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IES Blas Cabrera Historia de Canarias Prof.

: David
Ruiz
Tema 3: Canarias en los S.XVI y XVII

Índice
1. Introducción.
2. Contexto histórico
3. La administración de las Islas.
4. La piratería.
5. La población
6. la economía
7. El comercio
8. la sociedad

1. Introducción.
Terminada la conquista y colonización de las Islas Canarias a finales del S.XV, el Archipiélago se incorporará
durante los dos siglos siguientes a la línea de la historia atlántica.
La población creció lentamente, llegando a los 100.000 habitantes a finales del S.XVII. El aumento demográfico
se centró sobre todo en las islas de realengo, más ricas y no sometidas a la presión señorial.
La actividad económica se organizó entorno a la producción agraria. A la economía básica de subsistencia se
añadió una producción destinada a la exportación. El azúcar en el S.XVI y el vino en el S.XVII fueron los
principales productos de exportación desde Canarias.
La estructura social isleña durante estos dos siglos quedó marcada por la desigual distribución de la propiedad
y la riqueza, heredera de la época de la conquista y el reparto de tierras en la primera colonización.
En la administración de las islas se produce un trasplante de las instituciones políticas y administrativas de la
Corona de Castilla, especialmente del régimen municipal castellano, con la institución de los cabildos insulares.

2. Contexto Histórico
La Historia de Canarias a partir del siglo XVI vendrá condicionada por su incorporación plena al área cultural
europea. Sus referentes políticos, sociales, económicos y culturales serán desde entonces los de Castilla. Su
desarrollo histórico estuvo ligado a los destinos de la Corona Española.

EL SIGLO XVI: CARLOS I Y FELIPE II. LA HEGEMONIA ESPAÑOLA EN EL MUNDO. AUSTRIAS MAYORES.
Tras la muerte de Isabel la Católica, y el breve periodo de gobierno de Juana la loca y Felipe el hermoso, llega
a Castilla Carlos, el nieto de los Reyes Católicos. Con Carlos I se inicia el periodo de dominio español en el
mundo. Por herencias y por conquista se configura el gran Imperio español de los siglos XVI y XVII: Alemania,
Italia, Milán, Países Bajos, Austria, el norte de África... y sobretodo el inmenso Nuevo Mundo, que en esta
época se está descubriendo, explorando, conquistando y colonizando.

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Con Felipe II el Imperio Español llega a su máxima extensión. Se añaden tierras en Oceanía (Filipinas), en
Norteamérica y se anexiona Portugal y todas sus colonias (Brasil, Cabo Verde, la costa africana).
Este gran Imperio Español y también la defensa del Catolicismo, tendrán influencia en el desarrollo histórico
de las Islas Canarias durante este periodo.
Carlos I y Felipe II, los Austrias Mayores, llevaran a cabo continuas guerras contra Francia por la hegemonía en
Europa, contra turcos y berberiscos en el Mediterráneo y contra los protestantes en Alemania e Inglaterra.
Ante esto, no es extraña la presencia de piratas franceses o ingleses en las costas canarias.

EL SIGLO XVII: LA DECADENCIA DEL IMPERIO ESPAÑOL. FELIPE III, FELIPE IV, CARLOS II. AUSTRIAS MENORES.
El S.XVII será el principio del fin del Imperio Español y de la hegemonía de España en el mundo. Un Imperio
construido sobre bases medievales que no resistirá los nuevos tiempos moderno que toca vivir en Europa. Los
ataques de los enemigos de España se redoblan en este siglo ante la debilidad manifiesta del Imperio. A
Canarias llegan también los enemigos de España, especialmente ingleses y holandeses, las potencias
marítimas más poderosas de este tiempo. La debilidad del Imperio Español va acompañada también de unos
reyes ineptos, que nunca estuvieron a la altura de sus antecesores. Dejaron el gobierno en manos de válidos
y su desgobierno y malas decisiones aceleraron la caída de un gigante con pies de barro. El S.XVII se cierra con
Carlos II apodado el hechizado, un rey enfermizo y contrahecho que incapaz de engendrar descendencia
abocará a España a la “guerra de sucesión al trono español” (1700-1714).

