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Las preguntas más importantes, así como los artículos más destacados del CC de cada tema
los dará la tutora.
No hay cuadernillos ni informes de la tutoría. En cualquier caso la tutora pondrá una serie de
trabajos relacionados con los preguntas que acostumbran a aparecer en los exámenes.
2n parcial: Temas 21 al 44
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El Dº de obligaciones –Libro IV CC– describe la relación obligatoria entre sujetos que ocupan
posiciones contrapuestas (dualidad de partes). En ese sentido resulta más correcto hablar de
relación obligatoria, que de obligación, ya que la idea de relación obligatoria se refiere en
principio, a la doble posición de las personas vinculadas por dicha relación. El derecho de
obligaciones es un derecho de cooperación social. Tiene una incidencia muy importante (se
reparte en dos bloques: – Derecho patrimonial; – Derechos reales). Así, solemos decir que el
Dº de obligaciones es la parte del Dº Civil dedicada al estudio de las relaciones jurídicas que
sirven de soporte al intercambio de bienes y servicios entre las personas.
El Dº de obligaciones exige del deudor obligado una determinada prestación, por tanto, ha de
existir alguien que realice la reclamación.
En sentido amplio, la expresión Dº de obligaciones comprende:
a) Obligaciones en general –1º parcial–.
b) Cuasicontratos –1º parcial–.
c) Responsabilidad Civil –1º parcial–.
d) Teoría general del contrato –2º parcial–.
e) La regulación de las diversas figuras contractuales –2º parcial–.
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Epígrafe sobre tesis doctrinales (lo siguiente sustituye a lo que dice el manual)
Actualmente se sigue la teoría integradora frente a la unilateralidad de perspectiva (art. 1911
CC: Del cumplimiento de las obligaciones responde el deudor con todos sus bienes, presentes
y futuros). La doctrina actual admite la existencia de elementos reparadores para supuestos
excepcionales como:
a) Casos de deuda sin responsabilidad.
b) Casos de responsabilidad sin deuda.
Lasarte se muestra a favor de la tesis integradora. Los elementos de deuda y responsabilidad
no se pueden separar salvo en los supuestos excepcionales referidos.
Las fuentes de las obligaciones se refieren en el art. 1089 CC: Las obligaciones nacen de la
ley, de los contratos y cuasi contratos, y de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga
cualquier género de culpa o negligencia.
En cualquier caso es un artículo de contenido puramente enunciativo o descriptivo, situación
que pone de manifiesto las carencias del art. 1.089CC. P.e., relaciona algunas fuentes pero no
todas, por ejemplo. no relaciona la responsabilidad objetiva, que es fuente de obligación de
carácter jurisprudencial y no aparece en el art. 1089CC; o la propia voluntad unilateral de
cualquier sujeto de Dº; las obligaciones nacidas ex testamento determinadas por la autonomía
privada del testador; etc.
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La voluntad unilateral como fuente de obligaciones (pregunta que suele salir en los
exámenes)
En nuestro CC no se hace referencia a esta clase de fuente, todo y que las relaciones
unilaterales de voluntad suelen ser frecuentes en la práctica cotidiana –p.e., cuando
alguien que pierde un animal de compañía, hace promesa pública de recompensar a quién
le ayude a localizarlo–; por lo tanto se expresa una voluntad unilateral.
La tradición jurídica romanista negaba hasta comienzos del s. XX, que la voluntad unilateral
por sí misma pudiese generar obligación, en cambio el hecho que el BGB –código civil
alemán–, regulase la eficacia obligatoria de la promesa pública de recompensa significó un
cambio importante para la doctrina y jurisprudencia españolas. Actualmente la doctrina más
autorizada considera que las promesas públicas de recompensa deben ser consideradas
como originarias de obligaciones para el promitente (el que emite la declaración de
voluntad), en base a razones de justicia material, protección del tráfico y reforzamiento del
principio de buena fe (Lasarte comparte esta posición).
Requisitos que debe reunir la promesa pública de recompensa para generar obligaciones a
cargo del promitente:
1ª. La promesa ha de haber sido objeto de pública divulgación.
2ª. Se ha de dirigir a personas indeterminadas.
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TEMA 3. Los sujetos de la obligación (uno de los temas más importantes del 1r parcial.
Se estudian una serie de conceptos que por su importancia deberían quedar
consolidados para todo nuestra vida jurídica. De este tema seguro que cae una
pregunta)
Trata de las diferentes clases de obligaciones en relación a los sujetos que intervienen en las
mismas.
Esta es una de las formas en las cuales podemos clasificar a las diferentes obligaciones –la
más importante–.
Hay que partir de la base que las relaciones obligatorias vinculan como mínimo a dos
personas, que asumen posiciones jurídicas contrapuestas: una parte tiene derecho a percibir
una prestación determinada, ocupa el lado activo de la obligación –sujeto activo o acreedor–;
por otro lado, la parte que está obligada a realizar la prestación o conducta, cumpliendo aquello
que debe –sujeto pasivo o deudor–.
El principio de dualidad de partes no se ve afectado por la existencia de varios deudores en
una misma relación obligatoria, en todo caso, el problema será saber quien ha de cumplir la
prestación.
La multitud de supuestos de hecho, hace que las normas relativas al cumplimiento de las
obligaciones no sean siempre idénticas, existiendo varias clases de obligaciones establecidas
por el CC.
Lo más habitual, es que la titularidad activa y pasiva de la obligación o de la relación obligatoria
corresponda a un solo acreedor y un solo deudor respectivamente –pero no tiene que ser
siempre así–, se puede dar el caso que haya:
a) 1 acreedor vs n deudores
b) n acreedor vs 1 deudor.
c) n acreedores vs n deudores.
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Obligaciones solidarias
Pueden tener un origen legal o convencional. Al igual que ocurre en el caso de la
mancomunidad, a solidaridad puede darse tanto en la posición del acreedor como en la de
deudor:
a) Activa. Cualquiera de los acreedores podrá reclamar al deudor (o si se da el caso a
cualquier de los deudores) la prestación íntegra objeto de la prestación).
b) Pasiva. Caso de pluralidad de deudores, todos y cada uno de ellos quedan obligados a
cumplir íntegramente la obligación cuando sean compelidos para ello por el acreedor (o
alguno de los acreedores).
c) Mixta. Varios acreedores y varios deudores (la menos frecuente).
El cumplimiento de la obligación solidaria extiende la obligación, sea pasiva o activa. El art.
1.145.1 CC establece: El pago hecho por uno de los deudores solidarios extingue la obligación.
Pero la extinción no agota las consecuencias propias de la obligación solidaria, pues el
acreedor que ha cobrado íntegramente ha de repartir a los otros acreedores la parte que les
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pedir lo que cada uno debía, por tanto, tanto en las relaciones internas como en las externas
desaparecerá el régimen propio de la solidaridad y, en consecuencia:
a) El solvens podrá reclamar a cada uno de sus codeudores la parte de la cuota que le
corresponda, pero no podrá dirigirse a uno en concreto para que le abone el conjunto de la
cuota de todos los deudores.
b) Por tanto, una vez satisfecho el acreedor, la obligación solidaria se convierte en
mancomunada, con la única diferencia que en caso que uno de los deudores sea
insolvente, los demás deberán de soportar a prorrata su parte.
La insolvencia no hace falta que se halle declarada judicialmente. Para que el deudor solvens
pueda cobrar, el CC le concede la posibilidad de subrogarse en la misma posición que el
acreedor; p.e., si este contaba con una hipoteca el solvens se podrá beneficiar de ella, excepto
en aquella parte que el propio deudor que ha pagado debe.
El deudor que ha pagado puede reclamar los intereses del anticipo, esto es una excepción a la
regla general, pues los intereses solo se pueden reclamar cuando se han convenido o cuando
el deudor incurre en mora. En este caso son por Ley, pues el CC dice que el solvens puede
reclamarlos. Las partes puedan establecer lo contrario.
En el caso de las obligaciones mancomunadas, la insolvencia de un deudor no afecta a los
demás deudores.
Preguntas de examen:
?? Diferencias entre obligaciones solidarias o mancomunadas
?? Clases de obligaciones solidarias
?? Clases de obligaciones mancomunadas
?? La acción de regreso
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Otras clasificaciones:
a) Derivada de la propia naturaleza positiva o negativa de la prestación:
1. Positivas. Las obligaciones de dar o hacer alguna cosa.
2. Negativas. Las obligaciones de no-hacer alguna cosa.
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Las más características suelen ser las negativas –p.e., la conducta del arrendador
de perturbar al arrendatario en la posesión y disfrute del objeto arrendado–.
– Duraderas periódicas. El deudor debe satisfacer de forma regular prestaciones
parciales, previstas en la relación obligatoria. P.e., el abono de un alquiler cada
mes, el pago del agua, luz, gas, etc.
En relación a la transcendencia que puede tener la distinción entre obligaciones
transitorias y duraderas, se ha de decir que las transitorias es más fácil saber si se han
cumplido y si se ha hecho sin retraso y además estas obligaciones no han de ser
actualizadas por un posible cambio de circunstancias.
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cumplir los suyos, no contribuirán a la indemnización con más cantidad que la porción
correspondiente del precio de la cosa o del servicio en que consistiere la obligación.
En consecuencia, la obligación de indemnizar sólo tendrá sentido en relación al deudor
incumplidor.
Ejemplo:
4 deudores (A, B, C y D) tienen la obligación de entregar una cosa que vale 20 PTA a un
acreedor (X). La obligación, si no se indica nada en contrario, se presume por partes
iguales –mancomunada–, esto es, 5 PTA por cada uno de los deudores.
Uno de ellos (D) se niega a cumplir con su parte de la obligación, por tanto la obligación
se reconvierte la obligación original en una obligación genérica por daños y perjuicios.
Se declara la indemnización por daños y perjuicios conviniéndose que por ese concepto
se deberán 30 PTA.
