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Fotografía de p o rtada:
C hultún de Chichén liza. Teresa Rojas Rabiela.
Coordinación editorial:
In stitu to Mexicano de Tecnología del Agua.
Coordinación de Comunicación,
P articipación e Inform ación.
ISBN 978-697-7563-06-8
Im preso en México - P rinted in México
Cultura hidráulica y simbolismo mesoamericano
del agua en el México prehispánico
IMTACIESAS
México, 2009
íflDICE
PRESENTACIÓN 9
Polioptro F. M artínez Austria
PREFACIO 11
Jorge M artínez Ruiz
PRIMERA PARTE
EL AGUA EN LAANTIGUA MESOAMÉRICA: USOS YTECNOLOGÍA 13
- Teresa Rojas Rabiela
INTRODUCCIÓN 15
Contenido y organización 17
Las fuentes de agua 18
Los tipos de obras hidráulicas 19
Las fuentes de conocimiento 19
El agua y sus aprovecham ientos en lengua náhuatl. 20
Las estaciones del año y las clases de tierras en M esoamérica
La coexistencia de térm in o s en hidráulica 21
SEGUNDA PARTE
INTRODUCCIÓN 157
¿Qué sucedió en Mesoamérica? 158
Los orígenes: el m aíz 159
Territorio y cosmovisión 161
l agua, líquido prim ordial que hace posible la vida en el planeta; está en
Contenido tj organización
La intención de este tex to es p re se n ta r u n a panorám ica de todos los tipos de
obras hidráulicas prehispánicas utilitarias conocidas, a través del recurso de
exponerlos ejem plos m ás docum entados o bien con características únicas, sin
pretender, ya se dijo antes, exhaustividad. No se tra ta, por ende, de u n relato
cronológico ni de una síntesis de todo el conocim iento acumulado. Las obras
hidráulicas que se abordan son aquellas destinadas a proveer de agua a las
antiguas poblaciones para bebery p ara o tros usos dom ésticos (asear, preparar
alimentos), asi como p ara la agricultura, el control hidráulico y el drenaje (aguas
pluviales y de desecho) y sólo secundariam ente la recreación. No se abordan así
las instalaciones cuya finalidad fue religiosa y ritual, excepto cuando ésta se
combinó con las utilitarias, o bien, porque su uso e stá en discusión (Hierve el
Agua, Oaxaca, como el m ejor ejemplo). Tampoco se ahonda en la organización
social y política im plicada en las obras, sin que el te m a esté ausente.
Antes de exponerlos tipos de obras hidráulicas, presento algunos aspectos
introductorios, incluidas dos tipologías: u n a sobre las clases de fuentes de agua
y hu m ed ad que alim entaban las instalaciones hidráulicas prehispánicas, y
o tra sobre las fuentes de conocim iento con las que contam os para conocerlas.
Además expongo algunos ejemplos de las palabras referidas al agua y a sus
aprovecham ientos en lengua náhuatl, la diversidad de orígenes de los térm inos
en español referidos a las obras hidráulicas, las estaciones del año y las clases
de tie rra en náhuatl.
Enseguida el lector en contrará la exposición de los tipos de obras
hidráulicas prehispánicas que resultan de la com binación de dos criterios
básicos: su finalidad y el origen del agua em pleada. Cada uno de los tipos
resultantes se ilustran m ediante ejemplos y, cuando es posible, se refieren
a regiones con distintas condiciones am bientales, con el propósito de
abarcar la gam a m ás com pleta posible de las soluciones que los antiguos
m esoam ericanos encontraron p ara satisfacer sus necesidades de agua y
en fre n ta r cotidianam ente los pequeños y grandes problem as y retos en
relación con ella, ya fuera escasa, suficiente, abundante, excesiva, errática,
superficial, subterránea, freática, salobre, dulce, contam inada, serena, agitada,
lejana, cercana, concentrada, dispersa, perenne, estacional o estancada.
El texto contiene una gam a diversa de im ágenes cuya pretensión
es d ocum entar visualm ente los ejemplos; provienen de búsquedas en
m anuscritos de la época virreinal te m p ra n a (siglo XVI), en especial en los
libros pintados o códices indígenas, pero tam b ién hay esquemas, m apas y
planos virreinales que se sum an a algunos bocetos y dibujos arqueológicos
derivados de levantam ientos de campo. Las fotografías, registros existentes
desde m ediados del siglo XIX, p resen tan visualm ente algunos vestigios de
obras hidráulicas prehispánicas o bien, ejemplos conocidos etnográficam ente,
similares a los descritos en las fuentes históricas.
<22© 26
Sobre el funcionam iento délos chultim es en Chichán Itzá,la m ism a autora
(Zapata, 1982:110) an o ta lo siguiente:
El p erím etro m ínim o de captación siem pre presentó una inclinación en el terreno,
escu rrien d o el agua sobre el desnivel creado, hacia la boca del chultún. El p erím etro m ínim o
de captación siem pre estuvo delim itado po r alineaciones de piedras, fo rm an d o círculos
concéntricos con un d iám etro prom edio de 1.30 ni... La m ayoría de los cluiltunes carecen de
cuello, co m en zando in m ed iatam en te el depósito después de la bóveda y creándose de esta
m a n era u n a form ación troncocónica con fondo semicircular. Las cistern as tu v iero n una
c o n stan te en su sistem a constructivo; están form adas po r dos secciones: la p rim e ra está
co m p u esta p o r un núm ero variable de alineaciones de piedra labrada recu b iertas de estuco
que fo rm an la silueta del depósito; y la segunda, form ada p o r roca m adre h a s ta el fondo.
... los depósitos... nunca fueron llenados de! todo, es decir, hasta la boca. Pensam os que el nivel
del agua solam ente llegaba h asta el límite de la roca m adre. Las filtraciones naturales que se
crean en tre las piedras, aun recubiertas de estuco, son m ayores que en la roca madre.
Esto parece indicar que adem ás del agua de lluvia que se recogía en las cisternas
mayas, la que se infiltraba pudo tam bién ser un aporte im portante.
La cám ara o cuerpo del depósito presentó una gran diferencia e n tre las
dos regiones.
En el Puuc siem pre lo conform a el m ism o m ate ria l... de sascab [caliza arenosa] con aplanados
de estuco a m an era de im perm eabilizante. En cambio, en Chichén Itzá la cám ara siem pre
tuvo la c o n sta n te de un n ú m ero d eterm in ad o de hiladas de piedra labradas, y casi la m itad y
to d a la base del depósito fue labrado en la roca m ad re (Zapata, 1982:111).
De acuerdo con u n observador francés que visitó Uxmal en 1865, “todas estas
cisternas se tap an en su origen con el auxilio de una piedra redonda parecida
a una piedra de m olino..." (Brasseur de Bourbourg, en Zapata, 1982:18).
Además de los chultunes, la ciudad prehispánica de Chichén Itzá, por
ejemplo, contó con o tras tres fuentes de abastecim iento de agua: rejolladas,
aguadas y pozos, las dos últim as artificiales. En realidad las aguadas, como
m uchos de los jagüeyes, era naturales pero los antiguos las adaptaron, en
ocasiones recubriéndolas con estuco y construyendo bordos y accesos; pero
igual ten ían que limpiarse, desazolvarse y m antenerse periódicam ente
(Zapata, 1982:46,106).
Los jQpüexjes o depósitos pluviales
o cielo abierto
Otro tipo de depósito de agua pluvial, pero esta vez a cielo abierto, es el
jagüey, excavado en el te rre n o para cap tar y alm acenar el líquido destinado al
consum o hum ano. Estos receptáculos se hacen en terrenos cercanos a cerros y
lomeríos, o en áreas habitadas a las que concurren ose canalizan las pequeñas
corrientes pluviales y los escurrim ientos de las laderas de los cerros y de los
techos de las construcciones aledañas, respectivam ente. En m uchas ocasiones
los jagüeyes se hicieron en ciertas depresiones naturales u hoyas, dándoles la
fo rm a deseada según la topografía del terren o y, en ocasiones, aprovechando
la existencia de algún m anantial. La m ayoría de los jagüeyes actuales son
de tierra, pero al parecer en el pasado prehispánico los hubo con paredes
recubiertas de piedra y argam asa (cal, arena y agua). En las cartas topográficas
actuales se les identifica como jagüeyes o "bordos”, dado que a veces cuentan
con un bordo de tie rra (Galindo, 2007).
Los jagüeyes proporcionaron el agua necesaria para el consum o
dom éstico en regiones carentes de o tras fuentes de abastecim iento o que las
com plem entaron con ésta d u ran te el estiaje. El agua se acarrea del jagüey a las
casas en recipientes y luego se guarda en diversos depósitos (pilas, pilancones,
grandes ollas o tinajas en terrad as o no, etcétera).
La palabra 'jagüey", según u n a versión contenida en el Diccionario de
Mejicanismos de Santam aría, es maya, pero según o tra es ta h ín a (Cuba, Antillas),
y fue em pleada desde los prim eros años de la Colonia por los españoles para
describir los depósitos pluviales a cielo abierto que encontraron en diversas
regiones del centro y su r de la Nueva España. En náhuatl, el jagüey es atecochtli
o bien atatactli (de tecochtli, "sepultura, fosa, hoyo, cavidad, barranca" y tataca
"rascar, cavarla tie rra ”). Un paraje con jagüeyes cercano aTlayacapan, Morelos,
p o r ejemplo, se llam a precisam ente “Los Atatacos" (información de cam po de
la autora).
Al igual que los chultunes, los jagüeyes pueden ser catalogados p o r su
ta m a ñ o como obras hidráulicas de pequeña a m ediana escala, por lo general
de alcance local o que a lo sum o co m parten varios poblados. Se encu en tran
en zonas con escasa precipitación pluvial que carecen de ríos o arroyos
superficiales perennes, cuya agua su b terrán ea está a gran profundidad y, por
ende, difícil de alcanzar m ediante la excavación de pozos en las condiciones
tecnológicas prehispánicas preindustriales.
En lo que to ca a la organización social p ara el funcionam iento del jagüey,
Galindo (2007:11) expone, p a ra la época actual, que:
M apa colonial: "Eljag ü ey que llam an del Pino". San Luis, Tepexe (Hidalgo). Archivo General d éla
Nación, Tierras, vol. 2729, exp. 10. f. 166. Cat. 1907.
... en algunos casos la zona de captación de la escorrentía rebasa los lím ites territo riales
de dos o m ás com unidades, p o r lo tanto, puede ser posible que la captación, conducción u
alm acen am ien to ... estén sujetos a la existencia de acuerdos en tre com unidades, o e n tre
com unidades y particulares p ara p e rm itir la libre conducción de ésta hacia los jagüeyes.
... que los que co n stru ían los reservorios no podían ser gente ordinaria, sino saudinos o
p erso n as que se en tien d en con el clim a (graniceros, aureros o trab ajad o res tem p o raleñ o s
[según Bonfi 1,1968:99-128] y pueden com prender cóm o hacer el em balse a la vez que cuidarlo y
dejarle sus g u ard ad o s {ofrendas) y secretos para que funcionen a lo largo del tiem p o (Guzm án
y Palerm, 2007:24).
GsseezayfisseegaüGsseassatíGsseazatíssseezaííGs^^
<229 32
Depósito pluvial sem icircular con recubrim iento de basalto. Cacahuatenco, Veracruz.
Fotos:Teresa Rojas Rabiela, 2006.
Acueducto de Chapultepec
Este acueducto fue descrito con gran detalle p o r los prim eros conquistadores
y por cronistas posteriores, adem ás de que diversos arqueólogos h a n
excavado secciones del mismo, y p o r ello resulta un excelente ejemplo para
ad en trarn o s en el funcionam iento y características de este tipo de acueductos
m onum entales.
T enochtitlan se fundó en el año 2 caffi-casa (1325 d. C.), pero no fue sino h a sta
que gobernó M octezum a Ilhuicamina (1440-1469) cuando el canal de tie rra
que conducía el agua de los m anantiales de Chapultepec se tran sfo rm ó en el
acueducto con doble canal que los europeos conocieron, y cuya concepción y
ejecución se atribuye a Nezahualcóyotl, Señor de Texcoco, entonces refugiado
en esa ciudad mexica. La obra se consigna cuando m enos en dos fuentes
escritas en n áh u atl (Anales cíe Chalco Amaquemecan de Chimalpahin y Anales
de Cuauhtitlan), y en u n códice (Codex Mexicanus). Según Chimalpahin, la obra
C o n d u c to de
tro n co hueco
A cueducto de
arcilla co m p a cta
R elleno d e tierra
ÜH
R e p r e s e n ta c ió n e s q u e m á ti c a d e l p r i m e r a c u e d u c t o
d e T e n o c h titla n d e u n s ó lo c a n a l o d u c to .
C a ñ o vacío
R evoque interior, Para lim pieza R evoque,
Arboles para fijar el p u lid o y b ru ñ id o p u lid o y b ru ñ id o
terreno y su m in istra r
estacas
El n u e v o a c u e d u c to
d e T e n o c h titla n , c o n d o s c a n a le s .
Dos etap as co nstructivas del acueducto de Chapultepec. En la p a rte su p erio r el m ás antiguo con
un solo caño y en la inferior el m ás tardío, conocido p o r los españoles al a r rib a r a la cuenca de
México. Esquem a en Arqueología Mexicana.
se inició en 1454 (1 tochtlhconejo) y concluyó m ás de una década después, en
1466 (13 tochtli):"... los tetzu cas habían sido los co ntratistas bajo la orden de
Nezahualcoyotzin". (Chimalpahin, 1965:201 y 206; Séptima Relación). El Codex
Mexicanas registra en el m ism o 13 tochtli a Nezahualcóyotl con un uictli (coa
de hoja) en la m ano dirigiendo las obras (Lám. 68). La versión de los Anales de
Caauhtitlan es de interés especial porque relaciona el comienzo del coatequitl
(trabajo forzoso en obra pública) en Tenochtitlan con la obra del acueducto, en
el año an terio r (12 calli):
En el m ism o año se com enzó po rv ez p rim era la obra pública en T enochtitlan México. Empezó
p ara lev an tar el acueducto de Chapultepec, que e n tra en Tenochtitlan. El que gob ern ab a y
fungia com o tla h to a n i en T enochtitlan era M oteuccom atzin el viejo y el que tuvo a su cargo
el acu ed u cto fu e Nezahualcoyotzin, tlah to an i de Texcoco (Anales ele Cuauhtítlan, 1975:53; tracl.
de Luis Reyes p ara la autora).
Por la una calzada que a esta g ran ciudad e n tra vienen dos caños de argam asa, ta n anchos
com o dos pasos cada uno, y ta n altos com o un estado [altura de un hombre], y p o r el uno de
ellos viene un golpe de agua dulce m uy buena, del g ordor de un cuerpo de hom bre, que va a
d a r al cuerpo de la ciudad, de que se sirven y beben todos. El otro, que va vacio, es p a ra cuando
quieren lim piar el o tro caño, porque echan po r allí el agua en ta n to que se limpia; y porque
el ag u a ha de p asar p o r las p u en tes a causa de las quebradas po r do atraviesa el agua salada,
ech an la dulce po r unas canales ta n gruesas com o un buey, que son de la longura de las dichas
puentes, y así se sirve toda la ciudad (1978:65).
Y fue este, precisam ente, el acueducto que los españoles cortaron duran te
el asedio a Tenochtitlan: "Otro d ía... acordaron... de ir a qu itar el agua dulce
que p o r caños e n tra b a a la ciudad de Tem extitlan;... y cortó y quebró los caños,
que eran de m adera y de cal y c a n to .. (Cortés, 1978:131-132, Tercera carta, 15 de
mayo de 1522).
La distribución del agua del acueducto se hacía por medio de aguadores
que la conducían en canoas, descrita así por el propio Cortés en 1520:
T raen a v en d er el agua p o r canoas p o r to d as las calles, y la m a n e ra de cóm o la to m a n del caño
es que llegan las canoas debajo de las puentes, p o r do e stá n las canales, y de allí hay hom bres
en lo alto que hinchen las canoas, y les pagan por ello su tra b a jo (Cortés 1978:65-66).
Cada región acudió con m ateriales específicos: los de Texcoco con piedra
pesada y liviana, los tepanecas con piedra pesada, los de Chalco con morillos
y estacas de m ad era p ara el cim iento y con arena de tezontle, los xochimilcas
"con in stru m en to s p ara sacar céspedes y con m uchas canoas de tie rra p ara
cegar el agua”, los de "Tierra caliente" con "innumerables cargas de cal", los
otom íes (Xilotepec y Cuauhtlalpa), probablem ente con piedra (no se especifica).
El trabajo, al igual que la aportación de m ateriales, se dividió por provincias y
cada provincia p o r pueblos:
Ahuizotl, se dice,
... echó en el lu g ar donde el agua hacía el golpe que de la canal caia en la acequia, m uchas
jo y as de oro, en figuras de peces y r a n a s ... [Pero] A cabo de pocos dias, el agua, con las fu e rte s
y recias presas que a aquellas fu en tes se le hicieron, em pezó a crecer con ta n ta abundancia
que a cabo de cu a re n ta días que e n tra b a en la ciudad, el agua de la laguna em pezó a crecer y a
volver y a e n tr a r p o r las acequias de México y a an eg ar algunos de los cam ellones sem brados
(Durán 1967 t i l : 378).
Pozos ÍX lQ tJQ S
Los antiguos m ayas peninsulares se abastecieron de agua no sólo de los
chultunes-cisternas ya descritos, sino de agua de pozos y otras perforaciones
hechas en la roca calcárea que cubre gran p a rte de su territorio, h a sta alcanzar
los ríos y los estanques que se form an en algunas oquedades subterráneas,
para a través de ellas, probablem ente, introducir cántaros o cestillas, o bien,
colocando escaleras de m adera por donde descender hasta el agua para allí
cargar los recipientes. En o tras ocasiones, los hoyos se form an n atu ralm en te
al d erru m b arse una p a rte del suelo y quedar al descubierto el estanque
subterráneo.
Pozo p ara ab astecim iento familiar. Acayucan, Veracruz, 1905. Foto: C. B. Waite.
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Rituales d u ra n te la conducción del m an an tial Acuecuexcatl, según el Atlas cié Duran (1990).
Pozo con pared es recu b iertas y con u n a escalera de acceso hechas de piedra careada, localizado
p o r Ochoa en Tzicoac-Cacahuatenco, Veracruz. Foto: Lorenzo Ochoa, 2006.
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Pozo de Bolonchén. Litografía a color de C atherw ood, 1843 (1978).
El Rancho de Sabaché se líbica sobre el cam ino Real de Ticul a Bolonché. Está habitado sólo por
indios y se distingue porque tiene un pozo que fue construido por el propietario del Rancho.
T iem po an te s los m o rad o res dependían, en su totalidad, del pozo en Tabi a 10 km de distancia.
A parte de su valor utilitario, este pozo presentó para nosotros un curiosoy vivido espectáculo:
un g ru p o de m ujeres lo rodeaba. No ten ia cuerda ni dispositivo fijos de n inguna clase para
sa car el agua; pero a través de su brocal pasaba una vigueta que descansaba sobre dos postes
en hornilla y sobre ella las m ujeres hacían descender y luego izaba pequeños pozales de
co rteza de árbol. Cada acarread o ra traía consigo y se llevaba de regreso su propia cu b eta y su
cordel, este últim o adujado y puesto sobre la cabeza con el cabo colgando hacia a trá s com o
fo rm an d o al descuido u n a su e rte de tocado. La construcción que aparece al fondo queda en
las afu eras del Rancho, poco m ás allá de las chozas de los indios. La en co n tram o s cu b ierta de
vegetación y nos pareció bellam ente pintoresca... El pozo de Sabaché no se e n c u e n tra cerca
del edificio, sino a cierta distancia (Catherwood, 1978, Lám. XVIII. "Pozo y edificio en Sabaché").
