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Haarman Harald-Historia Universal de La Escritura PDF
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HISTORIA
UNIVERSAL DE
LA ESCRITURA
HARALD
HAARMANN
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© 1991 by Campus Verlag GmbH.
© EDITORIAL GREDOS, S.A., Sánchez Pacheco, 85, Madrid, 2001, para la versión española.
m ig a
b ib l io t e c a
-«M AN WGOttN ROSADO'
a los países del Lejano Oriente (China, Corea, Japón), así como en los cen
tros de cultura de Méjico, con su milenaria historia escrita.
En este punto quisiera dar las gracias a mi mujer, Pirkko-Liisa Haarmann.
Juntos hemos emprendido numerosos y estimulantes viajes a países «preña
dos de cultura», y en ella he encontrado una compañera abierta con la que
puedo discutir sobre muchas cuestiones fundamentales relativas a la escritu
ra y la cultura.
H arald H aarmann
Helsinki, febrero de 1990
NOTA DEL TRADUCTOR
Para las transcripciones castellanas que aparecen en esta obra, hemos intenta
do, siempre que ha sido posible, respetar la ortografía y la morfonología de nues
tra lengua. En el caso de nombres de lenguas, hemos seguido las propuestas de
J. C. Moreno Cabrera, Lenguas del mundo, Madrid, 1990 (una lista similar apa
rece también en D. Crystal, Enciclopedia del lenguaje, ed. esp. dirigida por J. C.
Moreno Cabrera, Madrid, 1994, págs. 435-445), a donde remitimos en caso de
duda, aunque en algunas ocasiones hemos incluido a continuación, entre corche
tes, la denominación habitual en la bibliografía inglesa o francesa (p. ej., que-
pelés [kpelle]); en algunos pocos casos de lenguas no incluidas en la obra men
cionada, hemos castellanizado sobre la marcha. Por lo demás, la obra de Moreno
Cabrera nos ha servido también para aplicar sus propuestas no sólo a lenguas,
sino también a pueblos o a escrituras cuyas denominaciones coinciden con aqué
llas. El nombre de algunas escrituras relevantes se ha adaptado a la morfología
castellana con el final en -í (p. ej. las escrituras indias brahmí y carostí).
En cuanto a la transcripción de palabras comunes y de nombres propios
chinos, hemos seguido, lo mismo que hace Haarmann (con algunas vacilacio
nes), el sistema pinyin, que parece que va desbancando poco a poco al de
Wade-Giles; para cualquier duda, puede consultarse un cuadro de equivalen
cias entre ambos sistemas, como el que aparece por ejemplo en el Diccionario
español de la lengua china del Instituto Ricci, Madrid, 1977.
Para la transcripción del árabe, se ha seguido, salvo error (y exceptuando el
cuadro de la il. 202), el sistema habitual en España (el propuesto por la revista
Al-Andalus); agradecemos aquí la ayuda prestada por Salvador Peña, de la Univ.
de Málaga. Para las transcripciones del ruso, remitimos a J. Calonge,
Transcripción del ruso al español, Madrid, 1969.
En el caso de otras lenguas antiguo-orientales (egipcio, sumerio, acadio,
etc.), a falta —según parece— de una práctica coherente en nuestro país,
hemos tratado de dar las transcripciones más habituales en obras de referencia
recientes, a pesar de la repugnancia que causan no pocas de ellas (por ejem
plo, nombres de faraones como Djer, Djoser, etc.) y, en general, de la necesi
dad de usar signos diacríticos especiales.
12 Historia universal de la escritura
Finalmente, hay que decir que no ha sido posible unificar los criterios de
transliteración para los numerosísimos cuadros de escrituras y alfabetos que
figuran en la obra (cuadros de orígenes muy diversos). En algún caso aislado,
como en la il. 121, hemos adaptado la columna de «equivalencias fonéticas»
(de tal modo que {ch} alemana se convierte en nuestra {jJ y la {j ) en {y});
pero en la mayoría de los cuadros se ha respetado el original (de forma que
{j ) en la columna de «equivalencia» se corresponde casi siempre con nuestra
vocal {i}, nuestra consonante {y} o la semivocal/semiconsonante correspon
diente).
También queremos agradecer la ayuda de Daniel Hübner, de la Univ. de
Zaragoza; de M.a Cruz Salcedo, de la Univ. de Málaga, por su ayuda en la
confección de índices; y de Manuel Molina, del CSIC (Madrid), que nos ha
facilitado información sobre un par de inscripciones semíticas.
Jorge Bergua
INTRODUCCIÓN
esta modalidad gráfica no hay ninguna relación con los sonidos de la lengua,
uno puede leer inscripciones sumerias de finales del IV milenio a. C. o textos
chinos arcaicos en huesos oraculares del siglo xiv a. C. sin saber cómo se pro
nunciaba el sumerio o el chino de aquellos tiempos (ver cap. 4). Un progreso
importante en la evolución de la escritura es el paso de una modalidad de
escritura orientada a lo conceptual a otra en la que se escriben estructuras
fonéticas como sílabas (p. ej. la escritura cuneiforme acadia) o segmentos de
sonidos como grupos de consonantes (p. ej. la escritura jeroglífica egipcia). La
vinculación de signos gráñcos a la estructura fonética de la lengua posibilita
una mayor precisión a la hora de reproducir textos (ver cap. 5). La forma más
exacta de reproducir la lengua es por medio de signos alfabéticos, que corres
ponden a fonemas individuales. Esta fase evolutiva es cronológicamente la
más reciente, y al mismo tiempo constituye la forma más especializada de
escribir, si hacemos abstracción de modalidades estenográficas desarrolladas
secundariamente (ver Faulmann, 1880, 587 sigs. para su historia). Las escri
turas alfabéticas se han desarrollado en distintas épocas y en distintas partes
del mundo; la inmensa mayoría de estos sistemas gráficos se remontan a la tra
dición de la escritura alfabética semítica (ver cap. 6). La distribución a la que
se atiene la documentación de este libro debería ilustrar la esencia de la histo
ria de la escritura como la de una aproximación gradual de los signos gráficos
a la estructura fonética de la palabra hablada.
El camino evolutivo de la escritura sigue el de la historia cultural en gene
ral. Unas fases evolutivas reemplazan a otras, lo que no quiere decir que no
hayan sobrevivido siempre y en todas partes fases más arcaicas. Hoy en día
todavía hay culturas tradicionales en las que los hombres viven en comunida
des de cazadores y recolectores (p. ej. los pigmeos del África Central, los bos-
quimanos de Namibia o Botswana, o diversas tribus indias de la cuenca del
Amazonas). Es decir, que en la era del ordenador se ha conservado un estadio
cultural arcaico del que, hace muchos miles de años, arrancó toda civilización
superior. En el caso de la escritura la situación es similar, y en algunas partes
del mundo hoy todavía se escribe siguiendo el mismo principio gráfico que se
seguía hace ya miles de años. El mejor ejemplo en este sentido nos lo ofrece
la comunidad de lengua china, en cuyo sistema gráfico se ha conservado la
más antigua fase evolutiva de la historia de la escritura. Hoy en día también
se siguen utilizando escrituras silábicas; quizá el uso moderno más conocido
de este sistema sea el de Japón, pero los silabarios también se han conservado
hasta hoy entre diversas tribus indias de Norteamérica, por ejemplo entre los
cri, montañeses [chipewyan] y dené. La explicación de por qué las fases evo
lutivas de la escritura se han cumplido en unas regiones antes que en otras, y
de por qué algunos sistemas gráficos se han difundido con más fuerza que
otros, la encontramos en la historia de los contactos interculturales. De ahí que
en este libro se haya concedido un amplio espacio a la presentación de las
Historia universal de la escritura
Este libro quisiera, entre otras cosas, sustituir tales puntos de vista anti
cuados por una perspectiva que le abra a la historia de la escritura una nueva
dimensión histórica y comparada. Una de las novedades más importantes en
la investigación de los últimos años es que se sabe que los comienzos de la
historia de la escritura hay que situarlos como mínimo dos milenios antes; la
cultura escrita de la Humanidad empezó hace unos 7000 años. En conexión
con estos nuevos conocimientos sobre la escritura, son muchos los contextos
históricos que hay que interpretar de nuevo, y ahora se puede aclarar la rela
ción que hubo entre sistemas gráficos, relación que antes estaba envuelta en
la oscuridad. No es producto del azar que se haya tratado de una forma espe
cialmente circunstanciada el papel de Creta y de sus modalidades gráficas;
desde la Antigüedad, Creta fue una encrucijada cultural, tanto para los influ
jos antiguo-europeos que del oeste se dirigían al este («ex Occidente lux»)
como para las corrientes culturales que, procedentes del Antiguo Oriente,
dejaron sentir sus efectos en Europa («ex Oriente lux»); (ver cap. 2, 6 y 7).
Quien se interesa por las escrituras del mundo también quiere saber cuán
tas lenguas hay en total; pero hasta ahora nadie ha podido dar el número exac
to de lenguas que se hablan en el mundo. La causa no radica tanto en la inca
pacidad de lingüistas, antropólogos o etnólogos cuanto, más bien, en las múl
tiples dificultades con las que se enfrenta la definición y clasificación de len
guas. Y hasta ahora nadie ha podido contestar de-forma concluyente a la pre
gunta de si, en realidad, tiene sentido querer «contar» las lenguas del mundo.
A modo de orientación general, mencionaremos aquí el mayor número de len
guas de las que se haya hecho jamás un listado. Según Grimes (1978), hay un
total de 5.103 lenguas vivas; si añadimos a la cuenta las formas lingüísticas
extinguidas, el número se incrementa en varios centenares. Sólo en la India
hay difundidas 1.652 lenguas, y América del sur y África cuentan cada una
con bastante más de 1.000 lenguas individuales. El número más reducido de
lenguas (menos de 70) lo encontramos en Europa; por otra parte, a las cien
lenguas con mayor número de hablantes les corresponde por sí solas más del
90 por ciento de la población mundial.
De todas las lenguas vivas del mundo, sólo se escribe un 13% aproxima
damente, es decir, que la gran mayoría de lenguas individuales son ágrafas.
Entre las lenguas escritas figuran todas las de rango mundial, cuyos hablan
tes suponen en conjunto más del 60% de la población del mundo; las comu
nidades lingüísticas del chino, inglés, español, ruso, hindí y alemán represen
tan por sí solas cerca de la mitad de la población de la tierra. Esto significa,
en concreto, que la cultura escrita está difundida entre la mayoría de los habi
tantes de nuestro planeta. En regiones multilingües, muchas personas cuya
lengua materna no se escribe también participan del uso de la escritura, en la
medida en que su segunda lengua es una lengua escrita (p. ej. los curdos
bilingües en Turquía, que leen y escriben el turco). Sólo una parte relativa
20 Historia universal de la escritura
tan unilateral como la idea según la cual el único modo coherente de conser
var informaciones para su reutilización es la forma escrita.
minantemente animistas. Así que si uno quiere entender las pinturas rupestres
de la Edad de Piedra, tiene que desprenderse de las percepciones modernas
relacionadas con aquello que asociamos con conceptos como «información»,
«escribir», «coherencia lógica», «sentido», «texto» y otros. Uno no puede
«leer» pinturas rupestres, pues no están vinculadas a la lengua; uno debe
interpretarlas, y debe hacerlo partiendo del contexto cultural en el que esta
ban insertas en la época de su creación.
Antes de que el hombre moderno pueda conseguir penetrar en el sentido
de las pinturas rupestres, debe familiarizarse con sus técnicas compositivas y
con sus motivos, es decir, debe aprender los fundamentos culturales de la téc
nica figurativa. El esfuerzo que esto supone se puede comparar perfectamen
te con el que conlleva aprender las palabras y la gramática de una lengua
extranjera para entender textos escritos en ella. Quien se acerca de este modo
al sentido de las pinturas rupestres de la Edad de Piedra se queda asombrado
de la enorme cantidad de información que cabe en algunas composiciones
figurativas. Este tipo de observaciones invitan a reflexionar sobre la capaci
dad de rendimiento de la técnica figurativa, de la que en general se supone
que es inferior a la de la lengua escrita. Debería uno ser precavido con tales
valoraciones, pues son susceptibles de deformar la perspectiva desde la que
se contemplan los procesos culturales. La técnica figurativa es un medio de
expresión cultural cuya capacidad para fijar informaciones es difícil sobreva
lorar. Para demostrarlo, me gustaría invitar al lector a que me acompañe al
mundo del Neolítico, a una época en la que el norte de Europa estaba pobla
do por cazadores y pescadores organizados en grupos familiares y clanes tri
bales poco rígidos.
Pinturas
rupestres en
la región del
Mar Blanco
1. Mar de
Barents
2. Mar Blanco
3. Lago Onega
4. Lago
Ladoga
5. Murmansk
6. Belomorsk y
Bajo Wyg
como parte
del canal
Mar Blanco-
Mar Báltico
• Lugares de
hallazgos
(2) Motivos y composiciones rupestres en la «pizarra» del lago Onega to
Os
(6) El dibujo rupestre de Ramsund, a orillas del lago Malaren (siglo xi)
(7) Detalle del tapiz figurativo de Bayeux (c. 1100; construcción de la flota
invasora normanda y desembarco)
Hombres, imágenes y símbolos 37
Por más que al hombre moderno una pared de roca se le antoje un soporte
de imágenes anticuado, esto en modo alguno significa que la técnica figurati
va como tal sea una reliquia del pasado. No sólo vivimos en una época en la
que es técnicamente posible la reproducción fotomecánica de imágenes, sino
también en un mundo que no se puede pasar sin la técnica figurativa para la
transmisión de noticias e informaciones. El tráfico moderno sin símbolos
figurativos es tan poco imaginable como las esferas de la técnica y la tecno
logía. Y es que muchas veces la lengua, en forma hablada o escrita, renuncia
a su función allí donde una imagen puede ser de gran ayuda. ¿Quién querría
renunciar en su vida cotidiana a las ilustraciones gráficas destinadas a ins
trucciones de uso o de funcionamiento de aparatos técnicos? Y las imágenes
tienen además muchas funciones prácticas e intemporales (il. 8).
38 Historia universal de la escritura
El contraste cultural del que se trata aquí se presentó cuando colonos euro
peos emigraron a Norteamérica e hicieron acto de presencia en el mundo de
los indios. Por ambas partes había un estado de notable desorientación en
cuanto a cómo había que tratar al «otro». Los blancos no tenían parámetros
con los que valorar a los indios, su cultura y su mentalidad, y los americanos
autóctonos se vieron sin querer inmersos en un estado de shock cultural del
que muy pocos salieron indemnes. Muchos blancos confiaron en el poder de
las armas, que parecía ser la mejor garantía para su «paz colonial». Pero tam
bién los hubo que creyeron en el poder de la palabra, y que entablaron comer
cio con los indios o entraron en conversaciones sobre terrenos para los blan
cos. Uno de ellos fue William Penn, que en el año 1682 estableció un contra
to con los delaware; se trataba nada más y nada menos que de las comarcas
que más tarde formarían el estado norteamericano de Pennsylvania. Como
hombre del mundo civilizado que era, William Penn redactó un contrato,
40 Historia universal de la escritura
( 9 ) E l c o n t r a t o d e W i ll ia m P e n n c o n l o s d e l a w a r e , e n e l a ñ o 1 6 8 2
a ) E l c o n t r a t o e n la v e r s i ó n d e l o s b l a n c o s
Hombres, imágenes y símbolos 41
escrito naturalmente en lengua inglesa (il. 9 a). Aquel trozo de papel con tra
zos negros no tenía significado alguno para los indios que eran parte en el
trato, lo que no significa que no estuvieran interesados en conservar para sus
descendientes el memorable suceso de la firma del contrato. Los delaware
redactaron su versión, un típico contrato indio (il. 9 b). Este contrato indio, a
su vez, les decía poco a los blancos: para ellos aquello eran tres cintas con
motivos decorativos.
Ambas partes tenían su versión del contrato; cada parte contratante estaba
comprometida con las tradiciones de su propia cultura y se atuvo a dicho
compromiso. La función y el significado del escrito que William Penn redactó
como contrato no necesita que se les explique a quienes pueden leer este
libro. El texto del contrato contiene muchas muletillas retóricas que tienen
poca relación con el asunto en sí, es decir con el contenido del contrato. El
contrato indio está construido de un modo totalmente distinto, aparte del
hecho de no estar escrito. Estas cintas reciben el nombre de wampum, que es
una palabra algonquina. Están formadas por una combinación de varias cuer
das en las que se han alineado conchas ovaladas de colores; las conchas están
perforadas por el centro y ensartadas en la cuerda. El contrato con Penn cons
taba de tres wampum. En el primero se representa a las partes contratantes por
medio de figuras bordadas; los motivos geométricos de las otras cintas sim
bolizan montañas y cursos de agua. En las cintas no se utiliza el color rojo,
pues simbolizaba la guerra. La disposición de las cuerdas, la distribución de
los motivos y la elección de los colores sirven en estos wampum de vehícu
los de información. La representación de montañas y de ríos no tiene en modo
alguno la finalidad de preservar detalles cartográficos. Se trataba solamente
de recoger estos motivos en las cintas a modo de apoyo para la memoria; de
qué montañas y ríos en concreto se hablaba en el contrato, era algo que que
daba confiado al recuerdo de los presentes. Con ayuda de los wampum se
podían mantener vivos en el recuerdo acontecimientos como declaraciones de
guerra, contratos de paz o coaliciones de tribus. La tradición de las cintas o
cuerdas wampum tuvo una vitalidad especial entre los indios algonquinos y
entre los iroqueses del noreste (Pinnow, 1964, 105 sig.).
Si se comparan entre sí las versiones del contrato, puede decirse que son
equivalentes, lo que no significa que una fuera una «traducción» de la otra.
Ni siquiera se trata de una transferencia de contenidos, pues ambas versiones
son redacciones originales. El contrato que Penn estableció con los delaware
se ha transmitido en forma bicultural, pero no bilingüe; tanto el espectro
informativo como la elección de detalles relativos al contenido y al propio
acto de la firma del contrato de que se quería guardar memoria, eran cosas
culturalmente muy distintas para una y otra parte. A los indios los wampum
les servían de apoyo memorístico para poder hablar por largo tiempo de este
importante suceso en tomo al fuego del campamento. Lo que se contara en
(9) b) El contrato en la version de los indios
Hombres, imágenes y símbolos 43
* 4
payai
clla-vino
payai
ella-vino
w em itc em a p
ayudó-a-todos
madamente difusa. Por más que la sucesión de imágenes garantice una con
catenación conceptual ordenada linealmente, el modo en que se memoriza
depende exclusivamente de la capacidad de recuerdo y sobre todo del arte del
recitador-narrador que expone oralmente el contenido de la crónica tribal. De
este modo, el texto narrado basándose en la sucesión de imágenes es un pro
ducto único del discurso hablado, cuya forma o configuración no está fijada
por las imágenes. Por ello es equivocado hablar —como se hace a menudo—
de la técnica de los kekinowin como de una escritura de ideas (p. ej. Pinnow,
1964, 106 sigs., Friedrich, 1966, 23 sigs., Jensen, 1969, 40 sigs.). El concep
to de «escritura» presupone la asociación consciente de símbolos gráficos con
estructuras lingüísticas —sea en el nivel semántico o en el fonético—, una
circunstancia que no se da en los kekinowin (ver cap. 3, pág. 157 sig.). Pero
la descripción india aclara con mucha mayor precisión que una explicación
científica en qué consiste realmente esta técnica figurativa, pues Walam Olum
significa «la pintura verídica».
La tradición de los kekinowin entre los indios algonquinos no era un bien
cultural general, del que participasen todos los miembros de la tribu. Esta téc
nica era más bien un secreto, celosamente protegido, de los hombrps-medici-
Hombres, imágenes y símbolos 45
píente (1). Tras estas deliberaciones «Doce Viento» desciende del cielo y con
tres acompañantes emprende el viaje (2), cuyo símbolo es una soga. Más tarde
llegan a una alta montaña, a orillas de cuyo río esperan a «Doce Viento» cua
tro sacerdotes con regalos (3). Encima de ellos, unas huellas de pies en un orna
mento con forma de cinta simbolizan el viaje de «Tres pedernal»,.la novia (4).
Un sacerdote la lleva a la boda sobre sus espaldas (5). De los sacerdotes que
acompañan a «Doce Viento», uno porta una antorcha, otro toca música soplan
do en una caracola y el tercero quema incienso (6). Encima de ellos se repre
senta a sacerdotes con regalos (7). A su izquierda vemos al novio y a la novia
en una escena de baño ritual (8). El baño en común tenía el significado simbó
lico de una petición de mano. Después del baño se dirigen los dos a la cama
nupcial, donde se los representa acostados bajo una manta común (9). Todas las
acciones que forman parte de la ceremonia nupcial las dirige un alto sacerdote
(10), que está allí sentado con un pájaro en la mano. En la línea superior están
representados dioses y sacerdotes que siguen la ceremonia desde el cielo (11).
Entre los testigos que presencian el acontecimiento nupcial está también un
hombre con un suntuoso atavío en la cabeza, visible en la parte izquierda (12).
(1 3 ) N a r r a c i ó n f i g u r a t i v a d e la m ig r a c ió n d e lo s a z t e c a s
( d e t a l l e d e l C o d e x B o ttu r in i)
Probablemente todos los lectores de este libro identificarán —por así decir
de forma automática— el símbolo de arriba como un punto. Nada tiene ello
de extraño, pues el símbolo gráfico en cuestión, destinado a marcar el final de
frase, se asocia fácilmente con el contexto textual que lo precede.
Considerando la cosa con más exactitud, la comprensión del símbolo como
un punto emana de una especie de valoración previa, concretamente de su
interpretación como un signo determinado que cumple en textos escritos una
función ortográfica bien conocida. Esta interpretación, por lo demás, sólo es
familiar para aquellos que saben leer y escribir; para un analfabeto el uso del
punto como símbolo ortográfico no tiene nada de evidente, pues para él el
punto no tiene ninguna función práctica.
La interpretación del símbolo de arriba como signo ortográfico presupone
un saber acerca de las convenciones de la cultura escrita. Que precisamente
un punto marque el final de una Arase es una convención puramente arbitra
ria. La misma función podría desempeñar por ejemplo un trazo oblicuo, como
es el caso de la separación de frases en los antiguos textos jeroglíficos cre
tenses. Sin una vinculación con sistemas gráficos determinados, eso que lla
mamos «punto» carece por completo de carácter simbólico, y ópticamente
puede tratarse de un excremento de mosca en el cristal de una ventana o de
un elemento decorativo en un dibujo. Todas las funciones simbólicas con las
que, en las diversas culturas humanas y en épocas diversas, se ha utilizado el
punto como convención gráfica, son arbitrarias, y ninguna de esas funciones
viene dada de antemano por esta forma gráfica. No es que un punto en cuan
to tal represente algo de por sí, sino que aquello que debe simbolizar es inter
pretado por el hombre en virtud de su capacidad de utilizar símbolos abstrac
tos. Sólo la incardinación del punto en un sistema de símbolos es capaz de
transmitir un valor simbólico. Y sólo cuando uno sabe a qué sistema de sig
nos pertenece puede descifrar su valor simbólico concreto.
Como símbolo abstracto, el punto ha llamado la atención de los hombres
desde los comienzos de la fijación visual de informaciones. En los dibujos y
pinturas rupestres paleolíticos no es infrecuente que aparezcan puntos en
54 Historia universal de la escritura
(1 4 ) L in e a s d e p u n to s e n lo s c o m p l e jo s f i g u r a t i v o s d e la c u e v a d e L a s c a u x
Hombres, imágenes y símbolos 55
(1 5 ) S ím b o lo s a s o c i a d o s a la s p i n t u r a s r u p e s tr e s p a l e o l í t i c a s d e E s p a ñ a y F r a n c ia
(c o n in d ic a c ió n d e l y a c i m i e n t o )
Lascaux
Niaux i i Niaux
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i* Pindal
Hombres, imágenes y símbolos 57
res que hoy siguen especulando acerca de su utilidad. A estos objetos se los
ha llamado «bastones de mando». Hay unanimidad en pensar que estos bas
tones no eran objetos de uso cotidiano, ya que en la mayoría de ellos se han
grabado numerosas representaciones figurativas y signos abstractos. Es por
ello natural considerar los bastones de mando como objetos de especial sig
nificación para los habitantes de las cuevas. Quizá fueran objetos rituales
cuyo manejo estaba reservado a personas especiales, por ejemplo hechiceros.
La mayoría de los investigadores no ven en las figuras y símbolos de los bas
tones de mando otra cosa que elementos decorativos, haciendo con ello de los
bastones objetos de un «arte» paleolítico en sentido propio. Pero es comple
tamente distinta la valoración que se obtiene si se atribuye un contenido
simbólico a los elementos «decorativos». De hacerlo así, en ciertas circuns
tancias se llega a interpretaciones de largo alcance sobre el estado de conoci
mientos del hombre en culturas paleolíticas. Vamos a ilustrarlo con el ejem
plo del bastón de mando de Cueto de la Mina, en la región española de
Asturias (il. 16), que ha sido interpretado por Marshack (1972, 213 sigs.).
El bastón de mando encontrado en Cueto de la Mina data del periodo del
Magdaleniense Superior, así que tiene por lo menos 12.000 años de antigüe
dad. El bastón está tronchado, y sólo se ha conservado el fragmento que cabe
suponer más grande. Los elementos «decorativos» pueden dividirse en dos
grupos: hay elementos que tienen un carácter inequívocamente figurativo (p.
ej. cabezas de cabras monteses) y otros que son totalmente abstractos (con
cretamente se trata de incisiones en forma de rayas). La disposición en gru
pos, especialmente de los signos abstractos, hace natural suponer que no
estamos ante motivos de embellecimiento, sino ante símbolos destinados a
fijar determinadas informaciones. Si es verdad que las incisiones del bastón
de mando son símbolos, las informaciones con ellos expresadas deben for
mar parte de un contexto común. ¿Qué clase de contenido permitiría inter
pretar el cúmulo de marcas partiendo de un contexto homogéneo? Marshack
ofrece una audaz interpretación: pone las incisiones en relación con un posi
ble modelo de las fases de la órbita lunar. El resultado es el registro de los
cambios lunares desde mediados de febrero hasta octubre (il. 17). En sus
conclusiones Marshack (1972) llegó a diagnosticar que «el hueso de Cueto
de la Mina sirve a todas luces como una «piedra de Rosetta» que ilumina la
finalidad general y la disposición del código de notación, y sirve también
para constatar la complejidad notacional-simbólica de las marcas del
Paleolítico Superior». Con esta función, el bastón de mando apunta a un
saber especial del hombre paleolítico sobre fenómenos naturales. Este saber
estaba con toda probabilidad restringido a los hechiceros, que tenían que
velar por el cumplimiento de rituales destinados a conjurar la magia de la
caza y de otros actos ceremoniales. Los últimos hechiceros se llevaron su
saber a la tumba, y nadie podrá ya comprobar si la interpretación moderna
58 Historia universal de la escritura
(1 6 ) I n c is io n e s g r a b a d a s en un o b je t o d e c u lto p a l e o l í t i c o (« b a s tó n d e m a n d o » d e
H o m b r e s , im á g e n e s y s ím b o lo s
(1 7 ) I n te r p r e ta c ió n d e la s in c is io n e s d e l b a s tó n d e m a n d o c o m o n o ta c ió n d e un m o d e lo d e la s f a s e s d e la ó r b ita lu n a r
60 Historia universal de la escritura
(1 8 ) L a té c n ic a d e lo s n u d o s q u ip u
1 2 3 4 5 6 7 8 9
a ) R e p r e s e n ta c ió n d e lo s n ú m e r o s 1 a l 9
B D C B A
b ) R e p r e s e n ta c ió n d e l n ú m e r o 3 6 4 3 en q u ip u c ) R e p r e s e n ta c ió n d e u n a s u m a
vendría ser prudente. «El hecho de que se llevaran estas estadísticas se valoró
como prueba del carácter socialista del imperio inca. Pero no debería uno
dejarse cegar por este eslogan. El registro de la población por clases de edad
y de los bienes producidos por medio del trabajo forzado servían simplemen
te para obtener información sobre los recursos en fuerza de trabajo y mate
riales, cosas sin las que no hubiesen sido posibles las conquistas ni la intensa
actividad constructiva. Sin duda el uso de las cuerdas de nudos indujo a los
incas a clasificar a la población de modo similar» (Métraux, 1976, 103).
Los valores numéricos se marcaban por medio del número y la posición de
los nudos en cada cuerda, así como por el número de cuerdas reunidas en gru-
62 Historia universal de la escritura
(1 9 ) E l in t é r p r e t e in c a d e l q u ip u ( q u ip u c a m a y o c )
pos (il. 18). Una ventaja de las cuerdas de nudos radicaba en que no sólo se
podía conservar el resultado de una operación de cálculo sino también cada
uno de sus pasos. Además era posible, por medio de la elección de colores,
remitir al contexto en el que se situaba un registro estadístico. Por ejemplo, el
color blanco de las cuerdas significaba que se trataba de dinero o en general
de cosas pacíficas (es decir, no militares). En cambio colores como el amari
llo, el dorado o el rojo situaban la estadística en un marco militar. Por lo
demás, estas variaciones en los colores no podían proporcionar más que una
indicación de contexto de carácter general. Pero la única forma de garantizar
un entendimiento cabal de los valores y registros numéricos era que aquel que
era responsable de la confección de las cuerdas de nudos explicara oralmen
te su finalidad y su contenido. Así, el contenido de las cuerdas de nudos sólo
se podía descifrar por medio de las explicaciones orales del quipucamayoc
(guardián de los nudos), que situaba los valores numéricos en su contexto (il.
19). En cada ciudad y en cada pueblo del Imperio inca había funcionarios rea
les con el título de quipucamayoc; ellos eran los bibliotecarios y archiveros
del estado andino.
La dependencia de los quipus del uso de la lengua hablada era especial
mente detectable cuando los valores numéricos y cálculos eran parte inte
grante de noticias o comunicaciones transmitidas a terceros. Sin indicaciones
orales sobre el contexto, las informaciones almacenadas en una cuerda quipu
tenían un valor limitado. Así no es nada extraño que en nuestros días, es decir
en una época en la que ningún quipucamayoc podría ya informar del conteni
do y del marco de referencia de las estadísticas, se haya especulado amplia
Hombres, imágenes y símbolos 63
( 2 0 ) S ím b o lo s d e id e n tif ic a c ió n en la h is to r i a y e l p r e s e n te
a ) M a r c a s d e a lf a r e r o en c e r á m ic a c h ip r io t a d e l III m ile n io a . d e C .
zas de cerámica fabricadas por él. Esta costumbre se mantuvo en las socieda
des históricas y se legalizó como medio de reconocimiento. Hasta el día de
hoy las marcas de alfarero siguen siendo de uso corriente, y las encontramos
lo mismo en productos manufacturados que en los producidos con máquinas.
Las m a r c a s d e e s t i r p e o d e t r i b u sirven para la identificación cultural; su sim
bolismo es especialmente rico en las culturas tradicionales de los pueblos
de Eurasia (László, 1974, 52 sigs.). La posesión se señalaba y se señala por
medio de marcas de propiedad, que nos encontramos en forma de marcas de
la casa, de fábrica u otras configuraciones. También la moderna sociedad
industrial ha hecho su aportación a este proceso de formación y de uso de
símbolos, y lo ha hecho con su miríada de l o g o t i p o s ( c o m e r c i a l e s ) . Este sim
bolismo, diversificado en múltiples funciones de identificación y asociación,
ha acompañado al hombre en las fases decisivas de su evolución cultural,
pero su historia cultural está aún por escribir. '
Hombres, imágenes y símbolos
n n n ñ A / / V T Í> / j ? ¿
c ) M a r c a s d e p r o p i e d a d d e la L a p o n ia
su eca
d ) L o g o ti p o s m o d e r n o s
Pero aún hay otros tipos de identificación humana con el entorno que pue
den igualmente manifestarse por medio de símbolos. También las relaciones
mágicas y míticas poseen su simbolismo característico. En diversas regiones
del mundo se han descubierto, en excavaciones arqueológicas, objetos con
símbolos de tipo figurativo y también abstractos, que han supuesto un rom
pecabezas para expertos en la escritura e intérpretes de la cultura. La dificul
tad fundamental para interpretar tales objetos radica precisamente en que no
se sabe si se trata de fijación de una lengua o no. Un sensacional hallazgo de
esta naturaleza son los p e d e r n a l e s p i n t a d o s d e l a c u e v a d e M a s d ’A z i l (depar
tamento de Ariége), en las faldas de los Pirineos (il. 21). Dado que algunos
de los símbolos recuerdan a las letras de los posteriores alfabetos fenicio,
griego y latino (por ejemplo el signo en forma de E), está expedito el camino
H.* DE LA ESCRITURA.-3
66 Historia universal de la escritura
(2 2 ) P ie d r a s d e c o r a d a s d e s t in a d a s a l c u lto d e lo s a n te p a s a d o s ( « p i e d r a s d e
a lm a s » ) d e lo s a r a n d a d e A u s tr a lia
caso de especulaciones según las cuales las piedras de Alváo serían docu
mentos de una escritura mediterránea desaparecida. Si estos grupos de sím
bolos no son signos de escritura, la única interpretación alternativa y cohe
rente que queda es la hipótesis de que se han practicado en las piedras sím
bolos cultuales-rituales. Pues es totalmente descarriado sumarse a la opinión
de Jensen (1969, 32), que ve en las incisiones «garabatos lúdicos». Cuando
uno piensa en la austeridad del culto a los muertos que se respira en las tum
bas megalíticas, es difícil imaginarse que un miembro de esta cultura hubie
se practicado garabatos lúdicos en una cámara funeraria.
También determinados dibujos rupestres han agitado una y otra vez el
espíritu de científicos y legos, y ello quizá porque estas composiciones de
figuras y símbolos desafían con su fuerza cualquier interpretación. Así, a una
composición de símbolos figurativos y abstractos hallada en la cueva de La
Pasiega (Santander) se le ha atribuido el carácter de escritura figurativa debi-
68 Historia universal de la escritura
( 2 3 ) P i e d r a s c o n s í m b o l o s in c is o s , p r o c e d e n t e s d e u n a tu m b a m e g a l ít ic a en
P o r t u g a l (A lv á o )
do a la disposición lineal de los motivos (il. 24). A juzgar por los útiles encon
trados en la cueva, se supone que en la última fase del Paleolítico hubo aquí
un lugar de culto cuyo apogeo puede fecharse en tomo al xn o xi milenio a.
C. La «inscripción» se encuentra en la parte izquierda de una pared de roca,
donde se estrecha el acceso a la cueva principal, que es como una galería. Por
el lugar especial que ocupa, algunos han interpretado el contenido de la «ins
cripción» como prohibición de penetrar en el recinto sagrado del área de
culto. Las especulaciones en tomo a la «lectura» de la «inscripción» de La
Pasiega se han plasmado en explicaciones que son tan misteriosas como el
propio original.
La inseguridad en la interpretación se explica en parte por el hecho de que
la combinación de la técnica figurativa con la simbólica (sin relación con la
(2 4 ) L a m i s t e r io s a « i n s c r i p c i ó n » d e la c u e v a d e L a P a s i e g a (S a n ta n d e r )
Hombres, imágenes y símbolos 69
(2 5 ) C o d if i c a c io n e s m o d e r n a s d e in f o r m a c ió n
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a ) C o d if i c a c ió n p a r a 9
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samente hablando— una concesión que una tec- T
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Retour
Hombres, imágenes y símbolos 71
¿Dónde hay que buscar entonces la clave del comienzo del uso de la escri
tura en las culturas antiguas, y por qué no se ajustan a la realidad las consi
deraciones racionales del observador moderno? Para contestar a estas pre
guntas lo mejor será dirigir nuestra atención hacia la civilización más antigua
del mundo, es decir, la más antigua cultura regional de la Antigüedad en la
que está atestiguado el uso de la escritura. No estamos hablando del ámbito
cultural sumerio en Mesopotamia, del que todavía hoy muchos suponen que
fue la «cuna» de la humanidad civilizada. También en los círculos científicos
especializados se impone muy despacio la idea de que la civilización más
antigua que merezca este nombre hay que buscarla en Europa. Sus inicios se
remontan hasta el VII milenio a. C., y su núcleo se encontraba en la Europa
sudoriental. A la arqueóloga lituana afincada en los Estados Unidos M.
Gimbutas le debemos el tener hoy en día un cuadro general y bastante digno
de crédito de este ámbito cultural, que ella llama «Antigua Europa» (Oíd
Europe). Según Gimbutas (1974, 17), está fuera de duda que la Antigua
Europa era una civilización en el sentido cabal de la palabra: «Si se define la
civilización como la capacidad de un pueblo determinado para adaptarse al
entorno y desarrollar habilidades artesanales y técnicas, una escritura y rela
ciones sociales, entonces es evidente que la Antigua Europa tiene en su haber
un notable grado de éxito» (cursiva del autor).
La civilización antiguo-europea hunde sus raíces en el Neolítico, es decir
en el último periodo de la Edad de Piedra. Por aquel entonces el empleo de
los metales era aún desconocido, aunque en la fase más reciente de evolución
cultural, es decir en el IV milenio a. C., se confeccionaron joyas y adornos de
scritura, religión y civilización 75
( 2 6 ) E l c o m p l e jo c u ltu r a l d e la c i v i li z a c i ó n d e V in ca (c. 5 3 0 0 - 3 5 0 0 a .C .)
Vinca; entre ellos se cuentan casi 2000 figuras de arcilla. Dado que Vinca es
el sitio con la estratigrafía más exacta y más extensa, se convirtió en la clave
de la cronología cultural de toda el área.
Como es sabido, en el VII milenio a. C. el Neolítico hace también su apa
rición en Asia Menor, especialmente en Anatolia, con asentamientos pareci
dos a ciudades y un simbolismo religioso característico. La Antigua Europa,
cuya civilización se desarrolla en la misma época, no queda en ningún senti
do —ni cualitativo ni cronológico— rezagada respecto a la evolución en
Asia. Al contrario, los asentamientos antiguo-europeos del VI milenio exhi
ben una dinámica evolutiva más acusada que los de Anatolia. Puede que esto
sea determinante para explicar el notable hecho de que las formas culturales
del complejo de Vinca —y también de toda el área— sean autóctonas y no
acusen influencias minorasiáticas (Renfrew, 1969). Los asentamientos de la
Antigua Europa eran grandes y cubrían una superficie de diez o más hectáre
as. En estas ciudades había casas con dos o tres sectores, dispuestas en filas
a modo de calles. La cultura material de los antiguo-europeos, que no eran
indoeuropeos, indica la existencia de una agricultura primitiva. En las proxi
midades de esta población que practicaba la agricultura vivían también caza
dores y pescadores que conservaban sus propios usos; los cazadores y pesca
dores estaban asentados sobre todo en los valles fluviales situados al norte del
ámbito de la civilización antiguo-europea. Cuando las culturas regionales
vivieron su momento de apogeo en el V milenio a. C., no había en Asia
Menor ninguna zona con una densidad de asentamientos comparable, ningún
pueblo con una tradición artesanal y artística tan desarrollada ni tampoco nin
guno cuyas ideas religiosas se hubiesen plasmado en objetos de culto con
tanta abundancia como entre los habitantes de la Europa sudoriental.
Hay una serie de paralelismos entre Anatolia y y el ámbito cultural anti
guo-europeo que apuntan a un periodo evolutivo común en el Neolítico. Son
especialmente llamativos los motivos convergentes en el simbolismo religio
so. En la Antigua Europa lo mismo que en Anatolia se han encontrado ídolos
femeninos con atributos muy marcados (pechos, caderas); tanto en un sitio
como en otro estos ídolos guardaban relación con las representaciones de la
gran diosa madre. En Asia Menor y en la Antigua Europa el toro tenía una
significación religioso-cultual, que se manifiesta en numerosas esculturas
zoomorfas, moldes de cabezas taurinas así como en representaciones de astas
de este animal. También en ambas regiones culturales se contaba entre los
símbolos religiosos importantes el motivo de la serpiente como atributo de la
diosa madre. Se encuentran paralelos que llegan hasta el detalle, así por ejem
plo decoraciones en figuras de arcilla que representan peinados y piezas tex
tiles. «Durante el séptimo y sexto milenio a. C. hubo un notable parecido
entre la producción cerámica europea y anatolia, incluyendo el arte de las
figuras y la moda indumentaria a él aparejada» (Gimbutas, 1974, 56). Tales
Escritura, religión y civilización 77
paralelos son rasgos característicos de una base evolutiva común, sin depen
dencia en uno u otro sentido.
Entre los numerosos rasgos evolutivos propios de la civilización de la
Antigua Europa se cuenta el uso de la escritura, por el que esta civilización se
distingue netamente de las culturas contemporáneas de Asia Menor. Por lo
demás, la mayor parte de los objetos inscritos proceden de yacimientos de la
cultura de Vinca, especialmente de la propia Vinca y de Turda y Tartaria, en
la actual Transilvania. Objetos inscritos de la cultura de Vinca se conocen ya
desde el siglo xix; pero como durante mucho tiempo la datación de los perio
dos culturales antiguo-europeos fue incierta, se hicieron toda clase de espe
culaciones acerca del origen de la escritura. La conjetura más fantástica supo
ne que en uno de sus viajes un comerciante sumerio habría transmitido el
conocimiento de la escritura a los antiguo-europeos. Tampoco se aclaró el
cuadro general al disponerse de datos de radiocarbono para determinados
yacimientos. Después de que en los años sesenta se constatara que los valo
res de carbono 14 provocaban dataciones erróneas —especialmente cuando se
trata de periodos de tiempo que están a más de tres mil años de nosotros
(Gimbutas, 1974, 13 sigs.)—, se corrigió la cronología basada en datos del
radiocarbono con ayuda de la dendrocronología. De resultas de ello, se
demostró que era mayor la antigüedad real de muchos periodos culturales, y
en los años setenta se estableció sobre nuevas bases la cronología cultural
relativa a la Antigua Europa y el ámbito egeo.