A, B y C pagarán cada uno de ellos 5 PTA, mientras D pagará 35 PTA, pues a su parte
proporcional deberá sumar la indemnización por daños y perjuicios a la cual sólo él
deberá hacer frente, pues sólo él se ha negado a realizar la prestación original.
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debida. La norma debida se aplica supletoriamente a falta de acuerdo entre las partes. Si fuera
norma imperativa se debería aplicar puntualmente, no pudiendo las partes modificarla a través
de pacto entre ellas.
Obligaciones genéricas. Se dan cuando la obligación de dar o entregar una cosa viene
caracterizada por la relativa determinación de la prestación. Es decir, cuando hay una
obligación de dar una cosa la cual se encuentra referenciada únicamente por su referencia o
género; p.e.: 4 litros de aceite, 15 cajas de papel de ordenador, etc.; se cumplen, en el caso de
los 4 litros de aceite, entregándolos, con independencia de su calidad. Por tanto,
caracterizadas por la especie, tratándose habitualmente de cosas homogéneas.
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daños y perjuicios causados. P.e., en el caso del doctor específico que queremos que nos
opere, por mucho que le obliguemos a operarnos, si no quiere, no podemos activar la ejecución
forzosa; pero si que podemos reclamar daños y perjuicios por el supuesto mal que nos haya
podido causar su decisión de no operarnos –daños morales, económicos, etc.–. Por tanto la
ejecución forzosa será mediante esa indemnización de daños y perjuicios.
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Obligaciones complejas con cláusula facultativa. Cuando hay una sola prestación prevista en el
título constitutivo de la obligación, pero el deudor cuenta con la posibilidad de llevar a cabo otra
diferente llegado el momento del pago. Esta categoría de obligaciones facultativas no se haya
regulada en el CC, pero se admiten por la jurisprudencia reiterada y constante del TS. Esta
posibilidad de cumplir de forma diferente sólo la puede elegir el deudor, la prestación debida
sólo es una. P.e.: Hay la obligación de entregar un cuadro, pero el vendedor se reserva el
derecho a desistir de esa entrega a cambio de una suma de dinero, siempre que haya acuerdo
con el acreedor. En realidad estamos ante una obligación principal simple a la cual se le añade
una cláusula accesoria, puesto que si la obligación principal deviene imposible por causas no
imputables al deudor –p.e., le roban el cuadro–, la obligación principal se extingue y con ella la
prestación facultativa, pues era accesoria de la primera; y en nuestro ordenamiento rige la regla
que establece que lo accesorio sigue a lo principal.
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elegido no quiere operar y tiene que pagar una indemnización por los daños y perjuicios
causados–. Por tanto, el origen de las obligaciones pecuniarias puede ser contractual y
extracontractual.
Desde el punto de vista normativo, el dinero es fundamentalmente el medio de pago
jurídicamente reconocido; y desde el punto de vista económico es el medio de pago por
excelencia.
A título de comentario, exponer que la introducción de la moneda única europea en sustitución
de la PTA no ha influido en la vigencia de las relaciones obligatorias preexistentes y pendientes
de cumplimiento.
Dentro de las deudas pecuniarias se han de distinguir las llamadas deudas monetarias: estas
son obligaciones específicas, que requieren el exacto cumplimiento y, además, en ellas nos
encontraremos con bienes infungibles, que son aquellos bienes que no son sustituibles. P.e.,
en el caso de los coleccionistas, una o varias monedas no serían deudas pecuniarias, sino
deudas monetarias, sólo se cumpliría la obligación entregando aquella moneda específica e
infungible (que no se puede sustituir). En cambio, las deudas pecuniarias son la constitución
del dinero en curso como valor de cambio con curso legal.
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Anatocismo
Son los intereses de los intereses, es un término de origen griego. La cuestión que plantea el
anatocismo es saber si los intereses vencidos generan a su vez el interés fijado para la
obligación pecuniaria (sea convencional o legalmente establecida). El CC se muestra muy
permisivo con el anatocismo, tanto a nivel convencional –pactado por las partes– como a nivel
legal –en caso de reclamación judicial –el art. 1109.1 CC establece: Los intereses vencidos
devengan el interés legal desde que son judicialmente reclamados, aunque la obligación haya
guardado silencio sobre este punto–. Esto hace presuponer que también será posible en los
casos en que se pacta convencionalmente. Esta permisividad del CC choca con la
imposibilidad de reclamar los intereses de los intereses por vía legal, situación que la
jurisprudencia del TS se encarga de reconducir hacia la aceptación de las 2 vías.
Interés legal (sólo es importante lo que vendrá a continuación, lo que dice el resto del
manual tiene escaso o nulo interés)
Es el tipo o tasa de interés establecido por la Ley. A partir de la publicación de la Ley 24/84
sobre modificación del tipo de interés legal del dinero, se abandona el hacer coincidir el interés
legal con el interés básico establecido por el Banco de España; sistema propio de la época
franquista. Siendo fijando a partir de ese momento el interés legal del dinero por las leyes de
presupuestos del Estado (leyes temporales de vigencia anual).
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El cumplimiento en general
Concepto.
Una deuda se entenderá pagada cuando se hubiese entregado la cosa o hecho la prestación
debida. Cumplimiento y pago son términos sinónimos, aunque el CC y la práctica jurídica
suelen utilizar habitualmente el concepto de pago. El art. 1156 CC recoge el pago como una de
las formas de extinción de las obligaciones.
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La recepción de la prestación
El pago se puede hacer bien al acreedor aparente o al tercero, tratándose de 2 supuestos
distintos. La norma general suele ser que acreedor y accipiens –persona que recibe el dinero–
suelen coincidir. No obstante, es frecuente el pago al acreedor aparente, figura regulada en el
art. 1.164 CC: El pago hecho de buena fe al que estuviere en posesión del crédito liberará al
deudor.
El pago tendrá una eficacia liberadora siempre que concurran los requisitos siguientes:
1. Que el deudor lleve a cabo el cumplimiento de buena fe, actuando con la diligencia de un
buen padre de familia.
2. Que el accipiens actúe objetivamente como si fuese el verdadero acreedor, bien porque se
encuentre en posesión del crédito –p.e., poseer un resguardo, o un talón al portador–, o
bien porque el acreedor aparente se encuentre en una situación que normalmente
corresponde al verdadero acreedor –p.e., en un bar, pagamos la consumición a quien se
encuentra tras la barra, o sea, al camarero, como mínimo en apariencia. Si éste no era el
camarero, sino alguien ajeno al negocio, el legislador entiende que el que ha realizado el
pago ha cumplido y queda liberador de su obligación, pues ha hecho el pago al acreedor
aparente–.
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fotógrafo realizar las fotos de una fiesta, si el fotógrafo no se presenta el día de la fiesta su
presencia no sirve para nada–. Estos elementos accidentales son requisitos de eficacia, no
de validez, o sea, hasta que no se cumple la condición suspensiva el negocio jurídico no
produciría ningún efecto; a diferencia de los elementos esenciales: consentimiento, objeto,
causa y excepcionalmente la forma. A los accidentales se les considera como tal, porque
no es obligatorio que tengan lugar, a no ser que las partes sometan el negocio jurídico al
cumplimiento de un elemento accidental, entonces se convierte ese elemento en esencial,
pues el negocio jurídico no tendría ningún efecto hasta que se cumpliera esa condición.
d) Exigibilidad de las obligaciones sometidas a plazo a voluntad del deudor. P.e., un préstamo
en que la devolución del dinero prestado no se somete a una fecha determinada. En este
caso el art. 1.128 CC establece: Si la obligación no señalare plazo, pero de su naturaleza y
circunstancias se dedujere que ha querido concederse al deudor, los Tribunales fijarán la
duración de aquél. Los tribunales deberán tener en cuenta para la fijación todas las
circunstancias que concurran.
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TEMA 8. La imputación del pago. Formas especiales del cumplimiento (lo relativo a las
formas es extraño que no caiga en algún examen)
Las formas especiales del cumplimiento son la dación en pago y la cesión de bienes para pago.
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Como hemos visto, al deudor le bastaba con manifestar su voluntad de atribuir la prestación
que había hecho a una de las deudas que tenía pendientes, sin que fuera necesario contar con
el visto bueno del acreedor; mientras que cuando la imputación la efectúa el acreedor mediante
la entrega del recibo correspondiente, este debe ser admitido sin reservas por el deudor. Por
tanto, en último término también será el deudor quien decide.
Formas especiales del cumplimiento (sobre este epígrafe es raro que no salga alguna
pregunta en el examen)
La regla general en caso de cumplimiento suele ser que llegado el momento del cumplimiento y
el deudor no cumpla voluntariamente la prestación debida se llegue a una solución
consensuada. En estos casos, el acreedor puede decidir conceder más tiempo al deudor para
que pague o pueda reclamar judicialmente la cantidad que le deben, pero hay que tener en
cuenta la práctica judicial –lentitud, costes, etc.– y también tener presente que eso puede dañar
la buena imagen o prestigio del deudor. La otra alternativa que le queda al acreedor es acordar
sustituir la prestación que le deben por otra, aunque ello no estuviese previsto en el momento
constitutivo de la obligación –si se hubiese previsto estaríamos ante una prestación facultativa–
, mediante la dación en pago o la cesión de bienes para pago.
Vemos que la sustitución de la prestación requiere obligatoriamente el acuerdo entre el
acreedor y el deudor, porque sino es así, las condiciones establecidas al constituirse la
obligación no podrían alterarse. Este acuerdo renovado se puede plantear de 2 formas
diferentes, que son la dación en pago o la cesión de bienes para pago o pago por cesión de
bienes. Es importante no confundirlas y es muy importante tener claro las semejanzas y
diferencias entre ellas, pues es una pregunta que acostumbra a aparecer.