3. La administración de las Islas

Las islas de realengo están administradas por un gobernador enviado desde la península.
Tenerife y La Palma siguieron gobernadas por el adelantado de Castilla Alonso de Lugo hasta su muerte en
1525 y luego su hijo Pedro de Lugo, segundo Adelantado de Canarias. A la muerte de esté, se envía ya un
gobernador desligado a la familia Lugo. La isla de La Palma dependía de la gobernación de Tenerife a través
de un Teniente de Gobernador pero contó, desde los primeros momentos, con cabildo propio.
En Gran Canaria el gobernador Pedro de Vera es sometido rápidamente a un juicio de residencia y destituido.
Desde entonces el gobernador de Gran Canaria se desvincula de lazos de sangre y en adelante será elegido
únicamente por sus méritos al servicio de la Corona.
Las islas de señorío están gobernadas por el señor: La Gomera y El Hierro= los Peraza.
Lanzarote= Los Herrera
Fuerteventura= Los Saavedra.

Este régimen señorial seguirá hasta 1837, en que será abolido, como fruto del movimiento liberal de la época.
Por debajo de los gobernadores o señores, el gobierno real de las islas descansaba en el CABILDO o CONCEJO.
El Cabildo era una institución de origen medieval que empezaba a caer en desuso en la península en el
momento que se traspasa a las islas. Sin embargo, aquí en Canarias será una institución que pronto adquirirá

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una gran consideración y estatus por representa los intereses locales de cada una de las islas, muchas veces
en contraposición a los intereses del gobernador de turno. Los cabildos son una suerte de Ayuntamientos, con
jurisdicción en toda la isla. El gobierno y la administración real de las islas recaían en estos cabildos que
gobernaban a base de ordenanzas. El carácter insular y la lejanía de Corte hicieron que estos Cabildos gozasen
de un gran nivel de autonomía, algo desconocido en esta época en cualquier ayuntamiento de la península.
Se encargaban del reparto de tierras y agua, la canalización y el abastecimiento del agua para la población,
recaudaban los impuestos, regulaban las construcciones públicas, los molinos, las carreteras, mantenían las
defensas de la isla y la red de castillos y torres, regulaban los mercados, control de la salud pública, control de
las epidemias contagiosas, etc.

El Cabildo estaba compuesto el presidente y los regidores. El presidente era el gobernador de la isla o el señor.
Los regidores al principio era elegidos por los propios vecinos, pero después el cargo de regidor paso a
depender del gobernador o de la oligarquía de la isla. El número de regidores era variable, pero al menos
debían ser seis, que representaban los intereses públicos
El Teniente de Gobernador era la mano derecha del presidente y actuaba en su nombre en ausencia de éste.
El Alcalde Mayor resolvía los asuntos judiciales. Si el implicado no estaba conforme con la sentencia podía
recurrir a la justicia del gobernador o señor. En las islas de realengo, al implicado aún le quedaba recurrir a la
Corona como instancia superior de justicia, opción que no tenían los que vivían en las islas de señorío.

Otros funcionarios al servicio del Cabildo, con labores burocráticas:


El Alguacil se encargaba del cumplimiento de las sentencias.
El Personero era el defensor de los ciudadanos en el pleito, una especie de abogado defensor.
El Alcaide era la máxima autoridad en las cárceles.
Los Mayordomos se encargaban de la hacienda pública, la contabilidad y la recaudación de impuestos.
Los escribanos eran los secretarios del Cabildo, encargados de dejar constancia de todos los asuntos públicos.

En los primeros años los cabildos no tuvieron edificio propio y generalmente las sesiones se celebraban en la
casa del gobernador. Los acuerdos se tomaban por mayoría y las reuniones tenían un carácter periódico.
Cada isla tiene su propio Cabildo, independiente de una isla a otra, con funciones políticas, militares y
administrativas.
Las Islas se gobiernan de forma aislada, sin unidad político-militar y sin ninguna institución o autoridad superior
a cada una de ellas que unificase el Archipiélago. De esta forma, era el gobernador o el señor de cada isla el
encargado de la defensa de la isla frente a los continuos ataques piratas en las costas. Cada isla tenía sus
propias milicias locales pero no contaban con un mando o un ejército unificado.

