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08 Traumatologia PDF
08 Traumatologia PDF
SEMINARIO N°7:
Integrantes:
Collantes Alvarado Kelly Scarlett.
Cóndor León José Luis.
Asignatura:
Traumatología
Docente:
Dr. Riuz Delgado Carlo.
2019 - II
Enfermedades de la córnea y vicios de refracción UNPRG
ÍNDICE
ÍNDICE ....................................................................................................................................................... 1
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 2
OBJETIVOS ............................................................................................................................................. 3
I. OSTEOMIELITIS .............................................................................................................................. 4
1. DEFINICIÓN ........................................................................................................................................ 4
2. CLASIFICACIÓN .................................................................................................................................. 4
3. EPIDEMILOGÍA ................................................................................................................................... 5
4. ETIOLOGÍA .......................................................................................................................................... 5
5. CLÍNICA................................................................................................................................................ 7
6. DIAGNÓSTICO..................................................................................................................................... 8
7. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL ......................................................................................................... 12
8. COMPLICACIONES............................................................................................................................ 13
9. TRATAMIENTO ................................................................................................................................ 14
V. REVISIÓN ......................................................................................................................................... 33
INTRODUCCIÓN
Este tipo de infecciones son difíciles de reconocer en las fases precoces de la enfermedad, y en
muchos casos plantean problemas tanto en el diagnóstico como en el manejo terapéutico,
médico y quirúrgico.
El momento del desarrollo infantil en el que se producen las infecciones osteoarticulares favorece
que se puedan lesionar tanto el cartílago de crecimiento como las articulaciones, pudiendo ser
causa de secuelas permanentes.
Es por tanto muy importante que los pediatras reconozcan los signos y síntomas de infección
osteoarticular para establecer un diagnóstico y tratamiento precoces que permitan la curación
sin secuelas de esta patología.
OBJETIVOS
1. Describir las características del diagnóstico y tratamiento de la osteomielitis.
2. Establecer los principales factores que potencian una infección en la cirugía ortopédica y
traumatológica.
3. Reconocer la artritis séptica como una urgencia por su alta capacidad de generar pérdida
funcional si se retrasa el diagnóstico y el manejo.
4. Describir los factores que predisponen a los pacientes a dichas infecciones para saber
proporcionar un tratamiento empírico adecuado.
I. OSTEOMIELITIS
1. DEFINICIÓN
Osteomielitis: Es la inflamación del hueso causada por una infección bacteriana o fúngica, y
con menor frecuencia por parásitos o mico bacterias.
2. CLASIFICACIÓN
DESCRIPTIVA /PATOGÉNESIS
Infecciones de tipo 1 son hematógenas en origen.
Infecciones tipo 2 están relacionadas con un foco contiguo, tal como una herida abierta,
una intervención quirúrgica o fijación previas.
Infecciones tipo 3 están asociadas a la enfermedad vascular y sus complicaciones.
Los huéspedes de tipo A: tienen una fisiología normal sin enfermedad sistémica
significativa ni factores tisulares locales.
Los huéspedes de tipo B: pueden presentar un compromiso local o sistémico. El
compromiso local puede derivar de heridas abiertas, tractos sinusales, transferencias
tisulares previas, o síndromes compartimentales. Los huéspedes que sufren compromiso
sistémico tienen patologías que afectan la respuesta normal a la infección, tales como
diabetes, enfermedad vascular, malnutrición u otras causas de inmunosupresión. Es
necesaria una evaluación de los pacientes con infección local o sistémica, para
asegurarse que las condiciones o cuestiones subyacentes, por ejemplo, consumo de
tabaco, deficiencias nutricionales, nivel de glucosa en sangre, edema, se tratan o corrigen
antes de realizar la resección, para mejorar la respuesta del huésped al tratamiento.
3. EPIDEMILOGÍA
o 50% de los casos ocurren en los primeros 5 años de vida.
o Es más frecuente en niños que en niñas.
o La localización más frecuente son los huesos largos de las extremidades inferiores.
4. ETIOLOGÍA
La bacteria aislada con mayor frecuencia en la osteomielitis de cualquier origen y en
cualquier grupo de edad es S. aureus (70 – 90%).