Los comienzos del uso de la escritura en la Antigua Europa se remontan a
finales del VI milenio a. C. Con ello queda claro que la e s c r i t u r a p a l e o - b a l c á -
n i c a no puede ser una «importación» sumeria, aparte de que los signos de esta
escritura no tienen ningún parecido apreciable con los símbolos de la v i e j a
e s c r i t u r a p i c t o g r á f i c a sumeria (ver cap. 4). Gracias a algunos estudios espe
cializados de fecha reciente (Winn, 1981, 1986, Masson, 1984, Haarmann,
1989b, c), se ha aclarado entre tanto que la escritura antiguo-europea es un
desarrollo autóctono que está a una visible distancia temporal de los inicios
de la escritura en Mesopotamia; nada menos que dos milenios es lo que hay
entre los primeros testimonios escritos de la cultura de Vinca y los más anti
guos registros sumerios. Tan extraordinaria como la antigüedad de esta escri
tura es su vinculación con la esfera religiosa. La totalidad de objetos inscri
tos se encontraron en lugares de culto y de enterramiento, fuera de los asen
tamientos propiamente dichos. Los objetos que portan signos gráficos estaban
a todas luces en conexión con la adoración y la invocación de divinidades, y
desempeñaban un papel en el ritual que conllevaban las ceremonias de ente
rramiento. A menudo la función ritual de las piezas provistas de inscripcio
nes es directamente reconocible, así cuando se trata de vasijas votivas, figu
ras de arcilla a modo de ídolos, ofrendas votivas de diversos tipos y tablillas
votivas (il. 27). En los lugares de culto se han encontrado también numerosos
78 Historia universal de la escritura
( 2 7 ) í d o l o s in s c r it o s ( e s t a t u i l l a s d e a r c i ll a ) d e la c u ltu r a d e V in ca
husos que portaban inscripciones (il. 28). Para el hombre moderno el huso es
un utensilio práctico, aparte de ser algo del pasado. Sin embargo, en la
Antigüedad hay muchos indicios que apuntan a que el huso tenía un signifi
cado en el culto. Gimbutas (1974, 199), que traza muchos paralelismos entre
la Antigua Europa y las tradiciones griegas clásicas, pone de relieve que en
los santuarios de Ártemis se han encontrado husos, pesas de telar, lanzaderas
y otros utensilios que se usaban para tejer. Gracias a las inscripciones sabe
mos que entre las ofrendas a Ártemis había también telas de lana y de lino,
así como ovillos enrollados en bobinas. Así que lo lógico será imaginar que
( 2 8 ) H u s o in s c r it o p r o c e d e n t e d e T u rd a ( c u ltu r a d e V in ca )
Escritura, religión y civilización 19
( 2 9 ) S ig n o s g r á f ic o s en v a s i ja s d e la c u ltu r a d e V in ca
( 3 0 ) I n s c r ip c io n e s e n d i v e r s o s o b je t o s d e c u lt o d e la c u ltu r a d e V in ca
a ) T a b lilla s v o ti v a s d e T a r ta r ia
Escritura, religión y civilización 81
( 3 1 ) S e c u e n c ia s d e s i g n o s li n e a le s e n o b j e t o s in s c r it o s d e la c u ltu r a d e V inca
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84 Historia universal de la escritura
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c ) S ig n o s d e la f a s e t a r d ía (p r i m e r a m i t a d d e l I V m ile n io a . C .)
( 3 5 ) S e le c c ió n d e c o n v e r g e n c i a s g r á f ic a s a n tig u o - e u r o p e o / a n ti g u o - m e d it e r r á n e o
Signos de la escritura Signos del lineal Signos de la escritura Signos del lineal
antiguo-europea A cretense antiguo-europea A cretense
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Escritura, religión y civilización 91
( 3 7 ) T a b lilla d e a r c i l l a c o n te x to en li n e a l A p r o c e d e n t e d e lo s a r c h i v o s
p a l a c i e g o s m i n o ic o s
( 3 9 ) S e ll o s c r e t e n s e s c o n e s c r itu r a j e r o g l í f i c a (I II y II m ile n io a. C .)
lenguas del Mediterráneo oriental. Así se pensó en una variedad del semítico
occidental, en el luvita indoeuropeo e incluso en el etrusco. Lo relevante de
una reconstrucción semiótica de un texto radica en que su contenido se inter
preta sobre la base del valor figurativo de los jeroglifos, aunque se desconoz
ca la estructura fonética y gramatical de la lengua subyacente. Una interpre
tación de este tipo parte de la base de que los jeroglifos representan siempre
palabras individuales, pues son muchos los indicios que apuntan a que la
escritura del disco de Festo no refleja fonéticamente la lengua de los minoi-
cos. Por lo demás, una interpretación elaborada con este método quedará «en
el aire» mientras no se encuentren pruebas de que el contenido interpretado
es convincente y culturalmente plausible. Así que no podrá hablarse de cosas
que no existían siquiera en la civilización minoica; esta condición básica para
cualquier interpretación de un texto no se la tuvo en cuenta en los intentos de
desciframiento de algunos aficionados, a cuyas imprecisas versiones del texto
les falta la relación con la cultura minoica. Afortunadamente, la interpreta
ción que yo he propuesto, expuesta en Haarmann (1990, cap. 5), no sólo se ve
apoyada por el hecho de que su contenido se ajuste sin violencia a las cir
cunstancias culturales de Creta en los primeros siglos del II milenio a. C.,
sino también porque la ceremonia descrita en el texto la conocemos gracias a
hallazgos arqueológicos.
( 4 1 ) L a te r a l d e l s a r c ó f a g o d e H a g i a T r ia d a ( C r e ta m e r id i o n a l)
nidad, ya, en su función especial, como símbolo del agua cósmica o sagrada.
Este último aspecto del simbolismo especial sería un nexo ideal para represen
tar la vida eterna de los antepasados en el otro mundo. Apenas puede enten
derse de otro modo el papel del motivo de la espiral en los flancos del sarcófa
go de Hagia Triada.
Cuando se asume lo importante que era este texto ritual para llevar a tér
mino las ceremonias del culto de los antepasados, y se asume que la elección
de la espiral como forma externa del texto jeroglífico no fue fruto de la casua
lidad, sino que estaba al servicio del simbolismo religioso, se plantea inevi
tablemente la pregunta de por qué el texto se escribió en un material tan
corriente como la arcilla. También en este sentido se han hecho muchas cúba
las. En primer lugar hay que pensar que la conservación del disco de arcilla
es pura casualidad, por así decir un capricho de la naturaleza. El texto se
estampó en arcilla húmeda, y el disco de arcilla sin cocer sirvió simplemen
te de modelo para trasladar a otro soporte gráfico la secuencia jeroglífica cui
dadosamente distribuida por las dos caras. Tras un gran terremoto, un incen
dio destruyó el viejo palacio de Festo, y esta catástrofe «salvó» de la des
trucción —al endurecerse por efecto del calor— las tablillas de arcilla que se
hallaban en las salas de archivos, entre ellas el disco. Es muy probable que el
texto ritual se trasladara a un disco de forma similar y de metal precioso,
quizá oro, y que éste se guardase como un tesoro en poder de los sacerdotes.
Claro que hasta ahora no se ha encontrado un objeto en metal noble de estas
características; de todos modos, es concebible que existiera un disco de
metal, que saliera a la luz en algún momento en época post-minoica y que se
lo fundiera.
La idea del traslado del texto ritual a un disco de metal noble es segura
mente menos especulativa de lo que podría suponerse a primera vista. Es ver
dad que, aparte de anillos-sellos de oro, se han conservado pocos objetos ins
critos hechos de material valioso, pero con todo hay algunas piezas de museo
que documentan la tradición de grabar inscripciones en metal. Un ejemplo que
hace al caso es una fíbula de oro de época tardo-minoica decorada con una
ramita de zarzamora, en cuya cara interna se puede leer una inscripción que
consta de dieciocho signos de lineal A. La fíbula es la única pieza de su clase
en el museo de Hagios Nikolaos (Ayios Nikolaos). Quienes han formulado
conjeturas acerca del carácter del disco de Festo, tomándolo por un texto
modelo para ser ejecutado artísticamente en un soporte gráfico de valor, se
sorprenderán al saber que hay un paralelismo de un texto sagrado en forma de
espiral en otra cultura mediterránea antigua, y que este texto se escribió sobre
metal. Este caso paralelo, que merece una atención especial en virtud de su
asombroso parecido con el disco minoico, procede de Italia, para más señas
del ámbito de la cultura etrusca. En la localidad italiana de Magliano (provin
Escritura, religión y civilización 99
cia de Grosetto) se encontró una plancha de plomo inscrita por ambos lados
que se fecha en el siglo v a. C. y que porta un texto en espiral en lengua etrus-
ca (il. 42). Así como el disco de Festo es el único objeto de su clase con un
texto en espiral dentro de la cultura minoica, lo mismo ocurre con el texto en
espiral de la plancha de plomo dentro del contexto de la cultura etrusca.
La plancha de plomo de Magliano se cuenta entre los monumentos escri
tos más importantes del etrusco (Staccioli, 1967, 26). Por una parte, el texto
es el único que no está escrito, como de costumbre, en renglones, sino en
forma de espiral. Por otra, el texto es digno de atención por su longitud, y es
que con sus más de setenta palabras se diferencia claramente de las numero-
( 4 2 ) P la n c h a d e p lo m o c o n te x to en e s p i r a l en le n g u a e tr u s c a , p r o c e d e n t e d e
M a g lia n o ( s ig lo v a . C .)
100 Historia universal de la escritura
(4 3 ) M o d e lo en a r c i ll a d e un s a n t u a r io a n tig u o - e u r o p e o en e l B a jo D a n u b io
( C c is c io a r e le )
102 Historia universal de la escritura
(4 4 ) T a b lilla s d e a r e illa c o n s ig n o s p i c t o g r á f i c o s s ú m e n o s p r o c e d e n t e s d e U ru k
( f in a le s d e l I V m ile n io a. C .)
104 Historia universal de la escritura
1 En inglés, algo así como «trabajador no manual cualificado» [N. del T.]
Escritura, religión y civilización 105
trando, por así decirlo, su vida religiosa. Porque no cabe duda alguna de que
los más de los motivos de la glíptica se originan en el ámbito de la fe; así es
que el sello mismo, generalmente cortado de una piedra semipreciosa, solía
servir primitivamente de amuleto» (Schmókel, 1965, 150 sig.).
La multiplicidad de motivos que aparecen en los sellos sumerios refleja la
rica tradición mitológico-religiosa de esta antigua cultura. Hay muchos sellos
con representaciones exclusivamente figurativas (il. 45 a), mientras que en
otros aparece la escritura en conexión con símbolos figurativos (il. 45 b); por
106 Historia universal de la escritura
(46) La piedra de Rose tía, del año 196 a.C., con inscripciones en tres formas
lingüísticas (neoegipcio. demótico y griego) y en tres modalidades gráficas (jerogli-
fos, escritura demótica, alfabeto griego)
Escritura, religión y civilización 109
ó) Hierático
y y « cúxí ,
ï>r- f*¡¡míft
112 Historia universal de la escritura
0a Ñ'HOOYNAK.m;KCTTÉNNOV*r& r ñ f j q
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I n r V j j H Y N A .U Í C f l í ’Y Ñ T ’ MeD£ r^J)0 Y N ¿ J O &
p u i i r r g v j l l h í Q j L u r t x p ¡ s £ - í k j j v m :<j ¡y u &
R O Y ll& T T ^ EH CIÉ. JLULl-f " rn T ' ñ -rO H lItlos
C t f M r r f l 'm & Ñ 'r i S - l •
También la India es un país con una vieja cultura escrita, que incluso se
remonta a tiempos más remotos que en el caso de China. Entre aproximada
mente el 2600 y mediados del II milenio a. C. floreció la cultura del Indo,
entre cuyos centros más importantes se contaban Harappa y Mohenjo-Daro.
Desde hace tiempo se sabe que hubo una antigua escritura india, llamada
escritura del Indo. Se han conservado centenares de inscripciones, todas ellas
en sellos (il. 52). En los años sesenta aún se ignoraba a qué pueblo perte
necían los portadores de la cultura del Indo y qué lengua hablaban (ver
Diringer, 1962, 63 sigs.). Entre tanto se ha impuesto entre los investigadores
la opinión de que los antiguos indios eran drávidas, es decir no indoeurope
os, que emigraron al valle del Indo procedentes del Oeste y erigieron sus cen
tros de poder junto a asentamientos ya existentes de los pobladores origina
rios. Se da por seguro que su lengua pertenecía a la familia lingüística drávi-
da y está así emparentada con las lenguas drávidas modernas de la India (p.
ej. tamil, telugú, malabar; ver Aalto, 1984). En la escritura, las palabras se
consideraban en función de su orden de sucesión en la frase; en cambio, las
critura, religión y civilización 119
una formación como ésta se pierde mucha energía creativa, energía que se
requiere para el desarrollo de una personalidad estructurada del individuo.
Pero esta idea es típicamente europea; hasta hoy el individualismo es un fenó
meno más bien marginal en las sociedades del Extremo Oriente. La educación
para la conciencia colectiva, para la conciencia de que el individuo encuentra
su auténtica plenitud y su razón de ser en el grupo, todo esto es en China y
Japón, ahora y siempre, el ideal pedagógico. En el caso del Japón moderno
esto resulta digno de atención, al tratarse de una sociedad industrializada que
desde hace decenios se ha abierto en medida creciente a las influencias occi
dentales. Según investigaciones recientes, el pensamiento individual está más
extendido que antes entre los japoneses, pero en su comportamiento la
mayoría de ellos tienen una orientación tradicional y colectiva.
Los europeos plantean una y otra vez la pregunta de por qué en China o en
Japón no se cambia al alfabeto latino, sobre todo en Japón, donde la marcha
del desarrollo industrial está presidida por un pensamiento organizativo de
tipo práctico; y es que sin un pensamiento de esta naturaleza el Japón difícil
mente habría conseguido construir su sociedad supermoderna y altamente
tecnificada. No cabe duda de que es bastante incómodo utilizar la masa de
signos chinos o de símbolos de los silabarios japoneses en el día a día de la
era de la técnica, mientras América o Europa ofrecen excelentes ejemplos de
cómo manejar el flujo de información escrita con un número reducido de sím
bolos alfabéticos. Considerándolo desde un punto de vista puramente técnico
o en términos de costes, tampoco los japoneses tendrían argumentos para
rebatir que la impresión con una escritura alfabética es más sencilla y más
barata. En los años sesenta aún había muchos expertos occidentales que pro
fetizaban un cambio de escritura en Japón, pues en su opinión las exigencias
de la moderna manipulación de datos simplemente obligarían a los japoneses
a renunciar a su modo de escribir incómodo y técnicamente costoso. Pero las
cosas discurrieron de muy otro modo. De hecho los técnicos e ingenieros
japoneses consiguieron elaborar programas de software que operan con los
símbolos de los tres sistemas de escritura japoneses. Esta flexible adaptación
de viejas tradiciones gráficas a la tecnología moderna es un factor importan
te que hará que la cultura escrita china se transmita hasta bien entrado el pró
ximo milenio.
ESCRITURA Y MENTALIDAD
Por más que la creación de programas de software para uno de los siste
mas de escritura más complejos del mundo merezca todo el reconocimiento
como logro técnico, sigue en pie la cuestión de por qué en la formación escó-
126 Historia universal de la escritura
dependiendo de su poderoso vecino del norte, con respecto al cual los sobe
ranos de Vietnam mantuvieron intermitentemente una relación vasallática.
Con el budismo se difundió también por Vietnam la cultura escrita china,
que a partir del siglo xi empezaron a hacer accesible los monjes budistas
reclutados entre la población autóctona. Con el tiempo se desarrolló una rica
tradición escrita en lengua china, obra de vietnamitas; esta literatura recibe el
nombre de sino-vietnamita. Pero a su lado hubo también madrugadores inten
tos de utilizar los signos chinos para escribir el propio vietnamita. Hay indi
cios históricos de que esta forma de escribir la lengua, llamada vietnamita
ideográfico (en vietn. Nom), ya estaba firmemente establecida en el siglo xm
(DeFrancis, 1977, 23). La tradición literaria en dos lenguas —sino-vietnami-
ta y vietnamita ideográfico— se mantuvo largo tiempo, hasta que en el siglo
xvu se difundió en Vietnam el conocimiento de la escritura latina a través de
los misioneros franceses, italianos, españoles y portugueses. Tuvieron un
éxito especial los sacerdotes franceses, que junto con las factorías comercia
les francesas intensificaron la influencia cultural de este país. Para el trabajo
misional práctico era imprescindible que los religiosos europeos estuviesen
familiarizados con la lengua hablada por el pueblo. Muchos misioneros domi
naban el vietnamita en su forma hablada, pero no podían leerlo en escritura
china. El acceso a la lengua escrita vietnamita tampoco era algo que intere
sara gran cosa a los europeos, pues en ella sólo se habían redactado textos no
cristianos. El uso de la grafía latina para reproducir el vietnamita fue un ins
trumento práctico con el que los misioneros pudieron consignar por escrito
textos para la predicación y fórmulas litúrgicas. Al mismo tiempo, esta nueva
modalidad gráfica significaba la vinculación de la literatura en ella redactada
con una mentalidad nueva, que era la cristiana. Con la escritura latina, los
misioneros tomaron por así decir sus distancias frente a la tradición gráfica de
impronta budista en escritura china.
Cuando el misionero francés Alexandre de Rhodes redactó su
Dictionarium Annamiticum (il. 54), se sirvió exclusivamente de letras latinas
para reproducir las palabras vietnamitas, enlazando así con una tradición que
ya tenía algunos decenios de antigüedad. Aunque su diccionario, impreso en
el año 1651, era el primer léxico del vietnamita con traducciones a lenguas
europeas, de Rhodes, su autor, no fue el primero en escribir de este modo las
palabras autóctonas. Como él mismo menciona en el prólogo a su dicciona
rio, se sirvió de recopilaciones de palabras de otros misioneros y siguió su
forma de escribirlas. Por lo visto un colegio de sacerdotes ya había elabora
do los fundamentos de la grafía latina para el vietnamita antes de que de
Rhodes utilizara estas normas gráficas (Taboulet, 1955, 12). Al adaptar la
escritura latina a la fonología del vietnamita, el inventario de letras no fue
suficiente, y hubo que hacer uso de signos diacríticos (p. ej. ", A, '). Estos sig
nos, cuyo uso se conocía por el francés y el portugués, sirvieron para reflejar
130 Historia universal de la escritura
D I C T I O N ARI VM
ANNAMITi CVM
SeuTiinkinenfe cum Lufitana, Se Latina
d e d a ra tio n e .
A A
á, chi i: Irmaaprimogeni aziago ou azinbago: dies ater.
ta : Soro. pri nogenica. tóu ácn , dina n an : d e fu ia r ,
á-jdi» . mao. malusa,am. o d e fa ftre : declinare infortu-
ác n .;hie p:fazer m%l malum niu n ; hoc apudEthnicos fie
agere. ác tám, lio dúk maos conuiuium faciendo diabo-
bofes : nequam . d^i ác , dû* lo&c.
l a t i r cruel: crudelis, Ic . á c , ách ■*tugo : iugum , i . ách
choi ác brincar>folgar : lu eláu; iugo d a b u fa ra : iugum-«
d o , is. hay ác,ác nghíep: bubali.
brincador , brincao . lufor , ai: quem: quis. ai d'áy: q u i
O i is . eftd ahy: quis eft ibi. ai a i :
ác qua, cii ác. coruo : cor quem vai; quis ie. íi addatur
nus , i. ác m 3, dai ác ; os cor v o x , c ó , tu n e , a i, fignifi-
nos te comdo : comi ce rodane, cac aliquis, v t ; c ó , a i, S i:
maledidum. eíldalguem que va : aliquis
ác» thim : preso: niger, a, ne eft qui eat? ai lá ai,ai níy.*
um . gá ác: galinba preta:g¿[- quemquer: quifquis ching
lina nigra, meo ác : gatopre- có ai •*nao ha ninguem: nul-
to : fcllis niger. lus eft.
áemó papagaio:pñttzeus, ai, (búa hán ai d é : nom c^i
i. ác, mó ác ; bocadoeftama. do Rey da China . em cuio tem
go : os vencriculi. po naceo Cbrifto N ojjo Senbor:
ách, nan defaftre: infor nomen Kcgis Sinarum qui
tunium, ii. ngáy ách : dia~. regn$bat cum natus eft Chri.
A ftus
Escritura, tradición gráfica e identidad 131
fonemas específicos del vietnamita, así como para marcar las diferencias
tonales de esta lengua. El mérito de de Rhodes radicó en que, gracias a su dic
cionario y a un Catecismo aparecido en el mismo año, la grafía latina quedó
normalizada y sobre todo se hizo popular.
Al principio la escritura latina quedó restringida a los círculos de cristianos
católicos. Junto a ella, se siguieron utilizando los sistemas gráficos del sino-
vietnamita y del vietnamita ideográfico. La escritura del vietnamita con letras
latinas era antes que nada vehículo del cristianismo de cuño romano-católico,
pero andando el tiempo cristalizó también en ella la influencia cultural euro
pea, especialmente francesa. La escritura latina era un importante lazo de
unión entre la población autóctona y los forasteros europeos. Esta escritura
tuvo un papel efectivo sobre todo después del inicio de la era colonial france
sa en el año 1861. En las disputas que surgieron respecto a la unificación de
los sistemas de escritura del país, la escritura latina —cuyo nombre en vietna
mita es Quoc Ngu— se convirtió en un arma política, pues, aparte de la admi
nistración colonial francesa, se identificaban con ella los vietnamitas que cola
boraban con los franceses. En la segunda mitad del siglo xix y principios del
xx la situación lingüística de Vietnam era muy complicada, si pensamos que
estaban en uso tres lenguas (vietnamita, chino y francés) y un total de cuatro
sistemas gráficos (sino-vietnamita, Nom, Quoc Ngu y la grafía latina del
francés) (il. 55). Después de 1905 los partidarios de la escritura latina fueron
tomando cada vez mayor impulso, y cuando en el año 1945, con Ho Chi Minh,
Vietnam proclamó su independencia, el Quoc Ngu fue reconocido como único
sistema de escritura del nuevo estado (DeFrancis, 1977, 223 sigs.).
Desde 1945 en el norte del país, y desde 1975 también en el sur, se han
hecho esfuerzos en pos de una política anticolonial, cuyo objetivo es la erra
dicación de la herencia cultural colonial, especialmente francesa. Los respon
sables vietnamitas de planificación lingüística han conseguido imponer
muchas nuevas creaciones léxicas que sustituyen a viejos préstamos france
ses, chinos o ingleses y que modernizan el vocabulario del vietnamita. Por lo
demás, cierto número de préstamos han conseguido afirmarse, entre ellos
incluso expresiones comunes como vietn. sám ‘habitación’ (del fr. chambre),
ga ‘estación de tren’ (fr. gare) o mit-tinh ‘encuentro, reunión’ (del ing. mee-
ting) (Haarmann, 1986b). Ironías del destino: nadie en Vietnam se ha pro
nunciado a favor de la supresión de la herencia cultural francesa que —en el
más auténtico sentido de la palabra— más «salta a la vista», la escritura lati
na. Para los vietnamitas de hoy el hecho de escribir su lengua con letras lati
nas es un símbolo de la identidad nacional; y como tal, la escritura está liga
da a la propia mentalidad, en cuanto que medio de expresión de las ideas
sociales y políticas de un régimen socialista de cuño vietnamita. A partir de
ahora la escritura latina es una herramienta en manos de aquellos que, de una
forma abierta o disimulada, promueven la agitación contra la influencia de la
132 Historia universal de la escritura
(5 5 ) S is te m a s g r á f i c o s d e V ietn a m e n e l s i g l o x x
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$ ■¡n % % - f
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a ) T ex to c h in o o r i g in a l ( « L a m e n to d e
la m u j e r d e un s o l d a d o »
b ) T r a d u c c ió n v ie tn a m ita (N o m )
Escritura, tradición gráfica e identidad 133
c ) T ex to v ie tn a m ita ( Q u o c N g u )
d ) T r a d u c c ió n f r a n c e s a ( g r a f ía la tin a )
134 Historia universal de la escritura
( 5 6 ) L a e s c r itu r a a b u r (a n tig u o a lf a b e to c ir ia n o )
7 a V n
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A k % é
\ 1 X V
Escritura, tradición gráfica e identidad 137
( 5 7 ) P r im it iv o s s i g n o s g r á f ic o s c h in o s ( f ila s u p e r io r ) y f o r m a s d e v a s i ja s d e la
c e r á m ic a n e o lí ti c a
¡5 n X 5L y?
* T «t & Á •k ff A
8 © g§V&
Li Jia Xian Ding Gui Dou Pen Hu Leí Jue Huo
138 Historia universal de la escritura
( 5 8 ) R e p r e s e n ta c ió n d e v a s i ja s d e p i e d r a y a r c i ll a en la e s c r itu r a
j e r o g l í f i c a e g ip c i a
^27 (3) Cuenco de alabastro. D. fiesta F. hb. (15) El mismo recipiente con agua saliendo.
íí D. estar fresco, libar
aunque en los símbolos gráficos sólo se representan líneas básicas, las formas
de las vasijas y sus partes son claramente reconocibles.
Los jeroglifos egipcios son de especial interés en este sentido, porque se
han mantenido como escritura ceremonial a lo largo de casi tres milenios sin
cambiar prácticamente de forma. Es posible sin más deducir la historia cultu
ral de Egipto partiendo de una interpretación de la escritura jeroglífica y de
su catálogo de signos. En los símbolos gráficos se refleja por ejemplo la rica
fauna del Antiguo Egipto, entre la que figuraban sobre todo numerosas aves
acuáticas (il. 59a). En cambio el inventario de signos que hacen referencia
figurativa a la flora comprende menos elementos, si se compara con el elen
co de símbolos referidos a la fauna (il. 59b). Pero la representación de plan
tas no es menos típica que la de animales, pues también en el caso de la flora
nos encontramos con cosas características y bien conocidas como el papiro,
los juncos o el trigo. Ampliamente diversificado está el retrato de objetos de
la cultura material del Antiguo Egipto. Se pueden reunir grupos de signos con
representaciones de utensilios destinados a las más diversas esferas de uso; en
los cuadros que aquí se incluyen sólo se puede ilustrar de forma selectiva la
rica variedad de los símbolos jeroglíficos. El catálogo de signos cuyos moti
vos se asocian con las dos grandes esferas de la agricultura y la artesanía (il.
Escritura, tradición gráfica e identidad 139
( 5 9 ) M o t iv o s f i g u r a t i v o s d e la e s c r itu r a j e r o g l í f i c a e g i p c i a
a ) L a f a u n a d e E g ip to
MAMÍFEROS
“5nl (3) Ternero. D. ternero, vaca (I8) lx)bo (¿"cánidos"?) sobre estandarte
h (6) Caballo. Id. (20) El animal del dios Scth. Id. D. Seth,
tumulto, tormenta, trueno
(15) Chacal o perro tumbado (31) Cabra con sello en el collar. Id.
( 16) El mismo animal sobre un cofrecillo (34) Liebre del desierto. F. wn.
PARI ES DE MAMÍFEROS
AVES
(1) Alimoche
(29) Cigüeña. Id.
(37) Gorrión. D. pequeño, malo, defectuoso,
(4) Ratonero de patas largas. F. íjw . vacío, enfermo
(24) Avefría con alas dobladas (49) fres cabezas de patos sobre el agua
ANFIBIOS Y REPTILES
(5) Cocodrilo con la cola doblada (12) Cobra en posición de ataque. D. Ureo
te * (símbolo real). Diosa
t
(7) Escorpión
b ) E l m u n d o b o tá n i c o e g ip c i o
i
OOO (33) Tres granos. Id. j t "cebada". D. grano
(40) Haz de juncos
( 6 0 ) U te n s i li o s r e t r a t a d o s e n la e s c r itu r a j e r o g l í f i c a e g i p c i a
a ) A g r ic u l tu r a y a r t e s a n ía
? / y i f c T è 'r V
D. cereales, fanega
I (26)
"fundar, establecer". F. g r g
b ) A r te m ilita r y c a z a
í
(1) Maza de plato prehistórica. F. m n w
(8) Puñal. F. t p
( 6 1 ) R e p r e s e n t a c io n e s d e b a r c o s y d e s u s p a r t e s e n la e s c r itu r a j e r o g l í f i c a e g i p c i a
v (1) Barco en el agua. D. barco, bote, (4) Bote de pesca con red
barca, navegar río abajo
(5) Mástil (signo siguiente) con vela. D.
(1A) El signo anterior invertido. D. viento, huracán, vela
virar, volcar
egipcios se cuentan por docenas los signos que representan cetros, látigos,
varas y bastones con la función de símbolos de estatus; aquí entran también
los numerosos atributos de las divinidades egipcias, con sus valores simbóli
cos específicos. Aparte de objetos, en la simbología religiosa de Egipto tie
nen una relevancia especial los animales. Por ello en el cuadro con motivos
de la fauna egipcia figura la imagen de un escarabajo sagrado, el scarabaeus
sacerf del que se hablará con más detalle en el cap. 5, y una representación
estilizada del divino halcón de Horus (ver il. 59a).
El motivo quizá más conocido del arte cretense es la llamada doble hacha,
que se ha reproducido en numerosas variantes. En la Creta minoica la doble
hacha era tanto un símbolo de soberanía como religioso. De ahí que este moti
vo figurativo aparezca también asociado a cornamentas de toro (bucrania), o
que se lo encuentre como atributo de una divinidad (ver il. 38 en pág. 93, e
(62) La doble hacha cretense como símbolo religioso y como signo gráfico
b) Signos gráficos
Escritura, tradición gráfica e identidad 145
il. 62a). Como símbolo religioso la doble hacha tiene una larga prehistoria,
cuyos orígenes guardan relación con los atributos de divinidades del agua
preindoeuropeas. En Creta encontramos representaciones de diosas con alas
de mariposa, e incluso aparecen las diosas mismas en figura de mariposa o de
abeja. Algunas representaciones son naturalistas, otras muestran una estiliza
ción avanzada.
Precisamente en las imágenes estilizadas se puede reconocer bien cómo la
figura de las alas de mariposa ha sido sometida a un proceso de abstracción
hasta dar en la forma que es característica de la doble hacha. Lo que la doble
hacha tiene de relación con las alas de mariposa como atributo divino es la
asociación formal, pero no la función en cuanto que herramienta o símbolo de
estatus. La identificación de la divinidad de las aguas con la mariposa no está
circunscrita a Creta, ni surgió allí. En realidad esta tradición se remonta hasta
el remoto simbolismo religioso del ámbito, cultural paleo-balcánico (ver
Gimbutas, 1974, 186 sigs.). Considerando la importancia del motivo de la
doble hacha, no sorprende que este símbolo aparezca en los tres sistemas de
escritura de la antigua Creta, que son la escritura jeroglífica, el sistema lineal
A —donde se utilizó como símbolo individual o en combinaciones gráficas—
y en el lineal B con el que se escribía el griego micénico (il. 62b).
calendario azteca, que comprende un total de veinte días (il. 63b). Este día
estaba consagrado al dios Xipe, la divinidad de la época de siembra (Vaillant,
1965, 188). El jaguar también tenía un papel importante en el simbolismo
mítico-religioso de la América Central y del Sur. Su representación se
encuentra tanto en el arte ornamental como en los sistemas de escritura pre
colombinos (il. 64). Los aztecas llamaban al jaguar ocelotl, una expresión que
también se ha tomado como préstamo en las lenguas cultas europeas (p. ej.
español ocelote). Como nombre-glifo, la cabeza de jaguar simboliza el día 14°
del calendario azteca, consagrado a la diosa Tlazoltéotl, la «Madre Tierra».
Entre las tropas de elite del ejército azteca se contaba una unidad de soldados
encuadrados en la Orden de los guerreros del águila y del jaguar, que ejecu
taban danzas rituales con máscaras de animales.
Mientras la mayoría de símbolos de la escritura azteca se distinguen por su
técnica figurativa naturalista, la situación es distinta en el caso de la mayor
parte de jeroglifos mayas, cuya apariencia externa se explica más bien de
forma mística, y cuyo contenido pictórico a menudo es imposible de discer
nir. Un ejemplo de ello pueden ser los jeroglifos con que se escriben los días
del mes (il. 65). Así que la especificidad cultural no sólo se plasma en el
hecho de que se utilicen símbolos jeroglíficos para escribir, sino también y
sobre todo en que el carácter plástico es típico de una cultura determinada. El
estilo de líneas simples de los jeroglifos egipcios es inconfundible, de modo
( 6 5 ) J e r o g lif o s p a r a d e s i g n a r lo s m e s e s en e l c a le n d a r io m a y a
O o
o J¡ o o (J oi
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TZEC YAX MUAN
( 6 6 ) S ig n o s id e o g r á f ic o s p a r a « m u je r » y « h o m b r e » en d iv e r s o s s i s te m a s d e e s c r itu r a
a ) S ig n o s g r á f ic o s p a r a « m u je r »
Torso de hombre
Griego
con piernas
micénico A
Un campo de
Chino m ffl arroz " -
%
t¡ ^ Un hombre que
trabaja
b ) S ig n o s g r á f ic o s p a r a « h o m b r e
Escritura, tradición gráfica e identidad 151
(6 7 ) L a e s c r itu r a d e lo s n u m e r a le s s u m e r io s e n e l I V y II I m i le n i o a . C.
1 C © ?
disposición
©
ü E
vertical
CIFRAS
A RCA ICA S © & O ® ?
disposición horizontal
(desde c. 2800 a. C.)
desde c. S?
32(X)-3I(X) hasta
c. 2000 a. C.
r < r t Q
r < r K $
CIFRAS
C U N EIFO RM ES T < T K $
conocidas a partir
de 2600 a. C. í>
& *£>
152 Historia universal de la escritura
contenido conceptual. Sin duda los motivos figurativos de los sistemas pri
mitivos de escritura se llevan la palma por su número; pero no por ello debe
pasarse por alto que incluso en los estadios evolutivos más tempranos de la
escritura aparecen signos abstractos, que no han salido de imágenes. Un
ejemplo de uso temprano de signos abstractos son los signos numéricos súme
nos (il. 67); se trata de simples incisiones, y se los utilizaba en la misma
época que los signos figurativos de la pictografía sumeria (ver cap. 4).
En principio hay que partir de la base de que en la creación de sistemas de
escritura actúan las mismas capacidades humanas que tienen un papel desta
cado en la utilización de sistemas de signos en general. Independientemente
de que se trate de sistemas de signos vinculados o no a estructuras lingüísti
cas, al utilizarlos, el hombre tiene que poner en práctica dos de sus capacida
des básicas. Estas capacidades, mencionadas ya en el capítulo 1, son la técni
ca figurativa, es decir la facultad de reconocer que el contenido informativo
de una ilustración es idéntico al de un objeto concreto del entorno, y la técni
ca simbólica, que habilita al hombre para asociar contenidos conceptuales
con signos abstractos, y ello sin que haya relación alguna con el material figu
rativo del entorno. En las culturas en las que han surgido escrituras origina
les sin influjo foráneo, la técnica figurativa y la simbólica han dejado sentir
su efecto en combinaciones diversas. En relación con la evolución en China,
salta a la vista que en el estadio inicial de la escritura la técnica figurativa
dominaba con claridad; la forma de escribir los números chinos también
apunta a una fase más antigua en la que los signos numéricos reflejaban de
una forma más o menos ostensible la posición de la mano cuando se cuenta
con los dedos (il. 68). La técnica simbólica empezó a tener relevancia en un
momento posterior, que fue cuando, a medida que las convenciones de escri
tura tenían más años, a partir de los símbolos figurativos originales fueron
constituyéndose signos gráficos convencionales con formas marcadamente
estilizadas y abstractas. La rápida evolución hacia signos estilizados es tam
bién característica de Mesopotamia, aunque allí la técnica simbólica estaba
desde el principio activa junto a la figurativa (ver antes sobre los signos
numéricos sumerios). Una estilización temprana y muy avanzada de símbolos
gráficos originalmente figurativos es la que conocemos en los países danu
bianos; el alto grado de abstracción queda patente en el catálogo de signos de
la escritura lineal antiguo-europea.
La capacidad cultural general del hombre es universal, y la aplicación
tanto de la técnica figurativa como de la simbólica no depende de un ámbito
cultural determinado ni de un estadio evolutivo específico de la civilización.
El lector ya ha tenido más de una ocasión para dejarse impresionar por el exo
tismo de los motivos figurativos de las culturas centroamericanas (ver il. 12
y 13 en cap. 1, il. 63-65 en este capítulo). Entre los mayas y los, aztecas, la
representación figurativa y la selección de motivos de la naturaleza circun-
Escritura, tradición gráfica e identidad 153
( 6 8 ) L o s s i g n o s n u m e r a le s c h in o s y su o r i g e n f i g u r a t i v o (p o s i c i o n e s a l c o n t a r c o n
lo s d e d o s )
un dedo
dos dedos
tres dedos
E3 CZ3
Superficie
a de la mano
j Colocación de los
cuatro dedos tZD
pulgar doblado"
Pulgar
> \ Puño
j \ Muñeca
J \
ir ir
s \
¿1
+ 10
dos brazos cruzados
154 Historia universal de la escritura
( 6 9 ) L a f o r m a m á s d if u n d id a d e e s c r i b i r lo s n ú m e r o s 1 - 1 9 e n tr e lo s m a y a s
• 11
1 - II
2 • • o . 12
= II
3 ••• o I 13
= ill
•
4 o • 14
= ill
5
- 1 15
■ • III
6
- • 1 16
= III
7 17
- :| = - III
•••
8 — o \ 18
= - III
9
- II 19
= • lili
H>
= II
(30 = 20 + 10,40 = 2 x 20, etc.). De acuerdo con este principio, valores numé
ricos mayores como 400 (20 x 20) y 8000 (20 x 400) eran igualmente unida
des básicas, con lo que el cómputo y el cálculo se volvían bastante complica
dos; por lo menos, así se le antoja a alguien que esté habituado al sistema
decimal. Las unidades básicas de este sistema numérico tienen símbolos pro
pios en la escritura; el signo correspondiente a 20 es una bandera, el de 400
un signo que representa un mechón de pelo y el signo para 8000 es una bolsa
decorada (il. 71). Estos signos son símbolos figurativos en el genuino sentido
de la palabra: la representación figurativa simboliza algo que no es reconoci
ble en el dibujo de un objeto concreto determinado. La asociación de la ban
dera, del mechón de pelo o de la bolsa con el concepto numérico correspon-
( 7 1 ) S ig n o s n u m é r ic o s d e la e s c r itu r a a z t e c a
e esoe* 06000
i 5 10
D Bandera
Pluma
1100
Fardo
8000 2000
( 7 2 ) T ip o lo g ía d e lo s s i s te m a s d e e s c r itu r a
Tipos de Variantes
escritura gráficas Principios de escritura
otra selección de palabras podría cumplir esta función igual de bien. Ahora
bien, si el vínculo entre signo gráfico y palabra concreta es fijo, entonces esta
mos ante el estadio evolutivo de la auténtica escritura, es decir ante una
variante de la logografía. Los más antiguos símbolos logográficos son picto-
gramas, que retratan de una forma directa y concreta la cosa designada. Entre
los componentes de los viejos sistemas de escritura se cuentan igualmente
símbolos ideográficos, que se diferencian de los pictogramas en que entre la
imagen y el concepto designado no hay una relación directa, aunque sí, claro
está, un vínculo asociativo natural. Por ejemplo, cuando en la antigua escri
tura sumeria el dibujo de un pie designa el concepto de «ir, andar», se trata de
una asociación que no requiete más explicaciones. En cuanto que convención
gráfica, la asociación es culturalmente específica, pues la expresión «ir» se
puede reproducir por medio de otro signo, por ejemplo en egipcio por medio
de un símbolo en el que aparecen dibujadas dos piernas andando. La tercera
variante del modo de escritura logográfico, que consiste en el uso de símbo
los abstractos, arbitrarios, es algo bien conocido de cualquier lector, pues
tales símbolos están difundidos por todos los sistemas de escritura modernos
(cf. & = y, § = parágrafo, + = más, etc.).
Los modos de escritura fonográficos son evolutivamente más recientes,
correspondiendo el último lugar cronológico a los sistemas alfabéticos (ver
cap. 6). Así, las escrituras alfabéticas representan el estadio más avanzado en
la evolución de la escritura. En el caso de la fonografía, el significado de las
palabras no desempeña papel alguno; antes bien, lo que decide el empleo de
los signos gráficos es la diferenciación de los sonidos que constituyen las
palabras individuales. Como demuestra la existencia de una serie de sistemas
fonográficos en las lenguas del mundo, hay diversas alternativas para repro
ducir por escrito la estructura fonética de la lengua. Por ejemplo, se puede
fijar por escrito la secuencia de sonidos tomando simplemente en considera
ción determinados segmentos. Esta forma de escribir es característica de la
tradición de la escritura jeroglífica egipcia (ver cap. 5). Al escribir el egipcio
sólo se reflejaba el esqueleto consonántico de las palabras, mientras que las
vocales no se escribían; estos fonemas se suplían al leer. Las convenciones
gráficas de la escritura segmental egipcia son, sin más, apropiadas para regis
trar textos; tampoco la lectura supone dificultad alguna para aquel que domi
na la gramática del egipcio. Por lo demás, sin el conocimiento de la estructu
ra vocálica, a una persona de nuestros días la lectura de textos jeroglíficos le
parece bastante incómoda. A diferencia del sistema de escritura segmental,
cuyos signos reflejan consonantes individuales pero también grupos de con
sonantes, las estructuras de una escritura silábica son más sencillas y claras.