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Durante el S.XVI, las incursiones de piratas berberiscos y corsarios franceses que rondaban las islas al acecho
de los navíos comerciales, aventurándose a atacar también las villas costeras, llevaron a Felipe II a disponer
que los gobernadores letrados fueran sustituidos por gobernadores militares.
En el S.XVII bajo el reinado de Felipe IV y ante el aumento de los ataques piratas en las costas canarias, se creó
para el Archipielago una nueva institución: LA CAPITANÍA GENERAL.
El capitán general era la máxima autoridad militar, civil, gubernativa y judicial de las islas, equivalente al que
en otros reinos de España se titulaba virrey.
La sede de la capitanía general y la residencia del capitán general en principio fue en Las Palmas de Gran
Canaria. Más tarde pasó a la que será conocida como la Casa de los Capitanes de San Cristóbal de La Laguna,
en la isla de Tenerife.
En 1705 toda España quedo divida en 13 Capitanías Generales siguiendo el modelo canario.

4. Los ataques piratas


La hegemonía española en el mundo durante los S.XVI y XVII hizo que fuesen numerosos los enemigos y las
guerras que tuvo que librar España en esta época. La incorporación de Canarias a la Corona de Castilla tendrá
como consecuencia su incorporación también a los conflictos internacionales. La lejanía del Archipiélago
respecto de la península convertía a las islas en un territorio vulnerable a los ataques de los enemigos de
España. Las potencias rivales de la corona enviaron piratas y corsarios a las costas canarias durante los S.XVI y
XVII con el objetivo de atacar posiciones españolas desprotegidas. Así, se suceden los ataques piratas de
franceses, turcos, holandeses o ingleses. Como consecuencia, se levantan en las costas Canarias una amplia
red de fortines y castillos defensivos para impedir los ataques, mientras los principales núcleos de población
se asientan en el interior de las islas, lejos de la costa donde eran presas fáciles de los ataques.

Desde los primeros años de conquista se produjeron ataques que lo que pretendían era el saqueo y la captura
de indígenas guanches para ser esclavos. También los berberiscos actuaban arrasando los poblados que
existían en represalia con las cabalgadas que se hacían en el norte de África.

En el siglo XVI los primeros ataque piratas fueron franceses, dada la rivalidad de España y Francia en Europa.
También son frecuentes los ataques de pitaras berberiscos del norte de África en busca de saqueo y la captura
de indígenas guanches como esclavos. También arrasaban los poblados que existían en represalia por las
cabalgadas que se hacían en el norte de África.
Durante el reinado de Felipe II, enemistado con la Inglaterra protestante, los piratas ingleses comienzan a
azotar las costas canarias. A finales del S.XVI la guerra en Flandes traerá a las islas a los piratas holandeses.

En el siglo XVII la piratería en Canarias se intensifica debido al debilitamiento del imperio español. Se crea en
canarias la figura del Capitán General y se redobla la construcción de torres y castillos en las costas canarias.

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En el siglo XVIII la hegemonía inglesa en el mar hará que los ataques piratas ingleses se intensifiquen. El punto
de inflexión se produce a finales del S.XVIII: la derrota del general Nelson.
Desde entonces, la mayor defensa de las islas junto al declive de la piratería hace que poco a poco las
poblaciones y capitales se vayan asentando en la costa, ganando en importancia respecto a las del interior.