It liad a sq u are p latfo rm a t t h e top, an d ben eath w as a round well, faced w ith sm o o th stones,
from tw e n ty to tw enty-five feet deep. Below th is w as a n o th e r square platform , an d u n d er
M ujeres en la ta re a de ex tra e r agua de un pozo con ayuda de un lazo y de cestillas hechas de
fib ra que luego vacian en cán ta ro s de barro.
Sabaché, Yucatán, hacia 1844, según Catherw ood, 1978, litografía. Lám. XVIII.
S fu en te prim ordial que alim entó los cultivos desde los comienzos
de la dom esticación de plantas en el área cultural mexicana-
centroam ericana, hace unos diez mil años, ello no impidió que esa "agricultura
de tem po ral” (posible de practicar con h a sta 600-700 m ilím etros como
prom edio anual de precipitación), se com binara desde tiem pos m uy antiguos
tam bién, con alguna form a de irrigación. Con el tiempo, el riego en el área fue
adquiriendo cada vez m ás im portancia y por eso los restos de sus obras se
convierten, en form a sim ilar a la de las plantas dom esticadas en Mesoamérica,
evidencia del desarrollo tecnológico alcanzado p o r las antiguas civilizaciones
m esoam ericanas.
En M esoam érica el riego cumplió dos fines básicos: 1) in crem en tar los
rendim ientos ta n to de las plantas cultivadas (productividad agrícola) como
del trabajo hum ano (productividad del trabajo, es decir, las horas-hom bre
invertidas p o r superficie cultivada)y,2) servir como in stru m en to p a ra am pliar
la “fro n te ra agrícola", dado que perm itió colonizar tierras cada vez m ás altas
o m ás bajas, m ás áridas y/o con lluvia errática, insuficiente o sujetas a heladas
y granizadas, dando así lugar al cultivo continuo y al policultivo. Esto sin
m encionar que con las obras hidráulicas fue posible aprovechar los enorm es
depósitos de agua que son los hum edales existentes en diversas regiones del
área, al abrirse zanjas para contro lar los flujos, perm itiendo desecar y cultivar
en los terren o s rescatados, co n stru ir plataform as artificiales para establecer
viviendas, al m ism o tiem po que con tar con vías de navegación, de gran
im portancia en culturas sin anim ales de trabajo como la mesoam ericana.
En síntesis, el riego y la canalización de agua pluvial sirvieron para varios
propósitos en función de las variadas condiciones am bientales del territo rio
m esoam ericano (Palerm, 1972:149-212; Sanders y Price, 1968; Wolf 1967; García
M artínez, 2008). Entre las estrategias que se refieren a la agricultura destacan
las siguientes:
... b a rría n y lim piaban todos los cam inos y vías y sendas, p a ra el bien com ún y ordinario de las
repúblicas y aquí e n tra b a n los edificios su n tu o so s que te n ía n y hacían, porque acudía a estas
cosas to d o el com ún p o r se r el bien universal de todos, con esto su s te n ta b a n sus heroicas
obras y edificios que no los dejaban caer, com o está dicho y hacían p u en tes y calzadas y otros
tra ía n aguas p o r caños y hacían fuentes y o tra s m uchas obras públicas... ("Calendario Indico
de las Indias del M ar Océano y de las p a rte s de este Nuevo Mundo", en M uñoz Camargo, 1981,
ff. 167v-171v).
sus obras como de pequeña y mediana escala. Las excepciones son varias, entre
las que destacan las de la cuenca de México, con un conjunto de estructuras
hidráulicas m onum entales que los españoles en co n traro n en funcionam iento
cuando llegaron p o r p rim era vez a la región. Pero es un hecho que tam bién
existieron obras de grandes dim ensiones en o tras regiones poco exploradas
o aú n desconocidas (como el canal y la presa de Teopantecuanitlan, Guerrero)
y h a sta que o tras construcciones conocidas no hayan sido cabalm ente
in terp retad as (como podría ser el caso del Xicakoliuhqui, en el Tajín).
En todo caso, la predom inancia de la pequeña y m ediana escala en las
instalaciones hidráulicas se explica en p a rte porque casi todos los grandes
ríos de M esoamérica se localizan en las zonas m ás húm edas y con altas
precipitaciones, donde el riego es por lo general innecesario. En contraparte,
las zonas con m enos precipitación y hum edad, que requieren irrigación
p ara asegurar las cosechas o p ara intensificar el uso del suelo se localizan
allí en donde las fuentes de agua son pequeñas y medianas, básicam ente en
la M eseta central y en la v ertiente del Pacifico, vinculadas con la presencia
de m anantiales, ríos y arroyos de caudal constante, originados en deshielos
o po r efecto de la inflitración en las estribaciones m ontañosas. O tra fuente
de agua p erm an en te provino de pozos verticales, con una am plia dispersión
territorial.
El p rim er estudio panorám ico sobre la distribución de los regadíos en
M esoam érica selo debem os a Ángel Palerm (1954, en 1972), seguido años después
p o r otro de Doolittle (1999:169, basado en el primero). Las fuentes em pleadas
por el prim ero fueron básicam ente las relaciones geográficas del siglo XVI,
la Suma de visitas de pueblos, la Relación del padre Alonso Ponce, los Anales de
Cuauhtitlan, la Memoria de Lebrón de Quiñónezylas Caitas de relación de H ernán
Cortés. Con éstas docum entó la existencia de 382 puntos con m ención de riego
prehispánico, disem inados en dieciséis estados del México actual, que resultan
de la sum a de 292 pueblos con dichas referencias, m ás las correspondientes a
"Las h u e rta s y el regadlo" y a "El cultivo de cacao y el regadío".
Palerm observó, con razón, que el área de distribución de la irrigación
en M esoam érica coincide, y no p o r azar, con la de m ayor concentración
demográfica, urbana, política y m ilitar del m om ento previo a la conquista;
abarca las siguientes cuencas fluviales y lacustres:
Cuenca de México.
Valle de Morelos (ríos Atoyac y otros trib u tarios del Balsas).
Valles de Tlaxcala y Puebla (ríos Atoyac y Nexapa).
Mixteca baja (río Salado).
Hidalgo (ríos Tula y Grande de Tulancingo).
Guerrero (ríos Balsas y Tepalcatepec).
Valle de Oaxaca.
Cuenca de Pátzcuaro.
Varios rios y cuencas en Colima.
Varios ríos y cuencas en Jalisco.
Tierra p resu n tam en te irrigada. Códice Santa Ma. Asunción, f. 17r. Cuahtepuztitla, milcocoli, detalle.
... capaz de conducir o alm acenar casi un m etro cúbico de agua p o r m e tro lin eal m ien tras
que su ligera inclinación evitaba el estan cam ien to o la erosión p o r la rapidez del flujo de
agua. Se ha especulado que esta obra se en co n trab a relacionada con u n a presa, la cual estab a
d estin a d a al regadío p ara im pulsar la agricultura intensiva (M artínez Donjuán, 1986:215;
1995:59; 2001:200-201; 1982 y 1986).
La presa;
... se localiza en una g a rg a n ta form ada po r cerras que lim itan la Unidad A p o r el oeste. El
vaso de la presa está lim itado p o n in a cadena de elevaciones, dejando un espacio en el que se
co n stru y ó u n a co rtin a de piedras y tierra. Además del escurrim iento de agua de lluvia de los
cerro s circundantes, la presa alm acenaba agua de m anantial. (M artínez, 1986:232).
Las dim ensiones de la co rtin a eran tre in ta m etros de largo y tre s m etros de
alto en el centro, con u n vaso de veinte p o r veinte metros, aproxim adam ente.
Doolittle considera que posiblem ente fue una presa de "gravedad", dado que
"depende de su propio peso p ara so p o rtar el peso del agua que almacena"
(Doolittle, 1990:41).
En la presa no se re p o rta vertedor (de demasías), pero la cortina pudo
te n e r un hueco o lugar m ás bajo en la p a rte superior, cerca del pu n to opuesto
a donde em pezaba el canal m onum ental. Éste, en caso de haber servido en
efecto p ara irrigar, h abría conducido agua "pasiva”, es decir, alm acenada.
... cubre la p rim e ra y es m ás am plia y m ás alta que ella, adem ás de cru z a r to d o el estrecho
valle, es decir cubrió to d o el ancho de la b arranca. La cortina tien e así 400 m. de longitud,
con u n a an ch u ra de unos 100 m y u n a a ltu ra de unos 5 sobre la prim era, que se colocó sobre
la prim era, p o r encim a del m aterial de aluvión depositado d u ra n te su utilización inicial,
m ism o que ya h abía cubierto to d o el em balse de la m ism a. La fo rm a de construcción fue
d iferen te pues se construyó con base en retículas de m uros de piedra- can to s rodados y lajas
de origen m etam ó rfico o sedim entario-rellenos con tierra, aren a y grava, que al p arecer era
co m p actad a (García Cook, 1985:30).
Con u n a altu ra de cinco m etro s hacia las caras de la cortina, este y oeste "se
construyeron gruesos m uros elaborados de lajas rectangulares -30 a 40 cm de
longitud p o r 10 a 20 de espesor- y pegadas con m ortero de lodo, lo que daba a
la cortina una b u en a apariencia." (García Cook 1985:31).
El em balse se calcula en veinte hectáreas con u n volum en máxim o de 1430
000 m etro s cúbicos. El vertedero pudo e sta r hacia el n o rte de la estructura.
Al m ism o tiem po que se construía esta segunda etapa de la cortina, se hizo
otro g ran m uro de contención o p latafo rm a hacia el este, cuyo extrem o oeste
se une casi con el extrem o n o rte de la cortina mayor", em pleando el m ism o
sistem a constructivo de la segunda etapa. Encima se construyeron "al m enos
tres conjuntos de m ontículos y sobre ellos se colocaron cim ientos para casas
de 2 p o r 3 m.”Es en e sta e stru c tu ra donde pudieron observarse dos vertederos o
salidas de agua, m ien tras que esta p lataform a pudo ser una cortina o bien una
especie de calzada dique sobre la que se construyeron templos. La p a rte oeste
de la cortina se cubrió con u n a capa de cincuenta centím etros de sedim entos
a causa de una fu e rte avenida, o bien p o r haberse llenado todo el em balse con
sedim entos (García Cook, 1985:31).
El complejo de obras hidráulicas siguió creciendo y en la fase “Santa
María" tard ía o en los inicios de la "Palo Blanco" (antes del año 200 a. C.), se
inició u n a tercera fase constructiva que perm itió alojar agua suficiente para
irrigar de 250 a 300 hectáreas en los llanos aluviales aguas abajo. Esta etap a
de construcción, fechada hacia el 150 d. C„ fue m ás bien una reparación de la
fachada oeste, m ediante un m uro de u n poco m ás de dos m etros de altura, con
el cual la cortina "ofreció u n a superficie p ara captación de agua de 24 h a (600
p o r 400 m)”, cuyo em balse h a sido calculado en 970 mil m etros cúbicos.
En la fase "Palo Blanco" (200 años a. C.-200 años d. C., en pleno Clásico),
aparecieron en el Valle deTehuacán tre s nuevas especies de plantas procedentes
Cortes longitudinal y tran sv ersal de la presa Purrón-M aquitongo, Puebla,
en W oodbury y Neely, 1972.
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B oiad oa a ikalch mop b j J. Qrunel
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de Sudamérica: cacahuate (Arachis hypogaea), guayaba (Psidium guajaba) y quizá
piña (Ananas spp.); nuevas variedades de maíz, frijol com ún y ayecote; la sieva
(Phaseolus lunatiis),y los prim eros guajolotes (Woodbury y Neely, 1972, en García
Cook, 1985:31),
Con la construcción de la c u a rta y últim a etapa de la cortina de la presa,
alrededor de 200 d. C„ ésta alcanzó su altu ra máxima: dieciocho m etro s desde
el exterior y ocho m etro s desde el interior, con u n espesor m áxim o de ocho
m etros.
El áre a de cap tación fue entonces de 400 x 700 m, es decir 28 ha., contando entonces con un
volum en m áxim o de 2 240 000 m 3; los vertederos se localizaron ta m b ién hacia el n o rte de
la c o rtin a y sólo se m odificó el canal am plio que colectaba el agua de los m ism os. Se excavó
u n nuevo canal paralelo a la cara o este de la co rtin a y en dirección al extrem o su r del cañón,
cru zan d o los depósitos del canal m ás te m p ra n o en form a de T, desde el cual quizá dio vuelta
al o este hacia los cam pos a se r irrigados (García Cook, 1985:43).
... que la una va al dicho pueblo de la cual beben y riegan las h u e rta s del... y de la segunda
acequia se re p a rte por los alrededores con que los n atu rales cultivan sus se m en teras y
legumbres..., y la últim a que era m ás abajo, que con ella riegan o tro s m uchos indios sus
se m en teras que están en su circuito ...
Terrazas irrigadas con el sistem a hidráulico de Tetzcotzinco. Foto: Teresa Rojas Rabiela, 1975.
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etap a final del Posclásico y sus funciones fueron m ás allá del riego pues incluyó
otras recreativas, rituales y de aprovisionam iento de agua doméstica, adem ás
de obras de desagüe urbano. Es uno de los conjuntos de obras hidráulicas
m o num entales m ejor preservadas de Mesoamérica, con su acueducto sobre
terrap len es como colum na vertebral, m ism o que condujo el agua de los
m anantiales de la sierra de Quetzalapa, en tre otros, al conjunto del palacio
real del Acolhuacan y a sus baños, estanques y jardines aledaños, así como a
la m u ltitu d de canales que irrigaban las num erosas terrazas y "metepantles"
agrícolas (bancales agrícolas, te rrazas bajas con refuerzo de magueyes), que se
extendían p o r cientos en la ladera m eridional del Tetzcotzinco.
Esta área de agricultura intensiva fue u n im p o rtan te pilar en el sostén
económico de la cabecera im perial acolhua, u n a de las tre s que integraban la
Triple Alianza. El hecho que detonó la construcción del conjunto m onum ental,
que tran sfo rm ó radicalm ente el paisaje regional del Acolhuacan septentrional
du ran te los siglos XVyXVI, fue una inten sa sequía ocurrida hacia 1450 y que se
prolongó siete años (Medina, 1997:47).
Sobre el Acolhuacan contam os adem ás de los restos m ateriales, con
m uchas evidencias históricas, en la m ayoría de las cuales figura el hueytlahtoani
Nezahualcóyotl como personaje principal, en su doble papel de gobernante e
"ingeniero”de esas y o tras obras públicas de la cuenca de México (Rojas Rabiela,
1984). Algo que resulta curioso y que fue señalado críticam ente desde hace
años p o r Palerm es que frecu en tem en te estas construcciones hidráulicas, cuya
orientación principal era la agricultura, son descritas en las fuentes coloniales
como huertos, casas, jard in es y bosques de "recreación" o “de placer", sin duda
porque en p a rte lo eran, pero como es evidente al exam inar los textos, los fines
de m uchas de ellas eran m ás bien productivos.
Así, Nezahualcóyot tuvo diversas "casas de recreación”, bosques y jardines
en varios lugares del Acolhuacan, pues adem ás del Tetzcotzinco disfrutó del
Hueitecpan ("gran palacio", jard in es y recreaciones), los Cillan (palacios de su
padre), los palacios de su abuelo Techotlalatzin, adem ás de los que hizo du ran te
su gobierno:
... com o fu ero n el bosque ta n fam oso y celebrado de las historias, Tetzcotzinco, y el de
Quauhyácac, Tzinacanóztoc, Cozcaquauhco, C uetlachatitlan o Tlatéitec, y los de la laguna
Acatetelco y Tepetzinco. Estos bosques y jard in es estab an adornados de ricos alcázares
su n tu o s a m e n te labrados, con sus fuentes, atarjeas, acequias, estanques, baños y o tro s
lab erin to s adm irables, en los cuales te n ía plan tad as diversidad de flores y árboles de todas
suertes, peregrinos y traíd o s de p a rte s rem otas: adem ás de los referido, te n ía señaladas
cinco su e rte s de tierras, las m ás fértiles que había cerca de la ciudad, en donde p o r g u sto y
en tre te n im ie n to le hacían sem enteras, hallándose al beneficio de ellas personalm ente, com o
era en Ateneo que está ju n to a la laguna en el pueblo de Papalotlan, y en los de Calpolanpan,
M azapán y Y ahualiuhcan (Alva IxÜilxóchitl, 1977, t. II: 114, cap. XLII).
Acueducto Tetzcotzinco sobre talud. Foto: Foto Michael Calderwood, en Medina, 1997.
Rio principal y caudaloso no hay ninguno en esta ciudad [Texcoco] ni cerca de ella, porque
los arroyos de agua que corren p o r ella apenas pueden llegar a la laguna en tiem p o de secas.
Aun p ara esto fue m e n e ste r in co rp o rar y reducir en uno m uchas fu en tes de sus propios
nacim ientos, q u itándolos de sus cursos y corrientes naturales, recogiéndolos en caños y
acequias que p ara ellos hicieron Nezahualcoyotzin y Nezahualpiltzintli... (Pom ar 1941:53).
No fuim os d irectam en te a T etzcutzingo mismo, sino a o tro cerro que está conectado con
él p o r u n acu ed u cto de inm enso tam año, a lo largo del cual cam inam os. En esta p a rte las
m o n ta ñ a s son de pórfido y el canal del acueducto está construido p rin cip alm e n te con
bloques de ese m aterial, sobre el cual el estuco aplanado con el que un a vez recubrió su
in terio r y exterior, p erm anece todavia bien conservado. El canal no está m o n ta d o sobre
arcos, sino sobre u n talu d m acizo de ciento cincuenta a doscientos pies de alto y del an ch o de
u n a ro d ad a de carru aje (en Palerm [1955], 1972:128).
De acuerdo con el reciente estudio de Medina sobre los restos de las obras
del Tetzcotzinco, en el espacio habitacional sagrado del cerro se labraron el
palacio (en la p a rte media), los baños, estanques y jardines (de Tenayuca,
Tollan y Tetzcoco, ubicados sobre la calzada perim etral, al igual que el colector
principal) y el edificio m ilitar (en la cima), algunos labrados en la piedra, otros
que la com binaron con m anipostería, roca y argam asa, o bien, que fueron sólo
de argam asa con cimbra, recubiertos con estuco policromado.
Posible m aqueta sistem a hidráulico de Tetzcotzinco, 1975,
Foto:Teresa Rojas Rabiela.
C analybaño del i^ey,Tetzcotzinco.Foto:José Luis M artínez,2006.
... lab rad o s en la roca o co n struidos con arg am asa (hecha con cal y tezontle, p erfe ctam en te
m oldeable, ligera y durable) y que seguían las curvas de nivel, casi p o r los p a rte a g u a s de
lom eríos suaves y bordeando las crestas po r uno de sus lados, p ara llegar a las te rra z a s de
cultivo... en las laderas de las elevaciones se rran as y piam ontarías... En el sistem a cen tral y
el sistem a s u r (que es el del Tetzcotzinco) se construyeron albarradones de roca, m a teriales
cem e n ta n te s y tie rra que u nieron los cerros llevando en sus lom os el canal de a g u a ... (Medina,
1997:204).
