Está en la página 1de 2

La Ley de Minas, el resto de la Normativa minera, las

Administraciones con competencia en minas de las Comunidades


Autónomas y muchos de los responsables de empresas relacionadas
con las actividades extractivas obvian o en el mejor de los casos,
desconocen el potencial que como técnico en materias mineras tiene
el geólogo.

Es triste pensar que nuestra profesión surge y tiene uno de sus


orígenes en la minería. Que autores clásicos en minería y geología
minera han desarrollado extensos trabajos donde el geólogo de mina
era uno de los más importantes agentes en el desarrollo diario de la
explotación minera. Hoy en día en España la minería subterránea es
meramente testimonial, pero aun así, la minería a cielo abierto tiene
y tendrá un potencial muy importante.

El problema para nuestro colectivo queda patente cuando topamos de


bruces con la Ley de Minas que no olvidemos, entró en vigor en 1973 y que
centra la labor de explotación minera en los ingenieros de minas y les
otorga la exclusividad en el desarrollo del proyecto de explotación (que
lleva unido el proyecto de restauración, el estudio de impacto ambiental, el
proyecto de contaminación atmosférica y cuantos estudios estén
relacionados con cada explotación minera) y de la dirección facultativa (y
casi siempre la dirección ambiental), que hoy en día y con el tipo de
minería existente en España es su mayor fuente de ingresos con diferencia.
Con este panorama nuestro colectivo queda relegado a un segundo plano.
La exploración e investigación minera hoy en día prácticamente no existe y
son las Administraciones y Universidades las que aglutinan, aprovechando
su posición, gran parte de esos proyectos en detrimento de la empresa
privada.

Muchas minas con grandes reservas de mena y ninguna dificultad en encontrar más emplean
departamentos geológicos - obviamente no por motivos de caridad o sentimentales-, mientras
que otras minas cuya mena es escasa y difícil de encontrar parecen sostenerse (no en sus mejores
condiciones, piensan los geólogos) sin ayuda geológica. Incluso aunque una mina pueda no tener
problemas de búsqueda de mena en el momento, es seguro que más pronto o más tarde llegue el
día en que se necesiten nuevas masas de mena.

Como dice Lindgren,2 "cuando el minero tiene mena abundante vive confortablemente sin ayuda
del geólogo, pero cuando los recursos de mena disminuyen, acude inmediatamente al geólogo".
Esto es como retrasar la llamada al médico hasta que el paciente esté a punto de morir.
Dos tipos particulares de geólogos,muy desemejantes entre sí en entrenamiento y actitud mental,
han fallado, desgraciadamente, a dar una alta estimación a la profesión. El primero de estos tipos
y lo ponemos en primer lugar porque, históricamente, fue el primero en el campo, es el geólogo
de intereses primariamente científicos que escribe unos imponentes informes sobre la petrología,
la estratigrafía e incluso el origen de la mena, pero al que le falta ya el tipo cuantitativo de mente
o la experiencia práctica en minería para trasladar sus ideas a toneladas de mena, porcentajes de
metales y metros de profundidad. Es capaz de cumplir una misión muy útil, pero sólo en compañía
de un individuo al que pueda calificársele de geólogo minero, con énfasis sobre lo de minero.

En contraste con el científico "puro" está el tipo "práctico" de geólogo que se contenta con hacer
diagramas de sondeos, poner fallas sobre el plano y dirigir las actividades del equipo de
desmueStre. Sabe poco y le importan menos las teorías sobre depósito de mena, desdeña como
de "geólogo de gabinete" cualquier especulación sobre la causa de que la mena esté donde se
encuentra, y reduce sus recomendaciones a seguir ciegamente una veta, o a un agujero
geométrico del terreno con sondeos.

Ha aprendido a mirar la mena en términos de dólares por tonelada, de modo que no tenga que
buscar el consejo de nadie para respaldar su juicio, y después, cada noche, repasará el informe del
analista para ver si estaba acertado o equivocado.
A ello el geólogo añade una imagen más amplia de la localizaciónde la mena y distribución de rocas
reuniendo los detalles en una serieunificada de plantas y secciones.

En resumen, el geólogo verdaderamente práctico es un teórico y científico en el más alto sentido de ambos
términos.

LUGAR DEL GEÓLOGO EN UNA ORGANIZACIÓN MINERA

El punto a destacar es que ni el geólogo residente ni el geólogo consultante (si hay alguno) aparecen en esta
línea de autoridad. Ambos son "jefes de la empresa" y sus funciones son más de consejo que de
administración.

Las relaciones del geólogo con el departamento de ingeniería, la oficina del analista, los capataces, los jefes
de turno y los mineros deben ser estrechas y él debe hacer preguntas, explicar sus puntos de vista y, cuando se
lo pidan, dar consejos, pero debe evitar cuidadosamente el dar instrucciones, porque el hacerlo significaría
inmiscuirse en el terreno del superintendente.

Geólogo residente:

También podría gustarte