5. La población
El crecimiento de la población en Canarias durante los S.XVI y XVII fue continuo pero lento. El aumento
demográfico se centró sobre todo en las islas de realengo, más ricas y no sometidas a la presión señorial. No
se produjeron retrocesos demográficos como en Europa o en la Península, pero la población tardará mucho
tiempo en ser un número considerable. Islas como Lanzarote o Fuerteventura mantendrán hasta bien
avanzado el S.XVII niveles de población similares a los de la época de la conquista.
La exploración del Nuevo Mundo restó afluencia de nuevos colonos hacia Canarias. El continente americano
ofrecía mayores posibilidades de éxito y enriquecimiento personal. El descubrimiento de los Imperios Azteca
e Inca durante el S.XVI resto importancia a las recién conquistadas Islas Canarias. En el Nuevo Mundo se
suceden los descubrimientos y las ampliaciones territoriales, se descubre oro y plata, surge el mito del dorado,
las posibilidades son infinitas. Mientras, en Canarias, las tierras fértiles ya estaban repartidas, el agua es un
bien escaso y no tenemos metales preciosos ni minerales. Además, en América se implanta la institución de la
encomienda: al colono europeo, el encomendero, se le asigna un lote de tierras y junto con esa tierra se le
encomienda un conjunto de indios para trabajar esa tierra a cambio de protegerles, instruirles y educarles en
la fe católica. La encomienda fue un gran medio de enriquecimiento para los colonos encomenderos, que lejos
de la Corona, desatendieron sus obligaciones para con los indios y se dedicaron al enriquecimiento personal.
Esta institución de la encomienda no existió en Canarias, donde ya no quedaban lotes de tierras que asignar y
donde los antiguos guanches se habían incorporado con pleno derecho a la estructura social isleña, muchos
de ellos como propietarios de tierras, e incluso los antiguos guaires como parte de la nueva nobleza isleña.
En el siglo XVI la población no llegaba a los 35.000 habitantes, concentrada en Gran Canaria y Tenerife:
Tenerife 10.000 Fuerteventura 2.000
La Gomera 1.200
Gran Canaria 8.000
El Hierro 1.000
La Palma 6.000 Lanzarote 800.

El crecimiento de la población en Canarias se produjo durante el siglo XVII, alcanzando los 100.000 habitantes:
Tenerife 50.000 Fuerteventura 4.000
Gran Canaria 22.000 La Gomera 3.500
El Hierro 3.000
La Palma 14.000
Lanzarote 2.500

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Tenerife y La Palma durante el S.XVII aumentaron más su población debido al auge económico vinculado al
vino, mientras que Gran Canaria sufrió los efectos del colapso del ciclo azucarero y la emigración hacia Tenerife
y La Palma.
El crecimiento demográfico continuará durante el siglo XVIII llegando a los 200.000 habitantes.
La mayor parte de los nuevos pobladores serán españoles sobre todo andaluces. Durante el S.XVI, con el
desarrollo del ciclo del azúcar, también llegarán portugueses, genoveses y flamencos. Para el trabajo en las
plantaciones de caña de azúcar y en los ingenios se traen también esclavos negros africanos. En El S.XVII con
el ciclo del vino llegarán ingleses e irlandeses. También fueron numerosos los judíos que se van estableciendo
en los puertos canarios al reclamo del lucrativo comercio canario. Grupos de conversos y moriscos llegan a las
islas después de su expulsión desde la península. Los distintos grupos de población se integrarán rápidamente,
conformando un entramado social que aportará a la población canaria una idiosincrasia propia.

6. La economía
La actividad económica en Canarias durante los S.XVI y XVII se basó en la agricultura. A la tradicional agricultura
de subsistencia se sumó una agricultura de exportación basada en el cultivo de la caña de azúcar primero y el
vino después.

La agricultura de subsistencia siguió siendo el soporte económico fundamental de las islas. Estaba dedicada
al consumo interno, al autoabastecimiento de la población canaria. Los productos básicos de esta agricultura
eran los cereales, base de la alimentación de los canarios en esta época. La producción de cereales alcanzó un
notable desarrollo en los S.XVI y XVII. El trigo, la cebada y en menor media el centeno ocuparon la mayor parte
de las tierras cultivables. No hay que olvidar que un primer momento, durante la fase de la conquista y la
primera colonización, las islas fueron deficitarias de cereales y fue necesaria su importación desde la
península. Lograr el autoabastecimiento fue una de las prioridades de la población canaria en el S.XVI. Con el
tiempo, se logrará que algunas islas como Lanzarote, Tenerife, Fuerteventura y La Palma consigan ser
excedentarias de cereales, es decir, produzcan más cereal de que necesitan para su propio consumo. El
excedente de cereales solía destinarse a abastecer a Gran Canaria, que por el contrario no logró en esta época
alcanzar el nivel de producción necesaria para su autoabastecimiento y necesitaba importarlo de otras islas.

