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BEATIZ G. PORTALATÍNMadrid
Actualizado: 24/07/2014 20:29 horas
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Un corte mal avenido, una caída fortuita o cualquier otro pequeño accidente pueden
producir una herida. Para evitar posibles consecuencias como una infección o
una mala cicatrización, es fundamental tratarla de forma correcta. ¿Qué hacer si
en un momento dado, no tenemos a mano las herramientas necesarias? Aquí van una
serie de consejos prácticos que pueden sacarte de más de un apuro estas
vacaciones.
Los síntomas más habituales de las heridas son dolor, sangrado visible y separación
de los bordes de la piel. Para tratar de forma correcta las heridas leves, los pasos a
seguir, según indica a EL MUNDO Almudena Santano Magariño, subdirectora de
Enfermería del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, son los siguientes:
Cuando un niño se hace una herida, por lo general se produce sangrado en la zona
de la lesión. Las recomendaciones son parecidas a la de los adultos, según explica la
doctora Conchita Míguez Navarro, pediatra de Urgencias del Hospital Universitario
Gregrorio Marañón de Madrid, son:
Sobre las heridas de los más pequeños no se debe tampoco usar algodón, alcohol,
polvos o pomadas.
Si la herida sangra mucho debido a un corte grande o golpe fuerte:
Lavar cuidadosamente con agua (para ver mejor la herida y poder apreciar su
tamaño.
Para frenar el sangrado, presionar de manera directa y uniforme sobre la zona
durante cinco minutos con gasas estériles o con un paño limpio utilizando la
palma de la mano sobre la gasa o el paño.
Si se puede, elevar la parte del cuerpo del niño que esté sangrando a un nivel
más alto que su corazón. No se debe aplicar un torniquete. Durante este tiempo, no
se es necesario revisar la herida o quitar coágulos de sangre que pueden haberse
formado en la gasa.
Si la sangre empapa la gasa, no debe retirarla. Utilizar otro trozo de gasa encima de
la anterior y continuar ejerciendo presión sobre ella.
La mayoría de las heridas, tanto en niños como en adultos, explica la doctora Míguez,
se pueden tratar en casa pero en determinadas situaciones conviene asistir al médico.
Por ejemplo, cuando a pesar de hacer presión no deja de sangrar o si la herida
comienza a sangrar de nuevo. También cuando no podamos limpiarla
correctamente o bien si hay algún objeto en su interior. Si éste es grande, mejor no
retirarlo.
Del mismo modo, es necesaria asistencia médica cuando la herida es más grande y
parece profunda y/o si tenemos dudas sobre si necesita puntos de sutura. También si
la herida es causada por un animal, mordedura humana o una quemadura y por
último, si afecta a algunas zonas como cuello, cara o genitales. En general, sostiene
la especialista, existen algunas zonas del cuerpo, tanto en niños como en adultos,
donde se debe tener mayor cuidado bien por motivos estéticos, como en el caso de la
cara, o funcionales, como es el caso del cuello, articulaciones o genitales.
Por último, y en caso de que se haya producido una separación de alguna parte del
cuerpo (como por ejemplo una falange de un dedo), además de pedir asistencia es
importante que "la porción perdida se introduzca si es posible en una bolsa e
intente conservarla en un recipiente con hielo", concluye.