Similitudes: las dos son formas especiales del cumplimiento y pueden tener lugar cuando así lo
hayan acordado el acreedor y el deudor en el momento del pago, no en el momento de
constituirse la obligación.
a) Dación en pago. El deudor con el consentimiento del acreedor va a efectuar una prestación
diferente a la originaria, pero que extinguirá la obligación. La dación en pago representa
una quiebra al requisito de la identidad del pago. Nuestro CC no regula la dación en pago
de forma expresa y sistemática, pero utiliza esta expresión en varios artículos. En
consecuencia, la dación en pago es en nuestro ordenamiento lícita y posible, y además
muy frecuente en la práctica. De la jurisprudencia recaída sobre la materia, la doctrina ha
deducido los requisitos para que una relación obligatoria pueda entenderse cumplida
mediante el recurso a la dación en pago:
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1. El acuerdo entre las partes. Cuando se pretende dar por extinguida la obligación
preexistente, sin dar origen a una nueva relación obligatoria, sustituyendo la prestación
inicial por otra de diferente, que excluirá la novación.
2. La transmisión o entrega simultánea del objeto de la nueva prestación. Si el deudor sólo
se comprometiera a ella, se estaría frente a un supuesto de novación y no propiamente de
dación en pago.
Ejemplo de dación en pago: Debemos una cantidad y no podemos pagar, pero tenemos
un vehículo y lo ofrecemos al acreedor como pago de la deuda. Si al acreedor le interesa
representa que el deudor le da en pago el vehículo y así queda saldada la obligación
preexistente, no originándose una nueva obligación –cumple entregando otra cosa–.
Es interesante conocer que no habría ningún inconveniente en que la nueva prestación
consistiera en una obligación diferente a la de dar o entregar una cosa; p.e., en prestar
algún servicio: no puedo pagar pero a cambio te arreglo gratuitamente durante un tiempo
el jardín de tu casa.
En principio cuando la dación consiste en la entrega de una cosa, serán de aplicación las
reglas relativas al saneamiento por evicción que el CC regula en sede de la
compraventa. El saneamiento por evicción significa que el deudor responde por las
posibles cargas y gravámenes que pueda contener el bien que entrega.
La doctrina y la jurisprudencia contemporáneas subrayan el carácter extintivo del
acuerdo de dación que, aún teniendo naturaleza negocial, no alcanza la calificación de
contrato propiamente dicho.
b) Cesión de bienes para pago o pago por cesión de bienes. También llamada pago por
cesión de bienes. El deudor asegura el cumplimiento de la obligación originaria con la
entrega de bienes al acreedor, para que este los enajene y posteriormente apliquen lo
obtenido por la venta al pago de la obligación originaria. En el ejemplo que se puso del
vehículo que se entregaba en lugar de la cantidad, podríamos decirle al acreedor que
tomara el coche y lo vendiera para hacer frente al pago de la deuda con lo que sacara por
su venta. El deudor se limita a transferir al acreedor la posesión y administración de sus
bienes o algunos de sus bienes para que el acreedor los liquide y aplique el precio que
obtenga al pago de los créditos. En consecuencia, la cesión no conlleva de forma
automática la extinción de la obligación originaria. La cesión no equivale a cumplimiento,
sino que sólo lo facilita, dejando en manos de los acreedores el cobro de sus propios
créditos; por ello se denomina cesión de bienes para pago, pues el deudor no transmite la
propiedad de los bienes cedidos al acreedor, sino que solo les apodera para que los
vendan y los conviertan en dinero líquido. Cuando el dinero obtenido por la venta del bien
supere el montante de los créditos, el acreedor se cobrará la deuda y restituirá el dinero
restante al deudor cedente de esos bienes. En cambio, cuando el dinero líquido
conseguido no sea suficiente como para saldar los créditos que tenía el deudor con el
acreedor, el deudor lo seguirá siendo por la cantidad restante. El art. 1.175 CC establece:
El deudor puede ceder sus bienes a los acreedores en pago de sus deudas. Esta cesión,
salvo pacto en contrario, sólo libera a aquél de responsabilidad por el importe líquido de los
bienes cedidos. Los convenios que sobre el efecto de la cesión se celebren entre el deudor
y sus acreedores se ajustarán a las disposiciones del título VII de este libro y a lo que
establece la Ley de Enjuiciamiento Civil. La cesión de bienes puede ser judicial y
convencional o extrajudicial, siendo su régimen jurídico diferente:
1. Cesión de bienes judicial. Constituye un apartado de los llamados procedimientos
concursales y se haya sometida a una serie de reglas imperativas, que sólo
encuentran su fundamento en los supuestos de quiebra, suspensión de pago,
concurso de acreedores, etc.
2. Cesión de bienes convencional o extrajudicial. Se halla sometida a las reglas de la
autonomía de la voluntad, y sólo supletoriamente regulada por las normas generales
de la contratación o del Dº de obligaciones. Cabe que el deudor acuerde con un sólo
acreedor o con varios el llevar a cabo la cesión, y en este último caso no podrá
realizar la cesión en fraude de acreedores (p.e., alterando las preferencias de cobro).
Por esto, el TS ha requerido que la cesión extrajudicial se realice con la aprobación
de la totalidad de los acreedores.
Diferencia esencial entre la dación de pago (conocida como pro soluto) y cesión de bienes
para pago (conocida como pro solvendo). Ambas figuras son muy frecuentes y en la dación se
transmite la titularidad del bien –se entrega al acreedor– y en la cesión de bienes no, pues
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luego se tendrá que liquidar. En la dación la obligación preexistente se extingue y no surge una
nueva, y en la cesión dependerá de si la cantidad líquida es suficiente para saldar la deuda, y
en el caso que haya sobrante se devolverá al cedente; cuando no sea suficiente, el deudor lo
seguirá siendo por la diferencia. En la dación, aunque el valor del objeto que se dé sea inferior
o superior a la cantidad debida será indiferente y se entenderá extinguida la relación obligatoria
de todas maneras, y no se tendrán que compensar entre ellos.
La mora del acreedor: el ofrecimiento de pago y la consignación (epígrafe que puede ser
objeto de pregunta en el examen)
La mora del acreedor o mora creditoris es cuando el deudor está predispuesto a cumplir, a
efectuar el cumplimiento y el acreedor sin motivo alguno se niega a recibirlo. En este caso, se
está ante un perjuicio al deudor, puesto que sigue vinculado por la deuda, y si p.e., hubiera
prestado unas garantías, continuarán vinculadas esas garantías. El legislador, consciente de
esto, prevé un mecanismo para que el deudor se pueda liberar de su obligación a pesar de la
falta de colaboración del acreedor.
El art. 1.176.1 CC recoge esta figura diciendo que si el acreedor a quien se hiciese el
ofrecimiento del pago se negase sin razón a admitirlo, el deudor quedará libre de
responsabilidad mediante la consignación de la cosa debida. Por tanto, este artículo nos está
indicando todos los datos necesarios para utilizar la figura de la consignación; que conduce a 2
conclusiones fundamentales:
a) La mora del acreedor no requiere una conducta del mismo que tenga que ser
necesariamente culposa, pues basta simplemente que el acreedor se niegue sin motivo a
recibir el pago.
b) La mora del acreedor no precisa que éste sea requerido por el deudor, sino que es
suficiente que se le haga un ofrecimiento del pago.
Por tanto, la mora del acreedor es objetivamente inaceptable, porque implica un perjuicio para
el deudor y además es contraria a los intereses generales del tráfico económico.
En consecuencia, el ordenamiento jurídico prevé como mecanismo sustitutivo del pago, la
consignación, que permite al deudor liberarse de la obligación, pese a la falta de colaboración
del acreedor. Este mecanismo consiste en que el deudor ponga a disposición de la Autoridad
Judicial las cosas debidas, acreditando su voluntad de cumplir lo debido y la resistencia del
acreedor a recibir la prestación.
Por otro lado, vemos que para poder consignar, en la mayoría de los casos, a la consignación
judicial se la debe preceder de un ofrecimiento de pago al acreedor. La Ley no dice como se
debe hacer el ofrecimiento, pero si se quiere consignar es necesario llevarlo a cabo, y será a
través de aquellos medios que dejen constancia del ofrecimiento realizado. P.e.:
a) Ir a un notario (acta notarial).
b) Enviar un telegrama.
c) Enviar un Burofax (se ponen de moda con la aprobación de la nueva LAU).
d) O acompañarse por testigos.
Si se enviara una carta justificada no serviría, pues lo único que acreditaría es que se ha
enviado una carta, pero nada referente al contenido de la misma (el destinatario puede decir
que sí que ha recibo una carta, pero que no se decía nada en la misma de requerimiento al
pago).
Requisitos que ha de cumplir el ofrecimiento (además de ser fehaciente para poder probarlo)
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Requisitos de la consignación
1. Debe ser anunciada previamente a las personas que están interesadas en el cumplimiento
de la obligación. Esta comunicación previa no será exigible en los supuestos de
consignación directa.
2. Ha de ajustarse la consignación a la normativa que regula los requisitos del pago (idéntico,
íntegro e indivisible).
3. Una vez ha sido admitida judicialmente, se debe notificar posteriormente a los interesados.
Efectos de la consignación
1. El más importante es que libera al deudor del cumplimiento de la obligación, incluso se le
puede exigir al juez que le dicte una resolución conforme a llevado a cabo el cumplimiento.
2. Todos los gastos generados por la consignación van a ser a cargo del acreedor.
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Este incumplimiento por culpa o negligencia se puede dar tanto en las obligaciones de dar,
como en relación a las obligaciones de hacer.
b) Dolo. El concepto de dolo civil sería equivalente al dolo penal, por tanto, deben concurrir el
elemento intelectual y el elemento volitivo. Se caracteriza por el hecho de ser consciente de
que se va a incumplir. En el dolo civil no es preciso que el deudor tenga intención de dañar
al acreedor, sino que basta que el deudor sea consciente de su incumplimiento, por tanto,
es indiferente que se hubiera planteado hacerle un perjuicio al acreedor. La actuación
dolosa del deudor en el momento del cumplimiento de las obligaciones se considera por el
ordenamiento de mayor gravedad que la actuación culposa, y esto hace que el CC prohiba:
1. Que los tribunales puedan moderar la responsabilidad por dolo (cuando se permite en
el caso de la culpa).
