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Cuando se habla de crónica, se refiere usualmente a un género narrativo doble, en parte literario y en
parte periodístico, puesto que no posee las libertades de imaginación de la ficción literaria, pero emplea
abundantemente sus recursos formales para abordar sucesos y personajes reales, verídicos y
comprobables. Gabriel García Márquez, célebre periodista y escritor colombiano, definía la crónica como
“un cuento que es verdad”.
Los orígenes de la palabra crónica se remontan al griego kroniká, vocablo proveniente
de kronos (tiempo), ya que alude a una narración ordenada según su línea temporal. Por eso las primeras
crónicas que se conoce eran, justamente, relaciones de hechos ordenados según el momento histórico,
semejantes a diarios íntimos o a reportajes.
La crónica se hizo popular en el ámbito periodístico a partir del llamado Nuevo periodismo estadounidense
(New Journalism), que consistió en una generación de reporteros y escritores de vanguardia, dados al uso
de este género para refrescar el rostro del periodismo. Con ello pudieron invertir la tradicional pirámide
informativa del paradigma de Harold Lasswell, que establecía la obligación de toda noticia debe contener
de entrada toda la información pertinente, y después el contenido adicional. La crónica, en cambio,
propone el camino inverso, como hacen los relatos literarios.
Actualmente existen debates académicos en torno a si la crónica es o no un género literario, o periodístico.
Fuente: https://concepto.de/cronica/#ixzz65vxYDplj
https://www.revistafactum.com/las-10-mejores-cronicas-latinoamericanas/
http://www.informauva.com/los-diez-mejores-libros-de-cronicas-periodisticas/
«Elaborar una crónica es un acto muy costoso, al menos como yo la entiendo: es decir, una crónica es un
gran reportaje muy bien escrito, un gran trabajo de campo con entrevistas, documentos y la suerte de ser
testigo y cuyo relato no aburra. Ello supone semanas o meses de dedicación, un editor cómplice del
cronista, una historia en la que los protagonistas cambian ante los ojos de su autor y donde el azar actúa
sobre la realidad, y también lecturas. Todo eso es lo que yo llamo una buena crónica. Otra cosa es dar a
algunas páginas de un periódico cierta amenidad, cierto cuidado de la prosa, incluso cierto vuelo poético,
todo eso lo puedes hacer sin necesidad de salir a la calle. Pero una crónica, cuando es ambiciosa, exige un
trabajo tan delicado como atlético».
– Julio Villanueva Chang