5. CLÍNICA
Los síntomas más frecuentes son fiebre, dolor agudo persistente que se va
incrementando en el miembro afecto, acompañado de inflamación y enrojecimiento del
tejido que está sobre el hueso.
El niño cojea o se niega a caminar, debido al dolor al cargar y a la movilización.
El lactante presenta irritabilidad, rechazo del alimento, e inmovilidad por el dolor.
Osteomielitis aguda
Se presenta generalmente de forma gradual. Los pacientes refieren dolor inflamatorio en
el sitio afecto. Con frecuencia se observan signos locales inflamatorios, como dolor a la
palpación, aumento de temperatura, eritema e inflamación de los tejidos blandos. Sin
embargo, cuando la osteomielitis afecta a huesos profundos estos están ausentes.
Pueden presentar síntomas generales como fiebre y escalofríos.
La osteomielitis aguda también puede presentarse como artritis séptica, ya que en la
osteomielitis hematógena de huesos largos, el sitio de infección más común está en la
metáfisis, que puede romperse a través de la corteza ósea dentro del espacio capsular
de una articulación. Esto es particularmente importante en los lactantes, para quienes la
presencia de vasos sanguíneos transfisarios y una placa de crecimiento inmaduro
permiten la diseminación temprana de las bacterias desde la metáfisis hasta la epífisis
del hueso y hacia la cavidad articular.
Osteomielitis subaguda
Se presenta con dolor leve durante varias semanas, con mínima fiebre y pocos síntomas
sistémicos.
Osteomielitis crónica
Se presenta con dolor, eritema o inflamación de meses de evolución. En ocasiones, los
pacientes presentan un trayecto fistuloso con drenaje intermitente de pus, lo que es
patognomónico de osteomielitis crónica. El diagnóstico de osteomielitis crónica es
especialmente difícil en presencia de material protésico, ulceración extensa de la piel o
de los tejidos blandos o cambios isquémicos debidos a insuficiencia vascular. Las úlceras
profundas o extensas que no cicatrizan después de varias semanas de cuidados
adecuados para las úlceras deben despertar la sospecha de osteomielitis crónica,
particularmente cuando tales lesiones se encuentran sobre las prominencias óseas.
El absceso de Brodie
Es una osteomielitis subaguda o crónica que se produce en la metáfisis de los huesos
largos, típicamente la tibia distal, pero también en el fémur, peroné, radio y cúbito.
Generalmente ocurre en pacientes menores de 25 años de edad. Por lo general, es de
origen hematógeno, pero también puede ocurrir en el contexto de un traumatismo. El foco
infeccioso consiste en un absceso confinado dentro de un borde de hueso esclerótico.
Hay dos situaciones clínicas en las que el diagnóstico suele retrasarse por su dificultad:
Osteomielitis del recién nacido: infrecuente, pero es una infección grave,
generalmente debido a una diseminación bacteriémica en un neonato con
catéteres intravenosos. Los signos y síntomas incluyen fiebre (que puede faltar),
irritabilidad, rechazo a mover el miembro (pseudoparálisis) y celulitis asociada.
6. DIAGNÓSTICO
Clínico:
Bacteriemia con clínica compatible sobre vértebras, huesos largos y prótesis de
huesos y articulaciones, y en casos de fracturas abiertas o cirugía ortopédica
reciente. La osteomielitis crónica debe sospecharse en pacientes con heridas
crónicas de partes blandas con retraso de la cicatrización, en el contexto de
diabetes, neuropatía periférica, úlceras por presión o en presencia de material
protésico subyacente.
Laboratorio:
Inespecíficas y no siempre están alteradas
multifocal. Hay que tener en cuenta que puede dar resultados falsamente
positivos en enfermedades que no son osteomielitis pero que cursan con
hiperactividad osteclástica, como son fracturas, tumores, traumatismos,
infartos óseos (como en el caso de drepanocitosis), lesiones
post-quirúrgicas, infecciones profundas de partes blandas y artritis.
7. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Infección de tejidos blandos
Puede ocurrir sola o junto con osteomielitis. La biopsia del hueso es suficiente para el
diagnóstico de osteomielitis. En general, en el contexto de una infección crónica de tejidos
blandos que no mejora con la terapia antibiótica adecuada, es prudente realizar técnicas
de imagen para evaluar la afectación ósea; esto ocurre más a menudo en pacientes
diabéticos.