Quizá sea esta una de las razones por las que en las culturas del mundo hay
muchas variedades de escrituras silábicas, pero sólo unos pocos sistemas seg
méntales. La esencia de una escritura silábica consiste en que se fijan por
160 Historia universal de la escritura
Las fases evolutivas más antiguas de la logografía, tal como se nos han
transmitido por ejemplo en el ámbito cultural sumerio, aún permiten recono
cer claramente los vínculos con la técnica figurativa como medio de fijar
informaciones, tal como era empleada en los kekinowin de los delaware o en
los manuscritos figurativos de mayas y aztecas. En el estadio inicial de la
escritura había por así decir transiciones fluidas entre la fijación por escrito
de pensamientos que eventualmente se expresaban por medio de varias pala
bras (tipo de la escritura de ideas) y la escritura de palabras individuales (tipo
de la escritura de palabras). Esta forma de transición que consiste en combi
nar la escritura de ideas y la de palabras tiene un vínculo con el tipo de la
narración figurativa por el hecho de que no se requiere un conocimiento exac
to de la gramática de la lengua que se escribe. «Para poder “leer” tal escritu
ra tampoco es imprescindible conocer la lengua en cuestión, pues el sentido
general se puede extraer de las imágenes mismas con un grado razonable de
claridad. Por lo demás, es posible que palabras concretas de especial impor
tancia para el sentido global sean concebidas como entidades especiales y se
las distinga por medio de signos especiales. En cualquier caso no hay difi
cultades insalvables para concebir la palabra como elemento del discurso y
designarla de una forma figurativa especial según las respectivas necesida
des» (Friedrich, 1966, 25). Este estadio evolutivo arcaico aquí descrito, por
así decir la proto-forma de la auténtica escritura —en cuanto que inicio de un
vínculo entre signos gráficos y elementos lingüísticos—, se ha conservado
hasta el siglo xx en culturas marginales, por ejemplo entre los indios cuna de
Panamá (ver il. 11, pág. 46).
162 Historia universal de la escritura
( 7 3 ) T a b lilla d e c o n t a b i l i d a d s u m e r ia , h a c ia 3 1 0 0 a. C.
164 Historia universal de la escritura
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Escritura, concepto y palabra 165
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Traducción:
«(En aquel día) dio (Suruppak), el sabio, el que sabe expresarse bien, el que vivió en Sumer,
Suruppak dio a (su) hijo instrucciones.»
168 Historia universal de la escritur
Transcripción:
1. E-an-na-túm-me
2. saSus-gal
3 . dbabbar
4. lugal zal-Sí(g)-ga-ka
5. lü gis-H Ú k,-ra
6. e-ma-sum
Traducción:
«Yo (me), Eannatum, la gran
(gal) red (sasuS, un arma divi
na) de Babbar (dios solar) del $
rey, del resplandeciente,
sobre los habitantes (lü) de
Ummaki (giS-HÚki) la lancé.»
Escritura, concepto y palabra 169
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III. C. 2500 a. C.
IV. C. 1800 a. C.
Escritura, concepto y palabra 171
dejado claro que los sumerios no fueron los primeros que crearon centros de
asentamiento en esta región (Jacobsen, 1988, 72 sig.). También se ha conser
vado una serie de topónimos que no son de origen sumerio. Es concebible que
los primitivos habitantes de Mesopotamia empleasen el principio de selección
léxica para su propia lengua, que quizá era más a propósito para ser escrita
con logogramas figurativos. Este sería el caso de una lengua aislante o
monotética, sin elementos morfológicos (es decir, sin terminaciones gramati
cales); el chino o el vietnamita son ejemplos de este tipo lingüístico. Por lo
demás, de la primitiva lengua de Mesopotamia no se ha conservado nada que
pudiera permitir identificar su filiación o que proporcionara indicios acerca
del uso de la escritura en tiempos pre-sumerios. Diringer (1962, 36) apunta la
posibilidad de que la escritura fuese «importada» a Mesopotamia desde el
exterior. Pero dado que hasta hoy sigue sin estar claro si los sumerios emi
graron a la fértil llanura entre el Tigris y el Eufrates procedentes el Este —es
decir, desde las regiones montañosas del Irán— o por vía marítima, por el
Golfo Pérsico, las consideraciones sobre una posible importación foránea de
la escritura siguen siendo totalmente especulativas. Lo más probable es que
tampoco lleguemos a saber más acerca de la patria original de los sumerios,
envuelta en la leyenda y llamada por ellos Dilmun, pues las ruinas de templos
en la región de Bahrein, un estado ribereño del Golfo Pérsico, datan de una
época en la que se intensificó el comercio marítimo entre las ciudades-estado
sumerias y los centros de civilización del valle del Indo. Los propios sume
rios tampoco identificaban estos lugares de Bahrein con Dilmun.
El origen de la escritura sumeria, que posiblemente sea un invento pre-
sumerio, vuelve a estar en el fuego cruzado de una discusión que se desenca
denó por una teoría de una radicalidad aventurada. Ya Amiet (1966) había
expresado la suposición de que los testimonios más antiguos de uso de la
escritura en Mesopotamia no fueran las tablillas contables de Uruk IV, sino
unos objetos de arcilla en los que se han practicado incisiones y acanaladu
ras. Estos objetos de formas diversas (discos, tetraedros, objetos de forma
cónica y esférica) han salido a la luz en las capas más antiguas excavadas, y
se los ha encontrado sobre todo en almacenes y depósitos de los asentamien
tos. Hasta hoy los arqueólogos no han dado ninguna explicación razonable
que aclare la función de estos objetos, y se los ha despachado como piedras
para algún tipo de juego o como amuletos. Pero las formas abstractas no se
acomodan en modo alguno a esta última función. ¿Se trata quizá de docu
mentos de una contabilidad arcaica en la que la forma de los objetos simbo
lizaba bienes determinados, bienes cuyo número y composición se señalaba
por medio de dibujos incisos y muescas adicionales? Esta es la idea básica en
la teoría de Schmandt-Besserat (especialmente 1979 y 1981), que quiere ver
en el uso de posibles símbolos figurativos en los objetos de arcilla los
comienzos absolutos de la escritura.
172 Historia universal de la escritura
*
2 Haarmann pone como ejemplos, además de «docena», Zwilling «mellizo, gemelo», Drilling
«trillizo» y Schock, forma antigua de designar una «sesentena» [N. del T.J.
Escritura, concepto y palabra 173
antiguas que otras esferas de la cultura escrita que no guardan relación con
los numerales. Es decir, que la escritura de números es más antigua que la de
palabras; tal es, en todo caso, la situación en Mesopotamia. Si consideramos
la escritura de símbolos incisos en los objetos de arcilla de época pre-sume-
ria bajo el prisma de su papel de mediación en la creación del sistema sume-
rio de signos numerales, sin duda hay que darle la razón a Sampson (1987,
61) cuando dice que «por primera vez en la Historia, una parte de la
Humanidad dio el paso que lleva de un estadio en el que es claro que todavía
no se conocía la institución de la escritura, a otro estadio en el que los hom
bres poseían con total claridad la escritura».
( 7 9 ) I n v e n t a r io d e s i g n o s d e la e s c r itu r a d e l In d o
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139 ó 433 0
Sol 1* 268 294 306 325 3*3 Q l 366 398
3íS X 534 B 739 474 209 U 579 431 0 430 0
176 Historia universal de la escritura
( 8 0 ) C o m b in a c io n e s d e s i g n o s c a r a c t e r í s t i c a s d e lo s te x to s d e l I n d o
*t * r y * r*
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AY Ar Y) n
y t rt
Y® r* <39
parte, junto a todo lo que pueda decirse sobre el potencial figurativo de estos
signos, hay que tener siempre en cuenta que el parecido con seres vivos o con
motivos de la cultura material sólo concierne a la forma externa; las consta
taciones relativas a la forma externa de los signos no son en ningún caso
avances en la interpretación de su contenido. Por el momento no se puede
determinar con exactitud el contenido de un solo signo de la escritura del
Indo.
Pero con esto todavía no se agotan las posibilidades de un intento de des
ciframiento. El equipo de investigación finlandés se ha enfrentado especial
mente a los problemas que plantea la yuxtaposición de signos individuales y
la formación de grupos de signos en las inscripciones. El análisis de las
secuencias de signos proporciona impor
tantes datos sobre la combinatoria de sím
bolos concretos. Se ha constatado que por
( 8 1 ) I n s c r ip c i o n e s d e
ejemplo los signos n° 85 y 86 de la lista la c u ltu r a d e l I n d o c o n
aparecen con mucha frecuencia, y normal r e m a te f o r m u l a r
mente lo hacen en conexión con una serie
de otros símbolos (il. 80). También se
pueden hacer observaciones sobre la posi U g © Ü *<
ción y frecuencia de símbolos. En los tex
tos de las inscripciones, que hay que leer
de derecha a izquierda, aparecen al U I"HO 1
comienzo cualesquiera signos, sin embar
go el signo más frecuente al final de los
textos es el n° 324; esto puede ser indicio uwr®
de que la mayoría de inscripciones termi
naban con un giro formular (il. 81).
Las secuencias de signos también per
ue^uiiiw
l/*í¥<c"0
miten deducir qué orden ocupan las pala
bras en la frase, es decir, que el conoci
miento de la estructura de secuencias
regulares de signos permite pronunciarse
sobre la sintaxis de la lengua en la que ucniiu)© •
están redactadas las inscripciones. Aquí
radica la verdadera clave para comprender
la escritura del Indo y su carácter de escri im is í?
tura de palabras. Se ha averiguado que la
construcción de la lengua cuyos hablantes
crearon la civilización del Indo se aparta U í ¥ 0 © "SS
claramente de la sintaxis de las lenguas
indoeuropeas. Una frase española como
«Elena lee el libro que ha comprado su i m "O )
178 Historia universal de la escritura
abuela» habría que reorganizarla del siguiente modo para que el orden de
palabras se atuviera a las reglas sintácticas de la lengua del Indo: «Elena-su-
abuela-ha-un-libro-comprado-(ella)-lee-(lo)». En español, el complemento de
contenido (es decir, «... que ha comprado su abuela») se añade como oración
subordinada a la oración principal con ayuda de un pronombre relativo. Esta
construcción es característica de las lenguas de la familia indoeuropea, a la
que pertenecen también el sánscrito, las lenguas indias medias (prácrito, pali)
y las lenguas indias modernas (p. ej. hindí, bengalí). La sintaxis del español
y de otras lenguas indoeuropeas es, en términos lingüísticos, right-branching
(«diestro-arborescente»); en cambio la sintaxis de la lengua del Indo es left
branching («siniestro-arborescente»), pues los complementos sintácticos no
se añaden a la derecha de la oración principal por medio de un pronombre
relativo, sino que se colocan a modo de complemento antes del verbo, que va
al final de la frase. Entre las lenguas modernas en las que es típica la sintaxis
left-branching mencionaremos aquí el japonés; es digno de notar que en la
India sólo hay una familia lingüística en cuyas lenguas aparezca una sintaxis
left-branching, y es la de las lenguas drávidas o dravídicas (Krishnamurti,
1969).
De acuerdo con el estado actual de la investigación, se distinguen 22 len
guas dravídicas, habladas por más de 120 millones de personas en Paquistán,
India y Bangladesh. De todos modos hay que contar con que no se conocen
todas las lenguas dravídicas; por ejemplo, en el año 1964 se «descubrió» el
manda, una lengua dravídica, en el estado indio de Orissa (India oriental;
Voegelin-Voegelin, 1977, 125). Cuatro lenguas —que son el tamil, malabar
(malayalam), canarés (kannada) y telugú— poseen sistemas gráficos desarro
llados de forma independiente y una tradición escrita más o menos larga. La
lengua escrita más antigua es el tamil, cuya literatura se remonta hasta el siglo
vin d. C. Ninguno de los sistemas de escritura modernos de las lenguas draví
dicas exhibe ningún tipo de parecido —aunque sean rasgos meramente exter
nos— con la escritura del Indo, y tampoco hay ningún punto de apoyo histó
rico que permita afirmar que la más antigua lengua escrita dravídica, cuya
identidad no se ha podido determinar hasta ahora, haya influido de algún
modo en el resurgimiento de una cultura escrita, por ejemplo en el caso del
tamil. Más bien hay que partir de la base de que el rastro de la escritura del
Indo se pierde después del 1500 a. C., y que el conocimiento de la escritura
cayó en el olvido. Y es que la cultura escrita del sánscrito védico tampoco
enlaza con la tradición de la escritura del Indo, y todos los sistemas de escri
tura indios posteriores derivan de la escritura alfabética aramea (ver cap. 6).
Dado que se conoce la construcción sintáctica de la lengua del Indo —la
lengua dravídica más antigua atestiguada por escrito—, estos conocimientos
se pueden aprovechar para determinar con más precisión la función de los
símbolos de la escritura del Indo. Se puede decir con bastante seguridad que
Escritura, concepto y palabra 179
especial relevancia para interpretar el contenido de este texto ritual (ver in fra ).
La estampa gráfica de los jcroglifos cretenses es a todas luces naturalista, y si
la comparamos con los pictogramas sumerios, con los jeroglifos egipcios o con
los signos de la escritura del Indo, está relativamente poco estilizada. Esto es
una ventaja especial para la reconstrucción de su contenido logográfico. En vir
tud de su contenido, los jeroglifos pueden clasificarse en distintos grupos con
ceptuales, de los que unos están en relación directa con la esfera religiosa
mientras que otros implican conceptos de carácter general. La interpretación de
algunos conceptos centrales, que se expresan por medio de símbolos carac
terísticos, habrá de ser objeto de la discusión que sigue.
El símbolo que muestra la cabeza de una persona cubierta de un modo deco
rativo (¿un peinado?) (il. 82), llama la atención en más de un sentido. De todos
los jeroglifos del texto del disco, éste es el que aparece con mayor frecuencia,
concretamente en un total de 19 secciones. Otra singularidad es que aparezca
siempre al final de una sección. Si uno pierde de vista la relación con el ámbi
to cultural cretense y considera solamente el contenido pictórico de este jero-
glifo, se le abre a la fantasía humana un amplio campo de asociaciones figura
tivas. La imagen podría representar a un guerrero indio con un adorno de plu
mas; de hecho ha habido investigadores que, teniendo sólo en cuenta el pare
cido externo, han comparado los jeroglifos cretenses con las representaciones
de soldados libios en pinturas murales egipcias, e incluso han llegado a espe
cular sobre si el disco de Festo sería al fin y a la postre un objeto foráneo,
importado de ultramar. Viendo la imagen, uno también podría pensar perfecta
mente en la representación de un cazador indígena o en el retrato de un hom
bre con un peinado extravagante. Para llegar a esta última interpretación tam
poco hace falta forzar demasiado la imaginación, pues todo el mundo conoce
bien peinados de este tipo como signo distintivo de una subcultura urbana
moderna.
La asociación del adorno de la cabeza con un peinado especial es menos
aventurada de lo que puede parecer a primera vista. En la antigua Creta existía
este peinado, concretamente en un contexto cultural muy específico: el culto
minoico de los muertos. La figura del hombre con su pintoresco peinado se
(8 2 ) J e r o g lif o c r e te n s e p a r a ( 8 3 ) J e r o g lif o c r e t e n s e p a r a « b a r c a
« d ifu n to ; a n c e s tr o ; a n te p a s a d o » s a g r a d a d e lo s m u e r to s »
182 Historia universal de la escritura
(8 6 ) C o m b in a c ió n d e j e r o g l i f o s c r e t e n s e s p a r a « v a s i ja p a r a li b a c io n e s »
(8 7 ) C o m b in a c ió n d e j e r o g l i f o s c r e t e n s e s p a r a « v íc tim a p a r a e l h o lo c a u s to »
A 23 A 16
muchos que creen que el chino es la lengua escrita más antigua todavía en
uso. Esto no es correcto, pues esa posición privilegiada hay que otorgársela al
griego (cf. cap. 5 sobre el sistema de escritura lineal B y cap. 7). En todo caso,
lo que es cierto es que la escritura china surgió en la Antigüedad y que hoy la
usan más de mil millones de personas. El simple hecho de que aproximada
mente una quinta parte de la población mundial escriba según el principio de
la logografía convierte a este tipo gráfico en algo relevante en el conjunto de
los sistemas de escritura modernos.
Los rasgos evolutivos de la escritura china ilustran —de una forma que es
característica de este país— el concurso de las técnicas fundamentales para la
fijación de la lengua: la técnica figurativa y la simbólica. Al igual que en
Mesopotamia, también en China, en el estadio inicial de la cultura escrita,
predominaban los símbolos figurativos equivalentes a significados de pala
bras. En ambas áreas culturales pasaron siglos sii\ que la configuración gráfi
ca de los símbolos cambiara gran cosa. Pero mientras en Mesopotamia, al
mismo tiempo que los viejos símbolos pictográficos e ideográficos sufrían un
proceso de estilización y abstracción y se convertían en signos cuneiformes,
tenía también lugar un cambio en el principio de la escritura —a saber, de la
escritura de palabras a la de sílabas—, en China se mantuvo la logografía,
aunque con el paso del tiempo la forma externa de los signos haya abandona
do en gran medida su carácter figurativo original. Así ocurre, en todo caso,
con la inmensa mayoría de signos gráficos chinos, que en virtud de los usos
escritos y de reformas gráficas están altamente estilizados. Para un profano,
hoy en día aprender signos gráficos chinos equivale a habituarse a combina
ciones de trazos más o menos arbitrarias que representan palabras concretas.
Esto significa que —considerándolo desde el punto de vista práctico del uso
de la escritura— la relación que hay entre los signos gráficos chinos y el sig
nificado de las palabras chinas es ante todo de naturaleza abstracta-simbóli-
ca, ya no figurativa-asociativa.
Es fácil hacerse una idea de estas transformaciones en el aspecto gráfico
de los signos chinos comparando el inventario de viejos símbolos gráficos
con formas de signos modernas (il. 88). En la mayoría de los casos, la confi
guración de los signos gráficos se ha vuelto abstracta hasta el punto de hacer
se por así decir irreconocible, de tal modo que el observador moderno nece
sita que se le aclare cuál es la forma original a partir de la cual ha surgido la
combinación de trazos actual de un signo. Quizá puedan tomarse como
excepciones a esta observación general la forma externa del signo correspon-
186 Historia universal de la escritura
(8 8 ) E v o lu c ió n d e s i g n o s g r á f i c o s c h in o s d e s d e la é p o c a S h a n g h a s ta lo s tie m p o s
d e la d in a s tí a H a n ( 2 0 2 a. C . - 2 2 0 d. C .); d e a h í q u e lo s s ig n o s e s t á n d a r
s e d e s ig n e n c o m o han-zi ‘s i g n o s H a n ’
0 0 © a r] Sol
0 0 J¡) n y Íj e Luna
Jl h. A A. REN Hombre
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MU
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* * + * ZI
V
Caballo
li « r- Sh MA
N IA O Pájaro
& ft s %
te SK * N IU Vaca
(8 9 ) O r ig e n d e a lg u n o s s ig n o s c h in o s
a) L a p a la b r a « a p re n d e r»
Forma original *
\V
b ) L a p a l a b r a « c a r iñ o »
(forma antigua)
0 (forma actual)
"Cariño"
= relación de *
Mujer + Niño
c ) L a p a l a b r a « o to ñ o »
una planta
Símbolo
— Vf „ de "grano"
una espiga'
Fuego quemar
Escritura, concepto y palabra 189
(9 0 ) L a e s c r itu r a d e la p a l a b r a « m e n tir » e n c h in o
precio de arte,
sM rescate habilidad
a ) P a l a b r a s h o m ó f o n a s c o n d is tin c ió n to n a l
192 Historia universal de la escritura
m3 limpiar, fregar
mo indicador numérico
b ) D is t in c i ó n en la e s c r itu r a d e p a l a b r a s h o m ó f o n a s c o n e l m is m o to n o
( 9 2 ) L a c la s if i c a c ió n h is tó r i c a d e lo s s i g n o s g r á f i c o s c h in o s ( d i n a s tí a H a n )
Niño
** * zi
arriba, ramas
* * m it Árbol abajo, raíces
lk % sh i Flecha
as m Vii Lluvia
bóveda celeste con gotas
de lluvia cayendo
cabeza, cuerpo,
** * qu an Perro patas y cola
e, ba Serpiente grande
no banderín para
*> wu
(prohibición) negar
2. S ig n o s s i m b ó l i c o s s i m p l e s ( id e o g r a m a s ; c h in o c h ih - s h ih )
3. S ig n o s s im b ó lic o s c o m p u e s to s (c h in o h u i-i)
Escritura, concepto y palabra 195
‘hablar’
‘parloteo’ de ‘dividir’ +
n ‘decir’
n
‘atrio’ de
1 %
‘estimar’ +
± ‘tierra’
4. C o m b i n a c io n e s d e s i g n o s c o n e le m e n to f o n é t i c o ( j e r o g lí f i c o f o n é t i c o ;
c h in o h s in g - s h e n g )
Al transferir un signo a una expresión de significado parecido, el signo asume el valor fonético de esta
última; p. ej.
wu "odiar" (transferido a
58^ la expresión:)
e "malo"
5. S ig n o s g r á f i c o s c o n s u p l e m e n t o f o n é t i c o (c h in o c h u a n - c h u )
Al transferir un signo a una expresión con la misma o parecida pronunciación, el signo asume el sig
nificado de esta última; p.ej.
wan "escorpión"
wan "diez mil"
Hstilo clerical
ì ♦
Vpf* c.
Estilo estándar
*]>5« & *
Hstilo semicursivo
a,/
V
e
J % Estilo cursivo o "pajizo"
Escritura, concepto y palabra 199
^ hái-xuó-fü-süi-c¡ Chaikovski
(' leña-dc repente-empczar-esto-fundamento')
establecer un nexo con la escritura del Indo, como contra la tesis de.
Heyerdahl de una importación del área andina» (Barthel, 1969, 159 sig.).
Así que si uno toma las debidas distancias respecto de suposiciones espe
culativas acerca de un influjo —no demostrable— de la vieja escritura india
o china en la tradición de la escritura de la Polinesia oriental, entonces hay
que partir de la base de que la de la isla de Pascua es una escritura original
autóctona. Por otra parte, hay indicios de que en tiempos anteriores (i. e. antes
del siglo xviii) el uso de la escritura también se conocía en algunas de las islas
de la Sociedad (p. ej. Raiatea, Raivavae), situadas al oeste. En esta dirección
apuntan signos gráficos en los que se representan figurativamente una barca
doble, un remo de danza, adornos pectorales y plantas útiles polinesias como
el árbol del pan o el arbusto del kava. También se mencionan diversos nom
bres de lugares y de dioses polinesios en los textos de la isla de Pascua. Al
hablar de éstos, hay que distinguir tres clases de textos y, con arreglo a ello,
varios sistemas de escritura. En la propia terminología de los que antaño fue
ran «expertos en escritura» de la isla de Pascua —ninguno de los cuales vive
ya—, se trata de los kohau t ’au («bastones del año»), los kohau mama («bas
tones del levantamiento del tabú») y los kohau rongorongo («bastones de la
recitación»). Es poco lo que se ha conservado de los textos de la 1.a y 2.a cate
goría; sus catálogos de signos se diferencian abiertamente tanto entre sí como
comparados con los signos del sistema gráfico rongorongo, que también se
conoce como «escritura clásica de la isla de Pascua». Los signos gráficos de
los kohau t yau y los kohau mama no se han descifrado hasta el día de hoy.
La mayoría de los textos de la tercera categoría se encuentran en tablillas
de madera, las tablillas rongorongo, de las que sólo se han conservado un
total de 21, custodiadas en diversos museos de América y Europa. La tablilla
de mayor tamaño es la del Museo de Braine-le-Comte en Bélgica, con una
longitud de 90 centímetros y una anchura de 10. En ella hay un total de 1547
signos grabados, alineados en ocho hileras en cada cara (il. 98). Sin embargo,
la disposición de los signos gráficos en hileras no es ningún indicio de una
división del contenido del texto, pues los signos están todos unos junto a
otros, formando una especie de cinta interminable. Cada dos líneas los signos
están cabeza abajo, así que hay que girar la tabilla 180° cada vez que se lee
una línea, para mantener la secuencia gráfica correcta. Los signos gráficos
rongorongo también se encuentran.en otros objetos, por ejemplo en adornos
en los que el texto se reparte equilibradamente por la superficie principal (il.
99). Cuando todavía estaban en uso las tabillas de madera de la isla de
Pascua, los expertos en escritura las guardaban cuidadosamente embaladas, y
sólo se las desembalaba en ocasiones especiales para recitar sus textos ritua
les. Los últimos maestros recitadores murieron en el siglo xix y se llevaron a
la tumba el misterio de la escritura de la isla de Pascua. Después de eso, lo
único que se sabía de las tabillas rongorongo es que el contenido de sus tex
tos es de carácter mítico-religioso.
Tras numerosos intentos fallidos, en los años 50 de nuestro siglo el inves
tigador alemán T. S. Barthel consiguió dar el paso decisivo hacia el descifra
miento del sistema de escritura rongorongo. «El sistema rongorongo es una
escritura de signos-palabra, es decir que no contiene ni sílabas ni letras. Sólo
un porcentaje limitado de raíces léxicas polinesias está asociado con los gra-
femas. Están completamente ausentes las partículas —tan importantes en la
lengua hablada— como indicadores de sujeto o de atributo, afijos verbales,
también los pronombres. Por consiguiente los textos rongorongo están «des-
gramaticalizados», si hacemos abstracción de que, gracias al orden de suce
sión de los signos rongorongo, al menos se ha preservado un retazo de sinta
xis. Las inscripciones se caracterizan por un «estilo telegráfico» en grupos de
“palabras clave“» (Barthel, 1969, 156). Por más que de este modo quede acla
rado el principio gráfico, con esta base no se pueden «leer» sin más ni más
textos rongorongo. Los signos individuales, lo mismo que combinaciones de
toki
Signos
sencillos
r hacha
vai agua
u
hombre,
tangata persona
ruhitc tocar el
Signos paku
combinados a tambor
kohau maderas
a rongo-rongo parlantes
& cortar.
koti despedazado
c?
Signos
que indican moe durmiente.
cualidades $ muerto
tea
r¡r blanco
púa "ñor
Expresiones
metafóricas
0 21mujer
( 1 0 1 ) U s o d e l j e r o g l í f i c o f o n é t i c o en la e s c r itu r a d e la is la d e P a s c u a
pure
1Especie de molusco
Escritura
jeroglífica
CD 2)oración
^Materiales de
(V t ' tupa corteza de árbol
4)Contar
aparece en los textos rongorongo (il. 101). Con ello también la escritura clá
sica de la isla de Pascua da muestras de haber dado el paso evolutivo hacia
una fonetización parcial, aunque se haya seguido ateniendo siempre al modo
de escritura logográfico de acuerdo con el «principio de selección léxica».
Con esta modalidad de escritura, al experto que recitaba textos rongorongo
con ocasión de ceremonias religiosas le quedaba un amplio margen creativo
para «convertir» el contenido en palabras de la lengua hablada, situadas en su
contexto.
gables (ver cap. 1), sin desplazar a esta tradición ni caer tampoco en una
dependencia directa de sus representaciones figurativas. De ahí que haya
obras de pura narración figurativa (sin intervención de símbolos gráficos),
otras en las que se usan solamente símbolos de escritura (sin representaciones
de tipo figurativo) y documentos en los que se utilizan de forma conjunta
composiciones figurativas y jeroglifos vinculados a elementos lingüísticos.
La propia escritura jeroglífica exhibe una caprichosa combinatoria de
jeroglifos figurativos y signos abstractos (il. 102). «Los jeroglifos mayas son
creaciones artísticas: los «signos principales» aparecen junto a los «pequeños
signos»; los afijos se acumulan en los contornos exteriores o se escriben en el
interior del propio signo principal; un grafema tan pronto se muestra en forma
geométrica como en forma de cabeza de persona o de animal. Es decir, que la
imagen externa es de una complejidad variopinta; el componente estético se
plasma en formas y juegos barrocos» (Barthel, 1969, 161). La escritura maya,
que en las inscripciones en piedra del periodo clásico (250-600 d. C.) se pre
senta ya como un sistema plenamente formado, tiene por principio básico la
logografía. Los jeroglifos individuales (i. e. signos principales), de los que se
conocen unos 450, corresponden a expresiones concretas. Hasta qué punto los
signos adicionales («pequeños signos»), cuyo número asciende a cerca de
250, tienen el valor de sílabas o de fonemas individuales, es una cuestión
debatida. Los investigadores de tiempos pasados opinaban que la escritura
maya podría ser un sistema silábico o alfabético. La Relación de las cosas de
Yucatán (1565), obra del franciscano Diego de Landa —que fue obispo de
Mérida, en la península del Yucatán, y por cuya instigación se destruyeron la
mayoría de códices valiosos—, parecía ofrecer una confirmación de dicha
teoría. De Landa asoció dibujos de jeroglifos con letras concretas del alfabe
to latino; pero se comprobó que la lectura de textos mayas basándose en el
alfabeto de De Landa no arrojaba ningún sentido. También el ensayo de
Gockels (1988), que asocia los jeroglifos mayas con morfemas del moderno
maya (yucateco) para de este modo leer textos clásicos, es más especulativo
que digno de confianza.
Una singularidad que llama la atención en la escritura de los mayas es la
multiplicidad de formas que hay para escribir una serie de conceptos concre
tos, es decir, la representación del mismo concepto por medio de diversos sig
nos gráficos. Esta costumbre se observa con claridad en la esfera de la escri
tura de números, así como en el inventario de signos relativos a conceptos
astronómicos y del calendario. En otro lugar (ver cap. 3, il. 65) ya se ha alu
dido a las variantes de símbolos jeroglíficos para designar los nombres de los
meses. Para escribir los números se hace uso de dos inventarios de signos dis
tintos, existiendo al menos dos signos para cada número. Frente a una serie
numérica para el uso práctico, que se plasmaba por medio de puntos y sím
bolos a modo de travesaños (ver cap. 3, il. 69), estaba otra serie numérica que
208 Historia universal de la escritura
D I V I N I D A D E S D E I.O S M A Y A S
"E M B LE M A S "
de algunas ciudades mayas
P U N TO S C A R D IN A L E S O I R O S S IG N O S G R Á F I C O S
FORM A U S U A L FO R M A DR C A B EZ A FO R M A A N TR O P O M O R FA
æ m ®i J
D iv e rs o s sig n o s g rá fic o s para k in ( " d í a " )
Escritura, concepto y palabra 209
( 1 0 3 ) J e r o g li f o s m a y a s p a r a e s c r i b i r lo s núrns. 1 - 1 9
se escribía en jeroglifos (il. 103). Los signos para escribir los números del 1
al 13 son representaciones figurativas de las cabezas de las trece divinidades
principales (llamadas por los mayas Oxlahuntiku), que reinaban en el Mundo
Superior y eran responsables del mantenimiento del calendario religioso. Para
designar los números a partir del 14 se elegían «composiciones» formadas a
partir de las formas de los signos 4 al 9 y del jeroglifo correspondiente a 10
(cabeza del dios de la muerte); la mandíbula inferior que aparecía en los jero
glifos correspondientes a 4, 5, 6, 7, 8 y 9 se sustituía en cada caso por la del
dios de la Muerte (il. 104). Esta quizá sea la forma más «exótica» de reflejar
por escrito la expresión «base 10 + 4, etc.» que pueda uno encontrar en las
culturas gráficas del mundo.
La escritura de los números en jeroglifos configurados según la imagen de
las divinidades supremas ilustra el enraizamiento mítico-religioso de la
aritmética y del calendario en la cultura maya. Sus elementos básicos han sido
descifrados, y además de los valores numéricos también se conocen los jero
glifos con imágenes de dioses que servían para designar unidades de cómpu
to (il. 105). Gracias a ello se pueden descifrar las indicaciones cronológicas
(1 0 4 ) E l je r o g lifo m a y a p a r a e s c r ib ir e l n ú m ero 1 9
<=&
10
:iu Historia universal de la escritura
( 1 0 5 ) U n id a d e s d e c ó m p u to d e l c a le n d a r io m a y a
1. kin 1
DÍA
2. unial 20 kin 20
«M ES» de 20 días
3. tun 18 uinal 360
«año» de 18 «meses»
4. katun 20 tun 7.200
C IC LO DE 20 «A ÑO S»
( ¡ 0 6 ) L ín e a s in i c ia l e s d e la s l l a m a d a s « e s c a l e r a s j e r o g l í f i c a s » d e P a le n q u e
( c o n in d ic a c ió n c r o n o l ó g ic a d e l a ñ o 6 0 3 d. C .)
1.357.100 días
Escritura, concepto y palabra 211
( 1 0 8 ) D e ta ll e d e la e s t e la E d e Q u ir ig u a c o n in d ic a c ió n c r o n o ló g ic a
c o r r e s p o n d ie n t e a l 2 4 d e e n e r o d e l a ñ o 771 d. C.
in t h r p r h t a c ió n y t r a d u c c ió n
9 B A K TU N 17 K A T U N
9 * 144 000 Días 17 x 7 200 Días
( - 1 2% 000 Días) (-1 2 2 400 Días)
0 TUN 0 U IN A L
0 x J60 Días 0 x 20 Días
( - 0 Días) ( - O D ías)
0 KJN
0 x I Día
13 A H A U
( - 0 Días)
I I mes limai
i-n curso (que aquí
ompiende 2'> días)
18 CUMK.U
Escritura, concepto y palabra 213
( 1 0 9 ) D e ta ll e d e l c ó d ic e d e D r e s d e
-ll® ; í '--- J (
• 3 ) ° fs )
H ® ! <2? ¡ t e ° ¿ 3 :
m > 3 ¡< s> •< & » & L a y a ,® » * *
M S ü l^ M P ff i
cionadas con la conclusión de una serie de katun y tun. Los vaticinios llenan
la otra cara» (Thompson, 1968, 310).
Tras la conquista española de Méjico, los misioneros se tomaron con soli
citud la tarea de enseñar a los indios a leer y escribir la escritura latina y el
español. El fin de esta instrucción era, antes que nada, la difusión de la doc
trina cristiana tan rápido como fuera posible. Pero también se instó a los
indios expertos en escritura a que recopilasen y pusieran por escrito todo tipo
de curiosidades relativas a sus usos y costumbres. De este modo, en los pri
meros tiempos coloniales surgió una recopilación de manuscritos, redactados
en diversas zonas. Algunos de ellos, como el Popol Vuh procedente de las tie
rras altas de Guatemala (con alusiones a los mitos, ritos y cosmología de los
quiché maya), los Anales de los Cakchiqueles o los Libros del Chilam Balam
contienen datos sobre sucesos antiquísimos. «Catorce de estos manuscritos,
que siempre llevan el nombre de la ciudad en la que se escribieron, se remon
tan hasta un pasado muy lejano y tratan ante todo de tradiciones, calendario,
astrología y medicina; tres de ellos se ocupan de acontecimientos históricos
del periodo en torno al año 1000 a. C. De cuando en cuando se defiende la
tesis de que algunas partes del Chilam Balam son traducciones directas de
viejos códices; de hecho esta sugerente hipótesis pudo verificarse en algunos
214 Historia universal de la escritura
(1 1 0 ) S ig n o s g r á f ic o s d e m a y a s y a z t e c a s p a r a e s c r i b i r lo s 2 0 d ía s d e l c a le n d a r io
m e s o a m e r ic a n o
(Do® Im ix 1 C ip a c t li (c o c o d r ilo )
Ik 2. b h c c a ll (v ie n t o )
Akbal 3. C a lli (c a s a )
Kan 4. C u e t z p a ll in (ig u a n a )
C h ic c h a n C o a tí (s e rp ie n te )
C im i 6. M iq u i/ .tli (c rá n e o )
Manik 7. M a z a tl (c i e r v o )
La m a t 8. T o c h t l i (c o n e jo )
M u lue 9. A t l (a g u a )
Oc 10 . I t z c u in lli (p e rro )
,
E sc ritu r a c o n c e p to y p a la b r a 215
(110) Continuación
Chuen D . O z o m a ti i (m o n o )
Fb M a lin a lli (h ie rb a )
Ben 13. A c a ti (j u n c o )
Ix 14. O c e lo t (o c e lo te )
C ib 16. C o / .c a q u a u h tli (b u it r e )
X ó c h itl ( l l o r )
t
216 Historia universal de la escritura
(1 1 1 ) L a p i e d r a - c a l e n d a r i o a z t e c a p r o c e d e n t e d e l T e m p lo M a y o r d e T e n o c h titlá n
(1 1 2 ) P i c t o g r a m a s a z t e c a s
fih lh fo ,
(1 1 3 ) Id e o g r a m a s a z te c a s
O "que ha enviudado"
(imagen de un ojo llorando)
"muerte"
(imagen de un cráneo)
218 Historia universal de la escritura
( 1 / 4 ) J e t o g li f o s a z t e c a s ( la n z a en un c h o r r o d e a g u a ) p a r a e s c r i b i r la e x p r e s ió n
« gu erra»
( 1 1 7 ) C o m ie n z o d e l p a d r e n u e s tr o (p a t e r n o s te r ) c o n j e r o g l i f o s a z t e c a s f o n e t i z a d o s
i 1 1 8 ) L o g o g r a m a s f i g u r a t i v o s ( s ig n o s p i c t o g r á f i c o s ) en la m o d e r n a s o c i e d a d
in d u s tr i a l
❖
1 Cnmpamonto |uvoml
4 L *
P
2 Allolismo
a
7> i A
2A I utbol. 2 0 Equitación
2C Ponlatlón moderno
3 Pabotlón do deportes, gimnasia. 3A Balonmano
1 2 2a
33
4 Natación piscina
5 Ring, boxeo. |udo
6 (Pista de) voteibol. 7 (Pista de) ciclismo
8 (Pista do) hockey. 9 (Pista de) lucha libre
l \
to (Pista de) |udo
4 5
11 Haltorolilia
t2 (Pista do) osgrima
11
T-
12
o 12A Pista do baloncesto
13 Aoropuorto, 14 Puorlo
Ib tren do largo rocorrido. 16 Motro (U-Bahn)
W
1 7 Tron do cercanías (S-Bahn). 18 Autobús
19 Tranvía
ji© 20 taxi
21 Garage. 22 Gasolinera
23 Roparación do automóviles
P *
17 16 22 23
* 24
2b
Aparcamionto
Entrada. 26 Salida
Polizei 27 Ascensor
* 28
29
Punto do encuentro
Policía. 30 Aduana
24 25
Lli
31 Alquiler de vehículos con conductor
999 é
32 Bomberos. 33 Villa olímpica
31 32
ñ 34
35
36
Ceremonia de apertura
Ceremonia de clausura
Participante (le m ). 37 Participante (mase.)
H 0
38 Vestuario. 38A Guardarropa
• A
íT 39
40
Sala de pesaje
Control de dopaje
41 Recepción. 42 Servicio de resultados
Q _ 43 Toma de aire
36 36 a
r r -------
A
44 Control de armas
n 45 Zona de entrenamiento
46 Bolsa de almuerzo. 47 Sala de mantenimiento
48 Sala do posas
n 49 Sala do gimnasia. 50 Masa|e
44 45
51
/IB
L.
