son también bastante oclusivos, aunque no tanto como
los minerales. Al ser productos naturales, no dan tantos problemas sobre la piel, no suelen
provocar reacciones adversas. Aportan tacto graso, pero no excesivamente marcado.
Ejemplos: los aceites y grasas vegetales, como el de oliva, etc. Tienen mayor tendencia al
enranciamiento que los emolientes minerales.
Los emolientes animales se absorben muy bien por la piel, no aportan apenas tacto graso, lo
cual es lógico porque son los más similares a las grasas de la piel. Son más difíciles de
conseguir, muy inestables (se enrancian con mucha facilidad). Son muy habituales los
derivados de aceites animales, como el aceite de castor o el aceite de lana, más conocido como
lanolina.
Los sintéticos y semisintéticos tratan de aportar las ventajas de los minerales, es decir, su
poder emoliente y su precio económico. Y a la vez no resultar tan oclusivos. Para ello se
fabrican artificialmente o se modifican emolientes de origen natural (aceite de castor
hidrogenado, por ejemplo). Se consigue, además, que sean más estables y duraderos que los
emolientes de origen animal.
Algunos cosméticos incorporan sustancias que hacen que aumente la cantidad de espuma
generada, para hacer más agradable la aplicación de productos.
Humectantes.
Evitan que el producto cosmético pierda agua, que pierda agua por evaporación. Se usan
sustancias que tengan gran capacidad para retener agua, como la glicerina o el propilenglicol.
Debemos tener en cuenta que, sin ellos, los productos pueden perder
agua y desestabilizarse (por ejemplo, si tenemos una emulsión,
perdería agua pero conservaría grasas, con lo que el cosmético sería
cada vez más graso, pudiendo perder propiedades o desestabilizarse).
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Entre los humectantes destacan sustancias como la glicerina y el propilenglicol, es decir,
sustancias higroscópicas que evitan pérdidas de agua.
Disolventes.
Controladores de pH.
Por eso se usan sustancias que evitan que el pH oscile con el paso del tiempo o al ponerse en
contacto con la piel o el aire. El pH de los cosméticos, en general, no debe diferir mucho del
pH de la piel, aunque hay excepciones como los cosméticos de
permanente. Para controlar el pH se usan ácidos (que bajan
ligeramente el pH) y bases débiles (que elevan ligeramente el pH).
Entre los ácidos destacan el ácido cítrico, láctico o tartárico. Entre las
bases débiles destacan la trietanolamina y la dietanolamina.
La combinación de sales ácidas débiles formará lo que se denomina disoluciones tampón, que
regulan el pH evitando que varíe el exceso. Las disoluciones tampón más habituales son las
conformadas por el tampón fostfato, derivado de las sales de ácido fosfórico.
Los iones metálicos pueden causar serias desestabilizaciones en los cosméticos: romper
emulsiones, cambiar el color de los compuestos, hacer sustancias insolubles, transformar
productos, etc. Debemos recordar que los iones metálicos como el calcio (Ca2+) y el magnesio
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(Mg2+) son muy frecuentes, apareciendo por ejemplo en el
agua no destilada.
Conservantes.
Los conservantes son los encargados de evitar el deterioro del producto con el paso del
tiempo. Las alteraciones más comunes que puede sufrir un cosmético son la oxidación de sus
productos, sobre todo de las grasas y la contaminación por agentes biológicos,
fundamentalmente bacterias y hongos. Para esto se usarán antioxidantes y antimicrobianos
respectivamente.
Antioxidantes.
Como decíamos, evitan la oxidación de los componentes del cosmético. Las grasas son
especialmente sensibles a la oxidación (se habla de enranciamiento): adquieren coloraciones
amarillentos y suelen adquirir olores fuertes y desagradables.
En general los oxidantes son moléculas de naturaleza orgánica que se oxidan con relativa
facilidad. De este modo, cuando un oxidante actúa sobre el cosmético, en lugar de oxidarse
los componentes de este se oxidan los oxidantes, evitando de este modo el deterioro. Los
oxidantes dejarán de ser efectivos cuando se hayan oxidado completamente o ante la acción de
oxidantes muy fuertes.