Durante el siglo XVII el ciclo vitivinícola requirió cada vez más tierras dedicadas a la vid, en retroceso del cereal.
Algunas islas como Tenerife o La Palma, donde esta producción fue mayor, terminaran por ser deficitarias de
cereales, siendo necesaria su importación desde Fuerteventura y Lanzarote e incluso desde Marruecos.
En el siglo XVIII, la crisis del vino permitió una cierta recuperación de los cereales en Tenerife y La Palma.

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La agricultura de exportación estaba destinada a la producción de mercancías para su venta en los mercados
europeos y americanos. Fue una nueva forma de producción agrícola en Canarias, superando el autoconsumo
con el objetivo de obtener beneficios económicos de la explotación de la tierra. Así, Canarias conocerá el ciclo
del azúcar y el ciclo del vino, en el siglo XVI y XVII respectivamente.

El ciclo del azúcar.


Importado desde Madeira, se introdujo en el Archipiélago canario nada más acabar la conquista el cultivo de
la caña de azúcar. La caña de azúcar era un producto muy demandado en la época. Necesita un clima agradable
como el canario, lo que posibilitó su introducción en el Archipiélago. No obstante, cultivar caña de azúcar
requería gran cantidad de agua, un bien escaso en las islas. Además, agotaba mucho los suelos, por lo que era
necesario roturar continuamente nuevas tierras, otro bien limitado en las islas. Durante la fase de la
producción del azúcar se requería además gran cantidad de madera para cocer la pulpa, algo de lo que no
estaban sobradas tampoco las islas. A pesar de estas limitaciones, la demanda de azúcar en Europa en esta
época hizo que su producción y exportación fuesen un negocio rentable. No obstante, estas limitaciones de
las islas hicieron que el azúcar canario fuese siempre un producto costoso de obtener.
La producción y comercialización del azúcar estuvo siempre en manos de extranjeros, flamencos e italianos
sobre todo. Se exportaba hacia España, Francia, Flandes e Italia. Los ingenios azucareros proliferaron y la
exportación hacia Europa fue tan importante, que Canarias llegó a ser conocida por «Las islas del azúcar».
Fue un negocio rentable hasta que la caña de azúcar se introdujo también en América para su exportación a
Europa. El azúcar americano inundó Europa a precios mucho más bajos que el azúcar canario. En américa las
grandes plantaciones azucareras con mano de obra indígena o esclava llevada desde África hizo que su coste
de producción fuese mucho menor que el azúcar canario. En el Nuevo Mundo sobraban tierras nuevas que
roturar y madera para producir el azúcar. A mediados del S.XVI la producción de azúcar canario se hundió. La
isla más afectada fue Gran Canaria, que se había dedicado más a esta agricultura de exportación. Tenerife y
La Palma también se resintieron pero en estas islas el sector azucarero no esta tan extendido como en Gran
Canaria.

El ciclo del vino.


El final del ciclo del azúcar en Canarias coincidió con el inicio del ciclo del vino. A mediados del S.XVI el vino
conoció un periodo de precios muy altos en Europa. La producción y exportación vitivinícola se convirtió así
en un negocio muy rentable para Canarias. Desde finales del S.XVI y sobre todo durante el S.XVII el vino se
convirtió en el producto fundamental de las exportaciones canarias.
Tenerife y La Palma fueron las islas que más se especializaron en la producción de vino. Se ampliaron las
superficies dedicadas a la producción de viñedos a costa de los cereales y la caña de azúcar. La producción del
vino en Tenerife convirtió a esta isla en el centro económico y político de Canarias en esta época.

