Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Antología de La Diosa PDF
Antología de La Diosa PDF
El Regreso
a la Diosa
Antología de la Diosa I
Editado por Núria Anami para la Hermandad de la Diosa
2
Copyright
Autores:
Antoni Garcia
Francisca Gómez Juan
Belinda Jiménez Santos
Jana de Madrid (Cristina Perales)
Jordi Martínez Tebas
Marta Narbona Gómez
Núria Salvans (Núria Anami)
Hyedra de Trivia (Eva Hyedra Lopez)
Roser Vargas
Edición y arte:
Núria Salvans (Núria Anami)
Creative Commons usados:
Portada con City Goddess de Lisa Ann Yount
La Diosa velada modificación de Goddess de Anna Chromy
Copyright © 2016 Hermandad de la Diosa.
Safecreative # 1609039090274
Todos los derechos reservados, a excepción de la portada cuya
licencia es de Creative Commons.
3
Dedicatoria
A quienes han andado antes este camino,
a quienes lo hacen ahora e inspiran con sus pasos.
A quienes crean y se implican en la comunidad, generan cambio
y defienden los derechos de la Naturaleza y de todos sus seres.
A quienes buscan, escuchan la llamada y ansían regresar a la Diosa.
4
Contenido
Copyright
Dedicatoria
Contenido
Introducción
La Diosa, las Diosas
La Diosa
Las Diosas
¿Y si todo está en tu cabeza?
La Diosa de las brujas
La Tierra como Madre,
magia y guía
Los ciclos de la Tierra como centro compartido
La rueda en nuestras ceremonias
El hombre de la Diosa
La Diosa escoge
El estigma del hombre
Bajo el auspicio de la luna
La Diosa velada
El Misterio de lo Femenino
Los tiempos de la Diosa
TIEMPOS DE OSCURIDAD
TIEMPOS DE TRANSICIÓN
TIEMPOS DE LO SAGRADO FEMENINO
Andando el camino
de la Diosa
Conclusión: La Hermandad de la Diosa
5
Introducción
Se nos ha dicho lo contrario, pero la Diosa es la forma natural de
entender la Divinidad, pues todos absolutamente todos los seres
humanos venimos al mundo a través del cuerpo de la madre.
Se habla de su regreso, pero Ella nunca se fue, pues es la esencia
que origina el mundo físico. Fuimos nosotros quienes la perdimos:
la cubrimos para esconderla de los poderes dominantes hasta que
quedó tan oculta, que la olvidamos. Y ahora, cuando somos
conscientes de Ella por primera vez en esta vida, nos parece algo
nuevo y extraordinario. Y es extraordinario, porque regresar a
Ella nos hace sentir que regresamos a casa, a la misma esencia.
Honramos y reconocemos Su esencia primigenia sin olvidar que
Ella, como su creación, está viva y en constante cambio y
evolución; así como su culto, que se recrea y gesta de nuevo
valorando el pasado y construyendo el futuro.
Con estos textos queremos compartir nuestras experiencias de
regreso a la Diosa para que puedas ver, a través de nuestras
diferentes miradas, lo que encontramos cuando La miramos. Y no
sólo la a Diosa, sino todos los valores que lleva consigo: la
naturaleza y el cuerpo como sagrados todos los cuerpos, pero, en
especial, el femenino; la comunidad y la colaboración como
centro creador y sostenedor de la vida; la diversidad como
potencial y vía de crecimiento; la fuerza, no como opresión, sino
como empatía; lo compartido como generador de abundancia
para todo el mundo, etc.
6
Esta obra no es algo teórico ni literal, sino que es personal y
poético, como lo son los mitos y los cuentos, como lo es todo
aquello que intenta tocar no sólo la mente sino también abrir las
puertas a compartir una experiencia. Si alguno de ellos o todos
resuenan contigo, te invitamos a que tú también emprendas o
continúes tu regreso a la Diosa.
7
8
La Diosa, las Diosas
Por Jana de Madrid
Cuando formas parte de una minoría (ya sea por nacimiento o por
elección), te toca ir dando explicaciones. Eso es algo que aprendí
cuando empecé a transitar este camino.
Cuando alguien exclama “¡Por Dios!” de manera causal en una
conversación, nadie le interrumpe para obtener explicaciones
teológicas de ningún tipo. Pero cada vez que digo “¡Por la Diosa!” o
“Gracias a la Diosa” sé que indefectiblemente alguien me va a
preguntar: “¿Pero qué Diosa?”. Y el tema principal del que
estuviera hablando quedará difuminado por mis peculiaridades
espirituales.
Afortunadamente, pocas cosas me gustan más que un buen
intercambio dialéctico, así que aquí va más o menos la charla
que suelo largar en esas ocasiones. Si estáis de acuerdo y os sirve
para usarlo en discusiones de bar, adelante. Si no lo estáis, por
favor, ¡debatamos!
La Diosa
Creo que todo lo que existe está unido e interconectado y es
mucho más que la suma de sus partes. A ese todo, que siento
dotado de conciencia e inteligencia, yo le llamo Diosa.
No es una metáfora. No es una intelectualización de la Madre
Tierra (el vasto Universo que está por ahí fuera también es Ella
para mí). No es una proyección de mi mente. No es una creencia y,
desde luego, no es producto de mi hembrismo (!) que me lleva a
9
añadirle una A a la palabra “dios” (más aún si es el dios que va con
mayúscula de las religiones monoteístas).
La Diosa incluye dentro de sí todas las polaridades
(masculinofemenino, luzoscuridad, vidamuerte…) así como las
infinitas gradaciones cromáticas que puedan existir entre ellas.
Funciona de acuerdo a sus propias normas, que podemos
observar (aunque no siempre entender) a través del
funcionamiento de la Naturaleza. A veces tienen que ver con las
normas morales que observan las culturas en las que hemos
crecido. Muchas otras veces, no. ¡Afortunadamente!
Ella no toma partido en nuestras pequeñas o grandes guerras
personales. No tiene un pueblo elegido, ni una tierra prometida, ni
hijas o hijos predilectos (y de tenerlos, no creo que eligiera a los
humanos).
Todo lo anterior me convierte en panenteísta, es decir, vivo una
espiritualidad en la que la divinidad es transcendente e
inmanente, la Creadora y Su creación y el flujo o energía vital que
mantiene el sistema funcionando, todo al mismo tiempo.
Las Diosas
Sin embargo, muy a menudo se me oye hablar de distintas Diosas,
especialmente de las que fueron honradas en tanto en la
Península Ibérica como en las Islas Británicas. Pero ¿cómo puede
ser que Ella lo sea todo y que a la vez hable de distintas Diosas? ¡A
ver si voy a ser ahora politeísta!
Y la respuesta es: No, no soy politeísta. Para mí Ella tiene más de
Diez Mil Nombres (como dice el antiguo título de la Diosa egipcia
Isis) y debo reconocer que estoy un poco obsesionada con
10
aprender todos los que sea posible, especialmente si se trata de
Diosas íberas.
Creo con Marija Gimbutas, Riane Eisler y otras autoras que al
principio de la historia de la humanidad, el sistema de creencias
estaba basado en una única Diosa de la Vida, la Muerte y lo que
viene después de ella. En cada lugar del mundo La llamarían de un
modo distinto, igual que aquí se llama “pepino” a lo que en Reino
Unido llaman “cucumber” y en Alemania “Gurke”.
Obviamente, esa situación evolucionó (o fue a peor, siendo poco
objetiva y muy emocional), la Gran Diosa se fue dispersando en
miríadas de Diosas, primero emparejadas en igualdad de
condiciones con divinidades masculinas y finalmente reducidas a
la condición de esposas sumisas (más o menos cabreadas) y en el
peor de los casos a demonios de las nuevas religiones monoteístas
del libro.
Así que, para mí, cada una de las Diosas que se han honrado a lo
largo y ancho del tiempo y el espacio es una miguita de pan para
hallar el camino de regreso a Ella. Cada historia, cada mito, cada
pequeño fragmento nos ofrece una pista de lo que pudo ser.