Artropatía de Charcot
Puede presentarse con eritema localizado y calor; puede ser difícil determinar si tales
pacientes tienen artropatía de Charcot u osteomielitis (o ambas). Además, los pacientes
con artropatía de Charcot suelen desarrollar ulceraciones cutáneas que a su vez pueden
conducir a una osteomielitis secundaria. Las exploraciones óseas, las radiografías
simples y los hallazgos de imágenes por RM en pacientes con neuroartropatía aguda o
crónica pueden ser indistinguibles de los pacientes con osteomielitis aguda. Sin embargo,
la RM con contraste puede ser útil desde el punto de vista diagnóstico si muestra un
trayecto fistuloso, reemplazo de la grasa del tejido celular subcutáneo, una colección
líquida o anormalidades extensas de la médula. La biopsia ósea puede ser necesaria en
las situaciones anteriores y en casos de supuesta artropatía aguda de Charcot en la cual
la inmovilización y el reposo no mejoran.
Gota
Tanto la osteomielitis como la gota pueden presentarse con inflamación de las
articulaciones. La gota se distingue por la presencia de cristales de ácido úrico en el
líquido articular; la presentación es relativamente aguda, mientras que la presentación de
la osteomielitis es más insidiosa.
Fractura
La osteomielitis puede simular la aparición de una fractura en las imágenes radiográficas;
la fractura típicamente se asocia con un traumatismo previo. En algunos casos, se puede
requerir una biopsia ósea para distinguir estas dos entidades, particularmente en
ausencia de cicatrización después de una fractura diagnosticada.
Bursitis
Tanto la osteomielitis como la bursitis pueden presentarse con inflamación de la bursa.
La osteomielitis implica la infección del hueso subyacente, mientras que la bursitis implica
una infección que está confinada a los tejidos blandos. Los dos se distinguen por la
historia clínica, el examen físico, la radiografía y la aspiración de la bursa.
Tumores óseos
Tanto la osteomielitis como los tumores pueden presentarse con dolor óseo; los tumores
malignos generalmente se distinguen por imágenes radiográficas y biopsia ósea.
Síndrome SAPHO
El síndrome SAPHO (sinovitis, acné, pustulosis, hiperostosis y osteítis) consiste en un
amplio espectro de dermatosis neutrofílicas asociadas con lesiones asépticas
osteoarticulares.
Puede simular osteomielitis en pacientes que carecen de los hallazgos característicos de
pustulosis y sinovitis. El diagnóstico se establece a través de manifestaciones clínicas; el
cultivo óseo es estéril en el contexto de la osteítis.
8. COMPLICACIONES
La infección supurativa puede involucrar estructuras contiguas, como las articulaciones y
los tejidos blandos, pudiendo formarse trayectos fistulosos a la piel con supuración
crónica.
9. TRATAMIENTO
El tratamiento de la osteomielitis comprende un doble abordaje; médico, pues requiere
de un tratamiento antibiótico prolongado y dirigido a los microorganismos responsables y
quirúrgico, ya que en muchos casos es necesario realizar un desbridamiento de la lesión.
La estrategia terapéutica debe ser agresiva por las consecuencias graves de un
tratamiento fallido que puede conducir incluso a la amputación.
Tratamiento antibiótico
La terapia antibiótica está dirigida por el cultivo de organismos específicos en el hueso
infectado. Desafortunadamente, los cultivos en la osteomielitis son negativos en el 50%
de los pacientes, incluso aquellos con osteomielitis demostrada por biopsia.
Lograr niveles terapéuticos de agentes antimicrobianos en el hueso es difícil; aunque las
cefalosporinas y penicilinas tienden a ser los mejores antibióticos para el tratamiento de
los organismos infecciosos comúnmente hallados, sus concentraciones en el hueso con
la administración sistémica son débiles. Quinolonas, macrólidos, azitromicina, y linezolid
han demostrado los mayores índices medios de concentración hueso/suero
(normalmente entre 0,3 y 1,2). Por comparación, los índices se sitúan normalmente entre
0,15 y 0,3 para las cefalosporinas y glucopéptidos, y entre 0,1 y 0,3 para las penicilinas.
