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Intervencion Familiar para Mejorar La Adhesion Al Tratamiento en Drogodependencias
Intervencion Familiar para Mejorar La Adhesion Al Tratamiento en Drogodependencias
adhesión al tratamiento en
drogodependencias
RESUMEN
1
INDICE
INTRODUCCION……………………………………………………………………. 4
EN LA FAMILIA …………………………………………………………………… 4
- Codependencia ………………………………………………………… 25
- Intervención en padres para disminuir la tasa de recaídas ……….. 26
2
- Presencia de familiares consumidores de drogas …………………. 26
- Aceptación de la viabilidad del plan de rehabilitación ……………. 27
- Desconfianza hacia la autonomía del paciente …………………… 27
- Falsas expectativas ……………………………………………………. 27
CONCLUSIONES …………………………………………………………………. 27
BIBLIOGRAFIA …………………………………………………………………… 28
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INTRODUCCION
Las familias suelen estar constituidas por unos pocos miembros que suelen
compartir la misma residencia. Dependiendo de la naturaleza de las relaciones
de parentesco entre sus miembros, una familia puede ser catalogada como
familia nuclear o familia extensa. El nacimiento de una familia generalmente
ocurre como resultado de la fractura de una anterior o de la unión de miembros
procedentes de dos o más familias por medio del establecimiento de alianzas
matrimoniales o por otro tipo de acuerdos sancionados por la costumbre o por
la ley. La integración de los miembros de la familia, como en el caso de los
grupos de parentesco más amplios (linajes), se realiza a través de mecanismos
de reproducción sexual o de reclutamiento socialmente aceptables (adopción).
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¿Pero qué significa familia en la actualidad? Para poder concebir una
respuesta lo más completa de lo que es y qué significa una familia en la
sociedad actual, se debe integrar este concepto de manera evolutiva para así
poder entender progresivamente lo que hoy consideramos al referirnos a una
familia.
La familia en sí, debe cumplir funciones como grupo social. De esta manera
cumple funciones de ámbito biológico, educativo, económico, solidario y
además de protección. Estas funciones otorgadas a la familia se han intentado
dar de diferentes formas y magnitudes a lo largo de la historia. Iniciándose con
un periodo de horda (hombre y mujer se unen con un único fin, el de
procreación) siguiendo con el matriarcado (mujer-madre, centro de la vida),
después, hablamos de un patriarcado (donde la autoridad se traspasa de
madre a padre), posteriormente, se entendía una familia extensa (todos
aquellos que poseen vinculo sanguíneo habitan en la misma vivienda) y
finalmente la familia nuclear o también llamada conyugal (compuesta por
padre, madre e hijos), siendo esta la que más se asemeja a lo que se entiende
actualmente por familia.
Al entender este proceso, que seguirá evolucionando con el paso de los años,
vemos distintas formas de comprender o llevar a la práctica el concepto familia.
Y claramente, en la sociedad actual se nos presenta un descenso en el número
de matrimonios, lo cual antes era prácticamente sinónimo de familia, y que hoy
podemos ver, que poco a poco, mas personas van desligándose de esa
tradición, considerando una familia sin la existencia necesaria de un matrimonio
Esto se respalda con el aumento significativo de convivientes, los cuales
consideran esta forma de vivir una familia.
Hoy, muchos rescatan aquello afectivo, para la conformidad de una familia, sin
mayores requisitos como lo serian: un matrimonio, hijos o la necesidad de dos
padres presentes. Además en las generaciones de hoy, surge este
desligamiento con la creación de una familia nuclear, por las mismas
experiencias relatadas o vivenciadas con sus padres, optando por crear nuevas
formas de familia que no sigue necesariamente algún patrón, como
antiguamente lo hacían o estaban obligados a hacer.