El puzzle es complicado, tiene muchas piezas, de muchos colores y
se ha deteriorado mucho con el tiempo pero, francamente, no se
me ocurre nada mejor ni más fascinante a lo que dedicar mis días.
Otra pregunta habitual es si las Diosas son reales o no. Y es algo
difícil de explicar para quienes no trabajan con conceptos de la
magia.
Para mí, Ellas son fragmentos de algo mayor, de la cultura
primigenia de paz y abundancia que existió antes de la llegada del
11
patriarcado. Pero, además, y sin que una cosa sea incompatible
con la otra, son “formas de pensamiento” “thought forms”, en
inglés, que siempre queda más de Hogwarts, es decir, entidades
del plano astral o etérico con entidad propia y características
vibracionales distintivas. Fueron creadas hace mucho, mucho
tiempo, vaya usted a saber por quién, y generaciones y
generaciones de mentes humanas alimentaron su energía con su
amor, su devoción, sus ceremonias…
Mi experiencia personal al recuperar a Diosas íberas cuyo nombre
no había resonado en milenios es que están deseosas de volver a
este plano, de traernos Su fuerza, Su sanación, Su valor para este
momento tan crucial.
Y cuando llamas a Una u organizas una ceremonia para honrarLa,
poco a poco, otras Diosas que fueron honradas en el mismo
entorno o en las cercanías, comienzan a desperezarse otra vez, a
guiñarte el ojo desde las inscripciones de piedra, los dibujos en las
vasijas de barro y en las paredes de las cuevas, a pedir Su espacio
en tu vida y a llenarte de lecciones y experiencias absolutamente
impagables.
¿Y si todo está en tu cabeza?
¿Y si Marija Gimbutas era una flipada? ¿Y si Robert Graves le daba
demasiado a los psicotrópicos? ¿Y si yo me lo estoy inventando
todo?
Pues da absolutamente igual.
Podríamos discutir sobre eones si existió una edad dorada de
culturas matrifocales y matrilineales que honraban a la Diosa en
12
una cultura pacífica e igualitaria. En las universidades están en
ello y no se ponen de acuerdo.
El caso es que, si existió, deberíamos ser capaces de volver a
recrearlo por nuestro propio bien. Y si no existió, ya es hora de
que lo creemos de la nada, por nuestro propio bien y el de todo el
planeta en el que vivimos.
Tenemos el mismo derecho a darle forma a nuestra propia
espiritualidad que la sacerdotisa egipcia de hace seis mil años que
observaba la salida de la estrella Sirio y la crecida del Nilo y sintió
que debían celebrarse ceremonias dedicadas a una Diosa llamada
Isis.
Tenemos derecho a soñar un futuro distinto, no importa si las
raíces están en el pasado o en nuestra propia imaginación. Lo
importante es que el mundo necesita paz, libertad, equilibrio
ecológico, justicia social, inclusión y biodiversidad. Y siento en lo
más profundo de mi corazón que una cultura que gire alrededor
de la Diosa puede ofrecernos las herramientas para conseguirlo.
Ese es mi sueño y alimentaré esa forma de pensamiento con
palabras, ceremonias y rituales. Si también es el tuyo, ¡no dudes
en unirte, te estamos esperando!
Jana de Madrid
Hija de la Diosa, Sacerdotisa de Iberia y Priestess of Avalon.
Docente de la Escuela de Misterios de Iberia, Vicepresidenta
de la Asociación "Reclamamos a la Diosa" y cofundadora del
Templo de la Diosa de Madrid.
13
14
La Diosa de las brujas
Por Hyedra de Trivia
La Diosa de las brujas es antigua. Su llamada cruza los milenios
desde aquellas que la adoraban en los primeros tiempos bajo la
luz de la luna y las estrellas vestidas con pieles, hasta llegar a
aquellas que aún la recordamos. Aquellas que llevamos su marca
grabada a fuego en el alma. Y algunas en la piel...
Ya era antigua cuando las primitivas iglesias erigidas para el hijo
del carpintero y su Dios apenas comenzaban a cubrir Europa y se
transformaban, poco a poco, en catedrales. Ya era vieja cuando los
guerreros del frío norte trajeron a sus Dioses de la guerra, dioses
que hablaban del valor, de la sabiduría y del honor que suponía
morir en la batalla para ser llevados al paraíso de los guerreros.
Ya era anciana cuando Roma cambió sus muchos nombres en las
tierras que iba conquistando por los de sus propias Diosas,
sometidas a un patriarcado que jamás pudo acabar del todo con
ellas. Ya era eterna cuando los celtas la adoraban bajo sus
múltiples rostros y sus múltiples nombres. Su culto contaba
milenios cuando Inanna e Ishtar eran jóvenes en el Creciente
Fértil y la humanidad comenzaba a escribir sus nombres en el
barro. Era Reina de la Tierra cuando Isis y Osiris aún eran niños
jugando a enamorarse y dirigir un Imperio. Era una anciana que
miraba, benevolente, cómo en Creta las sacerdotisas ofrecían miel
en los altares de sus templos. Era inmortal cuando Gilgamesh
buscaba el secreto de la vida eterna.
Mi Diosa es tan antigua como la Humanidad. Tanto como la Tierra.
Tanto como el Universo. Tanto como la primera chispa que lo
originó todo.
Su presencia eterna jamás ha abandonado este mundo, y sus hijas
jamás han dejado de rendirle culto. Desde hace miles de años,
cuando nos internábamos en las profundidades de su cuerpo para
15
pintar en las paredes de las cuevas sus símbolos sagrados y las
escenas de la vida bajo su influencia, la sentíamos guiar nuestras
manos y nuestros pies en la oscuridad de sus dominios. Cuando
penetrábamos en su vientre para llevar a cabo rituales para la
tribu, para viajar entre los mundos y presentarnos ante ella para
pedir su guía y consejo. Para devolverle el cuerpo ya sin vida de
aquellos que habían marchado, esperando que los acogiera en la
muerte y preparase su regreso algún día. Cuando sellábamos
aquellas pinturas, pactos que nos vinculaban a Ella, con la marca
de nuestras manos. Manos de mujer.
Cuando creábamos en el barro y en la piedra sus imágenes hechas
a nuestra propia semejanza cuando estábamos grávidas. Porque
así la imaginábamos cuando la humanidad era joven y el mundo
aún salvaje. Una mujer grande, de pechos amplios y caderas
poderosas, preparada para mantener la vida que llevaba en su
seno una vez llegara a ese mundo tan hostil y difícil. Una madre
nutricia y dadora de dones, pero también cruel y destructora
cuando era necesario. Cuando fluíamos con los ritmos de su
corazón que latía en las profundidades de la tierra, creando un
ciclo eterno de vida, muerte y renacimiento, y que aprendimos
observando las semillas desde su gestación en las profundidades
de la tierra, pasando por su nacimiento, su vida exuberante y su
muerte final, cuando de nuevo se convertía en semilla que
retornaría de la oscuridad de la tierra.
Su nombre cambió a medida que la Humanidad se fue
extendiendo por una Tierra inhabitada y vasta. Su rostro también
fue cambiando. Aprendimos que además de Madre también era
una joven, una anciana y una hechicera, y nos enseñó a contar el
tiempo siguiendo su viaje en los cielos nocturnos. Celebrábamos
con Ella su eterno ciclo, en el que se unía a su Amante Sagrado y,
juntos, creaban los frutos que nos alimentan. Acompañábamos su
duelo cuando su amado moría en un sacrificio que convertía su
cuerpo en la vida de sus hijos y festejábamos con Ella su alegría
16
cuando daba a luz al Niño Divino que volvería a convertirse en su
consorte en la siguiente primavera.
Con el tiempo llegaron otros Dioses que no eran como el nuestro,
el Señor Astado de los bosques que reina sobre las cosas salvajes y
libres, sino Dioses extranjeros que hablaban de guerra y violencia.
Y los mitos nos cuentan cómo primero desplazaron a nuestro Dios
como consorte de nuestra Diosa, después le robaron sus dones y
finalmente la expulsaron y condenaron al olvido. O, al menos, lo
intentaron.
