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Efectos bifásicos, caracterizados por una primera fase de sedación o reducción de la actividad motora, seguida de un

periodo de recuperación de la conducta motora e hiperactividad

Función motora: los músculos se mueven con una mecánica programada para lograr movimientos armónicos y
coordinados.

Tono vascular es un término médico usado para describir el diámetro y el tono de un vaso sanguíneo cuando el buque
es totalmente dilatado. En condiciones normales, todos los vasos sanguíneos experiencia por lo menos un grado leve de
contracción de los músculos lisos del buque. Estas contracciones se utilizan para determinar el tono vascular. Cuando
este tono es normal, los vasos sanguíneos se consideran estar funcionando a niveles óptimos. Cuando estas
contracciones anormales, salud vascular puede convertirse en peligro, que requieren un viaje a un profesional de la
salud para diagnóstico y tratamiento adecuados.

Ambos tipos de vasos sanguíneos, las arterias y venas, se consideran al medir el tono vascular. Una arteria es un vaso
sanguíneo que transporta sangre limpia desde el corazón a los diversos tejidos y órganos del cuerpo. Una vena es un
tipo de vaso sanguíneo responsable para el transporte de sangre hacia el corazón después de los tejidos y órganos han
obtenido el oxígeno y los nutrientes de la sangre.

La histamina es un vasodilatador.

En bioquímica, un agonista es aquella sustancia que es capaz de unirse a un receptor y provocar una respuesta en la
célula. Un agonista es lo opuesto a un antagonista en el sentido de que mientras un antagonista también se une a un
receptor, no solamente no lo activa sino en realidad bloquea su activación por los agonistas. Un agonista parcial activa
al receptor pero no causa tanto efecto fisiológico como un agonista completo. Los receptores en el cuerpo humano
funcionan al ser estimulados o inhibidos por agonistas o antagonistas naturales (como las hormonas o
neurotransmisores) o artificiales (tales como las drogas). Recientemente ha sido lanzada una novedosa teoría
denominada selectividad funcional, la cual amplía la definición convencional de la farmacología.

En anatomía, los músculos agonistas son los que son capaces de realizar el mismo tipo de movimiento.

Discusión: La morfina provoca una intensa sensación de contento y bienestar que constituye un componente
importante de su efecto analgésico, ya que reduce la agitación y la ansiedad asociadas a una enfermedad o una lesión
dolorosa (Rang, 2008). Así, la aplicación de morfina en Cavia porcellus a diferentes concentraciones permitió determinar
el efecto de este opiáceo, especialmente sobre el comportamiento animal, y cómo éste atenúa su efecto a menores
concentraciones.

Los opiáceos (morfina) no afectan a las fibras simpáticas, por lo tanto, el tono vascular y la sensación táctil (tacto y
presión) permanecen intactas, pero pueden afectar a la función motora debido a la hiperpolarización de las neuronas
motoras, pero raramente se observa debilidad motora (Mathews, 2008). Actúan sobre los canales iónicos a través del
acoplamiento directo de las proteínas G al canal. Mediante este proceso, los opiáceos facilitan la apertura de los canales
de potasio e inhiben la de los canales de calcio controlados por el voltaje, siendo estos los efectos fundamentales que se
observan en la membrana. Estas acciones sobre la membrana repercuten tanto en la excitabilidad de la neurona como
la liberación de transmisores (Rang, 2008).

Al inhibir la morfina la apertura de los canales iónicos con control de puertas por voltaje, y por lo tanto impedir la
entrada de Ca++ y los fenómenos subsiguientes para la transmisión sináptica química entre neuronas y células
musculares, las funciones motoras se vieron fuertemente afectadas, lo cual se evidenció en el adormecimiento de las
patas y la rigidez muscular, acompañada por la ausencia de parpadeo y tranquilidad total del animal, como se muestra
en los cuadros 01 y 02 de resultados. Así mismo, se observó que en la mayoría de individuos la pata que fue inyectada se
encogió fuertemente, y en general, las patas traseras de los ejemplares que recibieron dosis de morfina en alta
concentración (5% - 2.5%) no realizaron movimiento alguno; incluso al ser jaladas, éstas se arrastraban.