Para el ad o rn o y servicio de estos palacios y jardines y bosques que el rey tenia, se ocupaban
los pueblos que caían cerca de la corte p o r sus tu rn o s y tandas; de los cuales p a ra el servicio,
ad o rn o y lim pieza de los palacios del rey, eran señalados los pueblos de Huexotla, Coatlichan,
Coatepec, Chim alhuacan, Iztapalocan, Tepetlaoztoc, Acolma, Tepechpan, Chicuhnautla,
Teyoyocan, Chiauhtla, Papalotla, Xaltocan y Chalco, que servían m edio año; el o tro m edio
año era a cargo de los pueblos de la cam piña, que eran O tom pan, T eotihuacan, Tepepolco,
Zem poalan, A ztaquem ecan, Ahuatepec, Axapochco, Oztoticpac, Tizayocan, Tlalanapan,
Coyoac, Q uauhtlatlauhcan, Quatleaca y Q uauhtlatzinco. Para la recám ara del rey estaban
señalados los pueblos de Calpolalpan, M azaapan, Yahualiuhcan, Ateneo y Tzihuinquilocan; y
p ara los b o sq u esy jard ines las provincias deTolantzinco, Quauhchinanco.Xicotepec, Pauhatla,
Yautepec, Tepechco, Aliuacayocan y Q uauhnahuac, con sus pueblos sujetos, acudiendo por su
tu rn o y ta n d a al dicho efecto, teniendo cada provincia y pueblo a su cargo el jard ín , bosque o
lab ran za que le era señalado. De los jardines, el m ás am en o y de curiosidades fue el bosque de
T etzcotzinco... (Alva Ixtlilxóchitl, 1977,1.11:114).
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Sistema hidráulico de Hierve el fipua x| lo
Cañada de Cuicaílán. Ookqcq
Hierve el Agua, en Oaxaca, es un sitio notable porque allí se preserva un sistem a
fosilizado de canales y terrazas, que en el pasado rem oto estuvo alim entado
p o r u n m an an tial perenne con alto contenido de carbonato de calcio (Kirkby,
1973:117, Fig. 46; Neely, 1967:15-17; Caran y Neely, 2006).
Pero de sim ilar im portancia a la de los restos de Hierve el Agua son los
vestigios de canales de piedra y calicanto y de acueductos localizados en la
cañada de Cuicatlán, an tañ o alim entados con el agua de los arroyos o ríos
Chiquitos, asim ism o asociados con terrazas. En este caso es posible que para
conectar un tra m o de canal con o tro a través de los accidentes topográficos
como barrancas, m o n tañ as u otros, ta n abundantes en la región, los antiguos
usuarios hayan usado canjilones o canoas de madera, a sem ejanza de los
que se em plean actu alm en te en la vecina población de Atlatlauca (Hopkins,
1974:239-247, Fig. 6).
M anantial, canal y te rra z a s en Hierve el Agua, Oaxaca. Foto: José Luis M artínez, 2007.
Sistema de riepo permanente del río
Teotihuacan, Estado de jJlémco
Uno de los sistem as de riego m ejor conocidos desde el p u n to de vista histórico
y etnográfico es el de Teotihuacan, debido en p a rte a la atención despertada
p o r los restos de la antigua urbe del Clásico situados en su valle. El río
Teotihuacan es el m ás septentrional de los trib u ta rio s de la v ertiente oriental
de lá cuenca de México que vertía sus aguas en la laguna de Texcoco, originado
en los m anantiales que b ro ta n en las inm ediaciones del pueblo de San Ju an de
Teotihuacan, en la p a rte suroeste de la ciudad sagrada; eran casi un centenar
hacia 1920 cuando Manuel Gamio realizó allí su investigación; ten ían entonces
u n aforo de en tre 1000 y 1500 litros p o r segundo, y su caudal au m en tab a en la
época de lluvias con los arroyos de O tu m b ay las aguas de las vertientes de los
m ontes cercanos (AGN, Desagüe (1782), vol. 22, núm . 187, "Relación anónim a de los
ríos..."; UTA, JGI, Desagüe, IV, "Noticia de los ríos y lagos...", ff. 2-3 y 5; Cuevas, 1748:25-
26; Cepeda, 1637; en Rojas Rabiela 1974:97).
Sistem a de riego del rio Teotihuacan, según la relación geográfica de Teotihuacan, 1580.
El río h a drenado la am plia p a rte baja del valle de Teotihuacan, y al m enos '
desde tiem pos toltecas (ca. 1000 d.C.), sus cam pesinos h an aprovechado sus
aguas p ara irrig ar sus tierras, adem ás de que en la zona de los nacim ientos
de los m anantiales construyeron parcelas tipo chinam pa de tie rra adentro o
cam po elevado (Millón, 1973:47; véase Gamio, 1979, t. 4:87; Sanders, 1957:118; Millón
etal, 1962:502; Charlton, 1970:263-264; Rojas Rabiela, 1974:97; Sanders, 1976:103).
Ju an B autista Pomar, en su Relación de Texcoco (1592) recogió la tradición que
reg istra la desviación del río Teotihuacan hecha p or Nezahualcóyotl:“...y otro rio
que nace de las fu en tes de Teotihuacan..., que asimismo Nezahualcoyotzin sacó
de su vía y tru jo a u n a casas de placer como a u n cuarto de legua de esta ciudad
[Texcoco], que llam an Acatetelco...”. Esta obra es apreciable aún en el Mapa de
Upsala, fechado hacia 1555 (Linné 1948, Láms.XyXI).Ya antes com enté que estas
"casas de placer”y otras "de recreación”h ab rían sido m ás bien zonas agrícolas
irrigadas en poder de las casas nobles de los gobernantes prehispánicos. Pero
en la época en que Pom ar escribió sobre estas obras ya estaban destruidas;
... a h o ra no llega a ellas [a las casas de placer de Acatetelco] por e s ta r en m uchas p a rte s
rom pido y co rre r p o r diferentes vías, porque después que se acabó el p o d er que te n ía n los
sucesores de estos señores, se ha n caído y venido en g ran dism inución y ru in a to d a s sus casas,
y u n a de ellas es é s ta (Pomar, 1941:53.)
Es tierra, la de los sujetos, falta de agua: beben los n atu rales de jagüeyes; excepto la cabecera,
q[ue e]s ab u n d o sa de agua [y] tie n e m uchas fuentes en poco trecho, de que procede u n río
grande... Riéganse, con el agua de dicho río dos leguas de tierra, q[ue e]s to d a su co rrien te
h a s ta e n tr a r en la laguna, p asan d o p o r los pueblos de Aculma, Tepexpa y Tequizistlan y t[é]
rm in o de Tezcuco. Es tie rra abundosa de pastos y m an ten im ien to s (Acuña, 1985, t. 7:233).
La Relación cleAcolman, por su parte, señala;
Está asen tad o la cabecera de Aculma en un llano, al pie de u n a lom a llana: es raso. No tiene
ningu[n]a fuente: pasa, p o r el d[ic]ho pueblo, el rio que dicen de Son Juan, dividido en tre s
acequias de agua, con que riegan g ran pedazo de tierra, casi de un a legua en largo y m[edi]a
en ancho; es fértil de pastos y de m an ten im ien to s (Acuña, 1985, t. 7, Relación deAcolman-224).
Pasa p o r el d[ic]ho pueblo de Aculma el rio que llam an deSanJu[an], p a rtid o en cu atro acequias:
llevará cada un a de ellas dos bueyes de agua. Riégase con ella, casi u n a legua de tie rra (Acuña,
1985:231).
La Relación de Tepexpair.
La Relación de Tequisistlan:
Su asiento y sitio es en un llano bajo, e n tre acequias de agua, m uy cerca de la laguna. (Acuña,
1985, Relación de Tequisistlan: 241).
Pasa p o r la p[a]rte del levante del d[i]cho pu|ebl]o de Tequizistlan, el rio que llam an de San Juan,
en u n a acequia hon da [a] dos tiro s de arcabuz clel d[i]cho pueblo: riegan con él casi m edia
legua de tierra. (Acuña, 1985:243).
"1. u n dique de tierra, que perm itía rep resar u n a buena can tid ad de agua; 2. o tra pequeña
presa, d estin ad a a desviar la corrien te hacia las curvas de nivel m ás altas y reg ar así m ayor
can tid ad de tierra; 3. o tro dique m enor, cuya función parece h a b e r sido la m ism a, 4. una serie
de canales, co n ectan d o estas obras en tre si y llevando el agua a las m ilpas del n o rte del pueblo
de A tlatongo' (Palerm [1961], 1972:97).
... lag u n eta que en la p rim era fundación se halló en este lugar, de donde deriva el nom bre
del pueblo y le llam an Apasco Yaotl, que quiere decir donde está u n a cosa redonda de agua
en fo rm a de lebrillo. Que este dicho lugar d estin a ro n p ara en su circuito se fabricase dicho
pueblo (AGA, San Francisco Apasco, 23,2453: C uaderno 5, f. 6r-6v).
... cogian y de presen te cogen m ucho m aíz y ají, y o tra s sem illas de que son aprovechados...
Es tie rra llana d esta jurisdicción, rasa, sin m ontes. T iene pocos ríos, au n q u e de algunas
fu e n te s tiene algunos anoyatos que comen y son de provecho a estos naturales porque son fáciles de
atajar. (Acuña, Relación deAtitalaquia, 1985, t. 6:59).
El pueblo [de Apasco] está situado en un a lom a baja a las faldas de unos cerros de piedra para
h acer cal que está n pelados sin árboles. A la p a rte del p o n ien te pasa una vega de tie rra s que
son 40 b razas del pie a la m ano de largo y cu atro de ancho, y sin estas tie rra s de riego tienen
o tra s de tem poral; pasa p o r la dicha vega un arroyo de agua dulce, tien e de largo una legua
y de ancho en p a rte s un tiro de ballesta y en p a rte s de arcabuz, y a la p a rte del o rien te y a la
del n o rte tien e tie rra s de vegas b u en as que labran cuando les parece [...] tie n e n una vega
de u n a legua de largo de riego donde cogen m ucho maíz, frijol y o tra s legum bres, que po r su
fertilidad vale la dicha vega m ás de cincuenta mil pesos (AGA, San Francisco Apasco, 23,2453,
"Diligencias p racticadas p o r el ju e z comisario, Cuaderno 2, f. 4v).
GsseeíayGSSB&aüessoeíaüaisaEíEiiGsssKauessBaaaxsSsa^^
frutales (Rojas Rabiela, 1988:89; García Castro, 1990:170-172). Una herm osa lám ina
del Códice Florentino recrea esta diversidad agrícola al describir a los tlalhuicas,
sus pobladores n ahuas en el m om ento de la conquista:"... son los que están
poblados en tierras calientes, y son nahuas, de la lengua mexicana; dáse en su
tie rra m ucho algodón y ají y todos los dem ás b astim entos (Códice Florentino,
Lib. 10, cap. 29, f. 136r).
En u n a región vecina, la Tlalnahuac (Oriente de Morelos), los cam pesinos
cultivaban de riego hacia 1564, com binando diversas plantas y ciclos que
dan cu en ta de la complejidad de esta agricultura en los valles tem plados y
calientes:
... siem b ran dos veces en el año, m aiz en u n a tie rra y en la m esm a tie rra a vueltas de ello y
después de cogido, ají e m elones e cam otes e frijoles e chía y o tra s sem illas que ellos tie n e n
p o rq u e com o es tie rra de regadío no la dejan holgar (Mieras... Cortés, 1946:230).
... que es verdad que en algunas tie rra s de regadío siem bran cu atro sem illas en un año, com o
es algodón y ají y m aíz e frijoles, porque lo uno siem bran en tre los o tro s (Nuevos... Cortés,
1946:236).
... to d o el año tie n e n las tie rra s sem b rad as,y en una tierra cogen tre s o cu atro géneros de
cosas en un año, com o el m aiz y ají y frijoles, e m elones y calabazas, to d o ju n to en un añ o y en
una tie rra ... (Nuevos... Cortés, 1946:179-180).
Toda la tie rra de estos tre s pueblos con sus sujetos, es tie rra caliente y estéril en sí... y la m ayor
p a rte della es llana y lo dem ás son cerros no m uy altos, ásperos y p edregosos... y p o r en tre
estos tre s pueblos pasa el río que viene de Atrixco del cual sacan g ran d es acequias de agua
p ara reg ar sus sem enteras, que tienen to d o el año de m aíz y trigo, garbanzo, frísoles, ají, chía,
calabazas y algodonales; y toda la ribera del dicho rio son árboles de fru ta , ansí de la tie rra
com o de Castilla (Suma, 540:212-213).
Este pueblo está en la provincia de los C oatlalpanecas... Es tie rra caliente y estéril, to d o lo
m ás son cerros ásperos y secos excepto u n a legua que hay hacia lzúcar de regadío. En la cual
hay p a rte s m enos de un cu arto de legua de ancho y va to d o lleno de árboles de fru ta s de la
tie rra y de Castilla y en este pedazo de tie rra se da m uy bien to d as las cosas que en ella se
siem b ran (Suma, 541:213).
Este pueblo de Tepapayeca está en un llano, es tie rra tem pladas y está asen tad o ju n to a un
rio del cual salen m uchas acequias p ara regar, tien en m uchos árboles de fru ta s de Castilla
y de la tie rra y cogen algodón aunque poco..., y hay en el Valle m uchas fuentes e ríos que se
aprovechan p ara riego (Suma, 553:223).
De Tlilapan;
Este pueblo está en la provincia de los Coatlalpanecas. Pasan p o r este pueblo dos arroyos que
el u n o se llam a Achuechueyo y el o tro Tilatl. Es tie rra caliente y estéril y no m uy fragosa... dáse
m aíz y o tra s leg u m bres con acequias que sacan de los arroyos con lo que riegan,y a esta causa
se podrá d a r trig o y árboles de fru ta ansí de Castilla com o de la tie rra ... (Suma, 542, pp: 113-114).
... n o se co n stru ían en p lan ta perpendiculares al cauce del agua -pese a re q u e rir un m en o r
volum en de o b ra- sino que se tra z a b a n con un notable sesgo o esviaje, que p e rm itía em balsar
m ayor can tid ad de agua, ofrecer un a m en o r resistencia y encauzar m ejor las aguas del río al
caz o canal. Los azudes te n ia n generalm ente m uy poca altu ra y un perfil tran sv ersa l suave
y red o n d ead o con la finalidad de que, cuando las aguas del rio viniesen crecidas, el azud
pudiera q u e d a r sum ergido sin opo n er una g ran resistencia al paso de las aguas ni su frir
graves d añ o s... En m uchas ocasiones, las avenidas de los rios eran ta n im p o rta n te s que lo
m ás práctico era construirlos de m an era rústica, con barro, hierba y piedras, rehaciéndolos
a n u a lm e n te d u ra n te los estiajes (Obras, 1993:240-241).
Cortina o bordo de una presa efím era hecha con tierra, reforzada con varas entretejidas y piedras
Acatlán, Guerrero. Foto:Teresa Rojas Rabiela.
Vega irrigada, posib lem ente con presas derivadoras efím eras.Tlalcosautitlan, Chilapa (Guerrero).
AGN, Tierras, 2719, exp. 14, f. 8. Cat. 1803.
Pero debo ex p o ner a la integ rid ad de vu estra excelencia que com o el tiem p o de los riegos de
las se m e n te ra s de trig o y m aiz se hace en el tiem po de secas, no hay el m en o r riesgo [de que
a causa de las p resas se in u n d e en tiem p o de lluvias u n cam ino vecino], que luego que [las
presas] ya no se necesiten (que es cuando em pieza a llover) se quiten, com o sucede con las que
se pon en en la h acien d a de Careaga y o tra s que to m a n sus aguas del m ism o rio (AGN, Desagüe,
Vol. 22, exp. 13, f. 10r; en Pérez Rocha, 1982:113-124).
Presa clerivadora efím era, Acatlán, Guerrero. Fotos: Teresa Rojas Rabiela.
Ríos, canales y posibles presas derivadoras en el Lienzo de Zacatepec nú m ero 2,
Oaxaca, siglo XVI, INAH, 35-63.
\rñ.
... el agua de dicho río era m uy caudalosa y de m ucha agua ... y ... al tiem p o que [los indios]
te n ia n necesidad que usasen de sus riegos, lo cual hacían y habían hecho siem pre en tiem p o
de seca que q u erían se m b ra r y respecto de que to d as las tie rra s que se m b rab an eran bajas
y unidas, so lam en te regaban un a vez p ara labrarlas y no había m e n ester la dicha agua an tes
ni después... en tiem p o de las aguas nunca te n ía n presa ni agua en sus acequias y lo que
h acían era que en cada año se ju n ta b a n diez mil indios en el tiem po de la seca a h acer la dicha
presa de b a rro y m uchas veces no la acababan y se q uedaban sin regar, y o tra s con cualquier
aguacero que se ofrecía en la seca se rom pía y de aquella m an era se qued ab an sin ninguna
agua... (AGN, Tierras, Vol. 2684, f. 9r, año 1587; en Rojas Rabiela, 1974:87-89).
o 10 20 m
GsmismmsiíBimmmmeimssmm m em sm im sM m m Bm M m mimeteííam sw im o
Los depósitos pluviales en cimas
Diversos autores h an repo rtad o sistem as de riego en cimas m ontañosas
planas o niveladas artificialm ente, en las cuales se construyeron bordos o
m uros de piedra y tie rra p ara recolectar agua de lluvia p ara luego conducirla
y derram arla sobre los cam pos de cultivo situados en las laderas. Existieron
en el cerro Coatlinchan (Texcoco),Tamaulipas, San Luis Potosí y Oaxaca (Rojas
Rabiela, 1988:152; apud MacNeish, 1958; citados en Hopkins, 1974:23). Es u n tem a
poco investigado y abierto a la investigación.
Sistemas de
humedad/íiepo en lapunas
estacionales, arenales i; vepas
La agricultura de hum edad, en general, se h a descrito como aquella practicada
en terren o s n atu ralm en te húm edos y que p e rm ite n el cultivo sin riego o sin
lluvia. La obra dirigida por el fraile Sahagún reg istra su nom bre náhuatl,
chiauhtMIi, que traduce como “tierras que son húm edas de su n atu ral por ser
bajas y aunque no llueva tienen hum edad y son fértiles, y cuando llueve m ucho
se pierde lo que en ellas se sembró." (Sahagún, 1975:702, Lib. XI). Aquí incluyo
algunos ejemplos sobre el uso y transform ación de algunas tierras húm edas
que, en ocasiones, adicionalm ente recurrieron al riego “de auxilio", sea con
recipientes a p a rtir de pozos o de otros m étodos p a ra encauzar el agua de ríos
y lagunas cercanos, en caso de presen tarse sequía.
Los terren o s húm edos com prenden u n a gam a relativam ente amplia:
lechos y playones de ríos, lechos de lagunas que se secan p a rte del año, zonas
con alto nivel freático o con suelos que retien en la hum ed ad (especialmente
en laderas m o ntañosas desm ontadas p ara la agricultura), y hoyas húm edas.
En sum a, terren o s cuya distribución fue dispersa y relativam ente limitada.
Algunos de los sistem as de riego en terren o s de hum edad los conocemos
m ediante docum entos históricos y etnografía debido a su pervivencia, sobre
todo en Guerrero, Michoacán y Oaxaca (río Balsas). Los ejemplos son de varias
épocas y provienen de u n a relación geográfica del siglo XVI, de las obras de
Antonio de Alzate (1791), Pedro Armillas (1949), Silvia del Amo (1988), Catherine
Good (2005) y Gerardo Gutiérrez (2002).
De Tetela, situado en tre dos ríos, dice la relación geográfica de Ichcateupan,
de 1579:
Pasan, p o r ju n to a este pueblo, dos ríos, q[ue e]l uno, q[ue] viene p o r la b an d a del norte, es el
caudaloso, q[ue] siem pre tra e m ucho agua [y] que no se puede vad ear en nin g ú n t[iem ]po del
©se© 220
año. En sus rib eras sie m b ran maíz, algodón, pepitas y melones, y, esto, en los arenales q[ue]
q u ed an sin ag u a cuando baja el rio. Llámase este rio Hueyatl, q[ue[ quiere decir "rio grande'.