Surgieron las religiones monoteístas, con un único Dios
masculino, lejano y severo, y se impusieron en la mayoría del
mundo convirtiéndolo en un lugar violento, en un lugar donde la
sangre de millones de almas vertida en nombre de ese Dios
abonaba los campos de la mayoría de los países. Aún lo hace.
Muchos siglos de terror y de hogueras, de desequilibrio entre
mujeres y hombres, de miedo a la libertad y a disfrutar la vida en
lugar de sufrirla, han pasado desde los días en que llamábamos a
la Diosa en el amanecer de la historia de nuestra especie.
Demasiado tiempo durante el cual la Humanidad ha perdido el
camino, convirtiendo la risa en pecado; el baile y la alegría, en
actos reprobables; y la magia, en algo maligno. Un tiempo durante
el cual hemos dejado a un lado el amor y la colaboración que nos
hizo prosperar y lo hemos cambiado por la ambición, la
competitividad y el odio.
Pero Ella sigue aquí, su presencia eterna, antigua y viva lo invade
todo porque siempre lo ha sido todo. Y sus hijas la hemos
recordado a lo largo de los siglos. Su recuerdo atávico ha
pervivido en nosotras a través de generaciones. Las brujas hemos
continuado manteniendo su herencia como guardianas de una
verdad que ha perdurado en nuestro corazón a través de todas las
épocas. Hemos continuado llamándola a pesar de los nuevos
dioses, a pesar del dominio del hombre, a pesar de castigos y
prohibiciones, a pesar de nosotras mismas. Porque nuestra Diosa
17
no habita en un lugar lejano y distante. Está aquí, en la tierra que
pisamos y el aire que respiramos, en el agua que nos inunda por
dentro, que fluye en nuestra sangre y que se derrama en nuestras
lágrimas; en las células que dan vida y forma a toda la creación.
Dentro de nosotras, indicándonos el camino y manteniendo a
salvo su mensaje. Siempre ha estado aquí. Esperando que sus hijas
dejen de ser unas pocas brujas valientes que la guardan en secreto
para convertirse en millones que la traigan de nuevo a un mundo
que le pertenece y que grita desde lo más profundo para que
curen sus heridas.
Ella se despereza, despierta de su letargo porque siente que algo
nuevo está llegando. En miles de lugares del globo las mujeres se
reúnen para encontrarse a sí mismas y, en el proceso, encontrarla
a Ella. Y Ella, que escucha las voces que se elevan llamándola por
muchos de sus mil nombres, se despierta porque sabe que la
Rueda de nuevo está girando y llega una Era en la que las brujas
ya no nos escondemos, ya no tememos mostrarnos a cara
descubierta y abrir las puertas de su regreso. A lo largo del mundo
la Hijas de la Diosa van recobrando la memoria y buscan
encontrar Su nombre. Sus nombres. Y para sentirla solo
necesitamos volvernos hacia nosotras mismas y hacia cada una de
las mujeres que caminan a nuestro lado.
Cuando necesito sentirla, cuando necesito verla, solo tengo que
ponerme frente a un espejo, buscar mis ojos en mi reflejo y
sonreír, porque allí, en el fondo de mi mirada, Ella me devuelve la
sonrisa y me recuerda que ha estado ahí desde el primer día de mi
vida y que seguirá estando ahí todos y cada uno de los que me
quedan. Mi Diosa me mira desde el centro mismo de mi alma y un
conocimiento antiguo me inunda. A través de los tiempos, a través
de los milenios que me separan de mis antepasadas, a través de
los cientos de vidas de cada una de ellas y a través de mí y de mis
hermanas, la Diosa de las brujas vuelve para reclamar su mundo.
El Tiempo ha llegado. La Diosa regresa.
18
Hyedra de Trivia (Eva Hyedra López)
Hija de Iberia y Sacerdotisa de la Diosa.
Bruja, creadora de Palabra de Bruja y formadora.
19
20
La Tierra como Madre,
magia y guía
por Núria Anami
La bruja, la hechicera, la mujer sabia, puede que incluso si
hablamos de la chamana o la druida, seguramente la primera
imagen que nos venga a la cabeza sea la del arquetipo del
ermitaño, el de la sabia o mística iluminada aparte y fuera del
mundo. Es comprensible, porque hemos vivido unos milenios en
los que este tipo de vivencia ha sido relegada a la marginación y
las partes más ocultas de experiencia vital, por lo menos en
Occidente.
Sin embargo, no siempre fue así. En muchas sociedades tribales
todas las personas tienen acceso potencial a este contacto con la
parte más espiritual, mística y mágica de la naturaleza, con el
éxtasis de la conexión y la visión e incluso quienes se especializan
en ello pueden seguir formando parte activa de la sociedad y no
tienen por qué vivir aparte. Aparte, en la separación, esto es lo
que nos han enseñado: no se puede vivir en la razón y la magia, no
se puede vivir en familia y dedicarse al culto a los Dioses, tienes
que ser un ser de luz sin sombras, la espiritualidad y lo material
no pueden convivir, etc. Y entonces, resurge la idea que nunca
desapareció del todo, de la Diosa, la Gran Madre que es la
Divinidad suprema, la esencia espiritual última que está
encarnada en el mundo físico y material, en el Universo, en la
Tierra, en los ríos, las piedras y en toda la vida. Y ya no hay
dicotomía, ya no hay separación porque el espíritu se manifiesta y
forma parte de la materia, ya no tenemos que negar uno para
abrazar al otro.
21
Los ciclos de la Tierra como centro
compartido
Así, nuestras celebraciones derivan de la sabiduría que nos
muestra la Tierra con su movimiento en el espacio, que se
manifiestan en las estaciones y también en las tradiciones de cada
pueblo que provienen de su interacción con Ella. Son el gran libro
de conocimiento al que todos los seres de este planeta tienen
acceso compartido. Al mirar a la Tierra, lo que vemos es un
tiempo cíclico, una rueda que al avanzar repite una y otra vez su
trayecto circular pero que nunca es igual, ya que su inclinación y
los grados exactos varían cada vez. Y así creamos nuestras
celebraciones, cada vez más o menos en las mismas fechas, con los
mismos grandes motivos de fondo pero con un ángulo y,
especialmente, con una vivencia que cada vez es única e
irrepetible.
4 es un número organizador: 4 momentos clave (solsticios y
equinoccios), de donde podemos sacar 4 puntos intermedios y
todo ello que después volvemos a encontrar en las fases lunares.
Este es el aspecto de nuestro mapa de la vida de nuestra brújula
vital. Y como en la brújula, todas las direcciones existen pero
marcamos especialmente algunas coordenadas claves para no
perdernos, que se juntan en la historia de la creación:
En el Norte, reside el descanso, el silencio de la nada, donde
el primer suspiro, el primer sonido, hacen que lo que sólo era
una idea y una visión empiece el camino para manifestarse.
En el Noreste se siente la primera chispa de fuego, el primer
latido de la tierra que despierta, en su juventud como un
bebé en su tierna infancia.
En el Este sale el sol en la primera mañana y toca despertar,
usar todas las fuerzas para empezar a moverse, activarse y
tomar forma. Antes de éso, como suele decirse, las calles aún
no estaban puestas.
22
En el Sureste el sol resplandece y en las calles nos cruzamos
con otros, con nuestros iguales, con nuestros reflejos, y
sentimos la libertad de caminar, el deseo de encontrarnos de
amarnos y gozar.
En el Sur hace mucho mucho calor y nada nos apetece más
que un baño, un baño en las aguas de donde proviene toda la
vida sobre la Tierra, donde sentimos la fuerza cósmica y
lunar manifestarse en mareas. Brillamos y somos fértiles.
En el Suroeste, esta fertilidad se ha manifestado y, para que
la vida continué, tenemos que dar. Y así, alimentamos a
nuestros hijos con nuestro propio cuerpo y esfuerzo, con la
leche de nuestros pechos, el trigo de los campos y con la
tarea de los cuidados.
