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en el pensamiento de
Emmanuel Levinas
IZTAF’íUAPA 50
enero-junio del 2001 * Candidato a doctor en Füosofia por la Facultad de Filosofia
pp. 297-320 y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de Méxlco.
Carlos Ham Juárez
es, ademas de sus diversas funciones ya que el sistema le asigna sus roles y sus
conocidas. un elemento sustancial en tareas a los particulares pero ¿qué hay
la comprensión del otro y una manera fuera de ese papel y de esa meta de
de acercarse e interrelacionarse unos eficacia? Los teóncos de sistemas di-
con otros, en donde impera el diálogo y maríanque más ailá del sistema no hay
no el sometimientode una de las partes. nada, que el hombre fuera del sistema
es impenable porque hasta lavida pn-
vada ha sido codificada para ser vivida
LA SOLEDAD DEL EXISTIR dentro del propio sistema. No obstante,
peseaestapustwadelossistémiicos.pard
iiabiar del sujeto parece superfluo en aigunos teóricos. como Levinas. la cues-
un mundo dominado por sistemasy por tión todavía necesita ser contestada
órdenes que trascienden la voluntad de muchas maneras y desde diferentes
particular de cada hombre y mujer. Se perspectivas.
impone la necesidad de ser eficaz y efi- La propuesta de este resulta mtere-
ciente dentro de las estructuras en las sante porque plantea la posibilidad de
que hemos crecido y que nos han for- analizar al sujeto desde un punto de VIS-
mado. No hay sujetos más que en el ta radical, a tal grado que sus tesis nos
sentido en que sirven y funcionan para hacen revalorar y reconsiderar la tarea
el sistema, los sujetos no son más que el del pensamiento occidental desde los
efecto de los códigos y de las reglas úIs- griegos hasta la actualidad. Pero cabria
titucionallzadas y creadas mucho an- aclarar que la postura de Levhas no es
tes de todos los tiempos. En este tenor, una defensa a ultranza del sujeto ni
el sujeto en nuestros días no es por- tampoco asume la actitud retrógrada
tador de ninguna esencia o sustancia de defender un humanismo abstracto
ni es comprendido bafo los parámetros y moralizante. Por lo contrario, Lainas
de un humanismo pasado de moda. La critica severamente al pensamiento
acción social de los sujetos es mejor com- occidental basado en el sujeto que re-
prendida por los modelos de Parsons o troaiimenta el pensamiento de lo mismo
Luhmann, desprovistos de cualquier y coloca al egoísmo como rector del ac-
tipo de trascendencia, que por una an- tuar humano, olvidándose de que hay
tropología e x i s t e n d de corte cristiano, otro que es reprimido y suidmente ex
por ejemplo. cluido del juego de las diferencias.
Sin embargo, la pregunta en torno Es en esto último donde Levinas en-
al sujeto no ha sido contestada. el ol- cuentra una vez más la oportunidad de
vido de su ser y su rebajamiento a un hablar de un humanismo nuevo. La on-
mero efecto del mundo pracgnáticono so- gmdidad de este humanismo radicaría
luciona el misterio de lo que es y lo que en reactivar los signiacantes que la tra-
signiAca el ego de una persona. Cierto dición occidental ha intentado hacer a
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un lado y que se refieren al papel que que tendríamos que advertir de su tra-
ha asumido el otro en la relación que ha bajo es la tendencia a seguir el méto-
mantenido con el sujeto. Ello implica do fenomenológico de su maestro, pero
pensar radicalmente al otro y decons- enfocado hacia una deconstmcción del
truir al sujeto, pero sin ignorar que hay sujeto y con el objetivo de penetrar en
un entorno y un sistema que también el incognoscible mundo del otro.
tienen que ser trascendidos,según opi- Resulta ilustrativo observar que Le-
na el propio ievinas. vinas inicia su búsqueda de la otredad
En cierto sentido, la fflosoña de Levi- en los terrenos de Husserl, pero sepa-
nas trata de ser un pensamiento que rándose de éste y dando un giro diame-
se ubica fuera del sujeto. La pregunta tralmente opuesto al planteamiento
de Levinas que marca gran parte de su del sujeto trascendental. Ello se puede
trayectoriaconsiste en interrogarse so- percibir desde sus primeros escritos
bre la apertura de un pensamiento ego- en donde su propuesta gira en torno al
lógico. ¿Hasta dónde podemos pensar abandono de un yo puro y U M vuelta
más allá del sujeto? O, de otra manera, al existente en su carácter concreto y
¿cuándo el pensamiento deja de situar- dinámico.