2. Que el acreedor renuncie anticipadamente a exigir la responsabilidad derivada del
dolo; la renuncia del acreedor a solicitar esa responsabilidad por dolo sería nula, o se
tendría por no realizada o irrelevante. El dolo es lo contrario a la actuación por buena
fe.
Así, se puede concluir, que el CC utiliza dos nociones de dolo:
– Como vicio del consentimiento en la celebración del contrato.
– Como conducta del deudor reacio al cumplimiento.
c) La mora del deudor. El siguiente epígrafe.
Efectos de la mora
El principal es que por un lado, se van a generar intereses en concepto de indemnización por
daños y perjuicios, que deberá asumir el deudor; y por otro lado son los efectos que genera la
llamada perpetua obligationis, que significa que cuando el deudor esté constituido en mora va a
responder aún en los casos en que la cosa se hubiera perdido o no se hubiera llevado a cabo
por fuerza mayor o caso fortuito, puesto que no lo libera del cumplimiento.
Concepto de moratoria
La moratoria significa conceder un nuevo plazo para el cumplimiento al deudor. Pueden ser, en
atención a su origen:
a) Convencional. Las partes lo establecen –esto es lo más frecuente–.
b) Legal. Establecidas en disposiciones legales. Son las menos frecuentes y se deben a la
aparición de hecho que suponen o implican una transcendencia social elevada. Aquellas
que a veces dicta el gobierno en casos de extraordinaria necesidad. P.e., la marea negra
provocada por el Prestige.
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La exigencia de la responsabilidad
El acreedor insatisfecho demanda al deudor y recurre a los tribunales. El tribunal dicta una
sentencia que da la razón al acreedor; sentencia que cuando es firme puede producir o generar
dos consecuencias:
1. Que el deudor cumpla voluntariamente la sentencia.
2. Que el deudor siga diciendo que no cumple. El acreedor vuelve a solicitar la intervención
judicial, y esto da lugar a la ejecución forzosa del cumplimiento de la obligación. Este es el
último paso que da el acreedor para ver satisfecho su interés de cobrar.
La ejecución forzosa puede tener lugar de 2 maneras:
a) Ejecución forzosa específica (cumplimiento in natura). Consiste en obtener el mismo
resultado que se estaba reclamando –recordemos el ejemplo de las cajas de papel, el
dinero embargado sirve para comprar las cajas de papel–. Por tanto, lo prefijado en el título
constitutivo de la obligación.
b) Ejecución forzosa genérica (cumplimiento por equivalente pecuniario). No contemplada por
el CC, por tanto lo que se dice deriva de la LEC.
Supuestos, sobre todo en el caso de las obligaciones específicas, que aunque haya sentencia,
si el deudor se niega a cumplir, no se le podrá obligar a cumplir, ni hacerlo a su costa. P.e., si
contratamos a un cantante en particular para una actuación, y este se niega a actuar, por
mucho que lo obliguemos, no cantará si no quiere, ni podremos contratar a alguien que cante
en su persona. Del ejemplo observamos que no será un cumplimiento idéntico, en estos casos
se ha de proceder a la transformación: se responderá con una suma de dinero, fijada en
sustitución de la prestación debida, equivalente al valor patrimonial de la prestación no
ejecutada.
Componentes de la indemnización
La traducción a dinero del incumplimiento debe valorar dos componentes:
a) El daño emergente. El daño o pérdida sufrido por el acreedor, es el daño que se ve. P.e.,
en un atropello serán las lesiones sufridas.
b) El lucro cesante. La ganancia que deja de obtener el acreedor por consecuencia del
incumplimiento –el ejemplo del atropello–. P.e., la falta de recursos que se pudiese producir
porque la persona no puede acudir al trabajo –el caso de un representante o viajante–.
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Clases de condonación:
a) Expresa. Según el CC deberá ajustarse a las formas de la donación.
b) Tácita. Deducida de cualquier actuación o hecho concluyente del acreedor.
c) Presunta. Se trata de un supuesto especial. P.e., un deudor le ha dado a un acreedor en
garantía una cosa mueble; cuando la cosa mueble vuelve a estar en posesión del deudor,
se entiende que la deuda ha sido cumplida o perdonada.
Efectos de la condonación
El perdón extingue la obligación, dada la renuncia del acreedor a ejercer su derecho de crédito.
Caso de condonación parcial se continuará respondiendo por el resto de la deuda que no se ha
condonado.
La confusión
Cuando coinciden en una misma persona las condiciones de acreedor y deudor. P.e., Un
inquilino que no pagaba la renta; el propietario pone a la venta el inmueble, y el inquilino en
ejercicio del derecho de tanteo pasa a ser el propietario. En este caso, pasará a ser acreedor
de la deuda que el mismo tenía. En este caso la deuda se extingue por confusión de derechos,
pues en la misma figura recaen la persona del acreedor y del deudor.
Esto mismo pasa en el tema de las herencias que, salvo que sean a beneficio de inventario, se
heredan tanto los beneficios como las deudas. En cambio, si la herencia se hace a beneficio de
inventario, primero se ha de liquidar la deuda y si queda un remanente se heredará. Si no se
hereda en esta forma, habrá una confusión de derechos, al coincidir la figura del acreedor y del
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deudor. Esto puede pasar en el caso de las obligaciones solidarias. Por tanto, la confusión
puede tener lugar inter vivos o mortis causa.
En cuanto a su régimen jurídico:
1. Aún habiendo confusión de deudor o acreedor, no se dará en caso de patrimonios
separados por disposición legal (el ejemplo de la herencia a beneficio de inventario).
2. Caso de existir obligaciones accesorias, la extinción de la principal por confusión provoca la
extinción de las accesorias (al revés no sería posible).
3. Caso de pluralidad de acreedores o deudores, y darse confusión parcial, se deberán aplicar
las reglas propias de las obligaciones mancomunadas y solidarias. En este último supuesto,
la confusión sólo extingue la deuda mancomunada en la porción correspondiente al
acreedor o deudor en quien concurran los dos conceptos.
La compensación
Jurídicamente, se habla de compensar como equivalente de indemnizar o resarcir el daño o los
perjuicios inferidos a cualquier persona. No obstante, en Dº privado compensación equivale a:
la total o parcial extinción de 2 deudas homogéneas cuando sus titulares sean mutua y
recíprocamente acreedor y deudor.
Una persona debe quince y la otra debe siete. Se compensan las deudas y una de ellas pasa a
deber ocho.
Para que se pueda proceder a la compensación se han de dar una serie de requisitos:
a) Que cada una de las partes que pretendan realizar la compensación estén obligados de
forma principal. Debe haber una reciprocidad, asumiendo posiciones por derecho propio.
b) Que ambas deudas sean de dinero o en el caso de cosas fungibles, que fueran de la
misma especie y de la misma calidad cuando se hubiera designado. Sino se hubiera
designado calidad rige la regla de la calidad media.
c) Que las dos deudas estén vencidas. Si p.e., una de las dos estuviera sometida a plazo y
este no hubiera llegado, no se podría compensar.
d) Que ambas deudas sean líquidas y exigibles.
e) Que no haya sobre ninguna de las deudas retención o contienda promovida por terceras
personas y hubiera sido comunicado al deudor.
La compensación operará respecto de cualquiera de los tipos de obligaciones, aunque en la
práctica será básicamente en las obligaciones pecuniarias, siendo relativamente inadecuadas
para las restantes obligaciones.
Efectos de la compensación
La extinción o liquidación de las deudas recíprocamente homogéneas. La compensación podrá
ser total (las cantidades coinciden exactamente) o parcial (las cantidades resultan desiguales o
sólo se extingue el crédito menor hasta donde ambos concurran y subsiste el mayor por la
diferencia resultante.
Tiene eficacia automática, sin requerir declaración o actuación complementaria alguna de las
partes de la relación obligatoria.
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La novación
Novación se refiere, inicialmente, a renovación o modificación de algo. El CC en unos artículos
la conoce como modificativa (no supone la extinción de la obligación existente), o extintiva (la
novación de una obligación en este caso supone la extinción de la preexistente y la generación
de una nueva obligación). La novación modificativa es la que ha adquirido peso en la práctica
jurídica ordinaria y se le dedicará el tema siguiente (número 11).
Extintiva
En el Dº romano sólo se admitía la novación extintiva. Puede recaer sobre aspectos subjetivos
u objetivos de la relación obligatoria:
a) Subjetiva: se produce la sustitución del acreedor o del deudor por una persona diferente,
con intención novatoria, por tanto, extinguiendo la relación obligatoria originaria.
b) Objetiva: Puede afectar tanto al objeto de la relación obligatoria como a los demás
aspectos de la misma que no incidan sobre las personas del acreedor y el deudor.
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Créditos intransmisibles.
3 supuestos:
a) Puede excluirse si se hubiese pactado lo contrario (por tanto, el art. 1.112 CC es norma
dispositiva).
b) Son intransmisibles los derechos personalísimos, derivados de una relación obligatoria
cualquiera –p.e., el derecho a la pensión de viudedad–.
c) No pueden cederse créditos a ciertas categorías de personas que tengan una especial
relación con el eventual cedente o ciertas funciones públicas en relación con el crédito de que
se trate.
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la bondad del crédito ni la solvencia del deudor (bonitas nominis) ni tan siquiera la
existencia y validez del crédito (veritas nominis).
