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DOS

Poemario

2019
I

Si el concreto hablara,
diría cuánto esperé,
cuánta ansiedad me dio,
mientras mis pasos
resonaban en cada línea de
las gradas,
que me separaban de mí y me
unían a ti.

Este gigante de concreto ha


guardado bien el secreto,
de lo que hoy no es o no es
todavía,
por circunstancia
temporales,
por dos años tarde.

Arribar al final del camino


y no hallarte,
puso a prueba mi
resistencia,
pero al escuchar tu
respiración subiendo,
subió también la calma a mi
sangre.

¿Acaso los momentos, los


instantes,
no son infinitos para
aquellos que solo tienen
eso,
un poco de tiempo para
compartir,
pero para recordar por
siempre?

No me quedo con los pocos


minutos que compartimos,
sino con los años que
viviré releyendo este
párrafo
que lleva tu nombre
resaltado, tu aroma
impregnado,
dejándome con tres pisos,
llenos de recuerdos.
II

Afrodita está entre


nosotros,
y no pasa desapercibida,
pues muchos hombres la
cortejan,
y los dioses no paran de
verla.

Afrodita está entre


nosotros,
dejando entrever su
belleza,
dejando entrever su
silueta,
armando y desarmando a
placer.

Nadie sale ileso del paso


de su ser,
por los fríos pasillos de
templo,
en que muchos le rinden
tributos,
y pocos desconocen su
imagen.

No es posible quedar
intacto,
después de pasar por su
piel,
en ese tacto que te inunda,
y gustoso, mueres ahogado
en ella.

Las rocas más estoicas,


se deshacen al instante,
pues todo en ella es fuego,
como arrastrarse en el
volcán.

Afrodita está entre


nosotros,
y los placeres del mundo,
vanos,
comparados con su esencia.
Afrodita está en mí.
III

Rojo,
pienso en rojo,
sueño en rojo.

Rojo,
como el arrebol,
como la sangre,
la piel y los labios.

Rojo,
de sus mejillas,
de sus labios,
de su aliento.

Rojo,
como el primer contacto,
como cada suspiro,
resonando en mi vacío.

Rojo,
como el día que decidió
llegar
el que estuvo
y el que se fue.

Rojo,
inocente,
sensual,
rojo.
IV y la otra también,
pero me dejaría ileso,
Se me rompe la vida más o menos ileso.
y la cabeza queda adornando
un cuerpo inerte que camina Y es que si se cierra esta
un muerto que aún respira, puerta
la dificultad del ser se va para siempre
desgarra los pasillos y me deja pensando
por los que recorre si las bisagras
mi razonamiento. eran también parte de mi
casa.
El mundo se incinera Pero el olvido no existe
por la imposibilidad y tratar de dejar pasar
dominante, una traición
asfixiante, felón
diluyendo el corazón, maldición
con una puerta abierta mi mente no lo haría
y otra entrecerrada. y me enterraría
en cada paso que dé.
Una entrada
la conozco desde siempre ¿Puedo seguir viviendo así,
cuando la luna llenaba con una mancha en la
y acompañaba camisa?
las largas serenatas Es pequeña
de un can rastrero casi invisible
para una bella doncella. pero pesada
muy pesada.
La otra es nueva ¿Nadie lo notaría?
desconocida, Puede que no
incierta, si sé distraer la vista
un mundo de posibilidades por los siguientes años
que terminarán en pocos y algún día la lavaré
días aunque me manche todo
clausurado aunque se limpie por
vetado de por vida. completo.

¿Qué hacer cuando un beso La besaré, juro que lo


puede condenarte al haré.
destierro
y llevarte a lo divino
al mismo contacto
de piel con piel?
Quedarse para siempre con
la cárcel del hecho
o con la incertidumbre
de cómo serían esos labios.
La primera llenaría mi
mente
en cada próximo beso
y me seguiría hasta la
tumba,
V por no sentirte
por no palparte.
Volví a fumar.
Volví a fumar para sacar tu Cuando llegas a mi poesía
aroma te encaramas en mis hombros
de mis fosas, de mis y para caminar en la
cabellos, utopía, juntos,
de mis poros, de mi retina. volví a fumar.

Volví a fumar
para ver como tu silueta se
me escapa
entre los vapores tóxicos
que mi locomotora exhala.