se en el discurso de la mismidad para Entre 1946 y 1947 Levinas expuso
redimensionarse en una alteridad nun- en una serie de conferencias -reuni-
ca antes visuallzada ni experimentada? das en E1 tiempo y elotrc-la necesidad
En Rn,¿cuáles son los límites de la con- de saiir de la autorreferenciadel sujeto
ciencia y qué hay más allá de esos lími- consigo mismo y de que éste enfrente s u
tes si se traspasan? papel en relación con los demás. De ahí
Ai respedo Husserl cimentó las bases que un tema por demás interesante y
de un pensamiento que llevó a plantear original que lleva a Levinas a plantear
el problema del sujeto fuera del psicolo- la relación del sujeto y lo otro es el tema
gismo naturalista y lo elevó a un espacio del üempo como dinámica de la alte-
ontológico fundamental, de tal manera ridad: "El objetivo de estas conferencias
que todo discurso y práctica social re- consiste en mostrar que el tiempo no re-
sultaba ser producto de un ego puro y mite a un sujeto aislado y solitario, sino
universal. Salir de este pensamiento que se trata de la relación misma del su-
envolvente no es tarea fácil. Lainas en- jeto con los demás" (Levinas. 1993: 77).
frenta U M reflexión en los límites de En efecto, ya desde Husserl encon-
este pensamiento husserüano, pero to- tramos a un sujeto que no evade la tem-
mando en cuenta sus tesis más relevan- poralidad y la dinámica de su ser: de
tes (Husserl, 1986: 47-69). hecho,la concienciase conAgura en las
A continuaciónveremos cómo Levi- vivencias que experimenta, en el antes,
MS busca radicalizar la problemática ahora y después, en las cuales puede
de la subjetividad. En primer lugar, lo aprehender su relación con los otros y.
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su particular perspectiva, por eso dice de arranque. A este nivel del nutriente
Levinas que, y del objeto, puestos para el consumo,
la intencioddad de la conciencia se
El objeto iluminado es ai mismo tiem- advierte en la paradoja del desaparecer
po aigo que encontramosy. por el mismo del objeto. Entre sujeto y objeto la diná-
hecho de estar iluminado, que encon- mica de la relación se vuelve uniiateral,
tramos como si saliese de nosotros. No el ir hacia el objeto sólo es el camino de
hay en él extrañeza radical. Su trascen- un sujeto que se apropia del ser del otro,
dencia está envuelta en la inmanencia. el cual queda asimilado en y para la
En el conocimiento y en el goce vuelvo a conciencia del ego.
encontrarme conmigo mismo. La exte-
rioridad de la luz no basta para la libera -
cióndelyocautivodesí... (Levinas, 1993: ELSUJETO Y EL OTRO
104).
Hasta aquí nos hemos enfrentado al su-
La supuesta salida del sujeto en el jeto en su recorrido por su existencia.
conocimiento no es tal:parece que nos Desde Husserl. el ego se constituía como
encontrábamoscon el exterior, pem el ex- centro y sustento de todo pensar y de
cuentro se vuelve un retorno hacia lo toda práctica mundana, y aunque el re-
mismo. Afectado de identidad, el cono- corrido del sujeto únicamente sea un
cimiento sienta sus bases en ser uno retorno hacia el sí mismo de la concien-
con el sujeto. Nuevamente el sujeto estA cia queda marcado un rasgo de exterio-
solo. Con el conocimiento se puede ridad que contradice la unicidad del
apropiar y dominar al mundo, es adem& sujeto. Este rasgo exterior está señalado
el poder de subsistir en el mundo como por aquello que no es el sujeto, estávis-
lo es también consumir alimentos. lumbrado por la paradoja de una ausen-
La posesión seria la palabra directriz cia: si el ser del sujeto se explica por la
de este actuar de la conciencia material. presencia, por la autoafirmación y por
Tanto en el alimento como en el cono- el estado presente que, pese al tiempo,
cimiento sólo se r e d m a n los mismos siempre se actualiza, todo esto lo logra
límites subjetivos. Al adueñarse del por un opuesto ajeno, exterior y fuera
mundo por los nutrientes y los conoci- del presente del existente: el otro, que
mientos, el existente es dueño de su ser, siempre está ausente.
su tiempo y su cuerpo. La alegría, el goce Dentro de la dialéctica impuesta por
devivir, tiene su sentido en este solipsis- el mismo sujeto, el otro adopta la forma
mo. La intencionaiidad de la conciencia de un sucedáneo, de un extrar;Jero inde-
de la que se ha hablado en este trabajo seable, del enemigo a vencer. En esta
se ve reflejada en el ir hacia los objetos, dialéctica no se niega la relación del su-
pero regresando de inmediato al punto jeto con el objeto, pero se adopta como
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centro rector de esta nlación la concien- servación y defensa del sujeto moderno.
