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Oponerse a “La Colosa” es luchar por la vida y contra el despojo global del gran capital

Un proceso de acaparamiento de tierras, territorios y ecosistemas están desenvolviendo Estados


y monopolios imperialistas en América Latina, África y Eurasia, mientras miles de millones de
habitantes en el mundo padecen una de las peores crisis alimentarias en la historia reciente,
agravada por la crisis económica mundial.

El interés es concentrar aún más la producción y comercialización de alimentos, insumos


agrícolas, fuentes de recursos minero energéticos para lo cual se apropian a nivel mundial de
amplias zonas con recursos estratégicos, biodiversidad, tierras cultivables, reservas acuíferas,
todo esto como parte de su proceso de acumulación de capitales y de mercantilización de la
naturaleza que les permite sacar jugosas ganancias mediante la especulación de los precios
internacionales de las materias primas y de los alimentos.

El Monopolio coreano Daewoo ha buscado concesionar en Madagascar la mitad de las tierras


cultivables de la Isla por 99 años para la producción agroindustrial de aceite de palma y maíz, el
grupo chino Suntime Internacional ha comprado tierras en Kazajistán, México y busca otros
países de América del Sur para la producción de arroz, la estadounidense Cargill y la italo-
española Poligrow han puesto sus ojos en tierras colombianas para cultivar aceite de palma (en
Mapiripán, Meta) y cereales (en el Vichada) respectivamente1.

Una suerte similar corren países como Sudán, Etiopia, Pakistán, Camboya, Birmania, Uganda,
Filipinas, Indonesia, Laos, Turquía, Ucrania, Tailandia, Mozambique, Tanzania, Zimbabue,
Ruanda, Zambia, Nigeria, Camerún, Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador y Argentina; todos con graves
problemas de violencia, desplazamiento, hambruna y concentración de la riqueza en pocas
manos. Estamos hablando de alrededor de 60 millones de hectáreas en el mundo acaparadas
por gobiernos o multinacionales y grandes fondos de inversión que vieron en las transacciones
con tierras un negocio rentable.

Es una tendencia neocolonial que se explica por un cambio en las formas de acumulación de
capital como expresión de la emergencia de una nueva etapa imperialista caracterizada por la
dominación global de un puñado cada vez menor de megamonopolios, que exigen y promueven
el modelo neoliberal extractivista, de destrucción de la soberanía de las naciones y la
apropiación salvaje de los medios de vida de la humanidad: tierra, agua, atmósfera, subsuelo y
biodiversidad.

Colombia no es ajena a esta dinámica de expoliación del capitalismo, con cerca de 15 mil títulos
mineros feriados en páramos, reservas forestales, parques naturales y tierras cultivables, 58
millones de hectáreas destinadas a la explotación minero energética y la asignación de 7
millones de hectáreas en la altillanura y regiones de la costa atlántica y pacífica para los
agronegocios2.

Un representante por excelencia de estos monopolios imperialistas devastadores en suelo


colombiano es la Anglo Gold Ashanti (AGA), multinacional de capital sudafricano,

1
El Espectador. Aumenta interés de transnacionales por poseer tierras colombianas. 20 mayo de 2015.
2
Mercado de Tierras en Colombia ¿Acaparamiento o Soberanía alimentaria?. DKA Austria, Bogotá, 2012.
estadounidense y británico con presencia en varios países como Sudáfrica, Tanzania, Ghana,
Congo y Colombia además de sus exploraciones en Filipinas, Eritrea e incluso en el fondo del
mar. Es una de las tres empresas mineras de oro más grandes del mundo, sus acciones se cotizan
en las bolsas de Londres y Nueva York, y tiene al menos 39 filiales en paraísos fiscales con el fin
de ocultar sus ingresos, minimizar el pago de impuestos y maximizar sus ganancias. Esta
multinacional ha enfrentado múltiples huelgas y demandas de los trabajadores y organizaciones
ambientalistas en distintos países por las consecuencias sociales, ambientales y económicas que
conlleva la minería a cielo abierto y por sus implicaciones en violaciones a los derechos humanos.