En el Oeste, ya podemos ver como el esfuerzo ha dado su
fruto, nuestros hijos han crecido y nuestros proyectos se han
manifestado. Ahora aprendemos a recoger nuestros frutos y
a celebrarlos, y a dar las gracias a la Tierra.
En el Noroeste, ya todo está dicho y todo está hecho y no
podemos más que soltarlo para que la experiencia no se
olvide ahora que sabemos que se acerca el momento de
volver a la nada.
La rueda en nuestras ceremonias
En el principio de la mayoría de nuestras ceremonias llamamos a
estas ocho direcciones, con sus símbolos y sus Divinidades, para
recordarnos que estemos en el momento que estemos, sólo es un
punto, un instante del ciclo. Somos parte de esta rueda de la vida,
rueda de la Tierra, rueda del Año y el único estado que permanece
es la transformación que nos conecta con el centro. Y este ritual de
girar, nos sirve para recordarnos que estamos permanentemente
en movimiento, en este giro, viviendo cada momento único y, al
mismo tiempo, honrando y pudiendo acceder a todas sus energías
23
aunque en cada instante unas se manifiesten con más fuerza que
otras. Normalmente empezamos en la dirección del momento en
que estemos, por ejemplo si es la primavera sería el Este, y
también nos despedimos empezando por esta misma dirección y
dando la vuelta para dar las gracias y extender estas bendiciones
por el mundo pues, como decía al principio, forma parte de
nuestras tradiciones enfatizar esta conexión con el todo y usar
cada ceremonia para contribuir a expandir las bendiciones de la
Diosa por todas partes.
Así, si asistís a nuestras celebraciones, es probable que nos veáis
girar en el sentido horario, hacia cada una de las direcciones,
llamando a la Diosa en su aspecto relacionado con las
atribuciones, símbolos y momento que relacionamos con esa
orientación. Puede ser una rueda de Diosas regionales o locales,
una rueda con la misma Diosa pero con sus distintos aspectos y
títulos, una rueda con Divinidades de una mitología concreta o
incluso una rueda de tus Diosas personales. Toda la Tierra tiene la
misma esencia, pero cada zona revela su propia belleza, sus
propios misterios y sus propios nombres de Divinidad, eso es algo
que honramos y, del mismo modo, cada una/o de nosotros/as
tiene sus propias conexiones con lo Divino, y eso también nos
parece sagrado.
Resalto, sin embargo, que esto es una herramienta que usamos en
la mayoría de casos, no un dogma, que no tendría sentido en un
sistema que se fundamenta en la comprensión de que todo es
cambio y transformación. Esta es realmente una brújula, una guía,
que se usa cuando es útil. Si me encuentro perdida y tengo un
brújula solar que no me sirve porque estoy en un bosque tan
denso que la luz no penetra o la brújula magnética no funciona
por el magnetismo de las rocas que estoy pisando no me
empeñaré en usarla. Si necesito unos símbolos más básicos, puedo
usar mi kit esencial, el de los elementos porque, los coloque donde
los coloque en el círculo, sé que en el fondo están en todas partes.
No hay nadie que nos exija ni nos obligue a usar una cosa o la otra.
Si la voz de la Tierra me susurra un camino estoy aquí para
24
seguirlo y, todo el/la que encuentre otra solución más sencilla y
efectiva para sí, nos va a parecer maravilloso.
Núria Anami (Núria Salvans)
Sacerdotisa de la Diosa y de la Tribu del Mar.
Presidenta del Templo de la Diosa y de la Hermandad de la
Diosa.
25
26
El hombre de la Diosa
Por Jordi Martínez Tebas
¡Ay Diosa! ¿Qué es eso que viene por allí? ¿Es un Hombre? Madre
mía, ¡el mundo se ha vuelto loco!
Eso es lo que pueden llegar a pensar muchas personas cuando
descubren que en el camino de la Diosa existen también hombres
que la veneran y la honran. Y la verdad es que, si uno ya debe ir
dando explicaciones sobre su camino espiritual, imaginad mi
situación: “¿Veneras a la Diosa? pero… ¡si eres un hombre!” Sí, soy
un hombre, gracias por la apreciación, pero ya me había dado
cuenta de eso.
Y es que formar parte de una minoría dentro de otra minoría,
creedme, no es nada fácil.
La Diosa escoge
La Diosa está en todas las cosas, es señora de lo manifestado y de
lo oculto, madre de todas las criaturas sobre la faz de la tierra. Por
ello pienso que no es tan descabellado que yo también me
considere hijo suyo. Y es que en realidad no se trata de que un día
uno se levante y diga “¿Qué voy a hacer hoy? ¡Venga, adoremos a
la Diosa!” No, no funciona así de fácil. Uno no escoge a la Diosa,
sino que es ella la que escoge. Ella te manda su calidez y su
ternura para que tu alma entre en contacto con su energía divina
y la reconozca, para después poder seguir su camino con amor y
con honor.
27
A mí la Diosa me hablaba en sueños, he sentido desde siempre un
magnetismo hipnótico por la Luna y por las aguas, símbolos
claramente femeninos en nuestra cultura.
En muchas tradiciones se habla del equilibrio entre las fuerzas
masculina y femenina, y yo creo firmemente en esos principios, ya
que el trabajo espiritual con la Diosa hace que me sienta
fuertemente completo y conectado. Yo aporto la energía
masculina y ella, la femenina. Así cerramos el círculo y soy capaz
de sentir la energía creadora del Universo en mis trabajos
espirituales.
Pero no es oro todo lo que reluce, voy a ser sincero. Me he
encontrado con mujeres que me han mirado mal por ser hombre y
seguir el camino de la Diosa, dando a entender que se trata de algo
exclusivo para mujeres. He escuchado comentarios que decían
que sólo las mujeres son buenas sacerdotisas de la Diosa y que
sólo ellas logran conectar con ella. Cada uno puede tener su
opinión, pero, como hombre que soy y, por lo tanto, lo sé de
primera mano, os lo puedo rebatir, no es real. Una mujer puede
conectar con la Diosa de maneras personales en las que yo no
puedo participar, ni siquiera entender y esto es un hecho
irrefutable, pero diré que yo, como hombre, puedo conectar con
la Diosa de maneras en que las mujeres no pueden ni imaginar y
esto también es un hecho irrefutable. ¿Se trata de una
competición?¿Una carrera? un “¿A ver quién conecta más con la
Diosa?” No, se trata de aceptar y comprender que en nuestro
interior todos contenemos el polvo de estrellas de los Dioses,
polvo que nos da energías masculinas y femeninas. ¿Qué más da si
soy hombre? El sexo biológico no decide a qué dios o diosa
venerar, ser mujer no te une a la Diosa directamente y ser hombre
no te une al Dios. Son tu alma, tu espíritu y tu energía los que
vibran con uno o con otro, no tu sexo. Y son ellos quienes te eligen
28
para que sigas su camino y crezcas con su bendición. ¿Lo
aceptamos ya?
Por eso, si soy hombre y adoro a mi Diosa es porque ella me
escogió para hacerlo, porque su amor es infinito y, mientras lo
haga con amor y respeto, ser hombre no debería ser un problema.
Por suerte, no todo el mundo es así. Me alegró leer hace un tiempo
un artículo de Heather Roberts, Bruja Feminista que literalmente
decía: “Uno de los mayores obstáculos con los que me he topado
siendo una pagana feminista es con el mito de que todas las brujas
feministas creemos en el matriarcado, que únicamente hay una
Diosa, que los hombres apestan y no deberían estar practicando la
magia y que todas somos un puñado de odiahombres. Obviamente
esto no es verdad, muchas de nosotras somos feministas y amamos a
los hombres, lo peor es que no les consideramos a ellos mismos
feministas precisamente por este mito”. Podéis leer el artículo
completo en el siguiente enlace:
http://www.genderacrossborders.com/2011/02/25/paganfemi
nismanintroduction/
El estigma del hombre
Hablemos claramente, esta es una sociedad que está mal montada
tanto para hombres como para mujeres. ¿Por qué destaca tanto el
hombre de la Diosa? Sencillo, porque en nuestra cruda sociedad al
hombre no se le permite llorar, ni tener sentimientos, ni flaquear,
ni descansar, ni ser padres, ni ser tiernos, ni ver películas de amor,
ni abrazar, ni besar con ternura, ni escuchar. El hombre debe ser
rudo, violento, deportista, distante con familia y amigos, fuerte,
trabajador, serio, competitivo, agresivo, temerario y un largo etc.