Volví a fumar para


encontrarte más
y verte menos,
no por necesidad de no
hallarte,
sino por ahuyentar el dolor
de hacerlo.

Escapo en cada minuto


hacia mi tumba incinerada
y dejo que me consuma
como lo hace tu recuerdo.

Cada paso que doy


estoy pensando en la forma
que tus abrazos
le daban contorno a mi alma
y me reconstruían cada día.

El vacío de los pisos


se acumula hasta llenar
tres secuencias de
escaleras,
escaleras que guardan tu
sonrisa.

Volví a fumar para sentir


algo en los labios
olvidar que no tengo tu
sabor
que mi boca te llama
que mi sonrisa se rompe.

Volví a fumar
para que las manos no me
duelan
VI

Me escondía a plena luz


queriendo gritar que la
hallé
amando cada contacto de su
ser
odiando las despedidas.

Ella me tomó de los sueños


y me hizo sentir sus manos
como el perno que me ancla
ala pata de la silla
en que la conocí,
en la que recuerdo.

A metros, dos, diez, cien,


la tuve, la extraño, la
perdí.
A centímetros, diez, ocho,
cuatro,
la percibí, la noté, la
palpé.

Luego tuve que correr,


sí, correr,
como si no quisiera
llevarla conmigo
tomando su cintura,
atravesar las calles,
atravesar la vida.

La vi alejarse.
No.
Yo me alejé,
qué tonto que fui.

Y ahora no me separan de
ella
ni metros, ni centímetros,
ni carreras, ni despedidas.
No,
me separan dos años,
dos años luz,
dos años oscuridad.
VII

El fuego podría aprender un


par de cosas
que solo ella sabe hacer:

Quemar

Arder

Incendiar

Derretir

Calcinar

Ahogar

Y tú, durmiente enamorado,


te rindes a sus pies, sin
reclamos,
sin quejas,
te abandonas a ella,
para que te recoja del
suelo
y te haga fénix por una
noche.
VIII

Punto
Punto y coma
Punto

Punto
Punto y coma
Coma
Punto

Punto
Coma coma coma
Punto y coma
Coma

Punto y coma
Punto
Punto y coma
Coma coma coma
Coma coma coma
Dos puntos
Coma
Punto

Punto
Puntos suspensivos
Coma
Coma
Punto

Puntos suspensivos
Puntos suspensivos
Puntos suspensivos
Punto y coma
Coma coma coma
Punto y coma
Punto

Puntos suspensivos
Punto
Punto
Punto
Punto final.
IX y que el bien no tiene nada
que ver
Si no culpan a Dante entonces renegaré de la
por atravesar el averno moral
y llegar a los pies y me abandonaré al placer
de su amada Beatriz. por el tiempo que dure.

Tampoco reprochan a Paris Serán dos días


el iniciar una guerra una hora
que acabaría con su nación cuatro minutos
por llegar hasta Helena. un instante.

Ni Hades es relegado
por su rapto a Perséfone
y condenar al mundo
a cuatro meses de
primavera.

¿Por qué he de ser


condenado
si mi único afán fue
llegar hasta Afrodita
y solicitar sus favores?

Y es que el amor de una


dama
no se halla, se construye
con el duro hierro de
esfuerzo
y la blanda capa del
cariño.

Lo supo Masoch y lo plasmó


en Severin
que buscaba su Venus a
costa de la libertad,
lo supo Shakespeare y
enajenó a Romeo
para cometer crímenes de
muerte por Julieta,
lo supo Cervantes con su
Quijote
enloquecido y enamorado de
la quimérica Dulcinea,
y hasta Sade supo de amor
cuando llenó de
pretensiones A su Juliet.

Si el arte refleja siempre


que el amor está más allá
del mal
X

Dulce rosa del ayer


que al ventanal caíste
en mi anhelo de volar
junto a otros ojos tristes

distraída, enamorada
de la noche y el humo
que en sueños abrazada
me mirabas, me amabas.

¿Cómo explicar que ya se


fue
al desierto del olvido?
¿Cómo te hago comprender
que llegaste sin motivo?

Volviste a sanar la herida


que yo me causé al dejarte,
dijeron tus ojos fríos:
descansa querido amigo.

