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Las ocho estafas

de los ricos
Robert Kiyosaki devela ocho mitos a través de
los cuales los ricos se hacen cada vez más ricos.
A continuación desenmascaramos cada una de estas
trampas, con el propósito de que no sigas cayendo en ellas
y logres alcanzar tu libertad financiera.

Muchas veces no sabemos que estamos siendo víctimas


de una estafa. ¿Por qué desde pequeños hemos estado
condicionados a pensar que algo preestablecido representa
el mejor modo de vivir?

• Mito #1: “Ir a la universidad es la única opción”


La mayoría de la gente cree que el éxito escolar es equivalente al éxito laboral. Así como también
consideran que la universidad es el único camino al éxito financiero. Nada está más alejado de la
realidad que esto.

Logré comprender esto al contrastar lo que decían mi padre pobre y mi padre rico sobre esto.

Mi padre pobre siempre insistió en que debía estudiar y posteriormente conseguir un trabajo estable.
El problema con esto es que no me iba a permitir alcanzar ni la plenitud financiera ni una vida plena.

Lo sé porque mi padre pobre era una de las personas más educadas que conocí, pero siempre se
quejaba del dinero y de lo infeliz que estaba con su trabajo.

Por suerte, mi padre rico me habló de la “inteligencia de la calle”, una forma de pensar que no se enseña
en la universidad. Justamente los ricos mantienen oculta esta sabiduría para seguir en la cúspide de
la pirámide.

Esta inteligencia es la que verdaderamente te lleva al éxito. Un éxito no solo financiero sino también el
éxito de hacer lo que realmente te apasione.

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Esto no significa que la educación no sea importante.

La educación básica que recibes en tus primeros 12 años escolares es importante para todo lo que
viene después. Y si quieres ser profesor, abogado o médico, obviamente tendrás que ir a la universidad.

Pero lo que no aprenderás en la escuela es cómo funciona el dinero. La educación, no enseña a los
estudiantes cómo vivir o ser autosuficientes. Por el contrario, nos enseña a ser empleados en lugar de
nuestros propios jefes. Nos hace trabajadores en lugar de innovadores.

Lo que te hará exitoso no es ir a la escuela sino la educación financiera: aprender cómo funciona el
dinero y cómo hacer que éste trabaje para ti es lo que te hará exitoso y, desafortunadamente, no
puedes aprender eso en la escuela.

Kiyosaki: “En 1985 yo era un homeless”

Robert Kiyosaki estaba financieramente quebrado y emocionalmente desesperado. In-


cluso su esposa Kim y él tuvieron que vivir en su auto durante tres semanas. Pero afor-
tunadamente, Robert contaba con este conjunto de secretos que le permitieron mejorar
su vida financiera. Tan solo cuatro años después, en 1989... Robert era millonario.

Haz clic aquí para conocer los 29 secretos


de inversión de Robert Kiyosaki.

• Mito #2: “Necesitas un trabajo”


Esta es una mentira promovida por los ricos e impulsada por el sistema escolar y el gobierno.

Un empleo común difícilmente te de la libertad que tanto deseas.

Cuando era joven, mi padre pobre siempre me decía que tenía que ir a la escuela para poder conseguir
un buen trabajo. Para mi padre pobre, conseguir un buen trabajo era lo más importante en la vida.

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Por eso trabajaba muy duro y siempre le preocupaba el dinero. Sin embargo, nunca pudo salir adelante.
Su empleo fue una de las cosas que realmente le impidió tener éxito. Se esforzó por trabajar para otros,
a menudo obtenía aumentos solo para vivir el día a día y pagaba un alto porcentaje de impuestos al
gobierno.

Mi padre rico, por otro lado, nunca tuvo un trabajo “real”, y de igual manera, fue rico y exitoso.

Esto se debió al entendimiento de que la necesidad de “conseguir un trabajo” es un mito.

En lugar de conseguir un trabajo, creó empleos. En lugar de trabajar para otra persona, trabajó para sí
mismo. En lugar de pagar impuestos altos, usó el código impositivo para enriquecerse.

Un trabajo estable te da una falsa sensación de seguridad. Si te conviertes en un empleado para


siempre, a largo plazo los impuestos se comerán todo tu esfuerzo.

