Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Amando al Jefe
1
Amando al Asistente
Amando al Socio
Sinopsis
Walt siempre ha asumido que sabía lo que su futuro podría ser. Pero
su noche con Jacob le hace cuestionarse exactamente lo que quiere para
siempre con...
Capítulo Uno
3
Walt no tenía ni idea, por supuesto. Por un lado, Jacob estaba en el
armario. No le había dicho a casi nadie que él era gay. Le había costado
hasta sus veinte años aceptar la posibilidad incluso a él mismo. Y ahora
vivía una mentira. Teniendo citas clandestinas con hombres tan lejos de su
vida real como pudiera. Estaba llegando, incluso antes de darse cuenta, el
día en el que sentía no sólo una profunda atracción por Walt, sino amor.
—Si no hay nada más esta noche, Jacob, estaba pensando que me iría
a casa, —dijo.
El tipo para salir con el que había tenido relaciones sexuales, y que
vivía en el condado de al lado, le había informado la semana anterior que
había conocido a una gran persona con el que quería probar tener una
relación. Claro, Jacob podría ir a un club o algo, pero no estaba de humor
para eso.
—¿Esta es la dentista?
—Sip. Puedo ver si ella tiene una amiga, si quieres. Podríamos hacer
una cita doble.
La última cosa que Jacob tenía que hacer era estar en una cita de
Walt con Rebecca viéndolos agarrados de la mano e intercambiando
acalorados besos. Todo como preparación para que volvieran a su casa de
él o de ella para sexo. No, ni en cien millones de años.
—Buenas noches.
6
Jacob se dijo que no era una especie de acosador enfermo cuando
siguió el coche de Walt fuera del estacionamiento en el trabajo. Tenía que
dirigirse en esa dirección para llegar a su casa de todos modos. Pero cuando
Walt se volvió a la derecha en una esquina un par de cuadras más adelante,
Jacob debería haber seguido en línea recta. En cambio, hizo el giro,
acercándose; así tal vez tuviera suerte y Walt no se diera cuenta.
7
Capítulo Dos
Tenía que estar equivocado, porque no había ninguna razón para que
Jacob fuera por este camino. Sacudiéndose de su confusión, hizo un giro en
el estacionamiento y se dirigió hacia el apartamento de Rebecca. Había un
lugar abierto al visitante no demasiado lejos de la puerta principal, por lo
que aparcó, salió y fue a llamar.
Oh.
—Billy, haz todo lo que diga Martha mientras mamá esté fuera.
Con una mueca, pescó su teléfono móvil fuera del bolsillo de sus
pantalones mientras se dirigía a su habitación a cambiarse. Walt pulsó el
marcado rápido mientras se desabotonaba la camisa de vestir.
11
apagado.
—¿Dónde estás?
—¿Crees?
12
Capítulo Tres
—Voy a hacerlo.
El camarero asintió con la cabeza. —Sin embargo, vamos a ver la
forma en que esa cae antes de conseguirte otra. ¿De acuerdo?
—¿Pez?
—Estupendo.
—Apestas.
—Oh, así que eres un chico del tipo de ámalas y déjalas ¿no? Slam,
bam, gracias, madam.
—Vomitar.
—Bueno, ¿lo vas a hacer? Porque acabo de limpiar este coche por
dentro y por fuera.
Walt dejó escapar un suspiro. —Está bien. Pero si crees que vas a
vomitar, me adviertes y pararé. 16
—Está bien. —Se inclinó hacia el lado de la ventana para poder
descansar su cabeza en el asiento—. Gracias por venir a buscarme. No
tienes que hacer eso.
—Así que, ¿por qué estabas allí bebiendo tú sólo? —preguntó Walt
después de unos minutos—. Bebiendo en exceso. Nunca te he conocido
hacer eso.
—Ya casi estamos, —anunció Walt un minuto más tarde. O tal vez
lo hubiera soñado, no lo sabía. —¿Necesitas ayuda para llegar a tu casa?
