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TIPOS DE RELACIONES ENTRE PERSONAJES

Posted by ​Inteligencia Narrativa​ | ​Storytelling y Guión​ | ​11 ​ |

Es inevitable que, cuando disponemos una serie de personajes sobre el tablero, ​creen relaciones y

vínculos entre sí. Les guste o no forma parte de su naturaleza y hasta el personaje más independiente

termina por crear un vínculo con alguien o algo.

En ningún momento hay que perder de vista ​el propósito inicial de una conexión​, ni mucho menos el por

qué esos personajes han llegado a ser lo que son. Sería ​incoherente ​y absurdo que dos personajes que

han sido amigos toda la vida, desde niños, no fuesen lo suficientemente comprensivos el uno con el otro. Si

les une una amistad de treinta años, hará falta algo terrible para separarlos o deberá ocurrir algo que les

cambie las vidas para llegar a sustituir esa relación por otra distinta.

En el caso de los dos buenos amigos, en el supuesto de que el escritor necesitase ​crear un conflicto ​que

rompiese su amistad, necesitará un motivo de una gravedad ​equivalente al grado de amistad que

pretende destruir. Lo mismo ocurre con cualquier tipo de relación sentimental. Incluso con relaciones
negativas, dos enemigos acérrimos necesitarán de un gran cambio o un gran motivo para replantearse su

enemistad mutua y convertirse en aliados o amigos.

Este tipo de lazos son combinables entre sí. Dos eternos rivales pueden ser amantes y estar unidos a la

vez por una causa común. Un escritor siempre ​debe justificar el porqué de cada relación relevante de la

historia, pero mientras exista una justificación válida, todo es posible.

LOS AMANTES

Probablemente el vínculo más fuerte entre dos personajes sea el amor. Dos enamorados son capaces de

hacer cualquier cosa por el ser amado, incluso sacrificar su propia vida. Obviamente existen distintos grados

de amor, desde un simple capricho amoroso hasta un intenso idilio que roza la obsesión y la locura. El

ejemplo perfecto y más representativo de Los Amantes es Romeo y Julieta, de la obra teatral homónima de

William Shakespeare.

LOS BUENOS AMIGOS


No, no se trata de amigos y ya está. El término “amistad” se ha desvirtuado mucho a lo largo del tiempo y

ahora la condición de amigo ha quedado relegada a lo que antes se denominaba como conocido. Un buen

amigo, en referencia a este concepto literario, habla de alguien que estará ahí hoy y siempre, cubriendo el

hombro de su compañero, siendo leal y defendiéndose mutuamente en todo momento. Es una relación tan

fuerte y poderosa como podría ser el vínculo entre dos hermanos, o incluso más.

LA DEUDA

Algo externo conecta a los personajes y no tiene nada que ver con lo que sienten el uno por el otro. Quizá

uno tiene una deuda de juego que saldar, por lo que se crea un vínculo económico entre ellos. O puede que

uno le salvara la vida al otro, creando un vínculo de favor, donde el otro personaje se ve en la obligación

moral de devolverle el favor. Las posibilidades son casi infinitas, limitándose únicamente al hecho de que

dicha relación no puede despertar (al menos al principio), ningún interés personal o emocional entre ambos.
LOS ETERNOS RIVALES

Este tipo de relación no siempre es necesariamente nociva. Puede existir una relación de rivalidad sana,

donde los dos compiten por algún objetivo que ambos anhelan y no se puede compartir. Esto crea una

relación de amor-odio muy interesante, que deja al escritor un amplio abanico de posibilidades, pues

posibilita cualquier reacción por parte de los rivales, por extrema que sea. Si la parte del rival cobra más

fuerza que la del amigo, la situación podría ofrecer a un valiosísimo antagonista. A la inversa las

posibilidades también son muy jugosas, donde la amistad prevalece sobre la rivalidad y desencadena un giro

inesperado en la trama.
LOS FAMILIARES

Simple y llanamente: los personajes comparten lazos de sangre. Aunque no necesariamente tiene que existir

una conexión biológica, también es válido que éste sea adoptado, acogido, o que tenga una relación de

primo lejano… cualquier parentesco es válido para conectar a dos personajes. Aunque es un lazo demasiado

externo, por lo que siempre suele ir acompañado de alguno de los siguientes. Por ejemplo, dos hermanos

que son muy buenos amigos. Aún así, a veces basta con ser familia de alguien para cubrir una función

narrativa fundamental. El ejemplo más claro de esto: El Padrino.

EL HUÉRFANO ASISTIDO

Todos los personajes sufren pérdidas y a menudo encuentran en otros una forma de llenar ese hueco.

Aunque el concepto hace referencia principalmente a una madre o padre que han perdido un hijo y cooperan

con alguien porque les recuerda a él, existen multitud de formas de cubrir esto. Estas alternativas reúnen a

alguien que se parece al hermano difunto, al amigo perdido, a la ex-novia que nunca se llegó a olvidar,

etcétera. Una frase muy típica que se suele oír en este tipo de relaciones es eso de: “Mi hijo tendría tu misma

edad”, «Te parece mucho a alguien que conocí una vez…». En tramas dramáticas es un modelo de relación

muy recurrente por el trasfondo que conlleva.


EL MENTOR Y EL APRENDIZ

El tutor y el alumno es un modelo de relación donde uno de los personajes es un experto y avezado

conocedor del mundo, mientras que el otro es inexperto. No es obligatorio, pero suele existir una diferencia

de edad entre ambos, siendo el adulto o anciano quien da lecciones al joven. Es la clásica relación entre

Arturo y Merlín.

UNIDOS POR UNA CAUSA COMÚN


Hay grupos de personajes que cooperan y a muchos nos extraña. Un objetivo común donde además es

necesario cooperar para alcanzarlo, brinda al escritor la posibilidad de formar un lazo de unión y hermandad

entre personajes que no tienen absolutamente nada que ver. Incluso pueden ser enemigos acérrimos que,

en pos de un fin mayor, deciden dejar de lado sus diferencias. En estos casos, cada personaje tiene unos

intereses propios, totalmente independientes del resto de personajes.

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