cia misma. Como hemos visto, el otro es Habrá que investigarjusto en las fron-
aceptado bajo la condición de semr al teras de lo que se ha excluido, de lo que
desarrollo del sujeto como nutriente. no se ha dicho, y fueradel pensamiento
como objeto de irabajo,coma comparie- reducciomsta del suJeto.
m aiienado, ésas son las formas del otro La tarea, pues, que se impone es la
aceptadas por la conciencia. descentralización del sujeto, no para
Sin embargo, la muerte - q u e es otro que éste desaparezcasino para desen-
límite inevitable del s u j e t e nos enfren- mascarar~~ ~ t u r a l Q aparentemente
a
ta a un otro fuera del alcance del exis- mcontmvertible. El pensamiento occi-
tente. En su sentido más radical el otro dental nos ha enseñado que toda p m -
es un misteno, una ausencia que niega blemátka ha de basarse en un origen,
la dialéctica del ser presente. Es aqui en un centro, en una vendad. en un su-
donde el trabajo de kvinas anuncia jeto: esta W ó n . centmiistapor supues-
l a r a d i i c a l i d a d d e e t a r a l o & o . La to, otorga un sentidoy una signühción
muerte ha hecho “aparecer”al otro sin unívoca de la realidad y del discurso,
las restricciones o las condiciones del por esto mismo el problema de la es-
sujeto. El aparecer aqui es una metafo- trategia centralista es que no se queda
ra, porque en reaüdad no se trata de en un mero ejercicio de autoafhmadón,
ningún ‘aparecer” de la muerte. es un sino que produce un efecto de exciusión
ocultamiento de la luz, de la razón hu- y marginación del otro. El trabajo del
mana. ‘El aparecer en la oscuridad del sujeto puede entenderse entonees como
otro” tiene un signüicado opuesto ai esta imposición que convierte en con-
fenómeno de Husserl: lo otro radical es trario a lo que simplemente es distznto
la muerte que no aparece como ’fenó- de su ego. La consecuencia natural de
meno”, no se muestra, no se ilumina una posicion que ubica un solo centro
por la razón. el porvenir que se exteno- directriz es el estabkimiento de una po
rizaes un misterio,un riesgo, una a x n - laridad que a hal de cuentas es con-
tura. Y es en esta experiencia de la vencional y no natural, como aparece
muerte donde se vislumbran losrasgos en ciertos rasgos del pensamiento occi-
de la oiredad que enfrentan al sujeto a denial, de cuya esiratxgia nos advierte
una reaiidad que no es él mismo. Derrida al hacer una crítica al logocen-
h i , el acontecer del o h sólo puede trismo (Derrida, 1989 11- 126)
serrefaM0 por las &mas de lo d- Enlasopuestosbinancsdeestacultu-
noddo y el tníhito. Esta es laradicaüdad ra (espíritu-matata, naturalezaculhira,
a la que nos quiere enkentar J..-=vmas, alma-cuerpo. verdad-falsedad, sujeto-
lo cual impiica separarse de estrategias objeto) se fija un juego de ‘alteridad” en
y códigos que la tradición N&fica ha donde se concede a un término central
mantenídoyquesonmhdarimmnlam- la oportunidadde definirse en oposicion
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a otro. El papel de maginalldad del otro transitivas que nadie más puede expe-
no es gratuito ni caprichoso, es el efecto rimentar sino el existente mismo: pero
mismo de esta diferencia establecida y su estructura subsiste gradas a que en-
tiene una función especifica. Ya mendo- cuenha objetos que comer, consumir, o
nábamos que el papel del otro es cons- explotar, es decir, gracias a un exterior.
tituir una maginalldad reprimiday que Sabemos que en la naturaleza del
esto es un ejercicio de violencia, pero existente la economía del sujeto requie-
es UM marginalidad y violencia Útil re del insumo material para mantener-
para la consoiidadón de un poder, el po- se, que sus procesos fisiológicos y meta-
der del fundamento y el origen del pen- bólicos atienden a su finalidad de existir
samiento &dental. a través de un bgos fuera del tiempo, que su trabajo es otra
omnisciente y omniabarcante. forma más de asimüadóny que la muerte
Cabe hacer mención que este poder es un ejercicio integraüvo de su ser h-
de autodeterminación del espíritu, del dividual ai hacerlo consciente de sus
alma. del sujeto, etcétera, se evidencia límites. En todo ello no se ha pregun-
de manera muy clara en las reglas de tado por la ausencia del objeto, por su
este juego de alteridad, las cuales son resistencia, por su exterioridad¿de qué
determinadas por el centro único en el manera articular “ausencia”,“resisten-
que gira la relación de los opuestos. De- cia” y “exterioridad“,cuando ellos mis-
mda mencionaba que esto es el trab- mos son signiücantes que están más allá
j o de lo que genéricamente podríamos de cualquier articulación, y el solo he-
iiamarlogocentns ’ mo,la estrategia con- cho de tratar de vincularlos los dejaría
ducente a pride@ el centralismo de reducidos a un significado que perde-
los fundamentos ya conocidos en la ría su sentido subversivo?