52
CD
51
53
54
55
56
Zona de descanso. 52 Medición de velas
Fabricante de velas
Lavado de velas
Sala do secado de velas
Grúa para mástil. 57 Grúa para embarcaciones
58 Romolquo para embarcaciones
59 Taller para embarcaciones
m 60 Medición de embarcaciones
CD k f f f f 61
62
Balanza para embarcaciones
Centro de celebraciones
rri
63 Zona para andar descalzo
56 59 61 62 63 64 Barco escolta en una regata
OL Lä J ¿ 1 ds
65 Monitor, 66 O lía ales
V IP 67 Sala VIP
68 Zona de tiro con arco
69 Espectadores. 70 Discapacitados lisíeos
71 Cruz roja
65 66
r
72 Médico. 73 Enlermero
-fr press 74 Primeros auxilios. 75 Farmacia
72
n 73
+
—
76
77
78
Bartos medicinales
Prensa
T ole v isió n
79 Radio. 80 Ciño
81 Sala de mecanografía
379
ffl E l S j [ 1 [k l 0
60 61 02 03 64
82 Intérprote
83 Contoroncia. 84 Congreso
84A Sala de entrevistas
Escritura, concepto y palabra 224
H
94 Pagúelos
95 Sollos. 96 Roparto (xistal
97 Prohibido lutnar
92 93 94 95
98 Prohibido locar
99 Prohibida la entrada de animales
100 Extintor (Feuerloscher). 101 Eleclncidad
102 Prohibido ol paso
103 Desperdicios. 104 Información
ri> F h O
4T
t i
AQ
c
99
105 Oblelos perdidos • •
106 Centro de asislnncia infantil
JUL
107 Centro do datos, 108 I stodio do televisión
109 Servicios
(110 Damas 111 Caballero;») 8
106
w
107 108
Tt
1U 9
119
113
114
1 avalles
A()u.i (Kilablo
Rano 115 Ducha
oo ác. \ o
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118
Sanna 11/C lu b
( ¡olí 0 114 115
O
&
116
113
119 Encuentro do grandes veleros
120 Museo al ano libre
ei
121 Restaúram e O
122
124
Bar 123 Cafe
Alimentos. 125 Cocina
©
119 120 121 122 123 124 125
126 Fruía. 127 M áquina exp do alimentos
128 Máquina oxp de bebidas
129 Autoservicio
130 Servicio de camareros
131 Caja 132 Limpieza en seco
126 127
2
28
128
1 p
129
* *
130 131 132
133 Lavandería. 134 Droguería
135 Peluquería. 136 Prscma cubierta
m m
137 Socorrista
138 Sala de ping-pong
139 Sala de billar
133 134 135 136 137 138 139
140 Cine, 141 Sala de lectura
142 Salón do baile
143 Sala do televisión 144 Discoteca
145 Teatro
146 Sala do oración
147 Consigna
148 Consigna automática
149 Sala do secado. 150 Sala de planchado
151 lom a do corrienlo
152 Toma do agua 153 Taller
154 Quiosco
155 Programas 156 Venta do ontradas
157 Souvonits 158 Arliculos fotográbeos
159 Periódicos, libros
160 Floros
(1 1 9 ) L o g o g r a m a s a b s t r a c t o s en lo s le n g u a je s e s p e c i a l i z a d o s m o d e r n o s
S i g n o s m a t e m á t ic o s i
r\ / Sí
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Signos>astronómicos
O Ó tí 9 $ OI 9
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H * DE LA ESCR1TURA.-8
226 Historia universal de la escritura
( 1 2 0 ) L a p a l e t a d e N a r m e r ( c o m ie n z o s d e l III m ile n io a. C .)
a ) A n verso b) R everso
( 1 2 1 ) J e r o g li f o s e g i p c i o s y s u s e q u iv a l e n c ia s f o n é t i c a s
Mano d d
r Cobra 4 dj (comojen
inglés j o u n u ü )
a ) S ig n o s m o n o c o n s o n á n tic o s
( 1 2 1 ) C o n tin u a c ió n
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b ) S ig n o s b ic o n s o n á n ti c o s
c ) S ig n o s tr ic o n s o n á n tic o s
Escrituraypalabra y sílaba 233
sonantes, no se escriben uno tras otro los signos correspondientes a las con
sonantes en cuestión, sino que a tal efecto se utilizan signos especiales, bicon-
sonánticos (il. 121b) y triconsonánticos (il. 121c). Los signos bi- y tricon-
sonánticos sirven también para escribir palabras que contienen muchas con
sonantes. Los signos biconsonánticos son signos gráficos autónomos, y su
configuración externa no guarda ninguna relación con la de los monocon-
sonánticos. Esto se puede constatar fácilmente comparando, por ejemplo, el
signo gráfico correspondiente a (w) con el de (jw), el de (m) con el de (mn),
o el de (n) con el de (nn). Para los signos triconsonánticos, cuyo número es
reducido, vale el mismo principio: no guardan ninguna relación con la desig
nación de sonidos por medio de signos mono- y biconsonánticos.
A primera vista uno no advierte relación alguna entre escritura y estructu
ra fonética, y el nexo entre signos gráficos y consonantes parece arbitrario.
Sin embargo, en la mayoría de los casos la situación es otra: en su origen, el
nexo entre signo gráfico y sonido tiene una motivación. Por ejemplo, no es
casual que la combinación de consonantes (pr) se represente con el símbolo
figurativo de una casa, pues la expresión egipcia pr significa eso, «casa»; en
cuanto que signo gráfico convencional para reflejar una determinada secuen
cia fonética, también se lo podía transferir a palabras que sonaran igual
(homófonas) o parecido. Tal es por ejemplo el caso del egipcio prj «salir»,
cuya semiconsonante (j) se omitía en la escritura, y que se escribe igualmen
te con el símbolo de la casa. Una cesta estilizada se usa como signo gráfico
para representar la combinación de consonantes (nb). Con este signo se escri
ben las palabras homófonas nb, «cesta», nb2 «señor» y nb, «cada uno», así
como el grupo consonántico correspondiente en palabras de varias sílabas,
como nbs «árbol» o nbw «oro». Un importante papel como símbolo religioso
es el que tiene el escarabeo, tras cuyo sonoro nombre griego no se esconde
sino el vulgar escarabajo del estiércol. Pero ¿cómo entra una sabandija en el
simbolismo religioso de Egipto? Este hecho se explica por una particularidad
de la lengua egipcia: la expresión hprr (estructura silábica: h+vocal+
pr+vocal+r) suena parecido a hpr (estructura silábica: h+vocal+p+vocal+r);
hprr significa «escarabajo», hpr «convertirse en, llegar a ser», y ambas se
escriben con el símbolo figurativo del escarabajo del estiércol (il. 122). En
virtud del parecido fonético entre ambas expresiones, entre los egipcios el
escarabajo se convirtió en símbolo de la renovación, del renacimiento y de la
existencia futura. La idea del renacimiento y de la vida después de la muerte
tenía una importancia central para los egipcios, tanto para orientarse en este
mundo como para prepararse para el más allá (ver cap. 2).
El hecho de que signos de la escritura jeroglífica puedan por una parte
corresponder a palabras enteras (p. ej. el símbolo de una cesta para designar
nb «cesta») y por otro reflejen determinadas combinaciones de consonantes
(p. ej. el símbolo de la cesta para escribir el grupo nb en palabras como nbs o
234 Historia universal de la escritura
( 1 2 2 ) L a e s c r itu r a c o n j e r o g l i f o s e g i p c i o s d e p a l a b r a s h o m ó f o n a s o f o n é t i c a m e n t e
s i m i la r e s
Signo Expresiones
gráfico homófonas o Significado, Significado;
fonét. similares
wr golondrina grande
* *
n fr laúd bonito
i
sm 5
pulmones incorporarse, adherirse
í
( 1 2 3 ) T e x to en e s c r itu r a j e r o g l í f i c a c o n lo s s i g n o s - p a l a b r a m a r c a d o s
p o r m e d io d e r a y a s
v a to c a n jt jjj
( O r —
M n -h p r -r ' fnh
a M Ta
4* w b n -j
-
n
¿4. m r f w f t-k
H ijo mío Vengador mío M e n -hep er-ré '. viva él por siempre: yo brillo por amor a ti
t>k rjá
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1^ protección
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Protegen manos mías miembros tuyos con la protección de la vida. Qué dulce
Ok 1
j j m t k
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km
jw n n j
jíte a b jj 'j rrk
AsÉ 4 ¡-j b i w k
e JwT. i i
santuario mío. Yo me asombro de ti. Y o extiendo poder tuyo
k
III
P-S-lfíí ih n w t nt pi
( 1 2 4 ) E je m p lo d e l u s o d e s i g n o s d e te r m i n a ti v o s
mrj amar
sn "besar1
sw r "beber"
m sdj "odiar'
(725) D e te r m in a t iv o s p a r a d if e r e n c ia r e n la e s c r itu r a j e r o g l í f i c a e x p r e s io n e s c o n la
m is m a e s tr u c tu r a c o n s o n á n tic a
Diferenciación de la secuencia mi
paralelo, qué nombre correspondía a cada cartucho, en los primeros pasos del
desciframiento se trató de averiguar qué grupos de consonantes se asociaban
a qué símbolos del nombre en cuestión. De este modo los nombres reales se
convirtieron en la clave del éxito del desciframiento. Para ser más exactos,
fueron dos las casualidades que contribuyeron a que a partir del siglo xix los
jeroglifos egipcios dejasen de ser un misterio: si no hubiera tenido lugar la
campaña de Napoleón en Egipto, quizá no se hubiera descubierto nunca la
piedra de Rosetta; si en el texto jeroglífico no hubiera habido cartuchos, una
traducción griega tampoco habría podido arrojar luz sobre el valor fonético de
cada signo concreto.
La escritura jeroglífica no tiene signo alguno para separar palabras o fra
ses; los símbolos jeroglíficos se pueden combinar a discreción. Esto significa
que la dirección de la escritura es fundamentalmente libre, aunque había cier
tas preferencias a la hora de utilizar los jeroglifos como escritura ceremonial.
Con mucha frecuencia se escribía de derecha a izquierda; junto a ello, en
238 Historia universal de la escritura
( 1 2 6 ) C a r tu c h o s c o n n o m b r e s d e r e y e s e g i p c i o s
^q & ~~ V J
Imn-htp Amenofis
Dhwtj-ms Tutmosis
H i.t-sps.wt Hatshepsut
G l E D
2 d E Ë D
ih-n-Itn Akhenatón
Twt- Tutankamón
'nh-Imn
tuto) nr _ / /
R -ms-s Ramsés
¡entura, palabra y sílaba 239
(127) Te xto en escritura jeroglífica que figura en uno de los sarcófagos con
las visceras de Tutankamón
in por
Srk.t Selket:
di~n = ; yo he dado
t u
□ * p (= i) (así) proporciono
* : Si la protección
A V Z Kbh- de Kebeh-
s n . w - f senuef,
II O ntj que
Kbh- de Kebeh-
a z
sn .w = f senuef,
Nb'
hpr.w-R Nebejperure,
el justificado
hrw
240 Historia universal de la escritura
cuanto que variante de la fonografía hay que buscarlos fuera del ámbito cul
tural sumerio (o mejor dicho, entre los no sumerios que se sirvieron del cunei
forme). Los copartícipes inmediatos de la cultura escrita sumeria fueron los
acadios, que ya en los primeros siglos del III milenio a. C. habían emigrado
a la zona de Mesopotamia. Los acadios procedían de las regiones desérticas
de la Península arábiga y de Siria; mientras que se desconoce la adscripción
étnica de los sumerios, de los acadios se sabe que eran semitas. Así que su
lengua es una de las muchas lenguas semíticas y pertenece a la gran familia
de las lenguas afro-asiáticas. Otras ramas de esta familia lingüística son las
lenguas camiticas (p. ej. el egipcio) y las lenguas chádicas. A diferencia del
sumerio, que es aglutinante, el acadio es una lengua flexiva como el español
o el ruso (cf. un resumen de la gramática en Grande, 1972, 312 sigs.). Las
relaciones entre acadios y sumerios fueron cambiantes, marcadas unas veces
por la convivencia pacífica y otras veces perturbadas por enfrentamientos
militares. Siempre hubo cierto desnivel cultural, y, en todas las épocas del
contacto sumerio-acadio, la cultura sumeria dejó su huella en las creaciones
culturales de los acadios. Entre los bienes culturales más importantes que
podían ofrecer los sumerios se contaba la escritura, y los acadios la adopta
ron —poco después de que hubiera tomado forma en las escuelas de escribas
sumerias el sistema de la escritura cuneiforme— para registrar textos en su
lengua materna. Los acadios, a diferencia de los sumerios, no «experimenta
ron» con los principios de la logografía y de la fonografía, sino que adapta
ron la escritura cuneiforme a las necesidades fonéticas de su lengua. La con
secuencia de esta adaptación fue que la escritura cuneiforme evolucionó hasta
convertirse en un sistema fonográfico, y ello con un grado de perfección que
nunca alcanzó como silabario para la escritura del sumerio.
Así que el sistema de la escritura cuneiforme sólo se convirtió en una
variedad fonográfica de gran rendimiento cuando —y porque— se utilizó
para escribir una lengua que no era aquella para la que se había concebido en
un principio. Fue sólo en el marco de su adaptación a la estructura fonética
del acadio cuando la escritura cuneiforme experimentó un salto evolutivo que
hizo de ella un prototipo de escritura silábica. También es ejemplar la ampli
tud de la literatura redactada en lengua acadia; las excavaciones arqueológi
cas han sacado a la luz muchos más textos de la literatura acadia cuneiforme
que el conjunto de textos sumerios cuneiformes conservados. Esto se explica,
en parte, porque el lapso temporal durante el que se escribió el acadio fue sig
nificativamente más largo que el periodo (sólo algunos siglos) durante el que
se consignaron textos sumerios en escritura cuneiforme.
Poco después de mediados del III milenio a. C. el antiguo acadio, hasta
entonces unitario, se divide en dos dialectos principales, el babilonio en el sur
y el asirio en el norte. Ambos dialectos se ponen por escrito y desarrollan tra
diciones escritas propias, con sus peculiaridades fonéticas, gramaticales y
244 Historia universal de la escritura
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( 1 3 0 ) E s te la d e b a s a l t o c o n e l c ó d ig o l e g a l d e H a n u n u r a b i (c. 1 7 6 0 a. C )
a ) D e t a l l e d e la p a r t e c e n tr a l d e la b ) P a r te s u p e r i o r d e la e s t e la c o n
e s t e l a , c o n e s c r itu r a c u n e if o r m e c o m p o s ic ió n f i g u r a t i v a
jurídica moderna, las leyes y preceptos se reparten en las esferas del derecho
penal, el civil y el económ ico. En un total de treinta supuestos se amenaza con
la pena de muerte com o castigo para un delito. Mientras que la lengua de las
leyes representa el típico estilo de la lengua administrativa babilonia que se
había forjado durante el mandato de Hammurabi, se han conservado una intro
ducción y un epílogo a esta recopilación de leyes, escritos ambos en lenguaje
poético. El código legal de Hammurabi, con su com binación de prosaico esti
lo administrativo y de lengua literaria de gran fuerza expresiva, es un ejem plo
«elocuente» — en el más genuino sentido del término— de la flexibilidad del
acadio, que a com ienzos del II milenio a. C. ya había asumido todas las fun
ciones del sumerio com o lengua de cultura, y a partir de entonces se siguió
desarrollando com o lengua culta del mismo rango que aquél.
La introducción o prólogo que precede al código reviste un especial interés
por sus im plicaciones m ítico-religiosas. De acuerdo con el texto del prólogo, el
dios de la ciudad de Babilonia, Marduk, habría delegado en el rey Hammurabi
la tarea de «proclamar el derecho en el país, destruir al malvado y al perverso,
impedir que el fuerte oprimiera al débil» [trad. de F. Lara Peinado]. La legiti
mación divina de esta actividad legislativa se subraya, además, dejando claro
Escritura, palabra y silaba 249
U ¡) Detalle del Código legal de Hammurabi (§§ ¡22-23. eoi IV. líneas 31-52
r r t í — — =C .
W w % s U m * * >
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HW M v>ip HW>
W r ^ is U m ^
H I Q _
& _ Í M
tfifc -e fí- f g .g y
fc) Ví rsró/i paralela neo-asiría
Escritura, palabra y sílaba 251
$um-ma a-wi-lum a-na a-wi-lim kaspam hurä§am, ü mi-im-ma Sum-Su a-na ma-$a-ru-
tim i-na-ad-di-in mi-im-ma ma-ia i-na-ad-di-nu Si-bi ú-kállam ri-ik-sa-tim i-Sa-ak-ka-an-
ma a-na ma-$a-ru-tim i-na-ad-di-in Sum-ma ba-lum Si-bi ü ri-ik-sa-tim a-na ma-$a-ru-tim
id-di-in-ma a-Sar id-di-nu it-ta-ak-ru-Su di-nu-um Su-ú ru-gu-um-ma-am ú-ul i-Su.
c) T r a n s lite r a c ió n
Summa awilum ana awllim kaspam hurásam, ü miimma Sum-Su ana ma$arütim inaddni
mimma mala inaddinu SIbi ukallam riksátim iSakkan-ma ana ma§§arütim inaddin Summa
balum SIbí ü ríksátim ana massarütim iddin-ma aSar iddinu ittaakru-Sa dlnum Sü ru-gum-
mám ul iSu.
d) T r a n s c r ip c ió n
«Si un señor desea depositar plata, oro o cualquier cosa a (otro) señor, todo lo que quiera
confiar será enseñado a testigos, formalizará un contrato y (luego) entregará (lo que quiera
confiar) para su depósito. Si (lo que quiere confiar lo) entrega para su custodia en depósi
to sin testigos ni contrato, y (si) se le niega (la devolución) en donde hizo el depósito, esta
causa no admite reclamación:» (Trad. de F. Lara Peinado, C ó d ig o d e H a m m u ra b i, Madrid,
1982, pág. 104).
e) T r a d u c c ió n
( 1 3 2 ) E je m p lo s d e m o d a l id a d e s g r á f ic a s a n ti g u a s y r e c ie n te s en la e s c r itu r a
j e r o g l i f i c a h itita
a ) D u c tu s a n tig u o , c o n s i g n o s b ) D u c tu s m á s r e c ie n te , c o n s ig n o s
m a r c a d a m e n te f i g u r a t i v o s y e s t i l i z a d o s y d is p o s ic i ó n lin e a l
d i s p o s ic i ó n e s p a c i a l lib r e e n r e n g lo n e s
( 1 3 3 ) E l s e l l o d e p l a t a d e l r e y T a rk u m u w a , c o n te x to en h it it a je r o g l í f i c o ( i n te r i o r )
y en e s c r itu r a c u n e if o r m e ( e x te r io r )
á mkVM
Transliteración
"Tarku-muwa RHY Me+ra-á PAÍS"
Traducción
"Tarkumuwa, rey del país de Mera"
( 1 3 4 ) L a in s c r ip c ió n b ilin g ü e ( h itita - f e n ic io ) d e K a r a te p e
( s e c c io n e s X l X - X X ll y X X X V IU -X L )
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H itiia je r o g l íf ic o
XIX. w - b n 'n k h m jt ‘z t b - k l q s j t 7 gbbn b -m q m m XX. b - ’s k n 's m r ' m b ' l ' g d d t n XXL ’.v b l \v ‘b d
kn l-b t m p s XXII. w - ' n k ' z t w d S t-n m th t p ' m - j
XXXVIII. w - b n 'nk h - q r t z XXXIX. w - S t'n k Sm ' z t w d j XL. k b ' l w - r S p .s p rm s lh - n l- b n t
T r a d u c c ió n d e l te x to f e n ic io
XIX. Y yo construí sólidas fortalezas en todos los confines en las fronteras en los lugares, XX. en los
que había hombres malvados, jefes de bandidos, XXI. ninguno de los cuales había (sido) de utilidad
a la casa de MpS (dinastía de Asitawadda), XXII. pero yo, Asitawadda, los puse bajo mis pies.
XXXVIII. Y yo construí esta ciudad, XXXIX. y yo (le) di (puse) el nombre de Asitawaddiya (?), XL.
pues Baal (hit. jerogl. «el dios del cielo») y el ReSef de los pájaros (hit. jerogl. ¿«el dios ciervo»?) me
enviaron para construir(la).
cD
256 H i s t o r i a u n i v e r s a l d e la esi
( 1 3 5 ) T a b la d e s ig n o s d e la e s c r itu r a j e r o g l í f i c a h itita
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signos silábicos
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de significado
desconocido
Escritura, palabra y sílaba
258 Historia universal de la escritura
( 1 3 7 ) S e ll o s h it it a s c o n in s c r ip c i o n e s j e r o g l í f i c a s
Escritura, palabra y sílaba 259
( 1 3 8 ) L a lla m a d a c a r ta d e p lo m o en h itita je r o g l í f i c o , p r o c e d e n t e d e A s s u r
5. 10.
1.
260 Historia universal de la escritura
LA ESCRITURA DE BIBLOS
Especial interés es el que reviste otra forma de escritura con signos de tipo
jeroglífico, conocida gracias a un total de diez monumentos procedentes de
uno de los más antiguos centros de cultura de Fenicia, la ciudad de Biblos. Ya
en el III milenio a. C. están atestiguadas las relaciones comerciales de esta
ciudad del norte de Fenicia con Egipto. Los textos consignados en escritura
de Biblos datan probablemente de comienzos del II milenio a. C.; son, por
tanto, más antiguos que los textos que se conocen en hitita figurativo. En la
escritura de Biblos se puede distinguir una versión con signos de tipo más
figurativo —quizá una forma temprana— de otras formas claramente cursivi-
zadas, quizá más tardías (il. 139). Según el intento de desciframiento de E.
Dhorme (1946-48), esta escritura, de la que hasta ahora se han registrado 114
signos individuales, seria probablemente una escritura silábica. Si se consi
dera la forma externa de los símbolos gráficos, no parece desencaminado
suponer en algunos signos similitudes con jeroglifos egipcios; en otros, para
lelismos con formas gráficas fenicias. «Tanto la creación de la escritura de
Biblos siguiendo modelos egipcios, como la influencia de aquélla en la crea
ción de la escritura alfabética fenicia encajaría perfectamente con lo que sabe
mos de la situación histórico-cultural» (Friedrich, 1966, 59). Pero hasta ahora
no se han podido descubrir conexiones más concretas entre el catálogo de sig
nos de la escritura de Biblos y estadios evolutivos tempranos de la escritura
alfabética. A esto se añade que las similitudes entre el catálogo de signos de
la escritura de Biblos y el de los sistemas gráficos cretenses —similitudes rei
vindicadas por Gelb (1958, 213)— tampoco se pueden dejar de lado sin más.
Escritura, palabra y sílaba 261
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1. k, [d]b,r II nhS h-tpt Ibnty, Así habló Lil: el cobre del Topheth he laminado;
2. b-Sn h-p,rzl pt,h,ty2 con la punta (el diente) de hierro he grabado
3. hm3 h*,-klyy,m, m,pt,h, h- estos objetos (o estas vasijas). La llave del
4. bt, 'kjr^jnw pt,h,-h b-t,wy, templo, Ikarrenu la ha grabado con signos
5. w, k2t2b Smw2 ’t2n-yh’k,y2 y ha escrito su nombre (del templo): Aton-yahaki.
6. kt zhyly, mzbh pt,h,ty2 La corona de oricalco del altar la he grabado.
7. ‘b,d l2-hdr, ’.hl.w z ’b,d-h II Este trabajo ha hecho Lil para honra de su familia.
8. w, nhlt z3w2b,bwt2 ‘b,d-ht Y el enjambre de abejas lo han hecho
9. bn l,hbt,-nbw4 • \h h’2-’l el hijo de Lahabat-Nabu (y) el hermano de Hu-il.
10. hlyly, mzbh pi,hlty2 Las medias lunas del altar he grabado.
11. w, k,§lt ‘^dym, k-z z b3-tm, Y he logrado (?) los trabajos, este como aquel,
a la perfección.
12. yhb3 h-gdl3 rSíyl^m, 3 b-’zy, ¡Que el Grande conceda aquí su primer lugar!
13. ‘Sty2-h ‘t2 h-m3S’2n ’p2w,S He hecho esto en tiempos del gobernador Ipush,
14. • Sd’s y,m3m, b-tmz, en el sexto día de Tamuz,
15. b-Snt ... 7. en el año x + 7.
b ) I n s c r ip c ió n en s ig n o s li n e a le s ( m á s r e c ie n te s )
Escrituray palabra y sílaba 263
dera del volcán explotó; se supone que como consecuencia de esta explosión
se abatieron sobre Creta olas de más de cien metros de altura, que devastaron
la franja costera septentrional.
Las destrucciones en tierra quizá fueran onerosas, pero lo que fue decisivo
para la definitiva decadencia de la hegemonía naval minoica fue la aniquilación
de la flota comercial, que era su espina dorsal. Es evidente que los minoicos
nunca se recuperaron del todo de esta catástrofe, ya que después de 1500 a. C.
los palacios no volvieron a reconstruirse, o en todo caso no por los propios
minoicos. Hubo un modesto florecimiento tardío del arte. Mientras en las pro
ducciones cerámicas más recientes de la colonia comercial minoica de Akrotiri
—que, de forma similar a lo ocurrido en Pompeya y Herculano, quedó sepul
tada por la lluvia de ceniza tras la erupción del volcán— encontramos motivos
del llamado estilo floral, en los decenios que siguieron a la catástrofe todavía
se desarrolló en Creta el estilo marino, con motivos de la fauna mediterránea.
Es claro que los micénicos del continente griego asumieron enseguida la hege
monía militar y política sobre los minoicos de Creta, sus antiguos rivales; en
cualquier caso, a partir de 1450 a. C. la vida económica y también la cultural
en Creta están bajo control micènico. «Además de Cnosos, los micénicos se
habían hecho con el control de muchos otros centros económicos de los minoi
cos. En las excavaciones de Janiá se hizo un descubrimiento sensacional: tabli
llas de lineal B de los micénicos greco-parlantes, que hasta entonces en Creta
sólo se habían encontrado en Cnosos, aparte de en diversos lugares de la Grecia
continental. En Arjanes pudo sacarse a la luz una sala que estaba construida de
una forma extraordinariamente parecida a la de la sala del trono de Cnosos, dis
puesta al modo micènico, con sus bancos rodeando todo el perímetro. Y
además la tumba micènica de cúpula en la necrópolis de Fumi, en las afueras
de Arjanes, así como el m é g a r o n micènico de Hagia Triada: todo esto demues
tra que probablemente los micénicos habían tomado posesión de todos los
asentamientos de la isla que tenían relevancia para ellos —aunque, eso sí, quizá
todos estos lugares fueran controlados por la administración central de
Cnosos» (Gallas, 1986, 51).
( 1 4 0 ) S ig n o s d e lo s s i s te m a s g r á f i c o s c r e t e n s e s lin e a l A y B
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268 Historia universal de la escritura
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Escritura, palabra y sílaba 269
( 1 4 3 ) I n s c r ip c ió n f r a g m e n t a r i a en li n e a l B
pa-ka-na PUÑAL 50
( 1 4 4 ) T a b lilla s c o n te x to s en li n e a l B
a ) T a b lilla s d e a r c i ll a d e l a r c h iv o d e l p a l a c i o d e C n o s o s
N- y <m * & jo-do-so-si ko-re-te-re du-ma-te-qe
po-ro-ko-re-te-re-qe ka-ra-wi-po-ro-qe o-pi-su-ko-qe o-pi-ka-pe-e-we-qe
ka-ko na-wi-jo pa-ta-jo-i-qe e-ke-si-qe ai-ka-sa-ma
'" m ffí‘ pi-*82 ko-re-te BRONCE M2 po-ro-ko-re-te BRONCE N 3
■ . '" ■ r o P f f me-ta-pa ko-re-te BRONCE M2 po-ro-ko-re-te BRONCE N 3
pe-to-no ko-re-te BRONCE M2 po-ro-ko-re-te BRONCE N 3
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a-ke-re-wa ko-re-te BRONCE M2 po-ro-ko-re-te BRONCE N 3
P l" W W ro-u-so ko-re-te BRONCE M2 po-ro-ko-re-te BRONCE N 3
í.l ka-ra-do-ro ko-re-te BRONCE M2 po-ro-ko-re-te BRONCE N 3
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> r ri-]jo ko-re-te BRONCE M2 po-ro-ko-re-te BRONCE N 3
b ) T a b lilla d e a r c i ll a p r o c e d e n t e d e l a r c h iv o d e l p a l a c i o d e P il o s
274 Historia universal de la escritura
( 1 4 5 ) L u g a r e s c o n h a ll a z g o s d e te x t o s en li n e a l B en C r e ta y en e l c o n tin e n te g r i e g o
ciones anteriores. Cabe imaginar también que los micénicos de Creta estaban
inmersos en una guerra civil con los del continente por la hegemonía en el
Egeo, y que el movimiento de independencia de los micénicos cretenses fue
reprimido militarmente. Tampoco en el continente estaban las cosas tranqui
las; así puede deducirse del hecho de que se reforzaran y completaran por
doquier las fortificaciones micénicas. Además los propios micénicos se mos
traron cada vez más agresivos en su impulso expansionista, llegando hasta las
costas de Siria y Fenicia. Hacia el 1100 a. C. resultan destruidos los centros
de cultura micénica también en la Grecia continental. Ironías del destino:
aquellos bárbaros que aniquilaron la civilización micénica eran también grie
gos. Por el nombre sólo se conoce a los dorios, a los que se agregaron tam
bién, al hacerse con el país, tribus procedentes del noroeste de Grecia. Los
archivos de tablillas de arcilla de Pilos, Tirinto y de otros lugares deben su
conservación —lo mismo que en el caso de Cnosos— al calor del fuego que
destruyó los palacios.
Después de 1100 a. C. el mundo egeo occidental vuelve a entraren un esta
dio ágrafo y culturalmente falto de orientación. En el llamado periodo tardo-
minoico de Creta (de 1375 a c. 1000 a. C.) se mantiene aún una cultura epi-
gonal con rasgos minoicos. Los sistemas de escritura cretenses, que incluyen
el lineal A y B, ya no se utilizan. En el continente el cambio fue más abrup
to. Los patrones culturales micénicos desaparecen por completo. Comienzan
los llamados «siglos oscuros», que van a ser intranquilos. En el transcurso del
siglo xii los dorios desembarcan en Creta y obligan a la población minoica a
refugiarse en las regiones montañosas; es entonces cuando empieza la hele-
nización de Creta. Pero en algunas regiones, por ejemplo en la costa oriental
de la isla, algunos asentamientos minoicos logran mantenerse hasta época clá
sica. Se supone que en estos asentamientos la lengua minoica todavía se
hablaba en los siglos iv-m a. C. (Duhoux, 1982, 21 sigs.). Tuvo que pasar
mucho tiempo para que la cultura griega alcanzara en Creta el nivel minoico-
micénico.
No tenemos datos más concretos sobre este periodo de transición, pues los
testimonios arqueológicos sólo nos proporcionan un cuadro fragmentario. En
esta fase intermedia no hay documentos escritos en Creta. La tradición del
lineal B queda interrumpida y tampoco va a revivir más adelante. Por lo
demás, la herencia cultural asociada a este sistema gráfico no desaparece sin
dejar rastro: el inventario de signos del lineal B tendrá su papel en la forma
ción de la escritura chipriota silábica en Chipre (ver cap. 7). Sin embargo, la
aniquilación de la civilización micénica sella el destino del lineal B en el con
tinente. Aquí, la escritura micénica es el último vástago de una tradición
escrita europea autónoma, pues en la Grecia continental el lineal B no tiene
un continuador directo ni tampoco influye en la posterior escritura de los grie
gos. Cuando se adopta del Oriente Próximo la nueva «tecnología» —el alfa
276 Historia universal de la escritura
beto—, todavía se sabe que ha habido una vez una escritura autóctona. El
recuerdo de la cultura escrita de Creta seguía vivo en época helenístico-roma-
na, y ya entonces algunos creían que la escritura de la que había surgido el
alfabeto no había sido invención de los fenicios, sino que en su origen pro
cedía de Creta (ver cap. 6).
Hasta el día de hoy, muchos europeos consideran la Grecia clásica como la
cuna de la civilización europea, y ven en la introducción del alfabeto por los
griegos la primera oportunidad de los europeos de alumbrar con luz histórica
la oscuridad de la prehistoria occidental. Pero si la civilización greco-romana
no se ha servido como vehículo cultural del lineal B o de una variante de este
sistema de escritura, ello ha sido sólo por un capricho de la Historia. A un lec
tor moderno esta consideración se le puede antojar tan exótica como el aspec
to gráfico del sistema lineal B, pero si ello es así se debe tan sólo a que, en la
formación escolar, se siguen presentando los logros civilizadores de la
Antigüedad clásica como si hubieran salido de una nada sin cultura, y como si
el contacto con las culturas del Oriente Próximo hubiera cultivado por prime
ra vez a la «barbarie» europea. Lejos de ello, en la Grecia antigua y en el
mundo insular del Egeo perviven tradiciones culturales antiguo-euro-peas y
minoicas —entre otras cosas en la mitología y el simbolismo religioso—, y
tampoco la vieja cultura escrita ha desaparecido sin dejar rastro. En Chipre la
escritura silábica para escribir el griego sigue viva hasta, la época clásica y
rivaliza durante un tiempo con el alfabeto. Por lo demás, para los europeos del
Egeo la escritura alfabética no es algo totalmente nuevo, ni siquiera extraño;
al menos Creta tiene parte de responsabilidad en su creación.
( 1 4 6 ) E l c h e r o q u i S e q u o y a (c. 1 7 6 0 - 1 8 4 3 )
Escritura, palabra y sílaba 279
(1 4 7 ) E l s ila b a r io d e S e q u o y a p a r a e s c r ib ir e l c h e r o q u í
para a)} de signos numéricos (4 para se), dio la vuelta a las letras latinas o las
utilizó en escritura especular (p. ej. la L boca abajo e invertida como en un
espejo —como la gamma griega mayúscula o la G rusa—, para la silaba hu),
agregó un trazo, un pequeño gancho o algo similar a determinadas letras (p.
ej. la U atravesada por un trazo para sa, la O con un gancho a la derecha para
u ), modificó el signo latino de alguna otra forma (p. ej. O con una especie de
z en su interior para wi) o inventó también formas completamente nuevas (p.
ej. para día, su, etc.)» (Pinnow, 1964, 108 sig.). Sequoya tuvo éxito con su
creación gráfica, pues los misioneros la consideraron apropiada y la acepta
ron. En el año 1828 otro cheroqui llamado Galagina (ingl. Elias Boudinot)
publicó el primer periódico en lengua y escritura cheroqui, el «Cherokee
Phoenix». Pero hacia finales de siglo la escritura autóctona no se utilizaba
apenas, siendo finalmente sustituida por el alfabeto latino.
En los primeros tiempos la escritura de Sequoya era tan popular que
muchos cheroquis se tomaron la molestia de aprender a leer y escribir. «De
280 Historia universal de la escritura
( ¡ 4 8 ) L a e s c r itu r a c r i
Vocal interior o en
a 6 0
Consonante Consonante
l'inal de sílaba en final
en inicio
de sílaba i de sílaba
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para ki) o a números arábigos (p. ej. para ra). Recientemente se ha defendido
la tesis de que los signos de la escritura cri no fueron una pura invención, sino
que Evans habría utilizado símbolos que se encuentran en los dibujos rupes
tres del noreste de América (Fell 1982). Por lo demás, las similitudes entre
los símbolos abstractos de las pinturas rupestres y los signos de la escritura
cri son demasiado vagas para hacer derivar de aquéllos el origen de éstos. El
propio Evans tradujo a la lengua cri (o clisteno) partes del Nuevo Testamento.
Tras su muerte otro misionero, W. Masón, se comprometió con la escritura
cri. Tradujo el Nuevo Testamento, y su traducción se imprimió en 1859; tam
bién se debe a Masón la primera traducción completa de la Biblia, aparecida
en letras de molde en 1861. En los años siguientes aparecieron publicadas
toda una serie de obras, en su mayoría de contenido religioso (il. 149).
En los años setenta y ochenta del siglo xix, dos misioneros franceses, F.
Petitot y R. M. Morice, se propusieron utilizar la escritura cri para otras len
guas. Por otra parte, al trasladar los signos gráficos a lenguas atabascanas,
fonéticamente mucho más complejas, como el montañés [chipewyan], haré y
cuchín [kutchin], se encontraba uno con graves dificultades. Petitot fracasó en
su transformación de la escritura cri, ya que el sistema de signos quedó dema
siado incompleto. En cambio Morice introdujo cambios radicales y aumentó
de forma considerable el inventario de signos (il. 150). La ramificación más
complicada de la escritura cri es el sistema gráfico concebido por Morice para
la lengua de los dené atabascanos (il. 151). Es cierto que este sistema contie
ne una gran cantidad de símbolos (un total de 200), pero gracias a su regula
ridad el inventario de signos es relativamente fácil de aprender.
( 1 4 9 ) T ex to en e s c r itu r a c r i
( 1 5 0 ) A d a p ta c i ó n d e la e s c r i t u r a c r i a la s le n g u a s d e m o n t a ñ e s e s ( c h i p e w y a n )
y e s c l a v o s ( s la v e )
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del siglo xix y comienzos del xx por el esquimal Uyakog (1860-1924), cuyo
nombre inglés (Neck «nuca») es la traducción de su nombre indígena. Como
Sequoya, también Neck empezó concibiendo su escritura sobre la base de una
escritura figurativa. «En el curso de algunos años acabó por tomar cuerpo una
escritura silábica (...) que por cierto no llegó a alcanzar el último estadio evo
lutivo, el de una escritura alfabética...» (Jensen, 1969, 240).
Todos estos datos relativos al desarrollo de escrituras silábigas y sus adap
taciones en Norteamérica, con los que termina la documentación de este capí
tulo, quizá susciten en el lector la sensación de que los sistemas silábicos son
hoy en día modos de escritura anticuados que sólo pueden mantenerse entre
minorías lingüísticas de regiones marginales. La impresión de que los modos
silábicos de escritura han sobrevivido como manifestaciones de una fase de la
E s c r itu r a , p a l a b r a y s í l a b a 283
( 1 5 1 ) L a e s c r itu r a d e n é
Cenonsonant
e
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Escritura, palabra y sílaba 285
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deberíamos contar para ello con largos espacios de tiempo. Y es que, en com
paración con las alfabéticas, todas las escrituras segméntales y silábicas de la
Antigüedad son dificultosas a causa de su componente ideográfico, es decir,
del modo logográfico en que se escriben signos-palabra y determinativos.
«En lugar de centenares de signos, a menudo gráficamente complejos y con
valores muy diversos y en parte ambiguos, aparece un sistema de no más de
veinte signos, unívocos y con una forma externa sencilla, que toma en consi
deración no ya el sentido, sino tan sólo la estructura fonética de la palabra
representada (esta estructura fonética, por lo demás, al principio sólo de
forma imperfecta, en cuanto que en la escritura las vocales quedan sin con
signar); un sistema que resulta mucho más fácil de aprender y mucho más
sencillo de manejar y que con ello asegura a la escritura una difusión mucho
más amplia que los incómodos sistemas de escritura hasta entonces en uso»
(Friedrich, 1966, 73 sigs.). Para hacerse cargo de que la creación de un siste
ma completo y unitario de escritura alfabética es un proceso verdaderamente
complicado, basta pensar en que los alfabetos que conocemos se han desa
rrollado a partir de estadios previos y de transición imperfectos. El alfabeto,
pues, no surgió de la nada, como un invento perfecto, de una sola vez, sino
que primero tuvo que madurar en el aspecto técnico.
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ción francamente difusa con el aspecto de la escritura alfabética posterior (il.
158). También existen semejanzas entre los signos de la escritura de Biblos y
los símbolos de la escritura jeroglífica egipcia (il. 121, pág. 231), pero esta
conexión es, lo mismo que la anterior, bastante poco clara.
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de Gebál (il. 156d), cuya datación quizá corresponda al final del siglo xm a.
C. Otros investigadores (por ejemplo Friedrich, 1966, 75) suponen para la
inscripción una datación en torno al año 1000 a. C. aproximadamente.
Algo más reciente es una inscripción del rey Yehimilk fechable en el siglo
xii o —según una nueva datación— en el x a. C. Finalmente, dejemos aquí
constancia del más antiguo documento redactado en escritura fenicia que se
haya encontrado fuera del territorio fenicio propiamente dicho: se trata del
texto que figura en la estela de Mesa, rey de Moab, hallada el año 1868 cerca
de Díbán, al este del Mar Muerto. La estela (il. 157), con signos gráficos ya
cursivizados, se puede fechar con exactitud en el año 842 a. C. La lengua de
la inscripción que figura en la estela de Mesa es el moabita. Los moabitas per
tenecían a los pueblos cananeos, que eran tanto en lo cultural como en lo
lingüístico los parientes más próximos de los fenicios. Dado que la escritura
se presenta como típicamente fenicia, no estamos aquí ante una auténtica
ramificación y adaptación a la lengua moabita. De ahí que se catalogue el tipo
de escritura de la estela de MeSa junto con las demás variedades escritas del
antiguo fenicio (ver infra).
En esta época el uso de los signos gráficos todavía no estaba sujeto a
norma, y así cada uno de los documentos escritos muestra su propio ductus,
así como particularidades en la forma de los signos consonánticos. Si se jun
tan los signos de la escritura alfabética fenicia del periodo más antiguo y se
comparan con los de época más reciente, se obtienen las siguientes columnas
de consonantes (il. 158). En el cuadro general se tiene también en cuenta la
escritura púnica, utilizada por los cartagineses, en su calidad de ramificación
reciente de la escritura fenicia. El panorama de estos signos gráficos en su
conjunto hace patente cómo a partir de las formas más primitivas se han ido
configurando signos consonánticos con formas más ágiles y cursivas. En lo
que respecta al parecido entre la escritura fenicia y el catálogo de signos de
otros sistemas de escritura que habrían podido intervenir en la creación de la
escritura alfabética, se han propuesto para este problema muchas hipótesis
científicas y sobre ellas se han basado y desarrollado las teorías más diversas.
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d) Inscripción en el sarcófago de piedra caliza del rey Ahiram o Ahiróm
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292 Historia universal de la escritura
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294 Historia universal de la escritura
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298 Historia universal de la escritura
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y del sagrado distrito (¿del Sinaí?),
escriba de los siervos que trabajan en
el Sinaí.
Ellos habían (—se había—) conjetura
do: mira, su alma está desesperada,
tú me has sacado del Nilo (?) y
yo me he apoyado en
alguien que era mi enemigo (—¿ene
miga?—).»
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6. Safa(tT)
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Escritura, letras y sonidos 299
considerar la escritura del Sinaí como uno de los diversos desarrollos parale
los semíticos de la escritura alfabética, de los cuales la fenicia es sin duda la
más significativa. Desde tal punto de vista se explicarían, sin necesidad de
interpretaciones forzadas, tanto los parecidos como las divergencias entre la
escritura del Sinaí y el sistema de signos fenicio. Tampoco es muy verosímil
la hipótesis, formulada por T. H. Gaster (1940), del «missing link» [eslabón
perdido] en la cadena evolutiva que llevaría de la escritura del Sinaí hasta la
alfabética fenicia. Los fragmentos escritos procedentes de Palestina (Siquem,
Laquish, entre otros), que él interpreta como eslabones cronológicos, es pre
ferible, con mucho, entenderlos como desarrollos paralelos. Esto es válido
también para otras inscripciones del sur de Palestina (il. 161b).