2. Cesión a título oneroso. El CC distingue entre vendedor de buena y de mala fe:
a) Cedente de mala fe. Quien transmite conscientemente un crédito que sabe prescrito o
conoce la posible insolvencia futura del deudor y enajena los créditos que tiene contra
él. El cedente de mala fe responderá de todos los gastos ocasionados y de los daños y
perjuicios ocasionados al cesionario.
b) Cedente de buena fe. Sólo responderá de la existencia y legitimidad del crédito al
tiempo de la venta o cesión, pero no de la solvencia del deudor. Esta responsabilidad
del cedente de buena fe se puede graduar como:
– Atenuada. Cuando cede el crédito como de dudoso cobro.
– Agravada. Respondiendo de la solvencia del deudor cuando:
1) La agravación de responsabilidad se haya pactado expresamente.
2) La insolvencia del deudor fuese anterior a la cesión del crédito y pública.
En cualquier caso, la responsabilidad del cedente de buena fe quedará limitada al
precio recibido y a los gastos realizados por el cesionario.
Efectos de la cesión.
Puesto que la cesión de crédito es una simple novación modificativa, la obligación originaria
continúa existiendo en su estado primitivo. El cesionario se encuentra en la misma posición en
que estaba el cedente y contará con las mismas garantías y derechos accesorios inherentes al
crédito originario.
Dado que el CC no se refiere al importe nominal del crédito cedido, el cesionario puede
reclamar el importe íntegro del crédito aunque lo haya adquirido a título oneroso por un precio
menor.
La subrogación del crédito y el pago con subrogación –el pago por un tercero–
Subrogarse significa suceder a otra persona en una determinada situación jurídica. El pago del
tercero comporta la subrogación del solvens en la posición del acreedor.
La diferencia con la cesión es que atiende a la satisfacción de un interés del subrogado por
recuperar (en vía de regreso) un desembolso patrimonial que ha efectuado al acreedor
satisfecho. En nuestro CC la subrogación por pago puede ser:
a) Subrogación convencional. Tiene su origen en el convenio o pacto entre las partes
intervinientes.
b) Subrogación legal. Tiene su origen en una disposición legal expresa.
Subrogación convencional
Se da en los supuestos de pago de un tercero conocido por el deudor, en que además el
solvens y el acreedor llegan a ese acuerdo. Para que tenga lugar se requiere:
a) Que se establezca con claridad el efecto subrogatorio, ya que este no puede presumirse
fuera de los casos expresamente mencionados en el CC.
b) Que el solvens haya realizado el cumplimiento de la obligación con conocimiento del
deudor, pues si la situación no es esa, las consecuencias serán diferentes a la subrogación
convencional:
1) En caso de ignorancia u oposición del deudor no hay subrogación, sino derecho al
reintegro o reembolso.
2) Si hay conocimiento y además consentimiento del deudor tendrá derecho el
solvens (el que ha realizado el pago) a la subrogación legal.
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Tema 12. Las garantías del crédito (probable que caiga en examen alguna pregunta
sobre este tema)
Las garantías generales
La obligación es promesa de una conducta por parte del deudor que, llegado el caso, puede
cumplirse o no (el refrán: “lo prometido es deuda”). Ante la eventualidad del incumplimiento, es
natural que el acreedor acuda a toda suerte de procedimientos y mecanismos para
garantizarse o asegurarse la satisfacción de su derecho de crédito. Dicha búsqueda, se ha
plasmado tanto en disposiciones legales específicas, como en la regla general de admisión de
la autonomía privada consagrada en el art. 1.255 CC que comporta que las partes de la
relación obligatoria pueden agregar al derecho de crédito medios complementarios que
aseguren el cumplimiento y/o penalicen su incumplimiento.
La expresión, garantías del crédito es utilizada como cualquier medio por el cual el acreedor
puede asegurarse el cumplimiento de la obligación o agravar la responsabilidad del deudor en
el supuesto de incumplimiento. De acuerdo con su origen las garantías pueden clasificarse
como legales o, por el contrario, convencionales. La propia ley concede al acreedor la
posibilidad de reclamar la intervención judicial para que declare sus derechos y proceda a
ejecutar lo juzgado a través de la denominada ejecución forzosa.
El derecho de retención
El derecho de retención es un mecanismo coactivo que trata de inducir al deudor de una
obligación al cumplimiento de la misma en favor del acreedor (p.e., el rótulo de un
establecimiento que reza: “no podrán ser retirados los artículos sin abonar íntegramente la
reparación).
El derecho de retención no es un derecho subjetivo autónomo, sino una facultad que
legalmente se atribuye en ciertos casos al acreedor, para conservar bajo su poder y posesión
una cosa que está obligado a restituir a quien se la entregó, mientras que éste no cumpla con
su deuda. Facultad que es inseparable del derecho de crédito, no pudiendo transmitirse ni
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enajenarse aisladamente del crédito que asegura. Así el derecho de retención no garantiza una
especial responsabilidad del deudor en caso de incumplimiento, sino que consiste en una
medida disuasoria del eventual incumplimiento. A nivel doctrinal se indica que el derecho de
retención es una garantía primaria o primitiva y se trataría como un residuo del tomarse la
justicia por su mano (aforismo que reprueban la mayoría de ordenamientos modernos).
Sin embargo, su eficacia disuasoria es innegable y, por tanto, su aplicación práctica es
frecuente y reiterada.
Supuestos legales
Como se dijo, no es el derecho de retención una facultad atribuida al acreedor legalmente (sólo
en ciertos casos), ni tampoco el CC lo regula de manera unitaria y sistemática, ni establece
como una facultad generalmente reconocida al acreedor de la relación obligatoria, sino de
forma casuística, esto es, en casos concretos y particulares.
Los supuestos fundamentales contemplados en el CC:
a) La retención de la cosa mueble o inmueble por el poseedor de buena fe mientras no sean
abonados los gastos necesario, el precio de adquisición o la cantidad prestada al
transmitente de la posesión.
b) La retención de la cosa usufructuada (mueble o inmueble) en favor del usufructuario
cuando éste haya atendido a la realización de reparaciones extraordinarias.
c) El derecho de retención otorgado a quien haya ejecutado una obra en cosa mueble
mientras no le sea abonada.
d) La facultad de retener, correspondiente a mandatarios y depositarios en tanto no se les
abone cuanto se les deba a causa del mandato o depósito.
e) El derecho de retención otorgado al acreedor pignoraticio, extensible a la hipótesis de que
el deudor contraiga una segunda deuda antes de haber pagado la primera.
Estos supuestos no son los únicos posibles, pues existen otros, basados en normas de otras
instituciones (no CC) en cuyo régimen jurídico el derecho de retención es un componente más.
Debe quedar claro, que debido a la inexistencia de una regulación general, el CC excluye la
analogía en relación con el derecho de retención.
Origen
Pese a que su formulación típica sea de origen legal, no está excluido del ámbito de la
autonomía privada, como cláusula o estipulación concreta de un contrato.
Dicha conclusión se extrae de la regla general establecida en el art.1.255 CC, sobre la
inexistencia de norma concreta alguna sobre la cuestión y dada la falta de regulación unitaria
de la figura.
Efectos
Por su inexacta regulación es difícil sistematizar sus efectos, pero la consecuencia fundamental
que puede predicarse con carácter general del derecho de retención estriba en dilatar la
entrega, restitución o devolución de una cosa, mientras quien tiene derecho a reclamar no
cumpla con la obligación que le atañe. En cuanto a su eficacia, si su origen es convencional no
se le debería atribuir eficacia erga omnes (salvo en los casos en que los terceros hubiesen
podido conocer la existencia de la retención). si su origen es legal no hay una respuesta
general, pues se estará a lo establecido en la regulación específica.
El derecho real de prenda conlleva la retención de la cosa pignorada y además, en caso de
incumplimiento, la posibilidad de que el acreedor proceda a la realización del valor de la cosa.
El retentor, no puede satisfacerse promoviendo directamente la enajenación de la cosa
retenida. Por tanto, en el caso que el deudor no cumpla, el retentor no dispone de otra vía que
no sea la de actuar judicialmente.
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b) Función liberatoria.
c) Función penal. De pena cumulativa.
Según nuestro Código Civil la estipulación que tiene por objeto el establecimiento de una
cláusula penal desempeña con carácter general un papel garantista del cumplimiento de la
obligación.
La pena cumulativa
Supuestos en que el acreedor, una vez incumplida la obligación reclama simultáneamente la
pena fijada por las partes y además el cumplimiento de la obligación. Se habla de pena
cumulativa en cuanto la reclamación del acreedor acumula, adiciona o agrega la pena y el
cumplimiento.
Requiere el Código que la naturaleza cumulativa de la cláusula penal “haya sido claramente
otorgada”. No siendo necesario que la pena cumulativa se haya establecido expresamente,
pues en muchos casos se puede deducir de la propia obligación principal, pero en caso de que
el carácter cumulativo no se desprenda claramente de la relación obligatoria, existiendo duda al
respecto, primará el carácter sustitutivo de la cláusula penal.
Un subtipo particular de la pena cumulativa de especial interés es la pena moratoria,
frecuentísima en el tráfico cotidiano, sobre todo en los contratos de obra. Suele consistir en la
fijación de un tanto alzado por períodos temporales de demora que se fija como valoración
anticipada de los daños ocasionados por el retraso y que es exigible, por principio, junto con el
cumplimiento de la obligación.
La multa penitencial
También conocida como multa de arrepentimiento. La fijación de la pena en este caso
desempeña una función contraria a la finalidad propia de la cláusula penal, pues en vez de
estimular o incitar al cumplimiento de la obligación, la multa penitencial permite al deudor
liberarse de la obligación constituida mediante el abono de la pena o multa establecida.
La multa penitencial constituye un supuesto concreto de obligación con cláusula facultativa que
técnicamente hablando no agrava la responsabilidad del deudor en caso de incumplimiento,
sino que le permite dejara de cumplir la obligación principal o garantizada, sustituyéndola por la
prestación de la pena.