Antimicrobianos.
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Entre los antimicrobianos más habituales destacan los derivados
de ácido benzóico y para-aminobenzóico (como los metil, etil,
propil o butil-paraben), la imidazolinil-urea (derivado del
imidazol), triclosan, adamantanos (compuesto orgánico
tricíclico), algunos derivados del amonio cuaternario, etc.
Su cantidad está regulada, ya que en general no son totalmente inocuos para la piel, pudiendo
producir reacciones adversas en determinadas personas, siendo relativamente comunes las
reacciones alérgicas a algunos de ellos.
Debemos tener en cuenta que la mayor parte de los antimicrobianos serán bien solubles en
grasas, bien solubles en agua, pero pueden no ser solubles a la vez en ambos medios. En el
caso de emulsiones, puede ser necesario que existan dos grupos de antimicrobianos, unos
destinados a actuar en la fracción acuosa y otros destinados a actuar en la fracción grasa.
Todo esto no quiere decir que los cosméticos sean estériles, pero el contenido de hongos y
bacterias debe estar totalmente controlado (no se pueden superar 1000 gérmenes por
gramo).
Colorantes.
Los colorantes son sustancias encargadas de aportar color al cosmético a fin de hacerlo más
agradable a la vista. Deben incluirse colorantes que no afecten a las propiedades del producto
y que tenga capacidad de disolverse en el excipiente.
Los colorantes pueden ser de origen natural, es decir, derivados de alguna sustancia extraída
de algún ser vivo (como el ácido carmínico, E-120 ó CI-75470) o sustancias inorgánicas. O de
origen artificial, es decir, sintetizados en el
laboratorio, siendo estos últimos con mucha
diferencia los más habituales.
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De este modo, los colorantes del grupo 1 son aquellos permitidos en todos los productos
cosméticos. Dentro de este grupo se encontrarían los colorantes alimentarios. Por ejemplo, la
azorrubina, de color rojo (E-122 ó CI-14720); o la crisoína, de color naranja (E-103 ó
CI-14270).
Los colorantes del grupo 2 son aplicables en cosméticos de uso general no incluyendo el área
ocular (al poseer una piel más fina, es mucho más delicada y permeable). Entre otros
encontramos, por ejemplo, a el Anaranjado II
(CI-15510), o el Saffron (CI-75100).
Perfumes.
Debe adaptarse el olor con el color del perfume (un olor mentolado debe aplicarse a un
cosmético con tonalidades verdosas o de lo contrario restaremos naturalidad al producto).
Además, debe ser totalmente soluble en el excipiente principal y compatible con el resto de
componentes del cosmético así como con el envase. Y no ser irritante para la piel ni para las
mucosas o semimucosas cuando se aplique cerca de estas.
Introducción.
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Formas cosméticas.
Disoluciones y lociones.
Las disoluciones y lociones son formas cosméticas líquidas formadas por un excipiente o un
grupo de excipientes mezclados entre si y en los que tanto los principios activos como los
aditivos y correctores se encuentran perfectamente disueltos.
Lo más habitual es que se trate de cosméticos en el que el excipiente principal es el agua que
se mezcla con uno o varios tipos de alcoholes o poliacoholes como la glicerina o el
propilenglicol. Las sustancias se disolverán bien en el agua, bien
en los alcoholes y estos posteriormente se disolverán en agua.
Un ejemplo de este tipo de compuestos son los perfumes, en el
que encontramos mezclas de agua y alcohol etílico en diversas
proporciones, con sustancias olorosas disueltas (aquí los
perfumes forman parte de los principios activos, no de los
aditivos).
Emulsiones.
Las emulsiones son mezclas de agua con componentes grasos estabilizadas por medio de unos
compuestos químicos denominados tensoactivos.
Las cremas son más grasas, lo que las hace menos adecuadas para pieles con exceso de
secreción sebácea. Tienen un tacto más graso, son más untuosas. En cambio, las leches son
más líquidas, con tacto acuoso, menos grasas. Son mejor toleradas por pieles grasas.