Por todas estas razones, es importante buscar maneras de crear negocios y hacer que el dinero trabaje
para él, no a la inversa.

• Mito #3: “Trabaja duro y tendrás tu recompensa”


Si trabajas duro en algo que no te agrada, una cosa es segura: tendrás una vida miserable.

Mi padre pobre trabajó duro toda su vida. Fue al colegio porque le dijeron que lo hiciera. Consiguió un
trabajo porque le enseñaron que eso era lo que tenía que hacer.

Trabajó duro porque supuso que eso era lo que tenía que hacer. Sin embargo, tuvo problemas financieros
toda su vida y, a menudo, era infeliz.

Mi padre rico solía decir “En lugar de trabajar duro, es mejor trabajar inteligentemente. El trabajo
inteligente consiste en lograr que otros no solo laboren para ti sino que también quieran esforzarse en
ello. El trabajo inteligente lleva a que el dinero trabaje por ti y no al revés”.

Parece una simple ecuación matemática: esfuerzo = recompensa.

Trabajas duro, ganas más, obtienes más por tu esfuerzo y parece lógico que las cosas funcionen así.
Puede que en el pasado, así haya sido.

Pero actualmente, existen dos problemas con esta creencia.

El primero es que como mencionamos si eres un empleado, trabajar más duro puede darte más dinero,
pero también significa que tendrás que pagar más impuestos. Así que al trabajar más duro puedes ser
castigado financieramente.

El segundo problema es que estás trabajando duro por algo en particular: el dinero. Y ese dinero vale
menos con el paso de los días.

Existen dos tipos de “trabajo”. El que no quieres hacer y el que sí.

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Lo más probable es que, si pasas la mayor parte del tiempo haciendo un trabajo que no quieres hacer,
te sientas atrapado, resentido e infeliz. Si dedicas mucho de tu tiempo al trabajo que quieres hacer, es
probable que te sientas lleno de energía, satisfacción y felicidad.

El objetivo de llegar a ser financieramente independiente no es dejar de trabajar, sino cambiar nuestros
esfuerzos del trabajo que no nos gusta, por el que sí.

Deja de trabajar duro para los demás y comienza a trabajar inteligentemente para ti.

• Mito #4: “Para ser rico, tienes que vivir por debajo de tus posibilidades
económicas”
Cuando se trata de dinero, ¿cuál es tu enfoque financiero?

Mi padre pobre dedicó gran parte de su energía a trabajar para otros y ahorrar todo el dinero que pudo.

Fue partidario de tomar decisiones “seguras” con su dinero.

Cuando quería darse un lujo, se lo negaba a sí mismo.

Si queríamos ir de viaje, decía: “No nos lo podemos permitir”. Al final de su vida, mi padre pobre no
tenía un centavo.

Los costos de la vejez erosionaron sus ahorros y no tenía inversiones a las que recurrir. Si no fuera por
su pensión y el Seguro Social, habría estado en un verdadero problema, y la gente no tiene muchas
opciones en ese sentido ahora.

Sus decisiones financieras no fueron “seguras”, al final del día.

Por el contrario, mi padre rico decía: “En lugar de vivir por debajo de mis posibilidades, voy a ganar más
dinero para poder tener lo que quiera”. En lugar de decir, “no puedo permitirme eso”, se preguntaba a
sí mismo, “¿cómo puedo hacer para pagar eso?”

“Vivir por debajo de tus posibilidades”, forma parte de una mentalidad mediocre, porque te hace pensar
muy estrechamente.

En lugar de enseñarte a ser creativo para ganar más dinero, te enseña a ser muy restrictivo con lo que
gastas.

Este es la esencia del pensamiento de mi padre rico. Identifica lo que deseas y elabora un plan para
llegar a ello de manera inteligente, a través de los activos.

No es necesario ahorrar más. Lo que sí es importante es generar un flujo de ingresos pasivos.


En lugar de pensar en qué ahorrar, debes enfocarte en buscar maneras de generar más ingresos.

