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Poemario
2019
I
Si el concreto hablara,
diría cuánto esperé,
cuánta ansiedad me dio,
mientras mis pasos
resonaban en cada línea de
las gradas,
que me separaban de mí y me
unían a ti.
No es posible quedar
intacto,
después de pasar por su
piel,
en ese tacto que te inunda,
y gustoso, mueres ahogado
en ella.
Rojo,
pienso en rojo,
sueño en rojo.
Rojo,
como el arrebol,
como la sangre,
la piel y los labios.
Rojo,
de sus mejillas,
de sus labios,
de su aliento.
Rojo,
como el primer contacto,
como cada suspiro,
resonando en mi vacío.
Rojo,
como el día que decidió
llegar
el que estuvo
y el que se fue.
Rojo,
inocente,
sensual,
rojo.
IV y la otra también,
pero me dejaría ileso,
Se me rompe la vida más o menos ileso.
y la cabeza queda adornando
un cuerpo inerte que camina Y es que si se cierra esta
un muerto que aún respira, puerta
la dificultad del ser se va para siempre
desgarra los pasillos y me deja pensando
por los que recorre si las bisagras
mi razonamiento. eran también parte de mi
casa.
El mundo se incinera Pero el olvido no existe
por la imposibilidad y tratar de dejar pasar
dominante, una traición
asfixiante, felón
diluyendo el corazón, maldición
con una puerta abierta mi mente no lo haría
y otra entrecerrada. y me enterraría
en cada paso que dé.
Una entrada
la conozco desde siempre ¿Puedo seguir viviendo así,
cuando la luna llenaba con una mancha en la
y acompañaba camisa?
las largas serenatas Es pequeña
de un can rastrero casi invisible
para una bella doncella. pero pesada
muy pesada.
La otra es nueva ¿Nadie lo notaría?
desconocida, Puede que no
incierta, si sé distraer la vista
un mundo de posibilidades por los siguientes años
que terminarán en pocos y algún día la lavaré
días aunque me manche todo
clausurado aunque se limpie por
vetado de por vida. completo.
Volví a fumar
para ver como tu silueta se
me escapa
entre los vapores tóxicos
que mi locomotora exhala.
Volví a fumar
para que las manos no me
duelan
VI
La vi alejarse.
No.
Yo me alejé,
qué tonto que fui.
Y ahora no me separan de
ella
ni metros, ni centímetros,
ni carreras, ni despedidas.
No,
me separan dos años,
dos años luz,
dos años oscuridad.
VII
Quemar
Arder
Incendiar
Derretir
Calcinar
Ahogar
Punto
Punto y coma
Punto
Punto
Punto y coma
Coma
Punto
Punto
Coma coma coma
Punto y coma
Coma
Punto y coma
Punto
Punto y coma
Coma coma coma
Coma coma coma
Dos puntos
Coma
Punto
Punto
Puntos suspensivos
Coma
Coma
Punto
Puntos suspensivos
Puntos suspensivos
Puntos suspensivos
Punto y coma
Coma coma coma
Punto y coma
Punto
Puntos suspensivos
Punto
Punto
Punto
Punto final.
IX y que el bien no tiene nada
que ver
Si no culpan a Dante entonces renegaré de la
por atravesar el averno moral
y llegar a los pies y me abandonaré al placer
de su amada Beatriz. por el tiempo que dure.
Ni Hades es relegado
por su rapto a Perséfone
y condenar al mundo
a cuatro meses de
primavera.
distraída, enamorada
de la noche y el humo
que en sueños abrazada
me mirabas, me amabas.
Surte
bonita palabra para quien
ha encontrado algo sin
buscar
una bella serendipia
aunque no la pueda
conservar.
XII entre letras
entre brazos
Las horas pasan, pasan, sus brazos.
la música suena y se apaga Entiendo.
mis ojos se cierran Ahora debes olvidar,
mis oídos sangran ¡Olvida!
las palabras salen solas
huecas No, querido amigo
pero ásperas como aquella no me pidas que modifique
tarde ni un solo segundo de mi
en que empezó mi turno en memoria,
la silla de interrogatorio. pues aunque me muera cuando
por los pasillos de mi
¿Cómo te sientes? mente
¿Qué ves? me encuentre con ella,
¿Qué percibes? déjame conservarla como
¿Sientes que eres bueno? reliquia.