El o tro q[ue] pasa, y viene de hacia el sur, le llam an Apitzactli, q[ue] quire decir 'rio pequeño'.
En este rio tie n e n algunas h u e rta s de cacao, que, con el agua q[ue] sacan dél, las riegan. Y,
asim ism o, a su t[iem ]po del año, sacan agua p ara reg ar algunas se m en teras de maiz; y no es
en g ran can tid ad p o r se r poco lo que se puede regar, po r ir e n tre sierras [el agua] (Acuña, 1985,
t. 6312).
Se sab e que en las cajas o cauces de los ríos, cuando finalizan las lluvias, en los recodos, y a u n
en las orillas de la co rrien te se verifican planos cubiertos con arena, com o ta m b ié n que bajo
la are n a de los to rre n te s o cauces que sólo tien en agua en tiem p o de lluvias, en el fondo de la
arena, en don d e é s ta se un e a u n suelo firm e, siem pre se verifica hum edad...
... Luego que finalizan las lluviasy que los ríos dejan enjutos los arenales, disponen hoyos h a s ta
e n c o n tra r con el suelo firm e, y siem bran la sem illa de sandia: según la p la n ta va creciendo
van llenando con a re n a el hoyo, dejando libre la extrem idad de la planta, la que vegeta con
vigor p o r la h u m e d a d de que las raíces la proveen. Cuando la p la n ta su p era al plano de arena,
acab an de llen ar el hoyo, y u n a p la n ta cuya sem illa se halla e n te rra d a dos varas o m ás, a la
vista se p re se n ta com o si la h u b ieran sem brado en el m éto d o reg u lar (Alzate, 1831, t. 2:395-
396).
Pedro Armillas (1949) propuso que este uso com binado de agricultura de
hu m ed ad con riego en los "bajiales" (sangrando los ríos, o con riego m anual)
para cultivar "huertos", parece h ab er sido general en el Balsas Medio". Los
observó en Comelagarto, municipio de Totolapa, en el rio Mezcala.
Silvia del Amo y colaboradores (1988) los estudiaron en Oapan y Tetelcingo,
situados a500y700 m sn m respectivam ente, con te m p eratu ras m edias anuales
de 20 a 22 "C.Allí, cuando el Balsas baja su caudal d u rante las secas, deja grandes
playones arenosos húm edos que aprovechan los cam pesinos tem poraleros de
habla n áh u atl que h a b ita n en las p artes altas, que bajan a cultivarlos e incluso
se quedan a vivir allí tem p o ralm en te p ara cuidar las siembras. Comienzan
a tra b a ja r el 2 de noviem bre y concluyen a m ediados de mayo, cuando se
espera la creciente del río. Siem bran hortalizas: ajo, cebolla, melón, sandía,
cam otes, cilantro, huauhzonüi, tom ate, chile, y flores: cempoalxóchitl, girasol
ypopoyito.
El sistem a consiste en el cultivo de pequeñas áreas p o r familia (veinte
po r diez m etros, aproxim adam ente), con alta diversidad de cultivos, uso de
almácigos, in stru m en to s m anuales (cachala, espátula, tra n ch e te o cochicole,
machete), abonos orgánicos (estiércol de vaca, fiemo de m urciélago y
zontecuitlatl o nido de horm igas "zontetas") y riego de auxilio (con cubeta
desde pozos excavados cada vez, o del rio). Por su g ran suavidad, el suelo sólo
se trab aja ligeramente, para prepararlo en fo rm a de "macalis" y "tecalis", es
decir, de almácigos rectangulares p ara echar a nacer algunas plantas y luego
trasp lan tarlas a los tecalis, o bien, a otros te rre n o s de cultivo. Los tecalis son
hoyos de cuaren ta a cincuenta centím etros de profundidad hechos en el
arenal, en cuyos fondos húm edos se depositan las semillas (maíz, sandía y
melón), o plántulas (procedentes de los macalis); se ta p a n con una capa de
estiércol y luego con arena. Cada año los tecalis se rehacen porque la creciente
los arrasa (hacia el 15 de mayo ya se abandonaron).
Catherine Good (2005) registra el cultivo en arenales con riego de auxilio,
a todo lo largo del río Balsas, desde Tlacozotitlan y Mezcala, zona en que
los llam an “h u erto s de hum edad”, trabajados p o r los cam pesinos nahuas
que h ab itan en poblados situados en los bancos del río o en las m ontañas
adyacentes, en tre los 500 y los 800 m snm , en que practican la agricultura de
tem poral. Al te rm in a r la cosecha de tem p o ral las familias extensas escogen
los tram o s del cauce del río en donde los sedim entos se h a n depositado y
allí construyen pequeñas terrazas con cam as planas rectangulares, las m ás
bajas de las cuales reciben hum edad p o r infiltración, pero las m ás altas son
irrigadas a mano. Otras h u ertas se hacen con u n a serie de cam as de uno por
tre s m etros, en ocasiones alternadas con pozos someros. Los campesinos
esperan te n e r en producción co nstante de enero h a sta mayo u n a variedad de
plan tas de ciclos cortos. Los h u erto s hechos en los arenales y sedim entos que
el río deja al final de la tem p o rad a de lluvias se cultivan de diciem bre a mayo,
m es en el cual com ienza el tem poral y los h u e rto s son arrasados por el río
(Good, 2005; mapa:114).
Gerardo Gutiérrez, por su parte, d ocum enta u n sistem a de riego con
presas derivadoras (“bordos”o “bocatom as”) y la construcción de unas parcelas
tem porales en los arenales del río Tlapaneco y en sus trib u tario s (perennes), en
la m o n ta ñ a de Guerrero. Los cam pesinos llam an a estos terren o s artificiales
"trom pezones” o tlachiquihuites (tequichiquihuites), que se benefician con el
riego que cada pueblo to m a y canaliza desde el río, aprovechando el suave
desnivel m ediante u n a “boca de canal" que p erm ite elevar el agua e irrigar
las parcelas situadas h a sta cuatro m etro s p o r arrib a del cauce durante la
tem p o rad a de secas. Mi observación directa hecha en 2006 m e p erm ite sugerir
que en el pasado los bordos que sirven p ara derivar y canalizar el agua, que
hoy son de tierra, piedra y cemento, fueron presas derivadoras efímeras, hoy
estabilizadas, como lo h a n sido las de Acatlán, que observé an tes de dicho
proceso.
T rom pezones o te rre n o s ci-eados en la vega del lio m ediante la cap tu ra artificial de sedim ento
e irrigados con presas derivadoras y canales. Tecoyo, Alpuyeca, Guerrero. Foto: G erardo G utiérrez
M endoza, 2002.
G¿s0s¿au^mau6ss8sme$aB®iH3SSBíaufis9ee^vS8&a&ss¡aíKaü^^
He co n tad o casi 3 000 parcelas de tie r ra de tro m p e zó n en los angostos valles del rio Tlapaneco.
El ta m a ñ o pro m edio de estas parcelas es de 1 ha. Calculo que la superficie to ta l de te rre n o
creado p o r este sistem a en la cuenca del rio Tlapaneco es de no m ás de 3.5 k m 2. Sin em bargo,
su p o d er p a ra c a p tu ra r sedim entos es im presionante, con u n volum en estim ado de suelo rico
en m a te ria orgánica de 7 000 m 3 (Gutiérrez 2002; 2008, dibujo y foto: 84).
Sistemas hidráulicos jj formación de
lagunas artificiales
La capacidad de los prehispánicos p ara realizar obras hidráulicas con fines
m últiples (agrícolas, cría de anim ales y plantas acuáticas, navegación) queda
de m anifiesto en algunas fuentes históricas, d irectam ente relacionadas con
la form ación de “lagunas" artificiales m ediante presas o bordos. Al caso ya
m encionado de la laguna-presa de Totoltepec, en el n o rte de la cuenca de
México, relacionado con el sistem a de riego del Cuautitian, hay que agregar
dos ejemplos m ás que proceden de Coatepec-Tula, Hidalgo, y Amanalco, Estado
de México. Pero antes, cabe enfatizar que la habilidad que tuvieron diversos
pueblos prehispánicos p ara fo rm ar cuerpos de agua artificiales, o su espejo:
“deshacer" cuerpos de agua naturales m ediante el drenaje y su p u e sta en uso,
se m anifestó no sólo en las regiones altiplánicas del centro de México, sino
tam b ién en los hum edales de las tierras bajas tropicales, en donde la intensa
sequía estacional sirvió como d eto n ad o r p a ra la construcción de camellones
que sirvieron p ara el cultivo y al m ism o tiem po p a ra conservar el agua de esos
depósitos naturales, adem ás de habilitar vías de navegación a través de los
canales y en general p ara aprovechar otros beneficios como la caza, pesca y
recolección de productos biológicos (como lo sugiere Siemens, comunicación
personal; Siemens, 1998).
Puestos allí m an d ó el ídolo en sueños a los sacerdotes que atajasen el agua de un rio m uy
caudaloso que p o r allí pasaba, p a ra que aquella agua se d erra m a se p o r to d o aquel llano, y
to m a se en m edio aquel cerro donde estaban... Hecha la pre sa se extendió y d e rra m ó aquella
ag u a p o r to d o aquel llano haciéndose u n a m uy herm o sa laguna, la cual cercaron de sauces,
álam os, sabinos, etc. Crióse en ella m u ch a ju n cia y espadaña, p o r cuya causa la llam aron
T ula... Com enzó a te n e r g ran d e abundancia de pescado y de aves m arin as... (Códice Ramírez,
197926-27).
H uitzilopochtli m an d ó a los ayos que deshicieran la represa y reparos de la to m a del agua con
que se hacía aquella laguna, y que dejasen ir el rio que habían represado p o r su an tig u o curso,
lo cual p u siero n luego en obra,y desaguándose p o r allí to d a aquella laguna quedó aquel lu g ar
seco de la m a n e ra que an te s estaba... y asi salieron de aquellos térm in o s de Tula el añ o de 1168
(Códice Ramírez, 1979:27;28).
... que nace de u n os ojos que bajan de las Sierras altas que la rodean, y los N aturales de ella
hallaro n in d u stria de cóm o d esaguarla y echarle las presas a su tiem po, de ta l m a n e ra que
al tiem p o de las aguas está llena, así del agua de los m an an tiales com o [de] la [que] v ierten
las Sierras en avenidas, y se cría pescado, y al tiem p o del Verano, y la Cuaresm a, la desaguan, y
sie m b ran en ella m u ch as se m e n te ra s de maíz, y o tra s cosas (V etancurt, 1971, t. 2, p. I, cap. V: 35).
c jf? s r
esmí!m^vsmmmma3s!míwissm^mjssm^ix3ssmímsis(immssm¿m3ssmimsssísímsss&s¿msí0
GS9 e(22aQGS98 e 2 S ^ 3S ^ ^
ssseeaaoamaussaeegiaasaaeaiBiassB&airasaeeiassiaaaBa^^
F ig . 3.—Cuero
Zoquimaiti o "zoquicuero”p ara e x tra e ry vaciar el lodo del fondo de los canales a las chinam pas en
un dibujo de 1911. S antam aría, 1911.
Pozo para riego de auxilio.
GssBíayt^KaüGs^aüeaie^síjessBKífflKseeiHas^
El riego a b razo h a estado asociado con la agricultura intensiva, en
ocasiones p ara p roducir u n a segunda cosecha y h a sta una tercera en la m ism a
parcela; su p ráctica rep resen ta u n a fo rm a m uy eficiente de u sar el agua, si bien
implica u n a alta inversión laboral ya que el agua se saca del pozo o el canal y se
aplica p la n ta p o r planta, m a ta p o r m a ta o en los canalitos de las parcelas.
Una de las pocas referencias históricas localizadas respecto al riego a p a rtir
de pozos se en c u e n tra en la relación geográfica del pueblo de Chilapa de 1582:
.. .ju n to al pueblo p asa u n arroyo de poca agua y salobre: aprovéchanse algunos n a tu ra le s del
p a ra re g a r sus se m e n te ra s de aji y m aíz, el cual m aíz cogen dos veces en el año, au n q u e es poco
lo de regadío; y faltándoles e s ta ag u a se aprovechan de agua de pozos, que h ay m uchos en las
p ropias sem en terillas de riego (Paso y Troncoso, 1905-1907, t V, p: 179).
OBRAS HIDRÁULICAS
PARA LA CONDUCCIÓN,
CONTROL Y DRENAJE DE
AGUAS PLUVIALES
y. y e d - ic i o n , cLe C e n v y o ala-- T e m p lo etc la¡b C ari-tas fE / r c r io r d e i m dlesa^Ci.» eielmti.ro).
___ ( A tlI- c s ¿ e t a s e ^ e a - v a c i o i - t e ^ ) ___
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G s s e e z a ü G s s je e z a & G s s )^ ^
Una característica im p o rta n te que d em u estra los conocim ientos que los zem poaltecas
tu v iero n de hidrología es el hecho de que to d a esta vasta extensión se hallaba su rcad a por
una red de pequeños acueductos que pasaban bajo tierra, en donde p o r gravitación circulaba
el agua cristalin a que se distribuía en to d a la an tig u a ciudad y que se tom aba, m ás alto, en el
rio C hachalacas (García Payón, 1949, en B rüggem ann etai, 1991:32).
En to d a s las plazoletas de los m onum entos, debajo del b asam en to que so p o rta n las alm enas,
se en c u e n tra n series de agujeros rectangulares po r donde se escurrían las aguas a lo largo de
los cuerpos de las estru ctu ras, y ya m encioné a n te rio rm e n te que debajo de los m uros de los
recin to s este m ism o sistem a se e n c u e n tra en los lugares necesarios (García Payón, 1949, en
B rüggem ann etai, 1991:42).
Deasagüe en un m uro de Zempoala, Veracruz. Foto:Teresa Rojas Rabiela, 2008.
E stru ctu ra circular que bien pudo servir p ara reco lectar agua de lluvia.
Zempoala, Veracruz. Foto: Teresa Rojas Rabiela, 2008.
Palerm, apoyado en diversas fuentes históricas del prim er siglo colonial,
afirm a que en el m om ento del contacto Zempoala contaba con una población
de e n tre 80 y 120 mil habitantes, y tenía "un p atró n enteram ente urbano: casas,
palacios, templos, calles, plazas, distribución de agua corriente a las viviendas y
a las h u e rta s privadas, su b terráneos con desagües...”(Palerm, 1962:75).
En años m ás recientes, el arqueólogo Jaim e Cortés Hernández, m iem bro
del proyecto dirigido p o r Brüggemann, afirm a que en Zempoala hay
"evidencias del uso del agua p ara fines urbanos y de obras arquitectónicas,
como los sistem as am urallados, p ara proteger los edificios de las constantes
inundaciones." (Cortes, 1991:271)."El agua se obtenía del río Actopan o San Carlos,
ubicado a escasos 900 m. en la p a rte suroeste del antiguo asentamiento."
(Cortés, 1991:272). Sobre el desagüe urbano, docum enta seis de esos “ductos" o
canales subterráneos", cuya finalidad era desalojar las aguas residuales del
in terio r de los edificios, que eran colectadas y dirigidas hacia las p arte s bajas
del lugar p a ra em plearse en el riego agrícola (Cortés, 1991:273).
El propio Cortés da a conocer a través de una fotografía, la salida de uno
de los canales de desagüe, situado en la esquina derecha de la escalinata de
acceso al sistem a am urallado IV y que atraviesa la m uralla (Cortés, 1991:277-
291), pero agrega que la inform ación disponible no le perm ite dilucidar si los
m ism os ductos, canales o acueductos (en su sentido de conducto de agua) eran
sistem as diversos o integraban uno solo con varios fines: irrigación, desagüe
de aguas pluviales y drenaje de aguas usadas.
Sobre las h u e rta s irrigadas de Zempoala en el tiem po de la conquista,
fray Ju an de Torquem ada escribió a principios del siglo XVII que contaban
con "agua de pie", es decir, con agua perm anente, que ahora sabem os provenía
del sistem a de riego por canales alim entado del río vecino.-",.. era entonces
Zempoala grandísim a población y de grandes edificios... y en cada casa había
una huerta, con su agua de pie, parecía todo ju n to un deleitoso paraíso..."
(Torquemada, 1975, t. II, Lib. IV, cap.XIX: 81).
Otro posible elem ento con funciones hidráulicas en Zempoala es la
e stru c tu ra circular situada en el sistem a am urallado IV, sobre cuya función
encuentro dos interpretaciones: la de García Payón (1942, citado en Cortés
1991:274), p ara quien habría servido para el sacrificio gladiatorio; y la de Cortés
Hernández, quien considera que pudo ser "un colector de aguas pluviales o un
pozo excavado h a sta el nivel del agua, que tuvo una función d eterm in an tem en te
u rb a n a ..., ubicado cerca de la esquina de la plataform a del llam ado tem plo de
Las Chimeneas.”(Cortés, 1991:274).
H i c Q l c o l i u f i Q u i de Tajín, V eracruz
La e stru c tu ra m o n u m en tal conocida como Xicalcoliuhqui, así bautizada por
los arqueólogos p o r te n e r "un m uro en espiral" (Brüggemann, Guía INAH, s/f),
Xicalcoliuhqui, posible estru c tu ra para am a n s a r agua. Foto:Teresa Rojas Rabiela, 2007.
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Detalle de Xicalcoliuhqui.
Foto:Teresa Rojas Rabiela, 2007.
CAPÍTULO 4
OBRAS HIDRÁULICAS
PARA EL CONTROL DE LOS
NIVELES DE AGUA EN ZONAS
LACUSTRES, PANTANOSAS
E INUNDABLES
, n la com pleja historia cultural m esoam ericana las lagunas interiores
tuvieron u n papel m uy im p o rtan te p ara sus hab itantes desde tiem pos
m uy antiguos, ta n to p o r contener agua dulce (la mayoría) como p o r su
gran riqueza biológica. Me refiero en particular, aunque no en exclusiva, a la
serie de cuencas endorreicas localizadas a lo largo del Eje Volcánico Transversal
que se convirtieron en polos de atracción de las poblaciones hum an as desde
el principio m ism o de la ocupación del continente (mapa en West y Augelli,
1989:27).
Principales cuencas endorreicas de la Mesa central de México. W esty Augelli, 1989, p. 27.
P antano de Tabasco. Foto: Teresa Rojas Rabiela.
C hinam peria, poblados insulares y un tillar en form ación, rodeados de un canal en 1579. AGN,
Tierras, vol. 2681, exp. 6, 12.
Gsmtdmmifflssmóiimimíiwsemmmeiíiesmtómim&maimwsmíaaGímímissmiüesa
del régim en de lluvias, de los ciclos naturales de hum edad y sequedad, de los
suelos que producían m ás o m enos infiltraciones, de la dulzura o salinidad del
agua; adem ás de los fenóm enos de circulación de agua en tre las subcuencas
que las diferencias de altitu d y los fenóm enos de circulación de agua que éstas
producían. A pesar de lo anterior, se sabe que d u rante todo el periodo de la
ocupación h u m a n a la "situación no sufrió grandes alteraciones”(Palerm,1973:16).
La extensión de esta megacuenca, a p a rtir de los parteaguas m ontañosos, era
de unos ocho mil kilóm etros cuadrados, y la del sistem a lacustre con sus lagos
y pantanos, mil kilóm etros cuadrados (un octavo del total, to m ando como
lím ite aproxim ado la cota de los 2 250 msnm).