Tras un examen y valoración cuidadosos de las distintas hipótesis sobre la
evolución de la escritura alfabética, quedan en pie una serie de supuestos que
arrojan al menos cierta luz en la oscuridad de la situación de aquella época:
a) En el transcurso de la primera mitad del segundo milenio a. C. surgieron
en Oriente Próximo —para más señas, en una zona que llegaba por el
norte hasta Siria y por el sur hasta la península del Sinaí— d i v e r s a s
e s c r itu r a s a lf a b é ti c a s (más exactamente: escrituras consonánticas),
entre las cuales las variedades del alfabeto fenicio, en virtud de su papel
en la difusión de escrituras alfabéticas posteriores, son las más impor
tantes.
b) En las regiones en las que surgieron las primeras escrituras consonánti
cas y en el círculo de quienes participaron en su creación, había conoci
miento de los sistemas de escritura contemporáneos (cuneiforme, jero-
glifos egipcios e hititas, lineal A y B cretense, entre otros) y de sus prin
cipios. Especialmente el á r e a s i r io - p a le s t in a era una zona de contacto
en la que obraban influencias culturales procedentes de muchos sitios.
En este c r i s o l in te r c u ltu r a l se produjeron diversos préstamos de mode
los foráneos. Así que nada tiene de sorprendente que haya una serie de
paralelos entre la forma de los signos de las escrituras alfabéticas y los
de otros sistemas, entre los cuales hay que destacar los jeroglifos egip
cios, el hierático y la escritura lineal A cretense.
c) A pesar de las semejanzas externas en la forma de diversos signos
alfabéticos con respecto a esos otros sistemas de escritura, la escritura
alfabética, por su estructura intema, difiere básicamente de todos los
tipos de escritura conocidos por entonces. El principio organizativo se
basa en la r e p r o d u c c ió n f o n o g r á f i c a d e s o n i d o s in d iv id u a le s . El conjun
to de escrituras alfabéticas primitivas son «incompletas», ya que al
escribir se consignan sólo las consonantes, pero no las vocales.
d) Aparte del principio heterogéneo de reproducción de sonidos individua
les, en virtud del cual toda escritura alfabética se diferencia de una silá
bica, la prioridad del método fonográfico en las primitivas escrituras
consonánticas del Oriente Próximo queda patente también en el hecho
300 Historia universal de la escritura
(1 6 2 ) L a e s c r itu r a d e l S in a í c o m p a r a d a c o n s ig n o s g r á f ic o s e g i p c i o s y ñ o r s e m ít ic o s
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Escritura, letras y sonidos 301
( 1 6 3 ) E s c r itu r a f e n i c i a a n tig u a d e la y o d h
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(Escritura de la yodh entre 900 y 720 a. C.)
estuvo sin aclarar el camino por el que los griegos adquirieron el uso de la
escritura. ¿Dónde surgió el más antiguo alfabeto griego? Hoy en día puede
darse por cierto que la variante más antigua de una escritura alfabética euro
pea se forjó en Creta. Como ya ocurriera en tiempos anteriores, también en el
periodo durante el cual en el continente estaban las cosas «oscuras» Creta
desempeña un importante papel como cruce de caminos cultural, esta vez en
la adopción y transformación de uno de los más importantes bienes cultura
les que se hayan traído nunca de Asia a Europa. En Tekke (en las cercanías
de Cnosos) se encontró una vasija de bronce con una inscripción fenicia data-
ble en el siglo x o ix a. C. Ya entonces se conocía en Creta la escritura alfabé
tica fenicia, y se supone con fundamento que el alfabeto griego ya había
tomado forma un siglo o siglo y medio más tarde, es decir, todavía en el siglo
ix o a comienzos del vm a. C. (Duhoux, 1981, 288). Hay una prueba termi
nante de la gran antigüedad del alfabeto desarrollado en Creta: en el material
inscrito no fenicio se encuentra un signo que ya no aparece siquiera en las lla
madas variantes arcaicas del alfabeto de las islas dóricas, a saber, la forma
fenicia antigua de escribir la «yod» (il. 163), conocida en esta forma por ins
cripciones fenicias antiguas de los siglos x al vm a. C.
Aunque el material escrito es escaso, se puede llegar a algunas constata
ciones básicas. Simplemente la forma externa de los signos gráficos deja
claro que el alfabeto de las inscripciones cretenses arcaicas es, entre todos los
alfabetos griegos, el que más se parece a la antigua escritura fenicia. Las ins
cripciones se leen de derecha a izquierda (il. 164), y aquí hay que poner de
Escritura, letras y sonidos
305
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b) La inscripción
308 Historia universal de la escritura
( 1 6 6 ) I n s c r ip c ió n en la ro c a , T era ( s i g l o v u a .C .)
( 1 6 7 ) V a r ia n te s d e l a lf a b e to g r i e g o y su r e la c ió n c o n la e s c r itu r a f e n i c i a
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310 Historia universal de la escritura
medida decretada por el Estado— que tuviera la misma validez para el con
junto del mundo de habla griega. «El individualismo griego, que se hacía
notar a menudo en lo político, prevaleció también en la diversidad de la escri
tura después del surgimiento del alfabeto clásico» (Fóldes-Papp, 1987, 152).
Sólo paulatinamente se convirtió el alfabeto clásico en vehículo central de la
helenidad antigua.
Mucho tiempo antes de que a nadie se le hubiera ocurrido la idea de uni
ficar el sistema de escritura griego, empezó, con la transmisión del alfabeto
griego en sus diversas variedades a pueblos no griegos, una reacción en cade
na cuyo alcance histórico-cultural llega hasta nuestra época. La expansión
del alfabeto se verificó prácticamente en la dirección de los cuatro puntos
cardinales: hacia el Oeste (Italia), hacia el Este (Asia Menor), hacia el Sur
(Egipto) y —mucho más tarde— hacia el Norte (Macedonia, Bulgaria,
Rusia). Ya en la fase más antigua de la cultura escrita griega tiene lugar la
transmisión del alfabeto a los etruscos en Italia (ver infra) y a los frigios en
Asia Menor (ver cap. 7). Los contactos de los griegos con las culturas de
África se remontan al siglo vn a. C., pero hasta el siglo vi no hay constancia
de la difusión del griego en Egipto, donde tuvo una participación determi
nante en la creación de la escritura copta (ver cap. 7). Una mayor distancia
temporal separa la alfabetización de las regiones mencionadas, bajo influjo
directo griego, de la forja en el siglo ix d. C. de las escrituras eslavas, entre
las que la más conocida y difundida es el cirílico (ver cap. 7). Desde una con
sideración histórico-cultural, se suele conectar estrechamente el desarrollo de
la escritura griega con la cultura escrita latino-romana; hay diversas razones
que autorizan a ello, y por eso debe figurar en primer lugar la difusión del
alfabeto por Italia.
L a e s c r i t u r a e t r u s c a
( 1 6 8 ) L a t a b l il la d e M a r s il ia n a c o n a lf a b e to e tr u s c o , s i g l o v m a . C.
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bres de los etruscos, llamados por los romanos Etrusci (o también Tusci) y por
los griegos Tyrrhénoí (o también Tyrsénoí).
Hasta hoy sigue sin saberse a ciencia cierta si el etrusco es o no una len
gua indoeuropea. Hoy en día la mayoría de los investigadores se inclinan a
clasificarla como lengua no indoeuropea. Ya a comienzos del primer milenio
antes de Cristo, es decir, mucho antes de los latinos y de la fundación legen
daria de Roma, los etruscos habían desarrollado en Italia una cultura flore
ciente (il. 170). Ahora bien, los establecimientos itálicos no fueron su región
original de asentamiento; se da por seguro que los etruscos procedían de fuera
de Italia y que llegaron allí en el curso de un movimiento migratorio. Su
patria originaria estuvo en algún lugar del Egeo o de Asia Menor.
Probablemente los antepasados de los etruscos llegaron a Italia en varias ole
adas migratorias y a través de diversas vías marítimas. Cabe suponer que su
migración fue espoleada por los trastornos que se produjeron a consecuencia
de las incursiones de los agresivos «Pueblos del Mar» por el Egeo a lo largo
del siglo xii. Aquellos etruscos «rezagados» que no emigraron hasta el siglo
ix u viii a. C. —hasta ese momento está atestiguada su presencia en la isla de
Lemnos—, tuvieron contacto con los griegos de la región limítrofe, y esta cir
cunstancia es importante para la historia de la escritura etrusca.
En Italia no se perdió el contacto con los griegos, y parece lógico situar la
adopción del alfabeto en aquel tiempo en que etruscos y griegos de la Magna
Grecia mantuvieron relaciones económicas, políticas y culturales. La influen
cia griega llegó hasta la Italia central. Antes se suponía que la ciudad griega
de Cime (en latín Cumas), una colonia jónica cercana a Nápoles, habría sido
el lugar en que los etruscos adoptasen el alfabeto griego. Sin embargo, de
acuerdo con el estado actual de conocimientos, se considera improbable que
314 Historia universal de la escritura
( 1 7 0 ) A s e n ta m ie n t o s y c e n tr o s d e c u ltu r a e tr u s c a en I ta lia
Escritura, letras y sonidos 315
( 1 7 1 ) E l a lf a b e to p r o t o - t i r r é n i c o y su r e la c ió n c o n la e s c r itu r a g r i e g a
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Cime haya desempeñado dicho papel. Más bien se parte de la base de que la
adopción del alfabeto por los etruscos tuvo lugar antes de la fundación de
Cime, que se produjo poco después del 750 a. C.; y la tablilla de Marsiliana
es más antigua (ver supra). Es muy probable que los etruscos hayan conoci
do ya la escritura alfabética en su patria egea. Como zonas de contacto entran
en consideración al respecto la Grecia central (quizá la comarca de Beoda),
la Grecia oriental (la ciudad portuaria de Calcis en Eubea) y la zona costera
de Asia Menor (Jensen, 1969, 502 sigs.). Esto significa que los etruscos de la
última gran oleada migratoria llevaron consigo a Italia el conocimiento de la
escritura, y que ya sabían leer y escribir antes de entrar de nuevo en contacto
con los griegos, esta vez en suelo itálico. Independientemente de que la patria
originaria de los etruscos en el Egeo pueda localizarse con mayor exactitud,
a juzgar por la tipología del alfabeto etrusco primitivo (o prototirrénico), todo
apunta a que éste procede de una variedad de la escritura griega occidental
(il. 171).
Hay algunos elementos que apoyan la teoría de que, antes de su migración,
los etruscos estuvieron en estrecho contacto en Asia Menor con los lidios, con
316 Historia universal de la escritura
los que es posible que estén emparentados lingüísticamente. Entre las escritu
ras etrusca y lidia hay un paralelismo que salta a la vista: se trata de un signo
especial para el sonido / (forma antigua en etrusco). Algunos investigadores
buscan el origen de este signo en Grecia central. Independientemente de que se
suponga una derivación directa al alfabeto etrusco a partir de la escritura grie
ga occidental o una mediación a través de la escritura lidia (ver cap. 7, il. 288
Escritura, letras y sonidos 317
E l a l fa b et o latino
( 1 7 3 ) L a f í b u l a d e M a n ía s , c o n in s c r ip c ió n en la tín a r c a i c o
( c o m ie n z o s d e l s. vi a .C .)
co, y los signos gráficos se parecen mucho a los del alfabeto etrusco primiti
vo (il. 174).
Por los datos históricos, sería igualmente verosímil que los romanos hubie
ran obtenido su alfabeto por transmisión directa de los griegos. ¿Qué es
entonces lo que prueba la mediación etrusca? Aunque el alfabeto etrusco pri
mitivo tiene sin duda una íntima relación con el latino arcaico, no se debe
pasar por alto el hecho de que la escritura prototirrénica sólo se diferencia
mínimamente de su modelo griego occidental. La forma externa de los signos
gráficos como tal no es ni prueba suficiente a favor de una mediación etrus
ca ni en contra de una participación de la escritura griega en el proceso de
préstamo.
En los años veinte de este siglo el investigador sueco-finés M.
Hammarstróm (1920, 1930) pudo por fin demostrar de forma convincente que
el camino del alfabeto griego al latino ha pasado por mediación etrusca. Ya en
el siglo xix, M. Bréal había expresado sus sospechas en este sentido —concre
tamente, que los alfabetos etrusco y latino no son ramificaciones paralelas e
independientes de la escritura griega—, pero entonces quedaron sin demostrar.
En la argumentación probatoria de Hammarstróm tiene una gran importancia la
utilización de signos individuales y la forma en que se escriben en combina
ción con otros signos. En las inscripciones más antiguas el signo C se utiliza
para representar tanto g como k. Este uso sólo era habitual en etrusco, al des
conocer esta lengua la diferencia entre oclusivas sonoras y sordas. En la ins
cripción de la piedra del Foro llama la atención la forma especial de escribir el
sonido k, dependiendo de su entorno fonético: así se escribe k ante a , r y en
final de palabra; en cambio c ante las vocales e, i; y q precediendo a u. Esto se
corresponde exactamente con los hábitos de escritura etruscos.
Por lo que respecta a las letras que faltaban en el alfabeto etrusco y que los
romanos tomaron prestadas más tarde en calidad de signos adicionales, sigue
E s c r itu r a , l e t r a s y s o n i d o s 319
( 1 7 4 ) L a e s c r itu r a la tin a c o m p a r a d a c o n la e tr u s c a
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320 Historia universal de la escritura
2 En realidad sí debió de tenerlo mientras hubo en latín silbantes sonoras, que desaparecieron
en el siglo iv a. C. por efecto del rotacismo, cf. M. Bassols de Climent, F onética latina, Madrid,
1967, pág. 35, § 57 [N. d el T.].
Escritura, letras y sonidos 321
LA ESCRITURA ARAMEA
( 1 7 5 ) I n s c r ip c ió n a r a m e a d e K ila m u w a ( s i g l o v m a . C .)
Escritura , letras y sonidos
324 Historia universal de la escritura
( 1 7 7 ) F a s e s e v o l u t i v a s d e la e s c r i tu r a a r a m e a
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326 Historia universal de la escritu
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en el mes Ab del año 582.»
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Transcripción
(1) | ...| h-nqbh w-zh hjh dbr h-nqbh b-’wd | ...J
(2) h-grzn ’s ’! r'w w-b-'wd sis 'nu l-hk[t nSin|‘ ql ’S q-
(3) r’ ’I r'w kj hjt zdh b-sr m-jmn |...| w-b-jm h-
(4) nqbh hkw h-h$bm '5 l-qrt r'w grzn 'I [glrzn w-jlkw
(5) h-mjm mn h-mws’ 'I h-brkh b-m’tjm w-’lp 'mh w-m’-
(6) t’mh hjh gbh h-sr i r’S h-hsbm ...
T ra d u cció n
(1) [...] la perforación (del túnel), y así fue cómo se completó la perforación: Cuando [ ]
(2) los picos, los unos en dirección a los otros. Y cuando todavía faltaban tres codos para
llegar, las voces de los hombres llamándose
(3) unos a otros pudieron oírse, pues hubo un aumento (¿de sonido?) por la derecha. Í...1 Y
el día que
(4) se abrió la brecha, los canteros picaron, pico contra pico, y el agua
(5) fluyó de la fuente al pozo mil doscientos codos, y
(6) la roca tenía una altura de cien codos por encima de las cabezas de los canteros.
i I S 7 ) M o n e d a d e S im ó n M a c a b e n c o n in s c r ip c ió n p a l e o - h e b r e a ( / 4 q „j ¿y
a. C .)
U n t) b i q l j s r > l j r w s l j m h q d w í h
En escr. cu a d ra d a : En escr. c u a d ra d a :
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( 1 8 9 ) L o s m á s a n ti g u o s te s ti m o n i o s d e la e s c r itu r a c u a d r a d a h e b r e a
a ) I n s c r ip c ió n d e 4A r á q e l- E m ir b ) M o jó n d e G e z e r ( s ig lo l a . C .)
( s ig lo v a . C .)
335
336 Historia universal de la escritura
( 1 9 1 ) L a v o c a li z a c i ó n d e la e s c r itu r a h e b r e a ; e je m p lo c o n la c o n s o n a n te d ( d a le th )
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( 1 9 2 ) C o m ie n z o d e la B ib lia h e b r e a
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C A P U T I.
( 1 9 3 ) L o s n o m b r e s d e la s le t r a s d e l a lf a b e to s e m í t i c o , s e g ú n la tr a n s m is ió n h e b r e a
t q u iv a - T ra n scrip ció n T ra n scrip ció n H ebreo S ig n ific a d o Fx(u¡ v a T r a n scrip ció n T ra n scrip ció n H eb reo S ig n ific a d o
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sólo símbolo sagrado del pueblo judío en sentido estricto» sino también de los
judaizantes en sentido amplio» entre los que se cuentan los pueblos turcos men
cionados.
( 1 9 5 ) E s t i l o s g r á f i c o s d e la e s c r itu r a h e b r e a
L a escritura á r a b e
El Estado judío, con su vieja cultura escrita, está rodeado.de estados ára
bes-islámicos, con la excepción del Líbano, cuyo desgarro político está en
buena parte condicionado por la rivalidad entre grupos islámicos (chiítas
contra sunitas) y sus enfrentamientos con los cristianos libaneses. Los musul
manes árabes de los países islámicos poseen —igual que los judíos— un sím
bolo sagrado que no sólo define su identidad en el ámbito religioso, sino que
Escritura, letras y sonidos 343
( 1 9 6 ) I n s c r ip c ió n e n u n a v a r i e d a d g r á f ic a n a b a te a c o n t e n d e n c i a a la s li g a d u r a s
(N e m á r a , S ir ia , s i g l o ¡v d . C .)
344 Historia universal de la escritura
( 1 9 7 ) I n s c r ip c ió n á r a b e d e U m m a l- Y im á l ( S ir ia )
«(Oh) Alá, (concede) perdón (o ayuda) a Ulaih, el hijo de ‘Ubaida, el escriba de al-Hulaid (o al-Habir),
el más noble de los Banu ‘Ainr. ¡Rece por él quien (lo lea)!»
( ¡ 9 8 ) I n s c r ip c ió n d e la « M e z q u ita d e la R o c a » d e J e r u s a lé n ( 6 9 1 d. C .)
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Escritura, letras y sonidos 345
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Historia universal de la escritura
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( 2 0 3 ) L o s a lf a b e to s s u d s e m ít ic o s
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Escritura, letras y sonidos 351
2. E s c r i t u r a s s u d a r á b ig a s
La e s c r i t u r a etiópica
( 2 0 4 ) I n s c r ip c i o n e s s a b e o s
b ) I n s c r ip c ió n d e l s i g l o I a. C. e je c u t a d a c o n la té c n i c a d e l h u e c o r e lie v e
por vía marítima. Desde el siglo primero de nuestra era, las colonias y esta
blecimientos comerciales sudarábigos se habían fusionado, creando un impe
rio cuyo centro era Aksum. La población autóctona de las regiones en las qu<
se asentaron los semitas fue pronto asimilada por los ge'ez (en árabe del sui
«los emigrados»). En el transcurso del siglo iv el imperio aksumita o abisini<
alcanzó la mayor extensión de su poderío (llegando hasta el Yemen y hasta e
reino de Méroe en el Nilo azul) y vivió su más alto florecimiento cultural
Esta época trajo consigo innovaciones de gran alcance, entre las cuales 1;
cristianización y la creación de un sistema de escritura propio han sido la
más duraderas.
Escritura, letras y sonidos 353
Durante los primeros siglos de nuestra era los colonos semitas utilizaron
para escribir su lengua, el gueez, la escritura sabea, con la que estaban fami
liarizados por su origen arábigo. En la primera mitad del siglo iv el rey Ezana
declaró el cristianismo religión del Estado. La consecuencia directa fue una
intensificación del influjo cultural griego, y fueron misioneros cristianos
quienes invirtieron la dirección original de la escritura sabea (de derecha a
izquierda), adoptando la de izquierda a derecha, e introdujeron la notación de
vocales. En torno al 350 d. C. podemos ver con claridad la llamada escritura
abisinia antigua en las grandes inscripciones del rey Ezana en Aksum. «La
forma de la escritura sabea que está en la base de las formas gráficas más anti
guas es sin duda la de los graffxti sabeos, que muestran un carácter algo más
cursivo» (Jensen, 1969, 335). La comparación de la escritura sabea con la abi
sinia antigua (ver cuadro en il. 203) deja claro que para el alfabeto abisinio
antiguo se conservaron 24 signos de la escritura sabea. Se añadieron dos sig
nos adicionales para fonemas que no había en sabeo, concretamente p. y p.
En lo que concierne a la vocalización, no debe uno imaginarse la introduc
ción de esta convención gráfica como el resultado de una única reforma. La
escritura de signos vocálicos es irregular en los antiguos monumentos escritos,
y sólo se va consolidando en la tradición de la escritura libraría. En la más anti
gua inscripción paleo-abisinia (il. 205) no hay en absoluto notación de vocales,
aunque hay también textos del siglo iv con vocalización (incompleta). En la
escritura libraría las vocales se notan de forma consecuente (il. 206). La forma
reciente del alfabeto etiópico incluye muchas variantes de los 26 signos bási
cos, para ser exactos 7 x 26 = 182 formas gráficas (il. 207). Cada signo básico
sirve para escribir una consonante, y las vocales se señalan por medio de mar
cas adicionales (raya o rosca) en las propias consonantes. Este modo de voca
lización aproxima a la escritura etiópica, concebida principalmente como
alfabética, al tipo de las escrituras silábicas (ver cap. 5). Pero tal comparación
queda limitada al aspecto extemo del signo gráfico dentro de su contexto.
Las formas de los signos gráficos y los usos escriptorios se han conservado
en lo esencial hasta hoy. El gueez se ha seguido escribiendo en escritura etió-
Zu<Diesa>Y*uBl j v*<p / $ £ y
A hi n <r i + l 4 im n , ¿ U€)
H-*DE LA ESCRITURA - 12
354 Historia universal de la escritura
( 2 0 6 ) E s c r itu r a l i b r a r í a e t i ó p i c a m o d e r n a , c o n n o ta c ió n v o c á li c a
pica hasta tiempos modernos. El gueez hace tiempo que dejó de existir como
lengua hablada, pero ha conservado bien su estatus de lengua sagrada de los
cristianos etíopes. También se escriben en la misma escritura las formas lingüís
ticas derivadas del gueez: ti g r e y tig r iñ a . Poner por escrito el a m á r ic o , que per
tenece al grupo de las lenguas sudetiópicas, lo mismo que el g u r a g u é , h a r a r í,
a r g o b a y g a f a t (Titov, 1976), supuso algunas dificultades, pues dicha lengua es
fonéticamente diferente del gueez. Los más antiguos testimonios escritos en
amárico datan del siglo xiv. En el trance de adaptación de la escritura etiópica
al amárico se dio nueva forma a siete signos (il. 208). Estas letras sirven para
representar fonemas típicamente amáricos, y los signos gráficos fueron con toda
probabilidad inventados libremente. La larga tradición de la escritura etiópica
está desde hace decenios en manos del amárico, que hacia finales del siglo xix
consiguió imponerse frente a la presión del prestigioso gueez. En su calidad de
lengua oficial del estado etíope, de lengua materna de más de un tercio de su
población y segunda lengua de muchos millones más, el auténtico garante de la
cultura escrita etiópica es en tiempos modernos el amárico y no el gueez, cuyo
conocimiento está limitado a pequeños círculos de la elite culta y al clero.
Se han hecho muchas cábalas sobre las relaciones entre las escrituras
alfabéticas semíticas del norte y las del sur. Entre tanto, se ha ido consoli
dando un punto de vista al que se inclinan cada vez más investigadores.
Según ellos, la escritura del Sinaí, con su tradición que se remonta hasta el
siglo xix a. C., habría desempeñado un papel central para las diversas moda
lidades de escritura sudsemíticas, que por su parte habrían sido influidas tam
bién en cierta medida por las escrituras alfabéticas norsemíticas. Esto signifi
caría que los diversos y heterogéneos desarrollos paralelos de~la escritura en
el ámbito sirio-palestino y arábigo, los cuales tienen todos en común el prin
cipio alfabético de representar por escrito letras individuales, se vieron
expuestos a influjos interculturales, aunque aquí se constata un claro desnivel
a favor de las más aventajadas escrituras norsemíticas con respecto a las del
sur. Es digna de consideración la variedad de formas gráficas dentro de las
E s c r itu r a , l e t r a s y s o n i d o s 355
( 2 0 7 ) L a s v a r i a n te s d e lo s s i g n o s b á s i c o s en e l a lf a b e t o e t i ó p i c o
Equivalencia
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vocal
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356 Historia universal de la escritura
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Arsácida Sasánida
Pehleví Equiva
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tos rituales. El alfabeto avéstico (il. 210 y 211) consta de un total de 48 signos
(frente a las 20 letras del pehleví arsácida y sasánida), y llama la atención la
notación coherente de las vocales. Esta innovación de la vocalización, frente a
las versiones anteriores de la escritura pehleví, en las que sólo ocasionalmen
te se notaban vocales con signos de semiconsonantes, se explica por influjo del
griego. El alfabeto avéstico, con su base pehleví y su componente vocálico
adicional, es según Junker (1925, 11) «una expresión de la intensa mezcla
entre las culturas helénica e irania, que se revela también en el ámbito religio
so, artístico y económico». Por su forma coherente de escribir consonantes y
vocales en los textos, la variedad de escritura avéstica pertenece a la clase de
los alfabetos completos (como el griego, etrusco, latino, etiópico, entre otros).
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( 2 1 1 ) T ex to en e s c r itu r a a v é s t i c a ( p a s a je d e l lib r o s a g r a d o d e lo s s e g u i d o r e s d e
Z a r a tu s tr a : Y asn a 4 7 , e s tr o f a 4 )
T r a n s c r i p c ió n : a h m á t m a n y a n í r a r a s y e in t i d r a g v a n tó m a z d á s p a n t á t n ó it iv a a í á u n d k a s a u
íc it n á a ía u n é k a v é a f)h ü t is v á c it h a s p a r a o í a k ó d r a g v a ité .
T r a d u c c i ó n : «De este espíritu sagrado, oh Mazda, apostatan los mentirosos. El que tiene
pocas posesiones debe tratar amistosamente al creyente, el que tiene muchas posesiones
debe tratar mal al enemigo de la fe.»
Escritura, letras y sonidos 361
( 2 1 2 ) L a m á s a n tig u a in s c r ip c ió n c a r o s tí, d e l a ñ o 2 5 1 a. C.
L a escritura brahmí
( 2 1 3 ) L a in s c r ip c ió n d e P a ñ jt a r en e s c r itu r a c a r o s t í ( 3 8 d. C .)
( 2 1 4 ) L a e s c r itu r a c a r o s t í c o m o r a m if ic a c ió n d e l a lf a b e to a r a m e o
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( 2 1 6 ) I n s c r ip c ió n b r a h m í, s i g lo iv a. C . ( s e le e d e d e r e c h a a iz q u ie r d a )
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366 Historia universal de la escritura
( 2 1 7 ) I n s c r ip c ió n d e A s o k a en e s c r itu r a b r a h m í, s i g l o n i a . C.
( s e le e d e iz q u ie r d a a d e r e c h a )
Traducción:
«1. Piyadasi, rey de Magadha, saludando a la comunidad le envía deseos de prosperidad y
felicitad.
2. Sabéis, venerables, cuán grande es mi respeto y mi devoción al Buda, a la Ley Sagrada
y a la Comunidad.
3. Venerables, todo lo que por el bienaventurado Buda ha sido dicho, todo está bien dicho.
4. Pero lo que, venerables, depende de mi consejo para que la Ley Sagrada verdadera sea
duradera, creo conveniente decirlo.
5. Estos son, venerables, los escritos sagrados:
6. la Exaltación de la Disciplina, las Normas de Vida de los Nobles, los Temores al Futuro,
los Cantos de los Sabios, Los sutras sobre la Perfección, las Cuestiones de Upatissa y el
discurso a Rahula sobre la Mentira, pronunciado por el bienaventurado Buda.
7. Venerables, estos escritos sobre la Ley Sagrada deseo que numerosos grupos de monjes
y monjas con frecuencia los escuchen y los mediten.
8. E igual los fieles laicos y las fíeles laicas.
9. Por esto, venerables, hago grabar esta intención mía, para que la conozcan.»
(Traducción del prácrito de F. Rodríguez Adrados, en A so k a . E d ic to s d e la le y s a g r a d a ,
Barcelona, 1987, pág. 128-29.)
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368 Historia universal de la escritura
zos de nuestra era surgen a partir de la escritura brahmí dos modalidades inde
pendientes, de las que una se difundió fundamentalmente por el norte de la
India y la otra por el sur. De estas dos modalidades principales se han deri
vado todos los modernos sistemas de escritura de la India, cuyas variedades
ascienden a más de doscientas (ver cap. 7).
LA ESCRITURA ARMENIA
( 2 1 9 ) N o ta c ió n v o c á li c a en la e s c r itu r a b r a h m í
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Escritura, letras y sonidos 369
la ciudad de Samósata, por cuyos obispo e iglesia fue distinguido con altos
honores. Allí, en la misma ciudad, encontró a un escriba de escritura griega lla
mado Rófano. En común con él compuso todo el surtido de la escritura y la dis
puso en buen orden, las breves y las largas, los sonidos autónomos y los
dobles».
La invención del alfabeto por Mesrop no fue el primer intento de forjar una
escritura para el armenio. El mismo Koriun, discípulo de Mesrop, informa
acerca de un obsipo sirio que enseñó en Armenia y que confeccionó una escri
tura alfabética —basada verosímilmente en la siriaca. Pero no hay ningún tes
timonio al respecto que sea independiente del informe de Koriun. Tampoco se
ha conservado nada de los propios escritos de Mesrop, y ha desaparecido
igualmente su versión original del alfabeto. Pero su intento de proporcionar
una escritura al armenio se vio coronado por el éxito, pues desde entonces
esta lengua se escribe en esta inconfundible modalidad gráfica. El año 406 d.
C. se cita como el del inicio de la tradición escrita en la propia lengua y al
mismo tiempo del inicio de la «Edad de Oro» de la antigua literatura arme
nia. La versión primitiva de la escritura armenia, que estuvo en uso desde el
siglo v al vin d. C., recibe el nombre de erkat'agir («escritura de hierrro»),
porque las letras se grababan con varillas de hierro (il. 220). Este tipo de duc-
tus, que se ha conservado en las mayúsculas modernas, debe de ser suma
mente parecido al tipo de escritura original de Mesrop.
La «Edad de Oro» del siglo v la inauguran las obras de Mesrop, entre las
que la mayor importancia corresponde a su traducción de la Biblia al arme
nio. Mesrop se apoyó en la versión siriaca y controló su traducción a la vista
de la Vulgata latina. Mesrop encontró en el katholikos Sahak, máxima autori
dad espiritual de la Iglesia armenia, una gran ayuda para la construcción y
difusión de la cultura escrita armenia. Se fundaron escuelas de traductores
( 2 2 1) M o n u m e n to d e d i c a d o a M e s r o p (c o n e l a lf a b e to a r m e n io d e t r á s ) d e la n t e d e l
M u s e o d e M a n u s c r ito s M a te n a d a r a n en E r iv a n
( 2 2 2 ) I n s c r ip c ió n e c l e s i á s t i c a m e d i e v a l p r o c e d e n t e d e N o r a s e n ( s u r d e A r m e n ia ,
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374 Historia universal de la escritura
( 2 2 4 ) T ex to a r m e n io m o d e r n o e n e s c r itu r a r e d o n d a
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sólo es un medio para los usos escritos de la lengua, sino también el símbolo
de identidad de una cultura única. El alfabeto armenio era desde hacía
muchos siglos el símbolo del cristianismo en el enfrentamiento con el Islam,
y fue también el símbolo de la supervivencia después del genocidio desenca
denado por los turcos en el año 1915. Hay explicaciones populares de este
poder simbólico. Así, en Echmiadzin, el «Vaticano armenio», una guía turís
tica armenia me contaba que su país se había visto amenazado por muchos
ejércitos enemigos, pero que a lo largo de su larga historia nadie había con
seguido derrotar a los 38 soldados (es decir, las letras del alfabeto) que
defienden la cultura armenia. En el contexto de tales convicciones populares,
se comprende que no haya habido, por parte de investigadores armenios,
ningún intento serio de rastrear las posibles fuentes exteriores de la escritura
alfabética de Mesrop. En el curso de la historia de la investigación, empren
dida hacia mediados del siglo xix, los investigadores no armenios han defen
dido diversas teorías, entre las cuales una supone un precedente griego y la
otra ve el modelo en la escritura pehleví.
No cabe duda de que hay un parecido evidente entre algunas mayúsculas
armenias y ciertas letras de la escritura griega uncial (il. 226). Además, las
vocales armenias —a diferencia de la ordenación del alfabeto semítico— apa
recen en la misma posición que las griegas dentro del alfabeto. La dirección
E s c r itu r a , l e t r a s y s o n i d o s 375
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376 Historia universal de la escritura
( 2 2 6 ) C o m p a r a c i ó n d e l e t r a s a r m e n ia s c o n la e s c r itu r a u n c ia l g r i e g a
Mayúsculas
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( 2 2 7 ) C u a d r o c o m p a r a t i v o d e la s e s c r i t u r a s p e h l e v í y a v é s t i c a y d e lo s a lf a b e to s
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378 Historia universal de la escritura
( 2 2 8 ) T ex to d e l p a d r e n u e s tr o g e o r g ia n o
P’arnavaz (en torno al año 300 d. C.). Esto es muy poco probable, pues en los
primeros siglos medievales no hay ni mención de la escritura mjedrulí.
Además, la diferencia entre ambos sistemas de escritura es de tal naturaleza
que las formas gráficas de la escritura mjedrulí se pueden sin más derivar de
la más antigua fase evolutiva de la jutsurí (il. 229). Esta escritura posee 38
signos, como el alfabeto armenio, mientras que la mjedrulí tiene 40, de los
que siete ya no se usan actualmente. Mientras que en el caso de la jutsurí se
distinguen mayúsculas y minúsculas, falta una distinción semejante para los
signos de la mjedrulí (que fueron objeto de normalización en el transcurso del
siglo xvn). La versión moderna de la escritura georgiana, tanto de imprenta
como cursiva, está basada en estas convenciones gráficas (il. 230).
Lo mismo que con el alfabeto armenio, también en el caso de la escritura
georgiana (jutsurí) se plantea la cuestión de posibles modelos. Si prescindi
mos de especulaciones que los conectan con el mundo de las escrituras indias,
las posiciones que se han adoptado respecto a la procedencia de los signos
georgianos son similares a las que afectan al origen de la escritura armenia:
la controversia está en hacerlas derivar del alfabeto griego o de una variedad
de la escritura pehleví. Pero la escritura jutsurí georgiana, lo mismo que la
armenia, no puede considerarse como el vástago de una escritura alfabética
determinada, cualquiera que ésta sea, por más que las formas de sus signos
dejen traslucir cierta imitación de modelos griegos y pehleví-sasánidas. Por
otra parte, y a diferencia de la escritura armenia, las letras de la jutsurí siguen
el mismo orden de sucesión que el alfabeto griego. Esto se puede reconocer
en la utilización de letras como signos númericos. Los signos de la escritura
georgiana siguen la ordenación del alfabeto griego, y los signos georgianos
correspondientes a fonemas desconocidos en griego se colocaron al final (il.
231a). Por el contrario, en el caso del alfabeto armenio el orden de sucesión
es totalmente distinto al griego, y ello es así porque en la ordenación del
380 Historia universal de la escritura
(2 3 0 ) M u e s tr a s d e e s t i l o s g r á f i c o s g e o r g i a n o s m o d e r n o s
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b ) E s c r itu r a c u r s iv a o b a s t a r d a
(2 3 1 ) O r d e n y v a lo r e s n u m é r ic o s d e la s l e t r a s g e o r g i a n a s y a r m e n ia s
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a b g d e z e e t t z i l / t s k h d z y té m y n
cultura escrita china, y durante siglos fueron exclusivamente los signos gráfi
cos chinos los que sirvieron para poner por escrito el coreano. Por ello es
tanto más digna de atención la ruptura que se produce en el siglo xv y que da
lugar a una versión gráfica autóctona que se distingue por una tenaz concep
ción y por una inconfundible impronta coreana.
Naturalmente, el empeño por crear un sistema de escritura autónomo para
el coreano no nace de la nada, antes bien, hay razones claras que explican que
en un momento determinado se procediese a reformar los usos escritos. Desde
los comienzos de nuestra era, Corea estaba familiarizada con la escritura y la
lengua chinas. Esta familiaridad significaba al mismo tiempo una enorme pre
sión de la lengua culta china, dado su prestigio, de tal modo que desde la Edad
Media la lengua autóctona sólo se utilizaba como lengua escrita para fines
determinados. Ocasionalmente se escribía en coreano con la escritura china,
pero los textos así compuestos (básicamente poemas líricos) pertenecían a
registros inferiores dentro de los usos lingüísticos no oficiales. Aparte del
hecho de que la lengua escrita coreana gozase como tal de poco prestigio, la
adaptación de la escritura china a una lengua que tiene una estructura total
mente distinta del chino suponía dificultades considerables. El coreano es,
como el japonés, una lengua aglutinante y por ello —diferencia radical con el
chino clásico— posee terminaciones gramaticales. Aunque su parentesco
genético no está del todo aclarado, hoy-en día muchos investigadores supo
nen que el coreano pertenece a la familia de las lenguas altaicas (p. ej. Miller,
1971) y está así emparentado con las lenguas túrcicas, con las mongólicas y
con las tungusas, además de muy de lejos con el japonés. La adaptación de la
escritura china a una lengua con otra estructura era complicada, y el uso escri
to antiguo nunca fue satisfactorio. La creación de un sistema de escritura pro
Escritura, letras y sonidos 383
pió para el coreano respondía a una necesidad práctica. Pero cabe suponer que
la idea de revalorizar la lengua nacional también fuera un condicionante a la
hora de enfrentarse con el problema de la escritura.
La organización de un sistema de escritura coreano —que más tarde se
conocería como hangul (científicamente correcto: han’gul)— se remonta a la
iniciativa del rey Sejong, que reinó de 1418 a 1450. Éste designó a un gremio
de sabios cuya tarea era la de fijar los sonidos estándar del coreano en la escri
tura; de ahí que a este gremio se lo llamase también O f ic in a d e lo s s o n i d o s
e s tá n d a r . Se supone que Sejong se limitó a supervisar las actividades de este
comité de sabios, por más que ‘en la tradición histórica coreana se atribuya la
invención de la escritura al propio rey. La elaboración del nuevo sistema de
escritura, que, cosa notable, es totalmente independiente de la escritura china,
se llevó a cabo entre 1443 y 1446. Los resultados de la comisión de la escritu
ra se publicaron en el año 1446 con el título de H u n m in C h o n g 'u m («Los soni
dos estándar para la educación del pueblo»). El título del libro era al mismo
tiempo la denominación oficial del sistema de escritura. En los círculos de
coreanos ilustrados, que dominaban la escritura china, pronto se impuso el
remoquete de o n m u n («escritura plebeya»). A los ojos de los versados en la
escritura, h u n m in c h o n g 'u m no era más que «una trivialización de la seria y
difícil tarea de escribir en chino» (Sampson, 1987, 123).
Parece que el rey tenía miras más amplias que el estrecho horizonte de los
«ilustrados», recelosos de perder sus privilegios relacionados con la escritura.
En un país como Corea, en el que la cultura escrita gozaba de una alta consi
deración, la mayor parte de la población no tenía participación alguna en ella.
La propia administración del Estado resultaba difícil, pues faltaban funciona
rios cualificados, es decir personas capaces de leer y escribir. En palabras del
propio Sejong, esta paradoja se presentaba así: «Quienes cultivan la ciencia
padecen porque les es difícil dar a conocer sus pensamientos, y quienes custo
dian cárceles se ven en dificultades porque las condenas (escritas) y probanzas
son incomprensibles para ellos». Pero en los tiempos subsiguientes se
demostró que la autoridad y la amplitud de miras del rey no eran suficientes
para popularizar el nuevo sistema de escritura, que era fácil de aprender y de
manejo práctico. Hasta finales del siglo xix los h u n m in c h o n g 'u m , mirados con
desprecio por la mayoría de los miembros de la elite social, estuvieron a la
sombra de la cultura escrita china de Corea.
(2 3 2 ) T ex to c o r e a n o m o d e r n o en d o s s i s t e m a s g r á f i c o s ( h a n ja y h a n g u l)
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» # # ’4 * 4 * 4 4 * 4*4-5. 4 4 4 4 4 .