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• Mito #5: “Debes ahorrar dinero”
El gran problema con la idea de que “ahorrar dinero” es el deber ser, es que solía ser cierto.
Hacen una o dos generaciones, ahorrar dinero valía la pena. Si guardabas una cierta cantidad de
dinero, podías retirarte sin problema.

Sin importar en qué país del mundo te encuentres, es muy probable que estés acostumbrado a la idea
de que ahorrar en dólares es una jugada financiera inteligente.

Antes, ahorrando un 10% de tu salario al año en dólares podías retirarte relativamente cómodo. Pero
desde 1971 el dólar dejó de ser dinero para convertirse en una moneda fluctuante, debido a que el
presidente Richard Nixon eliminó el patrón oro ese año.

Como resultado, si ahorras pero no inviertes, pierdes dinero. El dólar que ahorres hoy valdrá menos
mañana.

Sin embargo, si, como un empresario o un inversor, pones ese dólar a trabajar para ti, entonces tienes
la oportunidad de obtener un rendimiento superior a la inflación. Tienes la oportunidad de ganar dinero
en lugar de perderlo.

Entonces, si ahorrar dinero no es la mejor idea, ¿qué puedes hacer?

La respuesta es ser un poco más agresivo. Poner dinero en el banco es pasivo. Si llevas tu dinero al
mundo de las inversiones, haces que éste trabaje.

• Mito #6: “Tu casa es un activo”


¿Qué es un activo? ¿Qué es un pasivo?

Parece que la respuesta a estas dos preguntas es obvia.

¿Una casa es un activo? ¡No! A menos que la uses para rentarla y generar un flujo de ingresos pasivos,
tu casa es un pasivo que genera una permanente salida de dinero.

Una de las verdades que plasmé en mi libro Padre Rico, Padre Pobre, es que tu casa es un pasivo.
Hice hincapié en que son caras y que no siempre ganan valor.

En el libro escribí lo siguiente: “no estoy diciendo que no compres una casa. Mi punto es que debes entender
la diferencia entre un activo y un pasivo... Cuando quiero una casa más grande, primero compro activos que
generarán el flujo de ingresos necesario para luego adquirir la vivienda en cuestión”.

Al decir esto, los autodenominados expertos me criticaron.

Para entonces, el mercado inmobiliario vivía un boom. Todos me llamaban contrario, y que mi intención
con mi postura era únicamente vender libros. Luego, llegó 2008 y después de una de las peores crisis

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inmobiliarias de la historia de Estados Unidos, ya nadie se reía de mis palabras.
Entonces, ¿qué son exactamente los activos?

Una definición simple de un activo es algo que genera dinero y lo pone en tu bolsillo o tu cuenta.
Esto se logra a través de cuatro categorías diferentes, y el real estate constituye una de ellas. No me
refiero a tu vivienda que, repito nuevamente, es un pasivo.

Me refiero a una inversión en bienes raíces, que es una gran inversión porque lleva dinero a tus bolsillos
todos los meses, a través de un alquiler.

Entonces, los tipos de activos fundamentales son:

> Negocios

> Activos en papel

> Los commodities.

> Inversiones Inmobiliarias

Si eres empresario o propietario de un negocio, tu negocio es un activo.

Los activos de papel son acciones, bonos, fondos mutuos, etc.

Y los commodities incluyen oro, plata y cualquier otro recurso físico como el petróleo y el gas.

Las inversiones inmobiliarias involucran a cualquier activo de bienes raíces, ya sea una casa o
departamentos, a partir del cual puedas generar un flujo de ingresos consecuente.

Si te fijas con detenimiento un extracto bancario, te darás cuenta de que el flujo de ingresos que
proviene de tu casa se lo quedan otros y no tú.

La mayoría de las personas no son propietarias de una vivienda... sino de una hipoteca.

Aquellos que tienen educación financiera entienden que una hipoteca no aparece en la columna de
activos de un estado financiero. Se muestra como un pasivo. Pero sí aparece en el balance de tu
banquero como un activo, a medida que pagas los intereses bancarios cada mes.
¿Estoy diciendo que no compres una casa?
No. Yo mismo tengo una vivienda propia, pero no la compré como un activo ni la consideré una inversión.
La compré porque quería vivir en ella y estaba dispuesto a pagar por el privilegio de hacerlo.
¿Podría apreciarse en valor? Tal vez. Pero también podría perder dinero al final. Realmente no me importa.

