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Gloria Estefanía Quiñones Ocampo

CAPITULO IX, LAS FARC Y ELN HOY EN EL PACIFICO

El interrogante se comienza a despejar al mirar la historia del movimiento guerrillero


en regiones como el Naya, el Atrato y el San juan. ELN se fundó en 1972, antes de
la séptima conferencia, que fue en el año 1978, y extiende su presencia desde el
norte de Urabá hasta el sur de Córdoba y el norte de Antioquia, el cual era
conformado por tres columnas: unas de negros, otras de paisas y otras de negros y
paisas, esas épocas la base de nuestros trabajos eran las juntas de acción comunal,
ellas daban la pelea a los gobiernos municipales e iniciaban inclusive procesos
cooperativos , como el de pescadores y corteros de madera. La gran pelea fue
contra Maderas del Darién, una empresa fachada de Tríplex Pizano, y contra las
compañías comercializadoras de banano. De otro lado, también peleaban los
resguardos Indígena, que son las organizaciones que tienen la visión mas cercana
a la nuestra sobre el concepto de territorio.

Se empezó a presentar diferencias entre movimiento indígena y las FARC debido a


que las FARC habían ejecutado a unos indígenas que eran informantes del Ejercito
en Murindo. Para resolver el problema, que era grave , se realizo una reunión en La
Uribe, Meta, con representantes de la ONIC y del CRIC y se llego aun acuerdo que
se socializo en medio del Atrato en el año 1986, donde se socializo con
comunidades y con la gente que pasaba por puntos donde se estaba socializando
para decirles todas las palabras que las FARC ratificaban el respeto de las
organizaciones indígenas, su territorio y todas sus normas, apero que, en
contraprestación, las comunidades indígenas se comprometían a no asumir ninguna
posición contrainsurgente. Mas aun, se estableció un mecanismo para resolver
eventuales diferencias o conflictos que se presentaran.

Los territorios negros han sido claramente demarcados a la sombra de la Ley 70 de


1993, y además tienen autoridades reconocidas por el estado. Pero en algunas se
teme que las FARC desconozcan esas conquistas una vez dejen las armas. Donde
el autor dio su opinión con respecto a lo que ha pasado. Dijo “Una vez mas debo
dejar claro que las FARC no van a llegar a los territorios negros porque en muchos
están allí, como movimiento guerrillero y político, desde antes de la Ley 70. Mas
exactamente desde el año 1978”. No podemos llegar ahora de civil a imponer leyes
y cuestionar lo que ellos hayan impuesto, es llegar a construir conjuntamente y ese
propósito se basa en que gran parte de las unidades guerrilleras son negras, tienen
familia negra, tienen rio, pertenecen a un consejo comunitario ¿será que ellos, por
haber luchado, incluso por la ley 70, no tienen derecho, ahora cuando viene la paz,
a trabajar por ella con sus hermanos de sangre de historia?

La única diferencia que habrá, será cuando se establezcan las zonas


campamentarias donde el mundo no sepa donde están, ni hayan muchos ojos
observándolos, quieren ser personas donde hagan presencia pacifica sin problemas
y sin ser clandestinas, donde se le brinden tierras para producir maíz y así poder
encontrar acuerdos entre las comunidades locales, sean indígenas o campesinas,
donde trabajen hombro a hombro con los consejos comunitarios y juntas de acción
comunal, con las zonas de reservas campesinas y con las empresas privadas que
haya en las regiones.

la Ley 70 fue expedida en reglamentación del artículo 55 transitorio de la


Constitución Política de 1991, adoptada tras los acuerdos de paz con la guerrilla del
M19, en la que los afrocolombianos, logramos filtrarnos casi al cierre de la Asamblea
Nacional Constituyente que se ocupó de su formulación. El artículo transitorio 55 y
la Ley 70 se constituyeron en el más importante hito en el camino hacia la plena
ciudadanía de la población afrocolombiana, tras la abolición de la esclavitud.

En desarrollo del artículo 55 transitorio de la Constitución Política, se expidió la Ley


70 de 1993, que le reconoció a la población afrocolombiana el derecho a la
propiedad sobre sus territorios ancestrales; el derecho a preservar y conservar su
identidad cultural; al aprovechamiento preferencial de los recursos naturales en sus
territorios, incluido el derecho de prelación sobre los recursos mineros; el derecho
a un desarrollo autónomo y el derecho a la participación.

Al hablar de “negociar en medio de la guerra” desmejoraron la credibilidad del


proceso, en un país que estuvo dispuesto a apoyar su ingreso honorable a la
legalidad política, como lo hiciera con el M-19, el EPL y otras organizaciones
menores. Al no entender el juego limitado pero favorable que les ofreció Pastrana,
al aislarse de las fuerzas políticas nacionales, al creer sus propios cuentos,
perdieron la poca legitimidad y aun simpatías urbanas que les restaba.

Finalmente Pensar la paz de Colombia lleva a dialogar con las FARC. Decirles que
el mundo cambió. Que, sin ellas, por ejemplo, sería menos arduo luchar por la
reforma agraria. Decirles que apliquen todas las normas del derecho humanitario,
construyan una nueva oportunidad y dejen de ser el pretexto de la derecha
autoritaria en Colombia y en el mundo, es buscar un punto equilibrado de como
liderar un país, sin corrupción en donde todas las personas podamos vivir en paz y
armónica y sin peligros de muertes y robos.

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