En esta línea Calvo (2007) nos dice “Se ha sugerido como núcleo de la idea de
familia la existencia de una implicación duradera a nivel emocional, de modo
que a efectos prácticos, la familia podría definirse en base a los lazos afectivos
más importantes de cada paciente (Center of substance Abuse Treatment,
2004).” El consumo de drogas, por uno o varios miembros de una familia,
provoca en la familia una seria alteración en todos los aspectos y en especial
en el afectivo es por ello que “ Esta aproximación permite considerar la
intervención familiar desde una óptica más amplia, lo que resulta de especial
interés en el ámbito de las conductas aditivas, ya que no es infrecuente
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encontrar individuos con contactos nulos o escasos con los miembros de la
familia tradicional (propia o de origen, nuclear o extensa) encontrándose
incluso vínculos que resultan altamente perjudiciales…” (Calvo, 2007). Es en
estos vínculos perjudiciales donde seguramente se encuentren la fuente de
algunas de las variables que podrían estar influyendo en la adherencia al
tratamiento.
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un creciente interés en el estudio de las áreas mas directamente afectadas por
el abuso de drogas por parte de un familiar (Washton, 1995). Estas áreas son:
Los efectos en la salud psicológica, como no podía ser de otra manera, van a
tener su correlato con efectos en la salud física: enfermedades relacionadas
con el estrés, hipertensión, ulceras, cefaleas, perdidas de apetito o compulsión
por la comida etc.
Los efectos en la salud tanto física como psicológica de los familiares van a ir
en detrimento de poder ofrecer la ayuda que precisa el drogodependiente. Esta
ayuda solo va a ser posible en el momento que él lo solicite, es por esto que,
en mi práctica clínica, los familiares de los integrantes del grupo
psicoterapéutico para tratar la drogodependencia disponen de un espacio en el
que además de proporcionarles un psicoeducativo, se hace especial hincapié
en la cronicidad de la enfermedad y por este motivo la “curación” pasa por ser
un proceso largo y costoso emocionalmente para la familia, siendo una de sus
tareas principales cuidar de su propia salud para cuando el adicto pida ayuda
poder ofrecérsela. Pero también para poner límites adecuados a las conductas
disruptivas del adicto, pues este ya no posee el control sobre su propia
conducta. En la flaqueza de poner esos límites se intuyen otras posibles
variables que podrían influir en la no adhesión al tratamiento.
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Entre los efectos en las relaciones familiares cabe destacar:
Si todas las señales del consumo pueden pasar desapercibidas, tampoco son
una excepción las finanzas de la familia, ya se ha comentado la habilidad (si se
le puede llamar así) para mentir y esconder las cosas que tiene el adicto.
Muchas veces, sobre todo para familias humildes y con pocos recursos (pero
también en el seno de familias de la clase media), el descalabro financiero va a
ser un golpe fatal para la economía familiar (llegándose en algunos casos a la
perdida de la vivienda).
Tampoco son raros los robos dentro del propio domicilio familiar (o en la caja
del negocio familiar si es el caso). En un principio pueden ser pequeñas
cantidades, luego, con el tiempo y el aumento del consumo (acompañado
probablemente de la pérdida de empleo en el caso de disponer de él), puede
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hacer emerger con toda su crudeza, lo que realmente se esconde detrás, el
consumo de drogas. Por desgracia, a veces en algunas familias, no se detiene
ahí la necesidad de dinero para el consumo y después de la ruina económica,
si no estaba ya presente, aparece la violencia domestica. Y en casos extremos,
por desgracia no tan infrecuentes, se puede llegar al homicidio.
Como se maneje esa situación, tendrá mucho que ver, la información que
posea la familia sobre la enfermedad, y si son capaces de aplicar
rigurosamente un control estricto en el manejo del dinero por parte del adicto.