Lo que estoy diciendo es que no compres una casa y pienses en ella como un activo o una inversión.

• Mito #7: “ Toda deuda es mala”


La mayoría de los ricos poseen altos niveles de deuda.

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Pero; ¿Por qué? ¿Cómo puede ser esto?

Porque utilizan esa deuda para generar flujo de ingresos pasivos.


Así como poseen deudas, también tienen activos que compensan sus compromisos financieros
pendientes.

La diferencia entre ricos y pobres cuando se trata de deudas es entender las diferentes razones
existentes que justifican poseerla.

Un ejemplo de emplear la deuda en tu beneficio, es financiar la compra de una propiedad para alquiler
y que los inquilinos de la misma paguen por ti la hipoteca, al tiempo que obtienes un ingreso habiendo
puesto tan solo un bajo porcentaje inicial para la compra.

Este ejemplo también aplica en el caso de que tengas un negocio propio.

Puedes solicitar préstamos que dan dinero por sí mismos. El flujo de ingresos de tu negocio cubre lo
que has pedido prestado. Ese ingreso puede convertirse en deuda de la buena para crear más flujo de
ingresos.

Por supuesto existe la deuda mala, la deuda que es adquirida para consumo corriente, como las tarjetas
de crédito. Pero la deuda que te permite generar un flujo de ingresos pasivos definitivamente no es
mala.

Tomando mayor deuda buena y menos deuda mala te acercarás un poco más a tu libertad financiera.

• Mito #8: “Necesitas diversificarte”


Estamos llegando al final de la serie de estafas que te hacen más pobre cada día, identificadas por mi
padre rico.

El último mito que desenmascaremos es muy peligroso, ya que no solo es promulgado por el ciudadano
de a pie sino por los supuestos genios de las finanzas: los asesores financieros.

Los planificadores financieros no existieron hasta hace unos cuarenta años, cuando las personas se
vieron obligadas a tomar el control de sus propios fondos de retiro.

La planificación financiera es una industria creada por los bancos para ganar dinero con gente que no
cuenta con educación en este sentido.

Solo se requieren treinta días de entrenamiento para convertirse en un planificador financiero.

Compara eso con el hecho de que para convertiste en masajista, necesitas prepararte por más de un año.
Casi todos los asesores financieros te dirán que, para asegurar tu capital, debes diversificar tus
inversiones. El problema es que para ello te sugieren invertir en acciones, bonos y fondos mutuos.

Tal vez creas que tu asesor te está ayudando a invertir sabiamente. Puede que te sugiera posicionarte
en una gran variedad de papeles, de modo que si las acciones de una empresa o un fondo mutuo se

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ven afectados, cuentas con otras que subirán.

Esta es una de las mentiras que parece razonable en la teoría.

Por supuesto, cuanto más “diversificado” estés, más protegido estarás de perder dinero.

Excepto por el hecho de que todos los instrumentos en los que estás invertido bajo esta premisa, son
activos en papel.

Invertir en diferentes fondos mutuos no disminuye el riesgo. Sufrirás las mismas consecuencias que si
estuvieses posicionado en uno solo, si todo en el mercado cae.

La verdadera diversificación consiste en invertir en diferentes clases de activos, no en diferentes


acciones.

Este principio aplica a cualquiera de las clases de activos. Si invierto en condominios, departamentos y
casas, mi cartera se ve diversa, pero aún son activos de bienes raíces. Es por eso, que me he dedicado
a armar una cartera con activos inmobiliarios, commodities como el oro y la plata, negocios como
compañías propias y algunos activos en papel.

La diversificación es un juego de suma cero. La idea es que las ganancias en cierto tipo de activo
compensen las pérdidas generadas por otros instrumentos en tu cartera, motivo por el que debes
posicionarte en diferentes clases de activos y no en diversos instrumentos financieros pertenecientes
a una misma categoría.

Allí las tienes: 8 estafas de los ricos que te hacen más pobre cada día.

La única manera de evitar caer en estas trampas es desarrollando tu educación financiera.

¡Actúa con inteligencia!

Robert Kiyosaki

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