Esto hace que la terapia antimicrobiana, por sí misma y durante periodos cortos, no pueda
erradicar la mayoría de las infecciones óseas y, en particular, aquellas que son
subcutáneas o crónicas.
A menudo se utiliza la terapia antimicrobiana como complemento de la cirugía de la
osteomielitis, precisando tratamiento, durante más 6 semanas, simultáneo de antibióticos
múltiples con sinergias y la administración intravenosa prolongada.
En caso de que los cultivos sean negativos, y si el paciente evoluciona bien con la
terapia empírica, se mantendrá la misma hasta completar el tratamiento.
Tratamiento quirúrgico
La osteomielitis desvitaliza el tejido óseo y las partes blandas, ocasionalmente existente
en presencia de implantes que se comportan como un cuerpo extraño, donde las
bacterias pueden adherirse y protegerse de los sistemas naturales de defensa corporal.
La piedra angular del tratamiento es el desbridamiento del hueso infectado y del tejido
necrótico circundante. El tratamiento completo de la osteomielitis obliga a una extirpación
amplia de estos tejidos desvitalizados y no existe mejor evaluación intraoperatoria de la
viabilidad ósea y tisular que la presencia de tejido sangrante (signo del pimentón).
Los defectos óseos se rellenan con espaciadores de antibióticos y los tejidos blandos se
cubren utilizando colgajos de transferencia tisular rotacional o libre.
Muchos de los complementos mencionados en este capítulo se aplican antes de rellenar
los defectos óseos. Aunque la cuestión de los defectos óseos está fuera del ámbito de
esta discusión, las opciones incluyen injertos, vascularizados y no vascularizados,
sustitutivos de los injertos óseos y osteogénesis a distracción por medio del transporte
óseo. Cada una de estas técnicas ha sido recogida en la literatura con diversos grados
de éxito. El hueso debe estabilizarse durante todo el tratamiento, lo que puede lograrse
mediante la fijación interna aunque la formación de biofilm y la erradicación incompleta
de las bacterias sean un motivo de preocupación. La fijación externa es una técnica de
interés en el tratamiento de las infecciones óseas si bien los clavos transcutáneos pueden
constituir una fuente de nueva infección, pudiendo limitar el uso de subsiguientes
dispositivos de fijación. Los dispositivos intramedulares deberían utilizarse únicamente de
manera gradual en caso de que un fijador externo hubiera estado colocado durante más
de 3 semanas, debido al riesgo de infección. El enyesado es útil pero limita la capacidad
de acceso a las heridas siendo menos estable que otras formas de fijación.
Por último, debe demostrarse que la extremidad es insalvable y se precisa amputación.
Los mejores indicadores de amputación implican situaciones en que la función del
miembro salvado es inferior a la función prevista tras la amputación y la consiguiente
fijación de la prótesis. Cuando el tratamiento ha sido tan prolongado como para limitar la
continuidad de la vida laboral o la infección de la extremidad deriva en una enfermedad
sistémica que amenaza su vida, deberá considerarse la amputación. Aunque la sepsis es
rara en la osteomielitis, deberá considerarse también la amputación cuando la salvación
del miembro constituye una amenaza para la supervivencia del paciente.
o Desbridamiento
La osteomielitis con frecuencia requiere un tratamiento quirúrgico para desbridar el
material necrótico, donde el tratamiento antibiótico no produce ningún efecto. El
desbridamiento debe ser lo suficientemente agresivo como para limpiar todo el tejido
desvitalizado, pero conservar en la medida de lo posible la función del hueso afecto.
Está indicado el tratamiento quirúrgico en las osteomielitis de huesos largos en estadios
II, III o IV, y en el estadio I si el paciente presenta fiebre persistente tras el tercer o cuarto
día de tratamiento antibiótico o se documenta la existencia de un absceso, para drenar el
pus o desbridar el tejido desvitalizado (exéresis del secuestro óseo). Posteriormente hay
que llenar el espacio muerto, inicialmente con cemento, colágeno o sustitutos óseos
impregnados con antibióticos y en el plazo de 2-4 semanas se reemplazan por un injerto
a) EPIDEMIOLOGIA
La incidencia descrita de artritis séptica de las articulaciones nativas en la población
general de Europa y Estados Unidos es de 2-10 casos por cada 100.000 habitantes/año.