historia del pensamiento occidental Pensar en esa lejanía ha sido la pro-
(Derrida, 1989: 11- 95).El caso es que puesta de Levinas, ademaS de reactivar
a partir de un centro como el “sujeto”, signitlcadas no presentes en la relación
el ‘alma” o el “espíritu”se determinan bipolar del sujeto y del otro. La postura
lascondicionesque han de regirlos dit- de Levinas implica ir más allá de las ar-
cursos y los saberes de una determi- ticuiaciones de la subjetividadque b-
nada región. así como sus prácticas. quiuzan su existir y profundizar en la
La soledad entonces, desde la pers- negatividad que se le asigna el otro.
pectiva que nos ha señalado Levinas, Y es en esta ausencia y negatividad
se desenvuelve en la ambigüedad es- que el otro deja entrever una serie de
tructurante del otro, por poco advertida características no visibles ni percibidas
que parezca. Ciertamente la soledad es en la inmediatez de la experiencia del
una estructura ontológica del existir del sujeto. También la ausencia del otro si&
sujeto, y el nutriente del dolor o de la niflca aigo y no necesariamente sólo el
muerte constituyen experiencias in- vacío carente de signi6cadoy punto cero
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de la relación con el sujeto. Habria que y en toda relación donde el sujeto bus-
decir, junto con Heidegger, que la nada que asimilar o consumir ai otro que se
en cierto modo también es (Heidegger, le presenta como distinto. Siempre ha-
1995:11- 401. Por supuesto, con un cri- brá un espacio no cubierto. o una zona
terio positivista sólo deberiamos hablar que ni el trabajo ni el conocimiento po-
del ente presente, del ser manifestado, dr&n llenar. Esa zona es la dgerencia
mientras que la nada carece de sigmfi- en cuanto tal,en cuanto ella establece
cado o es una clase vacía que nada dice la radical falta de unidad de la concien-
excepto bu no-ser, sunulidad. Pero des- cia con el mundo. La cli&rmcia es la
de otra perspectiva, la nada del otro, diáspora que evidencia lafalta de recon-
su ausencia, nos interroga y afirma su ciliación y de unidad entre la conciencia
exclusión en un decir alternativo, que y su objeto, pero es frente a sí misma la
no es sólojuicio sino también una expe- constituyente del juego de las alterna-
riencia real que se percibe o se siente. tivas (Denida, 1989 37- 62). Es preci-
Y ciertamente, la ausencia del otro está samente por esta diferencia que la au-
cargada de un caudal de palabras no senda del otro se convierte en insalvable
dichas y experiencias secretas. La ail- y da paso a lo que Levinas ha llamado
sencia del otro es la ausencia del amigo. la trascendencia del otro. Aquí, tracen-
de la persona que no está en el lugar ciencia no es un concepto que refiera a
esperado, o del enemigo que por fortu- mundos idíícos o utópicos: trascenden-
na desaparece o se aleja. Son ausencias cia se refiere a este alejamiento del otro,
cargadas de una emotividad que hace a su ausencia siempre latente y a su
del vacío algo signúicativo (Sartre. 1984 ubicación diferenciante del sujeto, de la
39-80). Porque no está quiencspero in- conciencia o del ego. El otro está ausen-
terpreto que su ausencia es lejanía por te por su diferencia y esto le ocasiona
algo, alejamiento por una falta de coin- ser trascendenle respecto al sujeto que
cidencia. Lo primero que sabemos es quiere limitarlo. Si el sujeto se autoafu-
que la identidad de sujeto y objeto no ma como ser libre y autosuficiente en
se da desde el principio como pensaba el mundo que conquista, el otro ad-
Schelling, pero tampoco aparece des- quiere s u dignidad y valor en la trascen-
pues del trabajo de la concienciacomo dencia de su diferencia. en su rechazo
suponía Hegel. Queda siempre un res- a la unidad y a la asimilación, en su re-
quicio por el cual se respira un aire de sistencia al poder.
