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El alcohol, también llamado alcohol etílico o etanol es un líquido incoloro,

trasparente e inflamable y con un olor característico. Su formula química es


C2H6O, y la mayor parte del que se utiliza se sigue obteniendo mediante procesos
de fermentación de azúcares, ya utilizados en la antigüedad. Los cereales
fermentados, el jugo de frutas y la miel, se han utilizado durante miles de años
para fabricar alcohol (alcohol etílico o etanol). Las bebidas fermentadas existen
desde los albores de la civilización egipcia, y existe evidencia de una bebida
alcohólica primitiva en China alrededor del año 7000 a. de C. Por ello el consumo
de esta droga de abuso es socialmente, aceptada porque está relacionada con
nuestra humanidad desde hace millones de años sin embargo puede generar
dependencia y cuya deshabituación es la más peligrosa y dificultosa de entre
todas las drogas. Definimos alcoholismo al conjunto de trastornos ocasionados por
el abuso de bebidas alcohólicas. Es un padecimiento crónico, progresivo y mortal,
que se caracteriza por un consumo desmedido, constante y dañino de dicha
sustancia, en cantidades y formas superiores a las aceptadas socialmente o a las
consideradas alimenticias. Está enfermedad no sólo afecta al individuo, sino a su
entorno, pues entre los efectos del alcohol se registra a menudo la pérdida de
inhibiciones y conducta errática; esta adicción afecta a la persona tanto en su
salud física como psicológica, dañando sus relaciones sociales y/o familiares.

El alcoholismo (o dependencia alcohólica) es uno de los principales motivos


de consulta de salud mental, y se caracteriza por un consumo excesivo de alcohol
durante un tiempo prolongado, que supone dependencia del mismo; es
considerado un grave perjuicio para la salud, que aumenta el riesgo de muerte
como consecuencia de enfermedades en el hígado, cáncer, depresión, accidentes
violentos entre otros. Cabe destacar que muchos alcohólicos no reconocen su
problema y, por tanto, nunca buscan ayuda para resolverlo, mientras que en otros
casos la verdadera razón por la que solicitan asistencia (el abuso del alcohol)
aparece enmascarada por los efectos del alcoholismo sobre el estado físico y
psicológico del paciente, que a esas alturas de la adicción ya resultan evidentes.
Cabe destacar que existen dos formas de alcoholismo, Alcoholismo Tipo
I. Usualmente afecta a personas adultas, que presentan etapas de
alto consumo seguidas de períodos de sobriedad, los cuales a medida que la
enfermedad avanza se hacen más y más breves. Suele estar acompañado de
enfermedades hepáticas y de trastornos sociales. Alcoholismo Tipo II. Es más
usual en la adolescencia, y suele estar asociado a conductas violentas y asociales.
A diferencia del tipo I, no se caracteriza por un incremento gradual en el consumo,
sino que opera más como un consumo masivo y frontal. No hay una causa
definida del alcoholismo, pero hay factores de riesgo que pueden jugar un papel
importante en su desarrollo. De hecho es una enfermedad biopsicosocial, y tiene
causas Biológicas – Es más probable en las personas con algún familiar alcohólico
o con algún trastorno psiquiátrico y la razón puede encontrarse en anomalías
genéticas o bioquímicas. El factor hereditario en la propensión al mismo, así
como en la capacidad de digestión y asimilación de los alcoholes. Se considera un
trastorno hereditario, aunque por lo general está desencadenado por el consumo masivo y
constante de la sustancia, lo cual es claramente una decisión de conducta. Aun así, el
80% de los casos de alcoholismo encubren otras dolencias
emocionales y psicológicas (e incluso psiquiátricas) de base, cuando no
situaciones de alto estrés o depresión crónica, ya que el paciente consume para
evadir la realidad. Psicológicas Ansiedad, conflictos en las relaciones personales,
baja autoestima, timidez, entre otras. Sociales; Facilidad para tomar contacto con
el alcohol. Entorno de consumo, abuso del alcohol en situaciones sociales, estilos
de vida estresante Las consecuencias del alcoholismo van desde el físico
como; cáncer, enfermedades en el hígado, cefaleas, diabetes, gastritis, problemas
cardiovasculares, insomnio, pancreatitis, apoplejía (es decir, un infarto o una
hemorragia cerebral), deficiencias nutricionales, degeneración cerebral, disfunción
eréctil. Las Psicológicas van desde depresión, ansiedad, ira, celotipia
(imposibilidad de controlar los celos), epilepsia, psicosis, hasta la demencia
alcohólica; y las sociales como desestructuración familiar (ruptura familiar),
problemas laborales, problemas económicos, accidentes, maltratos en todos sus
tipos.
Los síntomas son posibles indicadores y no señales directas de la adicción, es
decir, no porque observemos alguno de ellos de forma aislada debemos deducir
que exista un problema de alcoholismo, es necesario que se observen de forma
continuada y conjunta varios signos para poder mantener nuestras sospechas.
De los signos o señales más importantes que podemos observar destacarían:
• Aumento del deseo de beber alcohol, se emplea más tiempo en el consumo y
en recuperarse de sus efectos.
• Cambio en hábitos respecto al consumo, bebe en solitario, generalmente
ocultando su conducta a las personas que le rodean.
• Falta de control en la ingesta de alcohol, tanto de la necesidad de beber, como
del control de la cantidad de ingesta o de la suspensión del consumo.
• Falta de interés: la persona muestra una falta de interés por todo aquello que
no sea conseguir lo necesario para el consumo, todo lo que parecía motivarle
antes, carece de importancia, llevando a desvincularle de las relaciones afectivas
y de sus responsabilidades.
• Aparición de tolerancia hacia la sustancia, se refiere a que la persona necesita
beber más cantidad de alcohol para alcanzar los mismos efectos.
• Cambios significativos en el estilo de vida: en los ritmos del sueño y vigilia;
cambio de horarios, de hábitos de comida…etc.
• Cambios en la forma de comunicarse caracterizados por un aumento de la
agresividad, lo que trae repercusiones tanto en el entorno familiar como laboral.
• A pesar de las consecuencias y repercusiones negativas en su salud y a nivel
social la conducta de consumo persiste.
• Lagunas o lapsus de memoria.
• Aparece el Síndrome de abstinencia cuando no se consume. este síndrome se
caracteriza por un cuadro de malestar físico que se alivia con el consumo.
Deterioro del estado de salud: empeoramiento del estado de salud general,
provocado por los hábitos de consumo y el estilo de vida.

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