La incidencia estimada de pacientes con artritis reumatoide es mucho más elevada, de
28-70 casos por cada 100.000 habitantes/año.
Aunque no se ha estudiado en profundidad, parece que las poblaciones
socioeconómicamente desfavorecidas tienen una prevalencia más alta que la población
general. La artritis bacteriana es un diagnóstico poco frecuente, pero no raro, en el
servicio de urgencias, que supone del 8% al 27% de los pacientes que presentan dolor
agudo en una o más articulaciones.
Las tasas publicadas de mortalidad por artritis bacteriana en adultos son del 7-15%, pero
pueden llegar a ser de hasta el 30-50% en las personas con comorbilidad o afectación
poliarticular. La morbilidad de la artritis séptica es considerable; hasta el 50% de los
pacientes refieren disminución permanente de la función articular o de la movilidad tras
la infección
b) ETIOLOGIA
Los cocos Gram positivos tienen una mayor capacidad de colonización de la sinovial que
los bacilos Gram negativos. Staphylococcus aureus es el microorganismo más frecuente,
responsable del 50-60% de los casos, con un aumento en los últimos años de casos
producidos por S. aureus resistente a meticilina (SARM), sobre todo en artritis de origen
nosocomial o asociados a cuidados sanitarios (pacientes institucionalizados).
En los niños recién nacidos son características las infecciones por estreptococos del
grupo B (S. agalactiae), aunque también del grupo A (S. pyogenes), neumococos y
estreptococos del grupo viridans y enterobacterias.
Las artritis fúngicas son raras. El agente causal más frecuente es Cándida albicas, que
afecta sobre todo a UDVP o a pacientes en el contexto de una candidiasis sistémica, en
pacientes portadores de catéteres venosos centrales y tras antibioticoterapia de amplio
espectro. Criptococcus neoformans es una causa poco frecuente de artritis en pacientes
con trastornos graves de la inmunidad celular.
c) FACTORES PREDISPONENTES
El factor de riesgo más importante para desarrollar artritis séptica es la alteración previa
articular, principalmente artritis reumatoide (AR) u osteoartrosis, aunque también otras
artropatías como gota, pseudogota o artropatía de Charcot. El riesgo de artritis séptica en
pacientes con AR es 4 a 15 veces superior, independientemente del tratamiento de la
enfermedad.
d) FISIOPATOLOGIA
La fisiopatología de la artritis séptica no gonocócica
La mayor parte de esta lesión se debe a la respuesta inflamatoria del huésped61. Frente
a la replicación bacteriana y a diversos productos bacterianos, enseguida aparece una
respuesta celular inflamatoria en la membrana sinovial articular que origina a continuación
una hiperplasia proliferativa de las células de revestimiento. La llegada de células
inflamatorias agudas y crónicas produce la inflamación purulenta característica de la
articulación y de su líquido sinovial. Las proteasas procedentes de leucocitos y las
citocinas inflamatorias, incluidas la interleucina 1 (IL-1), la IL-4, la IL-6 y el TNF-a, de
forma directa o indirecta, producen degradación del cartílago, inhibición de su síntesis y
pérdida ósea subcondral. La destrucción del cartílago intraarticular puede aparecer en el
breve período de 3 días.
Con el paso del tiempo, la destrucción del cartílago provoca un estrechamiento del
espacio articular y una posterior erosión del cartílago y del hueso subyacente.
En niños menores de 18 meses las artritis pueden ser secundarias a osteomielitis aguda,
por extensión de la infección desde la metáfisis ósea a la articulación a través de los vasos
transepifisarios, que puede infectar la placa de crecimiento, la epífisis y el espacio
intraarticular. Las infecciones proximales de húmero y fémur suelen afectar al hombro y
cadera, respectivamente, debido a que la metáfisis proximal tiene localización
intracapsular.
Artritis no gonocócica:
e) MANIFESTACIONES CLINICAS
La artritis séptica no gonocócica
La mayoría de los pacientes con artritis bacteriana aguda tienen los síntomas principales
de la artritis: dolor y pérdida de funcionalidad (activo y pasivo) en una o más articulaciones
inflamación, rubor y aumento de calor en la articulación infectada durante un período de
1-2 semanas se presenta en el 80 % de los pacientes además eritema periarticular en el
50% de los casos.