El sistema coreano hangul es sin duda uno de los más interesantes tipos de
escritura jamás creados, y ello por diversas razones. En primer lugar, de
acuerdo con todo lo que sabemos sobre su origen, se trata de un sistema de
signos completamente autónomo, que no se parece externamente a ninguna
otra escritura del mundo. En este sentido el sistema hangul es una auténtica
invención gráfica. Por otra parte, es digno de mención el hecho de que en
Corea —es decir, en un país en el que prevalecía el modo logográfico de
escribir del chino— se produjese una ruptura radical con esta tradición escri
ta y se crease un sistema plenamente fonetizado. Además, los creadores de la
escritura coreana se saltaron el estadio evolutivo de la escritura silábica, tam
bién fonográfica, que fue la que se privilegió en Japón como complemento al
modo de escritura chino (ver cap. 7). Pero los creadores del sistema hangul
no se pudieron liberar por completo del modelo escrito chino. Esto se reco
noce en el hecho de que los signos gráficos coreanos, en ordenación silábica,
se orienten en cuadrados imaginarios. Este rasgo técnico-gráfico es típico de
H.'DE LA ESCRITURA-13
386 Historia universal de la escritura
(2 3 3 ) E l a l f a b e t o c o r e a n o ( h a n g u l)
L e tra Orden de
loa tratos Nombre Valor fonético
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13 * - /. c h iü t ch/J
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15 * c h 'iit ch*
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40 1 i i i
Escritura, letras y sonidos 387
para su reutilización), y por otro la motivación que de ello resulta para utili
zar la escritura de forma continuada (ver cap. 2). Por ello, se impone sin más
la idea de que en el ámbito de la Antigua Europa, en Mesopotamia, en Egipto,
en la cultura del Indo, en China y en Mesoamérica, la motivación para el uso
de la escritura fue el resultado de la continuidad cultural de cada región, y no
de la dependencia recíproca.
Por otra parte, esto no excluye que ya en épocas muy remotas haya habi
do contactos entre algunas de estas civilizaciones. Se dan por seguros los con
tactos prehistóricos entre Mesopotamia y Egipto, pues estas relaciones per
duran en tiempos históricos. También los sumerios y los portadores de la cul
tura del Indo mantuvieron contactos comerciales, como se sabe gracias a los
numerosos objetos de la cultura de Mohenjo-Daro hallados en Mesopotamia.
Los contactos entre otras áreas culturales de la Antigüedad son inseguros.
Hay algunos argumentos a favor de contactos entre la Antigua Europa y el
Oriente Próximo en época muy antigua (ver infra); por otro lado, las relacio
nes tempranas entre China y la India son francamente improbables. La evo
lución de la técnica figurativa en la forma de narraciones por imágenes, así
como el desarrollo de un sistema de escritura jeroglífico entre olmecas, mayas
y aztecas es totalmente autárcico, sin influjos externos. En este sentido, la
investigación tiene hoy en día todas las razones para postular una poligénesis
de la escritura, es decir, su origen plural y autónomo en diversas culturas. La
convicción de que han surgido sistemas de escritura originales en varios luga
res del mundo en modo alguno mengua la importancia de los contactos entre
lenguas y culturas. El importante papel desempeñado por tales relaciones en
la difusión de bienes culturales regionales se transparenta con claridad en el
hecho de que la escritura, en su calidad de tecnología avanzada, haya irradia
do desde los centros de las viejas civilizaciones hacia las regiones vecinas con
las que mantenían dichos contactos.
En su calidad de conquistas de la civilización, las creaciones gráficas ori
ginales de la Antigüedad —a las que desde el punto de vista de la historia de
la escritura pertenece también la de los olmecas en el primer milenio a. C.
(ver infra)— han surtido efecto en culturas vecinas en épocas diversas. La
escritura del Indo es la única de la que no se sabe si fue utilizada por otros
que no fueran los propios proto-indios, ni si hubo ramificaciones de esta
modalidad gráfica (ver infra). Por lo demás la escritura del Indo cumplía, en
su calidad de sistema completo de escritura, todos los requisitos técnicos para
ser adoptado por otros como bien cultural. En muchas regiones a las que
«emigró» una de las escrituras originales del mundo, la evolución cultural
todavía no había avanzado lo suficiente como para que la idea de la escritura
se hubiera ya concretado en una creación gráfica regional. Un ejemplo de ello
es el Japón en la época en la que el conocimiento de la escritura china llegó
hasta allí, procedente de Corea. En tales condiciones, lo más natural es que se
392 Historia universal de la escritura
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a)
Antes del hallazgo de una inscripción bilingüe, cuyo texto está redactado
en escrituras fenicia y chipriota, no se sabía que el chipriota silábico se hubie
se utilizado para poner por escrito dos lenguas distintas. Basándose en el
texto —redactado en dos lenguas y dos escrituras— descubierto en el pedes
tal de mármol de una estatua, en el templo de Apolo en Idalion (il. 235), G.
Smith, J. Brandis y M. Schmidt consiguieron, en los años 70 del siglo xix,
descifrar el chipriota silábico y leer el texto en lengua griega (Buchholz,
1955). El más antiguo vestigio de griego en Chipre se encuentra en una ins
cripción sepulcral de la zona de Pafos, que se data entre 1050 y 950 a. C. La
lengua del texto tiene como base el dialecto local chipriota, cuya forma arcai
ca tiene un gran parecido con el tipo de griego hablado en Arcadia
(Peloponeso). Antes se creía que los colonos arcadios que emigraron a Chipre
habían llevado allí consigo el sistema de escritura lineal B para el griego
micénico, y que más tarde el chipriota silábico se habría desarrollado a partir
de aquél. Hoy se sabe que el silabario chipriota ya se había acuñado antes de
la llegada de los arcadios, y que los colonos griegos sólo empezaron a utili
zar este sistema gráfico para escribir su lengua una vez instalados en Chipre.
La comparación entre los signos de ambos sistemas de escritura deja
patente su íntima relación (il. 236). Los valores fonéticos del total de 58 sig
nos silábicos utilizados para escribir el griego son conocidos, pero no los que
conciernen al paleo-chipriota. Parece ser que el chipriota silábico sólo refle
jaba de forma incompleta los fonemas griegos, y que desde luego se presen
taban dificultades de escritura y de lectura similares a las que se daban en el
caso del lineal B. «Por lo demás, la adaptación de esta escritura —a partir sin
duda de la lengua eteochipriota— a la lengua griega, con sus grupos con
sonánticos y su distinción precisa de oclusivas, fue incompleta. La escritura
chipriota, lo mismo que la lineal cretense, no puede distinguir entre oclusivas
sordas, sonoras y aspiradas, sino que escribe sólo t, k y p; tampoco distingue
vocales largas y breves. También para la escritura chipriota la dificultad fun
damental la constituyen los grupos de consonantes; en este caso la dificultad
se salva mediante la escritura de vocales no pronunciadas, mientras que la no
consignación de consonantes pronunciadas, como ocurre en el lineal B, aquí
no se da» (Friedrich, 1966, 70 sigs.). La transliteración silábica del texto grie
go de la inscripción bilingüe (il. 235 c), comparada con el modo de escritura
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 397
Griego chipriota
En la escritura silábica del original:
(1) [i to-i I te?-ta?-ra?-to?-i? I ve-te-i] I pa-si-le-vo-se I mi-li-ki-ja-to-no-se I ke-ti-o-ne I
ka-te?-ta-li-o-ne I pa-si-le-u-
(2) [-o?-to?-se? I ta-ne e-pa-ko]-me-na-ne I to pe-pa-me-ro-ne I ne-vo-so-ta-ta-se I to-na-
ti-ri-ja-ta-ne I to-te ka-te-se-ta-se I o va-na-xe I
(3) [pa?-a?-la?-ro?-mo?-se? I ]o a-pi-ti-mi-li-ko-ne I to a-po-lo-ni I to a-mu-ko?-lo-i I a-
po-i vo-i I ta-se e-u-ko-la?-se
(4) [e]-pe-tu-ke i tu-ka-i I a-za?-ta-i\
«(1) [En el cuarto año] gobernando el rey Milkiaton sobre Citio e Idalio,
(2) el último día del período de cinco días [intercalares], erigió esta estatua el señor
(3) [Baalrom] el (hijo) de Abdimilk, para Apolo de Amidas, después de haber alcanzado
(4) su anhelo; ¡con buena suerte!»
398 Historia universal de la escritura
helenizado (en alfabeto griego), ilustra las dificultades que plantea la repro
ducción menos exacta de los fonemas.
Aunque hay testimonios tempranos del silabario chipriota a partir de fina
les del II milenio a. C., este sistema gráfico sólo consigue imponerse en el
transcurso del siglo vi a. C. Es digno de mención el hecho de que el silabario
tenga que afirmarse frente a un rival contemporáneo: la escritura alfabética
griega, que experimenta una amplia difusión en Chipre en el siglo v. En el iv
a. C. resulta evidente que ambos tipos de escritura tienen el mismo rango e
importancia, lo que se puede reconocer, entre otras cosas, en el hecho de que
se redacten una serie de inscripciones en la misma lengua (griego), pero en
dos sistemas gráficos (chipriota-silábico y alfabético) (il. 237). Hacia finales
del siglo iv y principios del m a. C. se perfila una clara tendencia en los usos
escritos a favor del alfabeto. Las últimas inscripciones chipriotas silábicas
datan de finales del siglo m a. C., con lo que la cultura escrita paleo-chiprio
ta acaba antes que la del dialecto griego chipriota (Tatton-Brown, 1988, 62
sigs.).
Chipre es la única región en la que la tradición de los sistemas de escritu
ra paleo-mediterráneos (es decir, el lineal A y sus ramificaciones) se continúa
de forma ininterrumpida hasta la era de la escritura alfabética griega. Si se
toman en consideración las conexiones históricas entre la escritura antiguo-
europea y el lineal A cretense, el arco de la cultura escrita antiguo-euro-
pea/paleo-mediterránea se extiende a lo largo de un lapso de tiempo que va
de finales del VI milenio hasta la segunda mitad del primer milenio a. C. Si
pensamos en los intensos contactos comerciales de Creta con los países ribe
reños del Mediterráneo oriental, se plantea por sí sola la cuestión de la
influencia que hayan podido ejercer los sistemas de escritura cretenses y chi
priotas en el desarrollo de la escritura en el Oriente Próximo. Es seguro que
tanto las escrituras cretenses como las chipriotas eran conocidas en Siria y
Palestina; así lo demuestran hallazgos (tanto de inscripciones como de signos
gráficos utilizados como marcas de alfarero) en el Mediterráneo oriental,
Asia Menor y en países del Oriente Próximo. «No se debe excluir la posibili
dad de que los elementos formales de lo que había de ser el alfabeto —sin
tener en cuenta la escritura cuneiforme mesopotámica y los jeroglifos egip
cios— puedan proceder de un inventario de signos localizable con cierta
exactitud y datable en la primera Edad de Bronce y aun antes. En el cuarto y
tercer milenios a. C. dicho inventario de signos se extendía —si bien no con
símbolos individuales idénticos— por Siria-Palestina, Chipre,- Anatolia y el
ámbito egeo [ver el mapa en il. 238J. Pero, aparte de tal posibilidad de géne
sis del alfabeto, queda intacto el cúmulo de testimonios que apuntan a un
influjo intenso de los sistemas lineales cretenses en los países ribereños e
islas del Mediterráneo oriental durante la segunda mitad del II milenio a. C.»
(Buchholz, 1969, 136).
E s c r itu r a , contacto lingüístico e intercambio cultural 399
E nkozni 13 4« X2 *9 ? xt 43 ¥ x3 37 W x7 12 HI XI
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b) Tabla de signos del chipriota silábico
400 Historia universal de la escritura
Traducción:
«Heloeco, hijo de Potisis, dedicó esta ofrenda votiva a Deméter y a Core.»
E L Á R E A D E I N F L U E N C I A D E L A E S C R I T U R A C U N E I F O R M E
D E L O R I E N T E P R Ó X I M O
(239) Tablillas de arcilla con textos en escritura proto-elamita (c. 2800 a. C.)
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 403
( 2 4 0 ) T e x t o e l a m i t a e n c i n c o s e c c io n e s y « e s c r i t u r a d e r a y a s » q u e f i g u r a e n u n a
i n s c r i p c i ó n b i l i n g ü e e l a m i t a -a c a d i o ( f i n a l e s d e l I I I m i l e n i o a . C . )
( 2 4 2 ) I n s c r i p c i ó n n e o e l a m it a d e é p o c a A q u e m é n i d a ( d e t a l l e )
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k¿ I kam- ma- ad-
Este Kamada (= Gaumata)
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406 Historia universal de la escritura
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a) Texto original
nu-za ku-it-ma-an nu-u-ua DUMU-aí e-Su-um §A KUS.KA.TAB AN§U-za e-$u-un nu *1$TAR GASAN
IA A.NA Mur-Si-li A.B1.IA Ù-it NIR. GÁL-m §ES-M u-i-ia-at A.NA Ha-at-tu-si-li-ua MU.KAmhla ma-
ni-in-ku-ua-an-íe-eS Ú. UL-ua-ra-afl\-an-na-a$ nu-ua-ra-an am-mu-uk pa-ra-a pa-a-i
«Cuando yo aún era esclavo y palafrenero, IStar, mi señora, envió a MurSili, mi padre, por medio de
un sueño de Muwatalli, mi hermano, (las palabras). Los años de HattuSili son breves, no debe vivir.
Dámelo a mí.»
b) Transliteración y traducción
4 -
f e t e -
410 Historia universal de la escritura
( 2 4 7 ) T e x t o u g a r í t i c o e n e s c r i t u r a c u n e if o r m e
TT7
III &=>- T ÍV D— 1
?? XI III — 1
h l k q i t y b l n
Este carácter por así decir híbrido de la escritura cuneiforme persa refleja
de forma ejemplar la diversidad de influjos culturales que actuaban en la
Persia de entonces. El principio de la escritura silábica babilónica y sus for
mas gráficas externas se combinan de forma simbiótica con el principio de la
escritura alfabética, que los Aqueménidas conocían bien por el ejemplo de la
escritura aramea. El sistema persa antiguo es la última y más reciente deriva-
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 413
T <\Tc>— i
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T ÍEPÍT tí <>Tfe(r "peri Tí ^HT<
T T? ^<$<( <W <íTt>~
b) Inscripción en escritura cuneiforme babilónica
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a, a j. ja
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T« u * r, ra
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Ideogramas
h é á y a fiiy a - bum i
dahyu- au ra m a zd A
< }T » bien
provincia (nombre de dios)
baga
dios
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 415
Oriente Próximo (ver cap. 6). La suposición de que los símbolos de la escri
tura jeroglífica egipcia o de las dos escrituras cursivas (hierática y demótica)
hayan hecho de «padrinos» en la creación de las escrituras alfabéticas semí
ticas ya no es sostenible hoy en día; así que no se puede decir que el alfabe
to procede de Egipto. Lo que hay que entender aquí por «difusión de la escri
tura egicpia» tiene que ver con la utilización de modalidades de escritura
egipcias fuera de Egipto, así como con la derivación de un sistema de escri
tura y su adaptación a una lengua no emparentada con el egipcio.
Desde luego que la dinámica de irradiación de la escritura jeorglífica egip
cia no se puede comparar ni de lejos con la capacidad de la escritura cunei
forme en este sentido (ver supra), pero, no obstante, también en el caso de la
cultura escrita egipcia nos encontramos ante un fenómeno que ha dejado su
huella e influido en las culturas vecinas de Egipto. Hasta el II milenio a. C.
no se utilizó la escritura jeroglífica egipcia fuera de Egipto; para la comuni
cación entre el Imperio egipcio y otros estados se hizo uso del acadio, en su
variedad babilónica (ver cap. 5). En ciertos momentos las fronteras del
Imperio se extendieron más allá de Egipto propiamente dicho; así, en los
tiempos del Imperio Nuevo (dinastías XVIII-XX, 1552-1070 a. C.), llegaron
hasta Siria por el norte y hasta Nubia por el sur. En estas regiones el egipcio
fue lengua de estado, aunque sólo mientras duró la dependencia político-mili
tar directa. Pero en regiones situadas más allá de la frontera sur egipcia, es
decir, en el Africa interior, la escritura y la lengua egipcias desempeñaron un
papel que se puede sin más comparar con el del acadio y la escritura cunei
forme entre los pueblos no semíticos del Antiguo Oriente.
El sur de Egipto está abierto al interior de Africa, pues aparte de las cata
ratas del Nilo no hay accidentes geográficos que puedan servir de mojones de
una frontera natural (il. 251). Ya a comienzos de la época dinástica en Egipto
(desde principios del III milenio a. C.) se intentó asegurar la frontera meri
dional del Imperio contra las incursiones de los belicosos nubios; los farao
nes de la 1.a dinastía ya emprendieron campañas militares contra Nubia. De
la primera de estas empresas militares, la campaña del faraón Djer, hay un
«informe gráfico» consistente en unos dibujos sobre la roca procedentes de la
zona del actual lago Nasser (il. 252). Es una cuestión de punto de vista con
siderar estos dibujos incisos como una composición figurativa con compo
nente simbólico-gráfico, o como una composición jeroglífica con componen
te figurativo. El estilo consistente en la conexión laxa de motivos figurativos
(enemigos caídos, barco, prisioneros, etc.) y símbolos ideográficos es carac
terístico de la época de transición de la pura narración en imágenes a la escri
tura de palabras y segmental, cuyo documento más famoso es la paleta de
Narmer (ver il. 120).
Durante los tiempos del Imperio Antiguo (dinastías III-VIII, 2640-2134 a.
C.) se consideró la primera catarata al sur de Asuán como la frontera meri-
416 Historia universal de la escritura
(251) El valle del Nilo entre la 1.ay la 6.a catarata, con centros de cultura
egipcios y meroíticos
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 417
( 2 5 2 ) « I n f o r m e g r á f i c o » d e la v i c t o r i a d e l f a r a ó n D j e r s o b r e lo s n u b i o s
(c o m ie n z o s d e l I I I m ile n io a. C . )
(253) Relieve que muestra al rey meroítico Aspelta (reinó en 593-568 a. C.) ante
Amén y Mut, con inscripción en jeroglifos egipcios
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• Signo de división
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• de palabras
La escritura meroítica
Fueron muchos siglos los que tardó la cultura escrita meroítica en emanci
parse de la lengua culta egipcia, que gozaba de un prestigio superior, y en eri
girse el meroítico en lengua escrita autónoma. La tradición escrita autóctona
pervivió hasta el siglo iv d. C., es decir que se mantuvo durante cerca de
medio milenio. La continuidad de la escritura jeroglífica egipcia en Méroe no
sólo es significativa por el hecho de haberse transformado de escritura seg-
mental (ver cap. 5) en escritura alfabética; también es digno de mención el
hecho de que la escritura jeroglífica se siguiera usando fuera de Egipto en una
época en la que en su tierra de origen ya nadie sabía escribir textos en jero-
glifos egipcios. Y es que los últimos testimonios en escritura jeroglífica pro
cedentes de Egipto datan de finales del siglo n d. C.; después de esto, la
población negroafricana de Kush se convirtió en garante de la tradición de la
escritura jeroglífica egipcia. Si se computa el periodo de uso escrito meroíti-
424 Historia universal de la escritura
ción de la escritura alfabética más tarde llamada hangul (ver cap. 6), un
auténtico salto cualitativo hacia una forma práctica de escribir el coreano.
La historia de la escritura china en Corea ilustra lo inviable que resulta su
transferencia a estructuras lingüísticas totalmente distintas de las del chino. En
Corea este dilema acabó por provocar una contrarreacción definitiva, a saber,
la creación de una escritura alfabética completamente independiente del siste
ma chino. Este desarrollo sin influencias foráneas de un sistema gráfico genui-
namente coreano (hangul) es algo único en el conjunto del área de influencia
de la cultura escrita china, encontrando sólo un paralelo en Vietnam, con su
paso de la escritura china a la latina. Por lo demás, la escritura latina en
Vietnam, ya sólo por su apariencia, lleva la marca de la «importación cultural»
europea, es decir, de una influencia foránea (ver cap. 3). Aunque Corea y
Japón mantuvieron contactos igualmente estrechos con China, el camino que
siguió la evolución de la escritura en Japón es básicamente distinto del de
Corea. Mientras con el sistema hangul los coreanos se desmarcaron claramen
te del sistema de escritura chino, en Japón han estado en todas las épocas afe
rrados a él. Y es que todos los sistemas que debían garantizar una escritura
fonética apta para el japonés se hacen dependientes de la escritura china en la
medida en que su inventario de signos se deriva de símbolos chinos. En virtud
de esta estrecha dependencia de todas las modalidades gráficas creadas en
Japón respecto de la escritura china y su patrimonio de signos, éste es el lugar
en que debe exponerse de forma circunstanciada su historia.
También en Japón, la reacción contra el incómodo sistema de escritura ide
ográfico del chino —con el que no se podían reflejar las terminaciones gra
maticales y los elementos compositivos del japonés— se plasmó en intentos
de fonetizar sus signos. El primer silabario en suelo japonés surgió apenas cien
años después de que se conociese en Japón la escritura china por mediación
coreana. El man’yógana (jap. manyó + kana ‘(sistema de) escritura’) —así
llamado por el Man'yóshü, una antología del siglo vm d. C. con poemas de la
época que va del siglo v al año 759— era un sistema de símbolos chinos sin
modificación alguna que se utilizaban como signos silábicos para representar
valores fonéticos japoneses (il. 258). Más de 970 signos servían para escribir
un total de 87 sílabas de la lengua japonesa antigua; había más de 40 signos
para escribir la sílaba shi, y 32 símbolos reproducían la sílaba ka.
Externamente, un texto en man 'yógana se parece a un texto chino, sólo que los
signos chinos no se leen y escriben de acuerdo con su significado en el modo
de escritura chino, sino de acuerdo con el valor fonético de sílabas japonesas.
De ahí que un texto de este tipo sea incomprensible para un chino. La mayoría
de documentos escritos del japonés antiguo anteriores al 794 d. C. (comienzo
del periodo Heian) están redactados en man'ydgana (Aoki, 1983, 131).
Más importantes que el manfyógana para la historia de la escritura japo
nesa son los otros dos silabarios, llamados katakana (jap. kata «fragmenta-
428 Historia universal de la escritura
( 2 5 8 ) T ex to ja p o n é s en M a n 'y o g a n a (s. v m d. C .)
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rio» + kana «escritura») e hiragana (jap. hira «redondeado; de uso corrien
te» + kana). El katakana es algo más antiguo que el hiragana, pero ambos se
desarrollan ya durante la Edad Media hasta convertirse en sistemas de escri
tura completos y autónomos. El nombre del sistema katakana recuerda el uso
primitivo de abreviaturas que, a modo de acotaciones en los márgenes,
servían en textos budistas para consignar de forma más exacta el valor foné
tico de símbolos chinos. Las abreviaturas son simplificaciones gráficas de
signos escritos chinos (il. 259). De los 48 signos originales, dos (a saber, los
correspondientes a wi y we) fueron suprimidos con motivo de la reforma grá
fica de 1946. Pero los signos básicos no son suficientes para escribir todas las
sílabas del japonés; cierto número de valores silábicos se reflejan por medio
de combinaciones de signos básicos, así como con ayuda de signos diacríti
cos (il. 260).
Las abreviaturas katakana, utilizadas en su origen como ayuda para la lec
tura de textos chinos, se usaron pronto para escribir textos japoneses. En el
siglo ix se redactan los primeros textos en kanamajiri bun («oraciones en las
que se mezclan kana y símbolos (chinos)»), y en el siglo x algunos textos lle
gan incluso a escribirse exclusivamente con signos katakana, como es el caso
de la antología de poesía japonesa Gosen Wakashu (955-66). Más tarde se
redactan textos japoneses en prosa con participación de katakana, por ejem
plo la colección de narraciones populares del siglo xn KonjakM Monogatari,
escrita en kanamajiri bun. En el periodo más antiguo, las convenciones grá
ficas del sistema katakana todavía no estaban fijadas; el sistema sólo se con
solidó en el transcurso de la época Muromachi (1333-1568), dando como
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 429
( 2 5 9 ) L o s s ig n o s b á s i c o s d e l s i l a b a r i o k a ta k a n a y lo s s i g n o s c h in o s d e
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 431
( 2 6 1 ) L o s s ig n o s b á s i c o s d e l s i l a b a r i o h ir a g a n a y lo s s i g n o s c h in o s d e
lo s q u e p r o c e d e n
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de los mismos símbolos chinos (kanji). Tal es el caso de los signos silábicos
correspondientes a ka, ki, ku, na, ne, me y algunos más; en otros casos (ke, sa,
su, ha, ma, yo, etc.) los signos katakana y sus correlatos en hiragana se
remontan a símbolos chinos distintos. Se aprecia a primera vista que los
redondeados signos hiragana se distinguen claramente por su forma de los
más angulosos signos katakana (Shigemi, 1968).
Hasta finales del siglo ix el hiragana fue utilizado preferentemente por
mujeres, recibiendo el nombre especial de onnade («escritura de mujeres»).
El hiragana (onnade) recibió reconocimiento oficial como modalidad gráfica
de la antología de poesía imperial Kokin Wakashu (Kokinshu), compilada
hacia el año 905 (il. 263). Ya en la Edad Media —es decir, antes que el kata
kana— el sistema silábico hiragana evolucionó en el sentido de una coheren
te relación biunívoca entre signos gráficos y valores fonéticos. Se dice, sin
embargo, que el uso de esta modalidad de escritura para consignar textos poé
ticos llevó, por mor de la variedad estética, a introducir diversas formas grá
ficas para el mismo valor silábico. De este modo se echó a perder la equili
brada correspondencia de los signos silábicos (Aoki, 1983, 132). La antigua
ordenación, con su correspondencia biunívoca, no se restableció hasta la
reforma de 1900. En el uso escrito moderno, el sistema silábico hiragana
desempeña un papel central y por eso mismo insustituible. Con estos signos
se escriben las terminaciones gramaticales, los sufijos de derivación y las
palabras conectivas (por ejemplo preposiciones) del japonés. Cuando se pone
432 Historia universal de la escritura
( 2 6 2 ) C o m b i n a c io n e s d e s i g n o s b á s i c o s h ir a g a n a y d e r i v a c i o n e s p o r m e d i o
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 433
( 2 6 4 ) T ex to j a p o n é s m o d e r n o e n tr e s s i s te m a s g r á f ic o s (k a n ji, h ir a g a n a , k a ta k a n a )
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 435
L a esc r it u r a c h in a d e n t r o d e C h in a ( en tr e n o c h in o s )
Los países como Japón, Corea y Vietnam, con sus reacciones ante la
importación de la escritura china, ilustran las posiciones básicas que han
436 Historia universal de la escritui
( 2 6 5 ) ín d i c e d e c o n te n i d o s en u n a r e v is ta j a p o n e s a m o d e r n a (Focus)
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 437
adoptado los pueblos del área cultural de impronta china. Una actitud posible
es la conservación de la tradición escrita china, ya sea directamente, ya en
forma de derivaciones (Japón); otra evolución se plasma en la creación de un
sistema de escritura autóctono (Corea); una tercera alternativa es la que pre
senta Vietnam, con la introducción de un sistema extranjero, no chino. Pues
bien, también entre otros pueblos no chinos encontramos estas tres alternati
vas —hay que decir, de paso, que, en general, el europeo no es consciente de
que la mayoría de pueblos no chinos cuya historia está ligada al mundo cul
tural chino no viven fuera, sino dentro de las fronteras políticas de China. Y
es que, desde su lejanía, el europeo tiene tendencia a considerar la población
de China —ya sea en una visión histórica, ya referida a la actualidad— como
homogéneamente china. Pero en realidad la China histórica era un estado plu-
rinacional, y la moderna República Popular china es multinacional como lo
son los Estados Unidos o lo era la Unión Soviética. Hoy en día gozan de reco
nocimiento oficial un total de 55 minorías nacionales; entre ellas las más
importantes numéricamente son los mongoles, manchúes, tibetanos y hui. A
no ser que, como los hui o la mayoría de manchúes, se hayan decantado por
el chino, estos pueblos han conservado sus propias lenguas (no chinas).
«Pertenecen a las familias lingüísticas sino-tibet^na, altaica, austro-asiática e
indoeuropea. La constitución garantiza que todas las nacionalidades puedan
utilizar su lengua de forma oral y por escrito. Las minorías más importantes
desempeñan también cierto papel a nivel nacional. Así, por ejemplo, las
leyendas de los billetes de banco están escritas, además de en chino, en mon
gol, tibetano, uigur y chuan [zhuang]. Los programas de radio se emiten
regionalmente en diversas lenguas» (Coulmas, 1985, 230 sigs.). Sin duda está
justificado aplicar el concepto de «área de influencia de la cultura escrita
china» a las condiciones internas de China, en tanto en cuanto ello concierne
a la difusión de la escritura china entre gentes no chinas del propio país. De
este modo resulta una división entre un área de influencia exterior de la escri
tura china (ver supra sobre la situación en Corea y Japón, cap. 3 sobre la evo
lución en Vietnam) y un área de influencia interior (que afecta a las minorías
autóctonas, sobre todo del sur de China).
Aparte de escrituras que han sido introducidas desde el exterior (por ejem
plo las escrituras mongólica, tibetana y uigur), la mayoría de las escrituras de
las minorías de China se han desarrollado apoyándose en la cultura escrita
china. Esto es válido para las siguientes escrituras de pueblos no chinos
(Friedrich, 1966, 147 sigs.):
( 2 6 6 ) T ex to en la le n g u a y e s c r itu r a d e lo s lo ló
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 439
(2 6 7 ) U n a lis ta d e p a l a b r a s ta n g u ta , s i g l o X IX
J M IjllS
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recuerdan a los símbolos de los kekinowin utilizados por los indios chipevas
(il. 10, pág. 44). Por lo demás, la distinción entre signos figurativos y signos
fonéticos hace del tipo gráfico de los moso una auténtica escritura (il. 271).
Los textos se redactan de un modo peculiar, consistente en que'sólo se escri
ben las palabras más importantes, mientras que los elementos de relación que
dan sin expresar. Este tipo de modalidad escrita, en que una gran parte del
mensaje se confía al contexto y ha de ser interpretado por el lector a partir de
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 441
( 2 6 8 ) I n s c r ip c ió n s e p u l c r a l d e la e m p e r a t r i z J e n - l i ( d i n a s tí a L ia o ) e n la e s c r itu r a
d e lo s q id a n ( K it a n )
( 2 6 9 ) T ex to en la e s c r itu r a d e lo s ru z h e n (jü r c h e n )
L a e sc r it u r a p ú n ic a
( 2 7 0 ) S ig n o s d e la e s c r itu r a m o s o
Signos figurativos
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Sol Luna Hombre Mujer Monte Suelo
(2 7 1 ) L e y e n d a d e l c i c l o n a r r a tiv o P a d m a s a m b h a v a en la e s c r itu r a d e lo s m a s o
I. Bi (t’u) muan (chi) hu . y inda chiddii gyi P'ar (gkaw) ndsher(gkaw) tkhi, ngaw (hkaw) wu (gkaw)
tkhi. o (gkaw) ha (gkaw) tkhi. 2. Dtér gko, Yu ma ssu khi chwua tsér (¡a) (gkaw) tkhi. 3. Chi hu Llii
gkv bo mbo (nnü), dtér tsu (bo) (la) t'u. 4. Dtér gko ssi (yu) muan ssi (ssii) muan (dgyu). 5. Dto (yu)
muan dto (ssü) muan (dgyu). 6. Mi (yu) muan mi (ssii) muan (dgyu). 7. Ndsher (yu) muan (yi) (ssii)
muan (dgyu) (gyó) ndsher. 8. Dtér gko yü (yu) (zá) (mnii) (yu) muan (dto). 9. Dtér (gko) t'u (gkv) bbue
(gkv) muan sho (ma), yu (ggó) t'u (la) bbue (dso) sho muan (nyi). 10. Dtér gko (dgyii) ch'ung...
Traducción: 1. Esta noche (salida del sol no esta noche) invoca (thki) la familia la potencia de
P’ar, del ndsher, del ngaw y del wu, y también del o y del ha (= todos los dioses). 2. La poten
cia de los tres cientos seis decenas (360) dter-dko y yu-ma es invocada. 3. Esta noche el llü gkv
bo-mbo expulsa de nuevo (la) a los demonios dter. 4. No hay nada que los dter-gko no sepan
(dter-gko saben cosas desconocidas no hay). 5. No hay nada que no sea visto por ellos. 6. No
hay nada que no sea oído por ellos. 7. No hay ninguna potencia que no posean, tal es su poten
cia (potencia no tiene cosas no hay, su potencia). 8. Dónde nacen los dter-gko, nadie lo sabe
(dter-gko nacidos pero donde ellos nacidos no visto). 9. Pero si no se conoce su origen, no debe
uno nunca hablar de ellos (dter-gko lugar salir, lugar de origen no dicho si nacidos su lugar de
origen de nuevo origen hablar al respecto no poder). lO.Los dter-gko al principio...
La escritura numídica
( 2 7 3 ) I n s c r ip c ió n n e o p ú n ic a d e G e lm a (A r g e lia , s i g l o /// d . C .)
x u u & s tiy u x
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La e s c r it u r a bereber
( 2 7 4 ) I n s c r ip c ió n b ilin g ü e p ú n ic o - n u m í d ic o ( s e g u n d a m i t a d d e l s i g l o iii a. C .)
( 2 7 5 ) Á r e a d e d if u s ió n d e la s le n g u a s b e r e b e r e s en e l n o r t e d e Á f r i c a
periferia del ámbito lingüístico» (Wolff, 1981b, 172). Los bereberes más meri
dionales, los tuareg, son los únicos que han conservado una tradición escrita.
Los tuareg llaman a su escritura tifinagh, que significa tanto como «signos
púnicos» (del singular tafmekk < ¿púnica?). Es interesante el hecho de que, a
pesar de que el nombre apunte a una relación con el púnico, esta relación no
venga dada ni por el parentesco lingüístico ni por la comparación entre las
escrituras. El principio estructural de la escritura bereber es el de un sistema
alfabético, en el que en interior de palabra sólo se consignan las consonantes,
mientras que al final de palabra se notan también las vocales (il. 276).
448 Historia universal de la escritura
( 2 7 6 ) L a e s c r itu r a b e r e b e r (tif in a g h )
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(a ) b (a )ik (u )r (i)i(e )n (i)g r(a )u (i) y ( e ) s (i)k -(e )r y k (e )r u t(i)m (n a ) h (a )s ( i) y ( e ) s : n(e)k
(e ) q ( q u ) r ( e ) y h (u )l(la )n ( i)n (n a )s (a )b (a )i-k (u )r : u r t(e )k (k u )l(e )d y r k (a )n (n e )y h (a )r(e)t,
T ra d u cció n :
«Un perro encontró un hueso, se puso a roerlo. El hueso le dijo: soy muy duro. Le dijo el
perro: no te preocupes, no tengo nada mejor que hacer.»
b ) T ex to en tifin a g h
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 449
Las similitudes entre los signos gráficos del alfabeto tifinagh y los de la
escritura numídica saltan a la vista, y está fuera de duda que el primero se ha
derivado de la segunda (il. 277). Es digna de mención la resistencia de este sis
tema de escritura, teniendo en cuenta que se trata de una ramificación directa a
partir de una modalidad gráfica difundida en la Antigüedad. La adaptación de
la escritura numídica al bereber debió efectuarse en una época en que aquélla
estaba todavía en uso, es decir durante la Antigüedad tardía. En cualquier caso,
se había desarrollado una cultura escrita bereber propia —aunque modesta en
su conjunto— para cuando la escritura árabe, con la expansión islámica por el
norte de África a finales del siglo vil, suprimió todos los demás sistemas gráfi
cos (incluidos los sistemas de escritura griego y latino, que rivalizaban por
aquel entonces en la que fuera provincia romana). Nada se ha conservado de la
más antigua literatura bereber, y hoy los tuareg utilizan su escritura sólo «para
mensajes breves y formulares en paredes de roca, para cartas de amor, para gra
bar en brazaletes, etc.» (Wolff, 1981b, 183).
( 2 7 7 ) C u a d r o c o m p a r a ti v o d e s i g n o s g r á f ic o s n u m íd ic o s y b e r e b e r e s
N úm idico N ú m id ico
Bereber E quivalencia B ereber E quivalencia
horizontal vertical h o rizo nta l v ertica l
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450 Historia universal de la escritura
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2 Sobre la posible identificación de la lengua de las inscripciones turdetanas puede verse, por
ejemplo, F. Villar, Los indoeuropeos y los orígenes de Europa, Madrid, Gredos, págs. 482-84. [N.
del 7!].
452 Historia universal de la escritura
L a escritura ibérica
( 2 8 1 ) P la n c h a d e p lo m o d e M u ía ( M u r c ia ) c o n in s c r ip c i ó n i b é r ic a ( s ig lo n i a . C .)
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 453
(2 X 2 ) V aso c e r á m ic o d e L ir ia (V a le n c ia ) c o n m o t iv o s f i g u r a t i v o s
e in s c r ip c ió n ib é r ic a
tenía a la escritura ibérica por un sistema alfabético puro, hoy en día se sabe
que es un sistema mixto, con signos silábicos y otros que representan fonemas
individuales (il. 284b). Los sonidos líquidos (l, r), los nasales (m, n) y los sil
bantes (.y, s) se representan por medio de signos consonanticos individuales; en
cambio, para otras consonantes (b, p, d, t, g, c/k) existen sólo signos silábicos:
ba, be, bi, bo, bu; ta, te, ti, to, tu; ca, ke, ki, co, cu. No es seguro que, en su
configuración original, la escritura ibérica fuera —por imitación del principio
de la escritura consonántica fenicia— puramente consonántica, y que la nota
ción de vocales siguiendo el modelo griego, así como la utilización de signos
silábicos, sean un añadido posterior (Friedrich, 1966, 124). El principio silábi
co quizá proceda de una vieja tradición gráfica caída en el olvido ya en la
Antigüedad y reconocible sólo de forma rudimentaria en la escritura ibérica.
«En todo caso, uno tiene la impresión de que la escritura tiene ya una larga his
toria tras de sí y de que exhibe un elemento fenicio y griego fundido con un
componente x, todavía desconocido y sin duda mucho más antiguo» (Jensen,
1969, 284)\
1 Dada su importancia, sería conveniente recordar aquí que el alfabeto ibérico se utilizó tam
bién para escribir una lengua céltica (indoeuropea), el celtibérico, del que hay algunos impor
tantes y extensos testimonios epigráficos. Véase, por ejemplo, F. Villar, op. cit, pág. 489 sigs., y
F. Beltrán et alii, El tercer bronce de Botorrita (Contrebia Belaisca), Zaragoza, 1996. [N. del T.).
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 455
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a) Cuadro comparativo
456 Historia universal de la escritura
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a) La escritura frigia
Los frigios emigraron —junto con otras tribus tracias— al Asia Menor en
el siglo xii a. C., y allí fundaron en el siglo vm un reino con capital en Gordio,
al suroeste de Ankara. La escritura frigia aparece como escritura alfabética
autónoma en las inscripciones frigias antiguas de los siglos vii y vi a. C.,
mientras que las inscripciones neofrigias de los primeros siglos de nuestra era
están escritas en lengua y escritura griegas. La escritura frigia antigua se ha
derivado de una variedad del alfabeto griego occidental (il. 286). Esta moda
lidad gráfica es muy parecida a la escritura que aparece en la estela prehelé
nica de Lemnos, del siglo vi a. C. (il. 287). No se sabe con seguridad si la len
gua de la inscripción es etrusco o un dialecto tracio; el parecido de los signos
gráficos apunta a una conexión con la escritura proto-tirrénica de los etruscos
(ver cap. 6, A).
b) La escritura licia
Cabe suponer que en el siglo vi a. C. los licios adoptaron el alfabeto grie
go occidental en una variedad dórica (il. 288). Del total de 29 signos gráficos,.
458
( 2 8 5 ) L a s r e g io n e s d e A s ia M e n o r en é p o c a p r e - h e le n ís ti c a ( l l - l m ile n io s a. C .)
c) La escritura lidia B BB b
Los lidios fundaron un pequeño reino en Asia /T r 9
Menor. En el siglo vn a. C. se vieron envueltos en
luchas con los cimerios (por el norte) y con los
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d) La escritura caria
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Abundan los mitos y leyendas relativos al ori
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Menor procedentes de Creta y de las islas ii u
Cicladas. Los centros culturales de los carios fue
ron Alinda, Halicamaso, Milasa (hoy Milas),
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( 2 8 7 ) L a e s t e l a d e L e m n o s ( s i g l o vi a. C .)
y se parecen externamente a los signos del silabario chipriota (il. 293); otros
signos se corresponden con fonemas individuales y con toda seguridad se han
tomado prestados del griego occidental (il. 294). De este modo, la escritura
del cario contiene un componente gráfico antiguo (escritura silábica por imi
tación del chipriota silábico) y otro más reciente (escritura alfabética por imi
tación de la griega); semejante carácter mixto lo conocemos, aparte de por el
cario, por la escritura cuneiforme persa (ver «área de influencia del cuneifor
me») y por el ibérico (ver «área de influencia de la cultura escrita fenicia»).
Aislada dentro del área de influencia de la escritura griega en Asia Menor
queda la escritura sidética, cuyo uso estuvo circunscrito a la antigua ciudad
de Side en Panfilia. La escritura sidética se encuentra en monedas y en unas
pocas inscripciones sidético-griego (il. 295). Hasta hoy, nada concreto se ha
podido saber sobre el origen y la difusión del sidético; está claro que también
en la Antigüedad estaba aislado, pues el historiador griego^ Arriano (c. 95-
c.175 d. C.), en su obra Anábasis de Alejandro (en la que se describe la cam
paña militar de Alejandro Magno contra Persia), señala que la lengua de los
habitantes de Side divergía de todas las demás lenguas conocidas.
linguistico e intercambio cultural 461
A tu r a s li c ia y l i d ia c o m p a r a d a s c o n la v a r i e d a d o c c i d e n t a l
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35
36
462 Historia universal de la escritura
(2 8 9 ) I n s c r ip c ió n s e p u l c r a l b il in g ü e e n l i c i o y g r i e g o ( s ig lo v a . C .)