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Arras confirmatorias.
En determinadas ocasiones, la existencia de las arras equivale a la entrega de una cantidad de
dinero a modo de señal o parte del precio con objeto de reforzar la existencia del contrato o a
constituir un principio de ejecución del mismo. En tales casos se habla de arras confirmatorias
(papel probatorio de la celebración de un determinado contrato). Nuestro CC no se ocupa en
absoluto de ellas, quizás por el hecho que habían sido recogidas previamente en el Código de
Comercio.
Su existencia no altera la dinámica natural de las relaciones contractuales; pues en caso de
cumplimiento operarán como cantidad a cuenta del precio. En caso de incumplimiento,
seguirán desempeñando el papel de cantidad a cuenta en relación con el precio o con la
indemnización por daños y perjuicios.
Las arras confirmatorias desempeñan una función diversa de la cláusula penal (su función
sustitutoria, sirve como valoración anticipada de los daños causados), pues las arras
confirmatorias no excluyen la necesaria fijación de la indemnización y, por consiguiente,
constituyen un mero anticipo de ésta.
Arras penitenciales
De utilización normalmente en sede de compraventa, pero se puede utilizar en otro tipo de
negocios.
Las arras penitenciales (art. 1.454CC) consisten en la entrega de una cantidad de dinero por
uno de los contratantes, pero en el entendido de que cualquiera de las partes contratantes
puede desistirse del contrato celebrado, perdiendo las arras el que las haya entregado o
devolviendo el doble de las mismas el que las haya recibido. Dado que permiten a las partes
desistir del contrato, también son denominadas arras de desistimiento.
Las arras penitenciales no representan estímulo alguno para el cumplimiento de la obligación
correspondiente, ni constituyen garantía alguna contra el incumplimiento. Todo lo contrario,
pues pueden identificarse con el precio de la posibilidad de desistimiento del contrato
celebrado.
Arras penales
Desempeñan una función estrictamente penal en el caso de que la entrega dineraria realizada
tenga por objeto definir un quantum indemnizatorio que, establecido para el caso de
incumplimiento del contrato retendrá quien las haya recibido. El CC no las regula, pero doctrina
y jurisprudencia consideran que pueden nacer de la autonomía contractual. Son posiblemente
las de mayor indefinición, pues en toda su medida depende del pacto establecido por las
partes.
Se requiere, que esté excluido el pacto de desestimiento y que, en consecuencia, las partes
puedan reclamar el cumplimiento de las respectivas obligaciones; siendo por el contrario
discutible la operatividad de la suma entregada en relación con el cumplimiento y el
incumplimiento. En caso de cumplimiento desempeñan el mismo papel que las confirmatorias
(parte del precio). Caso de incumplimiento operan de forma similar a la cláusula penal
sustitutiva, discutiéndose si son el techo máximo de la indemnización.
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1) La dación o entrega de las cantidades en que consisten las arras se considera efectiva en
todos los supuestos de arras.
2) La entrega de las arras debe tener lugar en el momento de celebración del contrato.
3) Generalmente, se indica que las arras tienen siempre origen voluntario. Para Lasarte,
relativamente cierto, pues otras disposiciones legales consideran a las arras o la señal
como requisitos inexcusables de otros contratos o actos jurídicos, aunque utilizan
denominaciones distintas (p.e., la fianza).
Dejando siempre a salvo la libertad de las partes para su establecimiento y configuración, los
tipos de arras antes considerados no tienen una importancia práctica pareja, ni son
contemplados por la jurisprudencia desde un prisma igualitario. Las arras penales son las más
raras y escasas.
Pese a que la diferencia entre las arras confirmatorias y las penitenciales resulte clara en
teoría, en la realidad de los casos conocidos por los Tribunales la cuestión dista de ser clara.
Por lo general, el TS se pronuncia a favor del juego de las arras confirmatorias, considerando
que la calificación de arras penitenciales ha de ser objeto de interpretación estricta o restrictiva,
para su aplicación se requiere que, “por voluntad de las partes, claramente constatada, se
establezcan las arras”.
Responsabilidad general
Opera en todas las obligaciones, asegurando su cumplimiento y siendo un medio general de
protección del derecho de crédito. Mientras el incumplimiento no se produzca, la
responsabilidad patrimonial universal queda en mera potencialidad; producido el
incumplimiento y concurriendo todos sus presupuestos, la responsabilidad patrimonial puede
comenzar a actuar efectivamente.
Responsabilidad personal
El deudor responde con todos sus bienes, presentes y futuros. Por tanto, el objeto de la
responsabilidad es el patrimonio del deudor.
La responsabilidad patrimonial universal es calificada como responsabilidad personal, para
diferenciarla de la responsabilidad real, término con el cual se designan supuestos de
responsabilidad de bienes específicos, con independencia de la persona que sea su titular. Y el
punto de referencia que permite determinar el conjunto de bienes que quedan afectos a la
responsabilidad patrimonial universal es la persona responsable; por tanto, se somete a esa
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Responsabilidad universal
La universalidad sirve para precisar que es todo el patrimonio del deudor el que potencialmente
se puede encontrar afecto a hacer frente a las responsabilidades en que incurra su titular. Si el
deudor debe responder por una cuantía que no puede ser cubierta por sus actuales bienes, no
por eso se extingue su responsabilidad, sino que ésta perdura en la medida de lo insatisfecho.
Además, la universalidad se refiere a que cualquier elemento del patrimonio del deudor puede
ser agredido por los acreedores en la exigencia de esa responsabilidad. Cuando nos referimos
a todo el patrimonio del deudor se debe hacer bajo una perspectiva de proporcionalidad, pues
sería desproporcionado que, por una deuda de exiguo valor, se pudiera ejecutar todo el
patrimonio del deudor; por tanto, serán objeto de embargo, los bienes suficientes para cubrir la
cantidad. Además, la ley determina que los bienes imprescindibles para la supervivencia del
deudor serán inembargables (mínimo inembargable).
En cuanto al hecho de que puede ser objeto de la responsabilidad cualquier objeto del
patrimonio del deudor, funcionan en nuestro Ordenamiento los llamados beneficio de orden y
beneficio de excusión real. De acuerdo con estos, la ley clasifica los posibles bienes
integrantes en diferentes categorías, atendiendo a su más fácil realizabilidad y menor
importancia para su titular, disponiendo que sean agredidos primeros los más fácilmente
realizables y menos importantes o imprescindibles.
Presupuestos de responsabilidad
En la fase inicial del iter de la relación obligatoria, la responsabilidad patrimonial universal se
encuentra en fase de potencialidad.
Será necesario la concurrencia de un conjunto de requisitos para que sea exigible la
responsabilidad patrimonial:
a) Preexistencia de una obligación. De carácter elemental. Si no se debe no se responde. La
obligación puede ser frente de un contrato, Ley, cuasicontrato o acto ilícito (fuentes de las
obligaciones). Pero, cuando la obligación nace de un acto ilícito puede haber confusión con
la responsabilidad civil extracontractual, pues de lo que realmente nace es la obligación de
reparar el daño causado y dependiendo de esta obligación, se encuentra presente la
responsabilidad patrimonial universal.
b) Es preciso que la obligación haya sido incumplida; y además el incumplimiento sea
imputable al deudor.
c) El incumplimiento debe haber producido daño y este debe ser reparado.
La concurrencia de todos estos requisitos o elementos, supone que el deudor queda obligado a
reparar el perjuicio provocado al acreedor como consecuencia del incumplimiento.
El acreedor podrá solicitar el cumplimiento por el método de la ejecución forzosa específica o
que la reparación sea in natura.
Cuando la obligación de reparar se refiere a cuestión dineraria, los acreedores –según lo
legalmente establecido– podrán utilizar la vía de apremio.
Cuantía de la responsabilidad
La regla elemental es que se responde en la cuantía del montante de la obligación a
indemnizar. Solamente podrán ejecutarse bienes suficientes para cubrir la responsabilidad, la
suma a cubrir mediante la ejecución forzosa dineraria o genérica en la que se determine al
cifrar el monto de la indemnización.
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Efectividad de la responsabilidad
La efectividad de la responsabilidad patrimonial universal implica el concurso de la autoridad
judicial. Los acreedores carecen del poder de agredir directamente el patrimonio del deudor, no
pudiendo adoptar más medidas de fuerza que las autorizadas por el ordenamiento,
coincidiendo con la llamada vía de apremio.
El acreedor tiene derecho a reclamar en nombre del deudor los bienes o derechos que éste
último se niega a ejercitar –caso del deudor pasivo–. Constituye una facultad legal del acreedor
que le permite ejecutar derechos del deudor en su beneficio, cuando no tenga otro medio de
hacer efectivo su derecho de crédito (regulada en el art. 1.111 CC, que tiene carácter
subsidiario).
Según el CC el acreedor no podrá ejercitar la acción subrogatoria sino a acreditado
previamente la insuficiencia de los bienes del acreedor, aunque el TS ha reconocido al
acreedor la posibilidad de ejercitar la acción y acreditar la insuficiencia de manera simultánea.
La acción subrogatoria no es un supuesto de subrogación, pues el acreedor actúa en nombre
propio. El art. 1.111 CC excluye de la acción los derechos inherentes a la persona del deudor
(los conocidos como derechos personalísimos).
Ejercicio y efectos
El acreedor, al ejercitar la acción subrogatoria de forma satisfactoria no puede cobrarse
directamente su derecho de crédito, sino que lo obtenido mediante el ejercicio de la acción
habrá de considerarse integrado en el patrimonio del deudor, beneficiando a todos los
acreedores por igual, con la excepción de que alguno de ellos ostente derecho preferente
La acción directa
El acreedor puede dirigirse directamente contra el deudor de su deudor para evitar la pasividad
de éste último –caso de actitud pasiva del deudor–. En este supuesto, lo obtenido no ha de
pasar por el patrimonio del deudor intermedio.