La cuenca de México fue el escenario no sólo de un tem p ran o sedentarism o,
sino de la construcción de una im presionante diversidad de obras hidráulicas,
ya reseñadas en varias p a rte s de este texto. Toca ahora abordar su tu rn o
a aquéllas cuyo objetivo principal fue el control de los niveles del agua,
directam ente relacionado con la creación de suelo artificial lacustre, ta n to
p ara h a b ita r como p ara cultivar en las ciénegas, cuya existencia dependía de
las obras y éstas de u n a alta densidad demográfica capaz de sostener la carga
laboral im plicada en obras, trabajo agrícola, m antenim iento y otras tareas
sem ejantes.
Los lagos de la cuenca de México y luego sus com partim entos artificiales,
funcionaban a m an era de vasos comunicantes, donde el de Texcoco (central)
era el m ás bajo y el que recibía los excedentes de los demás. El de México
(sección occidental del anterior) estaba m ás alto que el de Texcoco; el de
Xochimilco ligeram ente m ás que éste y el de Chalco todavía más. Por su parte,
la subcuenca septen trio n al estaba a “a b a sta n te m ayor altura que los lagos de
Texcoco y México, ascendiendo de m anera relativam ente pronunciada desde
Ecatepec, al extrem o sur, h a sta Zum pango y Citlaltépetl, al extrem o norte."
(Palerm, 1973:234). La com unicación en tre todos los vasos estaba directam ente
relacionada con el régim en pluvial e hidrográfico, a consecuencia de lo cual
los excedentes del tem poral procedentes del n o rte tendían a depositarse en
Texcoco y, a veces, a rebalsar sobre el de México y aun el de Xochimilco; pero
el m ayor problem a era que el agua de Texcoco era salobre. El efecto contrario
se daba d u ran te el estiaje o los ciclos de sequia, cuando los vasos quedaban
secos o convertidos en pantanos. Otro factor que influía en las diferencias
en tre los vasos era su régim en de alim entación, pues m ientras Chalco recibía
co n stan tem en te agua dulce de los ríos originados en la Sierra Nevada y de
num erosos m anantiales que bro tab an en su orilla e interior, lo m ism o que
Xochimilco, alim entado p o r el agua de Chalco y de sus propios abundantes y
caudalosos m anantiales, México recibía el agua del sur y la de varios ríos del
C hinam pero tra n sp o rta n d o p a s tu ra en su canoa. A trás o tro chinam pero y u n a red o salabre.Sin
fecha. FINAH, Fondo Étnicos, 21869.
poniente, algunos perennes y otros estacionales, adem ás del agua del lago de '
Texcoco. Éste, p o r su parte, era depositario del agua de todos los dem ás lagos,
sum ada a la de varios ríos torrenciales y uno p erm anente (Teotihuacan). En
los vasos del norte: Xaltocan, Zum pango y Citlaltepec, la alim entación era de
avenidas, excepción hecha del río perenne Cuautitian, a cuyo sistem a hidráulico
dedicam os algunas páginas en este texto.
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vtatí&mt*}:
JPr 'Trn^^Uf^
EB: '
"El sobredicho tectli significa en estas figuras en que an d a ocupado en re p a ra r las calles y p u en tes
que van a la mezquita"; cam ino o calle con su pu en te de madera". Códice Mendocino.
GssBaíauíaseKauessKíaüíSssBazaüíBssasíagssseKaesseezauesseeíaüGSSKiaüG^
La sitbcuenca su r de México según el m apa de Upsala (detalle), fechado alrededor de 1555 (el n o rte
se en cu en tra a la derecha). Pueden observarse ta n to la chinam peria con sus canales, calzadas y
albarradas, com o la tie rra firm e, asi com o las actividades desarrolladas en am bas.
dimensiones, form as y m ateriales; presas alm acenadoras y derivadoras;
puen tes de troncos; com puertas y em barcaderos, entre otros. Su construcción
y m an ten im ien to co n stan te perm itió la vida urb ana en el interior de las zonas
p an tan o sas y las lagunas de poco fondo, asi como en las riberas. En las laderas
las obras hidráulicas estaban conectadas con las lacustres y fo rm aban un
denso conjunto hidráulico.
So
tí •íl1'
cjp.°jsr
El segundo testim onio es de fray Juan deTorquem ada, quien escribe hacia
1604:
Volviendo a los labradores de esta Nueva España, decim os que los que h ab itan en la laguna
dulce que bojea esta ciudad de México, que sin ta n to trab ajo siem bran y cogen sus m aíces
y berzas, po rq u e com o to d o s sus cam ellones que ellos llam an chinam pas, que son surcos
hechos sobre las aguas cercados de zanjas, no han m en ester riegos, y cuando m enos del cielo,
son m ás sus panes: porque la dem asiada agua los ahoga y enferm a (Torquemada, 1977, Vol. IV:
249).
6ss8ea ¡cess8%aai8aee8Si8Bsso8aaHss888«)B<a8g8esiaaia8eaaiMsg«e ¡ ^
La construcción de la h u e rta altad a "se llevaba a cabo m ediante la técnica
de altado” -elevam iento o levantam iento-, superposición de m an era altern a
de capas de "planchas" de yerbas lacustres y de lodo del fondo de la ciénaga. Se
tra ta b a de "rellenar de planchas con tie rra encima, con objeto de ganarlos a la
laguna" (Albores, 1995:281), con u n a técnica m uy sim ilar a la de las chinam pas de
la cuenca de México. Por su lado, la “h u e rta zanjeada" o camellón "se hacía a la
orilla de la ciénaga, sobre el bordo ribereño, m ediante la técnica de "zanjeado",
tam b ién de m a n e ra idéntica a la acostum brada en la cuenca de México. En
to rn o a u n a superficie dem arcada y previam ente escogida como terre n o de
labor, se excavaba u n a zanja p ara llenarla luego con agua de la laguna. Una
variante consistía en “zanjear” en época de secas para in u ndar d u ran te las
lluvias. Algunos cam ellones m edian ocho m etros de ancho por veinte o tre in ta
de largo. (Albores, 1995:285).
<sssi^íaü^ES!aüeisxsx¡üisss^s>ai^ses^msssE^!SssmsMss9ie^&sssimmmiEZS)i¡c^^)Qí^sse¿sQí3¡o
CAPÍTULO 5
<22©
ALGUNAS PROPUESTAS,
ALGUNAS IDEAS A MANERA
DE CONCLUSIONES...
3S9
Introducción
ngel Palerm y Eric Wolf, basándose en los estudios de Gordon Childe
y Karl Wittfogel, subrayan la trascendencia de la aparición de la
JL JL ag ricu ltu ra de riego y la form ación de Ciudades-Estados que se deriva
de é sta en el Viejo Mundo. De hecho, la transform ación de aldeas agrícolas en
centros urbanos se origina, en b u en a medida, por el desarrollo organizado de
la irrigación. Con base en la agricultura de riego se intensifica la generación
de excedentes, se favorece el crecim iento de la población y la concentración
de la mism a, lo cual d esata otros procesos que dinam izan el comercio, la
especialización del trabajo, la invención de tecnologías, la acum ulación de
poder y el surgim iento de u n a división social constituida fun d am en talm en te
p o r com erciantes, sacerdotes, gobernantes, m ilitares y productores agrícolas
libres o som etidos.
Este enfoque postuló que aquellas culturas en la que se instituye la
agricultura hidráulica organizada, "la m asa crítica hidráulica" de la que
hablaba Palerm (Palerm, 1973), son capaces de revolucionar la base productiva
perm itiendo la aparición de las ciudades y el desenvolvimiento de las
civilizaciones. Ejemplo de ello fueron las culturas surgidas a la vega de los
ríos Amarillo o Hoang-ho, en China; Tigris y Eufrates, en M esopotamia; Indo y
Ganges, en la India, y el Nilo en Egipto, p ara citar las m ás conocidas.
Un facto r decisivo p a ra el fortalecim iento de estas Ciudades-Estado
consistió en la construcción de obras hidráulicas, como bien señalan Palerm
y Wolf (1972):
Territorio -q cosmovisión
El nacim iento histórico de M esoam érica se origina hacia los albores del
2500 a. C„ con la presencia de aldeas sedentarias que fijan su residencia
principalm ente con base en la agricultura del m aíz (López Austin, 1988).
El te rrito rio m esoam ericano abarca lo que ahora conocemos como el
occidente, centro y sureste de México, extendiéndose a los actuales países
de C entroam érica y teniendo como límite la nación costarricense. Uno de los
rasgos culturales distintivos de esta am plia región fue el m anejo y control del
agua. Su significación y trascendencia h a quedado de m anifiesto en la riqueza
de sus expresiones y representaciones simbólicas. Son rem arcables las obras
y prácticas que se generaron p ara los diversos usos del agua. Entre éstos,
señalam os las o rientadas a la agricultura, el aprovecham iento del agua dulce
superficial y subterránea, la colección pluvial del agua p a ra consum o hum ano
y riego, el desagüe, el control de inundaciones, el uso medicinal, la hidrom ancia,
y los usos mágicos, rituales y festivos.
Hierve el Agua, Oaxaca. FotoiJosé Luis M artínez, 2007
Todo lo a n te rio r llevó aparejada la creación de sistem as sem ióticos para
rep resen tar y venerar al agua m ediante un lenguaje en el que predom ina el
recurso m etafórico como m edio de comunicación entre la naturaleza, el
hom bre y la so brenaturaleza encarnada en el m undo de los dioses.
Situándonos en el ancla del mito, la prim era creación registrada en la
m em oria de la hum an id ad prim igenia precolombina es la form ación de la
T ierra y el Cielo a p a rtir de sep arar las aguas. En el Popol Vuh o Libro del Consejo,
se n a rra extrao rd in ariam en te la génesis de n u estra existencia hecha p o r los
llam ados co nstructores del m undo, de la vida y del hombre:
Entonces se reu n ieron con ellos los Dom inadores, los Poderosos del Cielo. Entonces celebraron
Consejo so b re el Alba de la vida, cóm o se h aría la germ inación, cóm o se h a ría el Alba, quién
sostendría, n u triría.
—Que eso sea. Fecundaos. Que esta agua parta, se vacíe. Que la tie rra nazca, se afirm e—,
dijeron.
—Que la germ inación se haga, que el alba se haga en el cielo, en la tierra, porque no tendrem os
ni adoración ni m anifestación po r nuestros construidos, nuestros form ados, h asta que nazca
el hom bre construido, el hom bre form ado—; asi hablaron, por lo cual nació la tie rra (Raynaud,
1964).
Cerro del Tigre y edificio cerem onial del sitio T eopantecuanitlan, Guerrero.
Foto: José Luis M artínez, 2007.
tfj«ijaiCitywM»iaoi»»w>gg>ni»««S!)SinissMP>giUi^ ^
Teoponlecuoíiitlon, Querrero
eo pantecuanitlan es u n sitio con m arcados rasgos culturales olmecas.
Por u n lado, el p atio hundido desapareció p ara ser sustituido p o r una sim ple pla ta fo rm a con
u n a ex planada al frente, y el canal quedó parcialm ente oculto bajo nuevas construcciones;
p o r o tro lado, los elem entos introducidos reflejan u n a relación arq u itectó n ica ta n to en la
co sta del Pacifico com o con la del Golfo. De esta etap a adem ás de la P lataform a Norte, se
conocen dos estru ctu ras, 2 y 3, un juego de pelota y varios ho rn o s (M artínez, D. G„ 1995).
C orresponden a la p a rte inferior de un rom bo, elem ento que sim boliza las m an ch as de la piel
de la víbora de cascabel; adem ás la inclinación de la estela que se e n c u e n tra al fondo de los
nichos es u n detalle arquitectónico intencional, el cual da profu n d id ad al c o n ju n to y recuerda
la rep re sen tació n de las fauces abiertas.
essafeaBGs&KgiKssmaassaseigiassaeaaaasaieaGsaa&iaMsiM^^
Los sistemas hidráulicos
de San Lorenzo y de Lo Vento
San Lorenzo, Veracruz (1150-850 a.C.)yla ciudad de La Venta, Tabasco (900-400 a.
C.) son considerados como los principales centros de civilización de los olmecas
del Golfo. Sus asen tam ien to s se establecieron cerca de los ríos, próxim os a
la costa y no lejos de las sierras. Los estudios geomorfológicos h an aclarado
que en am bas ciudades antig u am en te cruzaban ríos (Ortiz Pérez y Cyphers,
1997; Lowe, 2002). Ubicados d en tro de un a red dendrítica, los olmecas supieron
aprovechar productivam ente este ecosistema. En esta región del trópico
húm edo, el sistem a n a tu ra l de crecidas que anualm ente ocurre en zonas bajas
de las planicies fue utilizado p a ra realizar cultivos en tierras de hum edal.
Asimismo, no se d escarta que hayan construido chinam pas readaptando
islotes o construyendo cam ellones elevados.
En San Lorenzo se tiene evidencia de construcción de terraplenes que, al
m ism o tiem po que servían como diques contra inundaciones, eran usados
como vía de com unicación y enlace fluvial (Cyphers, 1997). Es tam b ién posible
que los bancos de aren a que quedaban al descubierto a causa de los cambios
natu rales de los cursos de los ríos fu eran utilizados para cultivos, como en la
actualidad lo hacen los cam pesinos de esta regióny en zonas fluviales, como la
del río Balsas, llam adas "bajiales”(Armillas, 1991,1949; Ortiz Pérez y Cyphers, 1997;
Lowe, 2002; Jim énez, 1990; Stirling, 1955; Coe y Diehl 1980).
La p latafo rm a n a tu ra l de San Lorenzo fue tran sfo rm ad a por la m ano del
hom bre, lo que implicó la m anipulación de miles de m etros cúbicos de tierra: se
calculó que el b asam en to de la pirám ide-cerro tuvo una elevación de cu arenta
o cincuenta m etro s p o r encim a del nivel del río Coatzacoalcos y contó con
un a superficie extendida, de n o rte a sur, de aproxim adam ente un kilóm etro
(De la Fuente, 1975; Grove, 2007). La m eseta tam bién fue modificada m ediante
terraceos y nivelaciones que im plicaron el acarreo y m anejo de toneladas de
tie rra y la realización de rellenos en arroyos y barrancos (Lowe, 2002).
Esta llanura n atu ral no sólo fue tran sfo rm ada en su morfología, sino que
tam bién se le convirtió en un paisaje ritual de expresión simbólica, acorde con
la cosmovisión olmeca.
Los arqueólogos M aría del Carmen Rodríguez y Ponciano Ortiz Cevallos,
al excavar al pie del cerro Manatí, cercano a San Lorenzo, en lo que fue un
antiguo lecho de u n arroyo, encontraron objetos en ofrendas en terrad as en
las que figuraban hachas talladas enjad eíta verde, bastones de mando, figuras
antropom órficas trab ajad as en m adera y pelotas de hule (Grove, 2007). En las
hachas de jadeíta, espléndidam ente talladas y pulidas, se grabaron im ágenes y
símbolos que hacen referencia al culto a la lluvia, a la tierra y al maíz, este últim o
represen tad o p o r u n a figura h u m a n a que p o rta sobre su cabeza u n a m azorca
y su ro stro sem eja u n ja g u a r o u n a serpiente con orejeras alusivas a la lluvia,
y lleva en sus brazos un anim al m arino (que puede simbolizar la fertilidad).
Esta im agen se halló cercada p o r o tras cuatro figuras de hachas con dibujos
de gotas de lluvia de las que b ro ta n mazorcas o plantas de maíz. Cosm ogram a
que en su conjunto, como observa Karl Taube (2007), representa el cosmos
estru ctu rad o como u n a m ilpa in se rta en los cuatro puntos cardinales, o que
pudiera ser la síntesis de la concepción m esoam ericana acerca del origen del
m undo como un a isla de tie rra rodeada de agua.
La liga en tre lluvia, cerro, m aíz y concepción cosmológica de los olmecas
ha quedado plasm ada en sus expresiones simbólicas y construcciones
hidráulicas: su articulación sirvió de basam ento para construir m etáforas de
su cosmovisión del agua.
Esta articulación simbólica de situaciones m ateriales, prácticas agrícolas,
arq u itectu ra y obras hidráulicas es posible observarla gracias a los trabajos
arqueológicos.U ncasonotableesreveladoporeltrabajodeFranciscoEstrada.en
Cival, Guatemala, al excavar un pozo prehispánico cruciform e donde encontró
una ofrenda com puesta de cuatro hachas labradas e n jad e íta dispuestas en
cruz, y u n a q u in ta h ach a azul verdoso rodeada de guijarros, de jad e aluvial,
en terrad a m ás hondo hacia el centro. Como p arte de este enterram ien to del
Preclásico Medio figuran cinco jarro n es de barro (Taube, 2007). Dicha ofrenda
de agua expresa que no b astaba co n tar con la obra hidráulica; para disponer
del agua se requiería de una petición ritual en donde la ofrenda hecha por los
hom bres es el m edio de com unicación con los dioses del agua y del m aíz para
rogar que no les faltase su sten to y contasen con la lluvia.
En la m eseta de San Lorenzo existe un sistem a hidráulico complejo. De
acuerdo con Beatriz de la Fuente (1975) se h a n identificado una veintena
de cuerpos de agua con form as geom étricas irregulares modificadas
artificialm ente. Estam os hablando de cuerpos de agua “dom esticados” o
incorporados al sistem a hidráulico. Parte de este sistem a lagunar era conectado
por una red su b terrán ea de ductos rectangulares, hechos de piedra basáltica
con form a de U. Al ensam blarse form aban una red de canales (De la Fuente,
1975), sem ejantes a los ductos hallados en Teopantecuanitlan y en La Venta.
Acorde con evidencias arqueológicas, G areth W. Lowe considera que en San
Lorenzo los olmecas co n taro n con fuentes y albercas (Lowe, 2002). Las uniones
de estos canales en fo rm a de U tam b ién aquí fueron pegadas con chapopote
para evitar al m áxim o la filtración, y encim a de las piezas fueron colocadas
ta p a s planas de piedra. En su investigación, Ann Cyphers (2004), rem itiéndose
a un ducto en particular, describe:
Este acu ed u cto (com puesto p o r d u c to sy tapas) corre en sentido este-oeste al s u r de la laguna
8. Tiene u n a p en d ien te que baja hacia el oeste y seis desagües hacia el s u r que sin /en p ara
aju s ta r u n alto flujo del'agua.
La longitud del canal principal era de 171 m etros y algunos de sus ram ales
se dirigían hacia las tie rra s bajas de la meseta, donde actualm ente se pueden
ver cultivos de m aíz y calabaza. Colegimos que estos canales, así dispuestos,
podrían te n e r u n uso de desalojo de aguas y, a la vez, proporcionar agua p ara
riego de cultivos. Se h a n encontrado algunas figuras, ta l como la de un ave,
que se in te rp re ta sirvió de fu en te y p resen ta u n a hendidura que concuerda
con la fo rm a de canales en U. Para Cyphers (2004) pudo tra ta rs e de u n a fu en te
®s0Kau<¿&T)2xaüGS!maffi3ssesm6S£a3íSüesseffia3ss83(íaKaK2au6sa2saaGS^^
El jaguar, com o an im al rep re sen tativ o de la cosm ovisión olmeca. San Lorenzo T enochtitlan.
Fotografía: Daniel Murillo, 2007.
Esquem a de un acueducto en San Lorenzo. Ilustración cortesía de Ann Cyphers, Escultura olmeca
de San Lorenzo Tenochtitlan, p.139.
<8sae8aa6sa)Ka»3$8«¡g>a»iige82aa5sg9e8aa58a8e¡«G¡!»ftat¡e8iS^^
Fotografía p o r Linda Schele, © David Schele, cortesía de Foundation for th e A dvancem ent of
M esoam erican Studies, lnc.w w w .fam si.org
A cueducto de fo rm a se rp e n tin a en San Lorenzo. Fotografía co rtesía de Ann Cyphers, Escultura
olmeca de San Lorenzo Tenochtitian, p. 153.