Así nos encontramos, por ejemplo, que la primera causa de
29
muerte en hombres jóvenes son los accidentes de tráfico,
normalmente producidos en grupo al conducir y competir de
manera temeraria, porque la sociedad nos ha educado así. Los
hombres debemos competir y jugarnos la vida para continuar
llevando el cartel de “hombre”. Cada día es una lucha. Por ello,
también el 79% de los accidentados fatales en total del año 2015
eran hombres cifra que, desgraciadamente, va en aumento según
la Dirección General de Tráfico.
La mayoría piensa que se nos ofrecen sillones de oro por ser
hombres, nada más lejos que me digan dónde. Eso será solo para
unas pocas personas, la mayoría de hombres intentamos
sobrevivir en una sociedad que no acepta nuestra individualidad,
no nos permite expresarnos tal y como somos y que niega, se
avergüenza y maltrata la expresión de nuestra feminidad innata.
El camino de la Diosa nos acepta, con nuestra sombra y nuestra
luz; permite que nos expresemos libremente; nos deja ser o
intentar ser la persona que deseamos; la Diosa arranca nuestros
lastres sociales y nos acercamos a ella desnudos y desprovistos,
para aprender en el camino del amor y la espiritualidad; nos
conecta con nuestro lado femenino enterrado durante siglos para
ser, finalmente, hombres completos de nuevo, hombres de la
Diosa.
Jordi Martínez Tebas
Sacerdote de la Diosa, Sacerdote del Mar y Chamán.
Sanador, formador y creador del Sendero del Chamán.
30
31
Bajo el auspicio de la luna
por Roser Rhia
Cuando te das cuenta de que, volviendo a casa al anochecer, al ver
la luna llena brillando en el cielo, empiezas a cantar (flojito, que
vas por la calle y no quieres que la gente del barrio se gire a
mirarte) a la Diosa Madre, es el momento en que te haces
consciente de que tu esencia está conectada a algo más grande y
confirmas que las creencias religiosas de tu entorno (más
habituales y conservadoras) no resuenan para nada en tu alma.
Entonces intentas escuchar su ritmo: luna creciente, luna llena,
luna menguante, luna nueva… y también comienzas a ver que las
energías son diferentes en cada momento.
En tus manos cae un Calendario del payés (impresos desde 1861)
donde se reflejan las lunaciones, los eclipses solares y lunares y
otros datos curiosos astronómicos. Claro que también contiene
otros datos que no te interesan en absoluto, como santorales y
fiestas cristianas.
El almanaque te sirve para enterarte de que desde el S.XV se sabe
de la existencia de calendarios lunares lunarios (como el lunario
de Bernat de Granollach de 1485 que se menciona en el artículo
de José Chabás Bergón en el libro de las actas de las V Trobades
d’Història de la ciencia i la tècnica) y que los utilizaban
principalmente agricultores, para acompasar su trabajo al ritmo
de la tierra y la luna.
Encuentras después un lunario de orientación más moderna.
Incluye los datos astronómicos pero los relacionan también con
otros datos curiosos y prácticos: desde momentos de siembra y
32
recolección hasta cosas como cuándo cortarte el pelo, sacarte una
muela o hacer ayuno depurativo. Una sabiduría popular que se ha
perdido con la mecanización y la supuesta modernización de
nuestra sociedad.
Empiezas a investigar y descubres que no siempre hemos tenido
el calendario solar, sino que anteriormente las civilizaciones
tenían calendarios lunares (el mes correspondía a un ciclo de la
luna unos 29.53 días solares) e incluso calendarios lunisolares
(que combinaban las dos formas de medición).
Estos hechos se refuerzan paulatinamente con más evidencias a
nivel arqueológico y antropológico. Por ejemplo, hace
relativamente poco tiempo (en el 2013) se analizó un hallazgo del
2004, que consistía en una serie de pozos en el castillo de Crathes
(Banchory, en la región escocesa de Aberdeenchire), datados del
Mesolítico (de hace unos 10.000 años) y han determinado que se
trataba de un calendario lunar, considerándolo el más antiguo del
mundo, pues podría haber sido utilizado entre el 8.000 a.c. y el
4.000 a.c. Puedes leerlo en Mesolític Timelords
Es en ese momento cuando te asombras: al darte cuenta de que
estás viendo la misma Luna que tus ancestros y que los hombres y
mujeres de la antigüeda. Empiezas a pensar que la visión de la
Luna como Gran Madre, como dadora de visiones y creatividad,
también viene desde épocas antiguas y… tú la sientes igual, en
pleno siglo XXI.
Sigues con las pesquisas y averiguas que a la Luna se le han
asociado tanto Dioses como Diosas pero que, finalmente y a
rasgos generales, en Occidente se ha acabado asociando la Luna a
la Diosa y el Sol al Dios.
En tus manos caen libros sobre la Diosa, sobre la Magia, sobre
Sanación… e inicias tu camino en el Arte. Emprendes el trabajo
con la Energía y la Magia. Pequeños rituales en los momentos del
33
calendario solar, donde sentir los cambios de la Tierra y de los
que moramos en ella. Pequeños rituales en las lunas llenas: en los
que conectar con Ella, en los que tomar las riendas de tu vida. Y,
de golpe, se abren mil posibilidades en el trabajo con la Luna.
La Luna, por su ciclo de 28 días se asocia con el ciclo menstrual
femenino, por lo tanto se podría ligar con el conocimiento sobre
los momentos más fértiles de una mujer (e incluso contar el
tiempo de embarazo en lunas). Así que la Diosa Luna estaría
íntimamente ligada a la esencia de la mujer, es decir, a mi esencia.
O yo a la suya, como se prefiera ver.
En nuestra vida también tenemos situaciones que vivimos con
cierta periodicidad: nuestra vida corporal, mental, emocional y
espiritual no sigue una línea plana, sino que va haciendo un
movimiento de olas, que suben y bajan. Como las fases de la luna,
crecen, llegan a un punto de plenitud, disminuyen y a veces son
invisibles. Por eso me siento reflejada en Ella.
A la Luna también la relacionan con la inspiración y la magia:
brilla en la oscuridad, iluminando nuestro camino en la noche,
cuando nada más lo hacía (cuando no había electricidad ni
linternas). Es un punto de esperanza cuando no sabes lo que
ocurrirá. Es la capacidad de asombrarte de la belleza y sentir
cierta armonía, en plena noche oscura. Así siento también a la
Diosa en mi vida.
Otras atribuciones de la Luna hablan de lo oculto y el
inconsciente, pues sigue en el cielo a pesar de no poder verla en su
fase de luna nueva. Ciertamente tenemos un lado de Sombra. No
somos constantemente alegría y buen humor (aunque es
innegable que esas cualidades te hacen disfrutar más de la vida),
también hay días de tristeza, ira o desánimo. Conocer nuestra
34
parte oculta, nos hace poder integrarla y ser más completos. Ser
más auténticos y no tener miedo. Y la Diosa me ayuda en este
camino.
Cuando el celebrar y conectar en soledad ya está por la mano,
sueles sentir que aún falta algo y es cuando empiezas a buscar
afuera, porque comienzas a buscar la comunidad: el intercambio
de conocimientos, vivir la conexión con otras personas que
sienten igual que tú, y trabajar para mejorarte y mejorar tu
entorno. Conectas con la Diosa y con la Diosa que hay dentro de
cada uno de tus compañeros y compañeras de camino. Ves a la
Diosa en ti, en ellos y en ellas, en las tareas que emprendéis, en las
cosas que compartís… La Diosa Luna es una forma de sentir a la
Gran Diosa, que es todo y somos todos.