ausencia, una carencia que es la incom- Ahora bien. la diferencia constitu-
pletud de una relación, pero que tam- ye el juego de las alternativas. es decir,
bién integra a esta a su modo. gracias a la diferencia puede darse la
La ausencia del otro marca una dife- relación de alteridad en que participa el
rencia por demás insalvable en la rela- sujeto y el otro; sin embargo, en la tra-
ción cognoscitiva entre sujeta y objeto dición occidental estejuego se havuelio
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se trata de que las palabras logren esta- sus necesidades vitales basta con que
blecer un contacto no sólo con la razón se emplee a fondo con todas sus fuerzas
humana, sino con las pasiones y los físicas e instintivas.
valores humanos. De inmediato surge Con esta idea puede comprende-
en la mente el posible parecido entre la razón por la cual Rousseau señaló
Levinas y Rousseau en lo referente al que las necesidades apartan a los hom-
problema del lenguaje, si se recuerda bres. Cada hombre se basta a sí mismo
que Rousseau, en el Ensayo sobre el y los otros son vistos como rivales en la
ongen de las lenguas,aíirma que el ini medida en que también buscan sobrev-
cio de la comunicación humana ha de vir y satisfacerse con los mismos frutos
buscarse en las pasiones y no en las de la naturaleza que otros, es decir, en-
necesidades de los hombres. tran en competencia, lo cual hace que
se separen y se disgreguen. Por el con-
Se pretende que los hombres inventaron trario, las pasiones y los sentimientos
la palabra para expresar sus necesida- propicianlanecesidaddeunirseydeacer-
des. Tal opinión me parece insostenible. carse unascon oiros. Aunque Rousseau
El efecto natural de las primeras nece- no fundamenta del todo su tesis acerca
sidades fue separar a los hombre8 en vez del origen de la sociedad, parece supo-
de acercarlos. Así fue preciso para quc ner y sugerir que las pasiones como la
la especie Negara a extenderse y la tierra piedad, el amor a sí mismo, el reconwi-
se poblara con rapidez. sin lo cual el gé- miento por parte de los otros o el amor
nero humano se habna amontonado en sexual, contribuyeron a formar los pro-
un rincón del mundo, y todo el resto ha- pios grupos sociales, en donde el len-
briaquedadodesierto,,.aedóndepuede. guaje asume un papel muy importante
pues. venir ese origen? De las necesi- (Rousseau. 1985: 205-2481,
dades morales, de las pasiones. Todas Sin duda la postura de Rousseau
las pasiones acercan a los hombres, a los resulta muy discutible y polémica. pero
que la necesidad de vivir obliga a eviw- para efectos de este trabajo nos pareció
se. No es ni el hombre ni la sed, sino el necesario mencionarla,a An de contras-
amor, el odio, la piedad, la cólera los que larla posición de Levinas que en aigu-
les han arrancado las primeras voces nos puntos es semejante a la del autor
(Kousseau, 1980: 331. ginebrino. Sobre todo nos resulta de in-
terés remarcar la idea de un lenguaje
Como es bien sabido, en la concep- vinculado estrechamente con las pa-
ción de Rousseau el hombre en estado siones humanas y el ámbito moral,
de naturaleza es autosuficiente y fisica- todo lo cual señaia hacia lascondidones
mente fuerte, por lo cual puede resolver de la sociabilidad humana. En el fondo,
cualquier problema que se le presente al igual que Rousseau. Levinas marca
para su sobrevivencia, asi, para cubnr como inicio de la sociabilidad humana
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jeto que se acerca ai rostm. que se mueve acción etica que involucre a los actores
hacia el otro. que responde a su interro- sociales: a i conirano de lo que suponen
gación o mandato (no maiarás)).a su a- otra~teoríaséticasquebasanlanorma-
terioridad, es un sujeto para el que se tividad y la acción moral en el supuesto
abre una &da de si que no va acornpa- de una igualdad bumana o una identi-
ñada de un cálculo para volver a si. El dad entre los hombres gracias a la cual
rostro me brindala posfbludad de iiap pueden crearse normas y leyes genera-
y de lenguaje. de novedad. de salida de les y unnrersales,Levinas mantiene una
la soledad (Múidez, 1994: 113). concepción moral sustentada en la no-
ción de la &ferencia La diferencia que
En efecto. como senala Méridez,el existe entre unos y otros hace de los
ená-entamiento con el otro marca para seres humanos seres mtemctuantes y
el sujeto la salida de su soledad y fa en- capacesdegeneraruncomporiamiento
trada al mundo de la moral y de la so- moral Ya que el otro es diferente e irre-