El dolor articular suele ser el único síntoma focal de infección articular profunda o axial.
En el caso de la artritis séptica sacroilíaca o de la sínfisis del pubis, el dolor se exacerba
mucho con la deambulación y es común que se irradie a la espalda o a la ingle,
respectivamente.
En los pacientes UDVP, el cuadro clínico suele presentarse en el contexto de una sepsis
estafilocócica de forma aguda, con fiebre alta en picos, importante alteración del estado
general y, aunque puede asociar focos metastásicos en otras localizaciones, es
infrecuente la asociación con endocarditis derecha. Las articulaciones que se ven
afectadas con mayor frecuencia son las grandes articulaciones de los miembros inferiores
y, de forma característica, las articulaciones axiales, especialmente sacroilíacas y
esternoclaviculares, seguidas de la sínfisis púbica y las articulaciones costocondrales.
Las manifestaciones más frecuentes son fiebre alta con escalofríos y lesiones cutáneas
en el tronco y en las superficies de extensión de los miembros, que inicialmente son
pápulas para posteriormente convertirse en pústulas hemorrágicas con un centro
necrótico. Las rodillas, las muñecas y los tobillos se afectan con más frecuencia, y es más
común la monoartritis que la poliartritis. Las articulaciones suelen estar bastante
inflamadas, con intenso derrame. Asocian tenosinovitis autolimitadas y poliartralgias, e
incluso oligo o poliartritis migratorias.
Menos de la mitad de los pacientes tienen una auténtica artritis séptica con derrame
articular purulento.
f) DIAGNOSTICO
Se debe sospechar la artritis infecciosa en todo paciente con artritis mono u oligoarticular
aguda.
Se puede hacer el diagnóstico si el paciente cumple al menos uno de los siguientes cuatro
criterios:
Artrocentesis Diagnostica:
El líquido extraído se debe enviar para tinción de Gram (sólo es diagnóstica en el 50%), cultivo
(El cultivo del líquido sinovial en la infección no gonocócica en pacientes que no han recibido
antibióticos previamente origina un crecimiento bacteriano en hasta el 80-90% de los casos),
recuento de leucocitos y visualización de cristales. Hemocultivo (50%) asociado en articulación
de difícil punción. Todos los cultivos deben procesarse con urgencia en el laboratorio
Sólo el 25% de los aspirados articulares con tinción de Gram procedentes de pacientes con
artritis gonocócica supurada muestran diplococos gramnegativos intracelulares y extracelulares.
Unas proporciones mucho mayores de pacientes con IGD presentan N. gonorrhoeae en el líquido
sinovial, Los hemocultivos positivos aparecen en menos del 30% de los pacientes y son más
comunes en los que tienen dermatitis y tenosinovitis. En los pacientes con IGD y artritis
gonocócica, el rendimiento del cultivo de N. gonorrhoeae es mucho más elevado en las mucosas
que en el líquido sinovial o en la sangre. Los cultivos son positivos en un 80-90% de los frotis
cervicales uterinos en las mujeres y en un 50-70% de los frotis uretrales en los varones. Las
técnicas de amplificación del ácido nucleico (NAAT) realizadas en los frotis cervicales o uretrales,
o en la primera orina de la mañana.
Exámenes complementarios:
Una concentración de glucosa en el líquido sinovial ≤ 40 mg/dl sugiere una etiologia septica, pero
un valor > 40 mg/dl no descarta la etiología infecciosa, especialmente en pacientes diabéticos o
cuando se determina tras la ingesta. Por este motivo, es recomendable calcular el cociente entre
la glucosa en el líquido sinovial (gls) y la glucosa plasmática (glpl).
Estudio de imágenes
Radiografía
Suelen mostrar inflamación de las partes blandas periarticulares y edema de la almohadilla grasa,
con estructuras óseas normales. Partir de la tercera semana se observa una disminución del
espacio articular y posteriormente, lesiones erosivas por osteítis subcondral, Radiografía basal
es necesaria para poder comparar las imágenes en el caso de un curso insidioso o desfavorable
La gammagrafía ósea
Permite realizar un diagnóstico precoz, ya que el trazador se acumula en las primeras 48 horas
de evolución; sin embargo, estos estudios son muy inespecíficos. Su utilidad es mayor en
aquellas articulaciones en las que la obtención de material por punción es difícil.