Ksoaau^BKaüGssomaessssíaüGsa^iyessaa/HssaiiKa^^
o de u n nodo conector en u n a red de sum inistro. La p reg u n ta que surge a
continuación es p o r qué incluir el aspecto simbólico en la figura de ave, en la
construcción del sistem a hidráulico mencionado.
El contexto en que se h an situado esculturas y m onum entos, como las
cabezas colosales halladas en San Lorenzo, tam bién dista de te n e r u n a función
decorativa; p o r el contrario, este contexto contiene elem entos simbólicos o de
uso ritu al (Cyphers, 1997). Para Cyphers la disposición de las piezas escultóricas
expresa u n lenguaje a través del cual se tran sm iten m ensajes y conceptos
alusivos a la filosofía olmeca, incluyendo la sustentación del poder. Lo
simbólico, en este caso, como en otros que verem os m ás adelante, fo rm a p a rte
de un a semiosis que carga de significados m etafóricos al sistem a hidráulico y
los usos del agua.
Se h a n encontrado v ariantes de la tecnología de canales, como ductos
en recintos de tem plos-habitación, form ando estru ctu ras curveadas como
cuerpos de culebra. Suponem os que estos canales serpentinos abastecían
de agua p ara consum o hum ano, y no descartam os tam poco que este tipo de
tecnología fuera tam b ién aplicable al desalojo del agua. La form a de serpiente
puede verse com o u n a m etáfo ra representativa del agua su b terrán ea y
considerarse como u n elem ento simbólico de los olmecas. Es posible que la
finalidad de estas obras de control y m anejo del agua (terraplenes, acueductos,
pozas artificiales, depósitos de agua, fuentes y vasijas) haya sido para sum inistro
de agua dulce, alm acenam iento o drenaje, sin d escartar que fu eran usadas
con fines de irrigación, con alta probabilidad que tuvieran propósitos rituales
y metafóricos.
Siguiendo a Cyphers, podem os inferir que desde este centro se ejercía
un control del agua ta n to en su función de comunicación fluvial como de
sum inistro de m ercancías. En esta ciudad residían los poderesylos gobernantes
ten ían el dom inio del lenguaje simbólico, a través del cual m ediaban en tre los
hom bres com unes y los dioses. Los gobernantes rep resen tab an a los dioses
del agua, de la selva y del maíz, com o puede observarse en los tronos, cabezas
colosales y efigies de sus gobernantes.
Cuicuilco
om o sucedió en otras regiones culturales de Mesoamérica, en el
wsmmmmsaessmsimimBimmiímmmmm&itmMims&BmiísmiíisMsamsassamisii&o
@sm®mmmiss3¡mimmtaimmímssméB¡2sma!iMmm@smaiwsstimimawaasm¡x¡m¡0
Unnuevo hallazgo que confírm ala complejidad d e latraza del asentam iento
es el efectuado d u ran te la construcción del centro comercial Plaza Cuicuilco. Se
tr a ta de u n g ran reservorio de agua situado al sur del gran basam ento, lo que
nos indica la tendencia de m uchos asentam ientos de la época para controlar
y g ara n tiz a r el abasto de agua.
El complejo cultural del Cuicuilco prehispánico fue destruido por la
erupción del volcán Xitle antes del inicio de la era cristiana. Parte de e sta
grandeza arquitectónica, que se salvó de quedar sepultada p o r lava, h a sido
preservada en áreas de lo que hoy es la zona de condominios de Villa Coapa
y en los te rre n o s aledaños a la Escuela Nacional de Antropología e Historia,
donde se en cu en tra la pirám ide circular de Cuicuilco.
Buena p a rte de las evidencias arqueológicas que no se pudieron rescatar
h a n sido p rácticam en te destruidas p o r el crecim iento gigantesco de la d u d a d
de México. No obstante, con respecto a las obras de irrigación, Palerm y Wolf
dejaron testim onio de sus hallazgos hechos en un recorrido de cam po en
1956. Dieron cu enta que en la p a rte baja del cerro de Zacatepec había zanjas
que podrían h a b e r sido p a rte de dos canales y, en una de sus laderas del lado
occidental, u n conjunto de terrazas p ara uso agrícola. También, en lo que ahora
es el Pedregal de San Ángel, cercano al centro cívico-ceremonial de Cuicuilco,
localizaron restos de u n dique levantado con piedra y tie rra de veinte m etros
de longitud, que debió rep resar alguna corriente de agua (Palerm y Wolf, 1972).
Al n o rte de la cuenca de México, en el pueblo Santa Clara Coatitlan ("Tierra
de las culebras") se construyó en el 900 a. C. una red de canales para encauzar
agua de los escurrim ientos de la sierra de Guadalupe, los cuales alim entaban
al lago de Texcoco (Nichols, 1982). En el año de 1974, estos canales fueron
descubiertos al perforarse pozos p ara extracción de agua. P osteriorm ente
h an sido estudiados p o r Deborah Nichols constatando, con esta evidencia
arqueológica, la prueba del uso de este sistem a p ara fines de irrigación.
Siguiendo al geógrafo William E. Doolittle, este sistem a estaba
com puesto de u n canal principal de una longitud que rebasaba los dos
kilóm etros y co ntaba con u n a pendiente de 1%. La dim ensión del canal es de
un m e tro de profundidad p o r uno de ancho. El canal, a su vez, en su sección
final de corte trapecial se conectaba con u n conjunto de canales m enores que
conducían las aguas a las tierras de cultivo. Se calcula que dicha in fraestru ctu ra
fue usada, p o r lo menos, d u ran te doscientos años (Doolittle, 2004; Nichols,
1982). Por su antigüedad, Doolittle considera al sistema: "como la evidencia m ás
antigua e indiscutible de irrigación p o r canales en México."
En n u e stra opinión, p o r lo expuesto anterio rm en te sobre la
experiencia hidráulica de los olmecas, es necesario ser m ás cauteloso en cuanto
la antigüedad histórica —inadecuadam ente llam ada p o r este brillante au to r
como "prehistórica — de la irrigación prehispánica.
Probable baño de tem azcal en Cuicuilco. Foto: José Luis M artínez, 2007.
<ssmsa^mmisssesaimmiiiomi&isiimeswimms»ii^mamssmsiiBmmasssmsimmísasíO
Baño de tem azcal con altar. Mundo indígena. Iconografías de luz, Vol. 1, INI-CIESAS, fondo Alfonso
Fabila, ca. 1955, Janiiltepec, Oaxaca, Fondo Alfonso Fabila.
Capítulo 8
<22©
IRRIGACIÓN
PREHISPÁNICA EN LA
MESETA POBLANA Y EL
VALLE DE TEHUACÁN
Tecoatl. Valle deTehuacán, Puebla. Foto: José Luis M artínez, 2007
&^;S£^82Zeiü6S£)0e¿©ÜC3$90¡&&í^>£^6$^
a m eseta poblana y el Valle de Tehuacán, al sureste de Puebla, son
Una lo n g itu d de 400 m etros, 100 de an ch u ra y su alzado era de casi 25 m etros. Los obreros
tra n s p o rta ro n a m ano, a razón de unos cu an to s kilos e n cada viaje, u n o s 2,64 m illones de
m etro s cúbicos de tierra. Es probable que es ta presa fuese la m ayor e s tru c tu ra de retención
de ag u a de A m érica h a s ta el siglo XVIII. Los antiguos ingenieros co n stru y ero n en sus aledaños
m iles d e kilóm etros de canales y acueductos, que precedieron en dos m ilenios la llegada de
los europeos a México. Desviaron y canalizaron las aguas de m an an tiales y avenidas, las
condujeron a trav és de las divisorias de esco rren tia y las hicieron c o n to rn e a r cañones o b ajar
p o r em p in ad as laderas (Nelly y Caran, 2006; d ato s m encionados ta m b ié n p o r W oodbury y
Nelly, 1972, y p o r Doolitle, 2004).
Se piensa que el alm acenam iento de esta p resa alcanzó una capacidad
calculada de 2 940 000 m3. W oodburyy Nelly afirm an, desde 1972, que aunque no
existe evidencia clara, esta presa debia te n e r u n v erted o r que conectaba a una
red de canales destinados a la irrigación, arg u m en to que siguen sosteniendo
en 2006, a contracorriente de Doolittíe, quien afirm a que el objetivo de la presa
no era la irrigación, sino servir al control de inundaciones sobre los terrenos
agrícolas terraceados. En esa m ism a línea, recien tem ente León H ernández y
Eugenio Morales, en 2003, re p o rta n el hallazgo de u n canal de 3 500 m etros de
longitud asociado con dicha obra, ahora conocido como “canal de Santa María".
Según este informe, dicho canal p erm itía derivar agua a la presa y conducir
o tra p a rte a las te rra z as agrícolas (Hernández, 2005).
En este m ism o sitio se identificaron o tra s redes de canalización que
servían p a ra la irrigación y el abastecim iento de agua, captada m ediante la
construcción de bordos de retención o albercas conocidos como tlaquilacaxitl,
sem ejantes a los jagüeyes y que, según Hernández, fo rm aban p a rte de las
prácticas de retención de agua pluvial p o r p a rte de la población. Él tam bién
observó los restos de m edidas de control de azolve que se hacían p o r medio de
u na especie de jardineras de piedra que rodeaban a las plantas, que p erm itían el
flujo del agua y, a la vez, controlaban el a rra stre del suelo. D esafortunadam ente,
quienes notifican estos trabajos no d an u n a indicación precisa de su fecha
como p ara disipar la controversia de la existencia de canales de irrigación
vinculados con la p resa Purrón.
Creemos que estas obras son de origen prehispánico y deben rem o n tarse
a un a fecha an terio r al año 300 d. C. Es irrefutable que esta práctica se
GSSeezafíGSSieezaíKaSS^^
conservó y desarrolló e n tre num erosos pueblos m esoam ericanos, p o r lo
que el conocim iento de tecnologías hidráulicas y técnicas de irrigación y
conservación de suelos es una co nstante y un rasgo perm anente de los pueblos
m esoam ericanos.
Capítulo 9
<22©
OAXACA:
LAS INNOVACIONES
HIDRÁULICAS MIXTECAS Y
ZAPOTECAS
e23O6$9e!22©¿K3S0
n esta zona, desde los tiem pos del Preclásico y su transición al periodo
Medía dos m etro s de p ro fundidad y estaba forrado de piedras en la orilla. El d iám etro era de
dos m e tro s en la boca y un m etro en la p a rte baja.
Los co n stru cto res te n ía n que h a b e r conocido con a n te rio rid a d ta n to la r u ta del canal com o
lo necesario p ara que funcionara. Por lo tanto, la planeación que construyó este sistem a fue
m o stra n d o los prim eros signos de planeación en la irrigación en México (Doolittle, 2004).
Sin este adecuado control del carbonato de calcio que propicia, al contacto
con el lecho pedregoso, la form ación de capas de travertino, el sistem a hubiera
resultado inservible al paso de los años. Por el contrario, este m anejo y control
de las fuentes perm an en tes resultó ta n eficiente que perm aneció en uso
du ran te cientos de años. En su m om ento, esta tecnología zapoteca representó
un adelanto en los conocim ientos de la tradición de riego m esoam ericano y,
con probabilidad, pudo h ab er sido el sistem a de irrigación m ás antiguo en
controlar hidráulicam ente m anantiales con flujo p e rm a n en te y m an ten er
una exitosa gestión social del recurso hídrico.
Capítulo 10
<28©
EL ÁREA MAYA: CIUDADES
Y SISTEMAS HIDRÁULICOS
C hultún en Edzná. Foto: José Luis M artínez, 2007.
GS202¿&y^B2¿3üísS3e£¿ü¿>6$££'£xü^^
¿Serán trece mis cántaros
de agua de cenote?
Trece son las medidas
de agua de granizo
que se filtraron en la laja.
(El ritual de los Bacabes, 1987:398).
El b o rd e rocoso del pozo, especialm ente su lado sur, fue debidam ente acondicionado, al grado
de m o s tra r u n a especie de g rad ería a dos niveles, ta l vez p ara el m ejor acom o d am ien to del
público que p articip ab a en las cerem onias; ahí había un edificio com puesto de dos cuartos,
cada u no con una e n tra d a hacia al o rien te y poniente, el cual después fue modificado, pues
el c u a rto o este fue convertido en tem azcal o cu arto de baño de vapor p a ra purificar a las
víctim as d estin a d as al sacrificio, y se adosó tam bién una plataform a irregular, casi volada
hacia el borde del pozo, desde la cual tal vez eran arrojadas al fondo del m ism o (Pina Chali,
2003:88-90).
Los cen o tes m ás conocidos son los de fo rm a redonda, con paredes verticales, en los que se
en cu en tra expuesto el acuífero (Ts'no'ot); el ejem plo m ás fam oso es el de Chichén Itzá. Hay
o tra s fo rm as de cenote en que la boca es de un diám etro de m enores dim ensiones que el del
em balse (llam ados ch'e'n, pues parecen pozos desde la superficie) y cenotes-grutas (aktún )...
Tam bién so n cenotes las depresiones con form a de cuenco conocidas localm ente com o
ag u ad as (akalché), y lagunas o lagos cuando alcanzan grandes dim ensiones. En el o rien te de
Y ucatán m u ch as de esas dolinas no alcanzan el nivel freático y se les d enom ina rejolladas
(kop).
Gcs£^3üú^^;^(5$S?£í3üí^SS0&¿£x^^
FIO . 23
XCANAHELEB
COK A R Q U IT E C T U R A HAQIT,
0 1 2 3 m
Chultún con form a de botellón invertido. Fuente: Reneé Lorelei Zapata, 1989.
C H IC H E N IT Z A
c o rte del chulti/n N -.o
C hultún en la ciudad de Sayil. Fotografía po r Linda Schele, O David Scliele, cortesía de F oundation
fo rth e A d v ancem entofM esoanierican Studies, Inc., w w w .fam si.org.
Los chultunes se h an encontrado y aú n se conservan en diferentes
ciudades mayas del Clásico y del Postclásico: son observables en Chichén Itzá,
Edzná, Kabah, Chacmultún, Uxmal y en num erosos sitios más. También es
im p o rtan te m encionar que los chultunes eran construidos para el sum inistro
de poblaciones pequeñas e incluso familias, p o r lo que era u n a tecnología
accesible a todo el pueblo m aya y p erm itía te n e r agua en tiem po de secas.
H asta la fecha, se preserva esta práctica en algunas com unidades indígenas
de ja zona.
El sistem a de los chultunes posiblem ente incluía construcciones de
m adera p ara cap tar y canalizar el agua desde los techos de tem plos y chozas.
Existe evidencia arqueológica de canaletas en fo rm a de falos que unían usos
prácticos de canalización de agua y elem entos simbólicos identificados con la
fertilidad (Zapata, 1989).
ssseeaittjissBSiiaMasaieiaBssmeaaBasseiaaasaBegssaieiaBiis^^
Varios edificios, sobre todo los de estilo Pune, que m u estran su en trad a
m ediante un m ascarón del m o n stru o de la tie rra (en ciudades como Ek Balam,
Horm iguero y Chicanná, en tre otras), tienen que ver con un simbolismo
asociado con aspectos rituales, ta l y como lo describíamos a p a rtir de los
m osaicos encontrados en la ciudad olmeca de La Venta. Los espacios dedicados
a ciertos núm enes estab an representados p o r la escultura arquitectónica-,
existen varios m ascarones de Chac tam b ién en Chichén Itzá. La ciudad y su
trazado, sus sistem as hidráulicos y los templos, juegos de pelota y dem ás
construcciones eran p a rte de u n a semiosis particular: acaso la representación
de u n microcosmos, o u n a m etáfo ra de la creación del m undo y de los m itos
asociados. Las estelas que aparecen en jam bas, pu ertas y nichos en varias
ciudades, tal como Palenque, Yaxchilán, Ek Balam y m uchas o tras cumplían,
asimismo, esta función: las historias de entronización de reyes y su contexto
cosmológico; los aspectos iconográficos plasm ados eran p a rte de la semiosis
de las urbes mayas.
Uno de los ejemplos m ás representativos de la arquitectura simbólica
y su interrelación con el agua es la ciudad clásica de Palenque. No sólo existe
un sistem a hidráulico que incluye canales, cuatro acueductos, obras en sus
nueve arroyos -p rin cip alm en te el Otolum—, 56 m anantiales (French, 2007)
y baños rituales, sino que la planeación de la ciudad estuvo en función de
estos afluentes. La obra hidráulica de Palenque corresponde a una visión de
arq u itectu ra simbólica en donde la ciudad convive con el agua: uno de los
acueductos del O tolum fue construido a escasos m etros del palacio y en uno
de sus tra m o s descubiertos hay u n a cabeza de cocodrilo dibujada por Frans
Blom, p o r cierto, y quien afirm a (s/f [1922]):
El arroyo O tolum conduce hacia u n acueducto, que corre p o r debajo de la esquina su reste
del Palacio y llega h a s ta la esquina n o reste del m ism o edificio. La bóveda del acueducto está
co n stru id a igual qu e las bóvedas de las galerías de los tem plos y del Palacio.
Rcrópolis 11 ritualidad
Uno de los centros sagrados p o r excelencia en las ciudades mayas fueron los
edificios denom inados palacios, generalm ente construidos en las Acrópolis.
Estos palacios ten ían una función jerárquica, pero tam bién ritual: Rivera
Dorado (2001, 2001:168) indica que el nom bre antiguo para los tem plos pudo
ser kul nah, "casa sagrada" o "casa de dios", haciendo una extrapolación del poder
divino de los gobernantes, y en cuanto al simbolismo, se conciben ciertas
construcciones con características sem ejantes a un microcosm os y se aprecia
un a representación de los diferentes estrato s del m undo en la cosmovisión
m aya prehispánica. De ahí se desprende el papel especial de los llam ados
"palacios" o tem plos principales en varias ciudades mayas: la conjunción del
cielo, el infram undo (Xibalbá, como se le llam a en el Popol Vah) y el m undo de
los hom bres.
En la ciudad de Joy Chan, "Cielo anudado”, m ejor conocida como Comalcalco,
cuyo esplendor arquitectónico reinó d urante trescientos años (500-800 d.
C.), los pobladores dieron m u estra de su inventiva al fabricar ladrillos rojos
a p a rtir de u n a m ezcla de b arro y conchas de ostión para co n stru ir sus
templos. Es reconocido el singular estilo en sus edificios, m onum entos y piezas
escultóricas.
En la cim a de la Acrópolis, cerca de la estru ctu ra conocida como Popol
Naah, destaca un p atio con estanques, un recipiente para alm acenar agua y un
sistem a de canales superficiales. Creemos que se tra ta b a de un lugar donde se
realizaban rituales relacionados con el agua.
Apoya esta hipótesis la presencia de una figura en estuco de un zopilote
que tiene u n a cuen ta de jad e en la boca. Karl Taube (2007) h a señalado que
ta n to los olmecas com o los mayas, p ara rep resen tar el aliento o respiración de
los seres, utilizaban el jad e dibujado como volutas o cuentas:
Los elem en to s florales de La Venta rep re sen tan el aliento de jade. El aliento de las orejeras
fue, p a ra los an tig u os m esoam ericanos, ciertam en te húm edo y aparece con gotas de lluvia y
h a s ta co rrien tes de agua.
Las cuentas de jad e rep resen tan el aliento que da la vida, por ellas respira
el ser h u m an o y respira el m undo, son gotas de agua que hacen que b ro te y
se m an ten g a la vida en los hom bres y en las plantas; perm iten que el ciclo
vegetativo continúe, sostienen el poder de los gobernantes. Cuando las p o rta n
los sacerdotes, los dioses o los hom bres, no son simples adornos, constituyen
la e stru c tu ra del cosmos. Las ofrendas y rituales, esculturas y tem plos son
un afán de orden y continuidad, voluntad de perm anecer en contacto con la
divinidad, com unión que busca trascen d er la m u erte y el caos.