Y, por fin, me siento como en casa.
Roser Rhia
Sacerdotisa de la Diosa.
Cofundadora del Templo de la Diosa y la Hermandad.
Sanadora y formadora.
35
36
La Diosa velada
Por Belinda Jiménez Santos
Que el culto a la Diosa se remonta alrededor de 9.000 años atrás
lo sabemos gracias a la arqueología de género y a una de sus
precursoras más importantes, Marija Gimbutas. Pero que este
culto a la divinidad femenina siga vigente en nuestros días en
sociedades occidentales resulta discutible e incluso increíble para
la mayoría.
Salvando las religiones neopaganas, que tuvieron su auge en las
felices décadas de mediados del siglo XX, profesadas en la
actualidad de manera minoritaria, el culto a una entidad divina
femenina no es sino algo exótico y sólo concebible en religiones
politeístas de carácter indígena en algunos lugares del mundo.
Incorrecto. Yo, hoy, les tiendo la mano y les propongo un paseo
por la línea de tiempo que parte desde la primera estatuilla de una
diosa, en algún territorio de la vieja Europa neolítica, hasta el día
de hoy, en un domicilio de personas sencillas de cualquier pueblo
de España: de sus vecinos de ustedes, sin ir más lejos.
Lo que los antiguos veneraban en la figurilla de anchas caderas y
senos de piedra era la feminidad como algo que albergaba en sí
todos los conceptos vitales. La figura representaba a la hembra
humana como dadora de vida, nutricia, protectora y
transformadora. En definitiva, como señora de la vida y de la
muerte. Cada uno de los diferentes momentos que acontecen a lo
largo de la vida del ser humano se veía incluido en el todo que
simbolizaba la idea de la Diosa, con su cuerpo de mujer y sus
atributos espirituales que la mujer de carne y hueso reunía dentro
de sí, puesto que era reconocida por los suyos como portadora de
37
magia a través de sus ciclos femeninos, que le otorgaban el poder
de la concepción, de la gestación, de la alimentación de su cría y
del cuidado de su clan.
A través de la creación de una estatuilla de piedra de modesto
tamaño, los primeros grupos humanos manifestaron su culto a la
Feminidad Sagrada y, desde entonces, ese culto ha seguido en la
esencia espiritual mundial, aunque no lo parezca.
Con el paso de los siglos, la humanidad siguió extendiéndose por
los territorios del planeta, a la vez que sus sistemas sociales,
políticos y religiosos fueron adquiriendo dimensiones más
complejas. Así mismo, las representaciones de las divinidades se
fueron multiplicando, dándose nuevas imágenes de diosas y
dioses que simbolizaban algún aspecto concreto de la vida, como
el amor, la fertilidad, la muerte, etc. Todas esas representaciones
nacían de la esencia de una Diosa completa y única para
precisarse en aspectos particulares que desempeñaban una
función importante en la vida cotidiana de los pueblos y de sus
habitantes.
Dicha proliferación de aspectos de la Diosa nunca cesó y no lo ha
hecho todavía. Entonces, se preguntarán ustedes, ¿dónde está hoy
en día esa Diosa o esa faceta de la Diosa que no sucumbió bajo el
yugo de las religiones patriarcales posteriores?
Para hallarla, preguntémonos a continuación de quién son
fervientes devotos nuestros vecinos de la casa de al lado o bien los
que vivían en nuestra misma calle de la infancia, tal vez los padres
de una amiga del colegio o nuestros propios abuelos. Millones de
hombres y mujeres de toda la Península Ibérica manifiestan su
religiosidad hacia la Virgen María mediante la posesión de
estampitas de la Virgen de Gracia, salidas en romería para
38
acompañar a la Virgen del Rocío, la carga voluntariosa de los
pesados pasos de la procesión de Semana Santa con la Dolorosa
en lo alto o la bienvenida que nos dan ciertos cuadros y relieves
que cuelgan en la entrada de los hogares catalanes con la efigie de
la Mare de Déu de Montserrat y la inscripción “Déu vos guard”,
mencionando a Dios cuando lo que muestran gráficamente es el
rostro femenino de nuestra Moreneta. Estos son algunos ejemplos
de cómo las numerosas advocaciones de la Virgen María ganan
profusamente en devotos a otros santos o entidades divinas de la
misma religión, que paradójicamente no la tiene a ella como
divinidad principal y ni tan siquiera como divinidad propiamente.
Es obvio que la teoría de la religión católica gira en torno a un
Dios Padre y a un Dios Hijo, pero es innegable que la práctica
cotidiana del pueblo, que se revela para mí como verdadero
portador y conservador de los cultos a través de los tiempos, se
rige en gran medida por la adoración a un ser divino femenino.
Por esta razón vamos a encontrar fácilmente, en cualquier familia
arraigada a la tradición católica, de cualquier parte del mundo, a
fervorosos adoradores de María Madre de Dios en alguna de sus
incontables advocaciones o, lo que es lo mismo en mis heréticas
palabras, adoradores de la esencia de la Diosa Madre, aunque
ellos mismos lo ignoren.
Una gran cantidad de pueblos y villas europeos testimonian la
antigua existencia de un culto a la divinidad femenina llevado a
cabo en sus tierras, en tiempos inmemoriales, con una virgencita
presidiendo la entrada de las murallas en un hueco excavado en la
roca, o en una repisa de piedra coronada por un arco. De hecho, en
muchos de estos municipios, ya no queda más que el hueco y, aun
así, las gentes siguen conociendo el nombre mariano al que estaba
dedicado ese pequeño espacio sagrado.
39
Más pruebas de ese culto ancestral se encuentran en los
abundantes enclaves naturales de la geografía europea,
normalmente elevados sobre el terreno (esto es, colinas y
montes), que hoy se conocen por el nombre de María de X o
Nuestra Señora de X, pues eran en realidad lugares de culto a una
Diosa local antes de la imposición cristiana, que terminó por
sincretizar a esa deidad en una nueva advocación de la Virgen
María o en una santa, manteniendo sus atributos divinos en el
mejor de los casos y construyéndole allí mismo una ermita;
convirtiéndola en un ser demoníaco en el peor de ellos, como es el
caso de las xanas o anjanas, las brujas o meigas, las “dones
d’aigua” o las encantadas, cuando no el mismo demonio.
Así pues, el concepto religioso que representa la Virgen María es
el resultado del sincretismo de una versión debilitada de la Diosa
ancestral, que los romanos ya habían sincretizado siglos atrás en
alguna de las diosas de su panteón patrifocal, sumisas casi todas
ellas a los dioses masculinos.
Más tarde, la divinidad femenina queda mutilada en sus aspectos
sexuales e inmanentes a la propia vida y se presenta ante sus
creyentes cubierta por el manto de vergüenza que le echó encima
el Cristianismo con el objetivo de que el pueblo llano pudiera
decirse cristiano, y no pagano, de una vez por todas, tras una
secular e irremediable inclinación hacia el culto inaceptable a una
Gran Madre.
Así pues, no sólo se le cambió de nombre, sino que además se le
limitó a los aspectos puramente espirituales, creando una
escisión insalvable entre la Diosa que era madre y amante a la vez
y la Diosa trascendente y celestial, convirtiéndola finalmente en
una madre humana y virginal.
40
En conclusión, la Diosa esencial ha permanecido inamovible,
desde el albor de la especie humana hasta la actualidad, en su
tarea de protección a los hogares y a las familias, muy a pesar de
las religiones patriarcales, que intentaron desbancarla con la
imposición de dogmas monoteístas en torno a un dios masculino,
castrador, vengativo y castigador.
Y hasta aquí nuestro raudo paseo por los milenios. Les bendigo las
manos que me han brindado si han llegado hasta aquí, y les dejo ir
en paz, siempre bajo la protección de la Diosa inmortal.
Belinda Jiménez Santos
Sacerdotisa de la Diosa, Hija de Iberia y Hermana del Templo
de la Diosa.