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El vino era exportado a España, Francia, Flandes, pero sobre todo a Inglaterra, donde el vino canario gozó de
gran prestigio. La fama del vino canario se extendió también por las colonias inglesas en Norteamérica, hacia
donde se dirigieron también parte de las exportaciones canarias del S.XVII.
Nuevamente el control de este comercio tan lucrativo estuvo en manos extranjeras, ingleses, holandeses y
franceses principalmente.
A finales de S.XVII los vinos portugueses empezaron a desplazar a los vinos canarios en el mercado inglés. El
final del ciclo del vino en Canarias afecto sobre todo a Tenerife y La palma, las islas más especializadas en este
producto.
Las Islas de Señorío permanecen, en cierto modo, marginadas de este beneficioso tráfico, ya que sus cultivos
predominantes serán los de subsistencia. Sin embargo, se debe considerar su función de abastecimiento a las
islas con mayor desarrollo comercial.

7. El comercio
El comercio fue una actividad en constante crecimiento en Canarias durante los S.XVI y XVII. La posición
geoestratégica de las islas en el Atlántico favoreció el aumento del tráfico comercial que pasaba por el
Archipiélago. El régimen fiscal propio del que gozaron las islas desde su incorporación a Castilla fue un gran
estímulo en el desarrollo de la actividad comercial. Las Islas sólo pagaban a la Corona un impuesto del 3%
sobre las mercancías que entrasen y saliesen por puerto, estando exentas del resto de impuestos regían en la
Península. La libertad de comercio de la que gozaron las Islas favoreció el desarrollo de los puertos y de la
economía isleña. Se incrementó notablemente tanto el comercio entre islas como el comercio exterior.

El comercio entre islas favoreció el intercambio de productos de primera necesidad, como los cereales, entre
islas excedentarias e islas deficitarias. (El caso de Tenerife y La Palma respecto Gran Canaria). En las islas en
que no se dan productos de exportación se desarrollará una agricultura dirigida al abastecimiento interno, al
mercado interior canario, es decir, se comercializan en aquellas islas que por su mayor número de habitantes
o por dedicar parte de sus tierras a cultivos de exportación no producen lo suficiente para su autoconsumo.
Además del intercambio de productos agrícolas se produjo también la redistribución entre las islas de los
bienes y las manufacturas procedentes del exterior. Las islas dedicadas a la exportación de azúcar o el vino
(Tenerife, La Palma y Gran Canaria), recibían a cambio artículos Europeos y Americanos que luego redistribuían
entre las demás islas, haciendo que los productos procedentes del exterior llegasen a todo el Archipiélago.

El comercio exterior durante los siglos XVI y XVII, se realizó sobre todo con Europa.
En el S.XVI el azúcar canario llegaba los puertos de España, Flandes y el norte de Italia. A los puertos canarios
llegaban sobre todo las telas flamencas, muy apreciadas y un sinfín de productos desconocidos en las islas.
En el S.XVII los vinos canarios iban rumbo a Inglaterra y después hacia las colonias de Norteamérica. El eje
comercial cambio desde Europa hacia América.

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Además del comercio con Inglaterra y sus colonias, prolifero en Canarias desde el S.XVII el comercio ilegal con
la América Hispánica. La Corona de Castilla tenía el monopolio del comercio con América. Todos los productos
procedentes de América o con destino a América debían pasar por la Casa de Contratación en Sevilla. La
posición estratégica de las Islas Canarias en el Atlántico y la lejanía de la Corona hizo que comercio entre
América y Canarias no siempre se sometiese a este procedimiento reglamentario. Era difícil para las
autoridades controlar este comercio ilegal. América y Canarias estuvieron así siempre muy vinculas la una y la
otra. Desde el S.XVII a Canarias empezó a llegar el cacao, el tabaco y las papas americanas.
En el S.XVIII las leyes de libre comercio fueron un estímulo al intercambio comercial entre Canarias y América.