En Colombia además del proyecto La Colosa que representa para la empresa la quinta mayor
mina productora de oro en el mundo, AGA cuenta con otros 9 proyectos mineros en los
departamentos de Bolívar, Antioquia, Risaralda, Caldas, Cauca, Nariño, Putumayo y Chocó que
responden a 404 títulos mineros en 763.337 hectáreas y como si fuera poco, ha solicitado 625
títulos adicionales en una extensión de 865.649 hectáreas3. Las consecuencias de la gran minería
ya sea mediante técnicas de cielo abierto o mediante socavón, son alarmantes e irreversibles
ambientalmente hablando, dejando profundas huellas de miseria y destrucción como ha
sucedido en la mina Yanacocha y en el Cerro de Pasco (Perú), en el Cerro de San Pedro en San
Luis Potosí (México) o en la mina de la Alumbrera (Argentina), para citar solo algunos ejemplos4.

Lo anterior es expresión de lo que David Harvey ha denominado acumulación por desposesión.


Se trata de un modelo de desarrollo imperialista centrado en el “crecimiento económico”, que
supone el acaparamiento y explotación indiscriminada de tierras cultivables y de zonas
protegidas (como bosques, paramos, selvas, reservas forestales, despensas agrícolas) al servicio
de los grandes monopolios y multinacionales, y que mediante el despojo violento se han
quedado con gran parte de las tierras de las comunidades. Modelo en función de los grandes
agro-negocios y de la extracción minera que en tiempo record extrae a gran escala los recursos
naturales, destruyendo la naturaleza, hundiendo en la pobreza a las comunidades agrarias y
ancestrales, colocando a las empresas por encima de la dignidad y de la gente.

Los efectos de esta tendencia no sólo resultan devastadores para los campesinos y pueblos
originarios y afrodescendientes, sino que hoy existe una real amenaza de destrucción del
conjunto de la población mundial: al destruir las economías campesinas y absorber las bases de
la vida por parte de los megamonopolios, se acentúa todavía más el desequilibrio existente en
la producción y distribución mundial de los alimentos; se crean nuevos escenarios especulativos
y de carestía de la comida, y se acrecienta el despojo y la insatisfacción de las necesidades
alimentarias de la población mundial.

Por eso cobra gran importancia la lucha contra la AGA y su proyecto en la mina La Colosa en el
municipio de Cajamarca, representa no solo la lucha contra un modelo económico asesino sino
que también representa la lucha por la defensa de la despensa agrícola del Tolima, la defensa
de los territorios y la herencia sociocultural de las comunidades rurales, la defensa de la

3
La Colosa: Una muerte anunciada. Universidad del Tolima, 2014. Pág. 39-42.
4
Cuatro consecuencias de la minería a cielo abierto. En: http://ecoosfera.com/2015/07/4-consecuencias-
de-la-mineria-a-cielo-abierto-hoy-es-el-diainternacionaldeaccioncontralamineriaacieloabierto/
soberanía alimentaria y nacional, del agua y de la biodiversidad, la lucha por la protección del
medio ambiente y por la conservación de todas las formas de vida incluyendo la humana.

Asumir el ejercicio de la consulta popular contra la minería en Cajamarca de manera activa,


autónoma y responsable, para rechazar el despojo trasnacional, es un ejercicio que unido a la
movilización social expresa la voluntad soberana y de autodeterminación de los pueblos,
significa sentar las bases para edificar una apuesta que proponga una relación diferente con la
tierra y el territorio, que enfatice en el cuidado y la defensa de la vida priorizando la organización
de las comunidades, la protección y el acceso de los pueblos a los bienes comunes naturales.

Es también la posibilidad de encaminarse en la construcción de un nuevo proyecto de país que


no solo resuelva el problema rural sino también el urbano que están íntimamente ligados, donde
la producción soberana, limpia y segura de alimentos; el ordenamiento del territorio y su
gobernanza como ejercicio autónomo por parte de las comunidades campesinas, raizales,
palenqueras, afros, indígenas y sectores populares urbanos son parte de esta propuesta viva
que ya se viene haciendo realidad mediante la defensa de planes de vida a través de procesos
alternativos como los son las zonas de reserva campesina, las comunidades de paz, los
resguardos indígenas y los consejos comunitarios, entre otros.

Jymy Forero
Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo
Docente Universidad del Tolima

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