La Resonancia Magnética
Está indicada sobre todo para la detección de inflamación articular, derrame y destrucción del
cartílago articular, así como de celulitis periarticular, fístulas, abscesos y osteomielitis en el hueso
contiguo. En algunos casos, los hallazgos de la RM pueden discriminar entre la artritis séptica y
una artritis reumatoide crónica subyacente, RM dinámica con contraste, una técnica que ha
demostrado ser útil para diferenciar la artritis séptica y la sinovitis transitoria de la articulación de
la cadera
Drenaje articular
Tratamiento antibiótico:
Debe iniciarse lo antes posible en el área de Urgencias, tras la extracción de líquido sinovial para
su diagnóstico. El tratamiento empírico se selecciona en función de la tinción de Gram del líquido
articular.
Cloxacilina 2 g/4 horas por vía iv asociada a ceftriaxona 1-2 g/día intramuscular o iv o
monoterapia con ceftarolina 600 mg/8 horas por vía iv.
En pacientes con alergia a betalactámicos puede emplearse vancomicina 1 g/12 horas por vía
iv, linezolid 600 mg/12 horas vía oral o iv, daptomicina 6-10 mg/kg/día asociada a amikacina 15
mg/kg/día por vía iv o ciprofloxacino 400 mg/8-12 horas por vía iv o 750 mg/12 horas vía oral.
Amoxicilina-clavulánico 2-0,2 g/8 horas por vía iv, piperacilina- tazobactam 4-0,5 g/6-8 horas por
vía iv o la asociación de cefotaxima 2 g/8 horas o cefriaxona 1 g/12-24 horas por vía iv con
metronidazol.
1. ETIOLOGIA
Los microorganismos aislados con más frecuencia son los estafilococos coagulasa negativa,
Staphylococcus aureus, ente robacterias y P. aeruginosa y, con menor frecuencia, Enterococcus,
Propionibacterium acnes (más frecuente en prótesis de hombro) y bacterias anaerobias.
2. MANIFESTCIONES CLINICAS
Podemos clasificar la IPA en cuatro tipos: infección posquirúrgica precoz; infección crónica tardía;
infección hematógena y cultivos intraoperatorios positivos.
Los pacientes pueden presentar un cuadro agudo con fiebre, dolor y signos inflamatorios locales,
sobre todo en infecciones por bacterias piógenas, como S. aureus, estreptococos o entero
bacterias, o presentarse de forma insidiosa con dolor crónico y aflojamiento de la prótesis.
3. DIAGNOSTICO
Cualquiera de las siguientes circunstancias debe hacer sospechar IPA:
3. Dolor crónico sobre una prótesis articular, sobre todo si este apareció desde el
momento de implantación de la misma.
Ante la sospecha de IPA se debe realizar una artrocentesis para su estudio bioquímico y
microbiológico. Si tras esto persiste la sospecha de infección o el cultivo es positivo, se debe
realizar una exploración quirúrgica de la articulación con limpieza quirúrgica o retirada de la
prótesis. En la cirugía se recomienda extraer al menos de 3 a 6 muestras para microbiología. Si
El diagnóstico definitivo de IPA se hace ante la presencia de una fístula que comunica con la
prótesis, el diagnóstico histopatológico de inflamación aguda del tejido periprotéstico de una
muestra quirúrgica, la presencia de pus periprotésico, dos o más cultivos intraoperatorios o
combinación de cultivos intraoperatorios y cultivo de líquido articular con el mismo
microorganismo.
4. TRATAMIENTO
Los objetivos del tratamiento son erradicar la infección, aliviar el dolor y restaurar la función de
la articulación. Existen diferentes estrategias de tratamiento. La elección de una u otra depende
del estado de la prótesis, la situación basal del paciente y su situación funcional
Tras la limpieza quirúrgica con toma de muestras se debe iniciar tratamiento antibiótico empírico
con vancomicina, daptomicina o cloxacilina más ceftazidima o cefepime o meropenem iv durante
1. Recambio en dos tiempos. Indicado en: IPA crónica y pacientes con IPA aguda no candidatos
a conservación del implantación es levofloxacino 500-750 mg/24 horas más rifampicina 300
mg/12 horas vía oral.