8. La sociedad
La sociedad de las islas durante los siglos XVI y XVII vine marcada por el reparto de tierras y agua que se realiza
en un primer momento tras la conquista entre los conquistadores, la nobleza guaire y los que financiaron la
conquista. Son los terratenientes, propietarios de la tierra. A esta nobleza isleña se unirá la burguesía
comercial, principalmente de origen extranjero, que saben aprovecharse al máximo de los grandes beneficios
que reporta el comercio canario. Los grupos intermedios de la sociedad canaria en esta época están formados
por pequeños y medianos propietarios y artesanos. Por debajo se situaba el campesinado, cuya situación
variaba desde la condición de labrador, jornalero o arrendatario. Fuera de esta estructura social se sitúan
esclavos, alzados y conversos.
Como vemos, la sociedad canaria en esta época se encuentra muy fragmentada. El grupo social al que se
pertenece viene marcado en función del grado de apropiación de las tierras de cultivo y de su participación en
los circuitos comerciales canarios.
La sociedad canaria en esta época reproducía los parámetros de la sociedad europea del Antiguo Régimen.
Una sociedad basada en tres estamentos o grupos sociales cerrados herméticamente. Los dos primeros
estamentos son los privilegiados, la nobleza y el clero: no pagan impuestos y reciben los impuestos de los
demás, controlan el poder político, administrativo y militar. El tercer estamento está formado por un grupo
diverso de todos aquellos que no son nobles o clero: pagan impuestos y están excluidos del poder político.

La nobleza isleña: descendientes de conquistadores y guaires, son terratenientes y su poder económico se


basa en la posesión de amplios dominios territoriales y en la exportación de productos como el azúcar durante
el siglo XVI y el vino durante el siglo XVII. Controlan el poder político y militar y se concentran en las principales
ciudades de Tenerife y Gran Canaria. Constituyeron un grupo cerrado, fuertemente endogámico, aunque
establecieron alianzas familiares con la burguesía, generalmente de origen extranjero, asentada en las islas.

El clero: muy abundante, patrocinado por la nobleza isleña y la burguesía comercial. Estan exentos de pagar
impuestos y recibían el diezmo de los campesinos. Cabe distinguir entre un alto clero (obispo, prelado) que

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llevan una vida holgada y de lujo, y un bajo clero (sacerdotes, monjes) que vivían en las mismas condiciones
que los campesinos.
Además del clero secular (Iglesias-sacerdotes) proliferan en Canarias las órdenes religiosas durante los S.XVI
y XVII. En esta epoca se contruyen en las islas numerosos conventos y monasterios en las principales ciudades.

El pueblo llano: Conjunto muy variado de personas, diferenciados entre sí por su nivel de ingresos. Comparten
la obligación de pagar impuestos y estar excluidos de cargos políticos y administrativos.
La burguesía comercial: extranjeros asentados en Canarias y relacionados con la producción y la
exportación del azúcar y el vino. Su posición económica y social era elevada y generalmente tenía una
estrecha relación económica y familiar con la nobleza dirigente.
Campesinos: Son la mayoría de la población. Su condición venia marcada por su relación con la tierra
que trabajan: pequeños propietarios, medianeros, jornaleros. A todos les unía una vida dura de
trabajo, la carestía y la incertidumbre ante las malas cosechas, el hambre, las epidemias, etc.
Artesanos: En Canarias el peso de la artesanía siempre fue muy reducido. No se producía para la
exportación y la población solía ser autosuficiente. Algunas actividades especializadas, como era la de
los toneleros, herreros o carpinteros, etc., eran las más habituales. Solían vivir en los núcleos urbanos.
Población marginal: profesiones deshonrosas (verdugos, prostitutas, parteras), vagabundos o
mendigos.
Fuera de la estructura social:
Esclavos: traídos de África para trabajar en la agricultura. En Tenerife y Gran Canaria se emplearon más los
esclavos negros porque aguantaban mejor las duras condiciones de las plantaciones de azúcar. En Lanzarote
y Fuerteventura fueron muy numerosos los esclavos bereberes que supieron la falta de población. Con la
decadencia del cultivo del azúcar el número de esclavos se redujo considerablemente. Su adquisición dejo de
ser rentable.
Como vemos, la sociedad canaria de esta época presenta las características propias de las sociedades europeas
de esta época: mayoría de campesinos, generalmente sin tierras, privilegios para las élites nobiliarias y
eclesiásticas, gran aumento del clero regular y la existencia de esclavos.

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