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T ra d u cció n d e l tex to g r ie g o : « E s t e m o n u m e n t o lo h i z o S i d a r i o , h i j o d e P a r m e n ó n , p a r a s í
y p a ra su e s p o s a y p a ra su h ijo P ib ia le s .»
T ra d u cció n d e l tex to lic io : « E s t e m o n u m e n t o , q u i e n ( l o ) c o n s t r u y ó ( e s ) S i d e r i y a , e l h i j o d e
P a r m e n a , p a ra s í m is m o y s u p ro p ia e s p o s a y e l h ijo P u b ie le .»
(2 9 0 ) I n s c r ip c i ó n en l i d io y g r i e g o ( s i g l o i v a . C .)
(2 9 1 ) Im a g e n d e Z e u s c o n la d o b le h a c h a e n
u n a m o n e d a d e p la t a d e l s á tr a p a (e n p e r s a ,
« p ro te c to r d e ! im p e r io » ) c a r io P ix o d a r o
L a escritura gótica
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(293) Comparación de signos gráficos caños con signos del silabario chipriota
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466 Historia universal de la escritura
( 2 9 5 ) I n s c r ip c i ó n en s i d é t i c o y g r i e g o
( 2 9 6 ) E l o r ig e n d e lo s s i g n o s d e la e s c r itu r a g ó t i c a
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468 Historia universal de la escritura
La escritura copta
( 2 9 7 ) L a e s c r itu r a u n c ia l g r i e g a d e l s i g l o IV d. C. ( t e s t o d e l C o d e s S in a itic u s )
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470 Historia universal de la escritura
que fue sin duda redactada por mercenarios griegos en el siglo vi a. C. (il.
299). Pero fue sólo después de la campaña egipcia de Alejandro Magno y de
que éste fundase la ciudad de Alejandría en el delta del Nilo (332-331 a. C.)
cuando el helenismo se convirtió en una fuerza cultural de amplio alcance y
efectos. Alejandría fue la capital de la dinastía helenística de los Tolomeos
(323-30 a. C.) y uno de los más importantes centros de cultura griega de la
Antigüedad.
El desarrollo de la cultura escrita griega en Egipto transcurrió durante
siglos de forma paralela al de la lengua egipcia, que desde mediados del siglo
vil a. C. predominaba en una forma evolucionada de la lengua escrita neoe-
gipcia, su variedad demótica. El demótico se escribía en una variedad gráfica
propia, que lleva el mismo nombre, y ésta fue la escritura usual más impor
tante hasta la expansión del cristianismo. Los textos demóticos están marca
dos por el estilo de una lengua documental y literaria que con el tiempo
empieza a anquilosarse y a diferenciarse claramente de la lengua hablada
cotidiana. Con la difusión de la doctrina cristiana en los siglos ii y m creció
la necesidad de decantarse por la lengua popular, de amplia circulación, como
base de la lengua escrita. «Para poder servir de vehículo exitoso de la procla
mación de la fe y de la propagación de la Sagrada Escritura, se requería echar
mano de la lengua hablada, no de una lengua literaria muerta; además había
que dar con una escritura fácil de aprender. Esto significaba renunciar al sis
tema de escritura de venerable antigüedad en beneficio del alfabeto griego»
(Stórk, 1981, 151). A ello hay que añadir que la escritura griega, indepen
dientemente de su valor práctico de uso como sistema alfabético, era en sí
misma un símbolo de la mentalidad cristiana.
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 471
( 2 9 9 ) I n s c r ip c ió n g r i e g a en a lf a b e to j ó n i c o en u n a e s ta tu a d e l te m p lo d e
A b u S im b e l ( s ig lo vi a. C .)
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b ie r o n e s to . N a v e g a r o n y lle g a r o n h a s ta m á s a r r i b a d e C e r c is , h a s ta d o n d e e l r ío lo p e r m itió .
A lo s e x tr a n je r o s lo s c o n d u c ía P o ta s im to . a lo s e g i p c io s A r n a s is. E s to lo e s c r ib i ó A n ó n , h ijo
d e A m é b ic o , y P é le c o , h ijo d e E u d a m o . »
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural
476 Historia universal de la escritura
(3 0 5 ) S ig n o s a d ic i o n a l e s d e la e s c r itu r a n u b ia a n tig u a a d o p t a d o s d e l
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural All
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(3 0 7 ) C u a d r o c o m p a r a ti v o d e s i g n o s g r á f ic o s g l a g o l í t i c o s y c ir íl ic o s
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480 Historia universal de la escritura
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semítica sin (hebreo 0). El ductus, y con ello las formas de los signos gráfi
cos glagolíticos, son distintos en Macedonia y en Croacia: el tipo de escritu
ra macedonia antigua (búlgara antigua) es redondeado (il. 308), mientras el
tipo croata (ilirio) es más bien anguloso (il. 309). Ambas versiones de la
escritura glagolítica tienen en común el hecho de que los signos individuales
no se unan entre sí por medio de ligaduras; esto distingue netamente a la
glagólica de la escritura minúscula griega coetánea.
Mucho más clara es la situación en el caso de la escritura cirílica, cuyo
nombre es verdaderamente injustificado; y es que hoy se sabe que no fue el
propio Cirilo quien desarrolló esta modalidad gráfica, que es más reciente que
el glagolítico. Es seguro que una invención gráfica se remonta a Cirilo, pero
se trata de la glagólica. Aunque la leyenda pone la variedad cirílica de la
escritura eslava en relación con el apóstol de los eslavos, dicha variedad fue
creada por uno de sus discípulos, Clemente de Ohrid (a orillas del lago de
Ohrid, en la Macedonia occidental). La derivación de la cirílica a partir de la
escritura mayúscula (uncial) griega contemporánea es patente, y la mayoría
de signos gráficos cirílicos es de origen griego (il. 310). Algunos signos se
han adoptado de la glagólica; en algunos casos se desconoce el origen de los
signos, así en el caso del llamado signo «duro» ( rb), del signo «blando» ( b)
y de las vocales nasales que todavía aparecen en eslavo eclesiástico. La ver
sión más antigua de la cirílica exhibe un ductus, llamado ustav, en el que cada
letra individual tiene la misma altura y anchura (il. 311). Más tarde se desa
rrolla un ductus modificado, poluustav («semi-ustav»), en el que se ha aban
donado el viejo principio de equilibrio geométrico y una parte de los signos
se escriben de forma netamente redondeada. Este ductus se encuentra muy
pronto en manuscritos eslavos meridionales (il. 312).
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 481
(3 0 9 ) M i s a l c o n te x to c r o a ta g l a g o l i t i c o y m in ia tu r a ( 1 4 0 5 )
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482 Historia universal de la escritura
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(311) Ut más antigua inscripción en cirílico: inscripción ilei zar Samuel en una
lápida sepulcral a orillas del lago de Prespa (Macedonia occidental), año 993
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(3 1 2 ) T ex to c i r í l i c o en un m a n u s c r ito e s l a v o m e r id i o n a l en poluustav (1 3 4 5 )
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Escritura, contacto linguistico e intercambio cultural 485
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486 Historia universal de la escritura
la escritura presabélica, exhibe los atributos más arcaicos. Parece que esta
modalidad gráfica se derivó originariamente del alfabeto proto-tirrènico, pero
que luego experimentó el influjo de un alfabeto griego de tipo oriental.
La difusión de todas las escrituras adriáticas (suditálicas) es limitada tanto
espacial como temporalmente. El auténtico salto decisivo en suelo italiano —
y más allá— se lo debe la escritura griega a la mediación etrusca. Es digno de
mención el hecho de que los etruscos no hayan adoptado el alfabeto de los
griegos de la Magna Grecia ni tampoco de los de Cime (Cumas), sino que el
conocimiento de la escritura ya se lo trajeron consigo cuando emigraron a
Italia desde el Egeo (ver cap. 6, A). Sin duda la ramificación etrusca de la
escritura griega hubiese, por su parte, seguido siendo tan desconocida como
cualquiera de los alfabetos adriáticos de no haberse convertido ella misma en
el modelo de sistemas de escritura productivos. Sólo dos de ellos son real
mente conocidos fuera de los círculos de especialistas, la escritura latina y la
escritura rúnica germánica (ver infra); pero junto a ellos surgió toda una
serie de modalidades regionales que se pueden hacer remontar, todas ellas, al
alfabeto etrusco. Si se considera la situación en Italia, es decir, sin tener en
cuenta la irradiación de la escritura alfabética hacia el exterior (por ejemplo,
en el ámbito lingüístico germánico), resulta que, por número de vástagos, la
escritura etrusca es el sistema más productivo en suelo italiano, más incluso
que el «alfabeto madre» griego en el sur de Italia. En estas viejas ramifica
ciones regionales (itálicas) del alfabeto etrusco se ha consignado, en los
siglos anteriores al cambio de era, un corpus escrito relativamente considera
ble. Sin embargo, todas estas escrituras fueron poco a poco desplazadas por
la modalidad latina, que a su vez es el más antiguo vástago del alfabeto etrus
co en Italia (ver cap. 6, pág. 317 sig.).
Algo más recientes son las escrituras umbra y osea, adaptadas para poner
por escrito dos lenguas itálicas antiguas de origen indoeuropeo y estrecha
mente emparentadas entre sí (Vetter, 1953). Estas modalidades gráficas se
derivaron del alfabeto etrusco en los siglos vi y v a. C. (il. 315). En el alfa
beto umbro hay dos signos adicionales, a saber, el correspondiente a r (refle
jado como rs en grafía latina; este sonido r del umbro, una r llamada apical,
era sin duda parecido al del checo) y el correspondiente a q (c). En el alfabe
to oseo se han añadido signos para los sonidos i y u, que carecen de signos
propios en etrusco. Aparte de los textos consignados en latín y en etrusco, la
transmisión escrita del oseo y del umbro es la de mayor volumen entre todas
las lenguas regionales de la antigua Italia. El umbro se conoce bien gracias a
E s c r itu r a , c o n t a c t o l in g ü í s t i c o e i n t e r c a m b i o c u l tu r a l 487
( 3 1 5 ) L a s e s c r itu r a s o s e a , u m b r a y f a l i s c a y su r e la c ió n c o n la e tr u s c a
Equivalencia
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488 Historia universal de la escritura
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T r a d u c c i ó n : «...que el superior o el cuestor propongan qué multa hay que imponer al sacerdo
te- Cuan grande sea la multa que exija la mayoría de los hermanos Atiedios que hayan acudi
do allí, tal sea el importe de la multa para el sacerdote.»
(Versión latina tomada de A. Montenegro, O se o y u m bro, Madrid, 1949, pág. 66.)
( 3 1 7 ) I n s c r ip c ió n d e d ic a t o r i a o s e a ( s ig lo II a. C .)
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d e d e d , ís íd u m p r ú f a tte d
T r a d u c c i ó n : «El dinero que V(ibius) Adiranus, (hijo de) V(ibius), ha dado en testamento a la
liga juvenil pompeyana, con este dinero V. Vincius, (hijo de) M(ara), el cuestor pompeyano, ha
hecho construir esta casa por decisión de la asamblea y la ha encontrado conforme.»
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 489
L as escrituras alpinas
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 491
La escritura rúnica
Durante mucho tiempo se tuvo a las escrituras alpinas por una «rama
muerta» en la evolución de las escrituras alfabéticas, pues aparentemente
habían dejado de tener significación alguna tras el avance de la escritura lati
na por el norte de Italia. En este siglo, la investigación que se ocupa de la
escritura ha hecho un descubrimiento en virtud del cual, por el contrario, se
atribuye a las escrituras alpinas un papel clave en la forja de un sistema grá
fico que estuvo una vez ampliamente difundido, pero que en el transcurso de
la Edad Media fue eliminado por el alfabeto latino, a saber, las r u n a s g e r m á
n i c a s . Durante mucho tiempo se pensó que las runas habían surgido, siguien
do el modelo del alfabeto griego, en la región costera del Mar Negro habita
da por los godos, y que desde allí se habrían difundido hacia el norte. Esta
hipótesis no es plausible porque los godos no conquistaron ciudades griegas
492 Historia universal de la escritura
( 3 1 9 ) I n s c r ip c ió n s e p u l c r a l v é n e ta c o n s e p a r a c ió n d e s í l a b a s p o r m e d io d e p u n to s
germánica, los signos gráficos son idénticos a los del alfabeto alpino. «En
estos alfabetos hijos del etrusco y nietos del griego, en los que la influencia
de la escritura latina se hizo cada vez más notoria, volvemos a encontrar par
ticularidades de la escritura rúnica y claras coincidencias, congruencias y
similitudes en el inventario de signos» (Klingenberg, 1969, 177). El noruego
C. Marstrander (1928) y el sueco-finés M. Hammarstróm (1929) formularon
una hipótesis que lleva sus nombres y según la cual ya hacia el 300 a. C. tri
bus germánicas alpinas habrían tenido conocimiento de una versión alpina del
alfabeto; el alfabeto rúnico, que desde comienzos de nuestra era estaba difun
dido por todo el mundo germánico, habría surgido siguiendo el modelo de la
escritura alpina (il. 321). En la más antigua versión de la escritura rúnica ya
aparecen los tres signos correspondientes a F, R y B, que se explican por un
influjo temprano de la escritura latina en la alpina.
Mientras que el alfabeto recibió este nombre por las dos primeras letras
griegas (alfa y beta), el nombre de la escritura rúnica es f u t h a r k , basado en las
seis primeras letras (F, U, TH, A, R, K). Hay que distinguir entre dos alfabe
tos rúnicos distintos: el antiguo futhark p a n g e r m á n i c o , que consta de 24 sig
nos y estuvo en uso entre los siglos i y vm, y el futhark n ó r d i c o , más recien
te, que consta sólo de 16 signos y se utilizó entre los siglos ix y xu (il. 322).
El más complejo de todos los alfabetos rúnicos fue el a n g l o s a j ó n , que com
prendía al principio 28 signos y más tarde se amplió a 33 (il. 323). Esta moda
lidad gráfica estuvo en uso hasta comienzos del siglo vm y se conoce gracias
a unas 60 inscripciones procedentes de Inglaterra y la antigua Frisia (il. 324).
Es evidente que en los primeros tiempos la escritura era preservada como un
arte secreto por un pequeño círculo de maestros expertos en las runas, pues
apenas tenemos unas 220 inscripciones en el alfabeto de 24 runas. Mucho
más frecuente fue el uso del futhark nórdico, pues se han conservado más de
5000 inscripciones (unas 3000 de ellas en Suecia) en este alfabeto más recien
te. Los hallazgos de inscripciones rúnicas se reparten por un enorme radio
geográfico, que se extiende hasta Islandia y Groenlandia por el norte,
Yugoslavia (Sarajevo) y las tierras bajas de Rumania por el sur, la costa atlán-
( 3 2 0 ) I n s c r ip c ió n r ú n ic a g e r m á n ic a e n un c a s c o d e b r o n c e p r o c e d e n t e d e N e g a u
( s ig lo n a. C .)
h a r i g a s ti t e i w a i « a l d i o s H a r ig a s t » (W o ta n )
494 Historia universal de la escritura
( 3 2 1 ) E l a lf a b e to r ú n ic o p a n g e r m á n ic o (fu th a r k a n tig u o ) y su r e la c ió n c o n la s
e s c r itu r a s a lp i n a s
Runas Runas
Signos gráficos Signos gráficos
Sonido Signo alpinos Sonido Signo alpinos
var. d e
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tica por el oeste y el lago Ladoga y el curso del río Dniéper por el este; es
decir, que se puede constatar la presencia de testimonios de la escritura rúni
ca dondequiera que haya habido asentamientos primitivos de tribus germá
nicas, así como en los lugares que más tarde alcanzaron en sus viajes los
vikingos.
El orden de sucesión de las letras del futhark es peculiar y no tiene parale
lo en ninguna otra escritura alfabética. También es evidente que los nombres
de los signos gráficos son la expresión de un simbolismo germánico que el
observador moderno no puede desentrañar. La nomenclatura es acrofónica:
el sonido inicial del nombre se corresponde con el valor fonético del signo
rúnico en cuestión. Los nombres de las runas se han conservado gracias a los
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 495
( 3 2 2 ) E l a lf a b e to r ú n ic o n ó r d ic o (fu th a r k r e c i e n te )
runas
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danesas y suecas
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496 Historia universal de la escritura
( 3 2 3 ) E l a lf a b e to r ú n ic o a n g lo s a jó n
Sonido
Sonido
Signo
Nombre Nombre
Signo
f fe o h n b beorc
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llamados poemas rúnicos en versión nórdica o anglosajona, pero sólo para los
signos del futhark reciente; por lo demás, también se puede reconstruir la
forma de los nombres correspondientes a la escritura rúnica pangermánica
(il. 325). De acuerdo con su significado, estos nombres guardan relación con
fenómenos naturales, con animales, con plantas y con el mundo divino; esta
forma particular de designar las letras recuerda a la nomenclatura celta para los
signos de la e s c r itu r a o g á m i c a (ver «área de influencia de la escritura latina»).
La relación con el mundo céltico queda patente también en la tradición según
la cual las runas —lo mismo que los signos ogámicos— eran «misteriosas». La
expresión «runa» (germánico común r u ñ ó , antiguo nórdico rú n , antiguo inglés
ru n , antiguo alto alemán r u n a , alto alemán medio r im e ) significa «secreto, mis
terio», y tiene su correspondencia tanto fonética como semántica en el antiguo
irlandés ru n («secreto, saber misterioso»).
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 497
(324) Inscripción Las runas eran —especialmente en la época más
en el l l a m a d o antigua— un medio esotérico de comunicación místi
«cuchi ll o d el
ca; la idea de escribir en modo alguno se entendía
Támesis »
como transmisión de información profana. El sentido
( s i g l o v m d. C\ )
de muchas inscripciones rúnicas sigue siendo oscuro,
incluso en el caso de que se puedan traducir palabra
por palabra. La lectura de runas no se debía entender
en el sentido moderno de «leer», como asociación
entre signos fonéticos y contenidos semánticos, sino
que se trataba de un auténtico «descifrar», de una elu
cidación e interpretación de textos a varios niveles.
Así, por ejemplo, en la inscripción que figura en la
fíbula de plata de Charnay, en la antigua Borgoña, se
exhorta al lector: rAf> runaR |)AR rAkinukutu («inter
preta (adivina) las runas, que proceden de potencias
divinas»). Desorientados por la superficialidad de cier
tas lecturas, en tiempos pasados se supuso que las
runas habían sido una escritura usual y que por medio
de la lengua se habían expresado informaciones profa
nas. Un ejemplo de tales interpretaciones erróneas lo
constituye la exegesis moderna de la inscripción que
figura en uno de los cuernos de oro de Gallehus (en las
proximidades de Tonder, Dinamarca), confeccionados
en torno al 400 d. C. (il. 326). Krause (1966, 9) cuenta
la «sencilla inscripción del artesano» entre los pocos
textos rúnicos con «un sentido inequívocamente profa
no». Desde luego que con la sencillez del texto mismo
nada hay que interpretar, pero si se tienen en cuenta
tanto el simbolismo de los signos numéricos asociados
con las letras, como la técnica compositiva de los dibu
jos y símbolos mágicos, son muchas las posiblidades
que se le abren al intérprete para un entendimiento más
a fondo del sentido. «El simbolismo numérico de los
signos fonéticos aparece de forma virtuosista. A la dis
posición del observador del cuerno rúnico estaba el
simbolismo numérico en los dibujos figurativos; podía
contar claramente las TRECE sílabas de la inscripción
o los signos rúnicos (dos veces TRECE) claramente
marcados con doble trazo y cincelados en el anillo
rúnico que rodea el cuerno de oro. Pero esta total y
completa matematicidad de la inscripción rúnica es
seguro que tampoco podía ni debía interesar nunca a
498 Historia universal de la escritura
( 3 2 5 ) L o s n o m b r e s d e la s r u n a s p a n g e r m á n i c a s ( r e c o n s tr u c c ió n )
( 3 2 6 ) C u e r n o d e o r o d e G a lle h u s ( D in a m a r c a ) c o n in s c r ip c i ó n y m o t iv o s
m i t o l ó g i c o s (c . 4 0 0 d. C .)
rúnica (a partir del siglo x) surgen también textos cristianos en futhark (ver
ejemplos en cap. 1). Pero la utilización de las runas en la Escandinavia cris
tiana es un fenómeno de transición, y en el siglo xm la escritura latina ya ha
desbancado por doquier al alfabeto rúnico tradicional.
De todos los pueblos de la Italia antigua a los que los etruscos transmitie
ron impulsos culturales, los latinos —que con orgullo se llamaban a sí mis
mos «romanos»— fueron los primeros en recibir los influjos foráneos y en
acomodarlos a su propia cultura. Si pensamos en la transmisión de la escritu
ra alfabética (ver cap. 6, pág. 317 sig.), vemos que los romanos fueron los
discípulos más diligentes de sus maestros etruscos, y en cuestión de unos
pocos siglos la cultura escrita romana había desplazado a todos los alfabetos
regionales de Italia, tolerando a su lado tan sólo la lengua culta griega, en
tanto que vehículo cultural del mismo rango que el latín. Y es que en el
corazón mismo del Imperio romano, en Roma, la educación y la civilización
se expresaban en griego lo mismo que en latín. La expansión político-militar
del Imperio Romano por todas las regiones de Italia y más allá de ella fue
paulatinamente convirtiendo el influjo cultural de Roma en una presión asi-
milatoria a la que también sucumbieron los etruscos. En lo que concierne a la
difusión de la escritura latina, ésta desempeñó el papel de factor de unifica
ción cultural; aunque no en el sentido de que los romanos hayan incitado a los
pueblos sometidos a utilizar el alfabeto latino para escribir sus lenguas regio-
500 Historia universal de la escritura
( 3 2 7 ) L a p i e d r a d e R d k (S u e c ia ) c o n e l te x to m á s la r g o q u e s e c o n o c e en e s c r itu r a
r ú n ic a ( s ig lo ¡x)
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 501
nales: allí donde se dejó sentir el influjo político romano, el latín se convirtió
en lengua oficial, y sólo en casos excepcionales se mantuvieron tradiciones
escritas regionales (por ejemplo la tradición escrita púnica y numídica en el
Norte de África).
La verdadera importancia del alfabeto latino para el desarrollo de la escri
tura en Occidente se revela cuando, tras el colapso del Imperio romano, esta
modalidad gráfica no sólo se mantiene, debido a la significación de la lengua
latina culta y de su literatura, sino que además es adoptada por numerosos
pueblos para poner por escrito sus lenguas maternas. Dicho de otro modo: el
periodo de auténtico dinamismo en lo que respecta a derivaciones gráficas del
alfabeto latino no comienza hasta época post-romana. Cuando, en el trans
curso de la Edad Media, los pueblos de la Europa occidental adoptan la escri
tura latina, ésta no es sólo un medio práctico de poner cosas por escrito, sino
también el símbolo de prestigio de la más poderosa fuerza espiritual del
mundo entonces civilizado: el Cristianismo. En Europa occidental la posición
del alfabeto latino era indiscutida, mientras que en el Este rivalizaban entre sí
las dos lenguas de cultura (griego y latín) y sus sistemas de escritura respec
tivos. A esta rivalidad en el Imperio romano de Oriente (Bizancio) se la ha
llamado con razón «lucha de lenguas mundiales» (Zilliacus, 1935). Pero ya
antes de la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453 se perfilaba un
debilitamiento de la cultura escrita griega en favor de la latina, un proceso
que fue interrumpido por el avance de los otomanos por el sur de Europa.
A pesar de la enorme presión civilizadora de la cultura latino-romana, en
la época en la que el Imperio romano experimenta su máxima expansión terri
torial se desarrolla en la periferia noroccidental del dominio romano una cul
tura escrita autónoma. Entre las provincias romanas se contaba también
Britania, cuyo frontera septentrional llegaba en tiempos del emperador
Adriano (76-138 d. C.) hasta el sur de Escocia (línea Carlisle-Newcastle).
Sólo la mayor de las islas británicas estaba bajo administración romana y
sometida al influjo cultural directo del latín; sin embargo, la isla vecina,
Irlanda, quedaba fuera del dominio romano, y los irlandeses seguían aferra
dos a sus ritos célticos en una época en la que los celtas británicos —empa
rentados lingüísticamente con ellos— estaban ya cristianizados. El cristianis
mo se difundió por la provincia romana de Britania en el transcurso de los
siglos ni y iv, no llegando a Irlanda hasta tiempos post-romanos (siglo v). A
pesar de su aislamiento en el marco del mundo romano, fueron muchos y
variados los impulsos culturales que, procedentes de Britania y de las Galias,
llegaron hasta los celtas de Irlanda, entre ellos el arte de la escritura. El alfa
beto latino era la encarnación misma de la escritura, ya que esta modalidad
gráfica era la única en uso en aquella época en la Europa noroccidental. En
Irlanda se repite un proceso de creación de una escritura similar al que había
tenido lugar ya algunos siglos antes en el Norte de Africa; allí se había desa-
502 Historia universal de la escritura
( 3 2 9 ) I n s c r ip c ió n l a t ín - ir l a n d é s e n a lf a b e t o la tin o y e s c r itu r a o g á m i c a
(3 3 1 ) E s c r itu r a m in ú s c u la ir la n d e s a d e l s i g l o vin ( te x to d e l S a l t e r io d e S a la b e r g a )
( 3 3 2 ) L e tr a d e im p r e n ta ir la n d e s a m o d e r n a
Cathach de Dublín)» (Jensen, 1969, 521). En el transcurso del siglo vn, con
el arrinconamiento del alfabeto ogámico, no sólo asistimos a la unificación de
los usos escritos en Irlanda, sino también, al mismo tiempo, a una diferencia
ción en el uso de la escritura latina como tal. Y es que junto a la escritura
libraría (il. 330) se desarrolla una escritura para el uso cotidiano, la minúscu
la medieval (il. 331). De este estilo gráfico surge una cursiva cuyas formas,
en lo esencial, se han conservado desde la Edad Media (siglos xi/ xii) hasta
hoy (il. 332).
( 3 3 3 ) F a s e s e v o lu t iv a s d e la e s c r itu r a la tin a en E u r o p a o c c id e n t a l
Î
Bastarda alemana s 18 4a
T
Court hand s 16
Round hand s. 17
T
Chancery hand s 17
T
Bâtarde coulée s 17
T
Redondillas 16
*î
Antiqua cursiva s 15
î
Cancillerescas. 15
E S C R ITU R A S R E G IO N A LE S
Minúscula precarolingia s. 8
Anglosajona s 8
Irlandesa s 7
Visigótica-toledana s 6
Merovingia s 7
Galo-céltica s 5
Beneventana s 9
Longobàrdica s 9
Semicursiva itálica s 6
Curial s 4
t +
Cursiva romana reciente s 3
Cursiva romana antigua s. 2
-r— C A M B IO DE ER A
Cursiva griega s 3 Uncial griega s 3 ---------------------- J
r
Capital griega s 6 Runas 100a c - 1 0 0 d e
t
Escritura epigráfica griega s 9
508 H i s t o r i a u n i v e r s a l d e la e s c r itu r ,
( 3 3 4 ) E s c r itu r a r o m a n a m o n u m e n ta l ( d e t a l l e d e l M o n u m e n tu m A n c y r a n u m ;
s i g l o i d. C .)
( 3 3 6 ) I n s c r ip c ió n d e P o m p e y a e n e s c r itu r a c u r s iv a la tin a
T * M f h \ / ir cXc\
«HOSPES ADHUC TUMULI NIME1AS OSSA PREC / NAM SIVIS HUIC GRATIOR ESSE CACA
/ VRTICAE MONUMENTA VIDES DISCEDE CACATOR / NON EST HIC TVTVM CVLV APE-
RIRE TIBI» (Amigo, los huesos te ruegan que no mees aquí en el túmulo / Conque si quieres ser ama
ble con este que está aquí, ¡caga! / Tumbas de ortigas es lo que ves: lárgate, cagón / Es peligroso des-
cubrir aquí tu culo.)
( 3 3 7 ) D e ta ll e d e l te x to d e l C a n ta r d e H i ld e b r a n d en m in ú s c u la c a r o lin g ia ( s ig lo tx)
( 3 3 8 ) V a r ia n te s d e l e s t il o g ó t i c o ( c f il. 3 3 3 )
R a fe a s ^ £ %
© O i G f C O Cotufa
pos. Las lenguas que se escriben en alfabeto latino pertenecen a las más diver
sas familias lingüísticas y poseen sistemas fonológicos extremadamente dis
tintos. El maorí de Nueva Zelanda, una lengua polinesia, se basta con un
mínimo de signos gráficos gracias a la sencillez de su estructura fonológica
(ver cap. 3). En cambio la escritura del saamí o lapón (una lengua ugrofine
sa) con letras latinas resulta extremadamente dificultosa, pues la estructura
fonológica de los dialectos lapones se cuenta entre las más complicadas del
mundo (Guttorm/Holmberg, 1984-87). Entre las lenguas que utilizan el alfa
beto latino figuran muchas que, desde el punto de vista del centroeuropeo,
resultan verdaderamente «exóticas», por ejemplo el esquimal de Groenlandia,
el vietnamita (ver cap. 3), el havayano o el suahelí [swahili] del África sudo-
riental. También en América, desde, los comienzos de la época colonial
española (siglo xvi), la escritura latina se ha difundido a una gran cantidad de
lenguas autóctonas. Un ejemplo de ello es el quechua, todavía hoy en uso
desde el sur de Colombia hasta el norte de Chile. En tiempos prehispánicos el
quechua, lengua de los incas, no se escribía; su entrada en la escritura se pro
dujo en tiempos del dominio colonial español, y bajo la influencia de la cul
tura escrita española, el alfabeto latino era la única alternativa gráfica (il.
340).
El mayor número de lenguas escritas en grafía de base latina no lo encon
tramos en Europa, tampoco en Asia o América, sino, en África, donde ya
durante el periodo colonial se introdujo la escritura para más de 200 varieda
des lingüísticas. Comparado con el número total de lenguas de este continen
te, estimado en bastante más de mil (Fivaz/Scott, 1977, XXVII), esto es sólo
una pequeña parte. A menudo los signos gráficos del alfabeto latino no bas
taban para reflejar con exactitud todos los fonemas de variedades lingüísticas
regionales, de modo que se desarrolló una serie de diversos sistemas para
poner por escrito lenguas africanas. En los años 20 de este siglo el «Interna
tional Institute of African Languages and Cultures» elaboró propuestas para
la unificación de las escrituras latinas, y hacia 1955 se crearon en el territorio
colonial británico unas normas gráficas unitarias basadas en dichas propues
tas. En una conferencia de la UNESCO celebrada en 1966 el sistema gráfico
se amplió a una serie de lenguas, y desde entonces el «alfabeto africano» se
utiliza también para el mandinga, fulaní, tuareg, songái [songhai-zarma],
hausa y canurí. «Un proyecto del International African Institute (IAI), comen
zado en 1979, se ha propuesto la tarea de recopilar todos los sistemas de escri
tura existentes en África para así alcanzar una base para una unificación real»
(Reh, 1981,547).
La historia de la diversificación horizontal de la escritura latina no siem
pre ni en todas partes presenta el aspecto de una expansión y avance conti
nuados de sus dominios. Ha habido épocas y regiones en las que predominó
el alfabeto latino y más tarde volvió a ser desplazado. Un ejemplo de ello es
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 513
( 3 4 0 ) P o e m a en q u e c h u a c o n e s tr o f a f i n a l en e s p a ñ o l
LA MARIPOSA LA MARIPOSA
Mariposaq rapritampis En la alita de una mariposa
warma yanai escribimuwan me ha escrito mi querida.
manaraqmi leyenichu Todavía no la he leído,
paqta waqaimanpas nispa pues podría hasta llorar.
picaflorpa rapritampis En la alita de un colibrí
warma yanai cartamuwan me ha enviado mi querida una carta.
manaraqmi qhawanichu Todavía no la he mirado,
paqta llakiymanpas nispa pues podría entristecerme.
palomita blanca, Palomita blanca,
di la verdad di la verdad
si me quieres si me quieres
no me olvidas no me olvidas
( 3 4 1 ) E l a lf a b e to la tin o p a r a le n g u a s
Aa Àà Bb Ce Ce Dd Ee Ff
n o r u s a s d e la U R S S ( a ñ o s v e in te
y tr e in t a ) G g H h I¡ Jj Kk Ll Mm Nn
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Qq Rr Ss $$ Ss T t Tt Uu 0 0 Pp Rr Ss $$ T t Uu V v
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b) A varo c ) B u r ia to
( 3 4 2 ) P á g in a d e l E v a n g e lio d e O s tr o m ir ( 1 0 5 6 )
H c A tK iB irn t
BA H E * B E
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rusa en el este del país, una ucraniana en el sur y una bielorrusa en el oeste. La
literatura eslava oriental de la Edad Media estuvo marcada por la impronta del
eslavo eclesiástico; cosa que no es de extrañar, teniendo en cuenta su origen y
estrecha conexión con la tradición meridional cristiano-macedonia (antiguo-
búlgara). De la época de la literatura de Kiev —especialmente de los siglos xi
y xn— datan los más antiguos monumentos eslavos orientales, el llamado
E v a n g e l i o d e O s t r o m i r del año 1056 (il. 342), la C r ó n i c a d e N é s t o r (escrita en
1113 y conservada sólo en copias del siglo XIV) y la codificación legal de la
R ú s s k a i a P r a v d a («derecho ruso»), compilada en los siglos xi y xn.
El año 1240 el reino de Kiev se derrumba ante el embate de los mongoles,
y Kiev resulta destruida. La destrucción también la sufren casi todos los
manuscritos medievales, de modo que sólo se ha conservado una pequeña
parte de aquella literatura original que fuera tan rica (ver s u p r a ) . En el ñores-
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 517
( 3 4 3 ) T e x to s e s c r i t o s en c o r t e z a d e a b e d u l, p r o c e d e n t e s d e N o v g o r o d
a ) C a r ta d e Z h iz o m ir a M ik u l c o n m o t iv o d e un p r o c e s o j u d i c i a l (d o c u m . n .° 109,
c o m ie n z o s d e l s i g l o x u )
b ) C a r ta d e S e m io n a su n o v ia (d o c u m . n .° 3 6 3 ; f i n a l e s d e l s i g l o x iv )
520
c ) O r a c ió n v e s p e r tin a c u y o te x to s e h a e s c r ito en v a r i o s f r a g m e n t o s d e c o r t e z a d e a b e d u l (d o c u m . n .° 4 1 9 , f i n a l e s d e l s i g lo x m )
BOMOJiaiiyo.ni.i.iuiMnwii
n oyjin c*kxa ii o .1 h om 0C0 y
k >m o.ia coy AbH hho xo bb
«Flecha de Dios (rayo), lú (¡enes diez nombres. Esta flecha es propiedad de Dios. Dios, el
juez, la dirige (la Hecha).»
( 3 4 5 ) E s c r itu r a c u r s iv a ru s a ( te x to d e l a ñ o 1 6 3 0 )
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522 Historia universal de la escritura
( 3 4 6 ) E l a lf a b e to c i r íl ic o m o d e r n o d e l r u s o
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 523
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524 Historia universal de la escritura
( 3 4 8 ) E l s i s te m a g r á f ic o c i r í l i c o p a r a e s c r i b i r e l ru m a n o
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Equivalencia
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526 Historia universal de la escritura
4Para todo este pasaje, téngase en cuenta que el original alemán está escrito antes de la desin
tegración de la URSS [N. d el T.].
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 527
(3 4 9 ) D ifu s ió n d e l c i r í l i c o y d e o tr o s s i s te m a s g r á f ic o s e n tr e la s le n g u a s d e la p a r t e
e u r o p e a d e la U R S S
Ucraniano + - -
Ruso blanco + - -
Lituano - + -
Letón - + -
Estonio - + -
Vepsio - 1931-1937 _
Ingrio - 1935-1937 -
( 3 5 0 ) S ig n o s e s p e c i a l e s en s i s t e m a s c i r í l i c o s p a r a le n g u a s n o r u s a s d e la U R S S
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 529
Hay pocas culturas escritas en el mundo que estén vinculadas a una men
talidad de base religiosa de una forma tan sólida y tenaz como lo está la árabe.
El modelo de cultura árabe se basa en la correlación de tres factores funda
mentales: u n a religión (el Islam) - u n a lengua (el árabe) - u n sistema de
escritura (el alfabeto árabe). Si se considera la especial conexión de la reli
gión con la variedad lingüística del árabe clásico, resulta que todos los com
ponentes de este patrón cultural son, en el genuino sentido de la palabra,
sagrados. El elemento sacro es también la clave para comprender el exclusi
vismo con el que el Islam —y con él la lengua y escritura árabes— se difun
dió por ámbitos culturales no árabes. Mientras que, desde la Antigüedad, la
Biblia sé ha seguido traduciendo a nuevas lenguas y se han consignado tex
tos cristianos en una gran cantidad de sistemas gráficos, el árabe es la única
lengua sagrada del Islam y la e s c r i t u r a á r a b e la única modalidad gráfica en
la que se redacta literatura islámica. El Corán sólo es reconocido en su ver
sión árabe original; entre los musulmanes estrictos, las traducciones al
alemán, inglés u otras lenguas carecen de autoridad. Sólo una de las lenguas
universales de creación artificial, el esperanto, se acepta como lengua de tra
ducción.
El modelo de cultura árabe se desarrolló en sus orígenes en el seno de la
comunidad lingüística árabe, pero muy pronto fue transferido a regiones de
población no árabe, por ejemplo a Persia con su población irania (indoeuro
pea), a Egipto con los coptos camitas, al Asia Menor de los pueblos turcos, al
interior de África, etc. La cultura escrita árabe está tan poco vinculada como
el Islam a un grupo étnico determinado, diferenciándose de forma fundamen
tal, en este aspecto, de la comunidad cultural judía o armenia, para las que
opera una cuádruple correlación de factores culturales definitorios: un pue-
blo/una religión/una lengua (sagrada)/una escritura. En lo que respecta a la
cultura escrita judeo-hebrea, por lo demás, la situación especial de la comu-
530 Historia universal de la escritura
(3 5 1 ) S is te m a s g r á f i c o s d e l c a r a í m i c o
Alfabeto
latino
Alfabeto Alfabeto
ruso hebreo (irafia Grafía
polaea lituana
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 531
nidad lingüística de los caraimos hay que considerarla como algo excepcio
nal (ver «área de influencia del cirílico»). Quizá sea precisamente la peculiar
combinación del elemento sagrado —firme y exclusivo— con la libertad de
movimientos sin barreras de nacionalidad aquello que confiere a la cultura
islámica su sello inconfundible.
Con su exclusivismo en el terreno de lo sagrado, la expansión islámica
trajo consigo considerables restricciones para las culturas regionales no islá
micas. En Egipto, por ejemplo, a la comunidad de los coptos cristianos se le
permitió subsistir sólo porque la Iglesia copta pudo asegurar su continuidad
por medio de negociaciones con los árabes. Los soberanos musulmanes de
Egipto se hicieron pagar esta concesión por medio de un tributo adicional
impuesto a los cristianos («impuesto de religión»). También en otras regiones
el Islam tuvo efectos destructivos en las culturas locales, y de forma general.
Cuando los árabes penetraron en Nubia, las comunidades cristianas de esta
zona se disolvieron rápidamente y la vieja cultura escrita nubia, floreciente en
otro tiempo, se extinguió. No era sencillo asegurar la continuidad de la len
gua literaria nubia por medio de una «reconversión» que hiciera de ella el
vehículo de la nueva cultura islámica; un traspaso de esta naturaleza era
impensable. «Una traducción del Corán partiendo del árabe, la lengua de la
revelación divina, no se planteaba en absoluto. De ahí que, para las culturas
marcadas por el Islam, la única lengua digna de ser estudiada fuera el árabe
«clásico», la lengua en la que el ángel habló al profeta Mahoma. Lo cual,
dicho sea de paso, en principio no significaba en modo alguno el menospre
cio de otras lenguas» (Wolff, 1981a, 19).
Por otra parte, el Islam no era portador de prejuicios raciales, pues esta
religión estaba abierta a los miembros de todos los pueblos. Con su libertad
de movimientos no vinculada étnicamente, la mentalidad islámica permitió el
despliegue de culturas regionales de pueblos no árabes marcados por el Islam,
y la adaptación de la escritura árabe para poner por escrito lenguas no árabes.
Esto era más que un mero hueco que se concedía a las culturas regionales. En
muchas regiones no árabes en las que surgieron sociedades islamizadas se
desarrolló una cultura escrita regional que, por un lado, incluía el árabe en
tanto que lengua sagrada, vehículo de las ciencias y lengua literaria, y por
otro lado permitía que lenguas cultas autóctonas desempeñaran una serie de
funciones sociales en la vida pública y privada. Teniendo en cuenta la idea —
de raíz religiosa— según la cual la escritura árabe era la más excelsa de las
modalidades gráficas, es fácil de comprender que ésta sirviese para escribir
lenguas regionales. Relativamente modestos se presentan los comienzos de
una literatura en suahelí, para la que se introdujo la escritura árabe hacia
mediados del siglo xvn; los manuscritos más antiguos conservados datan de
finales del siglo xvm. También el bausa, la más importante entre las lenguas
del grupo chádico, después de ponerse por escrito por primera vez, tuvo un
532 Historia universal de la escritura
ámbito de vigencia que ni de lejos se puede comparar con el del árabe. Muy
distinto era el aspecto que ofrecía la situación de las lenguas regionales y
árabe en Fersia o en el Imperio otomano, donde también en las lenguas nacio
nales —además de en árabe— se compuso una rica literatura.