¿Por qué dices que eres una Así sabré que eso me pasará
vergüenza? una vez, y no más.
¿Por qué dices que no eres
confiable? Cambia mi niñez,
¿Por qué lloras? cambia mi adolescencia,
hasta cambia mi vejez,
Diálogos van, diálogos pero mi presente,
vienen querido amigo de bata
los motivos se acaban blanca,
los recuerdos se escapan déjalo,
pasan frente a la ventana déjame,
de este ferrocarril déjala,
abrasante, déjanos.
como añorando
las vergüenzas
las penurias
la sequía
el olvido.
Sácame de aquí.
Empieza a ser ulceroso
ese ir y venir del reloj
frente a un tipo de bata
blanca
que sigue preguntando.
¿Cómo te sientes?
¿Qué ves?
¿Qué percibes?
¿Por qué te sientes vivo?
¿No ves que ya estás
muerto?
¿Dónde dejaste el alma?
Entre cerrojos
XIII Entro en mi cabeza y es
hallar una habitación
Un balcón medio desordenada
un balcón lleno de paisajes medio centellante
de rosas con espinas medio espaciosa
de colibríes dormidos. medio sola.
Opaco
opaco como el amanecer de
un domingo
como la sonrisa del basural
como la piel de un jaguar
como el aliento al whisky.
Diáfano
diáfano como el ocaso en la
playa
como los ojos de mi pena
como el resplandor de la
luna
como el cristal del
sanatorio.
Te tengo y me tienes
como una posesión
de la que ninguno
quiere ser exorcizado.
Me tienes
en un escalón más abajo
en un año más arriba
en un suspiro más adentro.
Te tengo
en una palabra más
en un silencio menos
en una mirada profunda.
Me tienes
encadenado en tu anular
con la marca del acero
perfilado, brillante.
Te tengo
atada al cuello
en un colgante férreo
de dulzura, de calor.
Nos tenemos
aunque no estemos
aunque nuestra vida
esté condenada a la
libertad.
XVI
Hola
¿Te conozco?
¿De dónde saliste?
¿Ya te vas?
Lindo día.
Hola
¿Otra vez?
¿Necesitas ayuda?
¿Qué más puedo hacer por
ti?
Cuídate.
Hola
¿Cómo estás?
¿Has comprendido mejor?
¿Quieres algo más?
Hasta mañana.
Hola
¿Dormiste bien?
¿En qué soñaste?
¿También soñaste conmigo?
¿También lo sentiste real?
¿Qué es lo que pasa?
Te espero.
Hola
¿Quieres salir un día?
¿Me regalarías entonces
cinco minutos a solas?
¿Me vas a esperar un poco?
Estoy llegando.
Hola
¿Te puedo ver de nuevo?
¿Me darías la mano?
¿Y un beso?
En la mejilla está bien.
Hola
¿Dónde estás?
Hola
Hola
Hola...
XVII que no me dejes,
que me veas siempre,
Bellos y dulzones ojos pues donde se acaba tu
de una dama cristalina mirada, empieza el frío.
blanca como la espuma
de una cerveza bien helada.
Curvas en que te
estrellarías
dos, diez, dieciocho,
veintisiete veces
y arderías en el fuego de
sus caderas
tres días enteros.
Su nombre es extensión de
mi alegría
así como la despedida me
ahondará la pena,
pero hoy no es día para
recordarla,
hoy es tiempo para
recorrerla.
Solicito de ti
XVIII
Adiós
una palabra pequeña
cargada de mil emociones
y de cientos de lágrimas
que recorrieron otro
centenar de rostros.
Pero,
hay algo que aprendí con
los años
y es que si los saludos son
extensos,
y conocerse lleva meses,
las despedidas deben ser
rápidas,
cortas,
para que las heridas no
demoren
en transformarse en
cicatrices.