Existen multitud de cosméticos realizados bajo estas formas cosméticas. Destacan muchos
cosméticos de higiene: jabones líquidos, leches de limpieza, desmaquillantes. También
cremas y leches hidratantes. Incluso cosméticos de cambio de forma o tratamientos.
Suspensiones.
Las suspensiones son formas cosméticas en las que parte de sus componentes se encuentran
en estado sólido, disperas dentro de un excipiente líquido.
Salvo que las partículas sólidas sean de muy pequeño tamaño, generalmente tenderán a
depositase en el fondo del recipiente o a flotar sobre la superficie si son menos densas que el
excipiente. Por eso para estabilizarlas se suelen usar espesantes, que hagan al excipiente más
viscoso y dificulten el movimiento de las partículas sólidas en su interior.
Hay varios ejemplos de suspensiones cosméticas. Por ejemplo, los maquillajes fluidos, en los
que las partículas de maquillaje se hayan flotando en un excipiente acuoso o en una emulsión.
Otro ejemplo son los exfoliantes sólidos, en los que las partículas encargadas de limar o
desgastar la superficie de la piel son pequeñas partículas sólidas (como huesos de fruta
trituradas o pequeñas bolas acrílicas) suspendidas en algún tipo de excipiente emulsionado.
Geles.
Los geles son un tipo particular de suspensión en la cual el sólido suspendido se encarga de
aumentar la viscosidad del excipiente hasta transformarlo en un líquido denso, un semisólido
o incluso un sólido.
Los sólidos suelen formarse a partir de disoluciones, es decir, a una mezcla de sustancias le
añado el agente gelificante, que aumentará su viscosidad hasta transformarla en un gel. Dado
que las soluciones pueden estar compuestas por sustancias acuosas u oleosas, podremos
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hablar de hidrogeles (si el líquido principal que se
melifica es el agua) e hidrogeles (si el líquido principal
que se melifica es un aceite o una grasa).
Espumas.
Las espumas son formas cosméticas en las que se incorporará, dentro del excipiente, una
cierta cantidad de gas en forma de burbujas. Para lograr
esto hay varias opciones.
En otros casos, la espuma debe formarse fuera del envase y las burbujas de aire se adicionan
mediante la agitación. Ocurre por ejemplo en las espumas de afeitar en forma de jabón o de
crema, que deben ser agitadas con la brocha para conseguir la espuma.
Aerosoles.
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Pulverizadores.
Sólidos en polvo.
Sólidos en barra.
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Sólidos en forma de lápices.
Sólidos en pastilla.
Las mascarillas son formas cosméticas sólidas, pero con propiedades que las hacen
moldeables, adaptables o plásticas. Una vez aplicados, recubren una superficie a la que se
adaptan o amoldan.
Se trata de una forma cosmética que ha estado muy en boga durante unos años, pudiendo
encontrar mascarillas en acondicionadores, en lacas, en cosméticos para la piel, cara, uñas,
etc.
Un ejemplo son las sustancias que se envasan en frascos monodosis, como ampollas. Las
ampollas poseen la cantidad justa de cosmético para su aplicación en una dosis (de ahí su
nombre). Suele usarse para sustancias que no se podrían almacenar en grandes cantidades
porque, una vez abiertos, se deteriorarían con facilidad. O en cosméticos en los cuales la
cantidad de sustancia a aplicar es determinante.
Otro tipo de soporte son los impregnados. Por ejemplo, las toallitas desmaquillantes. Se trata
de trozos de celulosa impregnada en el cosmético, de forma que se aplicarán mediante el
contacto de la zona con el soporte celulósico.
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Un tercer tipo serían las perlas y microesferas, constituidas por esferas de algún material de
cierta dureza, como gelatina o alguna sustancia acrílica, que se rompería o disolvería al
ponerse en contacto con la piel, liberando el cosmético que se encuentra contenido en su
interior.
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Cosméticos según su función.
También se pueden clasificar en función del nivel de uso, pudiendo entonces diferenciar:
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Por último, se pueden clasificar en función de la zona donde actúan los cosméticos, es decir,
el lugar o parte del cuerpo donde se supone que deben llevar a cabo su acción (condicionando
esto, por lo tanto, el lugar del cuerpo en el que deben ser aplicados).
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