Los restos del rey Pakal, gobernante de Palenque, m u e stra n que se le colocó
una cuen ta de jad e en su boca, quizás con la esperanza de que la m u erte
retoñarayfloreciera de nuevo la vida. En el ChilamBalam deChumayel (2001:134) se
anota: "Espera de él que hable la piedra que dejé resbalar en tu boca, la sagrada
piedra preciosa”. El jade, en u n a de las representaciones m ás bellas del a rte
maya, la lápida de Pakal, aparece asociado con Itzam ná (la Serpiente Celeste),
con el agua, el m aíz y el cinturón de cuentas del propio rey de Palenque.
Regresando al palacio de Comalcalco, tam bién se hallaron ahí huesos
de anim ales que fuero n usados en ornam entación y en la elaboración de
in stru m en to s m usicales (Armijo, 2006), que apoyan la explicación de un
lugar donde se realizaban rituales. No negam os la posibilidad de que estos
estanques de agua, canales y varios depósitos (uno circular y otro de form a
cuadrangular) hayan sido utilizados para ritos de curación. El uso del agua en
abundancia p a ra curación de enferm edades, p o r ejemplo, la conocida como
kakob (una especie de viruela), h a sido docum entada en El ritual de los Bacabes
(1987:346-347):
Con él llegaron
m i m an an tial rojo,
m i m an an tial blanco,
en donde le enfrié
la dolencia.
Con él llegaron
m i cenote rojo
m i cenote blanco
m i cenote negro
en donde le enfrié
la dolencia.
Patio y canal. Acrópolis ele Comalcalco. Foto: Daniel Murillo, 2007.
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Tubería de b a rra ensam blada para desagüe. Comalcalco, Tabasco. Foto: José Lilis M artínez, 2007.
Los canales que conectan los estanques pudieron ser tapados con piedras
o pequeños pedazos de m ad era p ara m a n te n e r del agua y después desaguar.
La inclinación del edificio hacia el su r ayuda al drenaje de estas aguas. Aunado
a ello, bajo u n a te rra z a o patio de este m ism o lugar se encontró, m ediante
excavaciones, evidencia de u n peculiar drenaje con una doble originalidad: los
ductos fueron hechos con b arro rojo cocido, diseñados para em bonarse en tre
si, y te rm in a b a n en la figura de u n cocodrilo.
Este sistem a desalojaba las aguas pluviales y se usaba para saneam iento
dom éstico (Molí y M artínez, 2006). En este m ism o patio existe una e stru c tu ra
que h a sido caracterizada como u n depósito de agua. Todas estas evidencias
dem arcan que en lo alto de la Acrópolis de Comalcalco, en las estru ctu ras
cercanas al Popol Naah, el m anejo y simbolismo del agua era m uy im portante.
En la m ism a ciudad aparecen otros anim ales asociados con estructuras:
u n a cabeza colosal de u n a serpiente, y u n sapo alado, en la orilla sureste del
edificio conocido com o Templo 1, en u n a escena en la que se incluían varios
personajes hoy casi desaparecidos. Recordemos que la simbología de estos
anim ales los une a la lluvia, a Chac y a la representación de la serpiente como
ser num ínico que se en contraba en el cielo, la tie rra y el infram undo. En la
lám ina 31a del Códice Madrid aparece el dios de la lluvia, Chac, y cuatro ranas en
los p u n to s cardinales, como ayudantes que vierten agua de sus bocas.
Por último, cabe m encionar tam bién que en las ciudades m ayas los
estanques y cuerpos de agua funcionaban como espejos "que reflejaban
tem plos y palacios, proyectados así al 'otro mundo', lugar en el que cristalizaban
los rituales" (Rivera Dorado, 2001), y que los espejos de agua podrían h a b er sido
utilizados tam b ién com o p a rte de ritos de adivinación, ya que eran "recintos
cargados de magia" (Rivera Dorado, 2001).
Capítulo 11
<22©
PAISAJES HIDRÁULICOS
EN LA CUENCA DEL VALLE
DE MÉXICO
TeolihuQCQn
eotihuacan es considerado como el principal centro hegem ónico de
La edificación de las pirám ides del Sol y de la Luna, asi com o la calzada de los M uertos, hacia
finales del Preclásico, incorpora en un trazo p erfe ctam en te geom étrico, u n com plejo sistem a
de d ren aje y ab astecim ien to que p a rte de los m an an tiales al suroeste del Valle y que incluye
a los ríos San Ju a n y San Lorenzo, el prim ero de los cuales co n tab a con u n a llan u ra aluvial
propicia p ara el cul tivo.
En n u e s tra opinión, estam o s ahí fre n te a un sistem a relativ am en te com plicado p ara ca p ta r
ag u a de lluvia pro cedente del escurrim iento del cerro. O tra serie de paredes de piedra, en
o tra s p a rte s del cerro y en el lado opuesto de la cañada, parecen h a b e r cum plido con el m ism o
p ro p ó sito (Palerm y Wolf, 1972).
... Es m uy com ún la experiencia de lluvias in ten sas en las sierras y sobre el valle, con com pleta
sequía en el so m o n tan o y en las faldas de los cerros (Palerm y Wolf, 1972).
Fuente: Ai-chivo General de la Nación, Propiedad Artística y Literaria, C.B. Waite, La Viga. El Paseo de las
Flores en el canal de La Viga, 1905.
csseaaBssgBKaassaaeiiauesmaiMsgeeiaaesaeeagsaaeiaaisae^^
La chinam pa en tiem po de los mexicas 110 solam ente se construyó
aprovechando las condiciones naturales lacustres, sino que, con las obras
hidráulicas, el gobierno m exica y sus aliados confederados ejercian cierto
control sobre las crecidasyla salinización délas aguas, creando así un en torno
favorable p a ra la edificación planificada de chinampas.
En este sentido se construyó u n distrito o sistem a chinam pero de
agricultura intensiva, ja m á s visto en la historia m esoam ericana. Para el siglo
XVI, Parsons calculó que la productividad del conjunto chinam pero de Chalco-
Xochimilco, cuya superficie se estim ó en 9 500 hectáreas, podía m a n te n e r a
u n a población de alrededor doscientas mil personas (Parsons, citado p o r Rojas,
1993:284).
Resulta claro que las chinam pas constituían un bastión fu n dam ental
para el sostén económico del gobierno mexica, p o r lo que el control político
del sistem a hidráulico y de las fuentes hldricas de la cuenca resultaban una
prioridad p ara el pueblo que quisiera te n e r la hegem onía del Valle de México.
Ejercer este dom inio del agua implicaba, p o r una parte, el control, uso y su
m anejo físico, y p o r otra, el m anejo del aparato simbólico desarrollado en la
cosmovisión indígena p ara m ediar y com prender los designios de los dioses
del agua, de la agricultura y de la fertilidad, expresados o m anifiestos en la
geografía ritu al de la cuenca. El papel destacado de la lluvia y del cultivo del
maíz, particularm ente, se refleja con intensidad en la cosmovisión indígena, en
especial en las m últiples cerem onias y rituales plasm ados en sus calendarios
que reglan actividades agrícolas, sociales y religiosas (Broda, 2001a).
Sin embargo, no es posible caracterizar a la Triple Alianza sólo como un
estado hidráulico, esto a causa de que la organización social te n ia otros pilares
ap a rte de la hidráulica p a ra su sostenim iento, tal como la tributación, el
comercio y la sujeción de los poblados. No obstante, tam poco puede soslayarse
la im po rtan cia de la tecnología hidráulica en la composición de la sociedad
mexica, sus aliados y sus vasallos.
Al igual que los cronistas de la Conquista, como Cortés o Bernal Díaz del
Castillo, otros españoles h a n descrito las diferentes obras hidráulicas, y si a
éstas se su m an las fu en tes de origen prehispánico, es posible rec o n stru ir la
in fra e stru c tu ra hidráulica del llam ado Valle de México. Angel Palerm y otros
autores com o Teresa Rojas, Rafael Strauss y José Lameiras, h a n m o strad o la
complejidad del sistem a hidráulico que operaba en los cuerpos lacustres de la
cuenca (Palerm, 1973,1974).
Dentro de las principales obras y sistem as hidráulicos que funcionaban
antes de la culm inación de la conquista, podem os resaltar las siguientes:
el albarradón de Nezahualcóyotl y el de Ahuítzotl; las calzadas-diques de
Fuente: Archivo General de la Nación-Instituciones Coloniales-Colecciones-Mapas, Planos e
Ilustraciones, Lagunas de Chalco y Xochimilco, 1769, Yidephonso de Y niestra Vejarano (fi-agmento).
Estos sacrificios se relacionaban de m an era especial con los lugares de culto en los cerros.
Los niños eran seres pequeños al igual que los tlaloque o servidores del dios de la lluvia,
personificación de los cerros m ism os; pero tam b ién guardaban una relación especial con el
m aíz y con los an cestros. Se hacían desde el m es XV! Atem oztli h asta IV Huey Tozoztli p ara
p ro v o car la caída de la lluvia y fo rtalece r el crecim iento del m aíz (Broda, 2001b:297).
Sin embargo, tam b ién se hacían cerem onias fuera del calendario: para este
acueducto, construido p o r Ahupitzotl, Durán refiere que se llevaron a cabo
cuatro sacrificios de niños de alrededor de seis años de edad. Sus cuerpos fueron
pintados de negro y de azul la frente, ataviados de papel y sartas de piedras.
Los lugares escogidos fueron una alcantarilla —probablem ente un su rtid o r
de agua— en u n lugar llam ado Acahinanco; otro en lo que ahora se conoce
como San Antonio y en donde desem bocaba un canal a otra caja de agua, y dos
m ás en Huitizlan y Pahuacan, hoy barrio de Tepito (Bribiesca, 1958). Cuando se
inauguró dicho sistem a de abastecim iento de agua dulce -c o m e n ta Duran—,
al paso de la corriente por el acueducto iba una procesión que tocaba m úsica y
ofrecía cánticos alos dioses del agua. Los sacerdotes ofrendabanpeces, culebras
y ranas vivas; echaban objetos con form a de peces y ranas, diversas joyas y
piedras preciosas; al m ism o tiem po en reverencia a sus deidades m atab a n
codornices p ara que con su sangre alim entaran la "lengua”de la diosa del agua.
Tam bién como u n a acción de m agia simpática, vertían h arin a de m aíz azul,
seguram ente con la finalidad de asegurar que las chinam pas dieran m aíz en
abundancia. Al llegar el agua al centro de la ciudad de Tenochtitlan, A huítzotl y
su séquito real recibieron con gran pom pa y respeto sacro la llegada del agua
a la capital, transfigurada en la diosa Chalchiuhtlicue:
En ese sentido, al efectuar estos ritos oficiales fuera del ám bito del calendario
agrícola y al realizar sacrificios de niños y ofrendas en las obras hidráulicas, se
daba constancia de la fnnción ideológica de la religión del Estado confederado
mexica, que disponía p ara su servicio de u n complejo ap arato simbólico, en
que los dioses servían al poder hidráulico y político de los gobernantes.
Desde el principio de la fundación de Tenochtitlan (al igual que los colhuas,
xochimilcas y chalcas hicieron anteriorm ente), los mexicas o p taron por
extender su territo rio a través de la tecnología chinam pera para construir
basam entos de tie rra y piedra y parcelas agrícolas, para luego iniciar un
control de los m anantiales como el de Chapultepec o el de Tlatelolco, construir
albarradas sobre el lago de Texcoco e im poner a los pueblos som etidos
m ilitarm en te el te n e r que tra b a ja r y edificar obras hidráulicas. Así sucedió en
Xochimilco y en Chalco, los principales pueblos chinam peros.
El uso ritual de los dioses del agua p a ra la inauguración de las obras
hidráulicas, pone de m anifiesto la im portancia de co ntrolar el ap arato religioso
y aplicar el modelo de la cosmovisión desde u n a plataform a de Estado que
diera legitim idad simbólica con objeto de ejercer el dom inio hídrico am parado
en las deidades m esoam ericanas. Incluso en la veintena de Ochpaniztli estaba
instituido sanear y lim piar las acequias, canales, ríos, fuentes, calzadas y
avenidas reales (Durán, 1995:275). En buena m edida las obras hidráulicas, como
el acueducto de Acuecuéxcatl, ap u n tab an a fortalecer y am pliar el sistem a
chinam pero de la laguna de México, que p o r su capacidad productiva podría
contribuir a la expansión y sostenim iento de la capital lacustre mexica. La
conquista del lago y su desalinización no podía hacerse a espaldas de los dioses
del agua, de la agricultura y de la fertilidad.
En varias ocasiones, los mexicas —al igual que otros pueblos de la
cuenca— en fren taro n situaciones adversas an te la ocurrencia de fenóm enos
climáticos extrem os, especialm ente sequías intensas e inundaciones, que
hacían ver el poderío de los dioses del agua y ello justificaba con creces su
extendido culto en la cuenca. En este sentido, el acueducto de Acuecuéxcatl
ejemplifica la situación. A parentem ente, y de acuerdo con los estudios hechos
por el reconocido ingeniero José Luis Bribiesca (1958), a causa de adelantadas
precipitaciones intensas en las m o n tañ as del este (justo en una de las cúspides
de esta sierra se hallaba uno de los principales adoratorios de TIáloc, por donde
atraviesan vientos del su r cargados de hum edad y nubes de agua) se provocó
u na situación catastrófica, al grado que la fuerza del agua contenida en las
represas se desbordó, inundando en el año 1500 la ciudad de Tenochtitlan
y sus cultivos, como bien lo advirtió el tlato an i Tzotzoma. No ob stan te este
tipo de avatares, la inundación form aba p a rte del aprendizaje para el control
hidráulico de los cuerpos lacustres.
Los sistemas hidráulicos de la cuenca
de lílésíco, a partir de los crónicos y
documentos del siplo RVI
Cortés y sus hom bres, después de atravesar el paso entre el Popocatépetl y
el Iztaccihuátl, los legendarios volcanes que se alzan como guardianes de la
cuenca, p asaro n p o r Am ecam eca y luego se in ternaron por la provincia de
Chalco. A su paso p o r la zona lacustre, quedaron im presionados al en co n trar
poblados enclavados en las lagunas. Dice Cortés-.
E to d av ía seguía el cam ino p o r la costa de aquella g ran laguna e a una legua del aposento
don d e p a rtí vi d e n tro de ella, casi dos tiro s de ballesta, una ciudad pequeña que podría ser
h a s ta de mil o dos mil vecinos [probablem ente Mixquic] to d a arm a d a sobre el agua, sin
h a b e r p ara ella n inguna entrada, y m uy torreada, según que de lo fuera parecía. E o tra legua
ad elan te e n tra m o s p o r u n a calzada ta n ancha com o una lanza jin eta, p o r la laguna adentro,
de dos tercio s de legua, y p o r ella fuim os a d a r a u n a ciudad, la m ás herm osa, au n q u e pequeña,
que h a s ta en to n ces habíam os visto, así de m uy bien obradas casas y to rre s com o de la buena
o rd en que en el fu n d am en to della había, p o r ser arm ad a to d a sobre agua (Cortés, 1961:58-59).
Tenia esta ciudad de Iztapalapa doce o quince mil vecinos; la cual está en la costa de una
laguna salada grande, la m itad d e n tro del agua y la o tra m itad en la tie rra firm e ... Tienen
en m u ch o s c u a rto s altos y bajos jard in es m uy frescos, de m uchos árboles y flores olorosas;
asim ism o albercas de agua dulce m uy labradas, con sus escaleras h a s ta lo fondo. Tiene una
m uy g ran d e h u e rta ju n to a la casa, y sobre ella un m ira d o r de m uy h erm osos corredores
y salas, y d en tro de la h u e rta un a m uy gran d e alberca de agua dulce, m uy cuadrada, y las
p aredes della de gentil cantería, e a lrededor della un an d én de m uy buen suelo ladrillado, ta n
an ch o que p u ed en ir p o r él cu atro p aseán d o se ... (Cortés, 1961:59).
Quiero decir ah o ra que están m uchas ciudades las unas de las o tras cerca de la g ran ciudad
de México o b ra de dos leguas, porque Xochimilco, y Coyoacán y Huichilubusco e Iztapalapa y
Cuedlavaca (Cuitláhuac) y M ezquique y otros tre s o cuatro pueblos que están poblados los
m ás de ellos en el a g u a... (Díaz del Castillo, 1970:322).
N ezahualcóyotl
Aquí tra b a ja rá siem pre. [El agua] Seguirá el acueducto que bo rd ea el cerro. La dejo, la concedo
a T lalopopcatzin (¿de?) Tezontla. Sus hijos la beberán, será auxiliada, será procurada. Ninguno
la to m a rá de allí en absoluto, pues es de ellos, pues con su esfuerzo la tra je ro n (MacAffe y
Barlow, 1946, citados p o r Parsons, 2002; Tlalocan TU, 1946).