Ahora te vas a mis nubes


y te alejas de tu infierno
a despedirte siempre
para olvidarte nunca.
XI

Largas caminatas nocturnas


es lo que me queda
cuando alzo la vista al
suelo
cuando caigo a los cielos.

Largos senderos andando


rodando
arrastrando
un cuerpo pesado
lleno de cansancio
ausente de ánima.

¿Dónde está la luna


fiel amiga del amante
solitario?
¿Dónde se esconde su luz?
¿En la retina
en los pómulos
en los poros
en los sudores?

Es una fiel compañera


para los que no le piden
favores
para los que aman sus
cráteres
y reniegan del sol.

¿Dónde estás querida luz


que hace eones llevas
purificando las sendas
de los que más consuelo
requieren?
Me has dejado a mi suerte.

Surte
bonita palabra para quien
ha encontrado algo sin
buscar
una bella serendipia
aunque no la pueda
conservar.
XII entre letras
entre brazos
Las horas pasan, pasan, sus brazos.
la música suena y se apaga Entiendo.
mis ojos se cierran Ahora debes olvidar,
mis oídos sangran ¡Olvida!
las palabras salen solas
huecas No, querido amigo
pero ásperas como aquella no me pidas que modifique
tarde ni un solo segundo de mi
en que empezó mi turno en memoria,
la silla de interrogatorio. pues aunque me muera cuando
por los pasillos de mi
¿Cómo te sientes? mente
¿Qué ves? me encuentre con ella,
¿Qué percibes? déjame conservarla como
¿Sientes que eres bueno? reliquia.
¿Por qué dices que eres una Así sabré que eso me pasará
vergüenza? una vez, y no más.
¿Por qué dices que no eres
confiable? Cambia mi niñez,
¿Por qué lloras? cambia mi adolescencia,
hasta cambia mi vejez,
Diálogos van, diálogos pero mi presente,
vienen querido amigo de bata
los motivos se acaban blanca,
los recuerdos se escapan déjalo,
pasan frente a la ventana déjame,
de este ferrocarril déjala,
abrasante, déjanos.
como añorando
las vergüenzas
las penurias
la sequía
el olvido.

Sácame de aquí.
Empieza a ser ulceroso
ese ir y venir del reloj
frente a un tipo de bata
blanca
que sigue preguntando.

¿Cómo te sientes?
¿Qué ves?
¿Qué percibes?
¿Por qué te sientes vivo?
¿No ves que ya estás
muerto?
¿Dónde dejaste el alma?
Entre cerrojos
XIII Entro en mi cabeza y es
hallar una habitación
Un balcón medio desordenada
un balcón lleno de paisajes medio centellante
de rosas con espinas medio espaciosa
de colibríes dormidos. medio sola.

Un balcón En la pared sobresale


en que la ropa se seca el color de su sonrisa
las plantas de marchitan el brillo de su nombre
y las cartas cambian de y un apagado balcón,
color. un balcón.

Una ventana llena de


significado
llena de cumplidos
llena de vacíos.

Con los colores de una risa


y los sabores de las
retinas
cuando están prendadas en
la gracia
cuando sobresale lo divino.

Opaco
opaco como el amanecer de
un domingo
como la sonrisa del basural
como la piel de un jaguar
como el aliento al whisky.

Diáfano
diáfano como el ocaso en la
playa
como los ojos de mi pena
como el resplandor de la
luna
como el cristal del
sanatorio.

Llevo una vida dividida


entre lo sano y lo pútrido
entre el verdor de un árbol
otoñal
y lo agostado que está un
manantial en primavera,
siempre agotado
siempre con fuerza.
XIV Siempre tengo que ser el
segundo al mando,
He llegado tarde el reemplazo,
como rasgo único de mi el suplente,
personalidad, el padrastro,
como la característica que el pordiosero.
me define,
como mi epíteto más Uno se acostumbra
notorio. a que las cosas no sean
completas,
He comido almuerzos fríos que no las disfrutes por
y arroz quemado, completo,
he bebido leche fermentada a que el queso se madure
y cerveza caliente. y que caiga la tarde.