De no ser así, el adicto, en un momento de debilidad, acabara gastando el
dinero, destinado a pagar una deuda, en consumir. Esta situación se repetirá
tantas veces como la familia permita verse atrapada en ese juego, en el que el
adicto es un experto, de mentiras, manipulaciones y promesas. Las
consecuencias, la afectación, ya mencionada, de las otras áreas en la familia, y
un más que probable abandono prematuro del tratamiento por la sensación,
quizás no por primera vez, de que el tratamiento no es efectivo. En algunos
casos se llega a tratamiento después de un largo peregrinaje de tratamiento en
tratamiento, incluyendo ingresos en hospitales y/o comunidad terapéutica.
Otro aspecto a tener en cuenta en este apartado, como nos señala Calvo
(2007), seria que: en el ámbito laboral de los propios familiares, del paciente
drogodependiente, estos pueden mostrar disminución del rendimiento laboral,
dificultades de concentración, necesidad de hacer horas extras o pedir
permisos para realizar acompañamientos, entre otras. Como vemos pueden ser
muchas las variables que podrían estar influyendo directa o indirectamente en
la adhesión al tratamiento del drogodependiente y por la escasa información
encontrada, en mi búsqueda bibliográfica, un campo de investigación en el que
se puede seguir profundizando.
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drogodependencia es una enfermedad en la que se pierde el control de la
voluntad.
Como bien nos señala Calvo (2007), hallazgos similares se han encontrado en
el ámbito de las conductas adictivas no tóxicas, caso del juego patológico
(Fernández-Montalvo y Castillo, 2004).
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b) La pareja del adicto, o los padres estén muy quemados y defraudados
por tantas mentiras. Quizás por repetidos y fracasados intentos de dejar
las drogas.
c) El mismo sentimiento de estigmatización en el familiar, puede provocar
el rechazo a asistir a terapias de familiares.
Que no asistan a terapias familiares no quiere decir que no tengan las mismas
necesidades que las familias que si asisten. Por eso, va ser labor del terapeuta,
si es posible, facilitar la implicación familiar en el tratamiento. En algunos casos
es el propio adicto el que dificulta esa implicación familiar.
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acaba el papel de la familia, sin una implicación en el tratamiento por parte de
ella, difícilmente podrá entender que el paso por la Comunidad Terapéutica es
un paso más para la recuperación del drogodependiente y no el final del
tratamiento. La drogodependencia es una enfermedad crónica y si no se tiene
en cuenta eso, una vez más una posible recaída o simplemente un consumo
puntual, puede echar por tierra todo el trabajo hecho en comunidad.
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Pero una cosa es disponer de información adecuada sobre las drogas, y otra,
digerir esa información. Si bien, esa información, en un principio, encaminada a
proporcionar tranquilidad y guía para la familia que acompaña al adicto, es
acogida por esta con interés y hasta con ansiedad –para poder poner cuanto
antes remedio al “problema”- también es la fuente de la cual surjan nuevos
temores ante la complejidad de la enfermedad.
Lo más difícil para la familia es, muchas veces, saber donde se ponen los
limites. Esos límites que tantas veces ha eludido el adicto para consumir. El
que la familia sepa, que es ella quien debe disponer esos límites hasta que el
adicto disponga de autocontrol, no implica que esté, en un primer momento, en
condiciones de poder llevar a cabo esa tarea. Por eso es importante que se
sienta respaldada y acompañada, porque salir de la drogadicción va a ser un
proceso, y lo que puede parecer un paso atrás, no es más que la oportunidad
de seguir aprendiendo para tener mayores garantías de éxito.
Apoyo emocional
Esta necesidad solo puede ser percibida en la medida que, los familiares del
adicto, puedan permitirse expresarla. En este sentido cobra importancia la
existencia de espacios para la terapia de las familias (multifamiliares). Y
enfoques como el sistémico.
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La terapia familiar sistémica es un cuerpo de teorías y técnicas que estudian al
individuo en su contexto social; intenta modificar la organización de la familia,
pues se parte de la idea de que cuando se transforma la estructura de la
familia, se modifican consecuentemente las posiciones de sus miembros en
ese grupo y como resultado se modifican experiencias de cada individuo parte
del sistema, pues se considera que el hombre no es un ser aislado, sino que es
miembro activo y reactivo de los grupos sociales.