2. Recambio en un tiempo. Indicado en:
a) pacientes no inmunodeprimidos con buena reserva ósea y piel y tejidos blandos en buen
estado, con una infección producida por microorganismos sensibles a antibióticos con buena
actividad frente a biopelículas
b) IPA agudas en las que el recambio de prótesis no sea muy complejo, cuando los
microorganismos responsables son sensibles a antibióticos con buena actividad frente a
biopelículas
V. REVISIÓN
Homeóstasis y simbiosis
Cuando los pacientes padecen una lesión traumática existe, a menudo, una alteración de las
membranas y de las fascias que contienen una intrincada red de vasos sanguíneos y linfáticos
como parte del sistema de defensa normal del huésped frente a la infección. Este trastorno
proporciona a los agentes contaminantes externos una oportunidad para colonizar. Además,
si hay fragmentos óseos, cuerpos extraños, implantes quirúrgicos o suturas proporcionan un
entorno favorecedor de la acción de las bacterias evitando las defensas normales del
huésped.
Las barreras físicas (endotelio, epitelio, periostio) disminuyen la adhesión de las bacterias,
por la presencia de moléculas polisacáridas. Si la infección progresa, puede incluso disminuir
la vascularización local mediante una trombosis microvascular. Es función del cirujano, según
la condición del huésped y la inoculación de los microbios, determinar la intervención
adecuada.
Otras variables
a) Cuidados Intraoperatorios
b) Técnicas Quirúrgicas.
c) Uso De Antibióticos Perioperatorios
d) Hemostasia Efectiva
e) Prevención De La Hipotermia Y La Hiperglucemia
f) La Idoneidad Del Desbridamiento
g) La Irrigación Para Eliminar Todo El Tejido Desvitalizado
h) Fijación Quirúrgica
i) Antibióticos Locales
j) Tratamiento De Los Tejidos Blandos, La Colocación
k) El Uso De Drenajes Quirúrgicos
l) La Oxigenación Postoperatoria
m) Tipos De Suturas
Son necesarios 7,5 x 106 estafilococos para iniciar una infección intradérmica en un tejido
normal, mientras que basta la inoculación de 300 organismos para producir una infección similar
en presencia de una sutura de seda.
La capacidad de crear ”biofilm” o película, comunidad de bacterias rodeada por una matriz
extracelular de glucoproteínas, constituye una característica notable de diversas especies. La
composición de esta matriz extracelular se fija a los anticuerpos segregados, reduce la
penetración del antibiótico e inhibe la fagocitosis.
El biofilm transmite de manera eficaz los factores de virulencia, por medio de los bacteriófagos y
la transferencia de genes. La complejidad de esta matriz está mediada por el proceso conocido
como “quorum sensing”, un mecanismo de comunicación por medio del cual las bacterias “se
agrupan” y desarrollan lo que se ha conocido como una red social bacteriana; las bacterias
modifican la expresión proteínica para mediar en la organización del biofilm, permitiendo así un
fenotipo único de película, con una estructura compleja que contiene micro-entornos variables.
Esta organización facilita la comunicación entre las bacterias enviando señales que aumentan la
resistencia y se adaptan y contrarrestan los mecanismos de defensa del huésped.
VI. CONCLUSIONES
1. Se describió el diagnóstico y tratamiento de la osteomielitis constituye un desafío, y
precisa de un enfoque individualizado y multidisciplinar para su tratamiento. La evaluación
del paciente y de sus metas ayudará al desarrollo de un plan de tratamiento
individualizado. La implicación de diferentes especialistas en la preparación y tratamiento
del paciente mejora la erradicación y los resultados de Ia enfermedad.
2. Se estableció los principales factores que potencian una infección en la cirugía ortopédica
y traumatológica, dentro de los cuales resalaron tanto factores sistémicos como locales.
4. Los factores de riesgo demográficos más útiles son: presencia o ausencia de una cirugía
articular reciente, artritis reumatoide, edad avanzada, infección concomitante de la piel o
diabetes mellitus.