Ritualista con dones musicales, experimentada tarotista,
trabaja con la feminidad sagrada y tiene su propio blog.
41
42
El Misterio de lo Femenino
Por Marta Narbona Gómez
"No hay más lugar que aquí
No hay más tiempo que ahora
Construimos lo Sagrado
Al tomarnos de la mano..."
Un suave toque de tambor inunda la oscuridad del bosque.
Voces femeninas recorren las ramas de los árboles mientras las
estrellas brillan animadas por tal acontecimiento.
La hoguera crepita y las chispas vuelan alrededor de un grupo de
mujeres cogidas de la mano, que giran y giran cada vez más rápido,
alzando sus voces a la eternidad.
Se celebra. Se disfruta. Viven.
La más anciana de todas alza la voz y, en un aullido, con los ojos
encendidos, guía a las demás en un grito orgásmico regenerador.
La energía se escapa por las entrañas de la Madre Tierra y
comienzan las ofrendas de fruta fresca y cereales para Ella, que
permanece inmanente como figura pétrea, esperando a dar el
Mensaje a Sus Hijas
Cualquier ser humano adherido a la Gran Colmena Capitalista
podría decir que son un grupo de locas que, si no van con cuidado,
acabarán con sus largas cabelleras, faldas y abalorios brillantes,
ardiendo en la hoguera. Pues no. Celebran lo Divino Femenino.
Nos remontamos a la antigüedad, donde ciertos pueblos adoraban
a la Diosa, tales como el minoico, el egipcio, el púnico o el íbero.
Muchos de ellos, incontables y quizás aún no descubiertos, ya
celebraban y respetaban a la feminidad.
43
Echando la mirada aún más atrás, podemos ver, en los restos de
arte hallados en excavaciones, el resquicio de la Divinidad
Femenina. Algo mágico, magnético y severo quedó impregnado en
las piedras y tallas. Una vez has mirado a los ojos de caliza,
aparentemente sin vida, de la Dama de Elche, lo notas, lo sientes.
Te reto a hacerlo, porque algo llegará y recorrerá tus entrañas. Y
no hay vuelta atrás.
En un mundo destruido por una sociedad fálica, cruel e indigna,
que castiga y oprime, donde no hay clemencia, donde el
patriarcado aplasta hasta a los propios hombres, necesitamos
mirar más allá y abrirnos a la feminidad consciente, al amor y a la
abundancia, a la Paz con mayúsculas. Debemos volver a la Tribu.
Por eso, en vez de pensar que el grupo de mujeres del que antes
hemos hablado está mal de la cabeza o se introducen palos de
escoba por sus orificios más íntimos, abramos la mente y
reconozcamos la libertad al culto más Sagrado y más Antiguo
donde la Magia se fusiona con la energía y la intención, y nace el
Misterio.
De ese Misterio, que es lo que es, porque no podemos explicarlo,
pero sí sentirlo o llevarlo a cabo, fluye la aceptación de los Ritmos
naturales de la Vida como: traspasar el Velo y abrazar la
oscuridad, cuidar la pérdida y aceptarla, celebrar la abundancia o
descender al inframundo personal, para acabar sanándonos a
nosotros mismos y a los demás. Lo que el mundo patriarcal exige
es que nos guardemos nuestros traumas, felicidades o desdichas
para probar el opio del pueblo que viene en forma de
materialismo e indiferencia, maltrato y agonía, egoísmo y
superioridad: tanto tienes, tanto vales.
Tal es así, que esas locas que danzan en la hoguera no hacen otra
cosa que recordar, amar y respetar a la Madre y al Padre, de otra
forma, con otro amor, honrando sus Misterios más Sagrados.
44
Unámonos al fuego, bailemos junt@s, riamos, cantemos y
celebremos, porque somos un círculo dentro de un círculo, sin
principio ni final…
Marta Narbona Gómez (Sura de la Isla Blanca)
Sacerdotisa de la Diosa y el Dios Celta Reclaiming, Hija de
Iberia y Sacerdotisa de Tanit.
Creadora del Templo de Tanit y de su formación.
45
46
Los tiempos de la Diosa
Por Francisca Gómez Juan
La niebla del tiempo cubre el principio de la Diosa, una época en
que existía lo sagrado femenino.
La Diosa estaba íntimamente relacionada en todos los aspectos de
la Tierra, la naturaleza y el cosmos. Desde lo invisible hasta los
grandes secretos del Universo.
Ella entrelazaba e interrelacionaba toda existencia y equilibraba
lo sagrado femeninomasculino.
Era reverenciada y respetada. Se realizaban en su honor ritos y
ofrendas.
Las ceremonias se celebraban relacionadas con los tránsitos del
ser humano, con los ciclos de la naturaleza, con los elementos, con
la luna, el sol, las estrellas… Donde los animales eran nuestros
hermanos y existía la magia.
Una Diosa completa, con múltiples caras y facetas: Diosa del agua,
de las cosechas, de la fertilidad…
Ella existió en toda la Tierra y tomó los aspectos que en cada lugar
necesitaban y la llamaron con diferentes nombres, tantos como
lenguas y culturas existían.
TIEMPOS DE OSCURIDAD
No hace tanto tiempo, comenzó una época extraña, oscura…
religiones patriarcales poblaron la Tierra. Aplastaron el espíritu
femenino y relegaron a las mujeres a la función de sirvientas.
Esclavas y subyugadas a los padres, hermanos y esposos, les
arrebataron la libertad y secaron su espíritu.
La Diosa se marchitó y desapareció la magia.
47
TIEMPOS DE TRANSICIÓN
Abrir los ojos en esta oscuridad y solo ver una sociedad sin
conexión con el espíritu del Sagrado Femenino, donde el Dios es
un columpio de poder y dinero.
En sus vaivenes arrasan y exterminan a la Madre Tierra. En una
ambición sin límites, destruyen el espíritu y la esencia de la vida,
destrozando ese infinito equilibrio vital en el que ellos también
están sumergidos.
TIEMPOS DE LO SAGRADO FEMENINO
La memoria colectiva despierta. Las semillas de la Diosa renacen y
fructifican por todos los rincones y superficies de la Tierra, por el
mar, por el aire y por el cosmos.
La Diosa está con nosotras, nos bendice, nos insufla su aliento y
restaura el equilibrio de lo Sagrado FemeninoMasculino.
Honraremos a la Diosa con ceremonias, cánticos, bailes y
ofrendas. Bailaremos a la luz de la luna y crearemos un círculo
mágico, donde nuestro espíritu formará uno solo con la Diosa.
Y retornará el esplendor de la Madre Tierra.
Bendiciones de la Diosa
Francisca Gómez Juan (Fanny de Ibiza)
Sacerdotisa de Tanit.
Iniciada en la Tradición Celta Reclaiming.
48
49
Andando el camino
de la Diosa
Por Antoni Garcia
Cuenta la leyenda que existen hombres en el camino de la Diosa.
Pues dejadme que os cuente un secreto: No somos una leyenda o
un mito. Los hombres que andamos el camino de la Diosa
existimos y yo soy uno de ellos. Y no soy el único. Si bien es cierto
que el camino de la Diosa mayoritariamente lo andan mujeres,
también hay hombres caminando a su lado. Aún somos pocos,
pero, a medida que pasa el tiempo, somos más y más.
Tengo que reconocer que es un reto seguir este camino, ya que
tienes que afrontar situaciones y emociones de las cuales llevas
toda la vida oyendo que no te corresponden. Los hombres no
lloran, los hombres no muestran sus sentimientos, los hombres
son fuertes físicamente siempre. Aunque en mi familia no se me
han transmitido estos valores tradicionalmente masculinos, el
subconsciente colectivo y la presión social me los han hecho
sentir míos desde pequeño.
En este camino he aprendido que estos patrones no son
inamovibles, he descubierto que llorar y mostrar mis
sentimientos no me hace débil y que no ser fuerte siempre no me
hace menos hombre. Creo que es un reto para todos nosotros
aprender estas lecciones y compartirlas con las futuras
generaciones.