Apoyo practico
- El cambio es inevitable.
- Solo se necesita un pequeño cambio.
- Todas las personas cuentan con recursos necesarios para hacerlo.
- Los problemas son intentos fallidos de resolver de resolver las
dificultades.
- No se necesita saber mucho sobre el problema para resolverlo.
- Hay muchas maneras de considerar una situación, ninguna es menos
correcta que la otra.
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desdramatización, el uso del humor, la explicitación de las diferencias en la
construcción del género, la contextualización cultural o el ciclo vital y sus
necesarias crisis.
Del tercer supuesto, “los pacientes cuentan con la fuerza y los recursos
necesarios para cambiar”, consideramos que cualquier logro que haya tenido
en el pasado servirá de modelo para obtenerlos en el presente y el futuro. Hay
mayor probabilidad de que un paciente coopere en un modelo basado en sus
éxitos que en sus errores o en sus conductas denominadas por otros como
enfermas. El modelo de la enfermedad es el lenguaje de los manuales
estadísticos de los trastornos mentales que clasifican a las personas
focalizando solo la psicopatología y excluyendo los recursos.
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ese tema. Les es difícil mirarlo como una persona que presenta esa conducta
en determinadas circunstancias y en determinados momentos.
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Girón, Martínez Delgado y González Saiz (2002) revisaron los trabajos
publicados en los 15 años precedentes en torno a las intervenciones basadas
en la intervención familiar en adolescentes consumidores de drogas.
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gran importancia en determinar la adherencia de los pacientes a los
programas terapéuticos, factor este asociado a los resultados a medio-
largo plazo cuando hablamos de trastornos o patologías con tendencia a
la cronicidad.
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necesariamente voluntaria, existiendo aspectos clínicos relacionados con el
tratamiento de quienes acuden voluntariamente a terapia y quiénes no.
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2.1. Al hablar de tratamiento individual, las investigaciones
demuestran que es más efectivo un enfoque orientado hacia el
problema en si mismo que hacia la personalidad del paciente.
2.2. Al hablar de tratamiento familiar un enfoque efectivo debe
incluir acuerdos entre el paciente y su familia acerca de futuros
comportamientos, como también psicoeducación. Resulta
además fundamental el involucramiento precoz de la familia.
2.3. En la terapia grupal, no es recomendable incluir miembros que
tengan la misma edad, es más efectivo trabajar con
adolescentes cuyas edades difieran por lo menos 2 ó 3 años,
ya que los grupos con miembros de la misma edad tienen la
tendencia a terminar temprano por falta de participación.
2.4. Es importante la participación en actividades extracurriculares,
pues las investigaciones han demostrado que, generalmente,
los adolescentes están más expuestos a mayores riesgos en
el uso de drogas en las horas libres.
Las investigaciones con adultos muestran que cerca del 45% de los pacientes
que llegan a terapia abandonan el tratamiento luego de algunas sesiones,
generalmente por resistencia, falta de motivación o no sentirse listos para
afrontar la terapia (Prochasca, DiClemente, 1993). Estos investigadores
especularon sobre los motivos de tan alto porcentaje de abandono en la
terapia, y llegaron a la conclusión de que las personas entran a tratamiento con
diversos niveles de disponibilidad para el cambio. En base a esto, plantearon
diferentes pasos en el proceso de cambiar intencionadamente el
comportamiento, y propusieron que el impacto potencial de cualquier
intervención terapéutica depende del paciente y sus niveles de disponibilidad
para el cambio. El modelo así propuesto tuvo su efectividad en la predicción de
porque las personas abandonan la terapia en un 93%.
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2. Contemplación: Las personas en esta etapa reconocen que tienen
un problema y comienzan a pensar seriamente en resolverlo. Se
caracteriza por la ambivalencia.
3. Preparación: La mayoría de las personas en esta etapa están
planeando tomar alguna acción determinada a corto plazo, y hacen
ajustes finales antes de comenzar a cambiar su comportamiento.