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Supuestos y efectos
La Ley no atribuye la acción directa al acreedor con carácter general, sino en algunos
supuestos concretos:
El ejemplo paradigmático: la posibilidad de dirigirse directamente contra el asegurador,
que se le concede a la víctima de un accidente automovilístico.
La acción directa es más ventajosa para el acreedor que la acción subrogatoria, sobre todo
porque favorece de forma inmediata a quien la ejercita, sin beneficiar a los restantes
acreedores del deudor aunque tengan créditos preferentes.
Efectos
El tercero adquiriente puede ser de buena o mala fe:
a) De buena fe. Desconoce la intención o ánimo fraudulento del deudor. La transmisión no
puede ser revocada o rescindida, quedando limitada la eficacia de la acción pauliana a la
obligación de indemnizar que recaerá sobre la persona del deudor fraudulento.
b) De mala fe. El tercero puede haber sido partícipe de fraude. La posición del adquirente no
será protegida, quedará obligado –ante una rescisión– a devolver lo adquirido o en último
término a indemnizar a los acreedores.
Causas de preferencia
a) Preferencia privilegiaria. Créditos que disponen de un privilegio. Este privilegio constituye
una cualidad especial del crédito que se atribuye legalmente (antaño podía ser personal,
pero esto desaparece por aplicación del principio de igualdad).
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Orden de prelación
Lo realiza el CC de una forma casuística, utilizando los siguientes criterios generales:
a) La causa de la preferencia. Los de origen documental serán siempre de peor grado que los
preferentes que tienen su origen en privilegios o garantías reales. Entre estos 2 últimos, el
CC otorga la prelación de forma indistintamente (en función del supuesto concreto).
b) La generalidad o especialidad del crédito preferente. Estos grupos se identifican como:
1. Créditos preferentes de carácter especial. Afectan de forma especial a un determinado
bien (mueble o inmueble).
2. Créditos preferentes de carácter general. Inciden de manera general sobre el
patrimonio restante del deudor.
c) La antigüedad. En caso de concurrencia dentro de un mismo grupo, de diversos créditos
preferentes, el CC otorga prelación al más antiguo de ellos (principio de prioridad
temporal).
Enumeración de supuestos
La determinación casuística de tal grupo de créditos preferentes viene dada en el artículo 1922
CC: "Con relación a determinados bienes muebles del deudor, gozan de preferencia":
1º Los créditos por construcción, reparación, conservación o precio de venta de bienes
muebles que estén en poder del deudor, hasta donde alcance el valor de los mismos.
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Aquí se agrupan dos tipos de crédito, los procedentes de contrato de obra u otros similares y
los originados por venta de bienes muebles a plazos o con precio aplazado. En estos casos "se
requiere que los bienes muebles estén en poder del deudor", es decir, que no hubiesen pasado
a ser propiedad de un tercero por cualquier motivo.
2º Los garantizados con prenda que se halle en poder del acreedor, sobre la cosa empeñada y
hasta donde alcance su valor.
En este caso la preferencia se admite incluso cuando el bien mueble pignorado (por voluntad
de las partes o decisión judicial), se encuentre en posesión de un tercero como mero
depositario.
3º Los garantizados con fianza de efectos o valores, constituida en establecimiento público o
mercantil, sobre la fianza y por el valor de los efectos de la misma.
Pese a que CC hable de fianza se trata de evidente e indiscutiblemente de un crédito
pignoraticio
4º Los créditos por transporte, sobre los efectos transportados, por el precio del mismo, gasto y
derechos de conducción y conservación, hasta la entrega y durante treinta días después de
ésta.
El CC, es obvio que exige que los bienes muebles transportados se encuentren en manos del
propio transportista o de quien reciba la mercancía. Y el Código comercio establece el pago al
transportista por el consignatario en un plazo de 24 horas y en caso de retardo éste podrá
exigir la venta judicial de los bienes en cantidad suficiente para cubrir el precio del transporte y
los gastos.
5º Los de hospedaje, sobre los muebles del deudor existentes en la posada.
Debe considerarse que una vez que se encuentre fuera del establecimiento hostelero la
afección debe considerarse decaída.
6º Los créditos por semillas y gastos de cultivo y recolección anticipados al deudor, sobre los
frutos de la cosecha para que sirvieron.
Aquí afecta a toda adquisición relacionada con todos los productos necesarios para la
actividad, si bien queda excluido los créditos derivados del trabajo de peones y cuadrilla
7º. Los créditos por alquileres y rentas de un año, sobre los bienes muebles del arrendatario
existentes en la finca arrendada y sobre los frutos de la misma.
Si los bienes muebles sobre que recae la preferencia hubieren sido sustraídos, el acreedor
podrá reclamarlos de quien los tuviese, dentro del término de treinta días contados desde que
ocurrió la sustracción.
Se refiere tanto a las fincas urbanas como rústicas por el quantum máximo de las rentas de un
año. Este límite encuentra su razón de ser en que se presume que el arrendador diligente
reclamará las rentas adeudadas antes de transcurrir dicho plazo temporal.
Enumeración de supuestos
Los supuestos los enumera el CC en el Art. 1923: "Con relación a determinados bienes
inmuebles y derechos reales del deudor, gozan de preferencia:
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1º Los créditos a favor del Estado, sobre los bienes de los contribuyentes, por el importe de la
última anualidad, vencida y no pagada, de los impuestos que graviten sobre ellos."
La vigencia de este número es hoy día dudosa y en todo caso muy relativa. El código plantea
que la contribución territorial rústica y urbana otorga al Estado una indiscutible posición de
supremacía en orden a la preferencia en el cobro, calificando tales créditos como preferentes
especiales; por el contrario, los créditos derivados de los impuestos establecidos a favor de las
provincias y los municipios serán simplemente "créditos preferentes generales."
2º Los créditos de los aseguradores, sobre los bienes asegurados, por los premios del seguro
de dos años; y, si fuere el seguro mutuo, por los dos últimos dividendos que se hubiesen
repartido.
El carácter preferente de los créditos de los aseguradores tiene una raigambre histórica. La
razón de ser de semejante preferencia hoy en día comienza a ser discutida ya que se trata de
entidades que realizan un negocio nada aleatorio.
3º Los créditos hipotecarios y los refaccionarios, anotados e inscritos en el Registro de la
propiedad, sobre los bienes hipotecados o que hubiesen sido objeto de la refacción.
El carácter preferente de los créditos hipotecarios nace de la constitución de la hipoteca,
garantía real que afecta especialmente sobre los bienes en que recae y que se encuentra
gobernada por la Ley Hipotecaria.
4º Los créditos preventivamente anotados en el Registro de la propiedad, en virtud de
mandamiento judicial, por embargos, secuestros o ejecución de sentencias, sobre los bienes
anotados, y sólo en cuanto a créditos posteriores.
Ej. Un acreedor, tras identificar e individualizar bienes inmuebles del deudor que se encuentran
libres, consigue trabarlo y a través del consiguiente mandamiento judicial logra anotarlo en el
folio registral de la finca, lo que hace de información para cualquier interesado del embargo.
En general, prevaldrán los créditos anotados respecto de cualesquiera otros créditos originados
con posterioridad a la fecha de la propia anotación de embargo
5º Los refaccionarios no anotados ni inscritos, sobre los inmuebles a que la refacción se
refiera, y sólo respecto a otros créditos distintos de los expresados en los cuatro números
anteriores.
En el caso de los créditos refaccionarios que no hayan sido anotados ni registrados, dichos
créditos ocuparán en el último escalón o grado de los créditos de preferencia especial.
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Los créditos preferentes de carácter especial afectan a un determinado bien que, una vez
ejecutado, sirva para pagar a sus titulares conforme a las reglas apenas vistas.
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Según el art. 1.887 CC son cuasicontratos los hechos lícitos y puramente voluntarios, de los
que resulta obligado su autor para con un tercero y a veces una obligación recíproca entre los
interesados. Además, los cuasicontratos son fuente de las obligaciones.
El CC identifica como cuasicontratos a la gestión de negocios ajenos y al cobro de lo indebido.
La pretendida categoría es fruto de un error histórico (Señalada en STS de 21 de junio de
1945). La doctrina se pronuncia en contra de que ésta categoría sea fuente de las obligaciones
(afirmación que sí se contiene en el art. 1.089) por carecer de fundamento alguno.
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La obligación de restitución
La consecuencia fundamental del pago de lo indebido es que el accipiens tiene la obligación de
restituir. El alcance y extensión objetiva de la obligación de restitución depende de la buena o
mala fe del accipiens. Hay que tener presente que la obligación de restitución desaparece
cuando el de buena fe lleva a cabo cualquiera de los actos siguientes:
1. Inutilización del título correspondiente al derecho de crédito.
2. Dejar transcurrir el plazo de prescripción sin reclamar el crédito (por entenderlo ya
pagado).
3. Abandono de las prendas.
4. Cancelación de las garantías de su derecho.
En cualquier caso, el error del solvens no debe conllevar el perjuicio del acreedor de buena fe,
que conforme a las reglas generales de diligencia y del comportamiento honesto, una vez que
entiende haber cobrado realiza actos liberatorios de su deudor.
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El enriquecimiento injusto
Antecedentes
El sistema romano clásico perfiló una serie de acciones tendentes a procurar que, en ningún
caso, se produjeran situaciones de enriquecimiento patrimonial que se encontraran privadas de
causa y fundamento. Tales acciones recibieron el nombre de condictio (condictiones). Una de
tales acciones fue la condictio sine causa, llamada posteriormente condictio sine causa
generalis. En las Partidas aparecía expresamente la previsión de que “ninguno debe
enriquecerse torticeramente con daño de otro. Llegado el momento de la codificación no se
reguló específicamente en el Code Civil ni en los siguientes Códigos, y posteriormente la
doctrina de los correspondientes países debatió sobre la existencia o no de la prohibición del
enriquecimiento injusto. Hoy en día la doctrina se pronuncia en favor de la existencia de una
regla jurídica o de un principio general del Derecho que prohibe el enriquecimiento injusto; a la
que ha contribuido decisivamente la jurisprudencia del TS.