ciedad. No es que en el mundo de la ductible, se abre la Fibilldad de que
economíay de la s u
- 'loshom- el sujeto cuestione su actuar y su nor-
bres no se relacionen,al conbario, si lo ma en relacion con el otro El sujeto ya
hacen y de muchas maneras, pero toda no actuaráy se regirácomo si los demás
esa acüvidad redunda en un benfdlcio fueran una impiicación de su mismi-
individual, en la soiedad de la sobrevi- dad, pues al tomaren cuenta la diferen-
vencia. Por otra parte, en la mirada ha- cia del otro, sus acdones (las del sujeto)
cia el rostro del otro nace la pibilided se encuentran limitadas por esa otre-
de otro tipo de relación humana: sólo dad. Ahora bien, la moral en la visión
así se oMiga al sujeto a salir de sí mismo de Levmas es el comportamiento y la
y a buscar la intemcción con otros hom- normatividad que se construyena par-
bres,el rostro hace que el su]eto empie- tir de una expenenciade diferenciación
ce a considerar el compromisoque tiene y de pluraiiáad
con la otredady de esta maneraadquirir Sobre esta base puede entenderse
la concienciamoral que involucran sus el papel esencial que juega el lengua]e
actos; la individualidad ya no es el cen- Hay lenguale porque hay diferencia, y
tro alrededor del cual gira todo lo de- hay diferencia porque hay lenguaje El
más, ahora empieza una relación de lenguaje instaura la diferencia en la
alteridad entre el yo y el otro descono- cual se ha de mover la dinamica de1 su-
cido y totalmente distinto. jeto y el otro Al respecto setiataLevinas
Veamos pues que lo que caracteriza
al rostro es el patentizar la asime~a y La diferenda absoluta, inconcebible en
la diferencia existente entre el yo y la tenninos de Iogicai o d sólo se rnstau-
otredad. Es sobre esta asimetríay dife- ra por el lenguaje El lenguaje Ilwa a
rencia que está asentadala moral y toda cabo una relaaon en& los términos que
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rompen la unidad de un género. Las t&- sea en verdad, debe permitir la transiti-
mince, los interl~tores, se absueh9ide vidad y el flujo de los agentes sociales,
la reladón o siguen siendo absohrtasen la debe permitir el intercambio de pala-
relación. El lenguaje se define tal vez bras, es decir, ser dialógica.
como el poder mismo de romper la conü- En efecto, también en un primer m o
nuidad del ser o de la historia (ievinas, mento puede considerarse que el len-
1977: 208). guaje es un instrumento de apropiación
del sujeto, es decir, un medio que le
Lo anterior nos recuerda lo dicho por sirve al yo para atrapar lo que son las
Ferdinand de Saussure al referirse al cosas mediante el concepto, la idea o la
sistema de la lengua como uno de dife- palabra. Recordemos lo que decía Hegel
rencias y en el cual un signo adquiere acerca del nombrar: el hombre, al po-
valor y sgniflcado por la conexión que ner nombre a la cosa en cierta medida
tenga con otros signos diferentes al la bansformay se apodera de ella, la en-
primero: y en esa cadena de relaciones gulle y la transforma para sí. En la di-
sintagmáticasse va tejiendo entre dife- námica de un sujeto que se encierra en
rencias e identidades el fenómeno lin- sí mismo las palabras son vehículos de
guisaco ISaussure, 1945 197,200-205). apropiación, ejercicio de un poder sub-
De manera semejante, Levinas en- jetivo.
tiende que las palahras reactivan la di- Más aún, podría decirse, como seria-
ferencia en la que habrán de moverse la Maurice Blanchot, que el lenguaje así
el sujeto y el otro. indudablemente el len- entendido es un ejercicio de muerte.
guaje rompe con el monólogo en el que pues quien nombra mata o asesina a la
cae el individuo pues, aunque algunos cosa o ser que nombra, ya que la pala-
piensan que puede haber un lenguaje bra suplanta en un signo la existencia
privado, lo cierto es que de hecho em- del otro. En este sentido, la palabra no
pleamos las palabras para referirnos a reconoce al otro, se apodera, en el nom-
otros, para comunicamos o e x p r e s - bre de la existencia, de un ser que per-
nos sabiendo que hay un interlocutor manece exterior al sujeto; para poder
al que real o virtuaimente va dirigido degárselo el sujeta lo nombra, lo desig-
nuestro mensaje. Más que la privaci- na, asesina en el nombrar su ser otro,
dad, lo que caracteriza al lenguaje es para que sea un ser para el sujeta. B h -
su cuaiidad social y su capacidad de chot señala que:
relacionar a los individuos. Asimismo,
la moral es un movimiento de alteridad Milenguaje sin duda no mata a nadie.