Las manos de Walt por todo él, serían su perdición, por lo que
gruñó, —No. —Jacob se enderezó cuando Walt se detuvo en su camino de
entrada—. Um, gracias.
—Lo averiguaré por la mañana. —Por primera vez desde que dejó el
18
estacionamiento del bar, Jacob miró a los ojos de Walt. No podía leer la
expresión en ellos, pero Walt estaba mirándole bastante intensamente.
—Jacob, espera.
20
Qué le había poseído alguna vez para besar a Walt, no podía
comprender. Walt era su amigo y nada más. Bueno, también su socio de
negocios. Si no la había cagado. Walt y Jackson eran sus mejores amigos,
casi sus únicos amigos. Porque eligió vivir una maldita mentira. ¿Y mira
dónde lo había llevado? Besando a Walt.
—¿Tan mal?
Walt. Joder.
—Me sorprendió.
—¿La verdad?
—Jacob.
—¿Qué?
—Tú no me quieres.
—Walt, —jadeó.
Walt negó con la cabeza. —Más tarde. En este momento quiero estar
en tu lindo culo apretado. —Arrancó abriéndolo el condón pre-lubricado y
lo hizo rodar sobre su erección—. Levanta tus piernas en alto. —Levantó a
Jacob hacia arriba, contra la pared, sus dedos separando las mejillas para
deslizarse en el interior, presionando profundamente.
Walt.
—Abre los ojos, —ordenó Walt—. Quiero que veas exactamente que
te estoy jodiendo.
—Jesús, eres tan caliente, —dijo Walt, justo antes de que se pusiera
tenso y empujara profundamente en Jacob tres veces más. Estrellaron sus
bocas juntas, enredando su lengua con la de Jacob en un beso abrasador
que les dejó a ambos sin aliento.
—Diablos, no.
Walt levantó una mano. —Lo que quiero decir es que soy bi. Mira,
27
tal vez deberíamos hablar.
No le gustaba el sonido de eso, pero Jacob supuso que sí, Walt tenía
razón. Definitivamente necesitaban hablar. —Está bien. Pero quiero
vestirme primero.
—De acuerdo.
—Lo somos.
Walt frunció el ceño. —Es tu vida, sin embargo. ¿Sabes? Algún día
ni siquiera van a estar alrededor, y nunca sabrán quién era su hijo en
realidad. Debes pensar en ser honesto con ellos.
—Sí. —Jacob miró hacia abajo a sus manos—. ¿Qué hay de ti? Yo
no sabía que fueras bi tampoco.
—¿Cuánto tiempo?
—Mira, Jacob. Tal vez sea cursi o algo, pero siempre he esperado
que mi vida siga un determinado camino y eso es con una mujer y niños y
una cerca de estacas. —Sacudió la cabeza—. Yo no creo que pueda nunca
formar un hogar con un hombre. Simplemente no creo en la relación
material con chicos.
—Yo no quiero que esto, —dijo Walt, agitando la mano a los dos—,
interfiera con nuestra amistad. Lo siento por entrar pisando fuerte aquí
como un Neanderthal y bien, probablemente haciendo lo que no debería
haber hecho.
—Está bien, Walt. Estoy bien. Que tengas una buena noche. —Él
abrió la puerta y la sostuvo para Walt cuando salió a la calle—. Nos vemos
mañana.
Capítulo Cinco
—Hola, Jacob, soy yo. Es que... supongo que quería oír tu voz. Estoy
a punto de encontrarme con Rebecca para la cena, pero, bueno, no puedo
dejar de pensar en la forma que terminó el otro día. Espero que no estés
fuera bebiendo en ese bar de nuevo. Me gustaría... Creo que no sé muy bien
lo que deseo y estoy más o menos divagando. No sé lo que quiero. Nos
vemos más tarde.
—Por supuesto.
—Oh. Está bien. Tal vez tome sólo un vaso entonces. —Walt cerró
el menú—. Rebecca.
—¿Sí?
