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Liliana, conoce 3 razones por

las que hoy tienes que tomar la


decisión de perdonar
Perdonar no es un acto mágico, no es que alguien
mueva el botón del control y ya todo es diferente.
Perdonar es un proceso

¿Cómo podríamos decir que amamos a Dios si en vez de amar a


nuestros hermanos, guardamos rencores contra él?

El perdón y la reconciliación es uno de los boletos principales


para llegar a ser parte del reino que Jesús nos ha mostrado. Nos lo
hizo recordar también en la oración del Padrenuestro: “perdónanos
como nosotros perdonamos”

A veces se falla en esto, y es donde debemos pedir la intervención


de Dios en nuestra vida para que nos transforme y nos haga seres
capaces de pedir perdón con humildad a aquellos que nos han
dañado o hemos dañados, porque reconciliándonos con ellos,
encontramos la reconciliación con Dios, la restauración de su gracia
y de su amor en mí.

Liliana, habrás oído decir una frase que dice: "El perdón no es un
sentimiento sino una decisión" y te preguntarás ¿cómo puedo yo
decidir perdonar, si yo siento esto o esto otro...?

Jesús también nos confirmó que perdonar es una decisión, aunque


de otro modo, Él nos dijo en el evangelio de Mateo (5,23-24)

"Si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de


que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu
ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu
hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu
ofrenda"...
¿Nos dimos cuenta? Jesús, dijo: "ve a reconciliarte con tu
hermano", en ningún momento dijo: "ve si primero sientes que los
puedes perdonar y luego reconcíliate con tu hermano", tampoco
dijo: "ve si crees que el otro se merece tu perdón y reconcíliate con
él"...

El perdón no es una cuestión que depende de nuestros


sentimientos, es una decisión.

3 razones por las que hoy tienes que


tomar la decisión de perdonar
Perdonar no es un acto mágico, no es que alguien mueva el botón
del control y ya todo es diferente. Perdonar es un proceso. No es un
sentimiento, es una decisión que implica acciones concretas y
constantes en la vida.

No siempre el perdón es fruto de que ya no siento nada en el


corazón ante la persona que me ha fallado; hay momentos en que
decido perdonar a pesar de que me sigue doliendo, a pesar de que
sigo con ira y con dolor contra esa persona que me dañó.

Muchas veces el perdón no es la consecuencia sino la causa de


la paz, es decir, hay veces en las que te perdono porque siento paz
en mi corazón a pesar de lo que me hiciste y otras en las que te
perdono para sentir paz. Por eso, hoy quiero invitarte a tomar la
decisión de perdonar y te propongo tres razones para hacerlo:

1.- Perdonando vas a encontrar la


paz que en este momento tienes
perdida.
Podrás recuperar la serenidad y armonía que esa acción te quitó. Es
el momento de recuperar la serenidad y armonía que esa acción te
quitó.

Es el momento de recuperar ese estado en el que produces más,


tienes mejores relaciones interpersonales y puedes soñar con
mayor libertad.

2.- La justicia no está en tus manos.


Tu sufrimiento, tu ardor, tu dolor, tu rabia, tu rencor no garantizan
que la otra persona pagará por lo que hizo, eso no está en tus
manos.

Es más, ni siquiera un acto de venganza te da lo que has perdido.


Querer desquitarte te pone en el mismo nivel de la persona que te
ofendió. Por eso, lo mejor es perdonar.

3.- Dios siempre nos da una nueva


oportunidad
Liliana, lee Lucas 15,11-32, y si Él lo hace con nosotros, que le
hemos fallado tanto en nuestro camino de vida, más estamos
nosotros invitados a hacerlo con los demás, a abrir el corazón de
par en par y esparcir ese hermoso regalo que es el perdón

Oración de sanación y perdón


Señor Jesús, en este momento te pido que toques el
corazón de este pecador que se siente herido y que
necesita perdonar, sé Tú quien a través de mí,
perdones a aquellos que me han hecho daño.
Dame tu paz y tu bondad, oh mi Dios y desintegra
para siempre todo vestigio de dolor que esté latente
en mi alma.
Y a ti, dulce Madre María, que fuiste siempre dócil a
la palabra de tu Hijo y meditabas en silencio cada
cosa en tu corazón, encamina hoy mis pasos, para
que obre según la voluntad del Señor.
A través de las inspiraciones del Espíritu Santo,
recuérdale siempre a mi corazón que amar,
perdonar y servir es el camino para llegar a la
felicidad plena.
Amén.

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