que se clausura o termina en el momen- Sin embargo,cuando digo "estamujef. la
to en el cual uno de los interlocutores muerte real se anuncia y está presente
se cierra en sí mismo y se mantiene en ya en mi lenguaje. Milengije quiere de-
soledad, por eso la moral, para que lo cir que esta persona. que está aqui, aho-
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ra, puede ser separada de SI misma, pero con ello pierde la oportunidad de
susiraida de su presencia y su existen- relacionarse con su entorno. Sartre ha
cia y hundida de pronto en una nada de señalado con claridad, en las relaciones
existencia y de presencia; mi lenguaje: concretas con el prójimo, cómo se con-
signiRcaen esencia la posibiiidadde esa forma una actitud sádica en la que el
destrucción; en todo momento es ah- sujeto se apropia del otro y lo esclaviza
siónresuelta a ese acontecimiento( B h - mediante la mirada, el cuerpo, la imagi-
chot, 1991: 451. nación, el pensamiento cosiíicante. Por
el contrario, Levinas piensa que aun
No cabe duda de que lo que apunta tomando en cuenta el riesgo que existe
Blanchot tiene gran parte de verdad. en las relaciones humanas denuncia-
No se puede olvidar que las palabras das por sartre es posible trascender el ü-
asumen un trabajo deposesióny muer- mite de la cosifcación y la mala fe: el
te y patentizan el caracter egoísta del rostro también es resistencia al poder
sujeto. Pero el lenguaje es también del sujeto. Siendo inconmensurable y
comunicación, no es un fenómeno ais- asimétrica la relación del sujeto y el
lado producto de individuos desconec- otro, no hay manera de que exista re-
tados unos de otros. Y es aquí donde ducción o absorción, pues no hay para-
adquiere relevancia el rostro del otro. metro de comparación, el sujeto debe
En función del rostm y del enfrenta- comprender que el otro no está ahi. a
miento del sujeto con alguien exterior su disposición e interés: sabe que el in-
a él, el lenguaje se vuelve diálogo. Mien- tento por absorberlo. por reducirlo, ase-
tras el individuo es para si únicamente sinarlo, rompe todo deseo de relacio-
puede articular un monólogo. en cam- narse con la otredad. Puede establecer
bio el rostro le e&ge una respuesta que una relación de guerra con la otredad.
sólo se puede dar partiendode si, hacia pero en ella no se gana nada y termi-
el otro, que es su interlocutor. na por ser contraproducente dado que
Aun cuando el rostro no articule una el ser mismo puede terminar su existen-
palabra audible es un rostro que habla, cia. J.A. Méndez contirnia este parecer
capaz de expresarse en silencio. que cuando nos señala que:
obliga al otro a hablar y establecer co-
municación. Se expreen en la postura La palabra que mejor describe el encuen-
y el gesto, en el poder siempre latente tro con el rostro es resistencia. Este con-
de decir algo. El sujeto que se enfrenta cepto aparece en la obra de Lainas en
al rostro del otro es interrogado por este otros lugares: el existenteresiste los em-
último quien le pide una contestacióri. bates del s a que amenaza con invadir
Es bien cierto que ante el rostro de otro su instante, el otro económíco se resis-
puede el sujeto adoptar la posición es- te a que me apoderede lo suyo. Pero. en
catológica de absorberlo y cosificai-lo. ambos casos, se iraia de una resistencia
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Carlos Ham Juárez
vencia se observa al otro como un ser a hibe su propio ser como unicoy valioso:
quien es preciso someter: "amigo o ene- el respeto, en cierto modo. está en fun-
migo", tales el principio que estructura ción de que sea admitida la diferencia
las relaciones humanas del poder. e in- y la pluralidad de las personas,es decir,
cluso, si en la lucha se llegara a matar el respeto se da donde es posible aceptar
(yasea que se hable de una muerte real que el otro es trascendente a mis intere-
o Imaginarla)).esto es resultado obvio ses e intenciones, además de conside-
de la contienda: en todo caso la muer- rar que su diferenciavale por sí misma,
te del otro es una consecuencia lógica de tal suerte que el principio morai ha de
de la guerra política. donde la sentencia mantener esta pluralidad y diferencia
"no matarás" no es un principiaque re- y esto lo consigue en la dinámica que
guie la conducta respecto ai otro en ese el propio lenguaje marca a los seres m-
mundo de dominadosy dominantes. En teractuantes. Al respecto,Xavier Antich
la propuesta de Levinas. por el con- establece lo siguente.