Desde el punto de vista doctrinal, la tesis favorable a la existencia de una regla excluyente del
enriquecimiento injusto se ha visto fortalecida por el hecho de que las codificaciones más
recientes, que no siguen los patrones del Código Civil francés, han regulado expresamente la
prohibición del enriquecimiento injusto. Así lo hizo el BGB y diversos Códigos europeos (suizo,
italiano de 1942, portugués vigente, etc.).
En nuestro país, con ocasión de la reforma del Titulo preliminar del CC 1973/74, ha sido
recibido legalmente en el art. 10.9 aunque sólo sea para fijar la norma aplicable en los
conflictos de Derecho internacional privado. En el enriquecimiento sin causa se aplicará la ley
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Merece una especial atención, la opinión e interpretación que del art. 1901 CC hace el profesor
Lacruz (compartida por Lasarte), que entiende que dicho artículo contiene el entronque
normativo de la acción general de enriquecimiento. Propone Lacruz la división en 2 partes del
art. 1.901 CC:
1ª. Establece la presunción de error (en relación inmediata con el pago de lo indebido).
2ª. Relativa a la firmeza de determinados desplazamientos patrimoniales.
En conclusión: Cualquier prestación hecha sin causa alguna que la justifique (absolutamente
indebida), puede ser reclamada por quien la realizó, por cuanto lo prestado sólo puede ser
conservado por el accipiens mediando liberalidad u otra causa justa.
Presupuestos
De la abundante jurisprudencia se extraen los siguientes requisitos:
a) El enriquecimiento. La noción de enriquecimiento puede identificarse con cualquier acto o
hecho que genera un incremento patrimonial para el enriquecido, por tanto, un aumento del
valor de su patrimonio.
b) La inexistencia de causa. Se trata de que no exista hecho, acto o situación alguna que
justifique el desplazamiento patrimonial; una razón de ser que, además de ser lícita, lo
justifique.
c) El empobrecimiento. La noción de empobrecimiento representa la contrafigura del
enriquecimiento antes analizado. Se trata de que el enriquecimiento injusto se produzca
precisamente a costa del patrimonio del favorecido. Es decir que debe haber una relación
causal: «El empobrecimiento de una de las partes y el enriquecimiento de la otra deben
encontrarse estrechamente interconectados o ser entre sí interdependientes, como la
jurisprudencia exige reiteradamente».
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Tema 16. La responsabilidad extracontractual (Es posible que de este tema entre alguna
pregunta en el examen)
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Tema 17. La responsabilidad subjetiva o culposa por hechos propios (Es posible que de
este tema entre alguna pregunta en el examen)
Este capítulo se desarrolla a partir de la glosa del art. 1.902CC, que condena a la reparación
del daño a todo aquel que provoque daños a otro, pero sólo y cuando haya intervenido culpa o
negligencia.
La ilicitud o antijuridicidad
Para que la acción u omisión produzca obligación de reparar el daño es necesario que sea
ilícita o antijurídica –contraria a Derecho–, en principio, todo acto u omisión que cause daño
otro, se presume que es antijurídico, y sólo dejará de serlo cuando concurre a favor de sujeto
responsable alguna de las causas que excluyen la antijuridicidad, quedando exonerado de
responsabilidad el sujeto actuante, estas causas sería en las siguientes: Los casos de legítima
defensa o estado de necesidad, el consentimiento o la culpa de la víctima y el correcto ejercicio
de un derecho. De hecho, son las causas de justificación que establece el CP en su art. 20.4,
20.5 y 20.7, teniendo en cuenta la concurrencia de sus respectivos requisitos.
Con respecto al daño, el Código y la jurisprudencia reiterada exige la existencia y prueba del
daño para la indemnización de daños y perjuicios. El daño debe ser ante todo real, cierto y
existente. El daño moral es indemnizable siempre que sea real y demostrado.
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La prueba de la culpa
Es una característica de la responsabilidad extracontractual la prueba de la culpa. La
jurisprudencia dejó claro desde tiempo atrás que el actor ha de probar la culpabilidad del
demandado. No obstante, se ha producido un giro y el TS ha terminado por establecer que sea
el sujeto supuestamente responsable quien haya de acreditar haber actuado sin culpa.
Tema 18. La responsabilidad indirecta o por hecho ajeno (Es posible que de este tema
entre alguna pregunta en el examen)
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responsabilidad por hecho o acto ajeno pueden conllevar que la exigencia de responsabilidad
civil recaiga sobre las siguientes personas siguientes:
a) Los padres. Por los daños causados por los hijos que se encuentren bajo su guarda.
b) Los tutores. Por los daños causados por los menores o incapacitados que estén bajo su
autoridad y con quienes convivan.
c) Los comerciantes o empresarios. Por los daños causados por sus empleados o
dependientes.
d) Los educadores o los titulares de determinados centros docentes.
e) El Estado cuando obra por mediación de un agente especial.
No obstante, Lasarte opina, en clara oposición a la doctrina mayoritaria, pues considera que el
criterio de esta es de clara insostenibilidad si se atiende a razones de justicia material. En esta
línea también se pronuncia en los últimos tiempos el TS, que ha declarado reiteradamente que
el art. 1.903CC tiene un carácter meramente enunciativo. Así, y desde esta perspectiva, serán
posibles otros supuestos de responsabilidad por hecho ajeno, que conlleva que exista entre el
responsable y el agente del daño una relación de subordinación o de particular custodia o
vigilancia.
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Tema 19. La responsabilidad objetiva o sin culpa (Es posible que de este tema entre
alguna pregunta en el examen)
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c) Los objetos arrojados o caídos. El artículo 1910 establece que el cabeza de familia que
habita una casa o parte de ella es responsable de los daños causados por las cosas que se
arrojen o caigan de la misma.
La víctima del daño, una vez acreditada la relación de causalidad, puede reclamar
directamente al cabeza de familia la reparación del daño causado. Todo y que la expresión
cabeza de familia se encuentra hoy en día desfasada, es válida, pues por ella hemos de
entender habitante de la casa.
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públicos, que por encontrarse sometidos a la Ley –al igual que los ciudadanos–, deben
responder civilmente de los daños que pudieran ocasionar a terceros.
El hecho que supone la estructuración del Estado autonómico y el incremento de las AAPP con
la creación de las CCAA no ha significado que el sistema de responsabilidad de todas las
AAPP sea una cuestión reservada a la competencia legislativa exclusiva del Estado. Esto se
pone de manifiesto con la Ley 30/92, que regula entre otros temas, la responsabilidad de las
AAPP y de sus autoridades y demás personal a su servicio.
Tema 20. La reparación del daño causado (posible que salga alguna pregunta en el
examen)
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a) La restitución.
b) La reparación del daño.
c) La indemnización de perjuicios materiales y morales.
Además, el CP establece la reparación del daño podrá consistir en obligaciones de dar, hacer o
de no hacer que el juez o tribunal establezca atendiendo a la naturaleza del daño y a las
condiciones personales y patrimoniales del culpable, determinando si han de ser cumplidas por
el mismo o pueden ser ejecutadas a su costa.
En cuanto a la cuantía de la indemnización y sus topes, por sus especiales características, nos
referiremos a los establecidos en la circulación de vehículos a motor.
De hecho, en este tipo de indemnización es común que ante casos idénticos o de sumo
parecido, unos Jueces sean sumamente alegres cuando fijan la cuantía y otros excesivamente
parcos.
Este hecho provoca el debate sobre la fijación de topes indemnizatorios, alegando que de esta
forma se conseguiría una mayor agilidad e inmediatez en la resolución de las controversias, así
como el incremento de acuerdos transaccionales entre víctima y responsable.
Prescripción de la acción
Según establece el Código, la acción para exigir la responsabilidad civil por las obligaciones
derivadas de la culpa o negligencia de que se trata en el art. 1.902 CC –desde que lo supo el
agraviado– prescribe por el transcurso de 1 año; y por extensión se puede aplicar el mismo
criterio para todas las obligaciones extracontractuales reguladas por el Código Civil. Dicho
plazo no es aplicable de forma indiscriminada a otros supuestos de responsabilidad civil
regulados por disposiciones legales específicas, como por ejemplo: la ley de navegación aérea
–lo reduce a seis meses–; la ley de energía nuclear –lo amplía a diez o veinte años–; etcétera.
No obstante, es una evidencia que el plazo de 1 año constituye el parámetro natural de
referencia en la materia.
Llegado la situación del caso en que una regulación legal concreta de un supuesto de
responsabilidad civil no prevea el plazo de prescripción, este acaecerá transcurrido 1 año
desde que pudo ejercitarse la acción. Únicamente se presenta la excepción de los casos de
supuestos de responsabilidad civil dimanante de delito, donde de forma recurrente y
reiteradísima, el TS ha consagrado la aplicación del plazo general de 15 años establecido en el
art. 1.964CC.
En cuanto al cómputo del plazo, la regla general del art. 1.968.2CC lo establece desde el
mismo momento en que lo supo el agraviado. Esta regulación será de difícil aplicación en el
caso de delitos continuados –en particular casos de lesiones corporales–, donde la difícil
determinación médica hace que el plazo de prescripción no comience a computarse hasta el
momento en que resulta factible determinar con certidumbre el alcance de la indemnización. La
jurisprudencia establece acertadamente que el dies a quo para el cómputo del plazo
prescriptivo ha de ser el referido al momento en que se conozcan de modo definitivo las
consecuencias del quebranto sufrido, de acuerdo con el alta médica.
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