Según Rang (2008) la mayoría de los opiáceos como la morfina producen hipotensión y bradicardia cuando se
administran en dosis altas, a través de su efecto sobre el bulbo raquídeo y la liberación de histamina. Tal y como se
observa en las figuras 03 y 04, el ritmo cardiaco sufrió una disminución hasta que el efecto del opiáceo terminó, y esto
se debió a la vasodilatación. Así mismo, Valsecia y Mondaini (2009) mencionan que con dosis clínicas de morfina se
observan muy pocos efectos sobre la presión arterial, frecuencia, y ritmo cardíaco, en cambio las mismas dosis son
capaces de producir vasodilatación arteriolar, con disminución de la resistencia periférica e inhibición de los reflejos
barorreceptores. Esta afirmación puede explicar el hecho de que al aumentar la concentración de morfina, el ritmo
cardiaco disminuyó más, mientras que a dosis pequeñas, los latidos por minuto se ralentizaron de forma no tan
significativa.

Los efectos de los opiáceos sobre la función cardiorrespiratoria dependen de la dosis, por lo tanto disminuye la presión
arterial y la frecuencia cardiaca durante al menos 2h (Mathews, 2008). La morfina produce una depresión respiratoria
dependiente de la dosis, la que también es evidenciada por anestésicos inyectables del tipo barbituratos (Flores, 1979).
La acción fisiológica sobre la frecuencia respiratoria fueron más evidentes; cuando se inició el efecto del analgésico no
se observó claramente los movimientos nasales durante la respiración normal de Cavia porcellus, los mismos que poco a
poco se fueron normalizando. Las figuras 05 y 06 muestran la disminución la frecuencia cardiaca sufrida por los
individuos debido a su acción directa sobre el centro respiratorio, así mismo, muestra que, tal y como lo explican los
autores citados, la disminución fue más notoria a mayor concentración de morfina, es decir, al igual que con la
frecuencia respiratoria, el efecto de la morfina se acentúa con el aumento de la concentración de la misma.

La morfina y sus derivados producen constricción pupilar (miosis), ésta se debe principalmente a la activación de
receptores kappa ubicados en el núcleo pretectal pupilar del III par. En casos de intoxicación la pupila es usualmente
puntiforme por la intensa miosis, constituyendo un signo patognomónico de esta intoxicación (Valsecia y Mondaini,
2009). En efecto, a altas concentraciones de morfina, 2.5 - 5%, se produjo una constricción pupilar muy notoria, debido
a las razones explicadas por los autores citados. Sin embargo, la morfina al 1.25% no tuvo efecto sobre la pupila,
obviamente debido a su baja concentración.

Un efecto secundario tras la aplicación de morfina es la retención urinaria. La retención urinaria causada por los
opiáceos es el resultado de la actividad agonista sobre los centros centrales (supraespinales) y espinales. Los centros
motores detrusores se localizan centralmente en la formación reticular del tronco del encéfalo del mesencéfalo, el
puente y el bulbo raquídeo, y también se localizan especialmente en los segmentos parasimpáticos sacros en el asta
dorsal. Las actividades agonistas de los opiáceos sobre estos centros inhiben la motilidad de la vejiga causando
relajación del detrusor y produciendo el llenado de la vejiga (Mathews, 2008).

Otro efecto de la morfina fue lo descrito en el párrafo anterior. Después de casi dos horas de haber inoculado el opiáceo
los individuos que recibieron mayor concentración de morfina recién miccionaron, debido a su acción sobre la motilidad
de la vejiga.

Valsecia y Mondaini (2009) mencionan que el efecto de la morfina dura entre 4-5 horas dependiendo de la dosis. Así
como se observa en las figuras 01 y 02, el tiempo total del efecto de la morfina fue mayor en los individuos que
recibieron mayor concentración del analgésico. Y cabe mencionar que no todos los organismos responden de la misma
manera al efecto de la morfina puesto que el individuo que recibió una dosis al 2.5%, en ambos muestreos, fue el más
afectado, aún más que el individuo que al cual se le inyectó morfina al 5%. La tranquilidad del individuo así como su
rigidez muscular y el encogimiento de las patas duró mucho tiempo, el adormecimiento general fue muy notorio.

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