trario, en el rostro del otro se represerita
ese prinapio. "no mataras", el cual n m - .el lenguaje. más aiiá de la soledad del
ca la misma trascendencia del acon- monókga y de la urgenda solicita del im-
tecer moral: es el reconocimiento de la perativo, descubre su dimensiónética y
existenciadel otro como &tinto. al que social en la naturaieza del diálogo y en
se le afirma como ser viviente.del cual la 5gura del interlocutor: el lenguaje
ningún sujeto puede apropiarsey al que corno diálego. gaxanüza el mantenimien-
se le debe respetar su vida. to de la pluralidad y la multipücidad, el
Levinas propone que miremos y es- respeto ético por lo que el otro dice que
cuchemos al otro en una nueva dimen- estoy obügado a escuchar, más ailá o
sión que involucre el reapeto a su liber más aCa de lo que me dlce. La subjew-
tad y a su vida, en ñn. el respeta a su dad,asi. enira. en contactocon otra sub-
diferencia. El respeto en su sentido más jethidad sin fundlraenlidentiticame con
profundo nace del reconocimiento de eüa. pero sin que pueda ser indikrenie
que el otro es Merente y asimériicocon a io que ella dice: cada una en su sin@-
respectoa nosotros. de que tiene su pro- IarIdad y. en cuanto tal, irreemplazaMes
pia dignldad en sí misma y no porque ambas, porque nila presencia del otro
se la atribuyamos desde nuestro ser. es gratuita ni t a m p 0 a mí puede ya
En tanto no se reconozca la diferencia sustituirmenadie en la responeabiüdad
del otro, éste es un ser indiferente para de lo que no me puedo übrar (Anoch.
el sujeta o el sistema, que pueden inter- 1994 242)
cambiarlo ya por otro esclavo, ya por
otro elemento reemplazable para el Como senalaAntich. el lenguajees-
funcionamiento de cualquier estruc- tablece las bases de una relación moral
tura. Pero en tanto düerente, el otro e x no sólo porque establece un diáiogo entre
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las partes, sino porque ese diálogo su- existe y actúa dentro de sistemas que
pone respeto y responsabilidad. El len- limitan su voluntad y su libertad?
guaje es respeto porque el diáiogo obliga La respuestade Levinas es totalmen
a escuchar ai o h y ob@ a respondera te ailrmativa. Si,puede pensarse en el
partir de ese escuchar que también es sujeto siempre y cuando también se
entender lo que el otro ha dicho, lo cuai piense en el otro. El sujeto del h u m -
hace responsable a los interlocutores. nismo clásico suponíaun individuo ais-
Vemos pues, según esto, que la cua- lado, encerrado en las propias dimen-
lidad m o d no es aigo que sea un capri- siones de un ego autosuficiente; tarde
cho relacionado con el lmguaje, sino que que temprano fue necesarioaceptar que
es parte Inherente de la comunicación aquel sujeto libre en verdad estaba
misma. Sobre esta base consideramos envuelto en una serie de determinacio-
que puede darse un enfoque distinto en nes históricas, sociaies o sistémicas. La
las relaciones enire el sujeto y el otro aportación de Levinas reside en darle
en donde el diáiogo diferenciantesea lo otro nombre a esta determinación que
prioritario. h i t a al sujeto: el otro, el ser exterior.
En la medida que se comprenda que
el ejercicio del sujeto en su autoatirma-
cONCuiSI6N ción se ha realizado a costa de reprimir.
esclavizar y negar ai otro, se compren-
iaobrade Levimsrequiezede un anáii- derá también la necesidad de liberar o
sis más detaliado y profundo del que por lo menos de cederle la palabra a ese
hemos hecho aquí. Tan sólo nos hemos extraño suplemento que no ha tenido
aproximado a su visión y a una lectura oportunidad de hablar debido al auto-
breve que captura aigunas de sus tesis ritarismo de ese mismo sujeto.
prindpales. Pero esto no obsta paraque Por ello es importante el lenguaje en
reflexionemos, a modo de conclusión, este úlümo punto. Entre el yo y el otra
sobre la propuesta de este autor funda- no hay más que desconocimiento, no
mental. hay más que una diferencia insalvable.
Por ello. podríamos señalar que la El lenguaje no viene a unirlos espacios
teoría de Levinas rescataun espacio que inconmensurables del sujeto y el otro,
había sido abandonado por otros teóri- ni a s u a la herida que la incompren-
cos,el espacio del sujeto que se enfrenta sión hace cada vez más profunda. Pero
ai fenómeno de la globaiización y de los precisamente por esto, porque el len-
sistemas &Cómopensar ai sujeto fuera guaje hace más patente la diferencia
del voluntarismo y de la libertad que entre unos y otros. es que se hace indis-
suponen las ailrmaciones humanistas pensable el diáiogo. El diálogo no para
clásicas? Es decir ¿puede hablarse del converger y darnos cuenta que habla-
sujeto hoy, sin olvidar que éste piensa, mos sobre lo mismo y de la misma ma-
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Carlos Ham JuÁrez
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