He perdido los amaneceres Nunca había recibido


y desconozco el sentimiento grandes pesares,
de quien es primero pues mi segundo nombre es
en los andenes mora,
en los aeropuertos y siempre me presento con
en los bancos él.
en las camas.
Hoy sentí lo terrible que
La ropa no se seca en los es,
cordeles cuando cinco minutos de
ni los autos encienden por tardanza, hacen que el beso
el desuso, volado
los ratones migraron a no llegue a la mejilla
otras casas indicada,
y las larvas se me hicieron que tres horas tarde,
mariposas. permiten que la comida se
acabe y debas servirte las
La barbacoa se ha quemado sobras,
y las multas han llegado, que un mese tarde, empujan
los desayunos se han hecho a la vida a perder a los
cenas ídolos,
y las aves se han muerto. y que dos años tarde, te
remuerden por el amor que
Todo era una vil pudo ser y no es,
consecuencia ya no es.
de una vida descuidada
de amores medio amados
y de envolturas mal
selladas.
No sé lo que implica
una primera palabra
ni unos primeros pasos,
una primera sonrisa
ni un primer beso.
XV

Te tengo y me tienes
como una posesión
de la que ninguno
quiere ser exorcizado.

Me tienes
en un escalón más abajo
en un año más arriba
en un suspiro más adentro.

Te tengo
en una palabra más
en un silencio menos
en una mirada profunda.

Me tienes
encadenado en tu anular
con la marca del acero
perfilado, brillante.

Te tengo
atada al cuello
en un colgante férreo
de dulzura, de calor.

Nos tenemos
aunque no estemos
aunque nuestra vida
esté condenada a la
libertad.
XVI

Hola
¿Te conozco?
¿De dónde saliste?
¿Ya te vas?
Lindo día.

Hola
¿Otra vez?
¿Necesitas ayuda?
¿Qué más puedo hacer por
ti?
Cuídate.

Hola
¿Cómo estás?
¿Has comprendido mejor?
¿Quieres algo más?
Hasta mañana.

Hola
¿Dormiste bien?
¿En qué soñaste?
¿También soñaste conmigo?
¿También lo sentiste real?
¿Qué es lo que pasa?
Te espero.

Hola
¿Quieres salir un día?
¿Me regalarías entonces
cinco minutos a solas?
¿Me vas a esperar un poco?
Estoy llegando.

Hola
¿Te puedo ver de nuevo?
¿Me darías la mano?
¿Y un beso?
En la mejilla está bien.

Hola
¿Dónde estás?
Hola
Hola
Hola...
XVII que no me dejes,
que me veas siempre,
Bellos y dulzones ojos pues donde se acaba tu
de una dama cristalina mirada, empieza el frío.
blanca como la espuma
de una cerveza bien helada.

Curvas en que te
estrellarías
dos, diez, dieciocho,
veintisiete veces
y arderías en el fuego de
sus caderas
tres días enteros.

Lóbrega sombra que se


proyecta
entre las ondas de cabello,
resguardando el aroma de su
cuello,
proyectado el sabor de su
pecho.

Su nombre es extensión de
mi alegría
así como la despedida me
ahondará la pena,
pero hoy no es día para
recordarla,
hoy es tiempo para
recorrerla.

Gracias, miles de gracias,


por esos segundos de paz,
por esas horas de afecto,
por esos años de vida.

Gracias por la eterna luz


que saldrá de mi bolsillo
cuando evoque tu rostro,
cuando se me apague el
olvido.

Los sentimientos pueden


morirse en días,
eso lo sé,
pero no pensé,
que también podrían
concretarse en ese tiempo.

Solicito de ti
XVIII

Adiós
una palabra pequeña
cargada de mil emociones
y de cientos de lágrimas
que recorrieron otro
centenar de rostros.

No es una palabra que me


guste
tampoco la uso muy seguido,
pues es difícil que la
gente se despida,
normalmente se desvanece.

Pero,
hay algo que aprendí con
los años
y es que si los saludos son
extensos,
y conocerse lleva meses,
las despedidas deben ser
rápidas,
cortas,
para que las heridas no
demoren
en transformarse en
cicatrices.

Así que este es el último


párrafo que puedo
dedicarte.
Puedo decirte te quiero,
te quiero
te quiero
te muero
me muero...
y envío una plegaria que
espero que llegue a tu
cielo:
no me olvides, por favor,
no lo hagas,
porque con el olvido
llega la muerte.

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