Llevamos varios siglos, por no decir milenios, en los que el
equilibrio entre femenino y masculino ha estado roto. Creo que es
muy importante reclamar y recuperar el valor y el significado del
Sagrado Femenino y, en consecuencia, el valor de lo Femenino. He
comentado que tradicionalmente se considera que un hombre no
llora o no muestra sus sentimientos porque estos actos son
tradicionalmente femeninos y lo femenino es inferior a lo
masculino. Yo os digo que esto está muy alejado de la realidad:
50
tanto lloran los hombres como las mujeres, porque es una
emoción humana y mostrar los sentimientos no tiene nada de
malo, sea cual sea tu sexo.
Personalmente creo que los hombres que estamos en el camino de
la Diosa no estamos en él para acabar nosotros solos con este
desequilibrio, sino que creo que estamos en este camino para
acompañar a las mujeres y entre todos hacer este cambio posible,
aprendiendo que no es necesario competir con los demás para
demostrar nuestra valía y que las victorias conseguidas entre
todos son mucho mayores que la suma de las que podríamos
conseguir individualmente.
No estoy diciendo que esta labor sea exclusiva de los hombres que
andamos este camino, pero sí que creo que este camino nos la
hace tener más presente.
Estar en el camino de la Diosa no implica renunciar a la
Masculinidad Sagrada ni al Dios, pues la Diosa no es excluyente, ya
que en su propio nombre tiene el de Dios: “Diosa”.
He descubierto que en el girar de la rueda del año el Dios nace,
crece y se sacrifica para que la rueda siga girando, pero es la Diosa
quien es la constante que siempre está presente. Igual que el Dios
anda por la rueda de la Diosa creciendo y evolucionando, yo ando
su camino con el mismo propósito: descubrirme y descubrirla, y
seguir aprendiendo a cada paso, ya que la Diosa es el origen y el
final del camino. De la Diosa venimos y a la Diosa regresamos, en
una espiral sin fin desde el principio de los tiempos.
Si hace unos años, cuando empecé a andar en el camino del
Paganismo, me hubieran dicho que ahora sería Sacerdote de la
Diosa, no les habría creído, ya que empecé para acompañar a mi
mujer en su camino sin ninguna intención de iniciarme al
terminarlo. Pero, a medida que lo andaba, sentía que iba
encontrando mi lugar, que descubría cosas y personas
maravillosas como si alguien las hubiera puesto allí para mí. Me
he sentido y me siento muy acompañado por la Diosa en mi
51
caminar y por el Dios también. Ha habido momentos duros y
difíciles, pero, como todo lo que merece la pena, vale el esfuerzo.
Sigo el camino de la Diosa y deseo que más hombres me
acompañen.
¡Nos encontramos en el camino!
Antoni Garcia
Hijo de Iberia, sacerdote de la Diosa y de la Tribu del Mar.
Cofundador del Templo de la Diosa y guardián del Templo.
52
Conclusión:
La Hermandad de la Diosa
Estos textos que has leído celebran el inicio público de este
proyecto, que nace de la unión y del reconocimiento de que las
diversas personas y entidades que estamos honrando a una Diosa
y a muchas Diosas andamos el mismo camino. Se trata de un
proyecto que también, como los textos, tiene mucho en común,
pero está lleno de diversidad de voces, de prácticas y de trayectos.
Así esperamos que sea nuestra iniciativa: un recorrido en
comunidad al servicio de la Diosa donde la individualidad tiene
también su espacio y es celebrada. Así te la presentamos y te
invitamos a considerarla si crees que puede ser lo que también tú
buscas.
La Hermandad de la Diosa es una confesión religiosa de carácter
pagano, que se enmarca dentro del Movimiento de la Diosa y que
engloba formas de devoción cuyos antecedentes se remontan a los
cultos de la fecundidad prehistóricos, al chamanismo europeo, a
los cultos religiosos y mistéricos precristianos especialmente en
Europa y el Mediterráneo, y que han continuado en mayor o
menor grado en diversas prácticas mágicas, mistéricas, históricas
y en el Paganismo actual. Tiene como misión prioritaria el
ejercicio del culto a la Divinidad Femenina y, en segundo lugar, sin
que ello implique que sea de menor importancia, a la Divinidad
Masculina y a los Espíritus de la Naturaleza.
A continuación te presentamos brevemente los fines y las
creencias de la Hermandad de la Diosa.
53
Nuestros fines son:
● Honrar, redescubrir, investigar, desarrollar, difundir y
celebrar las Divinidades y las prácticas propias del culto a la
Diosa.
● Organizar, dar soporte y difundir informaciones, formaciones
y actos sobre este culto, sus Divinidades y prácticas, y de las
sociedades donde éste se ha llevado a cabo históricamente.
● Colaborar y fomentar la colaboración con otras comunidades
religiosas del Movimiento de la Diosa, comunidades paganas o
cualquier otra forma de religiosidad que se base en la
veneración a la Naturaleza, a nivel nacional e internacional.
● Ser una vía para obtener representación legal y público
reconocimiento de nuestra religión, con el objetivo de
fomentar la normalización y el respeto hacia nuestras
prácticas.
● Velar por la conservación y el acceso a lugares de culto que
según nuestras creencias incluyen los lugares sagrados para
nuestros antepasados y espacios naturales.
Los principios básicos de nuestra fe pueden resumirse en:
1. La Divinidad femenina es la fuente primordial que se
manifiesta en las diversas Diosas, cada una de las cuales es, al
mismo tiempo, una divinidad completa en sí misma.
Reconocemos también el principio masculino y los Dioses,
considerándolos incluídos implícita o explícitamente en
nuestras prácticas.
2. Toda existencia posee un Espíritu, que emana del principio
Divino y nos conecta a esta fuente. Por lo tanto, toda existencia
es sagrada y merecedora de respeto y cuidado. Vemos la
intuición, la inspiración y la creatividad como capacidades
54
naturales que provienen del Espíritu y que se manifiestan a
través de nuestro potencial mental y físico.
3. La Naturaleza es la interconexión viva y consciente de la que
formamos parte y dependemos.
4. Existen diversos mundos o planos de manifestación del ser.
Estos y los seres que los habitan pueden ser accesibles e
interactuar con nuestra existencia en el mundo físico.
5. La existencia continúa después de la muerte. El Espíritu
perdura y sigue interactuando desde otros planos o a través de
otras encarnaciones físicas.
6. La naturaleza de la existencia y el aprendizaje es cíclica, tanto
en el mundo natural como a nivel comunitario y personal. La
vida, la muerte y todos momentos del ciclo son sagrados.
7. Rendimos culto a la Fertilidad, las Divinidades, los ciclos de la
Tierra, los espíritus de la Naturaleza y los Ancestros. Tenemos
la necesidad de alinearnos con sus energías a través de la
devoción, los rituales y las ceremonias.
8. Creemos en la Magia, entendida como la capacidad de cambiar
la conciencia a voluntad, interactuar con los poderes de los
Elementos y otros entes para influir en nuestro ser, en nuestra
vida y en nuestro entorno.
9. La interconexión entre todos los seres es la base de nuestra
ética y conducta. Nuestro bienestar incluye de forma
indisociable el bienestar de todos los demás seres y por eso
nos esforzamos por velar también por éste, sin perjuicio del
derecho legítimo a la autodefensa y la defensa de los demás.
10.Entendemos la incapacidad humana para comprender
totalmente la verdadera naturaleza de la realidad y, por lo
tanto, aceptamos que todo conocimiento y creencia pueden
55
ser igualmente válidos en esta tarea conjunta que es la
búsqueda de la comprensión.
11.Creemos en la libertad personal y responsabilidad de nuestros
propios actos, cuyas consecuencias debemos asumir velando
por su repercusión en nuestra persona, en la comunidad y en
la Naturaleza.
12.Nuestra ética personal se basa en el respeto por los derechos
humanos, la no discriminación, el respeto por los animales y la
Naturaleza.
Si quieres saber más puedes encontrarnos en nuestra
web: www.hermandaddeladiosa.org
56