De forma similar a lo que ocurre en el caso de otras modalidades gráficas
importantes y de amplia difusión (p. ej. la escritura china, aramea, latina), la
historia de la escritura árabe viene determinada por las tendencias evolutivas
de su diversificación tanto vertical (es decir, interior-estilística) como hori
zontal (es decir, externa-territorial). Con el trasfondo de la utilización de ver
siones gráficas árabes más antiguas, como la angulosa e s c r i t u r a m a s q y la
cursiva e s c r i t u r a m a ' i l (ver cap. 6, B), que desde el siglo vil van siendo des
plazadas poco a poco por la cúfica, la innovación más importante y de mayor
alcance en la historia de la escritura árabe es la creación de la e s c r i t u r a c u r
s i v a c l á s i c a en el siglo x. «El propio visir Ibn Muqla (886-940 d. C.), activo
en tiempos del califa abasí al-Muqtadir, era artista, calígrafo y autor; se le
considera el inventor de la cursiva clásica. Su objetivo era la unificación de
la imagen gráfica en el conjunto del Imperio árabe-islámico. Para el desarro
llo de sus escrituras se sirvió de los nuevos métodos científicos, utilizó
medios geométricos como el círculo, la recta o el punto y tuvo en considera
ción el ritmo de los movimientos de la mano. Los modelos de letras elabora
dos por él se plasmaron en dos modalidades cursivas, t u l u t y n a s j i . Sus nor
mas siguen estando vigentes hoy día para el arte de la caligrafía de ambas
escrituras. Sus discípulos crearon, basándose en la nueva caligrafía, un estilo
corriente que hoy pervive en la letra de imprenta árabe» (Al Samman, 1988b,
73). Por su parte, la escritura n a s j i ha dado lugar a estilos regionales, espe
cialmente en las regiones orientales del ámbito cultural árabe. Desde el punto
de vista histórico destacan el estilo persa n e s t a ' l i q (il. 352) y el estilo t a ' l i q
utilizado en el Imperio otomano (il. 353).
En las regiones occidentales (es decir, en el norte y el interior de África,
en la península Ibérica), se desarrollaron en el curso de la Edad Media diver
sos estilos gráficos regionales cuyos vástagos perviven en época moderna.
Estas variedades, históricas y recientes, de la escritura árabe se engloban bajo
la denominación de e s c r i t u r a m a g r e b í (ár. m a g r i b i «occidental»). En un prin
cipio había dos estilos regionales, uno forjado en el Norte de África entre los
siglos vn y xii (e s c r i t u r a f a s i , así llamada por la ciudad de Fez o Faz en
Marruecos) y el otro en la España islámica entre los siglos x y xvi (e s c r i t u r a
q u r t u b i y que recibe su nombre de la ciudad de Córdoba). Hasta la expulsión
definitiva de los moros del Sur de España en el año 1609, la escritura q u r t u b h
que también recibe el nombre de escritura andalusí (por la región de
Andalucía), estuvo en uso en suelo europeo. Más tarde este estilo desempeñó
un papel importante en Marruecos junto a la escritura f a s i . A partir de estas
dos variantes principales de la escritura árabe occidental se desarrolló una
( 3 5 2 ) E l e s t il o p e r s a nesta4liq d e la e s c r itu r a nasjl ( te x to y m in ia tu r a d e l s i g lo x iv )
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural
533
534 Historia universal de la escriture
nueva forma cursiva, que está en uso como escritura magrebí moderna. Todas
estas modalidades gráficas se remontan a una variedad histórica regional de
escritura árabe, la e s c r i t u r a q a i r a w á n i . Esta forma gráfica recibe su nombre
de la escuela (madrasa) islámica medieval de Qairawán (en la actual Tunicia),
donde en el siglo vn tuvo su punto de partida la cultura escrita del Occidente
—como continuación de la tradición gráfica oriental (escritura cúfica)—.
La España mora se convierte en la Edad Media en un destacado foco de
irradiación cultural, importante no sólo para el desarrollo de la cultura árabe
y de la historia de la escritura árabe en general, sino también para la transmi
sión del saber árabe a la Europa cristiana. «Las célebres escuelas árabes de
Córdoba, Sevilla y Toledo atrajeron a estudiantes de muchos pueblos occi
dentales. En Toledo se fundó bajo el patrocinio del arzobispo Raimundo una
escuela de traductores (1130) para traducir obras islámicas del árabe al latín.
Esta actividad se extendió a lo largo de los siglos xn, xm y xiv. (...) En rela
ción con España no debemos olvidar el destacado papel de los judíos, que tra
dujeron muchas obras árabes al hebreo o al latín» (Al Samman, 1988a, 13).
En España el árabe sirvió de lengua sagrada, literaria y científica. También las
lenguas vulgares (románicas) de la península Ibérica se vieron sometidas a la
intensa influencia de esta lengua de alta cultura. Con un trasfondo histórico-
cultural semejante, resulta comprensible que los más antiguos testimonios
escritos del español se hayan consignado en escritura árabe; se trata de estro
fas finales en español arcaico (jarchas) que los poetas árabes andalusíes
añadían a sus poemas líricos escritos en árabe (moaxajas). Durante la época
islámica también el portugués se puso repetidas veces por escrito en escritu
ra árabe (il. 354).
La escritura ocasional del español y portugués en grafía árabe estuvo limi
tada al periodo de influjo cultural árabe. También tiene significación históri
ca la utilización del alfabeto árabe para reproducir el s u a h e l í , para el que hoy
en día se usa la escritura latina. En cambio, en otras regiones del mundo se
siguen hasta hoy escribiendo lenguas no semíticas en escritura árabe, así el
b a u s a en el África interior, el f a r s i (persa) en Irán o el u r d ú en India. Un sig
nificado histórico —a veces reciente— es el que tiene el alfabeto árabe en
diversas regiones que pertenecieron al territorio de la URSS. El influjo islá
mico llegó hasta la Europa oriental de los tártaros, con su centro cultural de
Kazán, a orillas del Volga. Hasta los años 20 de este siglo los tártaros del
Volga y de Crimea escribieron sus lenguas maternas en escritura árabe.
También en el Cáucaso, con su babélica maraña de lenguas, se hizo sentir la
influencia árabe durante siglos. Un ejemplo «exótico» del papel desempeña
do por la escritura árabe en esta zona es el alfabeto creado en 1853 por Umar
Bersej para el circasiano (adigué), una lengua caucásica (il. 355).
En tiempos pasados toda el Asia Central fue una zona de floreciente cul
tura islámica y un destacado dominio de influencia de la lengua árabe; así era
536 Historia universal de la escritura
( 3 5 4 ) E je m p lo d e te x to p o r t u g u é s en e s c r itu r a á r a b e ( s ig lo x v i)
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todavía a principios del siglo xx. Hoy la escritura árabe tan sólo sigue en uso
entre un pequeño grupo de clérigos islámicos cuyo centro espiritual-religioso
tiene su sede en Tashkent. En cambio, la religión islámica ha seguido siendo
hasta tiempos modernos un importante factor de identidad cultural. En las
repúblicas ex-soviéticas asiáticas, ni siquiera la agresiva campaña antiislámi
ca de Stalin pudo extinguir el patrimonio cultural musulmán, de profundas
raíces. Las mezquitas y escuelas islámicas destruidas por los estalinistas en
los años 30 se han reconstruido y restaurado (Samarkand, 1986). Es cierto
que muchos de los edificios históricos sirven como centros de exposiciones y
museos, pero las mezquitas abiertas siguen atrayendo de forma regular a
musulmanes creyentes. Una atracción especial para turistas occidentales —de
la que las autoridades soviéticas, por razones fáciles de comprender, no
hacían publicidad— es la congregación de musulmanes (ex-)soviéticos para
la oración en alguna de las mezquitas de Samarcanda o de Bujara. Desde los
tiempos de la islamización hasta la campaña de latinización en los años 20 de
este siglo, la escritura árabe fue el medio más importante para la tarea de
poner por escrito las lenguas autóctonas. Entre ellas se cuentan sobre todo
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 537
( 3 5 5 ) E l a lf a b e to c r e a d o p o r U m n r o • .. . . . . , ..
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L a escritura sogdiana
Otra modalidad gráfica parecida a la siriaca fue la que se utilizó para con
signar textos budistas y cristianos en una lengua irania, el s o g d i a n o . El sog-
diano tiene su continuación en el yagnobí, cuyos hablantes viven al noreste
de Bujara (Bogoljubov, 1966). Originalmente los sogdios habitaban grandes
zonas del Asia Central, pero a partir del siglo i a. C. se vieron desplazados
hacia el este por las migraciones de tribus turcas; a los sogdios que más tarde
se asentaron en el noroeste de la India se los llamó también indo-escitas. Los
textos más antiguos (cartas) datan del siglo n d. C., por lo demás la mayoría
de los manuscritos son mucho más recientes. Aunque a la escritura sogdiana,
que se lee de derecha a izquierda, se le ha puesto este nombre por su cone
xión con esta lengua irania, también se la utilizó para escribir el turco (il.
358). Lo mismo que la maniquea, la modalidad gráfica sogdiana recuerda a la
siriaca, aunque también en este caso hay que suponer que la fuente directa ha
sido una variedad del alfabeto consonántico arameo (il. 359).
L a escritura uigur
Hoy en día la mayoría de los uigures, que hablan una lengua turca, viven
en la región fronteriza de la China noroccidental; una pequeña parte de la
población vive en el este del Kazajistán, en el lado ex-soviético. Este pueblo
turco ha tenido, ya en el primer milenio d. C., un orden social diferenciado y
un temprano reino cuyo centro político y cultural fue el oasis de Turfán.
También la cultura escrita de los uigures es muy antigua y se puede seguir su
Historia universal de la escritut
( 3 5 7 ) T ex to m e d ie v a l, en le n g u a tu r c a y e s c r itu r a m a n iq u e a , p r o c e d e n t e
del Turquestán
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 543
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 545
estuvo en uso hasta el siglo xv en las cancillerías del Imperio mundial mon
gol (il. 362).
A causa de su amplia difusión de antaño y de su significación histórica, la
escritura uigur despertó pronto — en concreto, en la segunda mitad del siglo
xvm— el interés de los estudiosos de la cultura. En los albores del siglo xix
se creía conocer el origen de esta modalidad gráfica, y se la hacía derivar de
la variedad nestoriana de la escritura siriaca. Esta derivación parecía encon
trar un apoyo fehaciente en el hecho de que misioneros cristianos proceden
tes de Siria, pertenecientes a la confesión nestoriana, hubiesen cristianizado
en el siglo vil a los uigures y les hubiesen transmitido su escritura. Pero los
H* DE LA ESCRITURA - 18
546 Historia universal de la escritura
1. ne ic tas biliklik ej hakk ul jaqin kózümdin jiraqsín kongülke jaqin. 2. baríng bilkülük sen kün ajdin
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«1. Conociendo todo lo interior y lo exterior, todo está claro para ti; alejado de mis ojos, estás cerca
de mi corazón.
2. Tu totalidad es ciencia, más clara que el sol y la luna; no hay espíritu ni alabanza que baste a des
cribirlo», etc.
L as e sc r it u r a s m o n g ó l ic a s
( 3 6 2 ) V a r ia n te s g r á f i c a s d e l u ig u r
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550 Historia universal de la escritura
( 3 6 5 ) E je m p lo d e te x to m o n g o l d e l s i g l o x x
mico se logró en el año 1648 gracias al lama Zaya Pandit (en realidad bLo-
bzañ-p‘rin-las). También se habla de la forma de escritura «zaya-pandítica»,
que los calmicos que emigraron a la Europa oriental en el el siglo xvn lleva
ron consigo hasta sus nuevas zonas de asentamiento en el bajo Volga y el pie-
demonte del Cáucaso. Hasta 1924 la escritura mongólica estuvo en uso entre
los calmicos de Europa, después se cambió a la cirílica. Entre 1931 y 1938 la
planificación lingüística soviética experimentó con la escritura latina para
escribir el calmico (il. 367 a); después de eso se logró cambiar de nuevo a la
cirílica (il. 367 b). La rama buriata de la escritura mongólica no surgió hasta
muy tarde, concretamente a comienzos del siglo xx. La creación de esta
variedad gráfica regional también se remonta a la iniciativa de una sola per
sona, que fue el lama Agvan Dordjiev (nombre ruso de Nag-dbañ rDo-rje).
Antes de la I Guerra Mundial se imprimieron algunos pocos textos en escri
tura buriata. Los trastornos políticos que siguieron a la Revolución de octu
bre de 1917 tuvieron profundas consecuencias también para los pueblos
mongólicos. Más pronto o más tarde, la escritura autóctona cayó por doquier
en desuso, siendo primero sustituida por versiones de la grafía latina y des-
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 551
( 3 6 6 ) L a e s c r itu r a m o n g ó lic a y s u s r a m if ic a c io n e s
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552 Historia universal de la escritura
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( 3 6 8 ) T ex to m o n g o l en e s c r itu r a c ir íl ic a
pués del alfabeto cirílico. Desde 1938 los calmicos (o calmucos) y buriatos
escriben en cirílico; en los años 40 el cirílico se va imponiendo también en
Mongolia, donde en 1950 se lo declara escritura oficial de la República
Popular de Mongolia (il. 368).
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 553
( 3 6 9 ) S ig n o s a d i c i o n a l e s d e la e s c r itu r a m a n c h ú
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 557
( 3 7 3 ) I n s c r ip c ió n h ú n g a r a en « e s c r itu r a in c is a » , p r o c e d e n t e d e E s ta m b u l
( 3 7 4 ) L o s s i g n o s d e la e s c r itu r a p a le o - h ú n g a r a s e g ú n e l a lf a b e to d e N ik o ls b u r g
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mal externo sólo es demostrable sin sombra de duda en el caso de trece sig
nos (compárese il. 374 con il. 371). Por lo demás, la escritura siberiana pare
ce ser la única que podría asociarse con la escritura incisa de los Székler, que
a su vez está completamente aislada en la Europa central. La suposición de
que la escritura incisa de los húngaros de Transilvania pudiese haberse deri
vado de la escritura paleo-turca de Siberia se ve apoyada por el hecho, com
probado históricamente, de que hubo una emigración común de tribus turcas
(entre otras los Ongur, de donde el nombre de Hungría) y de grupos de tribus
húngaras (siete tribus y los Székler como octava) desde la estepa rusa meri
dional hasta la cuenca del Danubio. Las divergencias entre ambos sistemas de
escritura podrían explicarse por la circunstancia de que la escritura paleo-
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 559
( 3 7 5 ) I n s c r ip c ió n e c l e s i á s t i c a p r o c e d e n t e d e T r a n s ilv a n ia e n « e s c r itu r a
in c is a h ú n g a r a »
turca fuese transmitida a los Székler por los cabaros turcos —más tarde hun-
garizados— y los jázaros (ver cap. 6, B), con los que los húngaros estuvieron
en estrecho contacto. Es claro que los Székler sólo utilizaron la escritura inci
sa para uso interno de su tribu, pues desde la cristianización, a finales del
siglo ix, el único medio escrito de los húngaros fue el alfabeto latino, con el
que al principio se escribía sólo el latín y más tarde se escribió también la len
gua popular (húngaro).
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Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural
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CANARÉS
monumentos del siglo 11. Estas modalidades gráficas, que se han formado
como variedades de la antigua escritura brahmí, estuvieron poco tiempo en
uso. Otra variante es la escritura gupta, documentada epigráficamente por pri
mera vez en el siglo iv (il. 377), y que es el resultado de una reforma de la
escritura brahmí en tiempos de la dinastía Gupta de Magadha. La escritura
gupta alcanzó importancia suprarregional, y basándose en ella surgieron nue
vas variedades cursivas regionales. Entre éstas se cuenta la escritura saca
(gupta cursiva del Asia central), que fue además la modalidad en la que se
consignaron en el siglo vn textos en lengua tocaría (il. 378). Los uigures del
Asia Central utilizaron diversas modalidades gráficas, tanto la escritura lla
mada uigur, derivada de la sogdiana y de la que ya se habló (ver supra), como
también una variante del alfabeto gupta (ver il. 377). Otra variedad gráfica,
«caracterizada por cuñas en los trazos verticales de las letras» (Jensen, 1969,
365), es la escritura siddhamàtrkà, cuyos testimonios —inscripciones en pie
dra, manuscritos de hoja de palma— datan de los siglos vi y vu (ver il. 377).
La derivación alto-medieval más importante de la escritura gupta es la
escritura nagari, surgida en el noroeste de la India en el siglo vu; a partir del
siglo xi esta modalidad gráfica recibe el nombre de devanágari (significado
poco claro, quizá «escritura de la ciudad de los dioses»). Pronto se difunde a
escala interregional y durante la Edad Media se convierte en la variedad grá
fica más importante de la India (il. 379). En la región de Bombay surgió una
E s c r itu r a , c o n t a c t o l in g ü í s t i c o e i n t e r c a m b i o c u l tu r a l 563
( 3 7 7 ) A lf a b e t o s in d io s s e p t e n tr i o n a le s (I)
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(3 8 0 ) T ex to sánscrito en e s c r i t u r a d e v a n a g a r i ( D h a r m a s á s t r a d e Y á jñ a v a lk y a II, I )
i^ i i »j H R ui th ) M ^ íl* i íc i^ r s tr ií u ^ ii
v y a v a h d r á n n r p a h p a é y e d v id v a d b h ir b r á h m a y a ih s a h a |
d h a r m a é á s tr á n u s á r e n a k r o d h a lo b h a v iv a r jita h ||
«El rey debe examinar los procesos con brahmanes expertos, según lo prescrito en los
libros de derecho, libre de ira y de interés (sine ira et studio).»
(3 8 1 ) A lf a b e t o s in d io s s e p t e n tr i o n a le s (II)
Takri Land&
á&rad& C.achc- Gur-
Hquivalcncia
804 mir Jaun- Cha- Khu- hscritura Multani mukhi
sari meáli dáwftdi Sindí
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568 Historia universal de la escritura
(3 8 2 ) A lf a b e t o s in d io s s e p t e n tr i o n a le s (III)
Equivalencia
Equivalencia
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S ig lo XI
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S ig lo XI
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b e n g a li
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(3 8 3 ) T ex to b e n g a l i en e s c r itu r a b e n g a l i
^51*13 «r «
Escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 569
(3 8 4 ) T ex to e n e s c r itu r a o r i y a
( 3 8 5 ) T exto en e s c r itu r a g u y a r a t í
• \ V .o
escribir el oriya (il. 384), la escritura guyaratípara la lengua del mismo nom
bre (il. 385), la escritura kaithi usual en Bengala y además la escritura mani-
purí, con la que antes se escribía en Birmania la lengua de los meitéi [meit-
hei] (en su lugar es hoy habitual la escritura bengalí).
El camino que llevó a la escritura —y más concretamente a una modalidad
cercana al tipo nagari— hasta el Tíbet pasó por el Turquestán, pues los
manuscritos tibetanos más antiguos, de los siglos vm y ix, proceden de
monasterios de dicha región (Scharlipp, 1984). En este sentido, la investiga
ción moderna disiente de la vieja tradición de los tibetanos, según la cual la
escritura llegó directamente de la India al Tíbet. El tibetano se diferencia de
las lenguas indoeuropeas y drávidas en muchos aspectos. Lo mismo que len
guas sino-tibetanas emparentadas con él, como el chino, siamés y birmano, el
tibetano distingue diversas alturas tonales (ver cap. 4 sobre el chino). De
forma parecida a lo que ocurre en los usos gráficos chinos, los tonos quedan
sin consignar en la escritura tibetana, mientras que en siamés y en birmano
las diferencias tonales hallan su reflejo en la escritura. Otra peculiaridad de la
escritura tibetana es el hecho de marcar el fin de sílaba por medio de un punto
alto (tibet. tsheg). La escritura tibetana tiene dos modalidades básicas, la
escritura libraría y de imprenta (tibet. dbu-can «con cabezas») y la cursiva
(tibet. dbu-med «sin cabezas»). La cursiva se diversifica más, concretamente
en un estilo utilizado como escritura cancilleresca (tibet. tshugs-rin) y en la
modalidad llamada akhyug-yig (il. 386). En las muestras se distinguen las
profundas divergencias entre los distintos estilos gráficos (il. 387).
570 H i s t o r i a u n i v e r s a l d e la e s c r i t u r a
( 3 8 6 ) V a r ie d a d e s d e la e s c r itu r a ti b e ta n a
Equivalencia
Equivalencia
Tibetano Tibetano
Passepa
Passepa
Lepcha
Lepcha
Dbu- Dbu- ’akhyug Dbu- Dbu- ’akhyug-
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( 3 8 7 ) M u e s tr a s d e e s t i l o s g r á f i c o s t i b e t a n o s
a ) L a e s c r i t u r a l i b r a r i a y d e im p r e n ta ( d b u - c a n )
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b ) L a e s c r itu r a p a s s e p a
c ) L a e s c r itu r a c a n c i l l e r e s c a ( ts h u g s - r in )
d ) E l e s t i l o ’a k h y u g - y i g
572 H i s t o r i a u n i v e r s a l d e la e s c r i tu r a
( 3 8 8 ) T ex to d e la le n g u a r o n g en u n a v a r i e d a d d e la e s c r itu r a tib e ta n a
( 3 8 9 ) A lf a b e t o s in d io s s e p t e n tr i o n a le s (IV )
Pali A n t ig u o M o d e r n o
E q u iv a B o r o m a t A n t ig u o P a t im o - c a m b o - c a m b o - E s c r it u r a A n t ig u o Ahom
B a rm a n
le n c ia K u o k -tS a P in t a d o ta i kkha yano yano la o s peguano
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574 H i s t o r i a u n i v e r s a l d e la e s c r i tu r a
( 3 9 0 ) T ex to en e s c r itu r a r e d o n d a b ir m a n a
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E s c r i t u r a , c o n t a c t o l in g ü í s t i c o e in t e r c a m b i o c u l tu r a l 515
(3 9 3 ) L a e s c r itu r a c a m b o y a n a m o d e r n a ( e s c r it u r a j e m e r )
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a ) L o s s i g n o s c o n s o n á n t ic o s y v o c á li c o s
576 H i s t o r i a u n i v e r s a l d e la e s c r i tu r a
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b ) T exto
Tailandia y Camboya, Asia Central, China, etc. Con la doctrina religiosa viajó
también la escritura, y en aquellas regiones en las que las lenguas autóctonas
todavía no se escribían, el alfabeto pali sirvió de orientación para la creación
de un sistema gráfico (il. 389). La variedad regional más antigua de este alfa
beto, llamada en birmano kyok-tsa, «escritura en piedra» (también «escritura
p^li cuadrada»), se conoce por inscripciones birmanas del siglo xi. Las formas
de las letras de esta escritura en piedra se apartan ya en muchos aspectos de la
escritura libraría pintada y de la llamada escritura redonda (birmano tsa-lonh),
que se grababa en hojas de palmera (il. 390). Parecida a las variedades birma
nas primitivas es la modalidad gráfica con la que los brahmanes del interior de
Chjttagong (Bangladesh) escriben el dialecto cakma del bengalí.
E s c r itu r a , c o n t a c t o l in g ü í s t i c o e i n t e r c a m b i o c u l tu r a l 577
(3 9 4 ) A lf a b e t o s in d io s s e p t e n tr i o n a le s (V )
Equivalencia i
macasarés
Buguinés
Escritura
Escritura
Javanés
lampong
reyango
Bisaya
Battak
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Signo Signo en
* usual ligadura
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H.* DE LA ESCRITURA-19
578 H i s t o r i a u n i v e r s a l d e la e s c r i tu r a
(3 9 5 ) T ex to en e s c r itu r a j a v a n e s a
m odern a
m ungguh k u m p u l-lé p a p a to k - k a n -n in g
bá sá , kan g d a d i tu ru t-ta n -n in g w o n g já v á
c a la tu lan n u lis b á sá já w á , hiku d i-h a ra n -n i
p r á m á s a s tr á j á w á
«Lo que se refiere al conjunto de reglas
lingüísticas que son para los javaneses una
guía con la que hablar y escribir la lengua
O/lft/IUlW
v323
javanesa, a eso se llama “gramática javane
sa”.»
(3 9 6 ) E l s i s te m a g r á f ic o b u g u in é s
//K a .^ O a .
(3 9 7 ) E l s i s te m a g r á f ic o d e l c in g a l é s
9 a esa ai
á esa r oD o
<p
<¡>i esaa a 6
d i esaa ! au
ahom, que tras su migración a Assam en tí C u e «i X
<¡r C* ü c <n X
el siglo xiii fundaron allí un reino; el
alfabeto ahom estuvo en uso hasta el 2S> ka a * i ® ma
siglo xviii, cayendo después en el olvi O) kha e5 4ha es ya
do (il. 389). co ga na 6 ra
G9 gha S> ta C la
Las ramificaciones más orientales de Q ¿a ri t h a a va
la escritura pali cuadrada llegan hasta el a ca $ da <9 sa
área lingüística malaya (De Casparis, * cha 0 dha • ?a
tí ja na es sa
1975) (il. 394). Los testimonios más s&D jha es pa © ha
antiguos de este ámbito gráfico son los ña ó pha € la
textos medievales en lengua kavi 0 ta Q ba
c3 tha © bha
(javanés antiguo), del siglo vm. El nom
bre (javanés basa kavi «lengua de los
poetas») alude a la función del javanés
antiguo como lengua literaria, con un vocabulario y estilo fuertemente influi
dos por el sánscrito. De la escritura kavi se ha derivado la modalidad gráfica
javanesa moderna (il. 395), así como las escrituras maduresa y balinesa. La
vieja escritura kavi es igualmente el punto de partida de una serie de escritu
ras regionales de Sumatra, concretamente de los tipos reyango [redzang],
lampong y battak, aunque el estilo gráfico de Sumatra resulta netamente
divergente. Ello se explica, al menos en parte, por las peculiaridades del
soporte gráfico utilizado por los battak. «Está fuera de duda que las peculia
res formas de las letras battak se explican en gran medida por el especial
soporte gráfico. Y es que hasta época moderna los battak utilizan cortezas de
árbol alisadas y teñidas de rojo, sobre las que escriben con una tinta parecida
a un barniz; el soporte tuvo que llevar a una simplificación y linearización de
los signos» (Jensen, 1969, 387). También las modalidades gráficas de las
Célebes (macasarés y buguinés, il. 396) y algunos alfabetos históricos, hoy
fuera de uso, de las Filipinas (p. ej. la escritura bisaya en Ley te, Cebú y otras
islas, además de la escritura tagala en Luzón) retrotraen sus orígenes a la
mediación de la escritura kavi medieval procedente de Sumatra.
(3 9 8 ) T ex to e n e s c r itu r a c in g a l e s a
( 3 9 9 ) V a ria n te s d e la e s c r itu r a c in g a l e s a en la s M a ld iv a s
Equivalencia
Equivalencia
Equivalencia
antiguo
antiguo
antiguo
nuevo
nuevo
nuevo
Signo
Signo
Signo
Signo
Signo
Signo
h 1 ká "l t s
th z a <1 l l e> ?
h v .3 w ( a r/ S 5
r Ó A* m é cb n Zj
b £ tJ ph
(X A s a ■r'
l £ *7 dh ({ Coi) d •2_
( 4 0 0 ) A lf a b e to s in d io s m e r id io n a le s
canarés 1428
Equivalencia
Box-headed
siglo V dC
siglo V -V l
Ceres 4 6 6
Vatte|uttu
Kadam ba
M a lab a r
A ntigu o
Canarés
Grantha
Telugú
Tam il
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a * íi o «a «> cr <úa ^ 9 JV y
i m O ■a a a TP 2 g) z r
u a ( uu COJ c l 2 e. u
e j J cO •ó •Ò d ■urf €7 0
( 4 0 1 ) D e t a l l e d e u n a in s c r ip c i ó n d e C á lu k y a , c o m i e n z o s d e l s i g l o v u
( 4 0 2 ) T e x to c a ñ a r é s
( 4 0 3 ) M u e s tr a d e te lu g ú
oo¿üóo
Gì
( 4 0 4 ) T ex to en m a l a b a r
o j o r r t r o ) d 9 6 i o j g ^ 0 G a jO A O G ra * G c n j a o U y .
El tamil se viene usando desde la alta Edad Media como lengua escrita, y
su sistema gráfico más antiguo es un alfabeto de origen septentrional (Gaur,
1984, 111 sigs.). En el transcurso de los siglos vm y íx se constituye una
modalidad gráfica autóctona que acusa una intensa influencia del tipo grant-
ha. Este alfabeto tamil primitivo está documentado epigráficamente a partir
del 740. Si se compara la escritura tamil con otras modalidades gráficas meri
dionales, salta a la vista que no hay signos gráficos para reproducir las oclu
sivas aspiradas (p. ej. kha) o sonoras (p. ej. ba); estos sonidos se expresan por
medio de los signos para las consonantes sordas correspondientes (p. ej. kha
con el signo para ka, ba con el signo para pa). Tampoco los sonidos sibilan
tes —la mayoría de los cuales faltan en tamil— se consignan en la escritura.
En conjunto, el sistema fonológico del tamil está menos diferenciado que el
de otras lenguas drávidas (Andronov, 1987, 9 sigs.), de ahí que el inventario
de signos sea también más reducido (il. 405). Una modalidad gráfica esen
cialmente histórica es el vatteluttu («escritura redonda»), un estilo gráfico
cursivo que evolucionó en estrecho contacto con la escritura tamil (ver il.
400). El vatteluttu se conoce por inscripciones fechables a partir del siglo vm,
y hasta el siglo xv este sistema gráfico sirvió para la redacción de documen
tos (il. 406). A partir de esa época aparece en contadas ocasiones, aunque los
musulmanes del norte de la Costa de Malabar han utilizado la escritura
vatteluttu para escribir el malabar hasta el siglo xx.
E L Á M B I T O C U L T U R A L D E L A S E S C R I T U R A S A M E R I C A N A S
P R E C O L O M B I N A S
Hace mucho tiempo que se sabe que los mayas y aztecas“edificaron una
civilización altamente desarrollada y que dispusieron de una de las tecno
logías civilizadoras más importantes: la escritura. Sin embargo, sólo en los
últimos decenios ha conseguido la investigación americanista alumbrar en la
,
E s c r i t u r a c o n t a c t o l i n g ü í s t i c o e in t e r c a m b i o c u l tu r a l 585
( 4 0 5 ) L a e s c r itu r a ta m il m o d e r n a
g¡ * osa CT SB 9 9 &<¡rr
a aa i ii u uu e ee ai o oo au
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H." DE LA ESCR1TURA.-20
586 H i s t o r i a u n i v e r s a l d e la e s c r i tu r a
( 4 0 6 ) I n s c r ip c ió n v a tte lu ttu d e f i n a l e s d e l s i g lo x
(409) Figura de arcilla del periodo olmeca con glifos perforados (1000-500 a. C. )
590 Historia universal de la escritu
8 Daktun
14 Katun
3 Tun
1 Uinal
12 Kin
1.25 3.91 2 D ía í
a) Anverso b) Reverso
escritura, contacto lingüístico e intercambio cultural 591
‘Sol’
‘Cielo’
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L a s il u s t r a c io n e s n o r e c o g id a s e n e s t a li s ta s e b a s a n e n m o d e l o s d e l a u to r .
616 Historia universal de la escritura
abur, escritura (de los cirianos), 134. carostí, escritura, 359 sig.
acadio, 17, 242 sig. cerem onial, escritura, 93, 118.
adriáticas, escrituras, 4 8 4 sig. cheroquí, escritura, 2 76 sig.
alfabéticas, escrituras, 13, 17, 18, 287 china, escritura, 112 sig., 137, 152, 185
sig., 595. sig., 425 sig., 595.
alpinas, escrituras, 489. chino, 17, 18, 84, 123, 437.
am árico, 354. chipeva, 281.
antiguo eslavo eclesiástico, 477 sig. chipriota silábica, escritura, 395 sig., 457.
antiguo-europea, escritura, 74 sig., 393 chipro-m inoica, escritura, 394 sig.
sig. cingalés, 580.
árabe, 127, 529 sig. circasiano, 535.
árabe, escritura, 126, 342 sig., 529 sig. ciriano, 134.
aramea, escritura, 302, 321 sig., 538 sig. cirílico, alfabeto, 13, 477 sig., 514 sig.
aram eo, 321, 334, 357. copta, escritura, 112, 4 68 sig.
armenia, escritura, 368 sig., 524. cretenses, escrituras, 16, 144, 292, 297,
asirio, 242 sig., 250. 394.
avaro, 513. cretenses, jeroglifos, 18, 19, 93 sig., 179
avéstico, alfabeto, 357 sig., 376. sig.
aztecas (libros plegables), 45 sig. cri, escritura, 280 sig.
aztecas, jeroglifos, 145 sig., 206, 216 cú fico, 343.
sig., 591 sig. cuneiform e, escritura, 13, 16, 118, 169,
bereber, escritura (tifinagh), 4 46 sig. 170, 2 40 sig., 252.
B ib los, escritura de, 2 6 0 sig., 288.
brahmí, escritura, 362 sig., 559 sig. dem ótico, 112, 42 2 , 470.
búlgaro, 524. dené, escritura, 281.
buriato, 513, 548 sig. determ inativo, 138 sig ., 184, 235 sig.
devanagari, escritura, 562 sig.
calm ico, 548 sig. diacríticos, sign os, 129, 131, 336, 345.
cam boyana o jem er, escritura, 578. drávidas, lenguas, 178.
canaresa, escritura, 178, 583.
caraím ico, 526 sig. eg ip cio s, jeroglifos, 13, 17, 18, 107 sig.,
carelio, 513. 120, 138 sig., 149, 159, 228 sig., 287,
caria, escritura, 459. 2 9 5 ,4 1 3 sig.
624 Historia universal de la escritura
Pág.
Prólogo ................................................................................................ 9
Nota del traductor ............................................................................... 11
Introducción.......................................................................................... 13
Cap. 1.- Hombres, imágenes y símbolos. De las múltiples técnicas
para fijar informaciones.................................................................. 21
Comienzos de la técnica figurativa................................................ 22
Las pinturas rupestres del lago Onega............................................ 24
Las piedras figurativas escandinavas.............................................. 31
Imágenes en la vida cotidiana moderna.......................................... 37
Wampum y Kekinowin de los indios de Norteamérica .................. 39
Los libros plegables aztecas ........................................................... 45
Comienzos de la técnica simbólica................................................ 52
Signos abstractos del Paleolítico..................................................... 55
Las cuerdas quipu de los incas ....................................................... 60
Símbolos de identificación en la Historia y en la actualidad . . . . 63
Codificaciones modernas de información ..................................... 69
Cap. 2.- Escritura, religión y civilización. Una luz que llega antes del
Occidente que del Oriente ............................................................. 73
El uso sacro de la escritura en la Antigua Europa
(c. 5300-3500 a.C .)...................................................................... 74
Escritura y simbolismo religioso en la antigua C reta.................... 86
La escritura en las ciudades-estado teocráticas sumerias............. 100
Jeroglifos y monarquía divina en el antiguo Egipto...................... 107
La escritura al servicio de la magia oracular: la China antigua en
tiempos de la dinastía Shang....................................................... 112
La escritura ceremonial de la civilización del Indo ...................... 118
628 Historia universal de la escritura
Pag.
Cap. 3.- Escritura, tradición gráfica e identidad. Sobre la creación e
incardinación cultural de sistemas de escritura............................ 123
Escritura simple y com pleja........................................................... 123
Escritura y mentalidad .................................................................... 125
Cambio de escritura en Vietnamí la tradición occidental contra la
del Extremo Oriente .................................................................... 128
Escritura e identidad cultural. El ejemplo de la escritura abur de
los cirianos.................................................................................... 134
Signos gráficos como retrato de la cultura en China, Egipto y Creta 135
Dos mundos en la Mesoamérica precolombina: la mística de los
jeroglifos mayas y el naturalismo de los signos gráficos aztecas 145
La escritura de números en Sumer, China y Méjico...................... 151
Una tipología de los sistemas de escritura. Sobre los principios de
la logografía y de la fonografía................................................... 157
Cap. 4.- Escritura, concepto y palabra. Sobre la difusión de la logo
grafía en el pasado y el presente..................................................... 161
La antigua pictografía sumeria y el «principio de selección léxica» 162
El sistema de escritura de la civilización del Indo ......................... 173
Escritura de palabras, jeroglifos cretenses y un texto clave:
el disco de F esto........................................................................... 179
La tradición escrita de China ......................................................... 185
El misterio resuelto de la escritura de la isla de Pascua............... 202
Modalidades logográficas de escritura en Mesoamérica. Los siste
mas gráficos de mayas y aztecas ................................................ 206
Logogramas en la sociedad industrial moderna............................. 222
Cap. 5.- Escritura, palabra y sílaba. El logro técnico de las escrituras
segméntales y silábicas.................................................................... 227
La escritura segmental egipcia ....................................................... 228
El sistema de la escritura cuneiforme sumeria............................... 240
La escritura cuneiforme de los acadios y asirios .......................... 242
La escritura jeroglífica hitita........................................................... 249
La escritura de Biblos....................................................................... 260
El silabario cretense lineal B ......................................................... 261
Los silabarios de lenguas indias norteamericanas: cheroquí, cri,
montañés, d en é............................................................r ............... 276
La modalidad gráfica de los esquimales canadienses.................... 281
Silabarios históricos en África ....................................................... 285
índice general 62 9
Pág.
Cap. 6.- E s c r itu r a , /efras y s o n id o s . L a r e v o lu c ió n d e l a lf a b e t o e n la
....................................................................
h is to r ia d e la e s c r i t u r a 287
Los comienzos de las escrituras alfabéticas norsemíticas en la re
gión sirio-palestina ...................................................................... 288
Las fases más antiguas en la evolución del alfabeto fenicio......... 289
A) La tradición europea del alfabeto.............................................. 303
El alfabeto completo de losgriegos........................................... 303
La escritura etrusca.................................................................... 311
El alfabeto latino......................................................................... 317
B) La tradición del alfabeto en Oriente Próximo y Á frica........... 321
La escritura aramea.................................................................... 321
La escritura palmirena y siriaca................................................ 325
La escritura cuadrada hebrea............... 329
La escritura árab e...................................................................... 342
Las escrituras sudsemíticas....................................................... 349
La escritura etiópica .................................................................. 351
La escritura pehleví en Persia ................................................... 356
C) La tradición del alfabeto en el sudeste asiático........................ 359
La escritura carostí.................................................................... 359
La escritura brahm í.................................................................... 362
La escritura armenia......................................................................... 368
La escritura georgiana o grusínica................................................... 378
La escritura coreana (hangul)......................................................... 381
Cap. 7.- ,
E s c r itu r a c o n t a c t o lin g ü ís t ic o e in t e r c a m b io c u lt u r a l. S o b r e
y
la e x p a n s ió n ..
r i v a l i d a d d e s is t e m a s d e e s c r it u r a e n e l m u n d o 389
El área de influencia de la cultura escrita de la antigua Europa y el
mediterráneo primitivo ................................................................ 393
El área de influencia de la escritura cuneiforme del Oriente Próximo 400
La escritura cuneiforme elam ita.............................................. 402
La escritura cuneiforme hurrita................................................ 404
La escritura cuneiforme en el Asia Menor h itita.................... 406
La escritura cuneiforme urartea (caldea)................................. 408
La escritura cuneiforme ugarítica............................................ 408
La escritura cuneiforme persa................................................... 411
El área de influencia de la cultura escrita egipcia ........................ 413
La escritura meroítica................................................................ 420
El área de influencia de la escritura del Indo................................. 424
El área de influencia de la cultura escrita china............................. 425
La escritura china fuera de China (Corea, Japón) .................. 426
La escritura china dentro de China (entre no chinos)............. 435
630 Historia universal de la escritura
Pág.
El área de influencia de la cultura escrita fenicia.......................... 441
La escritura púnica.................................................................... 442
La escritura numídica................................................................ 444
La escritura bereber.................................................................. 446
La escritura ibérica.................................................................... 452
El área de influencia de la cultura escrita griega.......................... 454
Las ramificaciones minorasiáticas de la escritura alfabética
griega...................................................................................... 457
La escritura gótica.................................................................... 463
La escritura copta....................................................................... 468
La escritura nubia antigua ....................................................... 473
Las escrituras eslavas................................................................ 477
El área de influencia de la cultura escrita etrusca ........................ 484
Las antiguas escrituras itálicas................................................ 486
Las escrituras alpinas................................................................ 489
La escritura rúnica.................................................................... 491
El área de influencia de la cultura escrita latina............................. 499
La escritura ogámica irlandesa................................................ 502
La escritura latina en Europa ................................................... 506
La escritura latina en Asia, América y África . ............... 511
El área de influencia de la cultura escrita cirílica............. 514
El área de influencia de la cultura escrita árabe............... 529
El área de influencia de la cultura escrita aramea ........... 538
La escritura maniquea .............................................................. 539
La escritura sogdiana................................................................ 541
La escritura uigur....................................................................... 541
Las escrituras mongólicas......................................................... 546
La escritura manchú.................................................................. 553
La escritura paleo-turca (siberiana).......................................... 554
La escritura paleo-húngara....................................................... 557
El área de influencia de la cultura escrita in d ia............................. 559
El grupo septentrional de escrituras indias ............................. 560
El grupo meridional de escrituras indias................................. 582
El ámbito cultural de las escrituras americanas precolombinas . . 584
......................................................................................
P a n o ra m a f i n a l 595
..........................................................................................
B ib lio g r a fía 599
..............................................
P r o c e d e n c ia d e la s i l u s t r a c i o n e s 615
...............................................................................
ín d ic e d e p e rs o n a s 619
......................................................................................
ín d ic e t e m á t ic o 623