—¿Es del trabajo? —Ella lo miró por un segundo, luego frunció los
labios—. Oh. Hay alguien más, ¿no?
¿Estaba allí? Sí, Walt pensó, supuso que estaba. Y necesitaría lidiar
con eso. Antes de que jodiera las cosas para siempre.
Ella sonrió, a pesar de leer el pesar en sus ojos. —Ah, bueno. Está
bien, Walt. Cuídate.
Walt tragó saliva cuando salía de su coche, sin notar ninguna señal
de luces visibles en la parte frontal de la casa. —Vamos. Por favor, que esté
en casa.
—¿Viste mi mensaje?
—A ti.
Walt suspiró. —¿Puedo entrar, por favor? Hace un poco de frío aquí
34
fuera.
—¿Por favor?
—No creo que esto sea una buena idea, Walt. —Pero abrió la puerta
lo suficiente para dejar que Walt entrara de todos modos.
—Walt.
Sabía que Jacob estaba a punto de decirle algo así como que “no
quiero escucharlo” o “no tengo nada que hablar”. —Vamos, Jacob. Dame
una oportunidad.
Walt se esforzaba por encontrar las palabras para lo que quería decir.
Ni siquiera estaba muy seguro él mismo todo esto y ahora tenía que
explicarlo a Jacob.
—¿Por qué?
—Sí.
Walt se rió. —Sí, tal vez los dos. Terminé las cosas con Rebecca. No
voy a verla de nuevo.
—Está bien.
Jacob frunció el ceño. —No. Eres tan claro como el barro. Te lo juro
por Dios, Walt, no sé lo que quieres decir.
—¿Qué?
—Ya tuvimos esta conversación la noche del martes. Dijiste que sólo
utilizabas a los chicos para el sexo. ¿Por qué tenemos que tenerla otra vez?
Ya lo pillé antes cuando dijiste que querías una esposa y la cosa de la valla
y todo.
Y ahora, Jacob parecía molesto que era lo último que quería. Walt
suspiró frustrado. —Porque estoy tratando de decirte que quiero probar,
maldita sea.
—Sí. Quiero que estemos juntos, como una... una pareja. Quiero
conocer todas las cosas que me ocultas, todo lo que hay que saber. —Walt
exhaló—. Estoy bastante seguro de que voy a joderla varias veces. Pero,
quiero que me des una oportunidad.
—Walt…
El terror apretó su pecho. —Por favor, no digas que no. Por favor.
—¿No ibas?
—No. Iba a decir que salir con un chico no es tan diferente. Todos
somos sólo seres humanos. Todos queremos cosas similares. Tenemos
sueños similares. No sé si quiero ir a un museo, pero de verdad, te lo
prometo, no es complicado.
—Creo que sí, sí. —Y Jacob apretó los labios a los de Walt en el más
dulce beso que Walt pensó que nunca había tenido.
—¡Hey!
38
pantalones de Jacob y los arrancó. Se alegraba de que Jacob no llevara nada
de ropa interior. Hizo las cosas mucho más fáciles.
—Ahora, esto, —dijo, mientras cubría los labios de Jacob con los
suyos en un beso posesivo—, no lo fastidiaré.
—Sigues diciendo eso. —Jacob puso mala cara y era tan mono que
lo besó de nuevo.
—Walt.
—¿Qué? —preguntó.
40
sin esfuerzo para él.
—Es verdad. Pero tal vez lo tengamos de esa manera para nosotros,
con el tiempo.
—¿Taco Bell?
—Oh, cita barata. — Sonrió Walt—. ¿Taco Bell y más sexo? ¿O más
sexo y luego Taco Bell?
Fin 41
Shawn Lane
42
Shawn Lane cree que el amor y la pasión no conocen fronteras.
Shawn escribe ambas historias de amor erótico envolviendo a los hombres
en ambientes históricos o contemporáneos y romances inter-raciales entre
hombres y mujeres. Shawn está siempre a la búsqueda de nuevas historias y
nuevos personajes para crear, haciendo su vida en California.
PROYECTOS