I n d ic e t e m á t ic o
A
A b a so lo 111,211
A c a h in a n c o 257
A c a te te lc o 71,79
A c a tlá n 92,95,104
A c e q u ia 39,52,70,71,73,79,80,88,89,99,100,107119,141,255,258
A c o lh u a c a n 35,71,73,263
A c o lm a n 7 9 ,8 0
A c u e c u é x c a tl 38,43,256,258
A c u e c u e x c o 35,38,39,256
A c u e d u c to 10,35,36,37,38,53,5758,69,71,72,73,74,76,7787113,119,121,123,151,152,177178,181,186,203,206,237 238,255,
256,257,258,260,261,263,264,265,266
A c u ífe ro 221,223
A c u lh u a c a n 35,71,73,263
A g u a d a 27 28,41,45,46,221,223,224,225,231
A g u a d u lc e 15,18,37,82,129,131,133,139,161,164,181,257,259,261,263,255
A g u a p lu v ia l 19,29,51, Í21,206,249,273
A g u a s u b te r r á n e a 29,107181,211
A ja lp a n 6 4,67
A jusco 85
A lb a rr a d a 40,136,258
A lb a rr a d ó n 40,53,75,136,253,261,263
A lb e rc a 10,37,53,177 206,255,259
Al c a m a r illa 10,39,118,119,121,151,194,211,256
A ljibes 26,152,231
A ltep e x i 63
A lu v ió n 65,211
A m a n a lc o 86,106,107,109
A m a y u c a 90
A n á h u a c 191,263
A p a sc o 81,82,83,108
A rro y o 1 9,29,52,53,55,56,59,63,64,67,69,73,77,78, 81,82,85,86,87,88,89,90,93,95,100,113,152,163,173,191,205,237
A rro y o O to lu m 237
A ta rje a s 71
A te n e o 40,71,76,143
A tla c o m u lc o 87
A tla tla u c a 77
A tlixco 8 8
A to to n iia p a n 82
A v e n id a 10,11,52,53,61,63,65,69,91,98,100,107,121,124,135,206,258,261
A x o m u lc o 86
A y o tz in c o 40
A y o tz in g o 263
A z c a p o tz a lc o 255
A z u d 90,91
A z u la 26
B
B a ñ o s 75,195,196,197,223,237 262,263,265
B o lo n c h é n 4 4 ,4 5
B o rd o s 19,25.27,29,53,61.69,90,91,92,102,104,106,145,152,206
C a c a h u a te n c o 31,32,33,34,41,43
C aja 53.100,103,152,237,257 261,263,265,267
C aja d e a g u a 237 257,265
C a lc e to h 225
C a lp o la n p a n 71
C a lte n g o 86
C a m e lló n 38,39,106,139,141,143,145,152,164,173,256,273
C a m p e c h e 143,222,239
C a n a l 11,15,19,25,31,35,37,38,39,53,54,57,58,59,61,63,64,66,67,68,69,71,73,75,77,8 0 ,8 1 ,8 6 ,8 7 ,89,90.91,95,96,97,98,99,
104,105,106,107111,113,119, IB , 131,132,135,136,138,139,140,143,144,151,152,156,157,164,167,169,170,171,175,
177,181,186,191,193,195,201,203,206,211,212,213,215,216,217,229,237,239,241,242,243,245,249,250,251,252,
255,257,258,261,263,265,268,269
C a n a le ta s 229,230
C a n illo n e s 25,26,53,77
C a ñ o 36,37,38,39,52,53,73,74,76,134,256,261
C a n o a 25,37 38,39,40,53,77,111,134,151,256,261
C á n ta ro s 34,41,45,46,109,110, 111,112,221
C a p e c h é n 239
C e n o te 221,222,223,238,241
C h a c 233,231,232,233,234,235,236,237,245
C h a c m u ltú n 2 4 , 26,230
C halco 35,38,39,40,63.76.83,133,139,144,253,254,255,256,258,259,260,261,
C h a p u lte p e c 35,36,37,85,86,87,258,260,261,263
C h ia p a s 4 5
C h ic h é n I tz á 2 6,27,223,225,230,237
C h ic h tm e c a s 98
C h ic o m o z to c l0 6
C h in a m p a 79,134,141,143,252,255,258,281,287
C h in a m p a s 16,38,53,79,107111,132,134,135,138,139,141,142,143,144,145,146,173,250,251,253,255,256,257,261
C h ln a m p e r ia 132,136,139,140,254
C h o lu la 8 3 ,93,143
C h u ltú n 24,26,27,29,41,45,46,220,223,225,226,227,228,229,230,231,233,236
C h u n c a n a b 26
C ié n e g a 131,133,139,141,145,146
C is te r n a 5,10,19,25,26,27,34,41,152,229,231,233
C itla lte p e c 98,99,100,135
C itía lté p e tl 133
C o a h u ila ll3 ,115
C o lh u a s 260
C o lim a 55
C o m a lc a lco 195,239,240,241,242,244,245
C o m p u e r ta 10,56,57,59,61,100,137151,152,212,255
C o x c a tlá n 70,203
C o y o a c a n 35,38,4 0,255,256,261
C o z c a q u a u h c o 71
C u a u h tla lp a 39
C u e n c a d e l N e x a p a 87
C u e n c a d e M éxico 16,35,36,38,54,55,57,61,71,78,81,91,93,98,106,111,131,133,135,139,141.143,144,145,149,193,250,259,263
C u e rn a v a c a 83,85,86
C u e tla c h a titla n 71
C u ic a tlá n 77,95,150
C uicuilco 191,193,195,196
D e r r a m a d e r o 100,101,152
D e s a g u a d e ro s 3 9,89,256
D e sa g ü e 9,10,19,71,78,93,119,120,121,123,161,164,167,177,186,192,194,211,226
D e sh ielo 55,83,87
D iq u e 10,40,53,65,80,87,136,151,157,171,173,193,203,205,250,253,261
D re n a je 10,18,19,25,53,106,119,123,131,136,138,143,149,181,194,211,237,239,245,249,255,257,273,275,277
D u c to 123,167,171,175,176,177180,181,186,187,245
D z ib ilc h a ltú n 195,225,226,227
D zibiInocac41
E d z n á 41,220,225,230,239
E k b a la m 42,237
El P e te n 143
E m b a lse 31,63,64,65,67,106,169,206,211,223,225,261
E s ta d o d e M éxico 61,70,78,98,100,106,107,108,109,131,143,145,146,158
E s ta n q u e 19,34,41,71,73,237,239,245,249,255,261,265
E stia je 29,34,90,91,133
F u e n te 10,17,18,19,20,21,27,29,35,39,45,51,52,54,55,57,71,73,79,81,82,85,87,89,91,98,164,177181,187,213,218,225,253,
258,265,267
G a le ría f i l t r a n t e 53,113,152
G olfo d e M éxico 58,119,131,149,163,187,221
G u a te m a la 143,175
G u e r r e r o 54,55,58,60,62,91,92,93,94,95,102,104,105,162,163,166,167,168,172,194,261
H e la d a s 51,63,81,83,87,90,91
H idalgo 30,31,55,81,106,108
H ie rv e el a g u a 18,77,156,162,213,214,215
H o n d u r a s 143,221
H o r m ig u e r o 237
H u a q u e c h u la 8 3 ,8 8 ,8 9
H u e ite c p a n 7 1
H u e x o tla 7 6
H u e y a p a n 8 8 ,8 9
H u itiz la n 257
H u itz ilo p o c h tli 106,107 255
H u m e d a l 10,19,51,106,139,143,149,150,151,164,173,273
I
Ic h p ic h 26
I n filtr a c ió n 53,104,133
I n u n d a c ió n 10,15,19,38,52,53,61,63,101,105,119,123,131,05,141,149,161,164,173,206,211,258,261
I rr ig a c ió n 9,10,11,12,16,1719,35,51,53,54,55,56,61,63,64,67,85,100,107110,121,123,157,158,159,164,169,181,193,194,201,
203,205,206,207,211,212,213,218,249,250,263,267 273,274
I tz a m n á 241
Ix C h e b e l Yax 231,232
I x ta y u c a 85,86
I z ta p a la p a 135,255,259,261
I z ú c a r 8 3 ,8 8 ,89
J a g ü e y 10,19,25,27,28,29,30,31,79,206
J a la ! 28,45
J a lis c o 55,115,143,159
J o y C h a n 239,240,243
K
K a b a h 225,230,233,234,235,236
K om 26
K o m c h é n 225
L
L a b n á 26
L a c u s tr e 11,19,53,55,57,133,135,137,138,139,141,143,145,151, 191,252,253,255,261,263,
L ago 78, 114,133,135,136,139,150,151,193,223,251,255,258,261
L ago d e M éxico 136
L ago d e T excoco 135,193,258,261
L a g u n a 19,39,40,52,53,71,73,78,79,80,89,98,99,100,102,106,107,108,129,131,137,135,141,145,150,151,175,177,223,254,258,
259,261
L a g u n a d e A m a n a lc o 107
L a g u n a d e T excoco 78,79,98
L a g u n a d e T o to lte p e c 100
L a g u n a d e Z u m p a n g o 99
La O rg a n e ra -X o c h ip a la 194,195,196
La V e n ta 119,167 173,174,175,182,183,184,185,186,187,188,237,241
Lluvia 10,19,22,25,26,27.31,34,35,51,56,59,61,63,64,69,78,80,81,83,85,87,93,98,99,100,101,102,103,104,105,119,122,124,
133,145,159,161,169,171,175,181,183,185,201,212,218,221,223,225,229,233,241,245,250,253,257 265
Los T u x tla s 85,183
M
M a n a n tia l 19,29,35,37,38,39,43,52,53,55,56,59,63,67 69,70,71,75,77,78,79,81,82,83,85,86,87 88,90,107,131,133,152,191,
201,206,213,214,218,219,237,241,249,255,256,258,260,263,265
M a q u ito n g o 6 1,62,63,66
M a y a 9,16,21,26,27,29,41,42,45,151,195,221,223,225,230,231,233,237,239,241,245,273
M a z a p á n 71
M e sa d e C a c a h u a te n c o 31,41
M e sa d e M e tla lto y u c a 41
M ex ica 9,11,34,35,36,38,52,106,135,251,253,255,256,257,258,260,261,263
M éxico 9,10,11,12,15,16,17,21,35,36,37 38,39,40,54,55,57,58,61,70,71,78,79,81,91,93,98,100,106,107,108,109,111,113,119,
129,131,133,135,136,138,139,141,142,143,144,145,146,149,151,157,158,159,161,163,187,191,193,206,212,221,250,
253,256,258,259,261,263,265,267
M e z c a la 58,103,104,167,194
M ia h u a tlá n 67 68
M itla 111,213
M ix q u ic2 5 9
M lx te c a 55,95
M o n te A lb á n 34,59,211
M o re lo s 2 9,30,31,55,83,84,8 5 ,8 6 ,8 7 ,8 8 ,8 9 ,9 0 ,9 5 ,1 6 3 ,261
N a v e g a c ió n 15,51,106,107,136,138,149,151.187,237,239,255
N e c o x tla 4 1 ,63,68
O
O a x a c a 1718,25,34,35,55,59,63.64,77,83.93.95,96.97,102,109.111,112,156,159,162,197,211,213,214,
Ojo d e a g u a 38,40,212,213
O llas 29,34
O ím ec a 9,11,15,58,119,161,162,163,167,168,171,173,174,175,177178,180,181,182,183,185,187188,191,193
O tu m b a 57 78
P a h u a c a n 39,257
P a le n q u e 237,238,241
P a n t a n o 19,130,133,137,138,139,143,150,
P a p a lo tla n 71
PátzcL iaro 55,111,114
P e rú 16,64,143
P ila n c o n e s 29,34
P ilas 29,34
P o p o c a té p e tl 87,259
P o zas 152,176.181,195,217 225,265
P ozo 10,19,27,29,34,40,41,42,43,44,45,46,109,52,53,55,63,64,79,102,104,107111,112,113,119,123,175,193,211,223,225,249
P r e s a 10,19,38,39.53,54,56,57,59,61,62,63,66,67,80.82,83,87,90,91,92,93,94,95,96,97,98,99,100,104,105,106,107,108,
109,137,151,152,153,169,171.191,201,202,203,204,205,206,211,212,237. Derlvadom 53,57,80,90,92,94.95,97,
100,104,105,137,137,152. Efím era 53,80,80,91,92,93,104,151. Tem poral 98,151,90,91. PresiLa 53,59,64,80,
100,101
P re sa P u r r ó n 61,62,63,66,67,202,203,204,205,206
P u e b la 28,41,55,61,62,63,66,67,68,87,88,93,115,158,159,200,201,202,203,204,205,261
Q
Q u a u h y á c a c 71
Q u e tz a lc ó a tl 255
Q u in ta n a R oo 143,239
R e g a d ío 2 1 52,54,55,59.69,79,82,85,88,90,113,157158,203,
R e jo lla d a s 27,221,223
R e p r e s a 57,86,98,99,100,106,107,164,169,201,211,256,260,258
R iego 6,9,12,16,17,21,51,52,53,54,55,56,57,58,61,63,64,68,69,70,71,75,78,79,80,81,82,83,85,86,87 88,89,90,91,93,99,
102,103,104,106,107109,110,111,112,113,119,121,123,136,139,141,149,150,157,158,161,177186,191,203,211,212,
213,218,250,251,261,263,273,274
Río 14,19,24,41, 52,53,54,55,56,57,63,64,69,73, 77,7 8 ,7 9 ,8 0 ,8 1 ,8 2 ,8 3 ,8 5 ,8 6 ,8 7 8 8 ,8 9 ,9 0 ,9 1 ,9 2 ,9 3 ,9 4 ,9 5 ,9 6 ,9 7 ,9 8 ,9 9 ,
100,102,103,104,105,106,107,119,121,123,131,133,135,139,143,150,152,173,205,237,239,258,261
Río A c to p a n (C h a c h ala c a s) 119,121,123
R ío A g ü is o c 8 8
Rio A h u e h u e llo 8 8
Río A m a rillo (H oang- Ho) 157
Rio A m a tz in a c 8 8,89
R ío A p itz a c tlil0 3
R io A tila c 92
Rio A yocuac 88
Rio B a lsas 16,55,58,88,94,95,102,103,104,166,167,173
Rio B ec 143
Río C a n d e la ria 143
Río C a n t a r r a n a s 88
Río C h a c h a la c a s . V er Rio A c to p a n .
Rio C h iq u ito 174
Rio C o a tz a c o a lc o s 173
Rio C u a u titia n 97,98,100,135,261,263
Río E u f ra te s 157
Río G a n g e s 157
Río H itz ila c 88
Rio H u e y a tl 103
Río In d o 157
Río J a ja lp a 143
Rio L e n n a 143
Río Los R e m e d io s, V er Rio T acu b a.
Rio M a ta d e r o 88
Río M e z c a la 58,103,167
Rio M o ta g u a 143
Rio N a u tla 143,287
Rio N e x a p a 87
Río Nilo 157
Rio S a la d o 55,63,64,69,81,83,205
Rio d e S a n J u a n 80
Rio S a n J u a n 249
Río S a n L o re n z o 249
Río S a n t a M a ría 8 5,86
Río S ú ch il 94
Río T a c u b a (Los R e m e d io s) 91,93
Rio T e c h u c h u lc o 143
Rio T e o tih u a c a n 78,79
Río T ig ris 157
Río T la p a n e c o 91,104,105
Rio T u la 81,131
Rio V erd e 98
R ío X iq u ila 69,93
R ito 150,225,243,247259
R itu a l 18,37 38,39,71,150,161,167,169,173,175,181,185,186,195,221,223,233,237,239,241,245,253,255,256,257 258,267
s
S a b a c h é 4 5 ,46
S a n J o s é M o g o te 25,34,111
S a n J u a n d e T e o tih u a c a n 78
S a n L á z a ro E tla 111
S a n L o re n z o (P u eb la) 67
S a n L o re n z o ( T e n o c h titla n , V e ra c ru z ) 119,167,173,174,175,176,177,178,180,186,188,225,249
S a n Luis P o to s í 102
S a n M a r tin P a ja p a n 183,185
S a n ta C lara C o a titla n 57,61,193
S a r te n e ja s 218,227
Sayil 26,231,226
S e q u ía 15,22,71,88,102,106,133,139,149,250,258
S ie rr a d e Q u e tz a la p a 71,75
S u rc o 53,141,152
T a b a s c o 119,130,163,167173,174,181,182,184,186,187,188,239,240,244
T a c u b a 38,40,93,135,255
T a jin 54,119,123,125,126,158
T a jo n e s 139
T a m a u lip a s 102,159
T a r je a 73
T ecalis 104
T e c a m a c h a lc o 63
T e c o a tl 68,200,201,202
T e c o m a te p e c 158
T e h u a c a n 17,61,63,64,65,67,68,69,70,115,150,151,159,200,201,202,203,204,205,211
T e m a z c a l 195,196,197,223
T e m e x titla n 37
T e m o a c 8 8 ,8 9
T e n o c h titla n 11,35,37,38,40,57,73,106,119,135,139,251,255,257,258,259,261,263,267
T e o p a n te c u a n itla n 6 ,7 ,5 4 ,5 8 , 60,62,162,166,167,168,170,171,172,175,284
T e o tih u a c a n 6,8,76,78,79,119,135,143,191,251,277,279,283,284,285,286
T e o titlá n d el c a m in o 63
T e o tla lp a n 81,82
T e p a n titla 2 4 9
T e p e c u a c u ilc o l0 3
T e p e tla o z to c 76,100,101
T e p e tz in c o 71
T e p e x p a n 7 9,80
T e p e y a c 255
T e p ito 257
T e q u is is tla n 79,80
T e r ra c e o 173,191,211,213,251
T e r ra z a 25,35,61,64,69,70,71,75,77,89,90,104,152,193,206,212,213,215,217,218,245,250,257,265,268,269
T e te la 8 6 ,8 7 8 8,89,102
T e tz c o tz in c o 35,70,71,72,73,74,75,76,195,262,263,264,265,267,268,269
T ie rr a s la r g a s 25
T in a ja s 29,34
T la c o c h c a lc o 40
T la lh u ic a s 84,85
T la lo c a n 249,267
T la lo q u e 257
T la lte n a n g o 86
T la p a c o y a 131
T la té ite c 7 1
T la te lo lc o 0 5 ,2 5 8
T la tilc o 34
T la x c a la 55,57,115,143,261
T o c h im ilc o 8 8 ,8 9
T o lte c a 252
T o lte c a 79
T o lu c a 107143
T o to lte p e c 100,106,107
T o to n a c a 119,124
T r ip le a lia n z a 34,71,139,250,251,253,255
T u lu m 225
T upak239
T zicoac31,34,43
T z in a c a n ó z to c 71
ü
U lú a 143
U m á n 26
U x m a l 26,27 225,230
V alle d e A n á h u a c 191
V alle d e O a x a c a 17,64,111
V alle d e T e h u a c á n 17,61,63,64,65,67 68,69,159,200,201,202,211
V e n ta S a la d a 6 8,6 9
V e ra c ru z 31,32,33,41,42,43,85,118,119,120,122,123,125,126,143,158,163,167,173,176,181
V e rte d e ro 65,67125
V e r te d o r 59,152,206
X a lto c a n 76,100,135
X c a n a lc ru z 26
X c a n a lh e le b 26
X ilo te p e c 39
X k ic h m o o k 2 6
X o c h im ilca s 39,138,256,258
X o c h im ilco 40,57, 110,132,133,134,135,138,139,140,142,253,254,255,256,258,261
X o x o c o tla n 57,59,61,211,212,284
X u c h im ilco 38,138
Y a h u a liu h c a n 71,76
Y ak ax iú 26
Y ax ch ilán 237
Y u c a tá n 24,26,42,45,46,221,223,224,225,226,227,239
Z a a c h ila 111
Z a c a te p e c 95,96,97,193
Z a c u a lp a n 8 8 ,8 9 ,9 0
Z a n ja 19,25,53,53,111,131,139,141,143,145,152,193,255,261
Z a p o te c a 9,213,218
Z e m p o a la 76, 118,119,120, 121, 122,123,
Z e m p o a lte c a 121
Z in a c a n te p e c 63,68
Z u m p a n g o 99,100,133,135
Huiores
(22©ÜGS90e2SfíGSS)
Teresa Rojas Rabiela es investigadora del C1ESAS desde 1973. Recibió el prem io
Francisco Javier Clavijero en las áreas de H istoria y Etnohistoria en 1985, el
Premio de Ciencias Sociales de la Academia M exicana de Ciencias en 1987, la
Medalla Manuel Rodríguez Lapuente en 2003 y la Medalla Académica de la
Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología en 2004. Es autora,
editora y coordinadora de num erosas publicaciones; pionera de los estudios
históricos sobre sism os históricos en México; codirectora de varias colecciones
editoriales sobre antropología e historia; y responsable del proyecto El mundo
indígenay su iconografía:1826-1947.
José Luis Martínez Ruiz es antropólogo y director de docum entales
etnográficos, de tem as sociales y ecológicos. Investigador del IMTA, sus líneas
de investigación versan sobre antropología social, simbolismo del agua,
conocim iento prehispánico y la problem ática sociocultural de los recursos
hídricos. Es m iem bro fun d ad o r de la C átedra UNESCO-IMTA; El agua en la
Sociedad del Conocimiento.
Daniel Murillo Licea es doctor en ciencias sociales; sus líneas de investi
gación son; pueblos indígenas y agua; g o b ernanza y conflictos por el agua;
sistem as hidráulicos prehispánicos; agua y sociedad del conocimiento.
Pertenece a la Asociación Mexicana de H istoria Oral, a la International W ater
History Association, a la Plataform a de Comunicación p ara el Desarrollo en
Centroam érica y México; y es m iem bro fu n d ad o r de la Cátedra UNESCO-IMTA
El agua en la sociedad del conocimiento.
El lib ro Cultura hidráulica y sim bolism o
M esoam ericano ciel a g u a en el M éxico
prehispánico s e t e r m in ó d e i m p r im ir e n el
m e s d e n o v ie m b r e d e 2009, e n lo s ta lle r e s
d e LC im a g e n , Calle S u iz a No. 23 bis, Col.
P o rta le s, C.P. 03300, M éxico, D.F. La e d ic ió n
c o n s ta d e 1000 e je m p la re s.