Usualmente han comenzado a hacer pequeños cambios, tales como
reducir la cantidad de cigarrillos que fuman diariamente. Planean sus
acciones y tratan de reforzarlas. Estos pequeños cambios derivan en
un aumento de la ansiedad y esto da la oportunidad al psicoterapeuta
de tratarla cuando está comenzando y es fácilmente manejable.
4. Acción: En este estadio las personas ejecutan acciones que han
preparado, con el fin de superar su problema. El peligro para los
psicoterapeutas trabajando con este tipo de personas es pensar que
estas acciones abiertas implican de hecho un cambio real. Cambios
en el nivel de conciencia, emociones, autoimagen, pensamiento y así
sucesivamente, ocurren en etapas anteriores a la acción.
5. Mantenimiento: Etapa que tiene lugar cuando se estabiliza el
cambio y su desafío es prevenir la recaída. Comúnmente esta es la
etapa más ignorada durante el tratamiento. Una tarea del
psicoterapeuta es reconocer situaciones de peligro para una recaída
y proveer al paciente de alternativas. Un ejemplo de estrategia para
el buen mantenimiento para un adicto es proveer conscientemente
distracciones para disminuir su tendencia a consumir cuando se
sienten angustiados.
Las etapas son típicamente consideradas como una progresión lineal, sin
embargo, el modelo permite cambios dentro y fuera de las distintas etapas en
un formato no lineal. Cada etapa está determinada abiertamente lo que permite
realizar determinaciones consistentes de progreso en la terapia y hacer una
prognosis exacta acerca del estado del paciente. Esto es útil para
entrenamiento profesional al trabajar en drogodependencias. El modelo
enfatiza los beneficios de cambios positivos e incentiva la participación
voluntaria.
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Reducción de los síntomas de ansiedad/depresión
Los familiares, que puedan ir valorando los pequeños cambios que se están
produciendo y tolerando la ansiedad de que el tratamiento pasa por el
drogodependiente y su labor es estar a su lado proporcionando una estructura
(limites), estarán contribuyendo a la efectividad de dicho tratamiento.
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incrementar significativamente las tasas de abstinencia a las drogas. En este
sentido, las técnicas de Manejo de Contingencias (incluyendo aquí, las
estrategias de entrenamiento en habilidades, que pretenden fundamentalmente
incrementar la disponibilidad de reforzadores alternativos al consumo de
drogas) se proponen como los procedimientos más eficaces para el tratamiento
de los problemas de abuso de drogas.
El ambiente familiar ejerce una gran influencia sobre el consumo de drogas que
no se agota en el efecto de modelaje por parte de los padres. Por ejemplo, la
percepción de que puedan encontrar apoyo en los padres se relaciona con
menores consumos de drogas por parte de los hijos (Wills y Vaugham, 1989).
Igualmente la cohesión familiar, entendida como los lazos que unos miembros
de la familia tienen entre sí, tienen una clara relación con el consumo de drogas
(Alonso y del Barrio, 1994) de forma que las familias altamente cohesionadas
reducen el riesgo de consumo de drogas por parte de los hijos.
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Aumento de la autoestima
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mueve el drogodependiente. Esto va a permitir, nuevas relaciones en
ambientes más sanos y rodearse de una red social más gratificante.
Codependencia
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peores sise abandona al consumidor, el sentirse responsable de lo que ocurre;
la ocurrencia intermitente de periodos de abstinencia que el codependiente
asocia a su propia conducta, etc.
Se intuye pues, que este punto es esencial que el terapeuta lo tenga en cuenta
a la hora de mejorar la adherencia al tratamiento del paciente.
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Aceptación de la viabilidad del plan de rehabilitación
Falsas expectativas
CONCLUSIONES
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investigación. Si he podido constatar que la familia va a ser un soporte
fundamental en el tratamiento de las adicciones.
BIBLIOGRAFIA
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